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Inocente lujuria por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~~~~

Bueno señores, es de madrugada y acabo de terminar esto

AL FIN TERMINO ALGO jajajja

Espero lo disfruten ~~

 

 

La risita de Nana resonaba en el patio, aquella melodía era guiada por la leve brisa de esa época. Ella acariciaba su vientre hinchado con cariño extremo, como cualquier madre haría. La razón de su risa era un secretito simple que revelaría en un par de horas, tal vez. Sentía la patada e hizo una muequita  de desagrado, respiraba profundo y volvía a reír porque su pequeño bebé, del que aún no sabía el sexo, era un travieso que llamaba la atención constantemente. Miraba el paisaje fuera de aquella casa, era un pueblo pequeño, casas simples rodeadas de jardines coloridos. Un pueblito limitado por plantíos de algodón y aceitunas. Grecia le gustó mucho, aunque lo eligió sin pensarlo porque su vida nueva debía empezar en un país que sonara a paz, eso era lo que buscaba. Veía de lejos a su hijo llegar del instituto, le sonrió y saludó con la mano. Se levantó con dificultad pues desde hace tiempo estaba imposibilitada de moverse mucho y con una sonrisa ingresó a casa junto con su hijo para comer juntos.

Tsuna sonreía mientras les servía lo preparado mientras preguntaba a su madre si estaba bien porque la veía respirar agitada en ocasiones. Ella negó divertida dejando que se despreocupara de aquello y siguió en sus cosas, entre ellas ver la pequeña ropita de color rosa pastel que tenía en la mesita de la sala. Tsuna había mencionado que su intuición le decía que sería una niña, por eso el propio Kyoya compró aquello junto a su hijo. Nana no dudaba de primer retoño, no lo hizo cuando decidieron mudarse allí y tampoco lo hizo cuando predijo que el bebé sería una pequeña. Juntos se sentaron en la sala hasta que la mueca de la castaña se hizo notoria. Tsuna estalló en pánico poco después porque entendió que su madre estaba en labor de parto y estaban solos en casa. No fue tanto caos porque tenían un auto, el auto de su vecino que amablemente los llevó a la clínica donde todo estaba listo

Hibari los recibió siendo el médico en esa clínica, dejó a Nana con un especialista y él se tomó un descanso para quedarse con Tsuna. Esa era su nueva vida, la que decidieron forjar desde aquel incidente tiempo atrás. Pasó poco tiempo desde que se establecieron en ese lugar apartado del mundo entero, pero estaban complacidos con el rumbo de sus vidas. ¿Cómo llegaron a ese punto? Renunciando a todo lo referente a su linaje, a su genética, a su herencia. No fue fácil pero supieron manejarlo porque lo que menos querían era ser partícipe de esa condena de muerte latente, porque ninguna persona se merecía aquello

Tsuna aun recordaba como planearon cada cosa, sonreía cada vez que a su memoria llegaba la sonrisa sutil de Kyoya al llegar a su nueva casa. Los propios Skull y Reborn los ayudaron a planear, aplicar y detallar la estrategia, mejor dicho, los obligaron bajo chantaje. Fue una suerte que Tsuna entrara a la habitación de Skull justo cuando ese par estaba en una pose comprometedora sin la mitad de su ropa. El shock del menor, porque jamás se imaginó aquello del par que parecía odiarse a muerte, pasó a ser la mejor estrategia de obtener lo que el castaño deseaba. Una oportunidad de huir sin dejar huella. Reborn y Skull serían los guardianes del secreto, ellos seguirían protegiéndolos de Vongola desde las sombras

El plan fue sencillo, demasiado sencillo pero tan bien planeado que salió perfecto y de paso se liberaron de alguien indeseado. Tuvieron que acceder a leves sacrificios que Reborn ocultó perfectamente bien. Un avión que el propio Bermuda tomó para viajar al extranjero, él iba con sus subordinados en primera clase, poca gente iba en la segunda y en medio del transcurso de la ruta aérea, hubo un fallo. Los reportes en la mañana decían un accidente enlutó varios países, uno en donde un avión cayó debido a fallas técnicas y errores en el combustible. Doce sobrevivientes, ninguno en favor de Bermuda, acabando de esa forma con el enemigo más poderoso de Vongola. Pero hubo un detalle que causó un dolor irreparable en muchos. Tres nombres resaltaban entre las víctimas fatales de aquella desgracia. Nana Sawada, Tsuna Sawada, Hibari Kyoya estaban en la mitad de los nombres de fallecidos, un puesto razonable como para pasar desapercibidos… pero no para la familia. No para los Vongola, quienes se enlutaron por el dolor  

Tsuna se abrazaba a Hibari mientras esperaban a que les dieran permiso de ir a ver a la nueva miembro de la familia. Sentía las caricias de su pareja en los cabellos y suspiraba, le calmaba tenerlo cerca. Hibari recordaba que cuando vio su nombre en los televisores se había reído como pocas veces, porque ya no había vuelta atrás, pero no se arrepentía de nada. Todos habían hecho al menos una locura por amor, esa era la suya. Ahora legalmente estaba muerto, Tsuna y Nana igualmente.

Pero resultaba que estaban allí, en ese pueblito perdido en medio de Grecia, con nuevas identidades, tomando un nombre común de aquel país pero se llamaban por lo que todos sabían eran “apodos”. Kyo, Nani, Tsu aunque en realidad eran diminutivos de sus nombres verdaderos. ¿Les importaba? Para nada, porque ahora estaban en paz. Una mujer de cabello negro largo les cortó las memorias para informarles que podían ir a la habitación y sin pensarlo estaban allá, acariciando las manos de Nana quien dormía. Esperaban a que la nenita fuera traída después de los exámenes respectivos

 

 

-Tsu-kun – susurró bajito y enseguida sintió dos personas a su lado, sus ojos brillaban cuando vio la cunita a su lado – ya está… acertaste

-se llamará Dyna – sonrió el castaño cargando el bultito rosado mientras Kyoya ayudaba a la castaña a sentarse para que cargara a la pequeña bebita, la misma que hacia una mueca y abría su boquita

-felicidades – Kyoya sonrió con sutileza hacia la castaña, quien derramaba lágrimas de felicidad y lo abrazaba –

-Kyo-kun, Tsu-kun… ya estamos completos – sonrió divertida acariciando la manita de su hija, una pequeñita que tenía el cabello castaño como el suyo, ojitos vivaces marrones como los suyos, su viva imagen – que linda… hola Dyna – le agarraba las manitas con cuidado y se reía al verla bostezar y removerse. Sus pequeños labios temblaban en amenaza de querer llorar y apretaba los puños

-mamá… ¿seguro que no extrañas a… papá? – Tsuna dijo aquello  cuando la bebita ya se calmaba, pegándose a su madre

-Tsu-kun… yo estaba cansada y tu padre lo sabía. Un amor tiene límites, se acaba, se agota – Nana sonrió con melancolía – lo discutí con tu padre muchas veces, y por eso nos separamos de él… porque yo no quiero una vida como la mía para ti

-madre – Kyoya aun la tenía difícil al decir aquello, pero se tuvo que acostumbrar porque ahora eran una pequeña familia de tres – sacrificaste mucho

-no lo hice – sonrió besando la frente de su hija – con esa muerte fingida… los liberé a ti – miro a Tsuna y después a su hija – y a Dyna de un futuro problemático. Les quité la necesidad de esconderse, de sentir el peligro constante… de ser la familia condenada de los Vongola… no es una buena vida, es dura y terminas agotado. Ahora ya no ocurre aquello, ya eres libre Tsu-kun y tienes a Kyo-kun contigo. Si te veo feliz cada cosa que he hecho valió la pena… una madre lo da todo por su hijo, por ti y por esta preciosa, lo entregaría todo

-mamá, muchas gracias – sonrió casi al borde del llanto pero se aguantó porque a su madre solo le dedicaría sonrisas – sabes… pídeme lo que quieras y lo haré

-un nieto sano – se reía divertida viendo el sonrojo instantáneo de su hijo y la sonrisa sutil de Kyoya – y una boda linda

-mamá… sabes que eso es complicado porque el linaje se debía quebrar y…

-lo tendrá – Kyoya se acercó a la pequeña bebé y le acarició la mejilla – si ese es su deseo, lo cumpliré

-¡Kyoya! – Tsuna reclamaba con el ceño fruncido, se iban a meter en problemas por aquella promesa – por favor… nos costó mucho pasar por muertos y no me digas que…

-usted me ha dado todo – Kyoya tomó la mano de Nana y la besó – es lo que menos puedo hacer. A mi madre, cada capricho… se lo cederé

-me basta con que cuides de mi pequeño Tsu-kun… y de mi pequeña

 

 

Su vida ahora era dulce, en la medida posible, escondidos en donde el sol llega casi sin fuerza en las mañanas, pero estaban correctamente bien. Una niña pequeña en crecimiento, un joven doncel desarrollándose sin impedimentos y como Nana pidió, puro hasta el matrimonio como una pareja antigua, más por tradición que por algo más. La casa se llenó de vida, las cosas mejoraron pues una nueva vida siempre trae emoción a la familia. Mucho más si era en un pueblo porque cada habitante llevaba un regalo por festejo del nacimiento. Hibari lo soportaba todo con calma, porque Tsuna estaba a su lado, porque mantenía apariencias al menos hasta que las cosas fuera de ese país se calmaran, porque cambiarían de residencia con la mayoría de edad de Tsuna. Una residencia definitiva les esperaba después de poco tiempo

Meses que pasaban y la pequeña traviesa, quien ahora gateaba en la casa, les daba sustos de muerte y risas que no tenían precio. Verla balbucear o hacer muecas cuando comía era lo más relajante después del día laboral. Eso decía Hibari cuando llegaba de su turno y Dyna se le lanzaba encima, pues como cualquier animal pequeño sentía una extraña atracción por el azabache de ojos azulados. Nana halagaba las dotes de padre que Kyoya tenía y se reía molestándolo cuando pedía nietos, mínimo tres, con un Tsuna que se atoraba cuando estaba comiendo o haciendo alguna cosa y la escuchaba.

Felices, mucho más felices cuando alguien vino y se unió a su pequeña familia. Un anciano que por mera casualidad había pasado de visita por Grecia, se había escapado de su enfermero personal y se perdió entre los pueblitos. Los médicos le habían recomendado que dejara sus negocios, se dedicara a una vida de paz y sin problemas. Nunca había adorado tanto la receta de un hombre de bata como en aquella ocasión, porque así llegó a un sector conocido por su producción de algodón y vio algo que lo hizo llorar como un niño. Con lágrimas de incredulidad que no paraban se había acercado a un castaño cuyo cabello rebelde lo delató. Gritó  por la emoción y lo abrazó sin creerlo aun. Se había perdido, estaba cansado, pero llegó al lugar donde su corazón dictaba, así Timoteo, antiguo líder de Vongola, descubrió que la familia de su segundo hijo no estaba bajo tierra

 

 

-abu… abu – Dyna reía emocionada con sus casi dos años completos, estirando sus brazos para llamar la atención – abubu… dame poco

-para la princesa lo que sea – sonreía aquel anciano que como jubilación se perdió en el vida, en el mundo. Ayudado por Reborn, con quien entabló un par de conversaciones secretas y privadas, llegó hasta donde su nieto e hija

-abuelo, no deberías darle – se reía Tsuna viendo al mencionado darle un poco de pastel en la boca a Dyna, la hiperactiva pequeña que tenía por hermana y que al igual que él era… una Vongola cuyos genes traerían donceles a futuro

-no pasa nada – él agradecía al cielo que sus últimos años pudiera estar con sus nietos. Nadie sabía su paradero, solo dos personitas que no dirían nada, jamás

-ara, ara… padre, pensé que iría a ver a Hibari en la clínica para despedirse de todos – Nana ingresaba con bebidas, sonreía ampliamente porque apreciaba a su linda familia

-no puedo creer que ya es el día – Tsuna miraba las cosas empacadas, su mayoría de edad estaba cerca y se mudarían a su morada definitiva

-planificaré la boda entonces… lo haré apenas lleguemos a Suecia – se reía Nana y Timoteo la acompañaba con gusto – será lindo, la dicha completa para mi hijo

-boda… oda – repetía la pequeña sacando de su ensoñación a todos – Kyo… Kyo y nini

-si pequeña, tu hermano se casará con Kyoya – Timoteo cargaba a la pequeña y la elevaba al aire, escuchándola reírse y aplaudir, era perfecto  

-si ustedes hablan de eso constantemente, yo… me pondré histérico – se quejaba Tsuna sentándose junto a su madre, abuelo y hermana – me ponen nervioso – decía acariciando el anillo que hace unos meses Kyoya le cedió como compromiso. Una linda noche de estrellas, un gesto tan romántico que nadie apreciaría porque solo fue para Tsuna. Un secreto que no rebelaría porque era suyo y de nadie más

-mejor cálmate… porque eso solo será el inicio – Kyoya había llegado y en silencio solo había visto todo aquello, porque le encantaba su familia. Porque en pocas semanas lo haría oficial

-Kyoya – Tsuna casi se cae por el susto, la vergüenza y todo en conjunto solo hacía sus mejillas encenderse – no me digas que escuchaste – por la sonrisa del azabache supo que si – bueno yo… estoy nervioso

-KYO – pero nadie más en esa casa estaba más feliz que aquella pequeñita que ya se escabullía gateando por el piso hasta alcanzar al más alto – KYO… MI… KYO – sonreía feliz cuando el otro le ponía atención

-Dyna te lo robará – solía molestar Timoteo a su nieto, pero claro, solo eran bromas – es mejor que cuides a tu prometido Tsuna

 

 

Pero todos sabían que Kyoya solo tenía ojos para Tsuna, lo había demostrado innumerables veces, pues el azabache era demasiado solicitado por las mujeres del lugar y nunca había sido atento con nadie más que con el castaño. Kyoya había sido cautivado desde hace tantos años por aquel niño de ojos chocolates, por aquel dulce castaño que era suyo a plenitud, porque sus almas estaban atadas y formaban una sola. Todos los que llegaban a conocerlos lo sabían, la infinidad de ese amor y que en ocasiones fue rechazado en totalidad. Se mudaban, lo hacían porque querían establecerse definitivamente. Los años habían pasado, se habían asegurado de que sus muertes estuvieran bien tatuadas en las memorias de todos, que nadie los siguiera o tuviera sospechas de su ubicación y por fin… a tan solo dos semanas del cumpleaños dieciocho de Tsuna sus planes se completaban

Tsunayoshi tenía miedo de una sola cosa en su vida y esa era su herencia genética. Bastaba con que alguien supiera de su doncelismo característico, para que alguien lo localizara y su infierno empezara una vez más. Pero Kyoya estaba a su lado, él le prometió cuidarlo y mantenerlo en secreto, confiaba plenamente en esa promesa y por eso lo ayudaba en su investigación. Su sangre tenía la solución de enfermedades graves, se la cedió a Kyoya para que la investigara pues la opción de sanar a gente necesitada era como una recompensa para el peso de su herencia maldita. Kyoya cada año descubría alguna cosa, y la cedía a un investigador de confianza para que lo sacara a la luz en nombre de ambos. Al menos para que el antiguo Kyoya Hibari recibiera el crédito correspondiente, lo justificaban con la frase “en base a las investigaciones dejadas por el DR. Kyoya Hibari. Paz en su tumba” que gracioso sonaba eso al leerlo en las páginas oficiales en internet

Nana nunca mencionó a su antiguo esposo desde que Dyna llegó a su vida, no era necesario, se obligó a olvidarlo así como al amor inmenso que le profesó por años y que fue correspondido con una vida llena de persecuciones. Podrían decir que algo no terminaba así de rápido y de improvisto, pero Nana soportó años de una vida solitaria, trató de rescatar el amor por Iemitsu pero no funcionó. Por eso ella ahora constaba como viuda y su hija solo escucharía relatos del padre que dio parte de sus genes. Pero ahora solo podía ver su futuro, el futuro que ella decidió tener, el futuro que trazó para su hijo, para los últimos años del que consideraría siempre su padre, porque Timoteo trató de cuidarla y alejarla de eso, pero ella fue ciega… cegada por el amor

 

 

-mamá, ¿estás bien? – Tsuna miraba a su madre, la misma que se había quedado viendo a la ventana un momento

-si – sonrió quitándose esas memorias melancólicas de su propia boda años atrás. Esas memorias bellas que guardaría siempre pero que no volvería a vivir – ahora Tsu-kun, todo está listo – se acercaba al castaño y le arreglaba la corbata de aquel traje blanco, hermoso, que hacía relucir las facciones distintivas de su hijo

-estoy nervioso – decía mientras se miraba al espejo, pues era el día de su boda, el día más hermoso de su vida y… ¡quería salir corriendo! – mamá… ¿en serio esto está bien?

-¿no estás seguro de casarte con Kyoya? – Fingió sorpresa e hizo la escena de estar destrozada, pero luego soltó una risita – ¿a qué le temes, Tsu-kun?

-amo a Kyoya – dijo abrazando a su madre, a la que ahora superaba en estatura – lo amo tanto… pero me da miedo que algún día… ellos me…

-nada malo pasará. Vongola es algo que se quedará en tu pasado – sonrió la castaña tomando el rostro de su hijo entre sus manos – ahora ya no eres un Vongola, ya no eres doncel, ya no eres presa de persecución – le acarició las mejillas y terminó de arreglarle el traje – hoy eres un novio feliz porque se casará

-y eso también me da miedo

-¿por qué? – sonreía divertida al ver el sonrojo de su hijo, se imaginaba lo que pasaba por esa cabeza – entiendo… a lo que le tienes miedo es a la noche de bodas

-mamá, ¿podrías no decirlo así?

-¿cómo?

-sonriendo como cuando vas a hacer una travesura – escuchó la risita de su madre y la acompañó – no te daré nietos tan pronto… mamá, sabes que ahora no puedo

-eres joven – unió su frente con la de su hijo y suspiró – tendrás una vida por delante y estaré allí para ayudarte en todo. Pero en esta ocasión te dejaré en manos de alguien más… de la misma persona que te trajo a mis brazos después de días horrendos cuando te secuestraron… te dejaré en las manos de quien dejó su vida de lado por protegerte a ti, a mí y a mi hija… te dejaré con alguien en que confío plenamente y que sé… te hará feliz por los siguientes años

-estás muy romántica mamá – la abrazó y sintió esas manos cariñosas acariciar su espalda – gracias… gracias por estos años de apoyo

-no me hables como si nunca más fueras a verme – alejó a su hijo y respiró profundo – ahora bajaré allí, diré a los invitados que estás listo y le iré a dar una plática motivacional a Kyo-kun hasta que tu bajes las escaleras sin caerte – se reía bajito despidiéndose de su hijo – no demores Tsu-kun

 

 

Era el día de su boda, estaba muy nervioso porque en ese mismo día, cuando cumplía su legal madurez, también se ataría eternamente a su más grande y único amor. Su corazón saltaba de emoción y de felicidad, su intuición le predecía un futuro prometedor y por eso… ahora abría la puerta de la habitación que usó para prepararse. Los invitados no eran muchos, su pequeña familia, sus padrinos que eran vecinos muy agradables y dos guardianes muy especiales. Tsuna sonrió al ver a Reborn en la entrada de la improvisada iglesia, porque decidieron un matrimonio estilo occidental, donde el juez les esperaba en el estrado y Kyoya estaba allí parado, vistiendo un traje de color negro y camisa blanca… tan imponente y guapo como en sus memorias antiguas

 

 

-no babees dame-Tsuna – se burló mientras tomaba la mano de lo que llamaba “la novia” y sonreía con prepotencia como siempre – tendrás a ese hombre en tu cama esta noche

-Reborn, ¡deja de decir eso! – se quejó pues sus mejillas se tiñeron de rojo casi al instante – por Dios, solo… llévame hasta allí y evita que me caiga

-siempre has sido torpe – dijo sujetando el brazo del castaño con fuerza y caminando – no tiembles… eres un Vongola, ten porte y elegancia

-no soy Vongola… ya no – suspiró cuando ya estaba a dos pasos – tú y Skull si lo son

-vida próspera Tsuna – el azabache de patillas hizo algo que en su vida pensó hacer. Abrazó al castaño con cariño, le besó la frente y con delicadeza extraña, tomó la mano de Tsuna para dársela al azabache de ojos metalizados – protégelo niño

-lo haré – sonrió mirando a Tsuna

-más te vale, o te mataré – Kyoya sonrió al escuchar eso último y ver al azabache retirarse hasta sentarse junto al pelimorado que comía una galleta ruidosamente, pues al parecer esperar le dio hambre

-¿listo? – Kyoya miró a Tsuna y al verlo asentir le besó el dorso de la mano con un gesto sutil de cariño

-señoras y señores, estamos aquí para…

 

 

Mientras ese hombre, con el poder legal para casarlos, daba la ceremonia respectiva, sucedían varias cosas con los invitados. Las mujeres allí presentes lloraban, limpiaban sus lágrimas con pañuelos blancos y se abrazaban. Reborn miraba al castaño ponerse tan rojo como un tomate y de paso golpeaba la cabeza de Skull para que dejara de comer esas cosas ruidosas. Skull bufaba molesto porque le quitaron su diversión para el momento de aburrimiento y de paso codeaba al sujeto de mano larga a su lado para que dejara de tocarle la pierna. Timoteo sonreía porque en silencio veía lo que los demás hacían, además en sus brazos, su nieta Dyna mordía un patito de hule con empeño y el leve sonido resonaba en la pequeña habitación. Dyna miraba a su hermano y a Kyoya parados, así que se le ocurrió lanzarles el juguete para llamar la atención mientras gritaba “KYO… NINI… BODA”. Incluso el juez terminó riéndose y así, la tensión y los nervios de los novios, porque en cierta medida Kyoya también lo estaba, se terminaron

Los anillos, los “acepto”, las firmas, los nervios, los grititos emocionados y un beso. Kyoya levantó el mentón de Tsuna con delicadeza, lo miró breves instante antes de besarlo, un roce simple entre sus labios y una sonrisa aun cuando estaban unidos. Entrelazaron sus dedos, se susurraron que se amaban, se besaron una vez más y así terminó el acto oficial para empezar con la fiesta tradicional en la que todos podrían disfrutar de la compañía de los recién casados. El matrimonio habló en agradecimiento hacia todos, bailaron en la sala de su casa, comieron un bocadillo, formaron un karaoke, se rieron y cortaron el pastel de bodas. Bailaron un poco más y cuando la noche cobijaba a la mayoría, así como el cansancio agotó a todos, el festejo se terminaba

Nana tomaba a Dyna en brazos, pues la pequeña había caído rendida hace poco. Sonriendo junto con Timoteo despedían a Tsuna y Kyoya, pues el momento había llegado. Su regalo fue un pequeño viaje que los esposos disfrutarían como su luna de miel y era así como ese par ya con ropa cómoda y normal, estaban afuera de su casa, colocando la maleta en el asiento de atrás y despidiéndose de la familia por solo cinco días. El destino era una villa en la frontera. Silencio, paz, privacidad, algo que a Kyoya le encantaba y que Tsuna apreciaba porque… bueno tenía sus motivos. Y eran los mismos que lo estaban matando de a poco y haciendo que hasta sus orejas le ardieran. El castaño no dijo nada durante el camino porque no quería dañar la atmósfera… aunque exactamente lo que estaba pasando no lo entendía… solo sabía que su anillo brillaba, que el de Kyoya destellaba dependiendo de las luces de las calles porque se reflejaban en los dedos que sostenían el volante y que su estómago cosquilleaba deliberadamente.

No dijo nada cuando entraban a su cabaña rentada. No dijo nada cuando sintió esos brazos detenerlo justo en la entrada y apenas pudo reaccionar cuando el mayor lo cargó en brazos como si una damisela en peligro se tratara. Le pareció algo increíblemente incómodo y bochornoso, hizo una mueca y miró al mayor pero este parecía hacer aquello por simple y puro placer de avergonzarlo. Y para no darle gusto, Tsuna no se quejó y solo lo abrazó hasta que ingresaron… aun no decían nada de nada… era raro… y lo más raro era que se entendían a la perfección. Kyoya soltó a Tsuna a pocos pasos de esa cama matrimonial. El castaño se paró derecho a observar el lugar que sería su residencia esos días… estaba malditamente nervioso porque sabía lo que venía a continuación

 

 

-Kyoya – susurró al fin cuando sintió esos brazos rodearle, así como el cuerpo ajeno pegarse al suyo por la espalda. Años de convivencia, cosas como esa eran costumbre pero ahora todo le parecía vergonzoso y nuevo – bueno… yo…

-te lo dije aquella vez – susurró besando la mejilla del castaño

-¿qué cosa? – susurró temblando ligeramente pues esa voz ronca lo estremecía por completo, tal vez era solo la expectativa de aquello que retrasaron hasta ese día

-que serías mío – susurró deslizando sus manos por el vientre de Tsuna y sintiéndolo pegarse más a su cuerpo – que me pertenecías y que jamás te dejaría huir – deslizó su nariz por aquel cuello expuesto y escuchó el suspiro de su ahora esposo

-era apenas un niño… no sabía que… esto pasaría

-yo te amo Tsuna – susurró Kyoya en el oído ajeno para después repasarlo con su lengua

-y yo a ti… Kyoya

-desde esta noche estamos atados – sonrió para darle vuelta y levantar la quijada de su, por siempre, pequeño. Apreció esos hermosos ojos que nunca perdieron ese brillo a pesar de los problemas – eres mío

-y tú eres mío también – sonrió pues sentía la calidez de esos toques sutiles en sus caderas y suspiró – a ti me entrego Kyoya… en cuerpo y alma – deslizó sus brazos por el cuello ajeno y sonrió con timidez

-siempre has sido mi inocente lujuria, Tsunayoshi – atrajo ese cuerpo delgado al suyo, lo apretó contra sí y respiró el perfume que despedía

-¿eso qué significa? – susurró sobre los labios ajenos antes de besarlo

-te lo demostraré… hoy – sonrió con malicia antes de tomar esos labios – mi amado… esposo – susurró mientras lo hacía retroceder hasta esa cama matrimonial que los recibiría esa noche… y las siguientes

 

 

 

 

Sueños, anhelos, amores y destinos… todo comenzó con una mirada…

 

 

 

Y nadie sabe cuándo terminaría…

 

 

 

 

FIN

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Review?

Los troleé con el título seguro jajajaja

Bien, fue un placer enorme hacer esta pequeña historia que no tenía objetivo alguno, más que sacar el shota que me volvía loca XD

Seguramente me reclamarán por la noche de bodas, pero les pregunto ¿es necesario un lemon para que la historia sea perfecta? Yo creo que no, es más... me he dedicado a hacer shorts sin lemon para ver qué tanta aceptación tienen... debo decir que estoy triste de saber que sin lemon les vale madres la trama.

He dejado shorts en diferentes fandom como prueba. Y si siguen con tiempo de leer les contaré XD

Cuando destruyo su OTP me dejan reviews, unos me entristecen porque bueno, me critican por la destrucción... si duele, pero duele rico XD, porque triunfé en mi idea original y otros pues me sacan una sonrisa... pues hay dementes como yo que disfrutaron de la agonía

Ahora, hice algunos fics solo con una trama pensada por semanas, que las iba a aplicar en algunas OTP pero me arriesgue a hacerlas cortas y ver qué pasa... nada, nada de nada, no hay respuesta, solo lecturas... triste... sin reviews no sé si al menos les gustó un poquito... peor aún es cuando tiene tan pocas lecturas que deprime 

Ahora los shorts que hice con lemon, sí que reciben comentarios señores, y es penoso porque me siento usada jajajja... admito que disfrutaba del lemon pero ahora hasta me da flojera hacerlo... ni modo

¿ustedes qué opinan? Dependiendo de eso veremos qué pasa

Muchas gracias de verdad por leer estas barbaridades que hago. Los hago sufrir, reír, llorar, sentir ternura y para mí ese es el mayor placer de todos... odienme y amenme, hágamenlo saber también XD 

Esta ficker está sentimental a la madrugada, ya cuando su cerebro ni funciona, se dedicará a hacer fics angust para liberar sus penas...

Agradezco infinitamente sus reviews, con críticas o sin ellas (hablo de forma general) y los responderé con cariño cuando duerma un poco jajajja

Muchos besitos y esta ficker avisa que... continuará con las demás historias en proceso, las cortas pues se quiere liberar de pesos en sus hombros ^^

Nos veremos~


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