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El lazo sagrado por Euridice

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Notas del capitulo:

Aquí va el segundo capítulo de este fic, espero que les agrade.

 

Los personajes no me pertenecen, son creación de Masami Kurumada.

CAMUS POV

 

 

 

La batalla de Asgard pareció culminar en un parpadeo, tan fugaz como nuestra vida, la cual creí que finalizaría al vencer a Loki; empero, siento mi corazón latir y escucho el sonido de mi respiración, lo cual significa que estoy vivo nuevamente, aunque no entiendo aún por qué. Desperté luego de un largo sueño en mi templo, el cual se ve algo gris y hasta lúgubre, tan distinto a como lo recordaba; me levanto de mis aposentos, tomo un par de prendas de mi armario y las visto para así para recorrer la casa de acuario y tratar de buscar algo de vida en ella, algo que me explique por qué estoy caminando entre los vivos una vez más. Todo parece estar en su lugar, como si hubiera sido petrificado e inmortalizado a pesar del devenir del tiempo. Espero que este nuevo despertar sea mejor que los anteriores que he tenido, en los cuales predominaron los malos entendidos y la discordia; desearía que mi relación con mis camaradas fuera cordial como solía serlo en aquellos días en que sólo éramos unos niños, especialmente con Milo, quien creo que fue el más afectado por las decisiones que he tomado en todos estos regresos del inframundo.

 

 

 

 

Intento repasar todos los acontecimientos de esta última batalla, especialmente la promesa que hice a mi amigo Surt, esperando poder redimirme ante la terrible tragedia que sufrió por mi causa; pelear a su lado fue una decisión difícil, pues mi objetivo jamás fue traicionar a mis compañeros de armas ni traicionar a Athena, no obstante soy consciente de que no todos lo vieron de esa forma, y me temo que quien más lo tomó personal fue Milo. Si bien logré evitar que el alma de Surt se hundiera en la oscuridad, salvándolo, y se lo manifesté a Milo mientras peleábamos contra Loki, aún persiste en mi mente la duda de si realmente comprendió mis motivos, que nunca quise enfrentarme a él ni mucho menos levantarme en contra de mi diosa, que sólo intenté protegerlo del poder maligno de Yggdrassil. Siempre me pregunto si en verdad sabe cuánto lo amo, que es la persona con la cual tengo una conexión intensa y genuina, de una forma diferente a la que tenía con Surt, pues Milo es para mí más que un amigo, es a quien amo, a quien quiero a mi lado por el resto de mis días. Observo un portarretratos que hay sobre la mesa de mi biblioteca, en él estamos Milo y yo, de niños, tendríamos unos ocho años, ambos nos veíamos tan despreocupados, y sus ojos parecían tener un brillo especial.

 

 

 

 

 

Tomo la fotografía y la observo con cierto aire de melancolía, hasta que percibo un cosmos muy familiar, que no es nada más ni nada menos que el de mi discípulo, Hyoga; dejo el portarretratos en donde estaba y salgo hacia el salón de batallas, donde me encuentro con él y veo la expresión de júbilo en su rostro al verme. Me da un cálido y amistoso abrazo, expresando lo mucho que se alegra de que esté vivo; apenas sonrío, pues no sé aún cómo actuar ante este acontecimiento. Me informa que debemos ir donde Athena, pues la diosa nos quiere dar la bienvenida al mundo y, aparentemente, nos explicará el motivo de nuestro regreso a la vida. Una vez que llegamos al salón patriarcal veo a todos los demás caballeros dorados y a los de bronce, reunidos, escuchando atentamente las palabras de nuestra diosa; aparentemente el motivo de nuestro regreso es que así ha sido la voluntad de Zeus. Pensé que el dios supremo del Olimpo no perdonaría el hecho de que nos hubiéramos enfrentado a Hades, es por ello que esta noticia me toma por sorpresa, pues no veo el motivo de volvernos a la vida si ya hay paz en el mundo y los santos de bronce protegen a Athena.

 

 

 

 

 

Nuestra diosa nos informa que el mismo Zeus visitará el santuario en unas tres semanas, no sólo con el fin de asegurarse que todos los caballeros estén siendo fieles y cumplan con su deber, sino también para conocerlos, por lo cual nos solicita que comencemos nuestro entrenamiento al día siguiente. Me resulta extraño que de pronto el dios se interese por mortales como nosotros, aunque tiene cierto sentido, teniendo en cuenta que Saga usurpó el puesto de patriarca e incluso atentó contra la vida de la misma Athena. Mientras continúo escuchando a Saori Kido hablar, observo por el rabillo del ojo a mi amado Milo; se lo ve muy serio, completamente atento a las palabras de esa jovencita que, a pesar de su aspecto frágil, pudo ser capaz de enfrentar al dios del inframundo. Una vez que la reunión culmina, veo que Milo parte junto a Aioria hacia las escalinatas que comunican con la doceava casa, intento acercarme a él, pero rápidamente se retiran del lugar; los veo muy compenetrados en una conversación, por lo cual decido que lo mejor será aprovechar el entrenamiento al día siguiente para conversar con él.

 

 

 

 

Durante la tarde me tomo unas horas para poner en orden la casa de acuario, junto con la ayuda de mi discípulo, pues realmente necesitaba limpieza; una vez que el sol se pone, me recuesto en mi cama para descansar, me duermo y tengo un extraño sueño. En el mismo me encuentro en un soberbio y bello lugar, de arquitectura helénica y dimensiones extraordinarias; los pisos relucen y los pilares de mármol dan al recinto un aspecto impoluto al entorno. Camino y me adentro en dicho lugar, hallándome en un gran salón con grandes mesas de madera, donde un gran número de personas parecen celebrar algún acontecimiento, pues se los ve felices y chocan sus copas de plata labrada, tan bellas que uno podría sentirse apenado de ensuciarlas; bandejas con cordero asado son servidas, un tras otra, esas extrañas personas no parecen saciarse. Una joven que viste una fina túnica color roja se me acerca y me entrega un jarrón con inscripciones, ordenándome que sirva el néctar a los dioses presentes; como si la orden proviniera de Athena, obedezco y recorro el gran salón y sirvo a esas personas, quienes resultaban ser nada más ni nada menos que los olímpicos. No obstante, como si hubiese hecho este trabajo desde siempre, me dirijo a un puesto en particular, un gran trono dorado con tapizado azul, ubicado en una especie de altar, para servir a un dios que siento que me observa con gran devoción y cariño; hago una respetuosa reverencia e inclino el cántaro para servirle. Levanto mi cabeza para verle el rostro pero en ese preciso momento despierto con el sonido de lo que parece ser un aleteo.

 

 

 

 

Abro los ojos con pesadez, pues realmente ha sido un sueño muy pesado en el cual estuve inmerso; me incorporo y masajeo mis párpados con mis dedos para intentar despabilarme y así dirigir mi mirada hacia el lugar de donde el ruido provino, mi ventana. Descubro que en el pretil de la misma, un majestuoso águila reposa y me observa fijamente, como si estuviera de alguna manera velando mi sueño; por algún extraño motivo nuestras miradas se cruzan y el tiempo parece detenerse, pues el animal no reacciona violentamente ni mucho menos, sino que muestra parsimonia. Cuando me destapo y salgo de la cama, el ave abre sus enormes alas y se va; me acerco a la ventana y la contemplo en lo alto del firmamento, alejándose hacia la costa. Por unos minutos me pierdo en la maravillosa imagen del águila surcando el cielo, pero al recordar que debo entrenar, sacudo mi cabeza y me dirijo a la cocina para comer algo junto a Hyoga así poder ir a entrenar luego.

 

 

 

 

Nos dirigimos al coliseo y allí veo ya a varios de mis compañeros entrenando; Shura parece muy entusiasmado instruyendo al caballero del dragón sobre cómo mejorar su excálibur, Aioros le propone ejercicios de fuerza a quien, según me dice Hyoga, es Seiya, el caballero de Pegaso, que se muestra muy receptivo ante las sugerencias de mi camarada y Shaka entrena junto a Mu. Busco a Milo y lo veo llegar junto a Aioria. Como siempre, son junto a Deathmask y a Afrodita los últimos en llegar; una vez que están en la arena, me acerco a Milo, pues quisiera entrenar junto a él como solíamos hacerlo hace tanto tiempo.

 

 

 

 

-          ¿Entrenas conmigo?

 

-          Lo siento, Camus, ya le dije a Aioria que entrenaré con él.- me dice con un tono algo indiferente y se aparta junto a él; trato de no darle importancia, pero me es difícil obviar ese extraño trato hacia mí, a pesar de que mi rostro no hace ni una mueca.

 

-           Puedes entrenar conmigo, si así lo deseas; no tengo compañero aún…- sugiere Aldebarán con amabilidad y acepto, pues si Zeus visitará el santuario pronto, debemos mostrarnos dignos de ser santos de Athena, no hay tiempo para nimiedades como ser selectivo con los compañeros de entrenamiento.

 

 

 

 

 

Mantengo mi cabeza enfocada en calentar mis músculos con una corta lucha cuerpo a cuerpo, para luego pulir mis técnicas en un controlado enfrentamiento junto a mi camarada de tauro; ambos elevamos nuestro cosmos para volver a poner en práctica nuestros ataques y como resultado nos lanzamos al suelo unas cuantas veces, dejando claro que a pesar de haber permanecido en el inframundo nuestro poder estaba tan vivo como nunca. Aldebarán ha mejorado su técnica increíblemente y se lo hago saber, recibiendo una amable sonrisa de su parte; la batalla de Asgard nos ha cambiado, pues hemos crecido no sólo como guerreros sino también como personas, pues la prueba más contundente de ello es la actitud que Afrodita y Deathmask tienen ahora, no sólo con Saori sino entre sí y con los caballeros de bronce. Una vez terminado el entrenamiento, veo a Milo subir solo a su templo, mientras que Aioria va rumbo a Rodorio junto a su hermano y Seiya, al tiempo que algunos de los demás se dispersan por los alrededores del santuario; Afrodita y Deathmask continúan entrenando juntos debido a su tardanza. Me dirijo hacia la casa de escorpio, pues deseo aclarar las cosas con Milo lo antes posible, ya que su hosca actitud esta mañana me hace pensar que no todo está bien; cuando al fin llego al octavo templo, enciendo mi cosmos para anunciar mi presencia y veo que Milo sale de una de las habitaciones, dirigiéndose hacia donde estoy.

 

 

 

 

-          Camus, ¿deseas algo?

 

-          Solamente quería hablar contigo para aclarar ciertas cosas…

 

-          Te escucho.- responde con seriedad.

 

-          Quiero que entiendas que no fue mi intención traicionar a Athena ni a la orden dorada, realmente sentía que estaba en deuda con Surt y…

 

-          Has dejado que tu sentimiento de culpa por la muerte de la hermana de Surt te dominara, y Surt manipuló eso a su favor.- dice con acidez, dejándome perplejo.

 

-          No es así… Milo, realmente intenté que Surt no se perdiera aún más de lo que ya se había perdido por seguir a Andreas, entiéndelo.  ¿Acaso no has intentado encaminar a un amigo que se encontraba en la dirección incorrecta?

 

-          No puedo responder eso, no me encontré en una situación similar antes.

 

-          Milo…

 

-          Sólo olvídalo, ¿de acuerdo?

 

-          No puedo olvidar este asunto cuando me tratas con tanta indiferencia…- escupo esas palabras sin medir cómo puedan repercutir en el escorpión; veo que su expresión se endurece.

 

-          ¿Yo te trato con indiferencia? ¡Vamos, Camus! Siempre he creído que era tu mejor amigo, a quien más conocía y de quién lo sabía todo, para encontrarme con que, número uno, Surt era tu mejor amigo, y número dos, que jamás me hayas dicho algo tan nefasto como lo que le sucedió a la hermana de Surt.

 

-          ¿Acaso tú me has contado todo sobre ti?- le reprocho, pues encuentro su reclamo totalmente absurdo; noto que se queda sin respuesta.

 

-           No tengo por qué ser un libro abierto…- agrega luego de unos minutos en silencio.

 

-          ¿Y por qué crees que yo sí?

 

-          ¡¡Porque se suponía que éramos amigos!!- reclama con un tono de voz más estridente y severo.- Al menos Aioria no guarda secretos.

 

-          De veras intentaba tener una conversación conciliadora contigo, Milo, pero ya veo que no tienes otro interés más que continuar reprochándome algo tan infantil...- le digo, ya perdiendo la paciencia y me retiro de su casa sin mirar atrás.

 

 

 

 

 

 

 

Contrariado por haber fracasado en mi plan, camino con tanta velocidad que cuando alzo la vista noto que estoy ya saliendo de la casa de Capricornio; jamás creí que tendría una discusión tan estúpida con Milo, que su único argumento fuese que yo tuviese otro amigo además de él, cegándose a ver la realidad frente a sus ojos: que él no es simplemente un amigo, sino la única persona a la cual amo y desearía tener a mi lado. Soy consciente de que controlo demasiado mis sentimientos, que puede resultar difícil para quienes no me conocen en profundidad interpretar cómo me siento con ciertas personas, pero nunca creí que Milo fuera incapaz de darse cuenta de que todo el apego que teníamos en nuestra infancia y adolescencia, más las horas de tiempo que pasábamos juntos respondían en verdad al gran amor que guardo hacia él, que sería capaz de dar mi vida en una batalla con tal de salvar la suya. A Surt lo aprecié mucho, fue una persona con la cual atravesé momentos tanto felices como terribles, pero Milo fue quien realmente tocó algo más profundo, quien caló hondo en mi interior. Cuando por fin llego a la casa de acuario, me encierro en el baño y me adentro en la ducha para refrescarme y relajarme; la discusión me ha dejado tan descolocado que no puedo evitar soltar unas lágrimas de frustración.

 

 

 

 

                               ****

 

 

MILO POV

 

 

 

 

Me encuentro en el salón de batallas de mi casa, reflexionando sobre lo que acaba de suceder; Camus llegó anunciando su cosmos y me solicitó hablar con él, pude percibir que se trataba de algo importante por lo cual acudí rápidamente. Tal y como sospechaba, el motivo de la conversación era la batalla de Asgard, especialmente lo ocurrido con Surt. Enfoco toda mi atención en escucharlo y percibo que de veras es sincero en cuanto al hecho de que nunca se levantó contra Athena, pero aun así me es difícil aceptar que haya sido tan ingenuo para dejarse manipular por su amigo; perdiendo todo filtro, escupo esas palabras como si fueran el veneno de un áspid, notando que su rostro cambia de preocupación a perplejidad. Empero él es inteligente y me cuestiona con una interrogante cargada de un sentido de la moral que jamás hubiera imaginado en él: ¿No has intentado encaminar a un amigo que se encontraba en la dirección incorrecta?; respondo negativamente, pues si bien intenté encaminar a Hyoga en lo que yo consideraba que era la dirección correcta, resultó que las cosas no eran como yo creía, y que era el caballero de cisne quien realmente sabía por quién luchaba, además, Hyoga no era mi amigo, sino mi oponente en aquél entonces.

 

 

 

Lejos de terminar, lo cual fue mi deseo, la discusión continúa pues Camus me reclama que lo trato con indiferencia; intento mantener la calma pero su reproche me hace enardecer, ¿acaso esperaba que todo siguiera igual luego de lo ocurrido?, ¿Qué pasara la página y cerrara el libro? Como una especie de amante despechada, dejo salir todo el rencor que guardaba, de que me sentí relegado por ese nórdico, y que no me ha contado todo de él; ¿cómo pudo guardarse algo tan importante como el hecho de que fue indirectamente responsable de la muerte de esa niña? Lejos de recibir un “tienes razón” como respuesta, lo escucho reclamarme que yo tampoco le he revelado absolutamente todo de mí, y me deja sin palabras, pues es la verdad;  todos estos años de amistad he guardado un secreto en lo más profundo de mi ser, y es que desde el momento en que nos hicimos amigos lo amo. Es por eso que no puedo evitar molestarme cuando el nombre de Surt es pronunciado, cuando su fantasma se aparece en nuestra historia para hacerme sufrir; dejo salir la más estúpida de mis respuestas, y el muy hábil aguador me responde con otra interrogante, haciéndome perder la paciencia y dejándole en claro el porqué de mi actitud. Como si eso fuera poco, mi boca parece haber perdido su represión y cometo el error de traer a Aioria, lo cual lo hace perder la paciencia, y después de llamar a mis reclamos infantiles, se retira de mi templo.

 

 

 

 

Analizando nuestra conversación en frío me golpeo a mí mismo en la frente con la palma de mi mano; realmente fue muy tonto en mencionar a Aioria, pues él no tiene por qué verse involucrado en mis problemas, y no es justo usarlo como varilla de medición, nadie merece que lo comparen con otro. Sé que Camus no es como Aioria y jamás lo será pero, ¿hasta cuándo seguirá con su coraza de hielo?, ¿acaso no hemos estado juntos el tiempo suficiente para que confíe en mí y abra su corazón? Sé que Surt solamente era un amigo para Camus, pero siempre creí ser su único amigo, y reconozco que soy infantil al sentirme desplazado por él pero ¿cómo espera que me sienta seguro a su lado?, ¿cómo espera que vuelva a confiar en él plenamente sabiendo que su supuesto amigo no hizo más que usarlo como medio para su propio fin? Siempre creí que Camus era una fortaleza impenetrable, que no dejaba que sus sentimientos se inmiscuyeran en la batalla, pero veo que me equivoqué, que la imagen que tenía del aguador no era la verdadera, y de alguna forma, eso es lo que más me desconcierta de todo este asunto. Pensé que lo conocía, pero la realidad me golpea haciéndome ver que la persona a quien amo es exactamente como un iceberg; sólo se ve un extremo de lo que en verdad es, pero bajo las profundidades hay mucho más, todo un universo desconocido. Con todo este torbellino de pensamientos me dirijo a la cocina, pues debería prepararme algo de comer, quizás con alguna actividad manual logre distraerme un poco de todo este asunto.

Notas finales:

Muchas gracias por tomarse su tiempo para leer este fic; quisiera aclarar unas cosas respecto a una serie de comentarios que he visto, no sólo en mi fic sino en otros que “casualmente” también son de la misma pareja que este, y por el lenguaje que denotan los mismos, puedo concluir que los hizo la misma persona:

 

 

1. No escribo para gustarle a los demás, sino que lo hago porque A MÍ me gusta; si a otros también les gusta, GENIAL, me alegra mucho, pero soy lo suficientemente madura para darme cuenta de que no todos tenemos gustos iguales. Por eso mismo, no ando tirándole veneno a quienes escriben algo que no me gusta, porque a muchos otros sé que sí les gustará y mi opinión no cambiará la de nadie.

 

2. En relación a lo anterior, soy muy receptiva con las críticas siempre y cuando sean hechas CON RESPETO, EDUCACIÓN Y ARGUMENTO;  que un fic tenga una aparente similitud a otro, no es suficiente argumento para decir que tendrá el mismo desarrollo o trama. Leer un capítulo o dos no es prueba alguna para predecir el desarrollo de una historia y sacar conclusiones (erróneas, además). Tal vez sea porque estudio ciencias que creo que se necesitan EVIDENCIAS SUFICIENTES para arribar a una conclusión, en lo que sea.

 

3. Que algo no te guste, no te da el derecho a insultar a quien lo escribe, por más espantoso que sea dicho fic; estoy segura que muchas personas de las que leemos y escribimos aquí nos hemos encontrado con alguna que otra historia que no fue de nuestro agrado, y no por eso le decimos improperios a quienes escriben. Y respecto a las parejas, si te molesta tanto que haya más fics de unas sobre otras, bueno, empieza por escribir tú una historia sobre algo no tan “repetitivo”.

 

4. Esta web se caracteriza por tener gente de muy variada edad y por eso es tan agradable a mí modo de ver, eso me gusta mucho, pero voy a dejar bien claro que no soy ninguna nena de primaria, y si me encuentro con insultos no voy a responder a ese nivel, sino que voy a ser muy dura con mis palabras, es mi defecto, pero como decimos en mi país, “el que busca, encuentra”. Es muy fácil creerse listo e insultar cuando nos escuda el anonimato del internet, pero lo único que estás logrando es quedar en ridículo. 

 

 

Espero no haber ofendido o molestado a nadie, me disculpo por hacerles perder el tiempo con esta perolata, pero quería dejar las cosas claras. Sin más que decir, me despidos, ¡saludos!


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