La noche se acercaba sin consideración dejando a todos en la oscuridad que era alumbrada por faroles de autos y luces de los postes. Tanto Mayuzumi como Mibuchi caminaban en silencio sin siquiera dirigirse una mirada. Reo no sabía si tendría que soportar más la quietud que denotaba el pelo gris, calmado como siempre, aun cuando el asunto era serio, bastante serio. Mayuzumi mantenía su mirada fija al frente, su cabeza era un revoltijo que no parecía tener ni patas ni cola, pensaba en la mejor manera de decir el asunto que deseaba aclarar, pero entre más se preguntaba eso, peor era en embrollo.
Al llegar por uno de los puentes para transeúntes que encaminaban sus pasos hacia la otra acera por encima de los autos, Reo se detuvo, no podía soportar más sin saber qué pasaba, sin enterarse de la razón por la que Chihiro le escogió, quería respuestas honestas.
- ¿Por qué quieres tener un compromiso conmigo? – como siempre, Reo, fue directo al punto que le interesaba, no pensaba moverse del lugar hasta obtener una respuesta. Mayuzumi, quien se había detenido a observarle a dos pasos de distancia, miró de reojo los carros que pasaban desde su izquierda y salían en la derecha, sin prestarles atención, pasaban sin saber lo que sucedía, justo como Mibuchi con sus sentimientos.
- No es por el trato, si eso es lo que crees.
- ¡Entonces, ¿por qué?! – Mibuchi alzó la voz, estaba perdido, no sabía qué pensar. Bajó la mirada, no podría seguir con eso, le dolía saber que todo eso era parte de un compromiso arreglado, que solo fuera amor de mentira, y que el otro se hubiera dado cuenta de lo que le pasaba con él cuando pasaba a su lado o lo pensaba.
- Mibuchi, tranquilízate. – Mayuzumi trató de acercarse con pasos cortos, sin embargo, se vio detenido por la mirada del pelo negro, tragó saliva, nervioso por lo que diría. – Verás – su voz sonaba tranquila, pero en realidad trataba de evitar que el temblor le invadiera también la garganta. – Desde ahora quiero aclarar que esto no es por conveniencia de las empresas, la verdadera razón por la que comenzó el compromiso es porque… Porque me gustas.
Reo abrió los ojos en sorpresa, sus manos temblaban al pensar que estaba en un tipo de sueño o que el otro le estuviera gastando una broma de mal gusto, muy mal gusto si le preguntaban. Entrecerró los ojos sin creer las palabras de Mayuzumi, no creía que eso estuviera sucediendo, no porque no confiará en el pelo gris sino porque no creía que su amor no correspondido fuese tan sencillo. En cierta manera pareciera que le gustaba complicar las cosas.
* * * *
Seguía el paso del pelirrojo mientras se preguntaba una y otra vez el lugar a donde lo llevaría. Miraba alrededor, conocía Tokio casi por completo ya que uno de sus pasatiempos favoritos era andar paseando por ahí para comprar lo que le llamaba la atención, andaban por una de las áreas en las que él solía pasar para llegar de uno de los centros comerciales que más visitaba a su casa.
- Disculpe, Akashi-kun… amm, ¿A dónde vamos? – Furihata no estaba acostumbrado a llamar de ese modo a Seijuro, pero desde que se habían encontrado en la estación cuando esperaban a Reo éste le había pedido que dejará de añadir el “san” con él.
- Ya te lo he dicho, es una sorpresa. – La diversión en la voz de Akashi no sabía cómo interpretarla, pero tampoco podía decir que le incomodará. Siguió al pelirrojo quedándose atrás, puesto que acostumbraba a caminar a un ritmo menos acelerado, así que por ello mismo cuando se quedaba atrás daba algunos pasitos rápidos para alcanzarlo.
Seijuro, que notó aquel gesto, se vio enternecido por aquello, así que comenzó a caminar más lento a pesar de que quería seguir viéndolo repetir la acción. Por alguna razón, que desconocía, le agradaba la idea de ser un poco malo con el castaño, pareciera como si cada vez que estaba cerca de él tuviera el impulso de hacerle algo que le avergonzará. Además de eso, últimamente en su mente se había estado presentando con más ahínco su otra personalidad, muchas veces lograba entre ver entre los recuerdos que el otro escondía con tanto recelo, y se sorprendió bastante cuando logró saber que había mantenido una conversación hasta altas horas de la noche con Kouki, aunque aún no sabía de qué habían hablado.
- P… Pero pronto tendré que volver a casa – Kouki agradeció en silencio que bajará la velocidad puesto que estaba empezando a cansarse. – Además de que Mibuchi-san se quedará en mi casa, así que debemos encontrarnos antes de que sea muy tarde.
- No tienes por qué preocuparte, de hecho, no es seguro que se quede a dormir a tu casa. – Aseguró Akashi mientras caminaba, él estaba completamente seguro de que sus dos compañeros de equipo arreglarían sus asuntos. – Ya hemos llegado – avisó el pelirrojo una vez que estuvieron frente a la puerta del lugar.
Furihata miró sorprendido el establecimiento, era uno de los parques más grandes que había en la ciudad, el parque Sankaku, obviamente ya había ido con anterioridad, pero nunca lo había hecho de noche por lo que las brillantes lucecitas que adornaban los postes eran nuevas para él, además de que el ambiente era algo completamente distinto a lo que estaba acostumbrado. Seijuro le miró con una pequeña sonrisa al darse cuenta del brillo en los ojos del castaño, su rostro estaba resplandeciente y sintió como su corazón se aceleró con solo ver ese pequeño gesto.
Tomó la mano de Kouki para llevarlo dentro, pasaron por los pasillos que mostraban grandes árboles que se decoraban con luces en sus troncos, los faroles al estilo victoriano le daban al lugar cierto encanto y, al menos para Furihata, romanticismo digno de fotografiar. Luego de unos pasos, Kouki se dio cuenta de a dónde iban y sintió más nerviosismo, cosa que el pelirrojo notó.
Akashi sujetó la mano del otro en la suya para llevarle hasta el pequeño puentecillo que conectaba con un kiosco de madera color blanco, el lago que lo rodeaba resplandecía con las luces que le decoraban haciendo que se sintiera más privacidad al no tener mirones cerca.
- Amm… Akashi-kun… este lugar… - no sabía cómo explicarse, pero le parecían extrañas varias cosas, como, por ejemplo, el hecho de que estuviera abierto al público, pero que nadie estuviese; también estaba que la decoración no le parecía algo que pusieran en un parque sin que fuera alguna ocasión festiva. No obstante, no podría decir que le molestase, de hecho, toda la escena le hacía tener algunas ideas para las historias que iba escribiendo poco a poco, e inclusive las que aún estaban en espera.
- Pensé que podría ser de tu gusto. – El pelirrojo volteó a mirarle con calidez, cosa que nunca antes había sucedido, sin embargo, aun sentía que sucedía algo que no podía comprender. <<En primer lugar, ¿por qué razón estamos aquí? Creí que iríamos al cine o a comprar algo que necesitaba…>> la mente de Furihata se llenaba de dudas por la situación en la que se encontraban, mientras pensaba le seguía el paso al emperador quien parecía no querer soltarle.
- ¿Acaso no es de tu agrado, Kouki? – ser llamado por su nombre le sacó de sus pensamientos, ¿ahora le llamaba por su nombre? Eso le parecía extraño, por lo que alzó la vista, que había estado manteniendo sobre los reflejos del agua mientras cruzaban el puentecillo, hallándose con que parecía haberse presentado la otra personalidad de Seijuro.
Casi por inercia su cuerpo comenzó a temblar al sentir la mirada sobre él, ¿por qué era diferente el otro? Se suponía que eran la misma persona, entonces ¿era normal ponerse más nervioso con uno que con otro? Kouki no estaba seguro, pero siendo sinceros no deseaba saberlo. – N… No es que no me… Guste – Los ojos de Furihata evitaban por completo la mirada heterocromática que poseía el pelirrojo, sentía que si decía algo incorrecto no viviría para contarlo, aunque si lo pensaba correctamente, anteriormente se había llevado bastante bien con él. – Es solo que… me ha sorprendido que… que te presentases.
Seijuro supo de inmediato a qué se refería el de Seirin, y es que tampoco estaba planeado para el otro que él apareciera, pero él deseaba estar un tiempo con Furihata, no estaba seguro de la razón, lo único que sabía era que quería hablar más con el castaño, que platicarán como la vez anterior en la que durmieron bajo la misma habitación.
- ¿Te molesta? – soltó la mano que sostenía de Kouki. No sabía qué pensar, se suponía que dejaría hablar a Furihata mientras él le escuchaba admirando los gestos que solía hacer cuando contaba algo que le interesaba, de alguna manera, sin haberle visto directamente, se había estado conteniendo para salir de nuevo, quería evitar hacer algo sin razón alguna, pero no pudo hacerlo al tener una oportunidad como esa.
Kouki, sintiéndose culpable de haber lastimado al otro sin querer, se acercó a éste un poco, de manera tímida, rascó su nuca un tanto avergonzado por no saber qué decir exactamente. – No… No es eso, es solo que me has tomado de… de sorpresa. En realidad, me agradas mucho… amm… porque podemos hablar de muchas cosas. – Sonrió sinceramente pues lo que le decía era verdad. De alguna manera, este Akashi podía mantener una charla de casi cualquier tipo, pero Kouki en ocasiones se preguntaba si también sería capaz de hablar sobre los Boys Love, era una pequeña curiosidad que desde hacía un tiempo quería saciar, pero que no se atrevía.
- Ya veo – de cierta manera, saber eso le hacía sentir un alivio en el pecho que no sabía que podía albergar. Se acercó a una de las orillas del kiosco al que habían llegado para observar el agua a la lejanía, puede que su otro yo haya planeado eso y que él se viera como un aprovechado por haberle quitado la oportunidad de estar con Furihata, pero eso poco le importaba si podía ser él quien pasaba tiempo con el castaño. – Mira, en esa parte de allá se dice que están unos peces que pueden brillar en la oscuridad. – señaló al otro extremo del estanque, sabía el nombre de los peces, pero al tener cerca al de Seirin y lograr rozar sus hombros, su mente se había puesto completamente en blanco, como si todo el conocimiento que tenía se hubiese derrumbado y desaparecido sin dejar rastro.
Furihata se inclinó, curioso por ver a dichos animales, pero dada la distancia lo único que sus ojos miraban era el agua con algunos reflejos de luz de los árboles, aun así la curiosidad no le era indiferente, invitándole a acercarse un poco más, a esforzarse para lograr ver aquellos peces que le explicaba Akashi.
- Ten cuidado. – Seijuro le sujetó de la cintura para evitar que llegase a caer al agua. Furihata se sobresaltó y bajo la mirada sintiéndose avergonzado por su infantil comportamiento y la torpeza que le caracterizaba, comenzó a sentir su rostro caliente dándose cuenta de que seguramente se hallaba rojo por la vergüenza. La mano sobre su cintura se aferró más en está acercándole involuntariamente al cuerpo contrario. – No quiero que caigas, sería peligroso.
Levantó su rostro, aun cuando sentía que estaba rojo, y miró directamente a Seijuro a los ojos. Le observó por varios segundos, haciendo que el pelirrojo se sintiera nervioso por primera vez frente a alguien. – Tus ojos son… diferentes. – Fue apenas un susurró, pero gracias a la cercanía que tenían Seijuro pudo escucharle.
- Se le llama Heterocromía completa. – Explicó con facilidad, estaba acostumbrado a que ciertas personas le mirarán por esa peculiaridad en sus ojos. – Es cuando tienes un ojo de diferente color que el otro. Existen otros tipos en los que solo hay rumores de otro color, pero la mía es completa. - ¿Le daría miedo su mirada? No se le haría extraño, después de todo casi había apuñalado a su compañero de equipo, además de que solían decirle los de su equipo que su mirada era muy pesada.
- Nunca había escuchado de eso. – Furihata le observó con evidente curiosidad, había algo en aquellos ojos que le parecía que fuese otra persona a la que miraba. – Pero… Es distinto, es decir, no solo en cuanto al color de ojos. No sé cómo explicarlo, pero… Es como si en verdad fueran dos personas completamente distintas. – El castaño sonrió al poder lograr explicarse, eso era lo que le había estado rondando la cabeza. – Pero es algo muy…
- ¿Extraño? – Akashi ya esperaba algo así, pero no pensó que Furihata lo diría tan directamente. El otro negó sin hacer desaparecer la sonrisa que segundos antes se había pintado en sus labios.
- Quiero decir… extraordinario.
La sonrisa de Furihata se ensanchó y casi inmediatamente atrapó la atención completa de Akashi, éste le observó detenidamente, era la primera ocasión en la que alguien le decía esas palabras; nunca le habían insultado o criticado por sus ojos, pero sabía que había rumores de él, cosa a la que no le tomó importancia realmente. Pero ahora estaba este chico diciéndole directamente que sus ojos dispares le parecían extraordinarios, sintió su rostro arder y la idea de que probablemente se sintiera avergonzado pasó por su cabeza.
Todo pasó casi por inercia, como si ya estuviese planeado por ambos. Seijuro se acercó lento a su rostro y Furihata no retrocedió, se quedó ahí estático sin alejarse y acercándose sin saberlo siendo hipnotizado por aquel par de ojos que tanto le llamaron la atención. Ambos cerraron sus ojos cuando sus labios lograron tocarse. Todo tan mágico. Único para los dos.