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Diccionario de BaekHyun ; chanbaek por Naglfari

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Notas del capitulo:

HI! 


BaekHyun lo dejó ahí, salió llorando de la habitación y escuchó sus sollozos hasta que la puerta se somató, la culpa lo golpeo y cayó. Había dado por sentado que BaekHyun estaba con el menor de nuevo, que lo había cambiado y entonces se sintió muy culpable. El frío abrazó su cuerpo y lo único que pudo hacer fue arrastrarse hacia la cama y dormir ahí, abrazó la almohada donde su exnovio solía dormir y se puso a llorar.

A la mañana siguiente tenía llamadas perdidas de BaekBoom, mensajes y él no quiso responder nada, apenas y le puso que estaba bien y que por favor no le escribiera. La culpabilidad lo estaba hundiendo y se paró a duras penas de su cama, no sabía que hacer, no sabía con quien hablar, que hacer. Como vivir.

Cuando le dio el medio día su puerta fue abierta, se paró exaltado esperando ver a BaekHyun y de hecho él estaba ahí, tenía los ojos rojos, la nariz igual y había un rastro de lágrimas en su rostro. Miró a su espalda, esperando ver a SeHun o a alguien que lo estuviera forzando, pero no, BaekHyun estaba ahí.

—BaekHyun…
—¡Eres un idiota! —las palabras salieron arrastradas y temblorosas. BaekHyun estaba borracho, lo delataba el tono y el modo en que entro a la casa señalándolo—. ¡Me rompes el corazón y me acusas de engañarte! ¡Cómo…cómo si fuera tan fácil olvidarte! Te amo…—el susurró se mezcló con los sollozos y ChanYeol se acercó al más bajito con cuidado—, te amo tanto…y tú me dejas por mi hermano.
—Jamás te dejaría por nadie —tomó al mayor entre sus brazos y lo apretó contra su pecho, sintiendo como el otro se desmoronaba ante su tacto—, te amo BaekHyun, te amo tanto y lamento haberme ido, no haberte respondido y haberte engañado con tu hermano.
—¿Si me engañaste?
—Sí —suspiró—, un besó, estaba borracho, extrañándote y repentinamente bajo la luz BaekBoom lucía tan parecido a ti.
—Yo soy más lindo —reclamó con un pequeño puchero, uno inevitablemente besado por ChanYeol.
—El más hermoso.

 

 

BaekHyun se había quedado dormido en cosa de nada y él se acostó a su lado acariciando su rostro, pasaba la yema de sus dedos por las delicadas facciones y quería golpearse al pensar en las lágrimas secas. Había herido a su pareja y le jodía, le jodía tanto saber que ese era su nene, lastimado y engañado a causa suya, quien prometió no lo lastimaría jamás.

Cuando el chico comenzó a despertar tembló, esperando gritos, o llantos, pero BaekHyun sólo abrió sus ojos y se le quedó viendo, sabía que su aliento olería a alcohol, y no importaba. ChanYeol se inclinó y besó su boca, antes de nada. Exigió que abriera sus labios, succiono la lengua del otro y se aferró a la mejilla del castaño. Estaba desesperado por tomar más y fue cuando escuchó un pequeño gemido que se separó.

—Perdóname BaekHyun, por todo, perdóname…perdóname, te lo ruego de corazón, te pido que me perdones y me ames de nuevo, si no es tarde.

La respiración del pequeño era irregular, temblaba, pero BaekHyun lo besó. Tomó sus mejillas suaves y lo besó, BaekHyun se enredó con él, lo hizo girar y se sentó encima de sus caderas. Su beso era tan desesperado, tan necesitado y sentía que hacían falta palabras, porque sentía el dolor en sus labios, sabía que estaba decepcionado, que lo dejara así. Pero BaekHyun lo estaba besando, BaekHyun estaba incluso más desesperado al tocarlo por encima de la ropa y cuando quitó la camisa del alto se separó. Se quedó mirándolo, esperando ver alguna marca, algo que lo delatara, algo que le mostrara que ya no era suyo y BaekHyun no encontró nada. Buscó sus ojos esperando algo, cualquier cosa y ChanYeol pensó bien por esta vez.

—Te amo BaekHyun.

El chico gimió en respuesta, como si hubiera sido lo que más esperara, como si esas simples palabras hubieran reparado todo el mal sabor que tenía dentro de él y ChanYeol se sentó tomando sus caderas. Viajó hacia el cuello del mayor y besó la blanquecina piel, chupó la tierna carne y dejó marcas repartidas.

—Te amo, joder, te amo.

Y no necesitaron sexo, ChanYeol pasó besos por todo el cuerpo del otro, besó sus muslos y piernas, viajó a sus brazos y sus delicadas manos, subió por su cuello y repartió en el rostro beso tras beso, dejando los parpados para último.

—BaekHyun
—Te amo —el castaño lo estaba mirando debajo de sus pestañas, con los labios sin curvar, tan serio como pocas veces— te amo, y de verdad…de verdad me duele pensar en que no podemos funcionar.
—¡Pero podemos!
—Entonces intentémoslo, pero bien. Sin mentiras, sin estupideces, como si estuviéramos comenzando de nuevo.
—BaekHyun
—Viviré con SeHun hasta que nuestra relación llegue a donde la dejamos.

Quizá no esperaba eso, el rostro contorsionado en una mueca de tristeza se lo dijo a BaekHyun, pero tampoco podía volver a casa pretendiendo que nada había pasado, que no se habían hecho daño mutuamente y que lo que se sentían no podía acabarse en un suspiro. Sin importar cuanto amor se tuvieran necesitaban madurar, darse cuenta de que se querían sinceramente, pero también debían vivir independientemente.

Que las cosas había que hablarlas y no ocultarlas, que el dialogo siempre sería fundamental para una pareja, que evitar las cosas bochornosas o incómodas no arreglaba nada, las inseguridades debían ser afrontadas, el silencio y la compresión muda llegaba con los años. No de golpe.

ChanYeol aceptó eso, pero no le puso fácil nada. A veces aparecía en el apartamento del menor con comida para los dos, otras veces pasaba por él para llevarlo a pasear, preguntaba por el cachorro y se portaba correctamente con su amigo. ChanYeol se comportaba increíblemente, lo besaba suave, dulce para después arrebatarle el alma con la boca. Primero rozando, después succionando y mordiendo, siempre quería más, pero el alto siempre lo paraba con una sonrisa de bastardo en la boca.

—No hasta que te mudes de vuelta conmigo, será como si fueras virgen hasta el matrimonio, Hyunie —eso no le sentó bien. Extrañaba las manos grandes tomándolo, la posición posesiva que tomaba el menor cuando se colocaba atrás de él a la hora de hacer el amor. Como lo marcaba, suspirando, diciéndole al oído que era suyo, sólo de él.

BaekHyun casi se rendía tras los primeros dos meses y medio donde no recibía más que manos traviesas por encima de su ropa que le quemaba la piel cuando deseaba mucho más del otro. Quería suplicar, pedir a gritos que ChanYeol le recordara donde pertenecía y por eso el tercer mes mandó a la mierda sus palabras acerca de esperar.

Besó a ChanYeol como quería, se derritió entre sus manos y fue la advertencia del más alto gruñéndole al oído que si se quedaba a dormir en la casa, que si le hacía el amor en la cama entonces no podría irse a ningún lado y BaekHyun aceptó sus términos.

Tembló bajo su tacto, permitió que lo besos viajaran a diferentes partes de su cuerpo, se enredaron en la cama suspirando, se perdieron entre el sabor del otro. BaekHyun sentía que eso era lo que necesitaba para pasar todos los dolores del mundo, sólo necesitaba que el chico estuviera con él, que ChanYeol lo amara con fuerza.

Jadeó cuando ChanYeol descendió por su cuerpo, cuando lo sintió besarlo con lentitud en cada parte de su cuerpo, cuando lo tocó lentamente, degustando su piel, haciéndolo sentir único, especial. Amado. ChanYeol se encargó de volverlo loco esa noche. Mientras le arrebata gemidos, cuando los jadeos se tornaron ruegos.

—Por favor, por favor ChanYeol…te quiero
—Te amo.

Lo miró a los ojos sabiendo que no le mentía, sintió unas pequeñas lágrimas descendiendo, sintió al más alto robarle las gotas con su lengua, le susurró al oído promesas de amor, lo preparó con cariño, lo miró mientras se introducía, besó su pecho, el área de su corazón. La besó, la besó y la besó sintiendo su corazón alocado.

ChanYeol le hizo el amor suave, lento, como si fuera la primera vez, y quizá lo era, la primera vez que su amor era tan puro, tan sincero y fuerte, sintió que cada pequeña corriente era como tener estrellas fluyendo por su cuerpo. Se enamoró de sus emociones, se volvió loco de deseo sentimental.

Se enamoró de nuevo, suplicándole al cielo, a la luna, que nunca más se pudieran separar. Que jamás nada, ni nadie los alejara, que nunca dejaran de amarse como se estaban amando en ese momento. Como en ese instante con sus miradas conectadas, con sus labios rozándose, con sus manos entrelazadas bastando como expresión de amor. 

Notas finales:

¡Y falta uno! 


Naglfari 


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