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Fundashi-kun por FruttiKouki

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Notas del capitulo:

¡Otra vez estoy aquí! He aquí el capítulo 2 de este Fanfic que no tiene razón de existir pero aun así existe (¿?). Espero les guste

¡Nos leemos abajo!

- Aquí tiene su café, señor – dijo con voz suave la mesera mientras dejaba una taza en la mesita que se encontraba frente a Akashi Seijuro.

- Gracias – se limitó a responder ignorando la clara mirada de coqueteo que le enviaba la chica que lo atendía. Siguió fijando su mirada en la pantalla de su laptop negra. Definitivamente los reportes mensuales era lo que más odiaba en su trabajo. Solo porque su padre le había puesto cierta responsabilidad de una de las empresas que comenzaban su crecimiento se veía obligado a seguir en ese café cutre -para su opinión- después de haber terminado las tareas de la preparatoria.

Las miradas que sentía sobre su persona lograban incomodarlo en gran manera. La mirada de las señoras que se hallaban a dos mesas a su derecha y que miraban de manera disimulada al pelirrojo para después murmurar unas cuantas cosas. Tampoco soportaba la mirada de las chicas del local que parecía que lo devoraban con solo la mirada. Y lo que menos soportaba era los murmullos de la bola de sujetos -la mayoría chicas- que se hallaban en una esquina. Solo eran un montón de otakus raros de los cuales desconocía por completo el tipo de conversaciones que tenían. Estaba harto, eso era seguro.

El tintineó de la puerta sonó avisando que un nuevo cliente había llegado. “¡Genial! Más gente insoportable” fue lo primero que pensó sin despegar la mirada de las estadísticas que estaba llevando a cabo en ese momento.

- ¡Furihata-kun! – se escuchó decir en voz alta a una chica de cabello negro corto. – Me alegra que ya hayas llegado, por un momento pensé que no podrías llegar o que te perderías. Supongo que las calles de Kioto son muy distintas a las de Tokio ¿no? – siguió hablando la joven a la vez que pasaba su brazo por los hombros del aludido.

- Per… perdona por preocuparte Megumi-san. Es solo que en cierto punto me perdí y no quería causarte más problemas – respondió el castaño con voz nerviosa al igual que la sonrisa que le presentaba a su amiga. – Además de que me siento un poco intranquilo. No estoy seguro que los demás estén satisfechos con que haya sido yo quien escribió esos fanfics que dicen que tanto les gustan – terminó de hablar mientras jugaba con sus dedos sintiéndose apenado por la confianza con la que lo abrazaba la chica.

- No te preocupes por ello. Ellos de seguro te amarán tanto como yo – sonrió para brindarle más confianza a Kouki quien correspondió la sonrisa más calmado – Bueno, será mejor que te los presente, están muy ansiosos por conocer a un escritor tan bueno como tú – dijo a la vez que llevaba de los hombros al chico.

Akashi alzó la mirada de la pantalla para observar al dúo que pasaba a su lado. El chico de hebras castañas, que acompañaba a la única joven que no se le había insinuado, pasaban a su lado y aquellos anteojos de lentes grandes y contorno grueso le daba cierto aire de profesionalismo. Seijuro debía aceptar que la sonrisa que alcanzó a notar en el chico se veía bastante nerviosa y pareciera que quería salir de ahí inmediatamente. Grande fue su sorpresa al observar cómo era llevado hasta la mesa infestada de frikis. No pudo despegar la vista del pobre castaño pues pareciera que las personas que estaban sentados ahí se lo comerían con solo la mirada y de una manera muy distinta a como las chicas del café lo miraban a él.

- Bu… buenas tardes. Mi pseudo nombre es FuriKou. Un gusto conocerlos – soltó con una sonrisa tímida. Tomó asiento para luego ser invadido por preguntas que no lograba entender del todo ya que todos lo hacían a la vez.

- ¡Haber! – cortó con voz fuerte la chica del café – primero que nada, dejen que pida algo, hoy la casa invita a FuriKou – terminó de hablar con una sonrisa tranquila. Le acercó el menú al castaño recibiendo unos cuantos abucheos por parte de los demás lo cual hizo reír un poco al chico de lentes. Furihata miró la carta y pidió un capuchino de caramelo. La pelinegra anotó la orden y se dirigió a prepararlo.

Seijuro observaba todo de lejos. De algún modo le parecía conocido aquel chico sobre todo con esos nervios bastante visibles. En una servilleta anotó el nombre que había escuchado decir por parte de esté pues no sabía cómo un chico de su edad, a como había deducido, pudiera ser famoso y que él no lo conociera. Además, nunca estaba de más el tener contactos para poder pedir favores cuando lo necesitará.

                                               *                             *                             *                             *

- ¡Kawahara! – gritó en voz alta un pelinegro desde el banco frente a un Magi. Alzó su mano alto y sus acompañantes voltearon en dirección a donde saludaba. Con paso tranquilo se acercó el chico rapado respondiendo el saludo.

- Kagami y Kuroko, no creí que también vinieran – comentó con incertidumbre Kawahara al verlos sentados junto a su amigo.

- Claro que vendríamos, después de todo Kagami-kun ama demasiado las hamburguesas de este lugar – mencionó el pelo celeste sin expresión al mismo tiempo que se levantaba y provocando cierto fruncimiento de ceño por parte del más alto.

- Puedo decir lo mismo de ti con las malteadas, Kuroko – bufó el pelirrojo con molestia mientras lo miraba de reojo. Sonrió ladino al notar un leve signo de enojo en el más bajo.

<<Es tan fácil hacerlos enojar >> pensó Kawahara con una sonrisa mirando tal escena. – En ese caso será mejor que entremos – dijo para calmar el ambiente que comenzaba a tensarse entre la luz y la sombra.

- ¿No esperaremos a Furi? – cuestionó el As de Seirin deteniendo el paso tras los demás.

- Furihata no vendrá – dijo como si nada Fukuda quien se había mantenido callado hasta entonces. Miró la duda en el rostro de sus amigos y se encogió de hombros – dijo que tenía una reunión con sus admiradores en Kioto – soltó a la vez que entraba al local sin notar la furia que habían provocado sus palabras.

Mentalmente Kawahara se golpeó el rostro por lo estúpido que podía llegar a ser su amigo pelinegro. – No son exactamente sus admiradores – habló para llamar la atención los dos chicos que estaban con él afuera – solo que lo citaron a una reunión en Kioto, pero no es nada de lo que piensan – no podía decirles sobre los pasatiempos de su castaño amigo ya que esté les había pedido de favor que lo mantuvieran en secreto.

Sin mucha convicción entraron al restaurante pidiendo lo de siempre y sentándose en una mesa cerca de una esquina. El desconcierto aún permanecía en el dúo, aunque no se atrevían a preguntar nada a causa de que no se veía que alguno de sus otros compañeros fuera a decir algo.

                                               *                             *                             *                             *

Para que Akashi Seijuro se sorprendiera era difícil, todo lo tenía calculado y no creía en el azar o la suerte. Aun cuando algo lo impresionaba no se quedaba sin palabras y podía encontrar rápidamente una solución a ello. Pero algo completamente distinto era el saber que aquel tembloroso castaño se había enfrentado a su otro yo, aunque realmente eso no había sido lo que lo había dejado sin habla. Cuando había logrado terminar el reporte mensual que debía entregar a su padre sobre sus responsabilidades aprovecho para escuchar un poco de la conversación del 12 de Seirin que recordó minutos después de haberlo visto. Algunas palabras eran completamente desconocidas para él, tales como “fanfics”, “uke”, “seme” o “yaoi”. Todas esas palabras dichas por diferentes personas del grupo que rodeaba al chico de lentes, las cuales anotó en la misma servilleta bajo en pseudo nombre de FuriKou y se preguntó de por pura casualidad seguían hablando el mismo idioma.

La impresión e incredulidad se notaba en su rostro, aunque trataba de retener tales expresiones, pero no podía creer que aquello que leía lo haya escrito un chico, un hombre, varón. Y mucho menos ese tipo tan tímido que tenía sentado a unas mesas.

“Con ambas manos tocó con suma delicadeza la delgada cintura del amor de su vida, de aquel que iluminaba cada día de su oscuro existir. – Tetsuya – lo llamó en un susurro mientras acortaba la distancia que tenían hasta poder sellar aquella promesa con un dulce y tierno beso que provocaba al otro a corresponderle. – Kagami-kun… - respondió su acompañante, y ahora pareja, al pelirrojo. Esté negó con suavidad y una ligera sonrisa y los ojos cerrados. – Llámame Taiga – respondió ante el desconcierto de su pareja fijando su mirada en aquellos orbes azules como el océano que le invitaban a navegar en ellos para perderse y en realidad era lo que más deseaba en ese momento.

Tetsuya sentía que ahora podía estar tranquilo entre los brazos de su luz y que nada podría dañarlos o separarlos, a pesar de estar a media guerra con el reino de Akashi Seijuro y ser perseguidos por los espías de Aomine Daiki para obtener de nuevo a Kuroko. Soltó un suspiro y deseo con todo su corazón haber podido entregarse en cuerpo y alma a aquel a quien amaba, pero ya era demasiado tarde, su vida terminaba ahí, aunque le consolaba el saber que había logrado ser amado tanto como él lo hizo. – Taiga… Te amo – dijo con el último aliento de vida que le quedaba para luego dejar caer su peso en el pecho del pelirrojo quien lloraba por la pérdida de aquella persona que había logrado amar por primera y última vez.”

Parpadeó un par de veces tratando de hallar una respuesta convincente ante aquella anécdota. << Cabe la posibilidad que se trate de algún tipo de obra teatral o quizás solo utilizo los nombres de sus compañeros porque no se le ocurrían otros >> negó ante las tontas excusas que pensaba, sabía perfectamente que no era así ya que la historia que había leído se trataba claramente de su amigo Kuroko y su rival Kagami. También notó que Aomine se hallaba dentro de aquel escrito y según había leído esté deseaba tener a Tetsuya para él y no era exactamente en un término amistoso. Le sorprendió bastante el leer inclusive su nombre, pero no le agradó la manera en la que lo describió, si bien, sabía que tiempo atrás se había comportado como un maldito al utilizar a los demás como simples peones, pero ahora había cambiado por completo y esa mentalidad ya no estaba albergada en él.

Soltó un suspiro y una nueva pregunta se formuló en su cabeza << ¿Acaso Kagami Taiga y Kuroko Tetsuya mantenían una relación amorosa?>> la sola idea lo descolocó por completo. Por alguna razón no se podía imaginar ese tipo de escenario, pero no negaría que la cercanía que tenían estos desde el primer año de preparatoria era bastante afectuosa. Aunque, ahora que lo pensaba, Daiki había tenido también ese tipo de amistad con la sombra. Recargó sus codos sobre la mesa y cubrió su rostro en frustración. Su cabeza, que calculaba hasta el más mínimo detalle, era un revoltijo y no podía creer que un simple chico de su edad lo había provocado con tan solo una de las varias historias que estaban escritas en aquella página. Además de que solo había logrado investigar la primera palabra que había anotado, no quería pensar en cómo sería el saber lo que las demás significaban y temía el que fueran igual o peor que el simple pseudo nombre del castaño. – Tranquilo Seijuro, solo es un chico que por alguna razón escribe este tipo de historias que nunca lograrás comprender – se dijo a sí mismo pensando en que la siguiente vez que viera a su amigo pelo celeste le preguntaría el tipo de relación que tenía con el tigre.

El sonido de un celular lo sacó de sus pensamientos y alcanzó a divisar a Furihata salir del local con el teléfono en mano. Apagó su computador y lo guardo en su mochila junto con la servilleta que contenía aquellas palabras que había anotado. Se dirigió a la caja para pagar y salir de ese recinto. Su frente dolía a causa del estrés que se le había acumulado junto con la impresión que se había llevado minutos antes.

- En este momento estoy con unos amigos, pero no sé si podré alcanzarlos cuando me vaya – se escuchó la voz del castaño a unos pasos de la entrada. - ¿están seguros? No es necesario que me esperen, podríamos ir otro día a pasear – siguió hablando con el teléfono pegado a la oreja. Soltó una risita divertido y asintió – está bien, llegaré haya como en una o dos horas. Solo debo despedirme. Dile a Kagami que no vaya a acabar las hamburguesas del lugar y a Kuroko que tenga cuidado con las malteadas – bromeó para después despedirse y entrar al café.

Sus pasos se vieron interrumpidos al casi chocar con la persona que salía del lugar. – Oh, disculpa – dijo educadamente sin mirar al susodicho para después caminar dentro del local. Sintió un jaloneó en su muñeca y rápidamente volteó un tanto molesto por detenerlo – Oye, que… - las palabras se quedaron ahogadas en su garganta al ver aquella cabellera roja y los ojos que sentía que le atravesaban el alma – A… Akashi… - susurró entre asustado y sorprendido.

- Irás a ver a Kuroko en este momento – afirmó el emperador mirándolo seriamente y sintiendo como el más bajo comenzaba a temblar bajo su agarre. De pronto recordó el tipo de historias que escribía este chico y lo soltó rápidamente – disculpa – murmuró con desconcierto ante sus propias palabras.

- No, está bien – respondió nervioso el castaño para después aclararse la garganta – sobre… - volvió a carraspear – sobre la pregunta. Así es, en unos minutos regresaré a Tokio para encontrarme con él – dijo tratando de calmar el temblor de su propia voz pues le sorprendió el que el pelirrojo lo reconociera.

- En ese caso me gustaría que le avisarás que necesito hablar urgentemente con él sobre un asunto de suma importancia. Que trate de comunicarse conmigo lo antes posible – habló el emperador con severidad pensando en la mejor manera de cuestionar al pelo celeste sobre su nuevo descubrimiento del chico que tenía delante y por qué le había pedido eso si tenía el número de celular de Kuroko. << Que importa ya. Ahora que le he dicho que lo haga no puedo decirle que siempre no>> pensó e hizo una ligera inclinación de cabeza hacia Kouki para después retirarse.

                                               *                             *                             *                             *

- Por favor, Kagami, eso es completamente imposible – decía entre carcajadas Fukuda mientras sostenía su hamburguesa. Kawahara a su lado se notaba con cierto nerviosismo que no fue percibido por los que estaban con él en la mesa.

- No estoy bromeando, fue así como sucedió. Además, Kuroko también estaba ahí – soltó en defensa el pelirrojo señalando a la sombra de Seirin que se limitaba a beber del vaso de malteada que tenía en las manos – fue bastante escalofriante – continuó a la vez que se abrazaba a sí mismo mostrando un gesto de desagrado – cuando logramos salir de la tienda juré no volver a comprar zapatos ahí – negó con su cabeza repetida veces.

- Eso pasa porque Kagami-kun suele llamar mucho la atención – soltó el más bajo dejando su vaso en la mesa – aunque creo que ese era el tipo de chico ideal para Kagami-kun – terminó de hablar con tono de burla mirando de reojo al tigre que se hallaba a su lado.

- ¡Ja! Quisieras. Que sea más atractivo que tú debería preocuparte Kuroko – sonrió el pelirrojo devolviendo aquella mirada de desafío a Tetsuya.

- Pareciera que fueran gays – dijo riendo divertido el pelinegro para después seguir comiendo su hamburguesa provocando un respingo en los otros tres chicos.

- Que… ¿Qué cosas dices, Fukuda? – bromeó Kawahara mientras le palmeaba la espalda a su amigo – no le hagan caso, chicos. Este tipo está medio tonto – continuó notando la mirada sorprendida de la luz y sombra << ay Fukuda, solo a ti se te ocurre decir semejante estupidez cuando son más que obvios >> pensó con nerviosismo el rapado.

- ¡Furi! – llamó el pelirrojo alzando el brazo para que el castaño, quien apenas ingresaba al restaurante, pudiera verlos – creí que tardarías más – comentó una vez que Kouki se sentó a un lado de Fukuda.

- Bueno, es que no quería que estuvieran mucho tiempo esperándome – respondió con una sonrisa nerviosa mientras rascaba su mejilla pues pensaba que quizá sus amigos se hubieran molestado por haber tenido que detenerse ahí más tiempo del que tenían planeado. – Bueno, aprovechando que aún no terminan pediré algo yo también - 

Furihata se levantó para ir a la caja y por ello mismo no notó las caras de tranquilidad y regocijo en los rostros de la luz y sombra de su equipo a causa de aquella sonrisa que les había dedicado segundos antes. Fukuda se hallaba perdido en su comida mientras pensaba en que debió haber pedido también unas papas para acompañar su hamburguesa. Y por ello mismo fue solamente Kawahara quien alcanzó a notar aquella expresión en sus compañeros de equipo.

- ¡Oh! Por cierto, casi lo olvido – volvió rápidamente el castaño hasta la mesa donde se hallaban los demás – Kuroko, Akashi-san me dijo que si podías comunicarte con él lo más pronto posible porque tenía algo muy importante que decirte – informó notando el fruncimiento de todos en la mesa de las cuales dos de ellas estaban confundidas y las otras con cierta molestia.

- Furihata-kun, ¿cómo es que Akashi-kun habló contigo? – pregunto el pelo celeste fingiendo tranquilidad, aunque la diminuta sonrisa que mostraba hacia el castaño pareciera más como fingida paz antes de una terrible tormenta.

- ¿eh?… ¿cómo…? - Kouki mordió ligeramente su pulgar y se encogió de hombros mientras pensaba en cómo explicar la situación sin que sus amigos supieran que había ido a una reunión de escritores de fanfics. – Amm… bueno lo que pasó es que me encontré con unos amigos en Kioto y fuimos a una cafetería y casualmente en esa misma se hallaba Akashi-san. Yo no me había dado cuenta por eso cuando ustedes me llamaron salí del lugar y cuando volví parece que Akashi-san me reconoció, así que de paso me pidió el favor de avisarte – terminó de hablar soltando un ligero suspiro de alivio y felicitándose mentalmente por haber logrado no causar sospechas.

Al ver los rostros del tigre y la sombra de Seirin se dio cuenta que estos no estaban muy convencidos de sus palabras. Rápidamente volteó hacia sus amigos de los cuales solo Kawahara logró comprender la mirada de auxilio que tenía su castaño amigo.

- Oh… ¡oh, cierto, Furihata! ¿cómo te fue con el encuentro casual con tus amigos de secundaria? – preguntó llamando la atención de los chicos que le rodeaban. Volteó a mirar a Kouki con una sonrisa nerviosa y abriendo los ojos mientras pensaba <<haz como que sabes de que te habló para que puedas salir de esta >>. 

Furihata, entendiendo el mensaje asintió levemente y respondió la sonrisa de igual manera - ¡Cierto! Amm… pues me fue bastante bien Kawahara, estuve platicando bastante con ellos de varios recuerdos de la escuela y… - carraspeó un poco al notar la intensa mirada que le daban Kagami y Kuroko – y también varios no pudieron presentarse – simuló un ligero tono triste que logró convencer casi por completo a ambos chicos. – Bueno, ahora sí. Iré a pedir algo de comer – avisó y se fue luego de que Fukuda le pidiera que de paso también comprará unas papas para él.

- En ese caso… - habló Kuroko levantándose de su asiento y con celular en mano – en un momento vuelvo, voy a llamar a Akashi-kun – anunció para después salir del lugar.

Cuando Kouki volvió traía consigo una bandeja que mostraba su pedido, una hamburguesa sencilla con un vaso de refresco acompañadas por papas, eso sin contar las papas extras que traía a petición del pelinegro. Tomó asiento en el mismo lugar y miró a los lados, todo esto bajo la atenta mirada del pelirrojo que se hallaba frente a él.

- ¿Y Kuroko? – cuestionó sacando un poco de sus casillas al tigre al notar la atención que daba a su amigo celeste.

- Salió para hablar por teléfono – termino respondiendo Fukuda mientras tomaba las papas que le correspondían.

- Vaya. Entonces debe de estar hablando con Akashi-san ¿cierto? – dijo el castaño con una sutil sonrisa preguntando a nadie en concreto. – Supongo que debe ser algo muy importante – observó a los chicos que estaban a su derecha y notó que ninguno de ellos le prestaba real atención al tema, Kawahara se entretenía con el celular mientras Fukuda bañaba de salsa de tomate sus papas, alzó la vista hacia el pelirrojo que yacía frente a él prestándole completa atención y sonrió ante el amable gesto – ¿o tú qué crees, Kagami? – indagó el más bajo llevando una papa a su boca para comerla al mismo tiempo que desenvolvía su hamburguesa.

Kagami, como si estuviera en un tipo de ensoñación, parpadeó algunas veces y asintió – Puede ser, realmente nunca se sabe con Akashi. Pero es seguro que tendrá algo que ver con la generación de los milagros y algún tipo de convocación – al decir la última palabra alzó sus manos moviéndolas ligeramente como si estuviera temblando haciendo énfasis en lo divertido que le parecía el decir aquella palabra en los labios de un chico de preparatoria.

- En ese caso, trata de no ir – dijo con severidad Furihata mientras lo miraba a los ojos y en sus manos ya estaba la hamburguesa lista para comerla. – No me gustaría que volviera a suceder los mismo de la última vez – el mismo rostro que Kagami miraba que se mostraba serio, palideció ante la sola mención del evento en el que se vieron envueltos al inició de la Winter Cup.

Taiga no pudo reprimir la risita que salió de sus labios y con el dorso de una de sus manos cubrió su boca – está bien, no necesitas preocuparte. Después de todo Akashi ya no da tanto miedo como antes – soltó con calma y notó como Kouki fruncía los labios en total desacuerdo mientras masticaba el bocado que había dado segundos antes. Se vio cautivado por aquellos finos y un poco regordetes labios que se movían al compás del movimiento de quijada del menor. Deseo limpiar con su propia lengua esos pequeños rastros de salsa de tomate y mostaza que habían quedado impregnados en las orillas de la boca del chico.

Se abofeteo mentalmente al darse cuenta que si hacía eso asustaría por completo a Kouki además de que los amigos de esté definitivamente lo alejarían y defenderían con uñas y garras de él. Así que, pensando en la mejor manera de ser precavido, tomó una servilleta del montón que le habían proporcionado al comprar y él mismo limpió los labios del castaño quien dio a notar su sorpresa seguido de un ligero sonrojo con la sonrisa tímida que le presentaba.

 - Gracias – murmuró con cierta vergüenza el más bajo al sentirse como un niño pequeño frente a su padre.

- Vaya, Kagami-kun es bastante rápido – se oyó la voz de Kuroko enfrente de la mesa y, como era de esperarse, logrando hacer sobre saltar a todos aquellos que se hallaban sentados. Sobre todo, al par que conversaba tranquilamente como si estuvieran en su propia burbuja.

- ¡Kuroko! No nos asustes de esa manera – llamó con fingida molesta el castaño observando como el susodicho retomaba su asiento a lado de Kagami. – Por cierto, ¿cómo te fue con tu charla con Akashi-san? – curioseó tomando el vaso de refresco para beber de este.

- Fue bastante extraño – optó por decir en respuesta la sombra. Al ver la confusión en las facciones de sus amigos siguió hablando. – Akashi-kun quería saber con detalle qué tipo de relación tenía con Kagami-kun y la que tuve con Aomine-kun –

La vista de la mayoría se tornó aún más confusa por tal declaración, pero sus cavilaciones en cuanto a la razón de dicha pregunta se vieron interrumpidas por la tos que tenía Furihata al casi ahogarse con su propia bebida. Una vez que se tranquilizó con la ayuda de Fukuda volteó la mirada a Kagami y Kuroko, cierto brillo se hizo presente en sus ojos y fue en ese momento que Fukuda y Kawahara se dieron cuenta del pensamiento de su amigo << Ya comenzó a planear una nueva historia… >> pensaron ambos en resignación mientras la sonrisa en Kouki se hacía más evidente, aunque la tratará de reprimir.  

Notas finales:

Lo acepto. El final de este capítulo no fue el mejor de todos, pero es que sinceramente no quería pasar a lo siguiente. Aun así espero que les haya gustado y me digan que pareja desean que gane (7w7r) aunque yo tengo más o menos una idea, pero no estoy segura aún. 

Nos leemos en el siguiente capítulo OwO)/"


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