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A MERCED DE TU SOMBRA por Aifoss

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Notas del capitulo:

Un cap más :) 

disfrutenlo!!

- ¿Está linda el agua?- me preguntó Kasamatsu cuando pude levantarme, el agua me llegaba hasta los hombros. Por ahora no tenía de que preocuparme.

 

 

- E-Esta helada…- me quejé tiritando.

 

 

- El próximo es Himuro- avisó el moreno-. ¿Preparados? Vamos.

 

A zancadas salieron del agua. Tenía que buscar a Kise para no quedarme solo en el agua. Mañana amanecería con un refrío, dudaba mucho que pudiera levantarme para ir a clases.

 

- ¡Esta helada!- chilló Kise mientras se acercaba a mi-, Kasamatsucchi va a morir cuando salga de aquí.

 

 

- Himuro-kun era el próximo- comenté-.

 

 

- Solo espero que ni se atrevan a cargar a Momoi porque ahí si morirán, no solo Kasamatsucchi si no los demás también- gruñó-.

 

Estuvimos en el agua un rato largo, no hacíamos nada más que saltar y saltar. Kise me repetía todo el tiempo lo lindo que se veía su novio sin camiseta. Quería callarlo pero no podía. Llegó un momento en el que nuevamente me quede solo. Himuro se había ido con el titán a comer por allí y Yukio con el rubio se habían apartado. No me gustaba quedarme solo en el agua ya que no sabía nadar. Unas manos rodearon mi cintura y me sobresalte.

 

- ¿Todo bien, ángel?- me susurró al oído. Podía sentir su pecho en mi espalda y eso me causaba escalofríos. Me giré para verle la cara inconsciente de la cercanía en la que quedaríamos.

 

 

- Akashi-kun, no quiero que...- levanté la mirada para verlo-, no es conveniente que nos vean así.-me sonrojé.

 

 

- Lo sé, pero me vi obligado a venir- comentó-, alguien debe hacerte compañía.

 

Me zafé de su agarre y caminé un poco más hacía lo hondo, sabía que si él estaba cerca no podría pasarme nada. Se quedó mirándome con una media sonrisa. El agua me llegaba hasta el cuello y me costaba un poco hacer pie.

 

- ¡Kurokocchi, mira esa ola!- gritó Kise desde la otra punta, él estaba en el mismo lugar que yo pero unos metros alejado. Al parecer no había visto al pelirrojo.

 

 

 

Una ola enorme se acercaba a nosotros. La mayoría de los que estaban en el agua se acercaron para que el agua los lleve pero yo quería hacer todo lo contrario, salir de allí. Traté de nadar pero era en vano ya que los nervios me habían congelado. Cerré los ojos y esperé a que el agua me arrastrará hacía la orilla. Cuando el agua cayó por encima mío choqué con alguien. Era Akashi, coloqué las manos alrededor de su cuello y él me tomó por la cintura. No era una ola, eran dos y enormes. Podía escuchar la risa del pelirrojo para cuando el agua terminó de pasarnos por encima. Si alguien nos veía así fácilmente podría pensar que nos estábamos besando.

 

 

- Estás temblando- me dijo sin soltarme, estaba buscando mi mirada pero yo la tenía clavada en el agua. Solté mis manos y las puse en su pecho para separarme, misión imposible, él es mucho más fuerte que yo.

 

 

- Tengo que ir con Kise-kun- me excusé, pero no había forma de que me suelte.

 

 

- Mírame- me ordenó. Levanté la mirada para encontrarme con sus orbes.

 

 

- ¿Qu-qué?- tartamudeé-, enserio tengo que ir con Kise-kun.

 

 

- Ryota esta discutiendo con Shogo, creo que no sería conveniente.

 

 

- Con más razón tengo que ir- le advertí, no sabía de donde sacaba las palabras. Me agarró más fuerte de la cintura y comenzó a acercar su cara a la mía, mi corazón latía con fuerza a medida que nos acercábamos pero una ola interrumpió el momento. Nuevamente una cascada de agua nos cayó encima. Me separé rápidamente del agarre de Akashi.

 

 

- ¿Estarás con Ryota?- preguntó mientras ''nadaba'' a mi lado.

 

 

- Sí.

 

 

- Cuando te quieras ir me avisas, estaré en la fogata, no creo que esto termine hasta dentro de dos horas.

 

 

- Está bien- contesté. Todavía estaba un poco perturbado por lo que acababa de pasar. 

 

Me dirigí hacía donde estaba el rubio, quien se encontraba discutiendo con el maleante de Haizaki y sus dos amigos. Suponía que no le vendría mal algo de compañía.

 

 

- Tú, mono sin cerebro- le dijo Kise enojado.- al parecer el peligris estaba ebrio y empezó a lanzarles bolas de arena a al rubio.

 

 

- Ya llegó el otro estúpido- dijo Haizaki al verme-, por cierto, pareces una ofrecida ¿No quieres que te haga gritar como perra esta noche?.

 

 

- No gracias, por lo menos yo tengo cerebro y no ando actuando como idiota en lugares públicos

 

 

- Ya quisieras ser como yo

 

 

- Si, claro.- dije con sarcasmo.- no me gustaría andar dando pena por ahí.- Haizaki se puso frente a mí y me empujó. Al parecer él sabía que había un desnivel en la arena. Caí para atrás haciendo que el agua me entrara por la boca.

 

- Que la pasen bien perritas.- se fue el peligris con sus amigos. Kise enojado no se dio cuenta de que yo seguía allí y se fue a seguirlos.

 

En pocas palabras estaba en problemas, cada vez el agua me llevaba más a lo hondo. Hacía lo posible para poder volver pero era imposible, odiaba el hecho de haber rechazado ir a las clases de natación cuando era  niño. Esto ya me había pasado una vez cuando era pequeño pero me habían sacado rápido. Nadie parecía notar mi ausencia en el fogón o en lo bajo del mar. Estaba tan asustado que dejé de nadar, ya no hacía pie y las pequeñas olas me hacían tragar agua todo el tiempo.

 

 

- Hey- grité-. ¡Ayuda!

 

 

Más agua me entró en la boca y me ahogué haciendo que fuera imposible flotar. Bueno, ya no tenía más oportunidades. Ahora no podía flotar, me faltaba aire a mis pulmones. Cerré los ojos ya inconsciente cuando alguien me alzo haciéndome sentir el aire de nuevo.

 

 

- Ya está, tranquilo Tetsuya- me dijo Akashi-, no me dijiste que no sabías nadar. No te hubiera dejado solo si me lo hubieras dicho.

 

No podía contestar, si bien había recuperado el aire todavía el agua que tenía dentro me ahogaba. No podía ver y escuchaba demasiado bajo. Algo me decía que en cualquier momento me desmayaría.

 

- Tranquilo, deja de temblar, estoy aquí- volvió a repetir el pelirrojo con vos en calma mientras acariciaba mis manos y…¿mi pierna?.- por cierto tus piernas son suaves.

 

No recuerdo nada de lo que pasó, solo que luego me desperté en la parte trasera de la camioneta de Akashi. La cabeza me daba vueltas y todavía tenía el traje de baño puesto. Sabía lo que había pasado pero no sabía cómo había llegado aquí. Akashi no estaba en el asiento del conductor. ¿Por qué estaba solo en el auto de él?

 

- ¿Cómo te sientes?- preguntó alguien desde la ventanilla del conductor.

 

 

- ¿Qué ha pasado?- Akashi se sentó en el asiento del conductor y puso el coche en marcha

 

 

- Espera, falta mi mochila no puedo llegar así a mi casa.- me alteré un poco

 

 

- Se la ha llevado Ryota, iremos a mi casa ahora- me avisó-, todavía debes estar mareado.

 

 

- Dime qué me paso- le pedí recostándome en el asiento nuevamente.

 

 

- Primero cuéntame qué pasó para que termines en el fondo del mar.

 

 

- No lo sé exactamente...- cerré mis ojos tratando de volver al momento.-… fui a buscar a Kise-kun y él estaba discutiendo con Haizaki- trataba de recordar lo que había pasado, pequeñas imágenes llegaba a mi mente-, no recuerdo qué le dije a él que me empujó y pise un pozo. Entonces los dos se fueron y Kise-kun los siguió pensando que podría salir pero no...- entonces mi mente se aclaró-, el agua me arrastró y… como no sé nadar...-lo último lo susurré apenado.

 

 

- Te ahogaste- me contó-, cuando Ryota llegó a la orilla y vio que no estabas con él corrió a decirme que vaya a ayudarte porque pensaba que algo malo estaba pasando.

 

 

- ¿Me desmayé?- pregunté.

 

 

- Sí, al parecer el agua que tenías en los pulmones todavía te estaba ahogando.

 

 

- ¿Cómo terminé aquí y porqué Kise-kun se ha llevado mi mochila?- pregunté nuevamente.

 

 

- Cuando llegué contigo en brazos Ryota me dijo que te llevé a mi coche, al parecer sabía que te irías conmigo y sobre la mochila, no lo sé- hizo una pausa y se giró para mirarme-, igual no me molesta el hecho de que estés conmigo prácticamente desnudo.-me guiño su ojo dorado.

 

 

- …- me sonrojé-, no sería correcto que entre a tu casa así Akashi-kun.- y entonces me retumbó las cienes.- me duele la cabeza…

 

 

- No hay nadie en casa, se encuentran en una reunión en la casa de un amigo.- pobre del amigo, no vaya a ser que aparezca muerto.

 

 

- Luego me llevarás directo a casa por favor, mi madre debe estar preocupada. ¿Qué hora es?

 

 

- La una de la mañana.

 

 

- ¿¡Que son las qué!?- oh no, tenía que llamar a mi madre. Debe estar preocupada por mí, soy un estúpido dejé el celular en la mochila.

 

 

- No te preocupes, tu madre piensa que estas a salvo conmigo.

 

 

- ¿Es que no lo estoy?- levanté una ceja.

 

 

- Tal vez- contestó riendo-, vivo a unos diez minutos de tu casa. Ya estamos por llegar.- giró un par de calles y volteo de nuevo a verme.- Toma.- me pasó una toalla del asiento del copiloto-, tápate con eso.

 

 

Akashi aparcó el auto frente a la casa, que por cierto era enorme. Jamás había caminado por allí, al parecer era un barrio para gente con dinero. Bajé rápidamente del auto y corrí hacía la puerta. Esto me avergonzaba mucho. Akashi abrió la puerta y me dejó entrar primero.

 

Por un momento una idea paso por mi cabeza. Estaba en la casa de la persona que creo yo mató a mi padre. El seguramente tiene un despacho aquí donde guarda todo y además tengo la suerte de que solo nos encontramos el pelirrojo y yo aquí. ¿Sería esta una buena oportunidad para entrar? Tal vez... en esa oficina se encontraban las respuestas a mis mayores preguntas. Pero algo me decía que este no era el momento, que ya tendría otro el cual no podría desaprovechar. Ahora que conocía la casa de Akashi tenía que encontrar cuál de las puertas de la primera planta era el despacho de su padre y luego ver qué tipo de cerradura tiene para tener un clip o tarjeta para poder entrar sin tener la llave.

 

 

- Mi cuarto es arriba.- comentó mientras subía la escalera. Lentamente y sin dejar de mirar la sala principal para guardar todos los detalles subí hasta el segundo piso.

 

La habitación de Akashi no era enorme pero tampoco era pequeña. Se sentó en su cama y se quedó mirándome.

 

- Tienes que ponerte algo de ropa- me recomendó con una risa-, tú semidesnudo, mi habitación y el hecho de estar solos en mi casa me hace pensar muchas cosas que es mejor que no piense.

 

Mis mejillas se encendieron al entender de lo que hablaba. La toalla la había tirado en la puerta de entrada ya que estaba toda mojada y me estaba dando frío. Akashi se levantó y fue hacía su armario en el cual tenía peculiarmente toda su ropa ordenada por color.

 

- Ponte esto- me tiró una playera blanca-. Si no te gusta puedes ver los colores que tengo.

 

 

 

- No, esta está bien, gracias- contesté, me la puse y me pare frente al espejo. Lucía extremadamente cansado y la playera era un poco grande-. ¿Tienes algo para el dolor de cabeza?

 

 

- Sí pero abajo, acompáñame así luego ya te llevo a tu casa.

 

 

Ambos bajamos de nuevo a la primera planta. Akashi me había dicho que lo espere en el sillón pero quería recorrer la casa y asegurarme de que la habitación que yo creía que era el despacho de Masaomi era esa. Caminé por el pasillo, justo enfrente de la cocina había una puerta de madera que decía 'Masaomi' estaba seguro de que era esa pero no me atrevía a abrirla.

 

La puerta de entrada se abrió y los padres del pelirrojo entraron, ambos se sorprendieron al verme allí pero por suerte Akashi salió de la cocina y se puso a mi lado.

 

 

- Pensé que llegarían más tarde- confesó el pelirrojo, su voz era completamente diferente al que usaba conmigo. Era más frío e imponente de lo normal.

 

 

- La reunión era aburrida- comentó la madre-, ¡Kuroko, que sorpresa verte aquí!- el padre del pelirrojo no me quitaba la mirada de encima, me ponía nervioso.

 

 

- Nosotros ya nos íbamos, tengo que acompañarlo hasta su casa.

 

 

- Puedes invitarlo a tomar algo en casa, estaríamos muy contentos de hablar con él- fingió una sonrisa que ni él se la creía.

 

 

- Vamos Tetsuya, tenemos que irnos- Me tomó del brazo y salimos de la casa. Akashi cerró la puerta de un portazo, al parecer la relación con sus padres no era muy buena que digamos.

 

 

El hecho de que sean las dos de la mañana y todavía no haya llegado a casa me angustiaba. Si mi madre se encontraba despierta me encontraría en un gran problema, me pediría explicaciones y contarle que por poco me ahogo en el mar no la dejaría muy tranquila.
Akashi me acompañó hasta la puerta, le di las gracias y lo despedí como siempre. Por suerte las luces de la entrada estaban apagadas. Subí en silencio hasta mi habitación tratando de hacer el menor ruido posible. No me cambie a mi pijama cotidiano, pues me sentía más cálido por no decir feliz con la prenda del pelirrojo.

 

 

Al despertarme ya había sobrepasado la hora de entrada de la preparatoria. La primera clase ya había comenzado y estaba retrasado, me di una ducha rápida y me vestí con el uniforme. Mientras corría a la escuela me preguntaba por qué mi mamá no me había levantado. A lo mejor pensaba que ya me había ido y ni había entrado a mi habitación a fijarse si estaba allí. Ya había perdido la hora de Lengua, la que tenía con Akashi.

 

 

- ¡Kurokocchi!- oí la voz de Kise a mis espaldas.- Te has quedado dormido- comentó con una risita.

 

 

-Lo siento, no programé la alarma y estaba muy cansado

 

 

- No te preocupes.- movía su mano restándole importancia.- a todos nos pasa.- fue entonces que tanto su voz como su expresión cambio, como las tantas veces que me quiere contar algo “importante”-. A que no sabes quien ocupó tu lugar en la clase de Lengua.

 

 

 

- ¿Cómo que quien ocupó mi lugar?- pregunté sin comprender.

 

 

- ¡Momoi!- me contestó-, es una alzada. Cuando confirmó que habías faltado a la clase fue directo a tu asiento.- y una discreta vena se me marcó en la frente.- encima Akashicchi parecía feliz al sentarse con ella- los libros que tenía en mis manos cayeron al suelo.

 

Decepción…

Decepción y miedo en su forma más natural… Sentí que Akashi me estaba cambiando…

 

 

- Neeh…Kurokocchi ¿Te encuentras bien?- me preguntó Kise al ver que no contestaba-, lo siento. No debí haber dicho eso.

 

 

- No…no pasa nada Kise-kun.- sonreí forzosamente para tranquilizarlo mientras recogía mis libros.- no tiene importancia, además Akashi-kun y yo solo somos amigos.- el rubio me miró analizándome para luego suspirar y cambiar de tema, creo que se dio cuenta que, simplemente, no deseaba hablar más del tema.

 

 

- ¿Qué tienes ahora Kurokocchi?-preguntó-, creo que nos toca juntos. ¿Esos son tus libros de historia?

 

 

- Sí, es lo que tengo ahora.

 

 

- Yo también-Kise agarró sus libros y comenzamos a caminar por el pasillo-, tengo que devolverte tu mochila-me recordó-, me has hecho llevar un gran susto ayer. No creí que no sabías nadar.

 

 

- Lo sé, debí habértelo dicho- me lamenté-, no te sientas culpable. fue culpa mía.

 

 

- Casi agarro a golpes a Haizaki.-me dijo mientras apretaba el puño para luego soltarlo.- pero luego me di cuenta de que tú no estabas y corrí a contarle a Akashicchi- hizo una pausa y me miró-, sé que quieres saber si se preocupó.

 

 

- Supongo…que si- dije algo confundido.

 

 

- ¡Claro que lo hizo!- me confirmó-, ahora me da vergüenza mirarlo a la cara. Cuando le conté que al parecer te habías quedado allí, el enseguida se quitó su camiseta....- suspiró y me miró con sus ojos gaturros brillando- ¿te has dado cuenta del cuerpo que tiene?

 

 

- Kise-kun... recuerda que eres pareja de Kasamatsu-kun.

 

 

- Sí, lo sé- contestó moviendo su mano al aire-, pero no pude evitar mirarlo como un bobo y al parecer él se dio cuenta.-juntó las puntas de sus dedos índices en señal de clara vergüenza.
Pensar que ese “cuerpo” por el que Kise tanto habla casi me besaba ese mismo día. No quería contárselo ya que después de lo ocurrido en mi ausencia en la clase de Lengua me había decepcionado mucho.

 

 

-¿Qué hicieron luego?- pregunté.

 

 

- Pues... nada, cuando le conté a los chicos lo que te había pasado se preocuparon mucho.- hizo una pausa.- ¿Sabes? Kasamatsucchi te ha tomado mucho cariño este tiempo- me confesó-, me gusta el hecho de que se lleven bien.

 

 

- Igualmente.- dije.

 

 

- Pero él no es el único que te ha tomado un cariño muy grande, los demás chicos también- hizo una pausa-, pero el que más se ha encariñado contigo es Aominecchi. Cuando le conté quiso ir a buscarte.

 

 

- ¿Les contaste que me fui con Akashi-kun?

 

 

- No, descuida, sé que no te gusta que piensen cosas que no son. Les dije que te habías tomado un taxi hasta tu casa y al parecer se lo creyeron.

 

Entramos a la clase de historia, por suerte no coincidía ni con Haizaki, ni con Momoi y mucho menos con Akashi. No quería ver a ninguno.

 

Me sentía tonto. ¿Cómo pude creer que Akashi era como yo? Que compartiéramos las mismas preferencias. Una parte de mi me decía que no era nada malo que Momoi se sentara en mi lugar, pero luego comprendí algo que preferiría no haber comprendido. …Estaba celoso…

 

Cómo varios lo habían pedido la profesora de deportes nos haría hacer baseball en el campus deportivo. Habíamos ido allí unas cuantas veces pero como hacía frío teníamos que volver a entrar y solo se hacía uso del gimnasio de básquet. El día era caluroso pero estaba nublado, en cualquier momento llovería, sin embargo la idea de hacer deporte no me entusiasmaba…no corro rápido, no salto, no golpeo bien, con un poco de suerte puedo mantener el equilibrio mientras camino.

 

 

- Tenemos que apurarnos- dijo Kise-, la ropa está en los vestuarios y ya sabes... luego se llena.

 

Corrimos a los vestuarios, pocas veces habíamos ido allí ya que cuando hacía frío teníamos que llevar nosotros la ropa. Buscamos nuestra vestimenta en la bolsa con toda la ropa y nos metimos en un cambiador. Por suerte había pocos chicos allí adentro, algunos todavía seguían en el receso. Guardé mi uniforme en una casilla y salí al pasillo a esperar a Kise.

 

 

- Bueno, solo espero que no llueva.- dijo el rubio.

 

 

- ¿Crees que con esta clase pueda mejorar mi promedio?- pregunté-, digamos que no me ha ido muy bien en las otras clases...y la maestra ya me mando a llamar una vez.- dije temeroso y avergonzado.

 

 

- ¿Eres bueno bateando?

 

 

- Jamás en mi vida toqué un bate... y tampoco tenía planeado hacerlo,-Kise rió y me miró.

 

 

- Entonces estás perdido Kurokocchi.

 

 

- ¿Coincidimos con alguien que conozcamos?- pregunté cuando nos encontrábamos camino al campus.

 

 

- Con Kasamatsucchi, Murasakibaracchi y Aominecchi.- comentó-, tal vez ellos te puedan enseñar a batear.- hizo una pausa y luego agregó:- bueno, en realidad ellos sería solo Aominecchi, ya que Kasamatsucchi tiene pareja, y por desgracia Murasakibaracchi también.- me guiño un ojo.

 

 

- Me pregunto quienes serán- comenté con sarcasmo.

 

Nos sentamos en las graderías, éramos los primeros en llegar ya que nos habíamos adelantado en los vestuarios pero en unos minutos comenzarían a entrar los demás. La profesora se encontraba poniendo las bases alrededor de la cancha. Entre base y base había demasiada distancia para correr, prácticamente 200 metros.
De pronto llegaron los chicos, nos saludaron y se sentaron, para mi incomodidad, Aomine se sentó a mi lado. 

 

 

- Bien- gritó la profesora-, necesitamos dos equipos. ¿Quiénes serán los capitanes?- nadie contestó-, elegiré yo a los capitanes entonces. Aomine ven aquí y... Momoi.-El moreno y la pelirosada se dirigieron al frente de la clase.

 

 

 

- Tetsu - escogió Aomine, me levanté y me puse detrás de él. 

 

 

- Gracias por regalarnos el juego- le susurró Momoi a mi “capitán”. El pareció no entender por qué.- ya sabes, Kuroko es una vergüenza para los deportes- comentó con superioridad.

 

Mientras los capitanes seguían eligiendo yo miraba al cielo, seguía nublado. Tenía la esperanza de que lloviera en cualquier momento y tuviéramos que cancelar el partido. Aunque dudaba mucho que la profesora nos mandara adentro con lluvia, nos haría jugar igual bajo el agua.

 

Por suerte me había tocado con Kise y Murasakibara. Momoi había elegido a Kasamatsu apropósito para fastidiar al rubio, pero él pareció no haberle dado mucha importancia y tenía razón, un equipo de baseball no cambiaría los sentimientos de ellos. Lo mismo que un lugar en la clase de Lengua no cambiaría lo que Akashi y yo teníamos…bueno, si es que tuviéramos algo...

 

 

- Bien comenzamos- avisó la profesora-, Aomine, ustedes batean- el moreno agarró el bate y nos miró a todos.- ¿Quién comienza?- preguntó-.Murasakibara se acercó, fue el primero en batear, luego seguían como cinco chicos más y después nos tocaba a Kise y a mi.

 

No estaba nervioso pero tenía que hacerlo bien ya que con esto la profesora seguramente cerraría la nota del bimestre. 
Con el tercer bateador comenzó a llover. Sabía que la profesora nos haría seguir jugando, a ella no le importaba si hacía frío, calor, si nevaba o llovía ahora que nos encontrábamos afuera no nos haría entrar por nada del mundo. No nos quedaba otra que esperar a que la clase terminara. El rubio y yo estábamos empapados.

 

 

- Tu turno Kise-kun.- le avisé, pues estaba distraído haciéndole caras a Kasamatsu.

 

 

- Mira quien nos tirará la bola- me susurró mientras le pasaban el bate-, esto es el colmo.

 

 

Kise se paró en la primera base, colocó el bate sobre su hombro y espero a que Momoi le lanzara la bola. Al lanzarla se escuchó el impacto del bate con la bola, y esta salió volando muy lejos.

 

- ¡Corre!- le gritó un chico que ya había pasado las cuatro bases. Kise soltó el bate y corrió hacía la primera base que se encontraba bastante lejos, sin embargo el equipo contrario aún no atajaba la pelota, lo que le permitió a mi amigo correr hasta segunda base. La lluvia hacía el juego mucho más emocionante. 

 

Era mi turno, dudaba mucho que vaya a poder hacerlo bien. Solo tenía que cerrar los ojos y concentrarme esa sería la única solución. No tenía ni idea de cómo pararme o agarrar el bate pero haría mi mayor esfuerzo.

Me paré en la base y coloqué el bate sobre mi hombro. Estaba seguro de que estaba mal posicionado pero la profesora quería que me corrigiera solo. Momoi tiró la bola y como era obvio no le di. 

 

 

- Esperen- ordenó la profesora-, iré a buscar otra pelota esta ya está muy mojada.-Mientras la maestra se dirigía a la otra punta de la cancha, Aomine se acercó a mí.

 

- Déjame explicarte cómo es esto ¿Si?- se colocó atrás mío-, pon el bate sobre tu hombro y mueve tu pie aquí- con la punta de su pie me corrió el mío haciéndome inclinar más hacía la derecha.

 

 

 

- ¡Búsquense un hotel!- gritó la pelirosada desde su lugar.

 

 

- Gracias Aomine-kun- le dije mientras él volvía a su base.

 

 

- Por nada, concéntrate en la pelota.-dijo-. tu técnica no está tan mal pero ella te está tirando mal ,- asentí, la profesora le pasó la pelota a Momoi y me puse nuevamente en la posición que el moreno me había dicho.

 

 

- ¡Lanza!- le ordenó.

 

 

Traté de concentrarme en la bola pero al parecer no lo conseguí. Segundo out. Solo me quedaba una oportunidad, necesitaba tener una buena nota. Mientras Aomine le gritaba a Momoi que ella estaba tirando mal alguien se apoyó en la reja detrás de mi, la cual rodeaba todo el campus deportivo. Era Akashi,

 

 

- Quiero ver como bateas, ángel- me dijo con una sonrisa, pude notar que Momoi me fulminaba con la mirada.

 

Me puse en posición nuevamente, cerré los ojos y esperé a que me lanzaran la bola. Se escuchó un golpe hueco y me quede en blanco.

 

 

- ¡Corre!- me gritaron por detrás…Lo había logrado… comencé a correr sin darme cuenta que tenía el bate en la mano-. ¡Suelta el bate!- lo tiré lo más lejos posible, llegar a la primera base se me estaba haciendo eterno- ¡Apúrate el otro equipo ya tiene la pelota!- la lluvia me hacía borrosa la vista, si no me equivocaba Aomine ya había pasado todas las bases y Kise se encontraba en la última a punto de hacerlo. Momoi le pasó la pelota al chico que se encontraba en la primera base. Tenía que llegar sin que me dejara fuera. Recordé como los jugadores profesionales allá en América se tiraban a la base. Sin pensar más me tiré de cabeza a la primera base. ¡Había llegado y no estaba fuera! Lo único malo es que ahora estaba lleno de barro y muy agitado. Kise me levantó el dedo pulgar, al parecer lo había hecho bien. Sonreí y miré a la reja, Akashi ya no se encontraba allí, me preguntaba si me había visto.


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