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A MERCED DE TU SOMBRA por Aifoss

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Notas del capitulo:

Siguiente capítulo, y con esto creo que ya me puse al día:)

Claro, ahora entendía porque la comida rápida. Solo quería pedirme un favor. ¿Ser amable con ese tipo? ¿Enserio? Me parece que eso será imposible.

 


- Vendrá con su esposa y su hijo.

 

- Que interesante, que mañana en la noche iré a casa de Kise-kun

 

- No puedes.

 

- Claro que sí madre, sabes que no tolero ver a ese hombre, menos dentro de nuestra casa.

 

- Ese tipo es mi jefe. No entiendo porque le tienes tanto rencor, él no te ha hecho nada.

 

- Claro que sí, el destrozo la familia- dije en un susurro inaudible.

 

- Mañana te pondrás la camisa blanca que te regalo tu abuela y bajarás a cenar, sí o sí.

 

Me levante de un salto. No aceptaré que ese tipo entre a casa y encima con su familia. Pobre el hijo y la esposa que tienen que convivir con él. Subí a mi habitación y me acosté.

 

Se me hizo un poco complicado dormir, estaba planeando algún tipo de tragedia que pudiera hacer para que ese tipo deseara no volver a pisar esta casa. No se me ocurría nada lo suficientemente bueno, estúpida imaginación.

 

Me costó levantarme, no tenía ganas ni de apoyar un pie en el piso, solo quería volver a dormir... cerrar los ojos y desaparecer. Sabía que mi mamá estaba enojada y no subiría a despertarme así que esta sería la oportunidad perfecta para decir que el despertador no sonó y me quede dormido. Pero no, no podía, con suerte mi madre no me había castigado ayer si hago esto tendré un mes sin salidas ni nada asegurado.

Me vestí y bajé a la cocina. Tomé un vaso de leche y disimuladamente me fijé si mi mamá estaba en el comedor, pero no. Si no estaba allí estaría durmiendo pero sería bastante vergonzoso que me descubriera espiándola. 
¡Ahora que recuerdo, Kise me había dicho que posiblemente me pasaría a buscar con el auto! Dios quiera que por favor haya podido, las ganas de caminar esas veinte cuadras hasta la escuela había desaparecido completamente desde el primer día. Con la esperanza de encontrarme al auto del rubio estacionado frente a casa salí a la calle.

 

- ¡Kurokocchi!- grito alguien. ¿Dónde estaba?- A tras tuyo tonto.
Me giré, Kise había estacionado su auto en el pequeño garage de mi casa. ¿Me estaría esperando hace mucho? Subí rápidamente al asiento de copiloto y me abroche el cinturón.

 

- Hasta que sales, ¿no te había avisado que vendría?- preguntó mientras ponía en marcha el auto-. ¿Por qué tienes esa cara de muerto, es que no has dormido?

 

- Me la pasé planeando un plan malvado- contesté inmutable-. Y no te miento.

 

- ¿Un plan malvado? ¿Para qué?...A veces das miedo Kurokocchi.

 

-No digas eso Kise-kun. Mi madre ha invitado a cenar a su jefe... ya te he dicho lo que pienso sobre él. Vendrá con su esposa y su hijo.

 

- Y ¿No quieres venir a mi casa para evitar ese momento de mal gusto?

 

- Créeme que ya le dije a mi madre que iría y casi más me mata. Estoy prácticamente obligado a quedarme.

 

- Bueno mírale el lado bueno...

 

- Esto no tiene lado bueno, Kise-kun.

 

- ¡Claro que sí! Puedes decirle a tu mamá que tú estarás en la cena si ella te deja ir el sábado por la noche a una fiesta en la playa.

 

- ¿Habrá una fiesta en la playa?

 

- Sí, de siete hasta que la policía nos eche- contestó riendo-. He ido a varias fiestas allí y son geniales.

 

- No me gustan mucho las fiestas....- dije recordando que siempre era el marginado en una esquina.

 

- Vamos anímate, será tu primera fiesta aquí en Japón.

 

- Lo sé... pero no creo que mi madre me deje.

 

- Te dejará, tu solo dile lo que yo te dije.

 

- Lo intentaré.- respondí con desgano

 

Llegamos a la escuela lo suficientemente tarde como para tener que correr hasta nuestros casilleros. Lamentaba que a Kise le haya tocado uno tan lejos del mío. Nos tocaba ir a la clase de lengua... otra vez tenía que sentarme con Akashi. Por suerte cuando llegué al aula él todavía no había llegado, apoyé mis libros y colgué la mochila en el respaldo de la silla, al parecer hoy me sentaría solo.
Bueno no, me equivoque. Me senté solo por cinco cortos minutos llenos de felicidad.

 

- ¿Te sientes mejor?- me pregunto Akashi con su reconocible voz. ¿Desde cuándo le interesaba saber cómo me sentía?-. Escuche sobre lo de tu casillero.

 

- Ya es historia pasada.

 

- ¿Por qué no querías que te vieran llorar?

 

- No quería eso.

 

- No lo aparentabas cuando te lo pregunte ayer, te fuiste corriendo mientras te tapabas la cara.

 

- Es problema mío Akashi-kun, no tuyo.

 

- Esta bien solo preguntaba, no es bueno ver a alguien llorar.

 

- ¿Desde cuando tienes sentimientos Akashi-kun?

 

- No son sentimientos.

 

- Entonces ¿Qué es?- Akashi se quedó pensativo y comenzó a reír.

Nunca lo había visto reír y se podía afirmar que tenía una sonrisa muy hermosa al igual que sus ojos heterocromáticos.

 

- Te lo contestaría si supiera la respuesta- se quedó un segundo en silencio observando mi rostro- ¿Irás a la fiesta del sábado?

 

- No.- dije cortante

 

- Entonces estate listo a las siete en punto.- afirmó con superioridad

 

- Te dije que no iré.- refuté

 

- Pasaré por ti.- afirmó nuevamente

 

- No iré, no insistas.- Ya estaba acabando mi paciencia

 

- Como quieras- sonrió-. Si te aburres luego no tendré la culpa.

 

Por suerte antes de seguir con esta charla ''tan interesante'' llego el profesor. La clase anterior había faltado así que no teníamos nada de tarea para hacer. Tenía tanto sueño que no pude prestar atención ni a un segundo de la clase. Si seguía así me irá bastante mal en las pruebas, no es la primera vez que me duermo durante una clase. No sé porque Akashi no se mostraba tan distante conmigo, seguía teniendo ese tono frío y desinteresado cuando hablaba pero por lo menos me decía algo.

 

Me pasé todo el día planeando las palabras perfectas para decirle a mi madre que el sábado por la noche iría a una fiesta en la playa. También planee la cara que pondría si Akashi me veía allí, aunque pensándolo bien, sería la misma que muestro todos los días…”nada”… había rechazado su invitación a llevarme hoy por la mañana. Imagino que a él no le importo mucho que yo le haya dicho que no pero bueno... no sé, algo tendré que hacer. 

Vale aclarar que las fiestas no son lo mío. En la mayoría de ellas me la paso sentado mientras tomo algo. No es que no me guste bailar... solo que no me siento confiado en lugares así, y junto con mi poca presencia, soy ignorado olímpicamente.

 

Kise me llevo hasta casa, en el auto me contó que Kasamatsu se había propuesto a pasarlo a buscar para ir a la fiesta. Me preguntó si le molestaba que no pasara por mi ese día para llevarme, no podía obligarlo a buscarme si el chico del cual él estaba enamorado se había propuesto a llevarlo. Iría solo. Himuro había faltado, queríamos preguntarle qué había pasado con Murasakibara ayer a la salida. Seguramente nos contaría el lunes cuando la volviéramos a ver.

 

- Llegué- dije mientras tiraba el abrigo en el sofá. Busqué a mi mamá en la cocina, por suerte se encontraba allí. No me saludo ni tampoco me pregunto qué tal me había ido en el día.

 

- Madre...- dije inseguro-, el sábado por la noche habrá una fiesta en la playa.

 

- ¿Qué quieres que haga?- pregunto seriamente.

 

- Quería ir.

 

- Eso lo veremos, según como te comportes esta noche dependerá si irás a esa fiesta.

 

Sin contestar nada más me levante y fui a mi cuarto. Sabía que si permanecía más tiempo allí me pondría otra condición más. A las siete en punto tendría que empezar a vestirme... creo que la idea de estar en “camisa blanca” me haría ver realmente ridículo ¿cuán formal sería esta reunión? Además el hijo del tipo ese tenía mi misma edad. Me conecté en mi laptop, quería preguntarle a Himuro que habían hablado con el gigante ayer, no me quedaría con la intriga hasta el lunes, seré inexpresivo pero eso no significa que no sea “curioso”.

{Kuroko}:

- Himuro-kun ¿Por qué faltaste hoy?

 

{Himuro}:

- Tenía que ir despedir a mi padre al aeropuerto. Supongo que quieres saber que paso con ,Atsushi cierto? jaja Kise ya me ha llamado como quince veces.

 

{Kuroko}: 

- Supones bien, ¿qué te ha dicho?

 

{Himuro}:

- Primero se disculpó por su actitud la vez anterior regalándome un chocolate jeje, por suerte él se acercó a hablarme. Luego, me pregunto si iría a la fiesta de mañana por la noche en la playa y yo no estaba ni enterado.

 

{Kuroko}:

- ¿Te propuso pasar a buscarte? 

 

{Himuro}

- ¡Si, en ese momento estaba muriendo! Dijo que pasaría por mí para ir a comer antes. Me llevará a su restaurante favorito que supongo, será una pastelería. Siempre he querido ir ahí pero no sé dónde queda.

 

{Kuroko}:

- Que suerte Himuro-kun. Yo tengo una cena hoy con el jefe de mi madre y su familia. Dicen que tiene un hijo de la misma edad que yo.

 

Himuro está escribiendo un mensaje...

 

- ¡Tetsuya, apaga esa laptop y comienza a vestirte!- ordenó mi madre desde abajo. ¿Cómo sabía que estaba en la computadora?

 

Sin dejar que Himuro me contesté cerré sesión y apague todo. Tenía que ponerme esa horrenda prenda, no quiero decir que mi abuela tiene mal gusto para la ropa pero esa camisa no me favorece mucho que digamos. Me bañe y acomodé un poco mi pelo. Traté de buscar algún perfume decente…”vainilla”. Después de tantas vueltas me puse la ropa que mi madre me había obligado a usar. Sin contar las vans y el jean oscuro que elegí yo. Sabía que a mi madre le agarraría un paro cardíaco cuando me viera así pero no pensaba cambiarme. Yo me había puesto la camisa que ella quería ahora le tocaba a ella dejarme usar la parte de abajo que a mí me gustara.

 

Bajé al comedor y me senté en el sillón. Mi madre salió enseguida, quería comprobar que me haya vestido como quería. Por suerte no hizo ningún comentario sobre las zapatillas ni los jeans pero sé que mucha gracia no le hizo.

 

- Atiende tú- dijo mi madre desde la cocina-. Iré enseguida.

Momento de disimular mi mejor sonrisa que no tengo, hace mucho que no lo hago. Cuando algo me molesta suelo poner mi mejor cara para que se den cuenta de que algo anda mal, osea ninguna. Abrí la puerta y me encontré con un señor más alto que yo, cabello castaño medio rojizo, ojos cafés y con un par de arrugas. Llevaba una camisa azul noche junto con pantalones negros. 

 

- Tú debes ser Tetsuya - dijo con una sonrisa-. Me acuerdo de ti, tu padre siempre te llevaba a mi casa. La última vez que te vi tenías cinco años ¡Como has crecido!

No hacía falta que nombrará a mi padre, o ¿si? Le hice una reverencia apenas y me corrí para dejarlo pasar. Su mujer, rubia  y de ojos verdes con gafas era bastante joven y se encontraba a su lado. No lograba reconocerla, ella no era la antigua esposa del señor Masaomi o bueno tal vez sí pero se hizo unas cuantas cirugías y se tiño el cabello. Sentado en las escaleras y de espalda a la puerta se encontraba su hijo. Cabello rojo fuego y laceo, su espalda era estrecha pero fornida. Me resultaba bastante familiar, al parecer a él también lo habían obligado a venir.

 

 

- ¡Seijuro no seas mal educado y entra!- lo regaño la mujer.
Oh Dios mío. Ese era Akashi Seijuro, el mismo que me sacaba de quicio en clases. Nunca supe con exactitud cuál era el apellido del señor Masaomi, por eso no podía relacionarlos. Akashi era hijo del jefe de mi padre... pero no se parecían en nada, tal vez un poco el cabello pero igual, es más tampoco se parecía a su madre ¿a quién había salido? En su familia tienen ojos cafés o verdes, y él los tiene rojo con dorado.

 

- Pase señora- le dije a la “madre” de Seijuro mientras me hacía a un lado. Ella se fue a sentar al sillón donde mi madre ya se encontraba hablando con el tipo ese.

 

- Bonita casa- dijo el pelirrojo con una sonrisa-. Y linda camisa.

Sabía que no tenía que haberme puesto esto. ¡Que vergüenza! Me di media vuelta y me encamine hacía mi habitación.

 

- ¿A dónde vas Tetsuya?- pregunto mi madre desde el sillón.

 

- A mi habitación.

 

- ¿Qué fue lo que hablamos?- suspire y baje los escalones lo más lento posible. Maldita cena, si hubiera rechazado ir ahora estaría acostada en mi cama esperando a que la comida este lista. Akashi se había sentado en la mesa jugando con los tenedores. ¿Me sentaba con él? No mejor no, no sabía de qué hablarle.
Maldito instinto. ¿Ahora de qué le hablo?

 

- Y bien... ¿cómo estás?- pregunte fingiendo interés. Seijuro dirigió lentamente su mirada a mi.

 

- Me parece que tú tampoco tenías ganas de asistir a esta cena, ¿cierto?

 

- ¿Quieres que te diga la verdad Akashi-kun?- pregunte sonriendo. Nunca había dado muestra de gracia frente a Akashi, esto me hizo poner nervioso.

 

- Creo que ya la sé.- dijo esbozando una sonrisa ladina 

 

- ¿Tu sabías que yo vivía aquí?- pregunté escondiendo mi sorpresa.

 

- Sí.- eso es muy acosador

 

- ¿Enserio? Yo no, cuando dijeron que el jefe de mi madre tenía un hijo nunca pensé que serías tú Akashi-kun.

 

- Tampoco pensé que ese hijo sería yo.

 

- No entendí.

 

- Deja, yo sí.

 

- Eres un misterio Akashi-kun, ¿Lo sabes?

 

- Sí, créeme que me lo han dicho varias veces.

 

- ¿Eres así con toda la gente que conoces?.- tenía que resolver esa duda

 

- ¿Así como?- se dio cuenta de mis intenciones

 

- Así de frío y distante como estas siendo conmigo- le eché en cara. El pelirrojo sonrió y me miró fijo.

 

- No lo sé. Puede que sí y puede que no.- ahí va su misterio de nuevo

 

Nos quedamos en silencio. Por suerte mamá se levantó a fijarse si la comida estaba lista. ¡Dios mío, parece que todo es apropósito en esta casa! Fideos con salsa y yo con una camisa blanca. ¿Enserio? Y para colmo soy medio bruto para comer fideos así que... que mi madre se prepare para un súper lavado.

 

- Tu madre nos ha contado que Seijuro y tu tienen las mismas clases, ¿cierto?- me pregunto la señora mientras mamá le servía la comida.

 

- Sí- contesté indiferente a lo que luego recordé que mañana tenía una fiesta y si seguía así no iría.

 

- ¡Qué bueno! Y dime... ¿tus notas son buenas?

 

- Ehm... sí, creo que sí.

 

- Que ejemplo de niño- trató de alagarme el viejo ese-. Seijuro también logra muy buenas calificaciones, es su obligación ser el mejor en todo y nunca fracasar.

 

- Ahí empezamos con lo mismo- susurró el de mala gana.

 

- Cambiando de tema- el señor tomó una servilleta y se limpió.

Recuérdenme tirar eso a la basura para no volver a tocarlo nunca más-. ¿Qué te ha parecido la oficina?

 

- Muy bonita- comentó mi madre. Desgraciada comida, con más fuerza de lo normal haciendo que los fideos caigan sobre mí. ¡Como odiaba a ese tipo! Me saca de quicio y para colmo Akashi que se ríe de mí. De pronto se me había ido el hambre.

 

La cena se pasó entre risas de mi madre y la señora, la cual cada tanto me hacía varias preguntas que yo evitaba con un 'sí, no, o no sé' a Akashi tampoco parecía agradarle esta cena. Lo único que hacía el viejo ese era hablar de trabajo, trabajo y más trabajo, por un momento pensé que lo hacía apropósito porque cada vez que empezaba con ese tema me miraba a mí, como si buscará algún gesto de molestia en mi cara. Solo una vez, la cual sentí que mi cara se ponía roja de furia nombraron a mi padre, en ese momento sentí la mirada de Seijuro sobre mí, se veía como preocupado pero luego cambió su expresión a la de siempre.

 

Algo que me había resultado raro en la cena fue que “El Señor Akashi Masaomi”, así se llamaba el tipo, se levantó para ir al baño mínimo cinco veces. Pero no fue eso lo que me llamo del todo la atención si no, que él iba al baño de arriba, donde estaban las habitaciones.

 

Pero bueno, ya no tengo de que preocuparme, la cena había terminado y mi madre me había dejado asistir a la fiesta de mañana por la noche. Ahora solo me faltaba encontrar algo para ponerme. 

 

Sábado, sábado y al fin sábado. Hoy había podido dormir hasta tarde, nadie me levanto ni me molesto hasta que abrí los ojos. Me sorprendí un poco al ver la hora que era pero no me importo, seguramente debió ser el estrés de toda la semana. Decidí quedarme en pijama hasta que sea la hora de prepararme para ir a la fiesta. Solo esperaba pasarla bien y divertirme.

 

- ¿Te has levantado?- pregunto mi madre, estaba asomada en la puerta de mi cuarto-. Dime, ¿a qué hora termina esa fiesta?

 

- No lo sé madre, pero estoy seguro que a las doce ya estaré aquí. Cualquier cosa tendré el celular.

 

- Esta bien. ¿Quiénes irán?

 

- Mamá…- me queje, no podía creer que con dieciséis años todavía siguiera preguntándome con quienes iría a una fiesta.

 

- Bueno, es normal que me preocupe. Ya sabes, cualquier cosa rara que pase me llamas y te iré a buscar.

 

Asentí y me volví a acostar. A veces odiaba que mi madre sea así, ya tengo la suficiente edad como para poder ir solo a una fiesta, tampoco es que sea una mujer, soy un hombre y tengo mis “armas”. El colmo de esto sería que vuelva para decirme que ella me llevaría, podría asegurar que quedaría como el estúpido del año. Intenté llamar a Kise para preguntarle si tenía mis zapatillas pero no contestaba, supongo que tendré que buscarme otras ya que se me haría tarde si iba a esperar a que me las devuelva.

 

Me duche, todavía tenía una hora para cambiarme y salir hacía la playa. Sabía que llegaría tarde ya que de camino al centro tenía como media hora de viaje... pero para que llegar temprano si me aburriría. Busqué algo decente, unos jeans azules rasgado, una polera ploma y mis vans blancas. La verdad no se me veía tan mal, un poco de perfume y supongo que ya estaba listo, en este mismo momento me arrepentía de haber aceptado ir a esa fiesta, sabía que nada especial pasaría.

 

- ¿Ya sales?- pregunto mi madre de la cocina-. ¿Quieres dinero para el taxi?

 

Abrí la cartera y me fijé si tenía dinero, llevaba poco así que creo que un poco más de dinero no me vendría mal. Mi madre me dio cincuenta yenes más... para la ida ¿cómo volvería? no sé, supongo que caminando. Estaba más que claro que Kise no llevaría su auto ya que iría con Kasamatsu. Pero de todos modos no le dije nada a mi madre.

 

- Gracias.

 

- Bueno, cuídate. ¿Llevas tu celular?- asentí de mala gana-. Me llamas cualquier cosa.

 

Sin contestar más nada y con un gesto de adiós salí de casa. Tenía que hasta la esquina para poder tomar un taxi ya que por enfrente de casa nunca pasaban. Por suerte pude conseguir uno rápido, como sabía que el viaje sería largo llame a Kise.

 

- ¿Kurokocchi, eres tú?

 

- Sí, ¿dónde están? Yo ya estoy en camino.

 

- Nosotros también, acabamos de salir de casa así que supongo que todavía nos queda media hora de viaje. Aquí Kasamatsucchi te manda saludos.

 

- Yo también acabo de salir. Kise-kun, no conozco el lugar y necesito saber dónde nos encontraremos para no perderme.

 

- En la esquina, si llegas primero espéranos allí.

 

- Ok, bueno nos vemos en la fiesta, adiós Kise-kun.

 

- Chau.

 

La llamada termino y guarde el celular. ¿Por qué nos habíamos mudado tan lejos del centro? Esto de hacer un viaje de media hora para ir a una fiesta no era nada divertido y menos si el que maneja pone música de los años 80' y canta como si estuviera en un concierto. Supongo que la próxima vez que tome uno de estos tendré que ver bien la cara del conductor.

 

Cuando llegué me paré en la esquina que el rubio me había dicho. Por suerte no tardaron en aparecer. Desde allí se escuchaba la música que venía del muelle. ¿Estará Haizaki o Momoi en la fiesta? No me tendría que importar... total no le hablaría con ellos por nada del mundo. Aunque admito que me da un poco de intriga saber cómo se ha vestido Momoi, si va con la falda más corta de lo normal a la preparatoria, no me imagino que usará para ir a una fiesta.

 

Kise estaba felíz, al parecer la única persona que no notaba que él estaba enamorado de Kasamatsu era el mismo Kasamatsu. No sabía si él estaba enamorado de mi amigo pero algo en los ojos me decía que iba por ese camino. ¡Ahora que recuerdo Himuro y Murasakibara vendrían juntos también! Al parecer creo que el único que terminará solo aquí soy yo. Bueno yo mismo dije que no me interesaba salir con nadie en este momento así que no tengo porque preocuparme. Cuando tenga que llegar, llegará. 

 

Cuando bajamos al muelle la música se puso más fuerte que nunca. Estaba lleno de gente bailando, hablando o tomando tragos. Por suerte había mesas con sillas para sentarse o si no, las rocas que se encontraban frente al mar. El ambiente era bonito, cada tanto había una corriente de frío que te ponía los pelos de punta pero luego se tornaba cálido. En este mismo momento quería sentarme, no había abierto la boca desde que Ryota y Yukio me encontraron en la esquina. Sentía que cada cosa que dijera molestaría entre ellos dos, ya que ellos querían estar juntos y yo estaba allí estorbando. Tampoco quería interrumpir entre Tatsuya y Atsushi a quienes no habíamos encontrado todavía.

 

- ¿Quieres algo de tomar Kuroko?- pregunto Kasamatsu mientras se acercaba a una de los puestos que estaban más vacíos.

 

- Sí- contesté mientras abría la billetera. No dejaría que él pague mi bebida- ¿Cuánto cuesta?

 

- No deja, yo invito.

 

- No, no te preocupes, tu págale a Kise-kun... quédate con lo de mi bebida e invítalo a cenar luego.

 

- ¿Tú crees que aceptará?- dijo girándose hacía donde Kise se encontraba. Tenía que asegurarse de que él no este escuchando.

 

- Estoy segurísimo de que aceptará. Tu solo hazlo.

 

- Gracias, intentaré invitarlo.

 

Pedimos los tragos y fuimos en busca del pelirrubio que se encontraba hablando con Kagami y Aomine. Jamás había cruzado palabras con ellos pero parecían buenos chicos. Por lo que me contaron Aomine era muy gracioso y Kagami demasiado ocurrente, ambos eran el dúo de idiotas... bueno eso jamás podría comprobarlo ya que para hacerlo tendría que ser muy cercano a ellos.

 

- Bakagami - dijo Aomine mientras le robaba su trago- ¿No vas a presentarnos a tu amigo?

 

- Si ya lo conocen estúpido- contestó riendo mientras le quitaba su bebida.

 

- Cierto, tu eres Kuroko Tetsuya- dijo Kagami con una sonrisa.
¿Qué decía? Rápido piensa no puedes quedarte callado como un tonto. Ay dios, nunca soy muy bueno cuando estoy tratando de socializar.

 

- ¿Tu eres Kagami Taiga, cierto?- me giré un poco para estar frente al moreno - Y tu Aomine Daiki.

 

- Correcto- contestaron ambos. Sonreí para no quedar como el chico serio y aburrido aunque lo fuera. ¿Habrán notado que me puse nervioso? No, no creo.

 

Mientras ellos hablaban con Kasamatsu y Kise me giré para ver quienes estaban en la fiesta. La mayoría eran de primer año y cada tanto podía reconocer a algunos de segundo y tercero. Había cruzado miradas con Momoi la cual se había vestido bastante normal para venir aquí; un Jean blanco bastante apretado y una remera corta... muy corta. Obviamente estaba rodeada de chicos. Disimuladamente trate de ver que chicos se encontraban con ella y me lleve una sorpresa al ver que Haizaki y Akashi estaban allí, más sorprendido estaba por el último nombrado. ¿Habría ido ahí por su cuenta o Momoi lo había llamado? Se veía bastante entretenido charlando con unos chicos que ni siquiera iban a clases. Justo cuando dirigió su mirada hacía mí me volví con Kise y los chicos que se encontraban hablando sobre los precios de la comida.

 

- Iremos a sentarnos- avisó Kasamatsu- ¿Vienes Kuroko?

 

- Sí, claro. Adiós Aomine-kun, adiós Kagami-kun- los despedí con un choque de puños y me fui a sentar. Kise fue directamente hasta las rocas que daban al mar. Las más cercanas, cosa que cuando la marea subía el agua te mojaba los pies, sumando la brisa demasiado fría y yo que no traje chaqueta. Creo que hoy era el día más oportuno para agarrarme un buen resfrío…

 

Seguí hablando por unos minutos con el rubio y su platónico hasta que me llegó un mensaje. Saqué mi celular para leerlo y era de Kasamatsu. ¿Qué tenía que decirme por mensaje si lo tenía a menos de un metro? Lo abrí. “Te molesta si me robo a Kise un rato? parece estúpido que te lo pregunte así pero no quiero que te quedes solo. Si quieres puedo decirle a Aomine que venga aquí parece estar bastante interesado en hablar contigo”

 

Mire a Kasamatsu con una sonrisa la cual el me correspondió. Sabía que esto podría pasar pero bueno, ya tenía mi mente preparada para quedarme solo gran parte de la fiesta por suerte la vista al mar era grandiosa y podría divertirme observando el horizonte en oscuridad. Sí lo sé, menuda manera de pasar una fiesta pero no podía prohibirle a Kise perder las oportunidades de estar con el chico que le gusta. Si yo estuviera en su lugar y él en el mío haría lo mismo que yo. Bueno, eso creo.

 

“Claro no hay problema ustedes solo diviértanse. No te preocupes por mi estaré bien aquí no hace faltas que llames a Aomine, ya sabes... luego no tendré de que hablar y me pondré nervioso jaja luego me cuentas que tal te fue cuídalo” Aceptar, enviar.

 

A los cinco minutos Kasamatsu se llevó a Kise a no sé dónde. Parecía medio estúpido haber aceptado comportarme bien en la cena de ayer sabiendo que la pasaría así. Si no hubiera dicho nada sobre la fiesta podría haber hecho alguna de las tantas maldades que me había pasado planeando la noche anterior. Para pasar el tiempo daba vueltas la bombilla en el vaso mientras veía como la bebida giraba, sí genial súper divertido. En este mismo momento me preguntaba como estarían mis amigos de América... cada sábado por la noche se juntaban en la casa de alguien a ver películas y escuchar música, allí sí que no me aburría. Maldigo el día en el que mi mamá cambió mi número de celular para que no me pueda comunicar más con Ogiwara y Shun . Ellos era dos de mis mejores amigos allí, deben estar odiándome en este preciso momento de un día para el otro me fui a la otra punta del continente sin decir nada. Nadie sabe nada sobre nosotros allí en América, nadie sabe que nos pasó ni por qué nos fuimos. Pero sé que algún día volveré y les contaré la verdad a todos a menos que me odien tanto como para no querer escucharla.

 

- Con que no vendrías a la fiesta- alguien me saco de mis pensamientos. La misma voz que reconocería a bastantes kilometros de distancia. Fría y desinteresada pero con un tono divertido.

 

- Fue de último momento Akashi-kun- me excusé-. Créeme que si sabría que la pasaría así no hubiera venido.

 

- ¿Has venido solo?

 

- Sí, pero me encontré con Kise-kun y Kasamatsu-kun aquí.

 

- ¿Dónde están ellos?

 

- Kasamatsu-kun se llevó a mi amigo a no sé dónde, se gustan y de haberle dicho que no me quedaría con la culpa toda la noche. Además aquí es divertido, mientras más viento corre, más posibilidades hay que pesque un resfrío.

 

- ¿Qué tiene de bueno agarrarse un resfrío?- pregunto riendo.

 

- Que si me siento muy mal podré faltar a la escuela y déjame decirte que faltar si es bueno.- alegaba con mi cara de póker y clara obviedad

 

- No quiero desilusionarte pero Satsuki tiene puesto la mitad de la ropa que tienes tú y nunca se agarra ningún resfrío en este tipo de fiestas.

 

-¿Crees que aguantare dos horas más en este lugar?

 

- ¿Quieres que te diga la verdad? no.

 

- Kise-kun me matará si le digo que me quiero ir, tendré que inventarle alguna excusa. Por suerte me ha sobrado dinero para pagar el taxi de vuelta.

 

- Te llevaré yo.

 

- No gracias Akashi-kun, dije que tengo dinero para ir en taxi.

 

-Ya hablé, además,  si no me dejas acercarte a tu casa le diré a Ryota que la excusa que le dijiste era solo una mentira para irte- me echó en cara con una sonrisa. A veces se pasa de estúpido, ahora por orgullo me quedaré aquí sentado las dos horas restantes, no dejaré que este pelirrojo  me lleve a casa.

 

- ¿Aceptarás mi propuesta?- pregunto Akashi luego de un minuto de silencio en el que raramente me sentí cómodo.

 

- No.

 

- Vamos, sabes que no aguantaras dos horas aquí. Además, que dices, te invito a cenar.

 

- No, iré a decirle a Kise que me iré.

Saqué mi billetera para guardar la plata en mis bolsillos, pero ¡oh dios! el dinero no estaba allí.

 

- ¿Pasa algo?

 

- Mi dinero...- dije mientras buscaba en mis bolsillos-. No está, se me cayó cuando compre la bebida.

 

- ¿Ahora dejaras que te lleve?

 

- No, iré caminando.

 

- Vives a 400 km de aquí, enserio piensas ir caminando?- pregunto riendo-. Ahora si confirmo que estas verdaderamente loco.

 

- Akashi-kun no estoy de humor para tus chistes .

 

Me levanté y fui en busca de Kise, por suerte se encontraba solo esperando a que Kasamatsu le trajera algo de comer. Por lo menos me alegra la idea de que él sí la esta pasando bien. ¿Qué excusa le inventaba? ¡Ya sé! solo tengo que poner mi mejor cara de 'me siento mal, me duele el estómago' y estaría salvado, con mi madre siempre funcionaba pero luego deje de hacerlo porque ya había comenzado a sospechar.

 

- Kise-kun...

 

- ¿Qué tienes Kurokocchi, porque llevas esa cara?- pregunto un poco preocupado.

 

- El trago que tome me ha caído pesado, creo que me iré a casa. ¿Te molesta?

 

- No claro que no, pero ¿en qué iras? ¿Quieres que le diga a Kasamatsucchi que te lleve?

 

- No no te molestes, tu disfruta- me giré para irme pero antes le guiñe un ojo a lo que él comenzó a reír-. Por cierto, luego me cuentas como te fue, mándame un mensaje

 

- Claro, adiós Kurokocchi, mejórate.

 

¿Ahora que tenía que hacer? No iría a la roca donde Akashi seguía sentado, supongo que si iba allí el pensaría que acepté su invitación de llevarme a casa. Como me arrepiento de haber venido. No hice nada solo tomé un estúpido trago y perdí todo mi dinero. ¿Ahora como volvería a casa? Una de las opciones era ir caminando pero además de ser peligroso no me sabía el camino. Subí las escaleras para salir del muelle. Por lo menos me reconfortaba la idea de que todavía no era tan tarde ya que los negocios de comida estaban abiertos. Habían varios autos dando vuelta por la calle, tal vez ir caminando no sería tan peligroso.

 

- ¿A dónde crees que vas?- dijo alguien a mis espaldas-. Pensé que me esperarías.

 

- No dejare que me lleves Akashi-kun.

 

- No fue una pregunta cuando te lo dije, te llevaré de todos modos.

 

- Iré caminando...

 

- Entonces te acompañare- dijo mientras guardaba la llave de su auto en el bolsillo-. Sabes que es peligroso ir por el medio del campo a las diez de la noche.

 

- No es el medio del campo, además son solo 400 km.

 

- Créeme que 400 km no es poco, te llevará mínimo dos horas llegar. No entiendo porque eres tan testarudo, ¿tanto te cuesta aceptar que te lleve? Te he invitado a cenar también.

 

- No quiero, no tengo hambre.

 

Bueno en realidad sí tenía hambre y estaba pidiendo por favor que mi estómago no sonará. No quería quedar como un mentiroso y menos como un estúpido. Tampoco quería caminar esos 400 km pero no podía decirle a Akashi que dejaría que me lleve. Eso se llama orgullo y créanme que a veces lo odio. Me salvó el tono de mi celular, alguien me estaba llamando.

 

- ¿Hola?

 

- Tetsuya, soy yo, mamá. ¿Cómo estás?

 

- Bien... solo que he perdido el dinero.

 

- ¡¿Cómo que has perdido el dinero?!- al parecer Akashi escuchó el grito de mi madre y comenzó a reír.

 

- Se me cayó- me excusé-. Me di cuenta recién, no tengo la culpa.

 

- ¿Y ahora como volverás, quieres que te vaya a buscar?
De pronto el celular dejo de estar en mis manos. Estúpido pelirrojo ¿qué le pasaba?

 

- Disculpe señora, soy Seijuro... ¿me recuerda?- preguntó con una sonrisa en los labios-. Sí, estoy con él. Quédese tranquila yo lo llevaré, sí, no por nada. Adiós.

 

- ¿Qué has hecho? Eres un entrometido Akashi-kun - le quité el celular y le pegue en el brazo.

 

- ¿Qué clase de comida te gusta?- pregunto sin darle la más mínima importancia a lo que dije-. ¿Comida rápida, algún restaurante de clase... comida china tal vez?

 

- No tengo hambre, has esto lo más corto posible. Llévame a mi casa.

 

- Como quieras Tetsuya, he tratado de ser amable contigo y me tratas así, no entiendo que te he hecho.

 

Esto era lo que me molestaba, que sea tan... tan... no sé, no sé cuál es la palabra para describirlo. El auto estaba estacionado a dos calles de la playa, viniendo de Akashi sabía que no sería cualquier auto el que tendría. Y tenía razón un Jeep negro último modelo... teniendo un padre empresario era digno de el tener un auto así.

 

- ¿Y bien, como la has pasado?- pregunto una vez que el auto estaba en marcha. Todavía teníamos media hora de viaje.

 

- Genial- contesté con sarcasmo. 

Ahora que... ahora que me cae la ficha, Seijuro es hijo del jefe de mi padre. Tal vez... si enserio fue Masaomi quien lo mato, él tendría que saber algo sobre eso o tal vez sepa algo del por qué su padre contrato a mi madre así de un día para el otro. ¿Cómo preguntárselo? 

 

- ¿Enserio no tienes hambre? podríamos pasar por un comida rápida si quieres- insistió-. ¿Por qué esa cara de preocupación? ¿Te sientes bien?

 

- Sí, estoy bien. Solo... ¿te molesta si te hago una pregunta?- Akashi negó con la cabeza.- ¿Tu sabes algo... sobre... tal vez tu... si tienes idea de porque tu padre contrato a mi madre?
La expresión de Seijuro se puso más seria de lo normal. ¿Acaso había algo que tendría que preocuparme? 

 

- No, no lo sé.

 

- ¿Él tuvo que ver con el crimen de mi padre, cierto? ¿Por qué no lo investigaron? Juro que haré lo que sea para que lo atrapen.

 

- No tengo idea de lo que me estás hablando- comentó con su tono de desinterés diario. Pero algo ocultaba, estaba seguro de que Seijuro sabía algo sobre todo esto. Esta bien, sé que es medio inmaduro preguntarle este tipo de cosas al hijo de esa persona, pero el pelirrojo no es normal, él es mucho más serio y maduro para los chicos de su edad sé que puedo contarle esto sin lastimarlo en lo más mínimo.

 

- Sé que sabes algo, dímelo por favor.

 

- No sé nada, no tengo ni idea de lo que estás hablando Tetsuya.
Capaz Akashi decía la verdad y no sabía nada sobre lo que estaba diciendo, tal vez era yo quien quería creer que mi teoría era correcta y buscaba cada gesto extraño para creer que estaba mintiendo u ocultando algo. Pero me angustia, me angustia saber que todavía quien asesino a mi padre esta suelto disfrutando de la vida mientras que alguien quien sí merecía vivir ahora está muerto.

 

- ¿Estas llorando?- Akashi se giró para mirarme. Tenía la cabeza contra el vidrio por lo que no me podía ver del todo- ¿Es que dije algo malo?

 

- No, no eres tú Akashi-kun. Solo…olvídalo.

 

Sequé mis lágrimas y prendí la radio. No me importaba si quedaba como un maleducado, estando con él no me importaba nada. Sentía como si las reglas no existieran y podía hacer lo que quería. También me sentía seguro, sentía que estando con el nada me pasaría pero eso era un pensamiento mío el cual tal vez era incorrecto.

 

- ¿Sigues con la idea de ir directo para tu casa? Hay un MaggiBurger a unas calles de aquí.

 

- No tengo hambre, enserio. Si quieres ve, te espero.


Nos quedamos en silencio un rato largo, por suerte ya estábamos en la ruta. Por la noche todo estaba oscuro y no se veía nada. Ahora que me daba cuenta vivía en un pueblo, en un pueblo de Tokio que queda a 400 km de distancia del centro. Creo que la mayoría de las fiestas se hacen aquí, esto era otro motivo más por el cual necesitaba un auto.

- ¿Te arrepientes de haber dicho que querías ir caminando a tu casa?- pregunto con una sonrisa. Esa sonrisa sarcástica que a veces tanto me molestaba.

 

- No, déjame avisarte que cuando comiences a molestarme no tendré problema en bajarme del auto e ir solo.

 

- No te animarías, mira, hasta a mí me cuesta ver con lo oscuro que está aquí y a eso súmale que no te sabes el camino.

 

- Tengo mis razones, apenas llevo viviendo aquí una semana. Pensaba que vivía en el centro de Tokio, hasta que me di cuenta de que vivo en un pueblo que está a 400 km.

 

- Todos viven por allí, por algo van al mismo colegio que tú. El centro es un bonito lugar para visitar los fines de semana luego te aburres. Por eso es mejor vivir en un pueblo.

 

- Odio mi vida- susurré.

 

- Entonces que quedaría para mí, no creas que tu vida es peor que la de otros.

 

- Si tan solo pudiera cambiar algunas cosas... sucesos.

 

- Todo está perfecto así como es.

 

- No, nada es perfecto así como es, esto no es lo que quería para vivir, esta no es la vida que yo desee. 

 

- Todo pasa por alguna razón, no crees? Tú solo tienes que dejar que el tiempo pase y todo se solucionara.


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