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Cuidados especiales. por LaGataenelTejado

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Capítulo 6. Éxtasis.

 

Elle mira hacia la ventana de la sala de estar, apretando los dedos y cerrando la mano en puño.

 

Al final y contra todo pronóstico, Light había terminado sucumbiendo a la petición de su ex prometida y marchándose a Japón hacia exactamente una semana. Y se suponía que hoy era su día de regreso.

 

–Así que...tu cuidador y tú...¿folláis?

 

Lawliet gira el rostro, mirando algo furioso a Mello y Near. Sus dos amigos están en el sofá, leyendo un par de revistas y haciéndole compañía. Ya que Watari está ocupado y la señora Lawliet había decidido guardar silencio e ignorar a su hijo desde el encontronazo que tuvieron en aquella lejana cena.

 

–No. Y deja de preguntar esas cosas, no son de tu incumbencia.

 

Mello sonríe ladino, removiéndose en el asiento y acariciando el hombro de su novio con algo de cariño.

 

–Te has puesto rojo como un maldito tomate.

 

–¡Cierra la boca ya!

 

–Tranquilo...yo solo quería saber que hace Light en Japón. ¿No se suponía que le advertiste que ibas a quejarte a los servicios sociales si te abandonaba?

 

Elle aprieta los dientes, alterado. La palabra “abandonar” suena demasiado cruel dentro del contexto en el que Mello suele utilizarla a menudo.

 

–Mello, deja a Lawliet – Near mira a su novio de forma seria, provocándole por si se le ocurre llevarle la contraria.

 

–A mi me da igual, solo se que el combate es mañana. Y como no se de prisa en volver hoy, poco tiempo va a tener para entrenarse – se pone en pie, tirando del brazo del albino –. Vayámonos a casa.

 

Elle se despide de ellos, de una forma un poco escueta y triste. Se le escapa un suspiro cuando piensa en su cuidador y lo mucho que está tardando en volver. Entra en pánico cuando se le pasa por la cabeza la posibilidad de que Light decida quedarse en Japón haciendo que las tripas se le retuerzan ante eso. ¿No se atrevería, verdad?

 

Se queda dormido, sumido en sus tristes pensamientos. Desde que Light entró en su vida, está conociendo lo que es sentirse protegido de verdad, e incluso gustar de otra persona. Light le saca de sus casillas, le enfurece, pero también hace revolucionar su corazón como nadie lo había hecho antes. Imaginar que todo eso podría haberse terminado, es un malestar que le carcome el alma.

 

---

 

En cuanto deja las cosas en su viejo apartamento, Light sale corriendo de casa, directo al hogar de los Lawliet. Su avión ha llegado hace un par de horas y ha necesitado un pequeño tiempo para darse cuenta de que ha echado demasiado de menos al adolescente irascible y malhumorado que es Elle Lawliet.

 

No tarda en llegar. Watari le saluda con efusividad, alegrándose de verle y respirando tranquilo porque Elle al fin pueda sentirse de nuevo acompañado.

 

–Le echábamos de menos, señorito Light. Elle ha estado algo triste desde su marcha.

 

Eso lo hace sonreír, imaginándose al chico en su cama echándolo de menos. Seguramente si se lo dice, el adolescente le de un puñetazo o algo así, negando todo eso.

 

–Bueno, ya estoy aquí. Como le dije.

 

Sigue al viejo por la zona principal de la casa, esa que conoce tan sumamente bien. Watari le hace una pequeña reverencia y se aleja de él, dejándolo a solas para que entre en la habitación donde Elle se ha quedado dormido frente a la ventana.

 

Y entonces se toma unos minutos para mirarle. Está jodidamente adorable durmiendo sobre el sillón blanco de la sala, con las muletas a un lado y medio rostro enterrado bajo el cuello de su propia sudadera de color negro, con el nombre de varios grupos musicales estampados en la parte del torso.

 

–Elle – se agacha a su lado, sujetándole el brazo con la mano y acariciando con sus dedos la manga de la sudadera.

 

El chico gruñe, se remueve y le ignora, acomodándose incluso mejor mientras continua durmiendo. Light sonríe y no puede evitar subirle un par de centímetros la manga por la parte de la muñeca, fijándose en las cicatrices sobre su delgada piel, rozándolas con la yema de los dedos.

 

–Elle, despierta dormilón. Estoy aquí – le revuelve el cabello, disfrutando de la suavidad de sus mechones.

 

–Umm...cinco minutos más...

 

Light ríe ante eso, se pone en pie y con cuidado y una facilidad asombrosa, lo coge en brazos y se sienta en el sillón, con el adolescente sobre su regazo. Toma aire y lo deja dormir un rato más, porque no hay prisa y le gusta bastante verlo tranquilo, sin la manía que tiene por insultar todo lo que se mueve y quejarse refunfuñón ante lo que le rodea.

 

---

 

Cuando abre los ojos y bosteza, tarda unos minutos en ubicarse. ¿Desde cuando el sillón es tan caliente y blando? Parpadea y siente unos brazos sujetándolo con firmeza. Su corazón parece saltar de impaciencia ante el aroma de Light y ser consciente de que está sobre su cuidador, como si fuese una jodida princesita.

 

–¡Light!

 

–Que susto me has dado, ¿quieres no gritar cuando estoy pegado a ti? – le sonríe travieso, con el rostro a escasos centímetros del suyo. Eso provoca un horrible sonrojo en el menor.

 

–¿Cuándo...cuándo has vuelto?

 

–Hace un rato. Estabas durmiendo como un oso perezoso.

 

Lawliet aprieta los labios, avergonzado y sin darse cuenta de que sus manos se han aferrado a la camisa del castaño con bastante insistencia.

 

–Creí que no volverías.

 

–Vaya, ¿Me tomo eso como un alivio? ¿o me lo tomo como si de verdad odiases que estoy aquí?

 

–Eres un imbécil – baja la mirada y rápidamente le da un fugaz beso en la mejilla. Casi jadea cuando el calor recorre su cuerpo con un ansia fugaz –. No voy a preguntarte que tal tu viaje, no me interesa.

 

Light sonríe de medio lado, acariciando la espalda del chico con delicadeza. Le gusta sentir su maldito cuerpo caliente sobre él y mentiría si dijese que no ha pensado en sus roces durante el viaje a Japón.

 

–No esperaba que quisieses un informe detallado del viaje. Te dije que volvería, que no te dejaría solo.

 

El chico se muerde el labio inferior, mirando la humedad en los de Light y siendo consciente de todos los días que han perdido sin acariciarse el uno al otro. Y ahora no sabe si tiene permiso para hacer algo o renegará de su contacto.

 

–¿Me llevas a tu apartamento?

 

Light traga saliva, tomando aire. La voz rota, agitada y floja de Elle, le ha ocasionado un ramalazo eléctrico bastante placentero. Y aunque le encantaría llevárselo esta noche, ha quedado con Mikami en el gimnasio para entrenar durante horas de cara al combate de mañana.

 

–Me gustaría pero tengo que ir a entrenar.

 

–Ah, entiendo... Tienes que partirte la boca contra otro gilipollas como tú.

 

Ríe ante eso, acariciándole la nuca y subiendo hasta la parte superior de su cabeza. Aprieta su cabello entre los dedos, obligándolo a pegar mas su rostro hacia él hasta que sus alientos se funden uno contra el otro.

 

–Duerme conmigo mañana, después del combate.

 

Elle baja la mirada avergonzado, sabiendo perfectamente que puede implicar aquella propuesta. Simplemente asiente con la cabeza, apretando los puños sobre el tejido suave de la camisa de su cuidador.

 

---

 

El ambiente del almacén donde se llevan a cabo los combates está muy cargado. Huele a tabaco, a drogas, a dinero sucio y al sudor que se concentra cuando en un espacio así intenta entrar tantísima gente, casi todos buscando dinero fácil en las apuestas por combate.

 

Light se dirige con Elle hacia la zona mas exclusiva, una situada en la parte superior del lugar donde puede verse todo el combate en perfectas condiciones. Mikami está sentado, con un par de copas en la mesa, rodeado por sus hombres y de un par de chicos jóvenes que le acarician el cabello y obedecen sin reparos. Con cuidado por la lesión de Elle y la dificultad de moverse entre la gente, lo alza en brazos haciéndole sonrojar cuando lo sienta al lado de Mikami.

 

–Mikami, él es Elle. Viene conmigo.

 

Su entrenador alza la ceja, mirando al menor que le devuelve una sonrisa desafiante, como si fuese a tirarse contra su yugular en cualquier momento.

 

–Bien. Tómate un vodka bien cargado, Elle. Invito yo.

 

–¡No! Es menor de edad.

 

Elle mira a Light abochornado por las risitas de los que le rodean. Pone los ojos en blanco y haciendo caso omiso a su cuidador, da un trago a la bebida que Mikami acaba de ofrecerle.

 

–Bien, pero como te emborraches te llevo a casa, ¿me escuchas?

 

–Qué si, joder, tendré cuidado.

 

Mikami no puede evitar reír ante ellos. Parecen una pareja en plena discusión amorosa.

 

–Light, Carlos te está esperando en el ring. Él se encargará de dirigirte esta noche, así que no me falles. Mucha gente ha apostado por ti.

 

El aludido asiente con la cabeza, mira por última vez a Elle y se despide de ellos para dirigirse hacia la zona inferior del almacén, donde seguramente Carlos esté esperándolo con la toalla, el agua y los guantes de boxeo. No teme dejar solo al menor porque sabe que Mikami, a pesar de todo, es de fiar.

 

---

 

Lawliet está nervioso, como la gente que vitorea a sus pies y grita pidiendo que comience de una vez el combate. No puede evitar asomarse un poco, frunciendo el ceño cuando localiza a Mello junto a sus amigos entre el gentío. Sabe que el rubio no se pierde ningún combate y por un momento, siente una extraña satisfacción de pensar que Kira es suyo, o al menos va a ser quien duerma esta noche a su lado.

 

–¿Qué edad has dicho que tienes?

 

Gira el rostro hasta mirar a Mikami, asqueándose cuando ve a los dos chicos jóvenes de rodillas ante él acariciando su erección sobre la ropa.

 

–No la he dicho.

 

–No sabia que a Light le iban los niños menores de edad – jadea gustoso cuando el chico rubio le baja la cremallera del pantalón. Le hace gracia como Elle los está mirando, como si fuese imposible que alguien pudiese hacer algo así en un momento como aquel.

 

Opta por pasar del tema, concentrándose de nuevo en el ring y alterado cuando un hombre sube la tarima, presentando a los combatientes de esta noche. La gente enloquece ante el rival de Light, un hombre fornido y grande, con los brazos llenos de tatuajes y el cabello muy corto. Tiene mas pinta de bárbaro que otra cosa.

 

Pero si estaba preocupado, la cosa se tranquiliza cuando ve que los vítores de júbilo se triplican ante la subida al ring de Light, conocido en aquel lugar como Kira. Viste unos pantalones negros con dibujos en color granate, llamas ardientes que decoran la parte inferior de las perneras, el torso al descubierto, su tatuaje imponente cubriendo toda la espalda. Y por supuesto, unos guantes de boxeo que parecen una segunda piel. La situación se tensa en cuanto ambos se saludan de forma escueta, dispuestos a golpearse hasta que solo quede uno en pie.

 

Pasan los minutos, la gente grita y ríe, algunos se lamentan cuando uno de los dos cae al suelo. La sangre pinta ambos rostros, aunque por suerte Light está saliendo mejor parado que su contrincante. Tiene una herida en la ceja y la mejilla derecha comienza a teñirse de violáceo debido a un par de golpes que no ha podido esquivar pero a pesar de todo sigue en pie y esquiva con habilidad cada golpe que le es propinado con saña.

 

–Tranquilo niño, Kira lo tiene todo controlado.

 

Elle mira de reojo a Mikami. Ha intentado no mirarlo mucho porque era bastante incómodo escucharle gemir frente a los chicos que ahora le acarician suavemente.

 

–Deja de llamarme “niño”. Soy un adulto.

 

–No, solo eres un crio – se ríe de él, dándole una larga calada a su cigarrillo. Se remueve en el asiento cuando algo capta la atención de ambos.

 

Light cae al suelo con fuerza, la sangre saliendo a borbotones por su nariz. Elle se acerca mas a la baranda que separa la parte superior de la inferior, tragando saliva. Respira aliviado cuando ve como su cuidador se limpia la sangre gracias a la toalla del chico que le acompaña y vuelve al combate, como si no le doliesen los horribles golpes que comienzan a teñir otras zonas de su piel.

 

El combate no dura mucho más, estando bastante igualado hasta los minutos finales en los que Light consigue ventaja debido a su rapidez. A lo mejor el otro es mas grande pero Kira tiene agilidad y destreza a la hora de esquivar los golpes finales, agotando así a su oponente.

 

–¿Y ahora?

 

–Ahora tengo que bajar a por el dinero de las apuestas y ver a Light. Tiene que limpiarse las heridas y refrescarse antes de subir y rescatarte – Mikami se ríe al decir eso, lanzándole una mirada divertida al adolescente antes de salir de la zona superior.

 

–Hijo de puta...

 

Chasquea la lengua, dándose cuenta de lo alterado que está. Lo ha pasado realmente mal durante el combate, cada vez que Light sufría algún golpe severo que parecía tumbarlo casi del todo. Y también está agitado, sobre todo cuando no ha podido evitar estar fijándose en la espalda ancha de Light, sudada y con los músculos en tensión debido al esfuerzo físico. Joder, ahora si que está nervioso por pasar la noche con su cuidador.

 

---

 

–¿Estás bien? Has estado muy callado todo el camino.

 

Light abre la puerta de su apartamento, dándole paso a Elle antes de encender las luces. Lawliet observa aquel lugar, sonrojándose cuando recuerda la última vez que estuvo allí y como se metieron mano en la barra de la cocina.

 

Se da la vuelta, observando al muchacho. Tiene el rostro un poco hinchado y la nariz roja debido a los golpes.

 

–Yo estoy bien. Tú estás hecho una mierda – le señala la cara, encogiéndose de hombros -. ¿No te duele?

 

Light le sonríe y se acerca, haciendo que el menor se sonroje y trague saliva. Es curioso lo sexy que le resulta cuando ni siquiera ha podido ducharse todavía tras el combate.

 

-Ponte cómodo, voy a darme una ducha. ¿Estarás bien aquí solo o quieres hacerme compañía? – le sonríe travieso, convencido de que conseguirá que Elle se avergüence y le espere en la sala de estar.

 

Pero no es así.

 

–Yo...está bien...¿puedo ducharme contigo?

 

Light asiente algo asombrado, sonriendo después y cargándolo en sus brazos, haciendo así que Elle le mire enfadado.

 

–No soy una princesita para que me lleves. Me duelen las piernas pero ya consigo andar unos pasos yo solo.

 

–Ya, pero a mi me gusta llevarte así.

 

–Imbécil.

 

–Malhablado.

 

Lo sienta sobre la tapa del inodoro, mirando los ojos oscuros de Lawliet. Parecen presos de algún tipo de anticipación y también puede notar el temblor del menor. Suspira y se pone de rodillas frente a él, poniendo las manos sobre sus muslos y acercando sus labios a los contrarios para besarle con sensualidad hasta hacerle jadear débilmente. Ni siquiera Elle le deja separarse, agarrándole el cabello por la parte de la nuca y mirándole sonrojado. Ha echado de menos aquello.

 

–¿Te acostaste con tu ex prometida durante el viaje?

 

Podría mentir, podría decir que no pasó absolutamente nada en su estancia en Japón. Pero Elle no se merece una mentira y no quiere que el chico se arrepienta de lo que seguramente estén apunto de hacer esta noche.

 

–No, estuvimos apunto de hacerlo, pero al final no.

 

Elle se mueve enfadado, apartándose como puede del cuerpo del castaño. Gira el rostro dolido, evitando mirarle. Sabe perfectamente que frente a esa mujer, él no puede luchar por Light, porque al contrario que ella simplemente es un adolescente que ha entrado en la vida del castaño de forma repentina.

 

–¿Qué hiciste con ella?

 

Light se encoge de hombros, acariciando con los dedos y suavemente las piernas del muchacho.

 

–Nos besamos, acariciamos...

 

–¿Sentiste algo?

 

Echa el rostro hacia atrás, sonriendo un poco. Realmente, estar en Japón le ha abierto los ojos, haciéndole ver lo mucho que ha extrañado a este chico malhumorado que está en su cuarto de baño.

 

–Sentí pena. Pena por no sentir nada de lo que sentí un día por esa chica que pensé que seria el amor de mi vida. Y sin embargo, mientras almorzaba con su familia y pasaba las noches en vela, yo solo podía pensar en las malditas ganas que tenia de verte, Elle. Mierda, eres un crio gruñón y arisco, al que por alguna extraña razón encuentro bastante apetecible.

 

Elle baja la mirada, ruborizado y tembloroso. De todas las respuestas posibles no esperaba aquella, una que le impedía enfurecerse con su cuidador. Lentamente, sus manos viajan hacia el rostro del chico, acunándolo entre ellas.

 

–Eres un gilipollas y un insensible.

 

–Y tú un arisco de cuidado.

 

El menor sonríe, tomando la iniciativa a la hora de comenzar a besar con bastante deseo los labios calientes de Light. Jadea y gime, sintiendo las manos fuertes del muchacho apretarle la cintura. No puede evitar cerrar los ojos, echando la cabeza a un lado para dejarle mas paso en la curvatura de su cuello.

 

–Hueles tan bien... - los dientes de Light raspan su piel, a la vez que lo vuelve a coger en brazos mientras lo desnuda con algo de prisa. Es consciente del sonrojo del menor y de que ninguno de los dos ha estado alguna vez con un hombre.

 

Lawliet termina con la espalda apoyada en el mármol de la pared de la ducha, mirando en silencio como Light se va desnudando con calma, dejando ver de nuevo sus marcas por el reciente combate. Los dos se observan, embebiéndose de la imagen del otro hasta terminar bajo el agua caliente de la ducha, empapándolos mientras vuelven a besarse con deseo.

 

Light siente que pierde el jodido control cuando el ambiente se caldea demasiado, sus erecciones rozan tortuosamente y termina ayudando al chico para que le rodee la cintura con las piernas. Un movimiento seguido de un par más, hacen que ambos giman con placer mientras la espalda de Elle choca contra el mármol una y otra vez.

 

–Relájate... - el susurro de Light en el oído del chico hace que sus uñas aprieten con saña su espalda.

 

La mano del castaño comienza acariciando la erección de Lawliet, masajeando suavemente y aumentando el ritmo conforme el chico tiembla y se muerde los labios. El cabello empapado y los gemidos que cada vez suben mas de tono. Elle quiere hacer lo mismo, pero Light niega con la cabeza, besándole la sien sin dejar de masturbarle hasta conseguir que llegue al orgasmo entre jadeos entrecortados.

 

No lo suelta, se deja hacer cuando Elle le besa casi con violencia, dejándose llevar por Light hasta la cama del dormitorio. Lo tumba sobre las sábanas, apoyando las manos a ambos lados de su cuerpo y encorvándose para lamer y succionar gran parte de su piel.

 

–¿Te gusto?

 

Parpadea confuso, mirando como las luces rojas del local de la calle iluminan parte del rostro y el cuerpo de Lawliet. Y le parece tan vulnerable en aquel momento, con aquella pregunta que ha formulado hasta casi con miedo, que no puede evitar besarle el mentón con cariño.

 

–Me gustas.

 

Elle asiente, tragando saliva y bajando con sus manos de forma inexperta por el torso del castaño. Lo hace gemir cuando le masturba levemente, intentando hacerlo bien para devolverle algo del placer que Light le ha ofrecido.

 

Lo deja apartarse cuando abre el cajón de la mesita que hay al lado de la cama, sacando un preservativo y un pequeño bote de lubricante.

 

–¿Estás seguro de que quieres hacerlo? – Light le aparta dos mechones de la frente acariciando con el pulgar parte de su ceja.

 

–Tú eres la única persona con la que haría esto.

 

–Entonces, relájate – le besa fugazmente la frente, acariciando su cuerpo con cariño mientras se acaricia a si mismo y se llena los dedos de lubricante.

 

Elle se tensa de inmediato cuando siente uno de ellos en el trasero, incómodo por la textura fría de la crema. Light se encarga de besar su rostro, abarcando cada rincón que tiene a su alcance. Es curiosa la dulzura que los envuelve, porque él pensaba que si alguna vez terminaban así, seria una situación algo ruda y furiosa.

 

El menor gime con dolor y traga saliva, aferrándose a la espalda de Light mientras el castaño besa su cuello y expande sus paredes interiores con ayuda de dos dedos y mucho lubricante.

 

–Mejorará, te lo prometo.

 

Lawliet asiente, besando sus labios e intentando relajarse. Lo que menos quiere es decepcionar a Light o sentir que no ha estado a la altura. Tiene miedo de que si la cosa sale mal, el chico no quiera saber nada mas de él.

 

Light consigue al fin que Elle gima de placer bajo su cuerpo, arqueando la espalda y moviendo con mas libertad tres dedos en su interior. Está tan jodidamente caliente que es un milagro todo lo que está consiguiendo controlarse. Se pone de rodillas, colocándose el preservativo y acariciando las piernas de Lawliet.

 

–¿Bien?

 

–Bien – contesta el menor, acomodándose mejor sobre el colchón de la cama. Extiende los brazos, reclamando el contacto del otro.

 

Abrazados, Light comienza a penetrarlo despacio, ahogando un jadeo en el cuello del muchacho. Sus paredes internas se contraen, apretando su erección de una forma bastante asfixiante que le obliga a morderse los labios.

 

Comienza a moverse, despacio, adoptando un ritmo mas salvaje cuando Elle le rodea con las piernas y gime extasiado su nombre. Las uñas del chico le arañan los brazos y sus cuerpos están tan malditamente pegados que el aire no puede interponerse entre ellos.

 

–¿Te gusta?... - Light sonríe, sobre todo cuando ve el sonrojo en las mejillas de Lawliet y como le mira avergonzado.

 

–Joder, ya sabes mi respuesta – se cubre la boca, a tiempo para evitar gemir con demasiada fuerza. Light le aparta la mano riendo satisfecho y se clava en él con posesividad.

 

Los gemidos y jadeos se vuelven erráticos y salvajes, el sudor de ambos impregna el ambiente junto al olor a sexo, provocando que Elle llegue al orgasmo por segunda vez aquella noche bajo el cuerpo de Light. Su cuidador no tarda en imitarlo, demasiado excitado por como el interior del chico se ha contraído con fuerza alrededor de su erección.

 

Se deja caer sobre Lawliet, saliendo despacio de su cuerpo. Chasquea la lengua y tira el preservativo usado al suelo antes de acomodarse a su lado en la cama. Elle termina de tranquilizarse para hacer lo mismo, con una mueca de dolor en la cara.

 

–¿Te duele?

 

Sonrojado, desvía la mirada y baja la cabeza hasta apoyar la frente en el pecho de Light, cerrando los ojos y quedándose dormido al cabo de los minutos. El castaño sonríe y lo abraza contra él, cayendo en un sueño profundo instantes después.


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