Era blanco, mas blanco que la nieve de Snowdin o que el polvo de los monstruos muertos. Y aun así, a la distancia ha logrado divisar a Sans, tecleando en un panel flotante así como translucido, sus dedos se movían a una velocidad vertiginosa mientras su mirada concentrada bailaba igual que sus dedos en lo que escribía. Quiso entonces dar un paso hacia adelante, aun cuando no sintió siquiera que se moviera más de un par de milímetros de su lugar, aun así, fue suficiente movimiento para ser captado junto con la atención de Sans quien al girar y verlo, le regala un intento de sonrisa triste en su expresión. El quiso llamarlo entonces por su nombre, pero la luz se intensifico y lo dejo ciego por fin, negándole a ver otra cosa que no fuera la cegadora luz blanca
-hey jefe…- escucho la voz de Sans llamándolo suavemente, cuando giro a su costado estaban en Snowdin y por el lugar, Papyrus juraría que era el puesto de vigilancia del vago e inútil de su hermano
-no se ve muy bien ¿No crees que deberías ir a descansar por hoy?- escucho la tímida pregunta de su hermano y se sintió ofendido. Más justo cuando iba a rezongar y golpearlo por su desfachatez escucho de nuevo su voz llamándole de un modo suave
-hey hermano, esto es para ti- esta vez, a sus espaldas, su hermano era más joven y entre sus manos había un par de guantes largos carmesí, los mismos que el aun usaba. Recuerda que cuando entro a la guardia real, Sans se los había regalado, y no solo eso, los conservaba debido a que vio en secreto que Sans los hacía a mano solo para él, recuerda que en ese entonces el esqueleto se veía realmente feliz de haberlo hecho y aun mas, se grabo en la memoria la sonrisa llena de alegría y orgullo que le regalaba cuando él se los probó y le quedaron perfectos… desde entonces no se los ha quitado nunca, mas allá de esos momentos donde no desea arruinarlos o donde no puede estar con ellos
-hey paps- esta vez, de su costado izquierdo salía una voz más infantil, al girar hacia atrás primero donde había visto, ni siquiera estaba ya en Snowdin, al ver donde antes estaba su hermano dándole los guantes con un leve rojo en sus mejillas, ya tampoco se encontraba nadie y en su lugar solo estaba la sala de su vacía casa, volvió entonces a escuchar la voz infantil y cuando giro, esta vez se veían en la calle, incluso Sans estaba harapiento y casi desnudo, golpeado y con un diente caído pero regalándole una sonrisa feliz al tiempo que le extiende algo en sus manos lastimadas
-vamos, comételo ahora que aun está caliente… lo compre solo para ti- le dijo, el tomo la bolsa notando su cuerpo pequeño, proporcional al de sus recuerdos. Cuando abrió la bolsa vio una comida nutritiva y caliente… se emocionó pero al mismo tiempo recordó a su hermano
-Y tú no vas a comer?- le pregunto pensando que podrían compartir el almuerzo, aun cuando sintiera que el hambre lo estaba devorando vivo… sin embargo, Sans solo se encogió de hombros y le resto importancia, haciéndose ver en ese momento cool a ojos de Papyrus y un porte de héroe que aun tenia grabado a fuego en su propio ser
-nha, no tengo hambre ahora bro- le sonrió y luego guiño el ojo, seguido de eso se ha acercado a él para darle un beso en la frente mientras le acaricia el cráneo con cariño propio de su siempre empalagoso hermano mayor
-además, es más importante para mí que tu comas bien- dijo y Paps sintió una tremenda felicidad inundarle y casi desbordarse, aunque solo logro cerrar sus ojos con fuerza y sonreír contento, su hermano era el mejor del mundo
*pero tú no comiste nada en casi un mes* recordó entonces, tan rápido como un fuerte dolor de cráneo, observando la comida unos segundos, esta vez, realmente quería compartirla y que su hermano no pasara otra vez hambre, pero, cuando subió su mirada Sans había desaparecido nuevamente
-o-oye j-jefe- escucho ahora la tímida voz de su hermano, al voltear en la dirección que escuchaba su voz, una vez más, estaban en casa, pero su hermano ya portaba el collar de perro al cuello, incluso con su correa, luego de observar su intimidada figura ligeramente temblorosa y sudorosa, subió hasta ver su rostro, Sans veía más al suelo que a el mismo y se pregunto ¿Qué le había hecho a su propio hermano?
-t-tengo una duda- le escucho decir, Papyrus no dijo nada, solo espero a que el contrario hiciera aquella pregunta que tenia
-¡P-Papyrus no!... p-por favor no… no me lastimes- cuando parpadeo se vio encima de Sans, el temblaba notoriamente, asustado, sus ropas rasgadas y hechas girones demostraban lo que Papyrus iba y estaba haciendo… y aun así no se detuvo en ningún momento, aunque su mente le gritara que estaba haciendo algo peor que malo y mortal, su mente gritaba junto a Sans por que parara, que se detuviera de sus malas acciones y se alejara de su hermano, pero su cuerpo y voz tenían mente propia y a la fuerza hicieron a su propio hermano suyo, rompiendo con aquel lazo de sangre que los unía, yendo mas allá de lo debido… aquella, había sido la primera vez de ambos y Papyrus no había tenido piedad por su sollozante hermano mayor a quien sabia, había destruido por fin con aquel terrible acto del cual, honestamente si se arrepentía. Tanto así, que sintió como lagrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas sin poder detenerlas
-oye bro… tengo una pregunta para ti- la secuencia de imágenes cambio y una vez más su hermano se mostraba después de una sesión de entrenamiento aun antes de que el entrara en la guardia real, Papyrus deseo preguntarle por aquella duda que veía que mostraba su hermano, pero su voz una vez mas no había sonado. Un rugido de algo descomunalmente grande sonó, no hubo necesidad de buscarlo, sabía que era la amalgama que le había robado a su hermano la primera vez. Giro a sus espaldas preocupado y encontrando a la criatura rugiendo como suponía que seria
-me preguntaba…- escucho la tranquila voz de su hermano muy cercas, como si no le importara la descomunal bestia que rugía desgarradoramente. Cuando el giro para ver a su hermano, el mismo se encontraba sentado en un tronco caído y pateaba el aire, alrededor de un extraño campo verde con flores, al parpadear, su aspecto volvió a cambiar a una aun más pequeña e infantil, al igual que llena de harapos y serias heridas
-si desapareciera de este mundo ¿Te importaría?... ¿Siquiera estarías un poco triste por mi ausencia?- esa voz suya de a poco se volvía mas y mas lejana, he hizo temblar de miedo al esqueleto más alto, por primera vez, lucho por correr en dirección del ahora repentino Sans que se alejaba con una tremenda velocidad pese a que ni siquiera se movía para comenzar
-¡Espera Sans! ¡No te vayas!- grito lleno de miedo por perderlo, aterrado de la simple idea de quedarse solo sin su hermano… y mientras estiraba su mano con la vaga esperanza de que Sans la tomara, lo único que observo con un repentino dolor en su echo, fue como el contrario cerraba sus ojos con tristeza y dolor, abrazándose a sí mismo y comenzado a llorar suavemente con un sentimiento de soledad que calo el alma de Papyrus
-¿Te duele haber perdido a tu hermano? ¿Aun cuando fuiste tú quien lo orilló a llegar a eso?- la pregunta más molesta, incomoda y cierta que sabía que había para él lo hizo frenarse… y lo peor, no era que tal vez esa voz hubiera sido de Sans, sino que la voz la podía reconocer como la suya propia
Por fin había dejado de correr por completo, desviando su mirada a su costado derecho, ahora que se daba cuenta, en algún momento todo se habían vuelto en penumbras, pero realmente no le importaba saber el momento exacto en el que aquello había ocurrido, pero aun así, varios pasos a lo lejos lograba verse a sí mismo, con una sonrisa retorcida y frente de él con la mirada baja y llorando, estaba su hermano. Aquella alucinación tomo el hombro de Sans y Papyrus pudo ver el miedo que brotaba de Sans llegando a notarse aun mas con los temblores en su ser entero y sus suaves suplicas por que el que le sujetaba no le hiciera daño… siempre llamándole por aquel apodo “Jefe”
-pero de todos modos lo hicimos… lo marcamos como el animal que era para que nadie jamás nos lo arrebatara, ni siquiera esa flama morada de cantinero o la chatarra estrella… nosotros lo volvimos lo que ahora es…- entre mas lo susurraba, con esa imitación de su voz, con esa retorcida idea que en su momento le pareció lo más acertado a hacer, veía con nervios como Sans temblaba, con sus ojos cerrados y haciéndose aun más pequeño de ser posible, aquella imitación barata lo estaba asustando demasiado y ese Papyrus no ayudo cuando frente a los presentes comenzó a quitarle lentamente la ropa, acariciando con brusquedad sus lastimados huesos aun sobre su camisa, Papyrus pudo apreciar la mirada de terror y sus lagrimas cayendo mientras suavemente Sans pedía quedito por que no le lastimara “Mas”
-¡No te le acerques!- grito por primera vez en su defensa, lanzando un ataque de huesos rojos afilados, sin embargo, escucho la risa nasal de aquella ilusión junto a un jadeo más bajo. Al ver a Sans, sus ojos se abrieron con sorpresa y fue cuando lo comprendió todo
Aun cuando estaba seguro que a quien había lanzado el ataque para aquella ilusión, el esqueleto más pequeño que en ningún momento se había movido fue quien recibió los ataques y soltaba un hilo rojo de sangre desde su boca viendo con miedo el ataque que atraviesa su pecho. Sube su mirada lentamente hasta su hermano y le sonríe con toda la amabilidad que puede mostrar en ese momento, aun y con sus jadeos
-entonces… esta es tu respuesta ¿he?- pregunta de un modo gentil, Papyrus niega asustado, dando un paso más. Quiere despertar ya, quiere decirle que no quería lastimarlo, no quería atacarlo, mucho menos matarlo… pero se detiene de golpe al ver como algo, un corazón de cristal aparece desde el interior de Sans obligando al mismo a flotar unos centímetros por encima del suelo, aquel corazón de cristal translucido comienza a mostrar grietas, pronto, como al cristal que luce ser, se ha roto en miles de pedazos, desapareciendo los fragmentos antes de tocar el suelo. Los gritos de dolor de su hermano son desgarradores mientras el mismo se toma el pecho, al parecer Papyrus no puede moverse aun cuando desea poder llegar a su hermano. Cuando aquel corazón de cristal se ha roto Sans cae lentamente arrodillado al suelo inexistente del lugar y todo queda en silencio nuevamente. Al darse cuenta, incluso aquel otro Papyrus había desaparecido sin que nadie se diera cuenta de su existencia
-Sans- susurra Papyrus preocupado, dando un paso al frente, al querer dar el segundo, Sans levanta la mirada con lentitud pasmosa, mostrando un increíble y desbordante odio hacia el mismo. Papyrus traga duro y observa como detrás de Sans, desde el suelo emerge otro ser parecido a su Sans pero vuelto en sombras o algo viscoso negro junto a tentáculos saliéndole de la espalda, aquella nueva “sombra” sonríe de medio lado y uno de sus tentáculos sin miramientos ha atravesado a Sans desde su espalda por todo el pecho, saliendo por el frente y creando gemidos ahogados de parte del mismo junto a un mirar lleno de miedo y sorpresa
-¡Sans!- grita de nuevo, pero esta vez, aquel Sans de sombras ríe burlesco, incluso haciéndose hacia atrás entre sus burlescas risas llenas de ironía y soberbia
-¿Desesperado por no poder salvarlo? Eso me gusta- susurra, ahora con el tentáculo que mantenía flotando el cuerpo de Sans lo ha dejado a unos centímetros del suelo pero sin tocarlo, mientras con otro de sus tentáculos lo acerca y restriega en la mejilla y dientes de Sans quien, al sentirlos cierra sus ojos y niega con la cabeza, desviando tanto como puede para no tener nada que ver con aquello
-¡Maldito déjalo en paz!- grito molesto, pero lo único que Papyrus vio fue la mirada de su hermano regresar a él y verlo con todo ese odio que recordó haberle visto la ultima vez… con un gesto de enfado y con el tentáculo aun restregándose en su mejilla, Sans se ha rendido, abriendo lentamente su boca, la abre por completo, dejando ver una lengua roja hecha de magia
-¡hummmggggg!!- gimo Sans pues aquel otro hecho de sombras negras no ha perdido el tiempo y ha metido de lleno buena parte de su tentáculo en la boca de Sans ahogándolo con toda la intención, Papyrus puede ver como su hermano no hace ningún ademan de liberarse, siquiera trata de moverse, solo, se deja llevar lentamente, cerrando sus ojos y llorando en silencio mientras el tentáculo simula embestidas hacia su boca
-¡Maldición detente!- grita iracundo, dejando de lado la sorpresa, pero cuando se da cuenta, son sus caderas las que se mueven y es su falo el que está en la boca de Sans ahogándolo al tenerlo hasta el fondo. Por la impresión se ha levantado de golpe y alejado, observando como Sans tose ahogadamente y finalmente se sienta con trabajo. Papyrus está en shock pero cuando ve sus manos y regresa su mirada a Sans este ha desaparecido de nuevo
-Sans- vuelve a susurrar dolido, viendo al suelo cuando se da cuenta de todo lo que le ha hecho a su hermano, a aquel que realmente le había amado incondicionalmente
-aléjate- escucha frente suyo la voz demandante y molesto de Sans, así como cortante, al alzar la mirada puede verlo, iracundo y con lagrimas, arrancando de su cuello el collar de perro que le había colocado, cuando lo lanza cercas de Papyrus en sus pies, el mismo puede ver una parte del collar manchado de sangre y otra de polvo de algún monstruo muerto, aunque no puede comprenderlo realmente
-¡No quiero recordarte! ¡Aléjate de mi Papyrus!- grito Sans y en ese momento, Papyrus recordó que la última vez que lo había visto, aquella cuando apareció la amalgama, algo muy similar había dicho su hermano y, por lo último que había escrito en su bitácora, había dicho algo sobre una flor del olvido y su creciente deseo por abandonar el pasado que tenia tanto con él como con alguien llamado Gaster… así que supuso, que ese momento, era lo que él estaba recordando justo ahora… aun así, Papyrus se negaba a dejar de ver a su hermano quien había cambiado su expresión por una de odio mientras era tomado por la amalgama y elevado varios metros sobre el suelo mismo
-¡No quiero volver a saber de ti!- le escucho una última vez, mientras la amalgama era atada por hilos azules junto a su hermano, aquellos hilos venían del mismo vacio negro, pero aferraban firmemente tanto a la criatura como a su hermano negándole el movimiento, Sans parecía estar sufriendo de dolor, pero eso no impedía que este le viera con todo ese odio acumulado por tanto tiempo
Sans, aun con un mirar lleno de desprecio se vuelve polvo lentamente frente a los ojos aterrador de Papyrus. Viendo muy apenas que además de su mirada llena de ira, había también una profunda tristeza y soledad que le ahoga, hay lagrimas que caen de sus ojos, pero ya no cree comprender si se tratan de lagrimas por el dolor de ser lastimado por aquellos hilos que han comenzado a cortar sus ropas o tal vez sea el dolor que el mismo le ha ido causando durante tanto tiempo durante toda su vida…
Y finalmente, podía ver el alma blanca de su hermano siendo desquebrajado como a un cristal y finalmente rompiéndose frente a sus ojos, exparsiendose en el vacio de la oscuridad y olvidándose por siempre de lo que alguna vez el llego a ser.
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-¡Sans!- grita sentándose en su cama y respirando agitadamente, viéndose solo en su propia habitación, mira de nuevo, de la cama ha caído la bitácora del mismo… recuerda que después de todo, esa noche había leído nuevamente las notas de su hermano para tratar de conciliar el sueño… tomo el cuaderno y se sentó en la orilla de la cama observando el cuaderno maltratado y gastado, dejando caer pequeñas lagrimas que aterrizaban en las mismas
Sin decir más, colocó una mano en su rostro mientras lloraba más abiertamente, ahora comprendía lo que le había hecho a su hermano, no le extrañaba ahora todo lo que había hecho si estaba así de lastimado
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-¡waaaa!- grito Sans mientras se sentaba de golpe en la cama, viendo a todos lados, se encontró a su costado con aquel otro Papyrus, aquel amante de la miel y perezoso igual que él, justo ahora despertando y sentándose a su lado
-hey ¿Estás bien Red?- pregunto mientras lo estrechaba suavemente contra su pecho. Por instinto, Sans se aferro también a su pecho y se restregó un poco, calmando su agitada alma aterrada
-si… solo fue… una pesadilla- se dijo a sí mismo, notando como Papyrus sonreía tranquilo y lo volvía a recostar
-bueno, no te preocupes, volvamos a dormir, aun es muy temprano- le dijo mientras bostezaba, Red lo miro un segundo y sonrió divertido… estaba más que seguro que ya era muy tarde pero prefirió no ir en su contra, se acomodo de nuevo, aferrado aun al pecho de ese Papyrus y cerrando sus ojos mas relajando, cayendo nuevamente en un sueño, solo que más agradable donde se veía a él y a los hermanos esqueleto de ese mundo, todos en un agradable día común y corriente… así como lo eran todos los días desde que había llegado ahí