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A MERCED DE TU SOMBRA por Aifoss

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- Lo has hecho genial Kurokocchi- comentó Kise mientras salíamos de la cancha. Seguía lloviendo y cada vez más fuerte.

 

 

- No sé cómo lo hice-dije aun sorprendido de mí mismo-,

 

 

- Podría apostar que te imaginaste a Momoi siendo la pelota y tú bateando contra ella.- me guiñó su ojo gatuno.- creo que los celos te están afectando.

 

 

- ¿Qué dices?- enarqué una ceja y lo miré incrédulo. Kise tenía razón, sí imagine a la pelirosa, pero no se la daría-, no estoy celoso Kise-kun. Simplemente no frecuento ni congenio mucho con ella.

 

 

- Pero nunca te la imaginaste como una pelota en la clase de vóley -me echó en cara-, además he visto a Akashicchi en la reja. ¿Qué hacía allí?

 

 

- No lo sé-contesté-, supongo que su clase había terminado.

 

 

- Neh Kurokocchi, hoy no podré llevarte. Mi madre quiere que vaya rápido a casa porque quiere que pasemos más tiempo juntos.- se lamentó-, no entiendo el porqué. - hizo un puchero.- Desde que sabe que estoy saliendo con Kasamatsucchi me lo pide todo el tiempo.

 

 

- Compréndela, no quiere ver a su niño crecer- bromeé, ambos reímos-, entremos Kise-kun, nos enfermaremos.

 

 

- Me daré una ducha en el vestuario- comentó-, no pienso irme todo mojado a mi casa. Además tenemos que dejar la ropa en el canasto.

 

 

- Yo también me ducharé.

 

 

Cuando nos encaminábamos a los vestuarios de hombres nos cruzamos con Momoi y dos de sus amigas; la pelirrosa me miró con un odio puro, le resté importancia y entré. Éramos los únicos que faltaban ducharse, ya no había nadie. Agarré una toalla y la ropa que había guardado en la casilla.

 

Dejé mi uniforme al costado de la ducha para cambiarme apenas saliera y colgué la toalla. Cuando prendí el agua caliente me dí cuenta que me estaba muriendo de frío, al parecer la lluvia se había llevado el calor con el que había empezado el día.

 

Agarré la toalla y me envolví la cadera. Kise todavía no había terminado de ducharse.

 

- ¿Dónde está mi ropa?- hablé algo exaltado.

 

 

- ¿Qué pasa?- preguntó Kise mientras apagaba la ducha.

 

 

- ¡Mi ropa!- no podía creerlo, no pudo haber desaparecido así como si nada-, no está.- una idea fugaz de que Momoi entró a escondidas y usurpo mi ropa.

 

 

- Tranquilízate Kurokocchi- comentó el rubio mientras agarraba su ropa e iba a uno de los cambiadores. Le seguí y me quedé del otro lado de la cortina.

 

 

- No puedo salir así, tengo que vestirme…y ya es tarde.

 

 

- Creo que tengo un buzo y una camiseta en mi casillero-comentó-, Si me esperas aquí te los traigo.

 

 

- No me iré a ningún lado así Kise-kun.- dije a modo de aceptación.

 

 

No debí haber dejado mi ropa allí. ¿Por qué no había pensado que Momoi era capaz de eso? En estos momentos me sentía mediocre, sin embargo había otro problema…  la escena que habíamos hecho con Aomine en el campo de Baseball la habían visto todos y ahora pensaban que estábamos saliendo. ¿Qué más faltaba? ¿Algo malo más puede pasarme hoy? 

 

 

- ¿ Kurokocchi sigues aquí?- preguntó Kise mientras entre abría la puerta-, toma aquí tengo la ropa, aunque creo que no es tu talla…

 

 

- No te preocupes Kise-kun, gracias, con vestirme basta- contesté mientras le quitaba la ropa de la mano. 

 

 

Me metí en el cambiador y me vestí. La ropa de Kise me quedaba muy grande, pero poco me preocupo Me estaba poniendo las zapatillas cuando el rubio me aviso que se le hacía tarde y tenía que irse.  

 

Salí del vestuario, el pasillo estaba vacío. Tendría que haber salido hace quince minutos pero tal problema me retrasó. Cuando me paré en la puerta principal recordé que estaba lloviendo a cántaros y tendría que volver caminando. Sin darle muchas vueltas al asunto salí afuera. Bajé las escaleras y me encontré con una escena poco agradable a la vista.

 

Akashi estaba apoyado en su auto hablando con la pelirrosa. Él desbordaba un aura de sensualidad con el cabello mojado. No parecía muy animado ni tampoco parecía importarle la lluvia ya que estaba parado como si nada mojándose cada vez más. Por quedarme mirándolos no me di cuenta que me estaba salteando un escalón y tropecé. Definitivamente confirmaba que este no era mi día. Me levanté tratando de parecer lo más decente posible, ahora estaba empapado nuevamente. Continué bajando los escalones, rendí cuenta que Akashi me estaba mirando ya que Momoi comenzaba a reír exageradamente tratando de llamar su atención nuevamente pues ella no notó mi presencia a sus espaldas. Sus voces se hacían más fuerte a medida que me acercaba, parecían de hablar algo sin sentido. Más bien la pelirosa hablaba de algo sin sentido y Akashi la ''escuchaba''.

 

 

- Está lloviendo mucho- se quejó ella cuando pasé por su lado, ya que era inevitable no oírlos, sostenía un paraguas rosa-, y la lluvia me da miedo. ¿Podrías llevarme?

 

 

- Lo siento, me encantaría pero tengo cosas que hacer- contestó él-, debo irme.

 

 

- Espera, no me dejes sola aquí- se quejó, escuché la puerta del auto del pelirrojo abrirse y apuré el paso.

 

 

Con la mirada en el piso prestando atención de no pisar ninguna baldosa suelta y caerme comencé a caminar. Me arrepentía de no haber guardado un paraguas por las dudas en la mochila. Me hubiera servido para momentos como este. Estaba seguro de que si no llegaba rápido a casa me agarraría un buen resfrío. 

 

 

Un auto me tocó la bocina y me giré.

 

 

- Sube al auto.- me ordenó Akashi desde la ventanilla-. Vamos, estás empapado, no puedes llegar así.

 

 

- Gracias Akashi-kun, pero no es necesario

 

 

- No te lo he preguntado Tetsuya.- me dijo-, no vas caminar diez calles con esta lluvia, sube.

 

 

- No, gracias.- recalqué-, puedo caminar tranquilamente.

 

 

- ¿Estás enojado?- al parecer ni yo mismo me di cuenta que estaba molesto hasta que Akashi me lo dijo, además yo tenía el ceño fruncido. No podía decirle lo que me pasaba porque ni yo me comprendía-. Te ves muy sexy enojado, y más bajo la lluvia.

 

 

- ¿Me dejarás llegar tranquilo a mi casa?- pregunté hastiado-, por lo que sé la tuya no es por aquí.- suspire para relajarme.- no me sigas Akashi-kun

 

 

- Quiero acompañarte- inquirió con una sonrisa-, ya que no me dejas llevarte te haré compañía hasta que llegues a la puerta.

 

 

- Entonces te pediré seguirme en silencio por favor.

 

 

- Parece que andamos de malhumor-comentó-. ¿Algo que quieras contarme, Tetsuya?

 

 

Lo ignoré, apuré el paso, pero al hacerlo resbalé y caí sentado. Akashi no rio pero sabía que se estaba conteniendo la risa. Se bajó del auto mientras yo trataba de pararme. Me cargó y llevó hacia el auto.

 

 

-¡E-espera! Qu-qué haces Akashi-kun

 

 

- ¿Es divertido estar así bajo la lluvia, ángel?- preguntó en la puerta del coche, el sentir sus brazos rodearme me daban mucha satisfacción. Me miró a los ojos y sonrió.

 

 

- Suéltame- le ordené débilmente-, no quiero incomodar.

Sin escucharme Akashi me sentó en la parte del acompañante y cerró la puerta.

 

 

- Bien, ahora sí- comentó mientras se sentaba en su asiento-, destino a casa.

 

 

- Sabes que esto es un secuestro ¿Verdad? Subirme a tu auto en contra de mi voluntad

 

 

- ¿Por qué?- preguntó divertido-, ¿es que yo tengo la culpa de que estés de malhumor?

 

Sí, sí la tenía.

 

- No, no la tienes… Akashi-kun, por favor para el auto y déjame bajar.

 

 

- Me estoy ofreciendo a llevarte a tu casa y tú me lo agradeces así- fingió estar ofendido.

 

 

- Así es, si no soy muy amable….- me excusé-,  para el auto.

 

 

- No, tarde- respondió-, hubieras pensado antes de acelerar el paso y caerte. Además estoy dejando que mojes todo mi asiento.

 

 

- ¿Disculpa?- enarqué una ceja y lo miré-. Por lo que entiendo tú me subiste, si te incomoda puedes parar y dejarme.

 

 

- ¿Por cierto, no crees que ese buzo es un poco grande para ti?- preguntó ignorándome olímpicamente.

 

 

- Lo es- contesté con obviedad-, pero lamentablemente la novia de Akashi-kun hurtó mi ropa en los vestuarios. 

 

 

- ¿Mi novia?- comentó con una risa-, no tengo novia Tetsuya.

 

No debí haber dicho eso, no debí… literalmente se me escapó de los labios, dando como resultado una escena de “celos” podría decirse.

 

 

- Creo que congenias bastante bien con Momoi, le sedes mi asiento gustoso cada vez que falto.- hablaba mientras miraba indiferente por la ventana, disimulando mi fastidio.

 

 

- Ella se sentó allí- comentó con desinterés-, quería hablarme sobre una fiesta y luego me pidió si se podía sentar. Sabía que no te agrada que ocupen tus cosas, ya me lo hiciste saber en una ocasión.- me miró y suspiró.- Le dije que si porque el profesor ya había entrado a la clase.

 

 

- …-  no contesté, tragué mi molestia-, Akashi-kun,, quiero bajar.

 

 

- Justo.- el pelirrojo estacionó-, ahora puedes bajarte Tetsuya. Ten cuidado en la acera, por si no te das cuenta sigue lloviendo.
Bajé con mi paciencia a punto de quebrarse. Akashi bajó su ventanilla para verme entrar. Me preguntaba a que fiesta quería invitarlo la pelirosada.

 

 

- Adiós ángel- me despidió, sabía que decía eso a propósito-. Y por cierto, de nada.

 

 

- Ya puedes irte Akashi-kun.- hablé mientras insertaba la llave.- y no tengo nada que agradecerte.- ante que respondiera cerré la puerta.

 

 

Me quedé parado esperando  escuchar el motor del auto alejarse, pero él seguía allí. Se quedó dos minutos y luego se fue. Subí rápidamente a mi cuarto, me sentía completamente decepcionado y sumamente perdido. Entré todo lo que sentía ahora no sabía qué hacer. Decidí darme una ducha para despistarme un poco, agarré ropa seca del armario y me fui al baño. Me sorprendí al ver donde habían puesto otras de esas notas. Ya no tenía el mismo miedo que tenía antes al verlas. Sabía que tenía a alguien a quien poder contarle sobre esto. Suspiré y recogí el papel. Como siempre todo escrito con letra desprolija y doblado haciéndolo parecer un cuadrado arrugado.

 

 

 

"Creo que empezaré a tomar otras medidas para acabar contigo. Seguramente ya te has preguntado si quien te sigue soy yo, y sí, efectivamente no te estás equivocando. Te me escapaste esta vez pero ya lograré alcanzarte, no te quedes tranquilo”

 

 

 

Salí del baño y abrí la mesita de luz, esto tendría que guardarlo con las otras notas. Otra cosa más que me decía que hoy no era mi día. Esto me hizo sentir mucho peor de lo que estaba. Me duché y me puse el pijama ya no saldría por el resto del día. No tenía ánimos. Al parecer el mundo se había puesto en contra mío. ¿Es que había hecho algo mal?

 

Sin preámbulos distendí las sábanas y me recosté.

 

*

 

 

Desperté con un resfriado tremendo, sin embargo ello no significo un “pero”  a la hora de ir a clases. Antes de salir me tomé una pastilla para el dolor de cabeza. Al parecer hoy tampoco sería mi día. Kise no había pasado por mí y tuve que caminar veinte calles hasta mi destino.

 

 

- ¿Qué tienes Kuorkocchi?- pregunté él-, luces destruido.

 

 

- Creo que…-estornude.- me resfrié.- respondí-, ayer tuve que caminar bajo la lluvia.

 

 

- Oh, fue mi culpa.- se lamentó-, igual los resfriados se curan rápido. ¿No?

 

 

- Claro, espero que sea así- estornudé nuevamente-. ¿Qué tenemos primero?- pregunté antes de doblar para ir a mi casillero.

 

 

- Lengua- respondió-, apúrate porque nos vamos a retrasar. Nos vemos en la clase.

 

 

Caminé lo más rápido posible hacía el casillero. Saqué los libros de Lengua y me dirigí a la clase. Akashi ya estaba allí, por suerte el pelirrojo no le cedió mi asiento a Momoi puesto que ella aún no había llegado

 

 

- ¿Es que te ha pisado un tren Tetsuya?- preguntó bromeando-, no luces bien.

 

 

- Estoy resfriado.- contesté cortante.

 

 

- Veo que el malhumor no se te ha pasado- hizo una pausa y me miró-. ¿Me declaro culpable?

 

 

- No, son mis asuntos.

 

El profesor entró a la clase, dio las indicaciones del trabajo a realizar. Estaba tan concentrado preparando el resumen de la unidad siete del libro que no me di cuenta que el receso ya había comenzado. Me sentía agotado físicamente. Por suerte la pastilla que había tomado estaban haciendo efecto y el dolor de cabeza estaba cesando al igual que la congestión.

 

 

- Neeh ¿Te encuentras mejor Kurokocchi?- me preguntó Kise al salir del salón-, yo te veo más animado.

 

 

- Sí, me siento mejor .- contesté -. ¿Hoy podrás llevarme a casa?

 

 

 

- Claro, como todos los días- me aseguró-, mi madre se me ha declarado ayer. 

 

 

- ¿Cómo?- pregunté algo confundido. Nos estábamos dirigiendo al patio delantero.

 

 

 

- Se puso sentimental- siguió contándome el rubio-, me dijo que sentía que su niño estaba creciendo, que ya no era el Ryota que pintaba las paredes de su habitación con crayones.

 

 

- Yo te dije que era por eso Kise-kun, quería pasar tiempo contigo- le recordé-, pero no significa que se malo

 

 

- No, claro que no es malo- dijo de acuerdo-, lo malo fue cuando me dijo que quería conocer a Kasamatsucchi

 

 

- ¿Quiere que lo invites a tu casa?- pregunté.

 

 

- Peor que eso, quiere invitarlo a cenar- me susurró colorado-, y me dijo que si él le agradaba era capaz de luego invitar a la familia.

 

 

- Que suertudo Kise-kun.- comenté con sarcasmo-, yo no sabría qué hacer en tu lugar.

 

 

- Dímelo a mí que lo estoy viviendo- se quejó rendido-, Neeh…no solo eso, sino que me esta obligando a invitarlo a cenar este sábado.- se tiraba sus cabellos rubios con la mano.

 

 

- Kasamatsu-kun es agradable al trato.- dije para hacerlo sentir más tranquilo-, no creo que él tenga problema en ir.

 

 

- ¡Ya lo sé!- reconoció desesperado-, el que tiene el problema soy yo.- se apuntó así mismo.- Mi madre me avergonzara frente a él.

 

 

- Pero a Kasamatsu-kun no le importara eso.- medité mis palabras.-,se lo tomará con gracia.

 

 

- Sí puede ser- comentó analizando la situación-, pero el hecho de que mi madre se ponga a divulgar mis secretos no suena muy divertido para mí.- a Kise le gusta hacer drama donde no hay.

 

 

- Entonces… habla con tu madre y explícale que quieres evitar inconvenientes - le aconsejé.

 

 

- ¡Eres un genio Kurokocchi!- y se lanzó a abrazarme.

 

Luego de esa charla que tuvimos con el rubio nos dirigimos a la siguiente clase; Historia.

 

 

La clase transcurrió con normalidad, entre lecturas e intervenciones orales.

 

 

- Kurokocchi, tengo que ir a mi casillero a guardar estos libros- habló el rubio ni bien tocó el timbre de cambio de hora-. ¿Me acompañas?

 

 

- Tengo que guardar los míos también Kise-kun.- inquirí-, nos vemos ¿si?

 

 

- Claro.- me sonrió y se fue.

 

 

Me encaminé hacía mi casillero. Fui derecho y doble en el pasillo a la izquierda. Me acordaba de la primera vez que había pisado la preparatoria. Kise me había dicho el camino y cuando llegué, estaba intentando abrir el casillero de Akashi en vez del mío. Jamás había pasado tanta vergüenza como ese día, sentí que él creía que era un ladrón pero al parecer lo olvido enseguida. Una sonrisa se me formó al recordar lo que había pasado ese día.

 

Pero al doblar a la izquierda la sonrisa desapareció. Al principio me costó reconocer quien era el que estaba apoyado en la puerta del casillero, pero al ver aquel peculiar color de cabello rojizo inferí.

 

 

 

Y era ahora cuando mis sentimientos tomaban color.

 

 

 

 

Reconocer y reconocerme a mí mismo el estar perdidamente enamorado de Akashi. Que me dolía verlo así…besándose con ella…la sutil pero envolvente envidia por ser ella quien tenga a Akashi, puesto que yo para él solo significaba una buena amistad. Recién ahora me despertaba la realidad, deduciendo que todo lo que había vivido con él hacía emerger una sonrisa en mi rostro…si él no hubiera aparecido en mi vida… yo estaría completamente destruido.

 

No me quedé como espectador, eso solo me laceraba cada vez más. Akashi en ningún momento se apartó de Momoi... o tal vez lo hizo después que me alejara corriendo. Cuando fui consciente nuevamente me encontraba encerrado en el baño, con una mano en el corazón y las lágrimas brotando sin controlarlas.

 

 

Siempre fui alguien experto en dominar y ocultar mis emociones y sentimientos, me sentía orgulloso por ello, nunca me turbaba con facilidad, mucho menos doblegarme…sin embargo…hoy fue distinto. Ver como una chica tenía lo que mi mente se forzaba a callar de mi corazón... me dolía.

 

 

No tenía sentido ir a las siguientes clases en el estado que me hallaba. Me preguntaba si Akashi descubrió que yo estuve allí. Supongo que sí, mis libros cayeron de mis manos apenas pude verlos, pero no me di vuelta a fijarme si me seguía o solo me miraba, simplemente corrí hacía el baño preguntándome cosas que no  podía responder.

 

Si bien ayer pensaba que no era mi día, hoy puedo afirmar que esta no será mi semana. Estoy resfriado; acabo de comprender a cabalidad mis sentimientos por Akashi, y por otro lado corroborar que los gustos del pelirrojo con únicamente por las mujeres…ello me llegaba a plantear si yo fui su simple distracción, uno del montón que suspiraba por él.

 

 

Yo lo conocí, pasé infinidad de momentos con él, en mi desesperación por querer conocerlo más me sometí a riegos e hice cosas que nunca pensé que haría.

 

 

- ¡¿Kurokocchi, estás aquí?!- era Kise -. ¡Abre la puerta, sé que eres tú!- golpeó la puerta del baño, me negué a abrirla, no estaba en condiciones para que me viera.

 

 

- Kise-kun…- la voz se me quebraba-, por favor…quiero estar solo…no pasa nada.- sollocé.

 

 

- Tengo una idea bastante clara de lo que te está pasando Kurokocchi.- comentó desde el otro lado de la puerta-, la golfa de Momoi se ha encargado de contárselo a medio mundo.

 

- Vete Kise-kun…- repetí al ver que el rubio sabía sobre mi motivo de llanto. Kise podría parecer distraído, pero era alguien que no se le escapaba nada, llegó a conocerme más que mi propia madre, por ello dedujo con facilidad mi afecto hacia Akashi.

 

 

- ¡Ábreme!- me ordenó desde afuera-, solo quiero estar a tu lado Kurokocchi, no me dejes como un loco hablándole a una puerta.

 

Me sequé las lágrimas y me levanté. Abrí la puerta, Kise estaba parado con su mochila mirándome nada sorprendido. Al parecer inquirió que me encontraría aquí después de saber la noticia que Momoi se encargó de divulgar. Ambos nos sentamos apoyando la espalda en la puerta para mantenerla cerrada.

 

 

- ¿Qué…dijo Momoi exactamente?- exigí a media voz, mis lágrimas aún no cesaban.

 

 

- Antes que nada quiero decirte que como tu mejor amigo tengo la versión de los dos hechos- comentó con orgullo.

 

 

- ¿Ha-hablaste con Akashi-kun?- pregunté sorprendido-. Oh no... no era necesario Kise-kun

 

 

- Descuida, yo no le pregunté nada.- me contestó tranquilo-, él se acercó a mí a contarme. Me dijo que te había visto en el pasillo y que luego te fuiste.-posó su mano en mi hombro.- Para tranquilizarte te digo que él no sospecha nada sobre lo que tú sientes, te lo digo enserio.-sonrió mirándome.- además que te vio irte corriendo, y como hoy por la mañana estabas molesto con él sabía que no ibas a querer escucharlo…entonces me encargó a mí que te contara de su parte lo que en verdad pasó.

 

 

- No soy tonto Kise-kun.- suspiré rememorando aquellos instantes.- yo sé lo que vi.

 

 

- Pues viste mal.- me dio un toquecito en la frente.- Mira, lo que la perra esa se ha encargado de divulgar es tan exagerado que ni ella se lo cree.- me aseguró-, a Akashicchi no le importa lo que digan de él. No se ha hecho ningún problema por aclarar los rumores, le da lo mismo... es raro, muy raro.

 

 

Si lo conociera tanto como yo lo conocí se podría decir que más que raro es misterioso. Me sequé las lágrimas que aún seguían cayendo de mis ojos. Kise todavía no me había dicho lo que la pelirosa había divulgado, pero estaba seguro de que si era muy exagerado nadie en su sano juicio se lo creería, y yo mucho menos. Lo molesto era que Akashi esté en medio de todo, sé que a él no le interesa en lo mínimo, pero a mí sí; el que Momoi manipule los rumores a su antojo utilizándolo como blanco para su beneficio.

 

- Que… qué contó ella.- pedí. Kise suspiró, seguramente estaba tratando de recordar las palabras exactas a fin de ser lo más sincero posible.

 

 

- Bien, según lo que me contó Himurocchi fue así.- suspiró por segunda vez-, estaban hablando en el casillero de Akashicchi sobre una fiesta y, según ella, él le empezó a decir que era hermosa, que la amaba y bla bla bla.- movía su mano restándole importancia.- Momoi no se resistió y comenzaron a besarse, dijo que se besaron tanto que hasta le quedo marcado el labio pero cualquiera se da cuenta que es labial.

 

 

-Y…la versión de Akashi-kun.- hablé en susurros, me dolía decir su nombre.

 

 

- De lo más tranquilo me dijo que la tipa esa fue a hablarle sobre una fiesta para el sábado, él estaba apurado pero ella se le abalanzó y lo besó.- hizo una pausa y me miró-, me dijo que intentó separarse buscando ser lo menos brusco posible y cuando te vio correr tú ya lo habías visto todo. A decir por la tranquilidad con la que me lo dijo te diría que confiaras en sus palabras Kurokocchi.

 

 

La tranquilidad y desinterés en la voz de Akashi era sumamente normal y sabía de donde había agarrado esa habilidad. Jugando al billar. El día que lo acompañé me percaté que él se sabía todos los movimientos de los chicos. ¿Por qué? Porque se quedaba callado y solo los observaba, además del hecho al ser alguien tan tranquilo los chicos confiaban en él y le contaban sus cosas. Akashi podría mentir y todo el mundo se lo creería, estaba seguro. Por lo contrario, la versión de la pelirrosa no tenía sentido y ver que Akashi se preocupó por lo que pensaría me removió los sentimientos, llegando a alegrarme…solo un poco.

Notas finales:

El cap de la semana wiii ! :D 

Espero que sea de su agrado mis queridos lectores, le voy avisando que ya se acerca el final :# no diré mas para evitar spoilers jeje

 

nos leemos!!


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