Pov Alexa
-Alex, vamos 20 minutos tarde- reprocho la mujer de cabellera castaña
-Te recuerdo que el Jet es mío y puedo llegar a la hora que desee para eso lo compre- Hable con cierta arrogancia, esto causo que Franchesca enarcara una ceja
-Claro, claro señorita me limpio el trasero con billetes de cien dólares. Recuerda que soy una simple mortal y tengo que pagar…- Dijo siendo después interrumpida por mi voz – Claro, claro señorita se ensucio mi Mustang mejor me compro un Ferrari – Dije recordando la vez en que la chica frente a mi decidió comprar un Ferrari ya que su Mustang se había manchado
-Mejor apresurémonos- Decía mientras caminaba hacia el auto del que estaba hablando segundos antes
-El nuevo juguete- Seguí burlándome de la mujer castaña
–Cállate Perra ¿Dime porque soy tu amiga?- Me reprocho
-Pues… porque soy hermosa es obvio, además de ser increíblemente genial – hable con arrogancia mientras sonreía
-Oh joder… no sé qué es más grande si tu ego o tu fortuna- Ambas nos metimos al auto riendo
-Definitivamente mi fortuna – respondí, mientras intentaba encender el reproductor de música –Sí, si lo recuerdo soy la directora de recursos humanos de tú empresa – recordó rodando los ojos.
-Cambiando de tema, no crees que es increíble que vayamos a ¡Sur América! Es increíble, las mejores playas- Hablaba en numerando las diferente opciones emocionada- los cuerpos más increíbles – Hablaba emocionada, enarque una ceja cuando nombro a los cuerpos –Estuve buscando en internet algunos lugares para visitar y clubes…-
-Wow, wow detente allí, vamos principalmente hacer negocios- le recordé
-Eres una aguafiestas-
En el camino hacia el hangar donde se encontraba el jet que nos llevaría hacia nuestro primer destino. Argentina
Nuestra conversación era animada como siempre, Franchesca, hablaba sin parar sobre los diferentes sitios turísticos los cuales obviamente me arrastraría. Una pequeña sonrisa se formó en mis labios al imaginarme en Argentina con mi mejor amiga
-Sabes, tengo el presentimiento de que este será un gran viaje- Dije subiendo al Jet
Y vaya que sería un gran Viaje
Mexico DF
Pov Samantha
-Dime en donde están las mocosas- El hombre de cabellera blanca entro gritando en mi habitación, claramente exaltado.
-¿No te han enseñado a tocar la puerta?-Hable sin ni siquiera mirarle la cara, concentrándome en mi manicura. Sentí como era halada fuertemente hacia delante –Conmigo no va a jugar ninguna niñita me entiendes, Donde están las escuinclas – hablaba con rabia, ejerciendo presión en mi antebrazo. Le dedique una mirada amenazante, al ver que aquel hombre no deshacía su agarre, di un tirón haciendo que me soltara
-Si vuelves a tocarme juro que te mataré- Mi voz salió cargada de rabia al igual que la mirada que él me dedico
-No te tengo miedo – fue la respuesta cargada de odio que el hombre medio –Y crees que yo ¿Sí? Tú me llegas a tocar un cabello y date por muerto –
-Mira niñita tratemos de no matarnos sólo quiero saber dónde mierda están las mocosas- Hablo más calmado
-Se supone que tú debes saber ¿No? Para eso estas aquí para que nadie se escape y más te vale encontrarlas – El hombre me miro sorprendido
-Pensaba que tú las habías ayudado a escapar… Esto es malo, muy malo – Sonreí al ver el rostro del hombre tornarse pálido por el miedo –Sabes que ellas me proporcionan dinero y todas las comodidades que aquí ves- dije señalando todo el lugar Que empiece el Show pensé al ver que el hombre se convencía cada vez más de que yo no tenía ni idea de donde estaban las 5 chicas “Desaparecidas”
-Nos van a matar, El señor Connor nos va a matar – Hablaba alarmado
–Debemos buscarlas- sentencie
-Iré por el centro comercial siempre están merodeando por el – Informe mientras me levantaba, Camine con paso decidido hacia la puerta –Max tiene las llaves de la camioneta es mejor que vallas con el –Dijo claramente asustado.
Camine por los extensos pasillos de Atlantis, aquel famoso y prestigioso Club de Strippers aclamado por muchos, visitado por los más grandes empresarios de aquel país e incluso de afuera. Ese lugar que me había robado a mi propia persona, Ese lugar que se convirtió en testigo de los mayores sacrificios que haya cometido en nombre de aquellas niñas. Ese lugar que me había enseñado que siempre hay una luz al final del túnel para esas niñas.
No me di cuenta de cuando las lágrimas empezaron a caer por mis mejillas, ni cuando mi respiración se había agitado tanto, ni tampoco cuando me había adentrado a aquella camioneta dejando a un sorprendido pelirrojo mirándome con preocupación
-Samantha…-Dijo envolviéndome tiernamente con sus brazos, reconfortándome, dándome el apoyo que necesitaba sin siquiera habérselo pedido. Aquel pelirrojo que sabía leer con una simple mirada, no necesitaba preguntar que me sucedido. Él había aprendido con el pasar de los años cuando era víctima de la depresión o cuando simplemente estaba en mis días definitivamente él era un ángel guardián para mí
-Shh, Descuida todo pasara ¿Sí?- Dijo obligándome a mirarlo, para que así el pudiera limpiar las lágrimas que corrían por mis mejillas desenfrenadas
-Max, Victor volvió ayer tengo asco de mi misma- Mi voz salió en un hilo gracias a los recuerdos de la noche anterior… Las sucias manos de aquel desgraciado recorriendo mi cuerpo me daban asco los recuerdos. Salí de la camioneta rápidamente, Asustando al pelirrojo que rápidamente me siguió, al ver que estaba vomitando me tomo el cabello para que este no se llenara y sobándome la espalda afectuosamente. Este gesto me recordó mucho a mi chica de ojos grises aquella noche en la que estábamos en una posición similar
-¿Estas mejor?-Hablo el pelirrojo sacándome de mis pensamientos, En respuestas recibió un simple asentimiento de cabeza –Ten- extendió un pañuelo azul, lo tome y limpie mi boca – ¿Tienes de casualidad pasta dental?- pregunte medio en broma medio en serio haciéndolo reír –Obvio idiota – busco en la cajuela de la camioneta, saco un cepillo de dientes y la pasta. Me fije en su aspecto su cabello estaba desarreglado y tenía una gran marca en el cuello -¡Oh My god!- hable exaltada – ¿Follaste en el auto? Dime que por lo menos recuerdas el nombre del tipo – El pelirrojo se sonrojo de manera que ahora parecía un tomate –Cállate Samantha por supuesto que se su nombre digamos que es… Mi superior –
-¡Oh dios mío el pequeño tomate esta con su superior! No me digas que es Louis-
-Cállate y sube al auto- ordeno completamente sonrojado haciéndome reír, obedecí cuando ya tenía los dientes limpios y me hacía quitado el horrible sabor de la boca
-Cuéntame, que no es poco ético mantener relaciones sexuales con alguien del trabajo-Continúe molestándolo
-Sam fue algo de las copas nada más – dijo con cierta tristeza –El nunca admitiría que ocurrió –Di un pequeño apretón en su pierna –No pongas esa cara rojito- dije sacándole un pequeña sonrisa
-Tienes razón ya es suficiente un con una depresiva en el grupo- Bromeo haciéndome reír- Exacto tu si sabes, ahora mueve tu trasero y vallamos donde el teniente Maxwell –
Después de dos horas planeando el ataque hacia los Connor, que sería nada más y nada menos que en la semana aniversario donde los Connor se presentaban y traían más “Mercancía” allí sería el momento perfecto para dar la estocada final.
Esto no se había podido hacer gracias a que siempre que hacían algún cambio de planes o alguien les informaba de la misión Algún policía corrupto o algo por el estilo. Pero esta vez eso no ocurriría, ya habíamos revisado el plan más de 2 veces y estábamos a más de 2 semanas del tan anhelado día, en el que los malnacidos iban a pagar.
-Samantha-Llamo el pelirrojo –Necesitamos sacar a las demás chicas-Recordó
Con un suspiro conteste, sabía muy bien a lo que se refería necesitaba una distracción, algo que desviara, la atención y para eso era obvio que necesitaba emborrachar a Gonzales y así tomar las llaves de la puerta trasera algo realmente difícil
-Quizás pueda hacer que hoy tome, ya sabes por lo de las cinco chicas estará estresado –Hablaba mientras buscaba en la cajuela una de las pastillas que le daba aquel hombre latino para dormirlo rápidamente
-Llamaré al equipo, esta vez serán más de cinco – Decía mientras aparcaba el auto
-Vale, nos vemos en 2 horas- dijo mientras bajaba de la camioneta, minutos después me encontraba ya en los pasillos de Atlantis caminado hacia la oficina de Gonzales al entrar sin hacer ningún intento de tocar la puerta, vi al hombre con la mirada perdida, en su mano un vaso de Whisky Perfecto pensé
-¿Que conseguiste?-Le pregunte sentándome frente a el –Nada, absolutamente nada es como si se las hubiese tragado la tierra –Dijo furioso con las manos hechas puño sobre aquel escritorio de madera
-Tampoco he encontrado nada – Murmuré sirviéndome un vaso de whisky ofreciéndole al hombre uno con la mescla del somnífero. Tomo el vaso y dio un gran sorbo de esté Sólo era cuestión de tiempo para que empezara hacer efecto en el organismo
-¿Que vamos hacer? –Pregunto con clara preocupación en su voz, me acerque a donde está volviendo a llenar el vaso con la bebida que minutos antes se bebió como si de agua se tratase
-No lo sé estoy pensando- dije a lo que el hombre hizo una mueca –A ti no te afectará en nada Victor te adora – hablo dejando escapar un bostezo
-Tienes razón- Sonreí de manera arrogante ante el hombre -Pero eso no quiere decir que no me preocupe por las niñas que no aparecen, te recuerdo que ellas son la fuente de dinero y lujos que tengo- Le dije con simpleza el hombre me miro sorprendido
-Eres una arpía – murmuro entrecerrando los ojos-Tomaré eso como un alago-
-Eres una mujer sin escrúpulos-Se paró de su asiento y se encamino hacia mí con sus manos echas puños a sus costados
-Más te vale seguir siendo así claro, si quieres sobrevivir aquí – se sirvió otro whisky y esta vez se dejó caer en el sofá.
Sólo fue cuestión de minutos para que aquel hombre callera en un profundo sueño, tome las llaves y salí de allí lo más rápido que pude cuando me encontré cerca del estacionamiento llame al pelirrojo informándole que ya era poseedora de la lave de las “Habitaciones” o mejor dicho celdas donde tenían a las chicas.
Estuve esperando al pelirrojo por casi 20 minutos, cuando por fin apareció venía con 7 hombres totalmente armados, el pelirrojo también vestía igual que ellos la típica ropa de un equipo policial. Totalmente negra con cascos y chalecos además de las armas claro está.
Le entregue las llaves al pelirrojo quien me dio un guiño y saliórápidamente hacia la misión de rescatar las chicas
Definitivamente estos serían unas grandiosas semanas.
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Mientras tanto en un jet privado que iba con destino a Buenos Aires, Argentina
Dos mujeres: una castaña y otra pelinegra, la castaña dormía apaciblemente en los cómodos asientos, mientras que la pelinegra veía con admiración aquel hermoso cielo mientras suspiraba recordando aquella chica de hermosos ojos cafés que le hubiese encantado fotografiar aquella hermosa vista
-Te sigo amando- se permitió decir en susurro casi inaudible,
Dos almas no se encuentran por mera casualidad dos veces, está escrito por el destino, que si tienen que encontrarse de nuevo así será.