En la habitación 33 Yugi, ya vestido, se acercó a su compañero para tratar de despertarlo ya que aunque la alarma si pudo despertarlo a él, pasó a oídos sordos con Joey.
-Joey, despierta – La sacudía del hombro – Ya es casi hora de entrar a clases – Y seguía ignorándolo. Hasta que tomó una almohada y comenzó a golpearlo con ella.
Joey se levanta asustado y algo adormilado en su cama - ¡¿Qué pasa?! – Aun con ojos medio cerrados mira por toda la habiatción en busca de la bestia que lo levantó. Quejándose al recibir otro almohadazo.
-Que te levantes ya, flojo – Suspira al verlo bajar desconcertado de la cama, y luego asustado al ver el reloj.
-¡Maldición! ¿Esa es de verdad la hora? – No esperó a la obvia respuesta de Yugi cuando salió corriendo al baño privado de la habitación, aun gritando - ¡¿Por qué no me levantaste antes?!
-¡¿Qué crees que llevo haciendo todo el rato?!
Mientras tanto en la habitación contigua Malik y Ryou se terminaban de alistar. Al peliblanco solo le faltaba terminar su lazo, pero simplemente lo metió en un bolsillo de su pantalón, decidiendo no usarlo.
Los uniformes de la institución consistían en un pantalón gris, una camisa manga larga color blanco, un saco negro y una cinta roja de 2 centímetro de ancho para hacer un lazo alrededor del cuello.
Realmente nadie tuvo problema con el uniforme a excepción del lazo. Algunos se sentían indignados. El internado es en su totalidad de población masculina, y muchos estudiantes sentían que los tomaban por chicas al hacerlos ponerse un lazo. Eran omegas pero seguían siendo hombres.
Los encargados de los trajes les dieron aviso que en la ceremonia de apertura sería explicada la razón del lazo y las consecuencias de no usarlo.
Algunos obedecieron a usarlo, y otros simplemente no hasta escuchar una razón que los convenciera.
-Vamos, Ryo. Terminemos con este circo de una vez – Dice Malik tomando su mochila y dejando la cinta en la cama.
Ambos se fueron, encontrándose con sus amigos en el corredor, dirigiéndose al teatro, donde se llevaría a cabo la ceremonia de apertura.
El lugar era grande, podrían albergar fácilmente más de mil personas sin problemas, la que es casi la cantidad de estudiantes. Las sillas eran de terciopelo azul oscuro y escalonadas. En el escenario había un atril y unas sillas donde estaban sentados algunos representantes de la comisión que decidió la creación del instituto además de algunos profesores.
Se sentaron en la penúltima fila mientras observaban a los demás entrar. Joey hizo mala cara
-Maldición, justo como pensaba.- Los otros tres lo miraron con caras interrogantes.- Miren a los que tienen los lazos puestos, parecen unos regalos.
Ryo se estremeció.- No lo había pensado – Dijo en voz baja mientras veía a su alrededor. Era cierto, se veían como esas mascotas omegas ilegales que se venden en su país en el mercado negro. Tragó saliva, estaba seguro que sus padres pudieron pensar en ese futuro para él si se les acababa el dinero.
Malik vio la cara de su amigo y le pasó un brazo por los hombros.- Cálmate, incluso si nos obligan a usar esa cosa no seremos regalo para nadie.
En eso todas las luces se apagaron y una luz enfocó al atril mientras un hombre de larga cabellera caminaba hacia allí. Todos lo olieron.
Un alfa.
¿Qué demonios hacia un alfa en un lugar lleno de omegas?
-Muy buenos días, mis queridos alumnos. Mi nombre es Maximillion Pegasus, el director de estas institución y el promotor máximo de esta nueva ley para la protección a omegas.- Se detuvo mientras alzaba los brazos de alguna manera dramática, esperando ovaciones, aunque solo recibió los aplausos de quienes se encontraban detrás suyo y miradas enojadas y tristes de los estudiantes.- Puedo ver que algunos no están felices pero créanme que es por su bien, todo se hizo pensado en su seguridad.
-Yo diría mas bien por el suyo, queriendo tener su propio harem omega – Le susurró Joey a Yugi mientras este asentía de acuerdo.
-Como todos saben los omegas son esas personas que tienen el don de dar la vida sin importar el género, además de las mujeres beta. Un alfa busca la protección de su omega siempre pero en los últimos años antes de las reformas se presentaron catástrofes de violaciones, embarazos a muy temprana edad, trabajos forzados en sus delicados cuerpos, y un sin fin de cosas más. Pero sobre todo a la edad en la que se encuentran ustedes.- Se giró a las personas detrás y les hizo un gesto para que se levantaran – Estas personas junto conmigo nos pusimos la meta de proteger a los omegas, darles educación en una escuela decente, brindarles oportunidades y conocimientos para su futuro y que se sientan dignas por ser lo que son.
Esta vez se escucharon aplausos al emotivo discurso del director. Sin embargo aún había miradas escépticas, como la de 4 omegas que están detrás.
-Hay algo que no nos están diciendo – Dice Joey cruzando los brazos. Malik le asiente en respuesta.
-Suena muy bonito para ser verdad.
Ryo ve la mirada feliz de algunos a su izquierda que aplaudían. Suspiró.- Será hasta que pongan las reglas para que todos se den cuenta que es un prisión.- Yugi lo mira interrogante – Ya sabes, es obvio que no nos trajeron aquí de vacaciones, algo quieren de nosotros.- Le dice el peliblanco a uno pregunta muda, haciendo que Yugi asintiera algo temeroso.
Acabada la ronda de aplausos el director Pegasus hace una seña a sus acompañantes para que se sentaran nuevamente. Se dirigió nuevamente al público.- Muy bien, viendo que todos están de acuerdo con esta fantástica idea – Dice ignorando la mirada de algunos estudiantes que no se notaban para nada felices.- Es hora de pasar con algo que he escuchado que se han quejado mucho: Lo uniformes. Puedo ver que no todos portan el lazo rojo distintivo de la institución.-
De repente el rostro feliz del director se esfuma y aparece una cara seria que asustó a algunos.- Todas las personas del país tienen conocimiento de esta institución ¿No? Es necesario que las personas de afuera sepan que hablan con un estudiante de aquí. Si algo pasa con algún alfa aprovechado los peatones pueden saber con toda seguridad que es un omega de esta academia y defender o llamar a un teléfono especial, además de contar con policías alrededor de la ciudad que ayuden.-
-Eso tiene sentido – Susurra Yugi. Siendo solo escuchado por sus tres amigos.- El lazo es para identificarnos del resto.
-Yugi no seas tonto – Le dice Malik conteniendo la rabia, apretando los puños – Eso se sabe con el olor.
-Es cierto, esto más bien es una forma de controlarnos. Maldición – Susurra Joey igual de enojado que Malik.- Es como si quisieran saber en todo momento donde estamos.
-Así que quiero advertirles algo – Dice el director, haciendo que su atención vuelva a él - Si trajeron ropa para calle pueden usarla en el campus, pero al salir todo estudiante debe portar el uniforme. Será supervisado en la salida su atuendo y su lazo, y ni se les ocurra quitárselo. Su olor los delata y los policías y supervisores encargados se darán cuenta si lo hacen.-
Los estudiantes jadearon e incluso los que antes aplaudían ahora estaban asustados de esta faceta de su supuesto protector. Malik no aguantó más y se levantó de su asiento.- ¡Qué demonios! – Todos los estudiantes giraron a verlo - ¡¿Cuál es la diferencia de una prisión, entonces?!
El director volvió a mostrar una sonrisa aunque esta vez no tan feliz como antes, sino más bien calculadora – Les prometí a sus padres y tutores legales protección, y no puedo dársela si se pierden de mi rango de visión.- De repente señaló a Malik – Además, ¿Por qué te levantas y hablas sin haber tenido permiso? Esa no es una actitud omega –
Malik abrió los ojos y tuvo ganas de salir corriendo a partirle la cara a ese engreído pero se detuvo por la mano de Ryo que lo agarró firme y negó con la cara para que se calmara. Él se sentó y cruzó los brazos aun molesto.
De repente el director sonrió de nuevo como si nada hubiese pasado – Puedo tolerar que no lo usen durante las clases pero no olviden llevarlo al salir. No habrá salidas si no lo hacen.- En eso un estudiante a la tercera fila levantó su mano, pidiendo permiso para hablar.- Así es que se debe hacer, ahora dime cuál es tu pregunta.
-¿Significa que no podemos encontrarnos con alfas, en absoluto? – Dice uno de los tantos chicos osados.
-Oh pero por supuesto que no me refiero a eso. Es más, eso va con su naturaleza. Solo les aseguramos protección, eso es todo. Pueden encontrarse con ellos. Pero si algo va mal, den aviso- Dice el alfa al escuchar una pregunta inteligente.
Joey chasquea la lengua en disgusto. Habían muchos tipos de omega en el instituto, pero el tipo que odiaba son esos que están dispuesto a met´rsele por los ojos a un alfa por dinero, comodidad, posición o simple calentura al ver un alfa guapo.
Estúpidos tipos sinvergüenzas.
-Muy bien, ¿qué les parece si ahora hablamos de las clases?
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En otro lado del mundo, más concretamente en Egipto un chico, no muy alto para ser alfa, estaba terminando un reporte para entregarlo a su tutor privado. Aunque su cara estoica no lo dijera él estaba muy emocionado para terminarlo. Según lo que dijo su padre en cuanto terminara éste último trabajo oficialmente terminaba sus estudios en casa y podía aceptar la oferta de sus primos de ir vivir con ellos en Japón.
-Por tu edad tendrás que asistir a la preparatoria. Así son las reglas educativas en Japón – Le advirtió su padre el día anterior.
-No te preocupes, padre. Además la idea de asistir a una escuela me gusta.
Su primo Seto Kaiba era propietario de la empresa con la mayor franquicia de juegos en el mundo, incluso los más desactualizados en el tema han escuchado de un famoso adolescente alfa que consiguió su propia fortuna solo desde muy joven y fue avanzando en los negocios hasta conseguir sucursales en todos los países importantes del mundo. Aunque eso es lo que dejaba ver a la luz pública. Él realmente ubicaba las sucursales en ciudades con personas de confianza, y uno de esas era Egipto a cargo de su tío y primo, Atem.
Aunque Atem estudió en casa, donde se le enseñó a ser un caballero, habilidades sociales y el mundo de los negocios, realmente él quería conocer más del mundo; así que gustoso dijo que si a la petición de Kaiba de ir a Japón.
Según escuchó las clases comenzaban ese día y no podía esperar a conocer ese país.
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Malik salió furioso del aula cuando acabaron las clases. Es que no era para menos. ¿Cómo incluso pensó que todo saldría bien cuando el maestro a cargo de la clase “Sumisión omega” entró?
Fue una hora entera de palabrerías sobre la obediencia, la actitud correcta, el buen comportamiento. Todas cosas que ya le habían hablado antes en secundaria en la que cursaba pero de un nivel más acrecentado. Mucho más.
Realmente se debería dar golpecitos en el hombro orgulloso de haber soportado estar allí hasta el final.
Los cuatro fueron divididos entre las clases de primer año ya que todos tenían 16. Ryo fue a la clase 1-A, Joey y Yugi a la 1-B, y él a la 1-C. Ya era la finalización del primer dia y no lo aguantaba, era angustiante. Las matemáticas que estaba dando las había dado cuando estaba en segundo de secundaria, y ellos ya estaban en preparatoria. Además de la inclusión de cursos como del que acababa de salir.
Antes de seguir maldiciendo en su mente pudo ver a Joey y Yugi que se acercaban a él luego de salir de su propio salón de clases, y Joey no se notaba más feliz que él, incluso Yugi con su pequeña carita de ángel se veía molesto.
Malik se les acercó y suspiró.- ¿Qué les pasó? -
-Esa maldita clase de biología. Eso es lo que pasa.- Responde Yugi cruzando los brazos. Malik se sorprendió un poco por el lenguaje de Yugi ya que no suele usarlo, al parecer por su mirada se dio a entender puesto que Yugi se sonrojó y se disculpó en voz baja. Joey negó aun molesto.
-No, Yugi. Dile asi. Maldita clase –
-Tengo una leve idea, pero ¿De qué les hablaron? – Dice Malik caminando al frente para que los dos lo siguieran y dejaran de estar en el medio del pasillo.
-Pensé que sería una introducción sencilla a la clase y temas de los que todos olvidaríamos luego de exámenes. Ya sabes, ese tipo de cosas – Malik asiente en respuesta a Joey – Pero en lugar de eso, luego de la introducción nos hablaron de dos cosas: Trabajos y bebés.
-¿Trabajos?
-Si, maldición. Cada vez que recuerdo me encabrona – Dice Joey demostrando en su cara lo que decía. Se apoyaron en la ventana en frente del salón 1-A, esperando a Ryo, que parecía que aun su maestro estaba terminando de hablar. Joey continuó.- Nos hablaron de que en la rama de biología muy pocos trabajos se ajustaban a los omegas: Enfermeros era lo más recomendable y quizás en el área de primeros auxilios por el aura omega o algo así. El punto es que nos dejaron claro que los pacientes no confiarían su vida en un doctor omega. Y que nos darían lo básico de biología para simplemente no ser ignorantes.
-¡¿Qué demonios?! – Ya Malik entendió la cara que hacía Joey.- De donde yo vengo no es así. Diablos.
-¿Cómo es? – Pregunto Yugi.
-Es la misma educación para todos y, aparte de los puestos más demandantes y autoritarios, todos tienen derecho a la misma educación. Aunque claro por la naturaleza omega es normal que sean trabajos no tan demandantes, pero es por decisión propia no porque sea negado.
Los tres se quedaron en silencio por un tiempo teniendo sus propios pensamientos al respecto. Cuando de la nada se escucha un susurro de Yugi
-Estoy seguro que mi vida es más útil que ser simplemente el mantenido de un alfa.- Sus dos amigos asintieron de acuerdo.
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En ese momento un chico castaño y alto salía de la escuela hacia su limosina para dirigirse a su empresa. Todos se apartaban al verlo pasar, aunque eso poco le importaba. De repente otro chico llega donde él abrazando sus hombros con un brazo.
Algunos se asustaron al ver al grandioso millonario Seto Kaiba junto al delincuente Marik tan juntos, pensando que habría una pelea. Aunque pocos sabían que en realidad ellos se conocían de hace tiempo.
Era su primer día de clases en la Preparatoria de Ciudad Domino. Antes asistían las tres clases sociales pero por la última ley ahora solo lo hacen los alfas y betas, para gran desilusión de Marik.
-Hey, sacerdote.- Dice Marik aun apoyado a Seto caminando a la limosina - ¿Me llevarias a mi casa? Por alguna razón mi moto se descompuso esta mañana.-
-Si claro, guardián – Llegaron a la limosina – Entra rápido que debo llegar a la empresa a terminar un papeleo, y te espero ahí a las 4 de la tarde, ¿Entendiste?
-Alto y claro, sacerdote.- Se pone estilo militar de forma burlesca mientras su amigo entraba al vehículo. Antes de él entrar lanza una mirada atemorizante a los que osaban espiarlo.- ¿Algo se les perdió, sabandijas?
Todos inmediatamente negaron y siguieron en lo que hacían. Marik sonrió entrando al auto. Que bien se sentía conquistar donde sea que iba.
-Solo es el primer día y ya te tienen miedo, eh – Dice Seto mientras le da las indicaciones al chofer para luego acomodarse y ver el contenido de su celular.
-Así es como se deben hacer las cosas – Sonríe aunque de repente se desinfla deprimido – Aunque sería mejor si al menos hubiesen omegas. ¿Quién fue el imbécil que decidió llevárselos, ah?
-Quizás así es mejor, yo no tengo que aguantar a tanto omega restregándose a mí y tu podrías dejar de fijarte en el primer trasero lindo que veas.- Dice Seto aun sin mirarlo.
Marik le da una mirada alzando una ceja.- Que hipócrita. Tú también eres alfa, y tú y yo sabemos en lo que todo alfa piensa.
-No tengo tiempo para pensar en eso ahora. Tengo obligaciones y tú también las tienes.