Extra:
Yo también quiero atención: MayuMibu
A pesar de que los libros que contenían los estantes de la habitación no eran de su completo gusto, ya llevaba un poco más de la mitad leía del que había tomado prestado. Mayuzumi se sentía un poco disgustado por el hecho de que su novio no le prestase la atención que deseaba por tener que estar escribiendo un capítulo del nuevo fanfic que subiría.
Reo se mantenía entretenido, pensando en la mejor manera de poder seguir con la parte del sexo en el fanfic “AkaFuri” que tanto había estado pensando desde la ocasión en la que se había quedado a dormir en la casa del castaño. Desde que había tenido oportunidad de poder publicar su historia, había recibido varios mensajes instándole a que prosiguiera, aunque también hubo otros que delataba si desacuerdo con la pareja llamándola: “nada compatibles”, “es imposible”, entre otras cosas; algo que Mibuchi prefería ignorar.
- Mibuchi. – Llamó el pelo gris desde la silla cercana a un escritorio que poseía su novio. Éste, sin dirigirle la mirada siguió escribiendo desde su cama con la laptop entre sus piernas cruzadas.
- ¿Mn? – Llevaba ya cinco capítulos escritos, de los cuales solo uno había tenido tiempo de subir a su página puesto que los exámenes de mitad de año en su preparatoria estaban próximos y no podía tener un resultado bajo, en el club de baloncesto no se lo permitirían, además de que tampoco en el consejo estudiantil disciplinario tampoco.
- Llevas aproximadamente dos horas frente a la computadora, ¿no crees que es mucho? – Mibuchi detuvo los movimientos de sus de sus dedos, que hasta ese momento no habían parado de escribir, y alzó la mirada hacia Chihiro.
- ¿Qué quieres decir?
- Bueno, es que he venido porque quiero pasar tiempo juntos, pero tú solo estás ahí sentado pensando en cómo seguir con tu historia. Desde que una de las mucamas me trajo a tu habitación no me has prestado atención. – Mayuzumi se levantó de la silla dejando el libro de lado. No es que el pelo gris fuera alguien realmente alguien especialmente cariñoso, pero mentiría si no dijera que le molestaba el hecho de ser puesto a un lado. – Comprendo perfectamente que debes estar al pendiente de tus historias, pero – caminó hasta el pelo negro que intentaba saber a dónde llegaría esa conversación, Reo era consciente de que su pareja era bastante bueno con la palabrería. Por ello mismo se sobresaltó un poco cuando el otro se sentó detrás de él, rodeándole con sus piernas mientras con sus manos le abrazaba de la cintura. – En lugar de solo escribir, ¿Por qué no lo intentamos nosotros?
Mayuzumi sabía que Mibuchi estaba escribiendo la parte “candente” de la historia, o al menos una de las muchas que seguramente pondría, no por nada había estado leyendo lo que publicaba, además de que últimamente le había estado ayudando para poder instar a Akashi que dé el siguiente paso con el castaño. Todo tenía un fin, ya que, aunque para Reo todo pareciera un juego, el pelo negro planeaba muy bien sus cartas, si se esforzará un poco más seguramente podría alcanzar a su capitán, o al menos lo comprendería mejor.
Acomodándose en los brazos del mayor, Reo cerró su computador para poder prestarle la debida atención a su pareja, no sin antes presionar Ctrl+S para guardar lo que llevaba del documento, y recargó su cabeza sobre el hombro del otro.
- Tienes razón, puede que me sirva de inspiración. – Bromeó sabiendo cómo terminaría esa conversación.
- ¿Harás que me ponga celoso por tu historia? – inquirió sin mucha seriedad Mayuzumi, absorto en la sonrisa burlona que le despedían los labios rosados de Mibuchi en ese momento. Concentrando sus manos en acariciar el abdomen por sobre la ropa del escolta de su equipo, tomó con una de sus manos el aparato que le quitaba atención y lo colocó con precaución en el suelo, siendo ya experimentado en no dejarlo caer, aunque fuera a corta distancia, eso si quería evitar los reproches de su novio.
- ¿Se puede? – a pocos segundos de haber respondido con una pregunta, Mibuchi sintió el roce en sus labios, roce que le provocaba a refunfuñar por más contactos, ansioso por probar los labios adictivos de Chihiro.
- ¿Quieres intentarlo? – Chihiro, no acostumbrado a bromear, solía seguirle la corriente al otro puesto que le parecía divertido impacientarlo con la calma y lentitud con la que solía tomarlo. Descendió con sus labios hasta el cuello contrario, besó corto en cada resquicio que esa posición le permitía mientras que sus manos se encargaban de calentar e incitar el cuerpo sostenido.
- Me gustaría, ¿a ti no? – Abriendo los ojos, Reo sonrió ladino, bromeando e intentando hacer que el pelo gris se sintiera impaciente por acelerar las cosas. Cosa que no pareció dar resultado, por ende, despegó su espalda del pecho contrario para darse la vuelta y lograr besarlo con más fogosidad.
- Por supuesto. – Aceptó el mayor al mismo tiempo que le tomaba de la cintura con ambas manos, dejándose llevar por el beso que le imponía Reo, perdido en el cosquilleo que le daba en la punta de los dedos por sentir la piel del otro de manera directa. Mientras se encargaba de seguir el ritmo que le instaba Mibuchi, Mayuzumi se encargó de comenzar a despejar el cuerpo contrario de los ropajes que llevaba consigo, ropa sencilla para estar en casa que fácilmente podía pasar como pijama, pero que a Chihiro le gustaba por ser sencillo retirarla.
Reo empujó suavemente al otro sobre la cama, y cuando sintió que su camisa era levantada hasta un poco más arriba de su abdomen, se separó del fogoso beso que llevaba a cabo para, bajo la atenta mirada del mayor, retirársela por encima de la cabeza. Una pequeña sonrisa acompañó su inclinación de cuerpo sobre Mayuzumi, sintiéndose ansioso por seguir con el apego de sus cuerpos.
Con ambas manos sostuvo el delgado, pero bien formado, cuerpo de Mibuchi, perdiéndose en su cuello, hombro y clavícula con besos y leves mordidas que lograban excitar a su novio. Reo se ocupaba de marcar la blanca piel de Mayuzumi, perdiéndose en las sensaciones que le hacían querer nublar sus pensamientos. Chihiro, con movimientos rápidos, comenzó a retirar el pantalón del pelo negro, ansioso por tener completamente a su merced.
Mibuchi, entendiendo el propósito de su pareja, se levantó para permitir que las únicas prendas que le quedaban fuesen retiradas, dejándose al descubierto por completo ante los ojos de su amado. Tomó asiento sobre las piernas del otro, dejando una pierna a cada costado del pelo gris, y su miembro, semi despierto hasta el momento, fue engullido por la mano de Mayuzumi logrando sacarle un jadeo entre impresionado y excitado al otro.
Chihiro comenzó a mover su mano en un lento vaivén admirando los gestos de placer que provocaba en su novio, y sintiendo cómo su propia entrepierna comenzaba a lastimar al sentirse encerrada en su pantalón. Con su lengua delineó la barbilla del pelo negro, saboreando el sudor de éste, deleitándose en los jadeos que provocaba en él.
Su cuerpo tembló, cosa que solo sucedía cuando estaba con Chihiro, así que se sostuvo con ambas manos de los hombros contrarios mientras su erección era atendida, aunque no le gustaba mucho la idea de ser solamente él quien disfrutará del encuentro, sabía que pronto también Mayuzumi se adentraría al placer.
Y más temprano que tarde, como si hubiese leído sus pensamientos, Mayuzumi desabotonó su propio pantalón para dejar libre la erección notable que tenía. Mibuchi, observando cómo se acomodaba mejor el pelo gris con unas almohadas detrás de su espalda, lamió sus propios dedos para luego llevarlos a su entrada y comenzar a dilatarse bajo la atenta mirada de Chihiro, quien no parecía querer perderse ni un solo detalle.
- Hoy estás bastante impaciente. – Comentó con seguridad el chico sombra a la vez que le tomaba por los muslos para acercarle más a su entre pierna.
- ¿Es eso malo? – respondió de manera juguetona, sintiéndose bastante anhelante por sentirle dentro de él.
- Para nada. Me parece perfecto. – Mayuzumi, acercando su miembro despierto por completo, entró con lentitud en Reo. Con fuerza en los dedos, y dejándolos casi marcados en la piel del escolta, hizo descender y sentar por completo al otro sobre él. Un ligero gruñido salió de sus labios, dando a conocer que le agradaba la sensación de ser envuelto por las paredes internas del otro.
- ¡Mng! – La espalda de Mibuchi se arqueó ligeramente por la intrusión que le hizo estremecer de pies a cabeza. Una vez que supo que Chihiro se encontraba completamente dentro de él, se dedicó a besarle los labios con hambre y gula desmedida, sujetándole del rostro para evitar que se fueran a despegar de aquel húmedo encuentro.
Con movimientos sutiles y lentos, Chihiro movió la cadera del otro para comenzar las pequeñas embestidas que no tardó en dar una vez que se separó lo suficiente de sus glúteos. El pelo gris se encargó de prestar atención en el pecho sensible de su novio, lamiendo y succiones los botones que le invitaban a seguir con su tarea, al mismo tiempo que seguía embistiendo lentamente al otro.
Tras unos cuantos minutos, Reo, sintiéndose acostumbrado a la anchura de su pareja, aceleró el ritmo de los brinquitos que llevaba a cabo sobre el miembro de Mayuzumi, y que le llevaban a tener una oleada de placer en toda su columna. Buscó con desesperación la boca ajena y cuando pudo unirse con ella, no tardó en jugar con la lengua del otro, dejando que explorase su boca hasta lo último. Ahogó un ligero gemido tras notar que las embestidas que, minutos antes, eran lentas, ahora se empeñaban en adentrarse con fuerza en él, perdiéndolo en un éxtasis que pronto llegaría.
Mayuzumi, perdido en el placer que le envolvía la sensación de arremeter con fuerza y mayor velocidad en el interior de Mibuchi, apretó con fuerza las caderas de éste y mordió con fuego arrollador el labio de éste, logrando excitarle más y sintiéndolo en el interior del mismo.
Al poco tiempo, Reo sintió cómo su miembro se endurecía avisándole que el clímax pronto llegaría. Aun besando a su novio, comenzó a tocarse a sí mismo para poder llegar al momento culminante, y con esto apretar con mayor fuerza el miembro que entraba en él. Ambos chicos jadearon cuando eyacularon al mismo tiempo, Mibuchi recargó su frente sobre el hombro de un agitado Chihiro, quien le sostuvo de la espalda.
- Creo que… esto me ayudará. – Anunció Mibuchi despegándose de abrazo y recostándose a lado de Mayuzumi estando completamente confundido este último.
- ¿De qué hablas?
- Sobre mi historia, esto me ayudará para poder seguir. – Aclaró con una sonrisa Mibuchi, como si fuera lo más obvio. Mayuzumi, sintiéndose impactado por las palabras del pelo negro soltó un suspiro, rindiéndose ante su novio, mientras se dejaba caer por completo sobre la cama, cubriendo parte de su rostro con su antebrazo.
- Solo me utilizas. – Susurró el pelo gris en un bufido. Reo se acercó para darle un corto beso luego de haber recogido su laptop.
- No es verdad, no lo hago siempre. – Respondió con cariño, acomodándose a su lado para volver a abrir el documento en el que escribía minutos antes.
- Me pregunto si Furihata hará lo mismo que tú.
Mibuchi río, divertido por lo que decía su pareja. – Por supuesto. Solo que no lo hace tan descaradamente como yo. – tras guiñarle el ojo al pelo gris, se dispuso a seguir escribiendo, dejando a Mayuzumi preguntarse si el castaño, hijo de ambos, sería capaz de ello. Si era de esa manera, tendría que hablar seriamente con el cachorro que tenían.