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El lazo sagrado por Euridice

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Notas del capitulo:

¡Hola! No tengo perdón por el retraso, pero mi trabajo y estudios no me dieron tregua ='( al punto que mermaron un poco mi creatividad, por lo cual me ha costado mucho terminar este nuevo capítulo.

 

 

Me dejo de excusas y los dejo con el fic, espero que les guste.

El sol se alzaba en el firmamento griego, anunciando con su llegada que era un nuevo día y los santos de Athena debían prepararse para la próxima llegada de Zeus, pues ya habían pasado unos cuantos días en los cuales los guerreros se encontraron muy ocupados en sus diversas tareas, al punto que apenas se encontraban con otros de sus compañeros que no estuvieran en su equipo de trabajo. Deathmask se despertó muy animado, pues se le había ocurrido una excelente idea para llevar a cabo, la cual comunicaría a Seiya de inmediato, pues era el guitarrista del grupo y el único con el sentido del humor suficiente para hacerla realidad. El japonés quedó más que encantado con la burlesca idea del caballero de cáncer; la misma se trataba de hacer una especie de parodia a los juglares medievales, en la cual Seiya, como era de esperarse, interpretaría al juglar. Dicha parodia, inspirada en su historia de amor con la nórdica Helena, consistiría en un rey enamorado de una plebeya, que solicitaría la ayuda de un juglar para declararse, con un resultado nada exitoso. Esa misma mañana ambos se reunieron para escribir el guión de su pequeña obra humorística, con la esperanza de que Zeus no los friera con un rayo ante lo desfachatado de su humor.

 

 

 

 

Por otro lado, Saga dirigía la organización del evento junto a Shun, acordando que el mismo comenzaría con la demostración de habilidades; Hyoga sería el encargado de dar inicio, realizando figuras de hielo usando su poder, Mu demostraría junto a su discípulo, Kiki, la increíble habilidad de tele transportarse, y finalmente Aioros cerraría dicha sección con un clásico “tiro al blanco”, valiéndose de su arco y flecha.  A continuación, sería el turno de las disciplinas olímpicas; la pequeña competencia comenzaría con el diaulos, en la cual competirían Afrodita y Shaka, les seguirían Ikki y Milo compitiendo en lanzamiento de disco, y finalmente Ban y Geki competirían en lucha grecorromana. Para finalizar el espectáculo de recibimiento, se presentaría el show de talentos que sugirió Deathmask, el cual daría inicio con una interpretación de Taiko, cortesía de Shun, Shiryu y Jabú, a continuación, Seiya y Deathmask harían su número musical (sabiendo que el patriarca, y quizás también el correcto Saga, se opondrían a su show humorístico, los astutos nuevos compinches dijeron que interpretarían una trova medieval) y finalmente, el show de talentos lo cerrarían Camus y Shura interpretando su dueto. Con el cronograma ya resuelto, Saga y Shun dieron un respiro de alivio, pues sólo quedaba cerrar los detalles del banquete, algo que Aioria y Milo se habían comprometido a hacer esa mañana, y los encargados de la decoración ya habían culminado, pues eran muy hábiles y eficientes.

 

 

 

En medio de toda la preparación, Camus casi no pudo ver a Milo, pues no había hecho más que practicar y practicar junto a Shura la melodía que interpretarían; a pesar de eso, se sentía feliz de haber logrado, en tan poco tiempo, tocar correctamente el violín y lograr un bonito resultado. Con el asunto de su presentación ya resuelto, podría tomarse un tiempo para pensar una forma de acercarse a Milo nuevamente y tratar de recuperar su confianza, aprovechando que la llegada de Kanon se retrasó y el menor de los gemelos no había arribado al santuario aún, para así, una vez que hubiese logrado la parte más difícil, que era doblegar la obstinación del escorpión, podría confesarle su amor y entregarse a él. Pensaba en el día en que tocara su música frente a sus compañeros, en cómo Milo reaccionaría al escuchar el sonido de su violín interpretando la hermosa melodía; tenía la esperanza de que la música tocara su corazón, de la manera que puede hacerlo, y así derribar el muro que entre ellos existía.

 

 

                               ****

 

ZEUS POV

 

Estos últimos días me han desesperado a escalas inimaginables, no sólo porque Hera parece una maníaca al advertirme que no intente una de mis gallardías con uno de los santos de Athena, sino además porque todos los preparativos para mi visita al santuario me han tenido tan ocupado que no he podido visitar a mi hermoso acuariano. Afortunadamente, el único que ha sospechado de mis intenciones ha sido Apolo y, aparentemente, no ha mencionado una palabra a nadie, y Hera parece no tener idea, aunque sus constantes advertencias y amenazas me hacen pensar que tiene sus sospechas, pues como toda mujer, puede estar tocada por el don de Hécate y tener algo de bruja. Debo tratar de estar presente en la mente de Camus aunque sea, de manera que al llegar al santuario, nuestra conexión sea inmediata; es por esto que, en secreto, visito a Morfeo y le solicito que intervenga en los sueños del acuariano, rogándole confidencialidad. Parece estar dispuesto a obedecer, por lo cual me deja una sensación de tranquilidad que no había podido experimentar desde que perdí a Ganimedes.

 

 

 

                          ****

 

 

CAMUS POV

 

Estos últimos días he estado tan atareado que, a pesar de que me tranquilizó el hecho de que Kanon llegaría unos días más tarde de lo previsto y eso significaría poder tener tiempo junto a Milo, sentí como si algo conspirara en mi contra, pues nuestras prácticas constantes y preparativos para la bienvenida de Zeus nos han quitado todo minuto de tiempo libre que pudiésemos tener. Como si todo esto no fuera suficiente, he tenido sueños tan extraños y perturbadores que temo estar enloqueciendo; el más extraño fue uno en particular que se reiteró dos noches seguidas. En dicho sueño me encontraba cargando una vasija, sirviendo a los Olímpicos, y recibiendo agradecimientos del mismísimo Zeus; sabía que mi constelación representa a Ganimedes, el copero del Olimpo, pero no comprendo por qué de pronto me veo en mis sueños ejerciendo su papel. A pesar de lo extraño, ese sueño no me causó la terrible sensación que el de esta mañana sí me generó; me encontraba en un vasto monte, rodeado por un pequeño rebaño cuando, de pronto, un ave de gran porte me sujeta con sus garras y me eleva como si de su presa se tratase. Aún siento la sensación de vértigo y el pánico al recordar ese sueño en particular; desperté empapado en sudor y con el corazón latiendo desbocadamente. No recuerdo haber tenido pesadillas tan intensas y reales antes, por lo cual debí tomar una ducha helada una vez que desperté; ya con mayor tranquilidad, me tomé unos minutos para investigar en mi biblioteca sobre Ganimedes, y fue entonces que leí sobre la forma en que Zeus lo llevó al Olimpo. Era el relato exacto de mi pesadilla; por algún extraño motivo, viví en carne propia lo que ese joven experimentó, lo cual me hace preguntarme por qué me está ocurriendo esto ahora, cuando nunca antes me había pasado antes. Siento que debo hablar con Athena al respecto, quizás ella pueda darme una respuesta a mis extraños sueños, pero desgraciadamente cuando me dirijo al salón patriarcal para solicitar hablar con ella, no se encuentra, dado que está recibiendo a Kanon, quien acaba de llegar al santuario.

 

 

 

 

El resto de la mañana pasó sin otros contratiempos, pero las cosas cambiarían al llegar el mediodía; Athena nos solicita presentarnos con vestimenta elegante en el salón patriarcal, con motivo de recibir a Kanon con un gran banquete. Una vez allí, escucho a Athena darle su discurso de bienvenida y observo los rostros sonrientes de todos, en especial el de Milo; no puedo evitar sentir algo de molestia, pues todos parecen haber olvidado las terribles acciones pasadas de Kanon, y hasta parecen tratarlo como una especie de mesías. Una vez finalizado el almuerzo, me acerco a Milo, a pesar de que lo veo conversando animadamente con el general de Poseidón, pues realmente quiero tener un momento para hablar con él.

 

 

 

- Milo…- se voltea y no puedo evitar sentir una ráfaga electrizante recorrer mi cuerpo cuando sus ojos se enfrentan a los míos- ¿Tendrás un momento?

 

- Lo siento… quedé en que le mostraría a Kanon mis avances en lanzamiento de disco…- dice con tono apenado, sintiéndose incómodo.- Tal vez más tarde… verás….

 

- Mañana por la tarde regreso junto a Poseidón, no tengo mucho tiempo… y hace mucho que Milo y yo no nos vemos.- interrumpe Kanon con aires de altanería; noto que me observa de forma escrutadora, competitiva, como si estuviera dispuesto a vencer en una batalla.

 

- Yo… prometo que buscaré el tiempo para ti, pero me temo que ahora ya me comprometí con él.- me responde Milo, y de veras parece apenado; a pesar de mi tristeza por el hecho de que se postergue nuestra conversación, siento que mi amado escorpión parece más dispuesto a escucharme que antes, lo cual me llena de buenas expectativas.

 

- Está bien. Esperaré el momento entonces.- respondo lacónicamente y los veo irse en dirección al Coliseo; los celos me invaden al ver la forma en que Kanon se comporta con Milo, como una chiquilla deseosa de atención, buscando pretextos para tocarlo y sonriendo a cada palabra que Milo pronuncia.

 

 

 

 

Estoy a punto de regresar a mi templo cuando Shura se acerca a mí para recordarme de nuestro ensayo, el cual debido a mi dispersión causada por los extraños sueños y mi reciente obsesión con el coqueteo de Kanon, había olvidado por completo. Paso por mi violín y llego junto a Shura a capricornio para comenzar; si bien he practicado la melodía ya miles de veces y la he memorizado de principio a fin, debemos comenzar de nuevo varias veces porque me equivoco, y mi camarada se muestra bastante sorprendido por este hecho. Ante su interrogante de por qué me equivocaba tanto, siento que puedo confiar en él y decido contarle mis extraños sueños, así como la aparición de esa águila en reiteradas ocasiones. Confirmando mis suposiciones, el caballero de capricornio cree que yo tengo conexión con Ganimedes, y que quizás por la próxima llegada de la deidad sea que esté teniendo estos sueños; ya con una actitud más comprensiva, acordamos terminar nuestro ensayo con la excusa de que me vendría bien un descanso, lo cual es cierto, en parte, pero no quiero echar a perder la presentación, así que una vez en mi templo, vuelvo a sacar mi violín de su estuche para seguir practicando.

 

 

 

 

Ya en mi habitación comienzo a tocar nuevamente, esta vez mentalizándome en no perder la concentración y seguir cada compás como si de un rezo se tratara, mas los errores persisten y eso me genera gran frustración; doy un largo suspiro y sin darme cuenta un nombre escapa de mis labios:

 

 

- Milo…

 

 

No puedo contener una pequeña lágrima que se escapa de mis ojos, pues la nostalgia me golpea y la tristeza me embarga al saber que nuestra relación ya no es la misma; cuando estoy a punto de intentar tocar una vez más, veo a mi emplumado visitante en la ventana nuevamente, observándome con atención. Sus ojos me hipnotizan de tal forma que no puedo evitar mirarlos, y en un acto totalmente impulsivo comienzo a improvisar una melodía en el violín; para mi sorpresa, suena muy agradable y al ave parece gustarle, lo cual me resulta muy curioso. Estuve entretenido inventando melodías unos cuantos minutos hasta que pensé que, a pesar de que Kanon estuviese coqueteando con Milo, como sospecho, eso no debería ser un impedimento para que yo recupere mi vínculo con el escorpión; por este motivo dejo mi violín en su estuche y me dirijo al coliseo, donde sé que mi amado está practicando como buen guerrero griego. Una vez allí, observo el entusiasmo que brota por sus poros al presumir que ha mejorado en el lanzamiento de disco, y mi corazón brinca al ver el brillo en sus ojos y su sonrisa triunfante. Veo a Kanon nuevamente acercarse a él; lo toma por los hombros y la cintura con la excusa de explicarle una mejor técnica de lanzamiento, pero a pesar de que los celos me vuelven a atacar, sigo mentalizado en tener mi momento para hablar con Milo, le guste a Kanon o no.

 

 

 

 

- Lo estás haciendo muy bien.- le digo al escorpión, con el afán de comenzar un diálogo amistoso.

 

- ¡Camus! ¡Gra… gracias!- se voltea y responde con balbuceos, luciendo un suave sonrojo en sus mejillas, el cual no se debe solamente a la agitada actividad física; esa reacción me hace sonreír y disipa un poco mi angustia, aunque a Kanon parece no gustarle nada.

 

- Sé que estás muy ocupado entrenando pero, ¿me darías unos minutos?

 

- Camus…- interrumpe una suave y conocida voz femenina; me volteo y confirmo que se trata de Athena.- Shion me hizo saber que te urgía hablar conmigo, y finalmente estoy libre de mis deberes y dispuesta a escucharte.- agrega y me siento muy incómodo, pues mi objetivo era tener una charla con mi amigo, pero no puedo decirle que no a la diosa, especialmente porque me está ofreciendo su tiempo.

 

- Le agradezco mucho, vamos a mi templo.- respondo.

 

- Señorita Athena, si me permite, Camus quería…- dice Milo.

 

- Tal vez su conversación pueda esperar, la diosa está dándole un espacio a Camus entre sus múltiples labores, ¿no te parece?- interrumpe Kanon y no puedo evitar enfurecer, aunque no lo demuestre, ¿desde cuándo él decide sobre el tiempo de Milo y sobre el mío?

 

- Puedo esperarte en la casa de acuario, si no es un asunto muy prolongado…- dice Athena, mostrándose condescendiente, aunque no puedo asegurarle que mi conversación con Milo sea corta.

 

- No, no será necesario. Fui yo quien solicitó hablar con usted, ya encontraré un espacio para hablar con Milo.- respondo y me retiro del lugar junto a la jovencita; volteo para mirar a mi amado y sus ojos reflejan cierta inquietud. Quizás él también buscaba un momento a solas conmigo.

 

 

 

 

Una vez que llegamos a la onceava casa, tomamos asiento en la biblioteca y luego de preparar una infusión para la diosa y para mí, comienzo a explicarle todos los extraños sueños que he tenido, pero me reservo la visita del águila, pues tal vez sólo sea una loca coincidencia. Luego de escucharme atentamente y quedarse unos minutos en silencio, con semblante pensativo, Saori finalmente me responde.

 

 

 

- Como ya sabrás, tu constelación es el aguador, pero en verdad representa a Ganimedes, el consorte de Zeus. Zeus se enamoró perdidamente del hermoso príncipe Troyano, tanto que, bajo la forma de un águila, lo llevó consigo al Olimpo donde lo convirtió en el copero de los dioses y lo ascendió a los cielos para formar la constelación de acuario y protegerlo así de su celosa esposa, Hera.

 

- Comprendo que mi constelación esté directamente relacionada con Ganimedes, pero aun así… no entiendo por qué estos sueños se manifiestan ahora y no lo han hecho antes…

 

- Seguramente sea por la reciente llegada de Zeus- agrega Saori y un escalofrío me recorre de pies a cabeza- Quizás estando en el santuario, lejos del Olimpo, él necesite a alguien que le sea familiar para no sentirse como un extraño… Tal vez no sea mala idea que te encargues de hacer de guía para mi padre aquí.

 

- Cla… claro. Sería un honor, Athena.- respondo con nerviosismo, ya que el hecho de tener que ser el guía de Zeus en el santuario me pone bastante nervioso, pues imagino que debe ser una ardua tarea soportar los caprichos del dios más importante del Olimpo, seguramente acostumbrado a que sus deseos se vuelvan órdenes. Aun así, no creo estar en posición para negarme, así que tendré que hacerme cargo de esta nueva tarea.

 

 

 

 

Regreso a mi templo para descansar y tratar de pensar cómo afrontar este peso que ahora hay sobre mis hombros, aunque la ansiedad me carcome y me cuesta calmarme; es por esto que tomo un libro de mi biblioteca y me recuesto en mi cama para leer. Los libros siempre han tenido ese maravilloso efecto en mí, pues al pasar unas diez páginas, me quedo profundamente dormido.

 

 

 

                          ****

 

MILO POV

 

 

Desde esta mañana me he despertado con un excelente humor, pues es muy emocionante saber que Kanon nos visitará; me alisto y ya en el salón patriarcal me encuentro con todos mis camaradas elegantemente vestidos, incluido el gemelo menor. Escucho atentamente a las palabras de Athena y por el rabo del ojo observo a Camus, quien se ve muy refinado vistiendo su camisa color verde y unos pantalones negros; sus delicados rasgos y su porte elegante siempre me han deslumbrado, es algo que lo distingue de todos nosotros, incluso de Afrodita, pues quizás este sea el caballero más hermoso, pero Camus siempre fue el más sofisticado. El banquete fue muy ameno, pues Kanon puede ser todo un showman cuando se lo propone, y sus anécdotas y chistes le arrancaron una carcajada a varios de los presentes, incluyendo a la misma diosa. Al terminar nuestro almuerzo, el geminiano se acerca a mí para conversar y no puedo pasar por alto el emocionante hecho de la competición, y de que participaré en lanzamiento de disco; Kanon se muestra muy interesado en verme realizar dicha disciplina y lo invito a verme practicar. Minutos más tarde escucho una melodiosa y suave voz pronunciando mi nombre, y no podía ser otra que la voz del bello aguador, quien desea conversar conmigo; con gran pesar le hago saber que había quedado con el gemelo, y es entonces que Kanon interviene, recalcando su corta estadía. Noto lo apenado que se ve el acuariano, por lo cual le aseguro que me haré un tiempo para él, así como me tomaré hoy unas horas junto a Kanon.

 

 

 

 

 

Ya en mi templo, Kanon y yo compartimos una copa de ouzo y continuamos nuestra charla; hay algo muy extraño en su actitud, me desconcierta un poco, pues su mirada parece brillar más de lo común cuando está a mi lado, y se muestra incluso más simpático conmigo que con los demás. Me resulta llamativo, además, que quiera pasar más tiempo haraganeando conmigo que intentando fortalecer el vínculo con su hermano, o que haya tenido tan solo una charla durante el desayuno con Athena. Nos dirigimos a la cocina para dejar allí los vasos y un incómodo silencio se forma entre ambos; el gemelo me mira a los ojos y luego enfoca sus orbes verdes en mis labios. Quiere besarme, algo en mi interior lo presiente; necesito actuar rápido para salir de este embarazoso momento.

 

 

 

 

- ¿Quieres que te muestre cuánto te he superado en el lanzamiento de disco?- le pregunto con mi característico tono desafiante, para romper el silencio.

 

- Eh… sí, claro… Está bien.- responde nervioso y decepcionado.

 

- Me cambiaré, no tardo.- le anuncio y voy a mi habitación para ponerme la ropa de entrenamiento; luego nos vamos juntos al coliseo.

 

 

 

 

Una vez allí comienzo a calentar mis músculos y unos diez minutos más tarde comienzo a demostrar mis habilidades; voy a buscar el disco y, cuando regreso para lanzarlo nuevamente, sucede algo que me estremece un poco. Kanon toma mis hombros y mi cintura con la excusa de explicarme una técnica más efectiva; me quedo perplejo ante tal acercamiento del gemelo y no sé cómo reaccionar, simplemente trato de actuar normal para que no se note mi vergüenza e incomodidad. Afortunadamente, alguien llega justo para salvarme el pellejo y no es otro sino Camus, halagando mi desempeño; tal cumplido me hace sentir emocionado y nervioso, incluso creo que me he ruborizado. El francés me solicita hablar con él, mas una conocida voz lo interrumpe y se trata justamente de Athena; Camus se ve indeciso, como si se debatiera entre su conversación conmigo y la diosa, y hago mi intento de intervenir hasta que Kanon interrumpe de forma un tanto atrevida, alegando que si Athena se toma parte de su tiempo para atender los interrogantes del acuariano, este no debería hacerla esperar, y es entonces cuando veo que Camus opta por darle su tiempo a Athena. La situación fue tensa, y en cierto aspecto me resultó un tanto entrometida la actitud de Kanon.

 

 

 

 

Al caer la tarde, ya estoy de regreso en la casa de escorpio y me ducho para aliviar la tensión y refrescar mi acalorado cuerpo; es inevitable repasar todo lo que ha ocurrido esta tarde, especialmente la actitud de Kanon hacia mí. No quiero sacar conclusiones apresuradas, pero sospecho que está… ¿enamorado de mí?, ¿por qué?; entiendo que desde la batalla contra Hades nos hemos vuelto muy unidos, pero pensé que solamente teníamos una amistad. Comienzo a preocuparme, pues no quiero darle señales equivocadas, ya que lo considero tan sólo un amigo, y lo aprecio mucho como tal, no tengo los mismos sentimientos hacia él, pero no quisiera arruinar la amistad que hemos formado. Comienzo a preparar la cena y como con necesidad, pues tanto entrenamiento me ha dejado hambriento; siempre que como este plato recuerdo a Camus, pues un mediodía, luego de un entrenamiento hace unos años, lo invité a almorzar y devoró su plato, diciéndome lo delicioso que estaba. Me llena de gratitud ese recuerdo, fue uno de los momentos más divertidos de mi vida, pues estuve durante meses haciéndole bromas por su acto de glotonería. Luego de dejar todo limpio, me voy a la cama sonriendo ante aquél hermoso momento, el cual desearía volver a vivir junto a él.

 

 

 

 

Al día siguiente despierto con el sonido de los golpes en la puerta de mi habitación; me levanto a regañadientes, preguntándome quien está tan desesperado para golpear la puerta de esa manera. Al abrir, me encuentro con Aioria, quien se ve algo molesto porque debía estar junto a él en la cocina del santuario para finalizar todos los detalles del banquete de Zeus, pues tuvimos algunos imprevistos y ciertas cosas quedaron pendientes. Rápidamente me visto y lo acompaño, sintiéndome como un irresponsable por haberme dormido y dejar a mi amigo solo, pero una vez en el lugar, me pongo manos a la obra y logro finalizar la tarea a tiempo, dejando a Aioria más tranquilo. Al finalizar, voy a la onceava casa a buscar a Camus para saber qué era lo que deseaba hablar conmigo, pero desafortunadamente no lo encuentro; con la confianza que tenía antes ingreso a su habitación, esperando encontrarlo  pero la misma está vacía; comienzo a recorrer el lugar, decorado de manera muy sobria pero agradable, y recuerdo cada una de esas tardes luego del entrenamiento en las cuales solía pasar en este lugar junto al aguador, quien no hacía más que recomendarme libros de su biblioteca, logrando contagiarme su entusiasmo por la lectura. Tomo un viejo ejemplar de “Notre- Dame” que se halla sobre el escritorio y hojeo sus páginas; fue uno de los tantos libros que Camus me prestó y recuerdo lo tedioso que me resultó leerlo. Una sonrisa se dibujó en mis labios cuando recordé el ceño fruncido del acuariano al despreciarle “una gran obra literaria”, como él lo llamaba, pero la misma se borró al instante cuando encuentro entre las páginas una foto de Surt junto a Camus.

 

 

 

- Milo, ¿buscabas algo?- escucho en medio del silencio y me sobresalto. Se trata de Hyoga.

 

- No, creí que tu maestro estaba aquí, pero no lo encuentro, así que ya me voy.- respondo velozmente y me retiro.

 

- Él me ha dicho que esperaba tener una conversación contigo, ¿no quieres esperarlo?- me interrumpe el ruso.

 

- No, no será necesario. Ya lo buscaré yo mismo. Gracias, Hyoga.- le contesto y me retiro, sintiendo los celos aflorando nuevamente en mí.

 

 

 

 

Llego a mi casa bastante perturbado por encontrar esa infame fotografía, pues parece que el fantasma de Surt no se cansará de perseguirme y amargar mi existencia; salgo a dar una caminata sin rumbo por los alrededores del santuario para despejarme, tal vez el aire fresco me ayude a despejarme. Las horas pasaron y podría haber continuado vagabundeando de no ser porque observo que el cielo se ve bastante gris y turbulento, anunciando una tormenta; regreso a paso ligero y recuerdo que Kanon me había dicho que quería despedirse de mí, y me esperaría tras las gradas del coliseo para hacerlo. Una vez allí, veo al gemelo ya esperando; me siento un poco avergonzado por llegar tarde.

 

 

 

- ¿Te hice esperar mucho?

 

- No, hace apenas unos diez minutos estoy aquí- me responde- pero no tengo mucho tiempo… de todas maneras, quería despedirme de ti.

 

- Fue realmente agradable volver a verte en otro contexto, Kanon.

 

- Para mí fue muy agradable también… pero ya no puedo disimular más.- dice el gemelo y me desconcierta.

 

- ¿Qué… qué cosa?

 

- Milo, creo que siento algo más que una amistad… Yo te…- dice Kanon, pero no termina su frase porque me besa con fervor y necesidad, como si el mundo estuviera por acabarse y él quisiera llevarse ese recuerdo. Me ha tomado desprevenido, pero trato de reaccionar.

 

- No… Kanon, detente.- exclamo con algo de brusquedad y separo mis labios de los suyos- Lo lamento, pero no siento lo mismo.

 

- Entiendo. Bueno… supongo que tendré que vivir con eso. Te veré pronto, espero… aunque sea sólo como mi amigo.- dijo el geminiano con decepción y tristeza, alejándose de mí.

 

 

 

 

Me quedo estupefacto ante lo que acaba de suceder, confirmando mis presentimientos sobre la extraña actitud de Kanon; como si una catástrofe se hubiese desatado tras su declaración, la copiosa tormenta se desata y los rayos azotan el cielo, haciendo temblar los cimientos. Me apresuro y a la velocidad de la luz busco refugio en el pórtico de la casa de Aries, descanso y prosigo el camino de las casas siguientes hasta llegar a la mía; una extraña sensación me invade al recordar el incómodo momento que acabo de vivir, tan sólo espero que mi relación con Kanon no se vea afectada, pues no podría soportar el perder a otro amigo.

 

 

                        ****

 

ZEUS POV

 

 

Hoy es una mañana muy especial, pues Hera está muy atareada intentado reconciliar a Ares y Afrodita, pues sus constantes discusiones han sido un verdadero problema últimamente, y esto me permite escapar al santuario en forma de águila para visitar a mi adorable aguador. Como ya lo he hecho todo este tiempo, me poso sobre el pretil de su ventana y allí lo veo, muy concentrado tocando el violín, aunque se ve muy preocupado; observo que deja de tocar y susurra un nombre: “Milo”, y deja caer una lágrima. La congoja me invade, pues mi bello consorte se ve angustiado, y la causa parece ser alguien llamado Milo; cuando menos lo espero, me mira con sus profundos ojos azules y comienza a tocar una bella melodía. Me siento como un verdadero rey al saber que toca esa melodía con tanto entusiasmo sólo para mí. Se ve realmente feliz cuando hace música, y me llena de alegría que Camus tenga un don tan especial como el de la música; empero, repentinamente deja su violín y sale de la habitación, por lo cual decido seguirle el rastro. Veo que se dirige hacia el coliseo del santuario y observa con cierta mirada tierna a un gallardo joven de largo cabello azul; se ve como un digno guerrero espartano entrenando lanzamiento de disco, con una figura robusta pero tan perfecta que parece esculpida por Apolo. Es entonces que escucho los halagos de mi aguador hacia el joven guerrero de Athena y no puedo evitar sentir recelo hacia el joven, y como si fuera poco el acuariano desea hablar a solas con él; es entonces cuando veo que mi hija Athena los interrumpe, pues al parecer Camus le solicitó un momento para hacerle unas preguntas; lo noto dubitativo, pero cuando escucho nuevamente ese nombre, mis celos hierven en mi corazón. Es ese joven heleno que lanzaba el disco el tal Milo, quien le ha hecho derramar lágrimas a mi bello copero; si le ha causado tal disgusto, no merece su amor, y es por eso que debo actuar rápido y conquistar el corazón de Camus antes de que ese mortal lo haga.  

 

 

 

 

A la mañana siguiente me presento nuevamente ante la ventana del aguador, esta vez con algo pequeño, pero que no es más que una ínfima muestra de mi amor hacia él: llevo en el pico un ramo de flores de roble y espero a que despierte. Una vez que lo veo incorporarse, dejo el ramo sobre el pretil y observo  su sonrisa al ver las flores; su rostro parece estar lleno de esperanza y júbilo, lo cual me hace feliz, pues nunca esperé que un regalo tan pequeño pudiera causarle esa reacción. Lo veo salir apresuradamente, cargando su violín, y nuevamente lo sigo para saber qué hará; se dirige a la sala principal de su templo y comienza a tocar su bella música con entusiasmo, ganándose un aplauso de un jovencito de cabello dorado que lo observa con admiración. Si mal no recuerdo, se trata de su discípulo. Debido a que Hera no ha notado mi ausencia en estas horas, hoy puedo tomarme el tiempo para seguir recorriendo el santuario y vigilar a Camus, pues siento curiosidad por saber qué hace. Su vida parece muy apacible luego de la última guerra santa, pues lo he visto entrenar unas horas y luego de un fresco almuerzo ha salido a recorrer el pueblo aledaño al santuario. De pronto, luego de unas horas de vigilarlo, mis sentidos se alertan pues lo escucho mencionar nuevamente al guerrero llamado Milo, quien es el santo de escorpio, por lo que he podido concluir en mi estadía hoy; veo al aguador partir con entusiasmo hacia el coliseo, y por alguna extraña razón presiento que las cosas no saldrán bien.

 

 

 

 

Por dicho motivo decido seguirlo y desde uno de los frisos del coliseo observo que el caballero de escorpio se encuentra junto a ese general de Poseidón; al comienzo parecen estar hablando simplemente, pero de pronto observo cómo el marina besa impetuosamente al caballero de escorpio. Una sensación de alivio me recorre, pues eso quizás signifique que Milo no está interesado en Camus, mas el alivio no dura demasiado, pues a lo lejos puedo ver a Camus mirando la escena; vuelo más cerca de él, para conocer su reacción y no puedo evitar enfurecer. Sus hermosos zafiros están anegados en lágrimas y su rostro afectado por una gran angustia; noto que se da media vuelta y corre a lo lejos, queriendo olvidar lo que acaba de presenciar. En cuestión de un parpadeo he podido confirmar mis más temidas sospechas: el caballero de acuario está enamorado de Milo, lo cual hará muy ardua mi conquista; empero, apartando este terrible hecho, me preocupa el estado anímico en el que se encuentra, tan turbado y errático, por lo cual decido seguirlo y noto que se dirige hacia una playa cercana, lo cual es preocupante con la tormenta que se ha desatado. Observo que un joven de cabello azul corto lo mira pasar, contrae sus hombros y sigue en lo suyo, aunque parece extrañado por la reacción del acuariano; de alguna manera su angustia me afecta, tanto que una profunda ira crece en mi interior y se manifiesta en el firmamento como un terrible espectáculo de rayos y truenos. Entre medio de tal caos, escucho a dos jóvenes preguntar sobre el paradero del aguador al peli azul que crucé minutos antes.

 

 

 

- Deathmask, ¿has visto a Camus? Necesito aclararle algo sobre las partituras que le di.- dijo un muchacho de cabello corto y negro, quien se encontraba con otro de largo cabello rubio y aspecto delicado.

 

- Creo que lo vi dirigirse hacia la playa…- contestó el peli azul.

 

- ¡¿A la playa?! ¡Pero están cayendo rayos, es muy arriesgado!- exclamó alarmado el rubio.

 

- Es muy extraño, Shaka, Camus no haría algo tan imprudente, tal vez sí Deathmask…- contestó el de cabello negro.

 

- ¡Cállate cabra! Ahora que lo pienso…- dijo el peli azul, frotándose la barbilla- se veía triste…

 

- ¡Debemos ir a buscarlo, ahora!- exclamó el pelinegro con preocupación, y se fue a gran velocidad junto al rubio hacia la playa; instintivamente, los sigo.

 

 

 

 

Llegamos los tres casi al mismo tiempo, y vemos a Camus sentado en la arena, cerca de la orilla, cubriendo su rostro con sus manos; está llorando y mis sentimientos se vuelven más turbulentos aún. Quiero protegerlo, borrar de su cabeza el desencanto que acaba de sufrir, en especial a ese ingrato caballero de escorpio, quien ha roto su corazón por coquetear con el marina de Poseidón; concentro mi poder en un poderoso rayo que impacta sobre el aguador y lo veo desvanecerse en la arena. Acto seguido, sus preocupados compañeros, horrorizados ante la escena, que confieso se me fue de las manos, corren hacia él e intentan reanimarlo, sin tener éxito. Me he dejado llevar y no medí mis actos, y ahora temo que Camus no despierte jamás, lo cual es algo que lamentaría para siempre.

Notas finales:

Hasta aquí por hoy, espero que les haya gustado, a pesar del abrupto y preocupante final. Sólo una cosa les puedo adelantar, y es que Camus estará bien ^_^

 

¡Muchas gracias por leer! ¡Háganme saber si les gustó o no, saludos!


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