“La gente no suele arrepentirse de las cosas que hace, sino de todas las cosas que dejaron de hacer y vive atormentada por la culpa y la típica pregunta de:
¿Qué habría pasado si al menos lo hubiera intentado? ¡Arriésgate! De las caídas se aprende y recuerda todo pasa por una razón”
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-Oí de la pelea con Gonzales- Hablo el hombre fornido el cual había aparecido de la nada
-No es la gran cosa Max – La mujer castaña hablo restándole importancia, Se dejó caer en aquella cómoda cama
-Oh claro que lo fue, todo Atlantis sabe sobre la pelea-
-No voy a permitir que maltrate a ninguna de esas chicas Max, Sabes muy bien que estoy aquí todavía por rescatarlas- El hombre cuyo nombre era Max la miraba desde la puerta de aquella habitación.
-Cómo olvidarlo Samantha, yo fui el que te lo propuso- Hablo con una sonrisa caminando hacia aquella cama, la castaña dejo salir un suspiro
-¿Pensando en aquella chica?- Pregunto ya sentado junto a la castaña
-Está muy hermosa- murmuro la castaña recordando la figura de la mujer pelinegra a través de la pantalla de la Tv, el hombre de cabellera roja la miraba con tristeza
-Cuando todo esto termine podrás ir con ella- le dijo tomando sus manos de manera protectora–Podrás ir a buscarla, incluso yo mismo me encargaré de que la encuentres –Hablo tomando las manos de la castaña dándole un pequeño apretón
-¿Y qué le voy a decir? Hola soy Samantha ¿Me recuerdas?-
-Samantha- interrumpido el pelirrojo –No puedes simplemente huir así, debes de darle aunque sea una explicación ¿No crees que se lo merece? Además tú fuiste secuestrada, no creo que tenga nada que perdonarte-La castaña se había quedado sin palabras, no podía decirle que no aquel pelirrojo que se había convertido en su ángel guardián, su mejor y único amigo en aquel lugar. Suspiro e inmediatamente los recuerdos de cuando se conocieron la asaltaron.
Flash Back
-Muy bien, muy bien hoy tenemos carne fresca- Hablaba un hombre de cabellos blancos en un idioma no conocido para esas chicas las cuales tenían miradas de puro miedo, unas que otras con lágrimas en los ojos, pero había una que despertó la curiosidad ese hombre, una chica castaña poseedora de una belleza descomunal para los ojos de aquel hombre, pero no fue eso lo que llamo su atención fue no verla llorando o con miedo. No esa chica tenía una mirada retadora e incluso podríamos decir que imponente
-Haber cuál es tu nombre mamacita – Pregunto posando una mano en la barbilla de la chica castaña mano que fue fuertemente retira gracias a un manotazo que le lanzo aquella chica –Nos salió fiera la chica- dijo con una sonrisa perversa en la cara que repugno a la castaña
-Lo preguntare otra vez ¿Cuál es tu nombre?- La mujer no contestaba y esto hacia enfurecer claramente al latino. Sus puños se cerraron a los costados de su cuerpo en señal de frustración una mano se levantó rápidamente
-Alto ahí Gonzales- La voz del todo poderoso Victor Connor padre llamo la atención de todas la miradas
-No tocarás un pelo de esa chica- le informo haciendo que aquel hombre quedara pasmado –No quiero verle ni un solo rasguño y para encargarme de que cumplas con todo lo que voy a pedirte dejaré a uno de mis guarda espaldas vigilándote- Detrás de Victor Salió un hombre pelirrojo fornido y muy alto –Ahora te necesito en la oficina – Sin más el hombre abandono aquella habitación dejando a todos los presentes boquiabiertos.
A regañadientes el latino salió de la habitación con el rabo entre las piernas
-Soy Max White – hablo el hombre con voz imponente –Las llevarán a sus habitaciones para luego decirles las reglas de Atlantis – Hablo y segundos después más hombres aparecieron llevándose a cada mujer que allí se encontraba menos a una. La chica castaña
-Yo me encargaré de ti- le informo, escoltó la chica castaña hacia la que sería su habitación y cuando se percató de que no había en aquel pasillo empujo a la castaña metiéndola a la fuerza
-¿¡Pero qué!?- La castaña intento gritar pero la mano de aquel hombre se fue directo a su boca impidiéndole hablar e incluso dificultándole la respiración
-Shh por favor no grites, te puedo ayudar a salir de aquí- Dijo rápidamente el hombre –Te voy a quitar la mano de la boca pero no vayas a gritar escúchame ¿Si?- Hablo para después retírala y al ver que no grito se atrevió hablar
-Primero déjame presentarme mi nombre Maximiliano Wood oficial encubierto de la Policía de New York. Llevamos años tras la pista de los Connor, hemos visto que ellos mismo te han traído aquí así que deducimos que eres una gran piedra en sus zapatos – La castaña lo miro con una ceja alzada
-¿Crees que soy tonta?- le pregunto a la defensiva al hombre-Dime algo para creerte –El hombre hizo una mueca
-Tu nombre es Samantha Jones Steel, Vivías en Londres en un departamento con tu hermano y su novia. Antes vivían con su tío el cual murió cuando tenías 17, Tu hermano se hizo cargo de ti desde entonces, ambos trabajaban desde temprana edad, tu tío tenía problemas con el alcohol y debía dinero- le dijo con arrogancia al ver la sorpresa en el rostro de la castaña
-¿Y qué puedo hacer yo?- le pregunto –Necesitamos que te ganes la confianza de Victor Connor-
-¿Estás loco? Prefiero pudrirme aquí –
-Eso ya lo veremos te daré tiempo para que lo pienses – Hablo saliendo de aquella habitación dejando a una confundida Samantha
Fin del Flash back
Salió de sus pensamientos al sentir los brazos de su amigo rodearla protectoramente, cualquiera que entrar en ese momento pensaría que eran una pareja de enamorados ¡Ja! Vaya sorpresa se llevarían al saber que aquella hermosa mujer era Lesbiana
-Podrías dejar de ser tan cursi – Hablo riendo –Vamos te encanta que sea cursi soy tu pelirrojo favorito –Hablo con fingida arrogancia mientras intentaba hacerle cosquillas a aquella mujer castaña la cual quería como una hermana
-Max, eres el único Pelirrojo que conozco – Dijo rodando los ojos
-Es cierto… Da igual así me amas –dijo el pelirrojo levantándose para salir de aquella habitación no sin antes dejar un beso en la frente de la chica -No busques problemas – Decía saliendo de la habitación.
La castaña permaneció en la misma posición durante la siguiente media pensando en aquellos ojos grises que habían permaneció en sus sueños durante los últimos años –Alexa- Le susurro a la soledad de la habitación, Una de sus manos se encontraba en sus labios, imaginándose aquellos tan deseables labios –Te amo- decía mientras una lágrima solitaria corría por su mejilla
*****
-Gonzales- Hablo Victor, adentrándose aquel despacho
-Señor Connor que sorpresa tenerlo por aquí-La voz de aquel hombre Latino iba cargada de veneno
-No estemos con formalidades, Samantha me ha dicho algunas cosas que están pasando en Atlantis y como ya sabes dentro de poco vendrá carne fresca-Hablo dejando a aquel hombre canoso pasmado
-No quiero, que vuelva a pasar ¿Entendido?- La voz de Victor iba cargada de arrogancia –Entendido –Respondió el latino bajando la cabeza
-Muy bien, así me gusta ahora si me disculpas iré a ver a mi bailarina Estrella- Después de haber dicho esto Victor salió del despacho, Caminando por los extensos pasillo de Atlantis has detenerse en la ya tan conocida puerta. Con los nudillos dio tres golpes característicos de su persona.
Dentro de aquella habitación se encontraba una Samantha totalmente sumida en sus pensamientos, hasta que la puerta fue tocada por aquel hombre que se había convertido en su verdugo, él la había alejado del amor de su vida, de su familia, de sus amigos. Las manos de aquella mujer estaban hechas puños a sus costados, respiro profundamente antes de abrir aquella puerta
-Victor- Saludo con una sonrisa –Mi querida Samantha- saludo este con un abrazo –Cada día más hermosa –Alago tomando las manos de la castaña –Fue la mejor decisión haberte traído aquí- Hablo con un brillo en sus ojos
-Y que lo digas, es increíble que haya caído tan fácil - murmuro
-Sí pero eso fue hace mucho a quien le importa como este… Mejor dame un baile privado ¿Sí? –Su rostro era el retrato de la perversión y el deseo
-Vale- La castaña lo halo de la corbata sensualmente y lo arrastro hacia una silla que había en medio de la habitación. La cual se notaba muy cómoda, Sentó al hombre allí y encendió con un control el reproductor de música dejando que la melodía de Wicked Games de The Weeknd inundara la habitación. Sus caderas se movían al compás de la música sensualmente sobre el regazo de aquel hombre que aprovechaba y la tomaba del trasero
-Eres jodidamente hermosa- Susurró en su oído, La castaña continuo con su baile ignorando las palabras de aquel hombre el cual le producía Asco, Repulsión, Rabia y un sinfín de cosas negativas. Pero ella cumplía un papel importante en la vida de aquellas mujeres que aún tenían la esperanza de salir de aquel lugar y ella lo iba a lograr tuviera que hacer lo que tu viera que hacer.
-Ahora entiendo como engatusaste a Alexa- El hombre hablaba con la voz llena de lujuria provocándole un asco nada normal a la mujer castaña que yacía en su regazó ¿Cómo había llegado allí? Pues…
Flash back
-Muy bien Jones estas son las reglas tú bailas aquí sin protestar-La mujer castaña interrumpió al hombre colocándole un dedo en sus labios –Por qué mejor no te callas, debes saber que arruinaste mi plan de quedarme con la fortuna de los Mayer- hablo mientras rodaba los ojos dejando aquel hombre sorprendido
-¿Qué has dicho?-pregunto atónito
-Lo que escuchaste has arruinado mis planes de tomar toda la fortuna Mayer o ¿Que esperabas que estuviera enamorada?- dijo Dejando salir una sonora carcajada
-Vaya, yo…-El hombre estaba sorprendido, prácticamente sin palabras
-¿Pensabas que estaba enamorada? Por favor sólo quería su fortuna, todo fue una simple mentira- Hablo la castaña, mientras se sentaba en las piernas de aquel hombre. Claro con todo el auto control del mundo e intentando no partirle la cara
-Porque no mejor me dices ¿Cuánto voy a ganar?-Hablaba con un tono sensual que dejaba a aquel hombre sin palabras y con un pequeño regalo en su entre pierna –Joder- Murmuro al sentir como aquella mujer tan sensual se restregaba contra su miembro.
Por otra parte la castaña sentía asco de ella misma, con unas inmensas ganas de salir corriendo de allí no sin antes hacer sufrir al hombre debajo de ella. Tomo una bocanada de aire e hizo lo que nunca hubiera imaginado.
Poso sus labios sobre los de aquel hombre, sintiendo como ella misma traicionaba todo lo que era, y como culparla estaba besando al hombre que la había alejado del amor de su vida, nunca se perdonaría lo que estaba haciendo. Pensaba en aquellas chicas, en aquellas niñas de 15 años que estaban solas en aquel lugar mostrando su cuerpo, para que no fueran dañadas. Exponiéndose a la humillación de que unos degenerados las vieran bailar sexualmente, semi desnudas y perdiendo la inocencia. Simplemente no podía, no podía dejarlas allí Así. Ella debía hacer algo por aquellas chicas y lo iba hacer al fin y al cabo:
El fin justifica los medios…