No tardo mucho para que todos llegáramos hasta la increíble mansión. En cuando entramos, algunos subieron hasta sus cuartos para dejar las cosas que ese día habían ocupado en el colegio. Otros para colocarse ropa más cómoda. Según había escuchado los comentarios, mientras veníamos caminando, planeaban ir un rato al pequeño bosque que estaba detrás de la casa para acampar. Aprovechando que era viernes, podían darse ese pequeño descanso. Ya que a partir del próximo lunes debían, cada quién, comenzar a preparar nuevas canciones.
– ¿Vas a ir? – Preguntó Fukase como en un leve susurro a Oliver.
Ya se encontraban enfrente de sus respectivas habitaciones. Por que sí, resulta que una habitación estaba justo a lado de la otra.
– Suena divertido, y es bueno tomarse un descanso antes del lunes. – Le contestó el rubio.
No era necesario que pusiera esos buenos pretextos para ir. Después de todo ya sabíamos que lo hacía sólo por una persona.
– Entonces te espero y bajamos juntos.
– De acuerdo.
Hicieron un ademán con las manos y cada uno ingresó ha su cuarto.
Pegué otro salto cuando ya estaba adentro de la habitación, para bajar del bastón. Subiéndome casi en seguida a uno de los sofás que se encontraban en el rincón a lado de la cama.
No perdía detalle en todo lo que hacía Fukase. Abrió su armario, buscando algo cómodo y con lo que se viera bien. Sabía por qué.
Cuando llegó a este lugar, lo hizo con mucha energía.
Puede que por su apariencia se vea algo rudo y obstinado. Bueno... a veces lo es, pero, el primer día se veía bastante animado.
Todos le recibieron muy bien, eran muy amables, pero especialmente un chico.
Al principio, supongo que lo que le llamó la atención a él, fue que parecían muy diferentes, pero a la vez tenían muchas cosas en común.
Oliver fue el primero en acercarse a él para darle la bienvenida, y después de ahí, ya no podía dejar de verlo. Ciertamente no ignoraba a todos los demás, pero cada determinado lapso de tiempo, lo volteaba a ver.
No fue una sorpresa que al principio, en las clases, haya decidido sentarse junto a él. Cosa que no duró mucho. Una de las razones fue que, a causa de que estaba justo a su lado, no podía verlo sin que el profesor le estuviera riñendo por no prestar atención.
Otra de las razones fueron las constantes visitas de Len a Oliver. Por alguna razón "desconocida" eso le molestaba mucho, por que cuando el profesor salía y estaba completamente listo para entablar una buena platica con Oliver, él tenía que venir y arrebatarle ese tiempo. A demás, sencillamente no le gustaba verlos conversar tan animados.
Fue cuando nos fuimos hasta los últimos puestos. Pobre Ollie, esa ocasión pensó que Fukase se había enojado con él por algo.
Giré a acostarme boca arriba en el sofá, en poco tiempo escucharía la puerta de la entrada sonar, por la salida del pelirrojo.
No era tonto, por su puesto que me daba cuenta que le gustaba Oliver, era más que obvio, y al juzgar por la reacción que hubo en la clase hoy, creo que para nadie ya era un secreto. Excepto para el mismo Oliver. Es gracioso que para cuestiones románticas tuyas, todo el mundo se entere antes que tú.
La puerta se abrió y cerró, de seguro ya había salido.
Fukase había quedado prendado a Oliver desde sus primeras semanas viviendo aquí. Y no lo culpaba, el chico era realmente lindo, cariñoso y amable. A demás de que tenía un pequeño lado oscuro que pocos habían logrado ver. Yo aún no lo veía, pero supongo que debía ser genial.
También tenía un jilguero amarillito que me caía muy bien. Cuando subo al hombro de Oliver para jugar con James, siempre huele como a vainilla y, vamos, hasta el sombrero lo quiere.
Apoyaba a Fukase con la idea de conquistar a Oliver, tan sólo si el mismo Oliver no estuviera tan ensimismado con Len, supongo que ya lo habría conseguido.
Me asomé por la ventana, viéndolos partir. Definitivamente hacían una bonita pareja. Claro que quería ver feliz a Fukase, por eso iba a ayudarlo en cualquier cosa que hubiera a mi alcance. No sé como pero ellos tenían que terminar juntos.