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El regreso por Bloomx

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Notas del capitulo:

YU-GI-OH no me pertenece, yo solo utilizo los personajes para crear nuevas historias.

Este capítulo me costó escribirlo así que espero que les guste

Y acá estoy, tres años después y lo volví a editar por 5ta vez, este en serio es el capítulo más tedioso, no me conformaba con nada. Pero creo que ahora si! Ya está!

P.D: año 2021 y lo vuelvo a editar, juro que este capítulo está maldito, espero que sea la última edición.

-Me duele el cuello, ese sofá era demasiado pequeño para mí. Maldita seas Ishizu -decía Marik entrando a la cocina.

-Creo que todavía te guarda rencor -le respondió Akefia mientras comía sus cereales riéndose.

-¿Te dejará hablar con Malik? Porque yo la veo dispuesta a encerrarte para que no suceda -le respondí tomando mi jugo de naranja.

-No  lo sé y no me interesa tampoco, vine para algo y lo pienso hacer, le guste a la bruja o no -dijo Marik cruzándose de brazos.

-Faraón -miré a Shadi entrando por la puerta-. Su padre volvió a decaer, Ishizu me manda a decir que lo cuidará por estos días, está con el ahora. Y también  que vayan a la biblioteca detrás de la sala a esperarla luego de que desayunen.

-¿Estás listo? -Odión apareció  sosteniendo las llaves del Jeep en sus dedos.

-¿Ya te vas? -le pregunté.

-Sí, mi Faraón -dice lentamente-. Ya es hora de volver, Odión se ofreció a llevarme de vuelta al Oasis. Les deseo buena suerte a todos y espero poder volver a vernos.

-Muchas gracias por todo -le di mis más sinceras palabras, luego de todo lo que hizo por nosotros estos años se merecía eso y más-. Espero que tengas un buen viaje y mándales saludos a mis Sacerdotes y a Dartz.

-Lo haré Faraón -dijo Shadi, para luego retirarse.

-Les apuesto cualquier cosa a que la próxima vez que lo veamos va a ser porque algo malo sucede -dijo Marik y luego nos reímos.

-Vayamos a donde dijo Ishizu, no creo que tarde con mi padre -me paré y fuimos a donde debíamos.

Llegamos a una sala de estar mucho más grande que la que había en la entrada de la casa. Tenía un enorme piano negro, sillones amplios, bibliotecas llenas de libros y un gran televisor.

Me acerqué a una pared con un ventanal que ocupaba toda una pared, desde allí podía ver las tres pirámides, era una vista hermosa.

-¿Es una broma? Tuve que dormir en ese incómodo sofá mientras estaban estos -Marik lucía furioso, la broma de Ishizu no parecía haberle caído muy bien. Entre uno que otro movimiento se encendió una biblioteca con pequeñas llamas.

-¿Qué demonios? -dije yo y la apagué rápido con magia.

-Su magia parece funcionar de modo fuerte aquí - dijo Ishizu entrando en la sala con esa cara seria perpetua que llevaba siempre-. Deben tener cuidado con sus pensamientos y sentimientos.

-Tú deberías tener cuidado -le susurró Marik ganándose una mirada matadora.

-Entonces, ¿quién es el que vendrá a ayudarnos? -Pregunté para cambiar de tema.

-Él ya llegó -dijo Ishizu y como si lo hubieran practicado entró por la puerta un hombre alto, de pelo grisáceo, delgado y con postura fina. Llevaba en un lado de su rostro un ojo de oro, el ojo milenario, que hacía conjunto con su traje rojo.

-¿Pegasus? -preguntó Akefia.

-¡Qué gusto volver a verlos a todos! -dijo este con una sonrisa.

Después de ponernos al día con Pegasus hablando de por qué llegamos aquí, nos sentamos en los sillones y Pegasus llamó a su personal, eran una gran cantidad de hombres y mujeres. Nos explicó que aún éramos jóvenes por lo que estaría bueno que estudiáramos y persiguiéramos nuestros sueños y esas cosas, pero que para eso necesitábamos una historia.

-Empecemos por esto -dijo él-. Ustedes serán hermanos que vienen de Egipto, estudiaron en casa toda su vida pero tras la muerte de sus padres y la gran fortuna que les dejaron decidieron irse a Japón y entrar en la Universidad de Domino.

-¿Qué más da?... es mejor que estar en la cárcel. Vale la pena la humillación que pasaré cuando la gente piense que comparto sangre con esos dos idiotas de allí -dijo Akefia y nos señaló con el pulgar a Marik y a mí. Marik se le fue encima.

Le comenté a Pegasus sobre las gemas y el oro que había traído para no tener que abusar de los demás, respondió que él se encargaría de abrirnos una cuenta bancaria y cambiar el dinero.

-Quisiera comprar una casa y pagar las Universidades.

-¿Podrías asegurarte de que sea una casa grande? Quisiera verles la cara el menor tiempo posible -dijo Marik ganándose un golpe de mi parte... y decía que éramos amigos.

Uno de los ejecutivos comenzó a mostrarnos casas en Domino cerca de la Universidad. Elegimos una que más bien era una mansión, era blanca con jardines y tenía pinta de ser antigua. Nos mostraron imágenes por dentro, poseía una cocina amplia, seis cuartos con baños propios y otros dos para el resto de la casa, un living y unas habitaciones libres para lo que gustáramos. Una de esas estaba decidido a que sería una sala de juegos.

-Le pediré a María que se encargue de decorarla -dijo señalando a una mujer joven de cabello rosa y ojos verdes-, es diseñadora de interiores  -ella junto a otra chica se sentaron en una mesa luego de asentir y comenzaron a ver colores y muebles que combinaran.

-Ahora, hay que hablar de algo serio y es su aspecto.

-¿Qué tiene? Ahora con la ropa adecuada parecemos de este tiempo -dije yo.

-Aparte mi estilo está muy bien, el único que debe elegir otro color es Atem - dijo serio Marik, bien que les gustaba molestarme ahora que sí podían.
 
-¿Y qué se supone que quieres que hagamos? No me pondré uno de tus ridículos trajes ni me sacaré un ojo para parecerme a ti -preguntó Akefia a la defensiva.


-Solo uno que otro cambio... –dijo Pegasus con voz inocente, otro más que ignoraba las burlas frecuentes del ladrón de tumbas.

Cuando me miré al espejo hoy, por primera vez pude reconocerme, mis ojos eran del color rubí, rojo sangre. Al encontrarme a Akefia en la cocina vi que sus seguían violetas pero los de Marik habían adoptado el color miel.

Akefia se negó totalmente a un cambio, pero de igual forma no se salvó de un lavado muy profundo, seguramente los estilistas que estuvieron tres horas con nosotros no entenderían para nada el motivo por el cual la mugre no se iba ni siquiera en el tercer lavado. Si supieran que es el resultado de un año entero encerrado en una prisión y bañándose una vez cada meses...

Nos cortaron el pelo, admito que en el mío se tardaron bastante y nos hicieron millones de preguntas para conocer nuestro estilo y así crear nuestro guardarropa. No podía evitar gruñir cada vez que Pegasus decía que nos lo tomemos como “un día de spa”. Ese engreído.

-Me tomé la libertad de crearles una identidad -dijo Pegasus y uno de sus hombres nos alcanzó diferentes papeles con información de nuestra supuesta vida, carnes (hasta de conducir), pasaportes e identificación hechas en estas horas y con fotos recién tomadas-. Como dice ahí serán la familia Atemu.

-¿Y cómo se supone que me voy a llamar yo? -le pregunté con una ceja alzada, solo esperaba no tener un nombre ridículo.

-Pues siempre que veo a tus amigos en los duelos estos siempre te llaman Yami o Faraón, así que decidí ponerte Yamir ya que Yami solo es más Japonés y para alguien Egipcio no es muy normal -dijo este tranquilamente y yo asentí, después de todo no estaba tan mal, es normal para mí que mis amigos, y más que nada mi Aibou, me llamaran Yami.

Pegasus mandó a Akefia y Marik con María para decidir la decoración de su habitación ya que quería hablar conmigo. Akefia se fue lanzándonos una mirada de desconfianza.

-Lo último que nos falta es saber que quieren hacer de su vida, me preguntaba si ya tenías algo pensado para estudiar -yo negué, sabía que debía pensarlo pero a lo único que llegué es que no deseo estar de nuevo en la política, quiero algo nuevo-. Perfecto porque quería hacerte una proposición.

-¿Proposición? ¿Sobre qué? -Le pregunté.

-Bueno como sabrás, el ojo milenario me ha permitido ver muchas de las nuevas criaturas que tú junto a tus sacerdotes capturaban, permitiéndonos crear nuevas cartas, pero desde hace seis meses no he podido ver nada ya que tu padre se sacó el ojo.

-No entiendo a dónde vas con todo esto.

-Lamentablemente mi esposa murió sin poder darme herederos antes, así que mi empresa podría caer en manos de cualquiera y antes de que eso ocurra quisiera poder elegir a quién dársela. Ahora que estás aquí quisiera confiártela.

-¿Qué? ¿A mí? ¿Por qué? -no es que no quisiera pero no es como si fuéramos muy cercanos como para querer darme lo más preciado que tenía y lo que tanto le costó conseguir-. Además no tengo nada de experiencia en empresas...


-La experiencia la ganarás conmigo y estudiando. Necesito a alguien lo suficiente fuerte para luchar contra las personas que quieren mi corporación... como Seto Kaiba. Que sepa guiar a la gente, y estoy seguro de que eres bueno en eso Faraón. Y más que nada a una persona que le apasione el Duelo de Monstruos y si también le gusta otros juegos, mejor.

-No sé qué decir, es decir, sí quiero pero ¿y si no puedo? ¿Y si los mando a todos a la bancarrota y Kaiba Corp. se queda con Ilusiones Inc.?

Pegasus rió.- No vas a saberlo hasta que lo intentes. Además como te decía ya no puedo ver nuevos monstruos y estoy seguro que tú podrás guiar a los diseñadores a crear los nuevos que no pude ver y explicar sus talentos. La mayoría de mis  empleados tienen la mente cerrada ante la magia y en un juego como Duelo de Monstruos eso no es muy conveniente, ellos no me sirven para dejarles mi empresa.

Sonreí. -Está bien, acepto. Estudiaré administración de empresas en la Universidad y realmente espero no defraudarte.

-Estoy seguro de que no lo harás. Además, otra cosa buena es que trabajarás con Duke, ya que es uno de mis socios por Dado de Monstruos del Calabozo.

-Cierto -digo sonriendo-. Hablando de mis amigos, ¿qué han decidido estudiar ellos?

-Bueno Duke está estudiando junto a Kaiba administración de empresas, no es como si lo necesitaran pero quieren tener un diploma, al parecer hoy en día una hoja de papel puede ser muy importante. Malik sigue junto a Yugi la carrera de arqueología, supongo que quieren seguir los pasos de su familia. Ryou estudia psicología y Tristán ganó una beca en deporte, quiere jugar futbol pero estudia derecho.

-¿Tristán? ¿Derecho? -me comencé a reír, imagino que lo eligió por descarte.

-Pues sí, por lo que sé le va lo suficientemente bien para mantener su beca, creo que eligió eso para no terminar trabajando en la fábrica de su padre. Joey está estudiando arte, parece tener un gran talento para dibujar y esas cosas. ¿Quién me falta...? ¡A sí! La señorita Tea, ella fue el año pasado por una beca de baile a América, escuché que no le fue bien y que volvería este año. Realmente no he hablado con ella en mucho tiempo.

-Yo me decidí por algo de historia, así no dejaré de lado de dónde vengo -dijo de repente Marik, colocando amistosamente un brazo sobre mis hombros.

-Eres un metiche –le dije por lo bajo, sacudiendo mis hombros con brusquedad hasta que me libere de su brazo.

-Perfecto, si quieren me puedo contactar con la Universidad para inscribirlos -nosotros asentimos, toda responsabilidad que quisiera sacarnos la recibiríamos con los brazos abiertos-. Solo falta la decisión de Akefia.

-Pensé en medicina o música, me gustaba mucho tocar música antes...-respondió pensativo.

-Pues la tuya no es una cara me gustaría ver si me siento mal... asustarías a los niños- le dijo Marik y Akefia lo tiró al piso de un empujón.

-¿Entonces, música será? –Akefia asintió distraído mientras miraba su cabello platinado, estaba extremadamente largo, suave y seguramente con buen aroma ya que no dejaba de olerlo-. Buscaré profesores que les enseñen desde la semana que viene en Japón lo que se perdieron el semestre pasado, tienen suerte de que haya sido solo uno. Tendrán estos meses de verano para ponerse al día, les recomiendo que se esfuercen.

A continuación yo me fui con María para ver como arreglaba mi cuarto y como me gustaba el resto de las cosas. Había que admitir que ella y su ayudante eran realmente buenas.

-¿Qué? ¿Es enserio? Nadie se creerá eso...- escuché el grito de Akefia y me volteé para ver qué pasaba-. ¡Atem! ¡Quiere que seamos trillizos!

-Bueno... sería lo más lógico ya que somos hermanos y tenemos la misma edad... -razoné yo y él se sentó de brazos cruzados despotricando que era ridículo.

-¡Ah! Y elegí su día de cumpleaños también -miré a Pegasus con una ceja alzada, eso era demasiado-. El 27 de Marzo, el día que florecen los árboles de sakura y empieza el hanami. –Pegasus suspiró de forma ridícula-. Las tradiciones japonesas son tan hermosas.

Los tres nos miramos compartiendo una mirada de completo horror.

-Yo creo que sería mejor cumplir el 31 de octubre, pega más con nosotros –comentó Marik.

-Tarde, ya está hecho –se burló Pegasus mientras se reía. Nosotros bufamos, él tenía una forma muy particular de molestar a los demás.

+

Todos se fueron al anochecer. Estábamos agotados. Me dirigí a la habitación de mi padre con comida para ambos en una bandeja. Toqué la puerta y después de escuchar la voz de mi padre dándome su permiso, entré.

-¡Hijo mío! Estás diferente... -dijo él desde la cama con cara alterada, al menos me reconoció.


-Sí... era necesario el cambio -dije tocando mi pelo más corto y con mejor forma, acababa de darme una ducha caliente y tenía gotas cayendo por mi cuello hacia mi espalda, Pegasus nos dejó algo de ropa diciendo que traería más a la mañana siguiente. Me coloqué unos pantalones de cuero negro con un buzo sin mangas negro debajo de una camisa negra y unas botas... también negras-. Te traje algo para que comamos.

-Gracias Atem, pero no puedo comer con ganas. Ya me queda poco tiempo, lo lamento, pero tal vez sea mañana... -dijo mirando el vacío.

Dejé la comida en la mesa de luz, mordí una manzana y me senté en la cama. Me quedé en silencio mientras comía, sentía mis ojos arder y cuando menos lo pensé, mis lágrimas caían por mis mejillas. Estaba perdiendo a mi padre otra vez... ojalá esta vez estuviera Yugi conmigo.

-Mañana te llevaré a ver la ciudad, es realmente hermosa, anoche fui a la azotea de la casa, se puede ver desde allí y las pirámides. Estoy seguro de que te encantará.

-Me gustaría mucho, hijo -respondió este.

Comencé a contarle lo pasado hoy, la visita de Pegasus y nuestro cambio de aspecto, dijo que le gustaba el color negro de mi ropa en mí, aunque sabía que mentía le sonreí. No era muy propenso a gustarle los cambios, siempre fue así. Entre historia e historia se fue quedando dormido, me levanté de la cama y me fui despacio hacia mi habitación.

+ - + - + - + - + - + - + - + - + - + - + 

-Mmm... ¿Qué pasó?

-¡Yugi! ¡Chicos, ya despertó! –Ryou se levantó de golpe de la silla junta a la cama de Yugi.

-Ryou, tranquilo. ¿Qué sucede? –Joey atravesó corriendo la puerta de la habitación tras los gritos de Ryou.

-Ya despertó.

Ryou sacó el paño húmedo de la frente de Yugi y se tiró a abrazar a su amigo junto a Joey. 
El tricolor se levantó lentamente hasta sentarse en lo que descubrió que era su cama en casa del abuelito. Le dolía la cabeza y tenía nauseas.

-¿Cómo te sientes? -le preguntó Joey.

-Mejor que antes. ¿Cuánto llevo dormido?

-Ya casi un día, son como las seis de la tarde, no podíamos despertarte con nada y parecías tener fiebre -le dijo Joey-. Estábamos a punto de llevarte a un hospital, aunque no supiéramos qué decirles a los médicos si nos preguntaban qué había pasado.

-Iré por Tristán y Malik, están abajo ayudando al abuelo a hacer la cena -dijo el peliblanco saliendo corriendo  a través de la puerta.

Yugi se quedó recostando su cabeza sobre el hombro del rubio, quien se había sentado junto a él a hacerle compañía. Mientras en las escaleras se escuchaba el ruido de personas corriendo.

-¡Abuelito! -Yugi se paró y fue corriendo hacia su abuelo soltando lágrimas-. Fue horrible, no sabía qué hacer, estaba desesperado...

-Hermano, tranquilo...explícanos que pasó -dijo Tristán poniendo su mano sobre su hombro en forma de apoyo.

Yugi suspiró, se alejó de su abuelo y se dirigió a su cama de nuevo tratando de pensar cómo explicarse. -El rompecabezas del milenio, eso fue lo que pasó. No sé si Joey les contó pero de repente escuché su voz, la de Yami. Estaba gritando, había un ruido raro y entonces comencé a sentirme mal.

-¿Yami? -preguntó Malik.

-Sí, ¿tú y Ryou no tuvieron algo parecido? 

-No -respondieron los dos. Malik se sentía decepcionado, solo Yugi pudo volver a escuchar esa voz, el daría lo que fuera por escuchar de nuevo otra voz viniendo de su cetro para confirmar que no estaba loco, para sentirlo cerca de nuevo.

-Me sentía tan... tan... impotente -dijo Yugi tapándose el rostro con las manos-. No podía hacer nada, me desesperé y cuando quise acordar solo me desmayé.

-Abuelo, ¿qué crees que paso? -preguntó Tristán.

-Al igual que le dije a Joey, no sé qué pasó, lo único que puedo recomendarles es esperar -dijo el anciano bajando la cabeza con pena por no ser de ayuda para su nieto.

-Tal vez Ishizu sepa algo... falta poco para que ella y Odión lleguen de Egipto -dijo Malik.

Si supieran que ellos sabían que pasaba se sorprenderían. El motivo por el que Yugi sintió el viaje de su Yami fue que, aunque ahora era en una medida menor, aún seguían unidos  de alguna forma. Yugi sintió el dolor que sentía Atem, su golpe en la cabeza alteró su unión con Yugi. Akefia y Marik no habían sufrido rasguño alguno, traspasaron la barrera de separación entre los dos mundos sin problemas, por lo que sus hikaris no sintieron nada.

-Sí, tal vez. Solo queda esperar -dijo Yugi sonriendo. Olfateó el aire y su estómago hizo ruido-. Huele bien, tengo hambre.

 

 

Notas finales:

¿Les gusto?

Gracias por leer!!

Nos vemos en el próximo capítulo!!!


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