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A MERCED DE TU SOMBRA por Aifoss

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Notas del capitulo:

PERDOOOOOOOON!!! NO ME PEGUEN :'(

Queridos lectores les ruego que no me odien por las tres semanas de retraso, acabo de ingresar a la Universidad y me tuve que mudar pues es en otra ciudad asi que no tuve tiempo para actulizar, sin embargo, ahora procurare actulizar los domingos que son los días que más tiempo tengo, o sino asi al azar el día que pueda pero que no exeda de la semana :DDDDDDD

Continuamos hablando de forma amena. Me preguntaba a mí mismo si alguna vez alguien había logrado estar con Akashi de esta manera ¿sería cierto lo que se refería Kise sobre la cercanía que tengo con el pelirrojo? No debería importarme, yo estaba haciendo lo que a mí me hacía bien y al parecer eso significaba estar con él... obviamente estar con él en el sentido de ser amigos.

 

A eso de las siete me llevo a casa, sus padres ya se habían ido ya que no había autos estacionados en la calle. Me despedí como siempre y entre a casa. Mi madre se encontraba en el sillón cruzada de brazos. Sí, estaba en problemas.

 

 

- No saludaste, me dijiste que volvías en dos horas y te fuiste cinco, no me pediste permiso para salir- enumeró cada cosa que hice y se levantó del sillón-. ¿Alguna explicación?

 

 

- Creo que ya sabes la razón.- suspiré pesadamente.- Madre, con todo respeto pero dime ¿Cuántas veces te he dicho que ese hombre no me agrada?- estaba más que molesto y decepcionado.- ¿Cuántas?- repetí al ver que no me contestaba-. Puedes pedirme de todo, de todo menos ser amable con él.

 

 

- Es mi jefe- repuso.

 

 

- Eso no lo hace una persona más importante para mí. Sigue siendo la misma escoria- contesté-, y no me importa cuántas razones para tratarlo bien me des, no cambiaré.

 

Mi madre asintió frustrada, cuando me ponía algo en la cabeza no me lo sacaba y era completamente insoportable, era como si me transformara por completo al enojarme. Ahora me cambiaría de tema, ya no había más que hablar sobre esto. 

 

 

- Kise llamó- me avisó con tranquilidad mientras se volvía a sentar-, le conté que estabas con Aomine. ¿Quién es ese chico?

 

 

- Un amigo, simplemente tenía que devolverle su chaqueta.

 

 

- ¿Están saliendo? ¿Se gustan?- preguntó, lo cual me sorprendió, pues ella no sabía que me gustaban los hombre…o si?...-. Sabes que puedes confiármelo.

 

 

- No, es solo una buena amistad y no, no me gusta- contesté-, además teníamos que terminar un trabajo.

 

 

- La misma excusa que le dije a mi madre la primera vez que me encontré con tu padre- me echo en cara riendo. Suspiró angustiada al acordarse de eso-, me gustaría conocerlo algún día podrías traerlo a casa.

 

 

- No creo que sea posible, somos amigos nada más- repetí. Antes de que pudiera seguir preguntándome sobre Aomine subí a mi cuarto.

Intenté abrir la puerta pero luego recordé que estaba cerrada. Busqué la llave en el bolsillo de mi pantalón y la abrí. El corazón se me acelero al ver que mi armario se encontraba abierto, por lo que yo recordaba lo había cerrado antes de salir. Alguien había entrado. Debajo de mi cama había un papel bastante grande, me temblaban las manos y  mi latido se aceleraba. Sabía de qué se trataba pero no podía creer que alguien haya podido entrar a mi cuarto cuando estuvo cerrada con llave.

 

Estaba en mis sospechas, no pudo haber sido Masaomi. Él estaba en el pasillo cuando yo salí de mi habitación. El vio como cerré la puerta y como me quedaba con la llave, estuvo todo el tiempo con mi madre y su esposa almorzando. Mi madre hubiera sospechado y de la nada se salía de la casa. Suspiré, no quería abrir el papel pero tenía que hacerlo.

 

 

- Tetsuya, ¿qué quieres cenar?- preguntó mi madre haciendo que me sobresalte. Arrugué el papel y lo guarde bajo la almohada-, ¿qué tienes ahí?

 

 

- Nada- respondí débilmente-, solo... una hoja de mi diario.- << Desde cuando los hombres tienen diario>>pensé

 

 

- Ya veo... bien ¿quieres que pida una pizza?- asentí, quería que salga de aquí lo más rápido posible.

 

Cuando mi mamá salió del cuarto volví a sacar el papel de debajo de la almohada. Casi me descubría ¿Qué pasaría si ella encontrara los papeles en mi cuarto? creo que no estaría en un problema, estaría muerto. A mi mamá no le gusta que le oculte las cosas y tarde o temprano se termina enterando de todo. Solo que si de esto no digo nada, no tendría por qué darse cuenta. Abrí el papel y cerré los ojos, quería hacerlo cuando esté seguro de que ahora no me pasaría nada. Recordé las palabras que Akashi me había dicho hoy por la tarde "Tu madre está a salvo y tú también por ahora" eso querría decir que nada podría pasarme.

 

 

"¿Cuánto piensas que falta para que llegue tu fin? si fuera tú me iría despidiendo de los amigos o... escaparía de nuevo, pero sé que eres muy cobarde para hacerlo tú solo. Disfruta tus últimos días. "

 

 

Se me bajo la presión y empezaba a sudar frío por todo mi cuerpo, no reconocía la letra pues esta lucía distorsionada. El miedo había vuelto. Lo que había hecho que este día fuera genial se arruinó completamente. Doble la carta con cuidado y la guardé con la anterior. Si me seguían llegando cosas así armaría una colección de amenazas.

 

No bajé a cenar, le dije a mi madre que me dolía mucho el estómago y que había comido con Aomine. No pegué un ojo hasta más o menos las doce de la noche. Solo daba vueltas y vueltas pensando quien podría ser el que esté haciendo todo esto, también pensaba si algún día lo vería. ¿Me estaría vigilando? El día ese que me estaban siguiendo... ¿Podría haber sido? Pero después recordaba las palabras de Akashi y me sentía seguro, él dijo que nada me pasaría y que estaba a salvo. ¿Estaría el enterado de algo que yo necesitaba saber? seguramente, no había dudas. Él me dijo que estaba haciendo bien en querer alejar a mi madre de su padre y eso me decía que algo raro había allí.

 

 

Me despertó los rayos de sol de la mañana. Otro día más de clases, por suerte mañana era sábado. Podría quedarme durmiendo hasta la hora que deseara, excepto por la salida de las siete. Suponía que la pasaría bastante bien con los chicos, no me vendría mal conocer el centro del lugar en el cual estoy viviendo. Kise me estaba esperando con el auto. Otra vez, me senté en la parte trasera. Se estaba haciendo bastante habitual ya que como Himuro vivía a dos calles de la casa del rubio pasaba primero por él.

 

 

- Neeh…¿Están entusiasmados por la salida de mañana?- preguntó la voz chillona de Kise tratando de comenzar una conversación-, he visto algunos lugares que están geniales.

 

 

- Claro- contestó Himuro-. ¿Tu Kuroko?

 

 

- Sí- respondí, tenía la cabeza en otro lado-, sí claro. Quiero pasar por una librería, necesito comprar un libro.

 

 

- Hay una pequeña en el centro pero seguro te gustará Kurokocchi- comentó Kise-, ¡Ya quiero que sea mañana! De seguro la pasaremos genial.

 

 

- Seguro- afirmé tratando de parecer emocionado, pero en realidad era así como menos me sentía.

 

Cuando llegamos a la escuela me encamine hacía mi casillero. Faltaban diez minutos para que empiece la clase de Lengua, todavía tenía tiempo. Agarre algunos libros, los necesarios para no tener que volver en el receso. Los guardé en la mochila y me dirigí al salón.

 

El profesor no había llegado y el salón estaba en descontrol, me dirigí a mi asiento pero estaba ocupado. Momoi estaba hablando con Akashi. Genial, que manera de empezar el día. No quería esperar a que se corriera ni tampoco quería pedírselo. Busqué algún asiento vacío para sentarme y encontré uno justo en el fondo. Apoyé los libros y oculté mi cabeza entre mis brazos usándolos como almohada. Estaba cansado, no había podido dormir y estaba agotado de pensar todo el tiempo en esa amenaza. Me estaba comiendo la cabeza, todo porque no quería contárselo a nadie.

 

 

- ¿No te sentarás conmigo esta clase Tetsuya?- preguntó una voz en mi oído.

 

 

- Te sentarás con Momoi-san, por cierto, gracias por avisarme que alguien ha ocupado mi lugar- dije sin levantar mi cabeza.

 

 

- No me sentaré con ella- contestó-, se acercó a hablarme.

 

 

- Tampoco es de mi incumbencia - comenté, no sabía por qué me estaba comportando así. Akashi se rió y se sentó a mi lado.

 

 

- ¿Estás molesto porque hablé con Satsuki?- preguntó incrédulo.

 

 

- No, estoy molesto por un montón de otras cosas, y ninguna se relaciona a ella.

 

 

- ¿Podría saber por qué?

 

 

- No, es tema mío Akashi-kun. Además, creo que es un conflicto conmigo mismo.

 

 

- ¿Estas molesto contigo?- preguntó entre risas-, jamás en mi vida hablé con una persona tan peculiar como tú.

 

 

- Sí, estoy molesto conmigo mismo, ¿Algún problema?- murmuré de malhumor, él no me había hecho nada, y que yo le esté hablando así me molestaba más

 

 

- No, ninguno. ¿Seguro que no quieres contarme de que se trata ese 'problema'?- entonó la palabra con sarcasmo.

 

 

- Por favor Akashi-kun, no estoy para bromas. Por ser una persona seria podrías serlo ahora, no quiero hablar con nadie.

 

 

- Quiero que te sientas mejor Tetsuya- comentó-, al menos eso intento. No soy muy bueno en hacer reír a la gente.

 

Recogí mis libros y me pasé a nuestro asiento. El profesor había entrado a la clase y lo único que faltaba era que me rete porque no me encontraba en mi lugar. El asfixiante perfume de Momoi había quedado allí, no la dejaría volver a mi lugar nunca más. Si quería hablar con el pelirrojo que no lo hiciera en mi asiento y menos si tenía ese perfume con olor a plástico.

 

 

- ¿Te gusta el olor de Satsuki?- preguntó al ver mi reacción.

 

 

- No- respondí -, no me agrada. Creo que a ti sí Akashi-kun

 

 

- Debo admitir que no es tan desagradable como tú crees, es bastante... delicioso- inquirió tratando de hacerme enojar aún más. 

 

Gruñí a mis adentros y por primera vez en lo que va del año intenté poner atención a la clase.

 

Las horas pasaron lentas. No tenía ánimos de hacer nada y Kise se había dado cuenta. Todo lo que había pasado ayer me había caído como un balde de agua fría por más que no lo quisiera admitir y eso se notaba en mi estado de ánimo. Lo único que quería era llegar a casa y acostarme, estar en paz.

 

 

- Si mañana te sientes mal Kurokocchi no te sientas obligado a ir- me avisó a la salida de la última clase.

 

 

- Iré- afirmé, nada mejor que una salida para despejarme de los problemas-. Hoy no pude dormir bien, estoy demasiado cansado.

 

 

- Himurocchi nos está esperando en el patio de entrada, esta con Murasakibaracchi y Kasamatsucchi- dijo, cambiando de tema.

 

A paso lento nos dirigimos hacia donde estaban los chicos. Era normal quedarse unos minutos más en el colegio a la salida ya que siempre se arreglaban salidas o se hablaban de cosas que los profesores no nos habían dejado terminar de hablar en clases, cosa que pasa bastante seguido. Kasamatsu saludó a Kise con un beso, sonreí al recordar que yo ayude a que estén juntos. Esa sonrisa fue la única que salió en todo mi día.

 

 

- ¡Kuroko!- Kasamatsu estrecho el puño con el mio-, hace mucho que no hablamos. Gracias, ya sabes porque.

 

 

- No te preocupes- le respondí, sinceramente. Kise no entendía lo que estábamos hablando. También saludé a Murasakibara para no parecer descortés.

 

 

- ¿Y bien, han planeado algo para la salida de miércoles?- preguntó el rubio. Miré a Kise quien estaba esperando mi respuesta expectante. No tenía ganas de pensar y viendo que todos estaban entusiasmados por ir al parque ese miércoles me vi obligado a decir que si. Kise me había prometido no dejarme de lado, tal vez lo cumpliera. Mientas ellos hablaban tenía la mirada clavada en el piso, no veía la hora de irme. Sentí que alguien tocaba mi espalda y me giré.

 

 

- ¿Puedo llevármelo unos minutos?- le pregunto al rubio y a los chicos. Kise parecía embobado pero logró asentir. ¿Qué quería ahora? Lo seguí hasta el árbol más cercano.

 

 

- ¿Qué pasa Akashi-kun?- pregunté.

 

 

- ¿Te sientes bien?- preguntó, preocupado-, entendí tu malhumor de la mañana pero te he estado observando y... te sucede algo

 

 

- Quiero dormir, nada más- respondí, no podía tratarlo mal cuando se estaba preocupando por mí.

 

 

- ¿Seguro?- insistió mirándome directamente a los ojos-. Puedes contármelo Tetsuya.

 

 

- ¿Sabes el por qué?- pregunté al ver que él se veía tan seguro en pedirme que le cuente mi problema.

 

 

- No- respondió-, pero me gustaría saberlo.

 

 

- Tal vez... otro día- propuse-, no es el momento, no aún.

 

 

- Como gustes- inquirió con una sonrisa-, vuelve con tus amigos. Al parecer no les agrado muy bien- rió-, solo a Ryota. ¿Les has contado algo?- me quedé mudo, y al comprender que le conté comenzó a reír-. Oh, ya veo. Con razón su extraña mirada.

 

 

- Tenía que decírselo, él me ha confiado todo respecto a Kasamatsu-kun- confesé-, no le he dicho todo exactamente.

 

 

- Entiendo, no me molesta- dijo, al parecer lo decía enserio. No me había dado cuenta de que me había sonrojado-, bueno creo que es mejor que vuelvas. Nos vemos Tetsuya.

 

 

- Adiós- me despedí mientras volvía con los chicos.

 

 

Al llegar a casa no dude en ir a acostarme. Sabía que no tenía que buscar nada ya que dudaba que me hayan dejado otro de esos papeles hoy. Tenía sueño, mucho. Apenas toqué la almohada me dormí.

 

Kise no me había preguntado nada sobre qué era lo que quería Akashi ya que me veía medio caído. Tenía a todos preocupados hasta Kasamatsu pareció darse cuenta de mi humor. Me despertó el ruido de la puerta. Mi madre había entrado para traerme la cena, por suerte no tendría que bajar.

 

 

- Vi que estabas dormido y no quise despertarte- dijo dejando la bandeja sobre mi-, hice ramen, espero que te guste.

 

 

- Sí- contesté sin darle importancia-. ¿qué hora es?

 

 

- Las diez de la noche- respondió mirando su reloj-, no quería dejarte sin cenar, me preocupa el hecho de que comas poco. 

 

 

- Estoy bien- le aseguré. Mi madre me dio un beso en la frente y se fue con un 'buenas noches'. Moría de hambre a pesar de tener un estómago pequeño, el ramen no era la que me gustaba pero era tal la necesidad de comer que tenía que no me importo. Cuando termine me quedé sentado tratando de pensar en algo que me distraiga. Me sentía mucho mejor comparado a como estaba hoy por la tarde. No tenía mucho sueño como para volver a acostarme pero tampoco tenía ganas de levantarme.

 

 

- ¿Tetsuya?- preguntó una voz en la ventana. Di un grito ahogado y me levanté de un salto-, ábreme, soy yo.

 

Corrí las cortinas y abrí la ventana lo más rápido posible, Akashi estaba allí. Recordé nuevamente lo que había pasado la noche en la que el apareció así por primera vez, no había sido hace mucho.

 

 

- Akashi-kun ¿Qué haces aquí?- pregunté con mi mayor sorpresa notoria-. No es seguro, mi madre todavía esta despierta.

 

 

- Puedo quedarme en silencio- respondió riendo-, quería venir a verte. Ya sabes, ahora que he discutido con Kotaro tendré que esperar mínimo una semana para poder volver al billar

 

 

- No dejare que vengas aquí una semana- dije, cortante.

 

 

- ¿Vas a dejarme entrar? Me están doliendo los brazos- me hice a un lado para que pase. Esto no era seguro, mi madre entraría en cualquier momento y dudaba mucho que Akashi tenga tiempo para esconderse. Me senté en mi cama cruzado de piernas el me imitó.

 

 

- No puedes estar aquí- repetí-, si mi madre llegara a verte...

 

 

- No pasara nada, créeme tengo buena audición así que me daré cuenta si esta por aquí.

 

 

- Ilústrame... ¿Qué haces en mi cuarto a esta hora de la noche?

 

 

- Ya te lo he respondido- contestó-, además en parte tú tienes la culpa de que tenga que venir aquí.

 

 

- ¿Yo?- pregunté, pasmado-, tú fuiste quien me quiso llevar a ese lugar.

 

 

- Tú me dijiste que si- me echo en cara.

 

 

- Solo quiero dejarte en claro que no vendrás aquí por el resto de la semana- le avisé-, mi madre  descubre todo lo que hago- hice una pausa-, y créeme que de esto se dará cuenta.

 

 

- No te preocupes, tú sueles ver el lado negativo de la cosas, siempre- confirmó-, y déjame decirte que me he dado cuenta, no puedes negar que no es cierto.
No, no podía negarme.

 

 

- Debes irte, mañana tengo que salir con Kise-kun y Himuro-kun, tengo que estar descansado- me excusé.

 

 

- Duerme, puedo quedarme aquí- me desafió-, verte dormir será algo bastante... interesante- hizo una pausa y se quedó observándome-, hasta hace que te sonrojes.

 

 

- Akashi-kun, veté por favor.

 

 

- ¿O si no que? No puedes decirle a tu madre- me desafió con una sonrisa-, eso no sería un problema para mí.

 

 

- Has lo que quieras, solo procura que mi madre no te vea aquí porque si no seré yo quien te mate- le aclaré-, me iré a dormir. Adiós.

 

Sabía que no podría dormir sabiendo que él estaba aquí y menos si me iba a estar mirando. Me giré para darle la espalda y me tapé con la colcha. Akashi se sentó en donde estaban mis pies. Me había olvidado de apagar la luz, quedaría más estúpido de lo que estoy siendo si me levanto ahora, como si estuviera escuchando mis pensamientos Akashi la apago.

 

 

- Buenas noches, pequeño ángel- dijo, riendo-, que duermas bien.

 

 

- Solo espero que al levantarme no te encuentre ahí- murmuré.

 

 

- No te preocupes, me quedaré hasta que me canse- contestó en un susurro.

 

Cerré los ojos, los nervios de creer que mi mamá entraría por la puerta en cualquier momento y a la vez imaginarme su cara al ver esta escena me hacían perder completamente el sueño. El pelirrojo parecía una estatua, no entendía que sentido tenía para el quedarse allí mirando como duermo. Era.... completamente tonto pero aunque lo intentara no podría sacarlo de mi habitación a menos que el quisiera. No dormí hasta que sentí que la habitación estaba vacía, una vez que estuve seguro de que Akashi se había ido me fije la hora que era. Tres y veinte de la mañana << Bakashi>> estaba desvelado por su culpa. Por suerte pude conciliar el sueño rápidamente.

 

***


- Kise te esta llamando- avisó mi madre desde el otro lado de mi habitación-, ¿qué le digo?

 

 

- No estoy- murmuré, puse la almohada sobre mi cabeza. La luz me estaba matando.

 

 

- Dice que no está- genial, Kise pensará que estoy enojado con él.

 

 

- Dame el teléfono- le ordené de malhumor-. ¿Hola?

 

 

- ¡Kurokocchi!- saludó emocionado con su voz chillona-,Neeh ¿recién te levantas?

 

- Sí- me senté en la cama y sobé mis ojos- ¿Qué pasa?

 

 

- Quería saber si vienes hoy, necesito que me confirmes Himurocchi ya me ha dicho que sí.

 

 

- Sí iré. ¿Pasarás por mi a las siete, cierto?- mi madre salió de la habitación no sin antes avisarme que el desayuno estaba listo.

 

 

- A las siete estaré allí- afirmó-, nos vemos en... unas horas de horas, adiós te quiero Kurokocchi.

 

Antes de que pudiera contestar la llamada se cortó. Bajé a desayunar, mi madre no trabajaba hoy pero parecía estar preparada para salir a algún lado.

 

 

- ¿A dónde vas?- pregunté.

 

 

- Tengo una reunión con mis nuevas amigas del trabajo- contestó, orgullosa-. Me han caído bastante bien y me invitaron a una de sus reuniones- me trague la tostada, ella seguía mirándome como en busca de una opinión.

 

 

- Que... bueno, supongo que será divertido- comenté sin emoción alguna.

 

 

- ¿Los chicos pasarán por ti hoy a las siete?- preguntó mientras se ponía a lavar los últimos platos-, quiero que me llames para asegurarme que todo esta bien. ¿Si?

 

 

- Mamá…- me quejé-, no te preocupes, todo estará bien.

 

 

- Lo sé, lo sé pero no es por eso. Es la hora, ¿hasta cuándo se quedarán allí?- preguntó.

 

 

- No lo sé, Kise-kun dijo que cenaríamos allí.

 

 

- Bien, entonces cuando estén cenando me llamas. Si te avergüenzas solo dí que vas al baño y me llamas allí, pero asegurarme que estas bien- dejé la taza de lado y asentí. No es que me molestará su sobreprotección, porque las razones de ella eran justificables, sin embargo llegaba a ahogarme y, necesitaba un poco más de libertad, además… ¿Que podría salir mal?

 

Estuve haciendo tiempo hasta las seis de la tarde. Me recorrí la casa de arriba a abajo, hice las tareas de los cursos, ordené mi cuarto, limpié un poco la casa, incluso fui a comprar las cosas del almuerzo y ayudé a prepararlo. Mi mamá se había ido a eso de las cuatro a su reunión con las amigas de trabajo, me alegraba la idea de que este juntándose con otras personas. Me duche y me vestí de manera casual, a mi manera. Esperé una hora más mientras miraba una película.

 

Me fije por la ventana de mi habitación si el auto de Kise ya estaba estacionado frente a casa y efectivamente estaba allí. Me percaté si tenía todo en mis bolsillos y bajé.

 

 

- ¡Kurokocchi, te ves tan lindo!- exclamó el rubio a lo que me sonrojé un poco.

 

 

- Kise tiene razón- concluyó Himuro-. ¿Bueno vamos?
Asentí y nos dirigimos hacía el auto. Esta vez me tocaba ir a mí adelante, le eche en cara a Himuro todas las veces que había tenido que viajar en la parte trasera. Estaba de buen humor, por suerte todo indicaba que la pasaríamos bien.

 

 

- ¿Qué haremos el próximo miércoles exactamente Kise-kun?- pregunté.

 

 

- Iremos al parque de diversiones que abrió hace poco, es genial. Yo he ido de día pero dicen que de noche asusta.

 

 

- ¿Y quienes irán ?- esta era la parte que menos me gustaba.

 

 

- Kamatsucchi.- con solo decir su nombre le brillaron los ojos.- Murasakibaracchi, Aominecchi , Himurocchi, tú y yo- contestó-, si quieres puedes invitar a alguien.
Sabía porque o mejor dicho por quién lo decía pero no, jamás lo invitaría.

 

 

- No gracias Kise-kun, solo espero que no me apartes como lo prometiste- le recordé.

 

 

- No lo haré- afirmó-, además intente convencer a Murasakibaracchi de formalizar con Himurocchi

 

 

- ¿QUÉ HICISTE QUE?- grito él sorprendido. Kise había metido la pata.

 

 

- Lo siento Himurocchi, pero esa raro que ustedes ya lo hayan hecho una vez y ahora ni siquiera se agarran de las manos o ningún beso.- lo dijo como si fuera lo más normal del mundo.- Son muy lentos y aburridos, además, Murasakibaracchi pareció bastante sorprendido pero dijo que lo intentaría.

 

Kise era esa clase de persona que iba de frente todo el tiempo, nada le da vergüenza cuando se trata de hacer razonar a alguien…bueno, a su manera Ryota.

 

- Te mataré- anunció el azabache rojo hasta las orejas- juro que lo haré.

 

Pasamos el viaje discutiendo sobre lo que pasaría entre Himuro y su titán el miércoles por la noche. Por otro lado tenía que plantearme que en algún momento Aomine y yo nos quedaríamos solos, solo... tenía que pensar unos cuantos temas de conversación con los que pueda llevar por lo menos una conversación de una hora sin que se aburra.

 

 

- Llegamos- Kise estacionó el auto en una esquina-. Neeh ¿Verdad que es lindo de noche?

 

 

Si bien había bastante viento pero el centro por la noche era hermoso. Lleno de locales y luces, hoy no parecía haber mucha gente. Me bajé del auto y cerré la puerta lo más despacio posible ya que el rubio se enoja cada vez que la azoto.

 

 

- ¿A dónde iremos primero?- pregunto Himuro-, tenía pensado ir  a comprar ropa y luego pasar por los videojuegos.

 

Ya tenía lista mi escapada a la librería, iría cuando los chicos estén en los calzados. Nada me resultaba más tedioso que eso. Entramos a la primera tienda, Kise no paraba de probarse remeras, al parecer era eso lo que más necesitaba, Himuro vio una camisa muy bonita que me hubiera gustado probarme pero no tenía ganas de hacerlo. Yo estaba sentado frente a los probadores respondiendo a cada 'cómo me queda?' que me hacían cada vez que salían del probador.

 

Después de hacer eso mínimo en cuatro tiendas se decidieron a ir a la zapatería.

 

- Chicos, iré a ver la librería mientras ustedes se prueban los zapatos ¿Si?- pregunté tratando de no parecer muy duro.

 

 

- Claro Kurokocchi no hay problema- dijo Ryota-, ¿sabes dónde queda?

 

 

- No.

 

 

- Tienes que ir derecho hasta la calle 294 y allí doblar a la izquierda, luego caminas y te darás cuenta enseguida cual es. Es el local más chiquito.

 

 

- Está un poco alejado pero no es peligroso- habló el azabache-, nos encontraremos en el restaurante que esta a cinco calles de aquí ¿Lo has visto?

 

- Sí- contesté ya con un pie fuera del local-, los veo luego.

 

 

Comencé a caminar hacia donde Kise me había dicho. La calle 294 quedaba un poco más lejos de lo que me imagine. A medida que me alejaba las calles tenían cada vez menos locales y menos luz.  Al girar a la izquierda sentí nuevamente lo que había sentido el día ese que fui a alquilar las películas. Alguien me estaba siguiendo.

 

Todavía me faltaban algunas calles para llegar a la librería pero a medida que avanzaba todo se hacía más oscuro, ya no podía volver atrás y menos sabiendo que alguien estaba por allí. Me giré, pero no había nadie eso me tranquilizo un poco pero no del todo, todavía sentía a alguien por detrás mío.

 

Entré a la librería, el calor del local me relajó. Me fije por los ventanales si había señales de quien había estado atrás mío pero nadie estaba allí. Estaba temblando, tenía miedo. Intenté concentrarme en los libros que ya había marcado mentalmente, sacaba y sacaba libro tras libro intento encontrar el título que ya ni me acordaba. 

 

 

- ¿Estás buscando algo en especial?- me preguntó la chica que trabaja allí-, ¿quieres que te ayude?

 

 

- No, gracias- agarré un libro al azar  y por suerte era uno de los que buscaba, lo puse arriba del mostrador-, llevaré este.

 

 

- Cincuenta yenes- dijo mientras lo guardaba en una bolsa. Le entregué el dinero y salí del lugar.

 

No iría por donde había venido. Quien sea que me haya estado siguiendo seguramente me estaría esperando por el otro lado. Comencé a caminar por el otro lado sabiendo que en la esquina tendría que doblar. Solo esperaba no ponerme más nervioso de lo que estaba y perderme.

 

Pero todo fue en vano, los pasos seguían detrás de mí y cada vez que me daba vuelta no había nadie. Apuré el paso porque sentí que cada vez caminaban más rápido, cada vez más y más rápido hasta que me encontré corriendo sin rumbo, no quería mirar atrás por el temor que tenía al saber con quién me encontraría. Ahora sí estaba perdido, en el medio de la oscuridad ya no había nada que alumbrara el camino. No podía dejar de correr, no podía dejar que me matasen pero ya no podía más, mis piernas dolían y mucho. Un bocinazo se escuchó desde la esquina, un auto venía a toda velocidad hacía mí. Estaciono bruscamente y me quede en blanco.

 

 

- ¡Súbete, rápido!- me ordenó esa voz. Estaba furioso y parecía nervioso también. Sin pensarlo dos veces le hice caso-, abróchate el cinturón- me ordenó de la misma manera mientras cerraba la puerta con un golpe fuerte. Tenía las manos pegadas al volante y la mirada en el frente.

 

 

- ¿Qué sucede?- pregunté cuando recuperé el aliento-, me estaban siguiendo... pensé que no era nada grave hasta que empezaron a correrme.

 

 

- ¿Has visto quién era?- pregunto sin prestarle atención a lo que había dicho antes. Negué con la cabeza y pareció estar más aliviado.

 

 

- ¿Qué hacías aquí Akashi-kun?- tenía miles de preguntas por hacerle-, ¿me estabas siguiendo?

 

 

- No es momento para hablar de eso Tetsuya. ¿Cómo te sientes?- preguntó-, ¿te encuentras bien?

 

 

- Estoy temblando- dije al darme cuenta-, me asuste mucho ¿Crees que me siguen a propósito?

 

 

- Fue un ladrón, nada más, estoy seguro- pero así no era como sonaba su voz.

 

 

- ¿Un ladrón?- pregunté confuso-, ¿enserio?

 

 

- Sí- suspiré en modo de respuesta y pegue mi cabeza al vidrio de la ventana.

 

 

- Contéstame por favor ¿Por qué estas aquí?- repetí-, ¿me estabas siguiendo?

 

 

- Ya te dije que no es momento de hablar sobre eso, fue... casualidad.

 

 

- Este auto no es el tuyo ¿Y tu camioneta?- pregunté.

 

 

- Tampoco puedo hablar sobre eso- esbozo una sonrisa débil-, ya... algún día te lo diré. ¿Tus amigos te estaban esperando?

 

 

- Sí- me limité a responder

Notas finales:

Nos leemos:)


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