Efectivamente el rubio había pasado varias horas comprando aquello, no comprendía por que, el moreno quería galletas de jengibre, si él tenía en los estantes de su cocina. La tarde ya estaba entrada ya casi oscurecía y por fin el rubio pudo regresar a su departamento, grande fue su sorpresa al entrar.
Su departamento estaba totalmente transformado, la chimenea estaba en su punto, algunas decoraciones navideñas resalaban por la sala de estar junto con algunas luces navideñas, una corona navideña coronaba la mesita de centro, la cual también tenía velas rojas y dos copas acompañadas de una botella de champán ya en el hielo a un lado, caminaba asombrado pudo ver su comedor adornado elegantemente, con velas en el centro, el resto del espacio con bandejas que tenía, galletas, dulces y postres, la mesa decorada con un mantel navideño, juntos en el mismo ado del comedor había platos acompañados de sus cubiertos, estaba claro que era mesa para dos.
Un ligero olor a canela se olía en el aire y se mesclaba con la fina y delicada música navideña de saxofón que apenas era audible, pero que daba un toque de calma al departamento el cual estaba transformado en un ambiente cálido que el rubio podía sentir, la manera en como algunas luces estaban encendidas le daba al lugar una penumbra de misterio. Los colores rojos resaltaban por todo el lugar. Busco a Kiba en la cocina, pudo ver que el castaño había terminado su trabajo, al parecer solo faltaba que el horno indicara que sea lo que fuera que cocinaba estaba listo.
Escucho como la puerta de su baño se habría, pudo ver salir a Kiba el cual estaba un poco diferente de atuendo, el moreno vestía un pantalón negro con un suéter blanco, un saco café, una bufanda y su gorro navideño, se había quitado aquella barba artificial que tanto divirtió a Naruto.
-Naruto regresaste-
-Kiba ¿tu hiciste todo esto?- El chico seguía contemplando todos los detalles y lo bien organizado que estaba ahora su departamento, incluso todo su desorden ahora ya no existía.
-¿Te gusta?- En el fondo el castaño esparva que su amigo no se molestara por tomarse esas libertades, pero esto era apenas e segundo paso de sus planes.
-Si mucho- Otra tierna y sincera sonrisa se formó en Naruto. Caminaron hasta la chimenea, en medio de aquel ambiente.
-Te miras con frio- Kiba abrió sus brazos y atrapo al rubio en un tierno y cálido abrazo, la escena no podía ser más perfecta, el rubio incluso serró sus ojos, sentía el calor del fuego de la chimenea.
-Kiba- Apenas pudo pronunciar, en verdad que la emoción invadió su cuerpo.
El rubio escuchaba la música, recargo su mentón en el hombro del castaño, sentía también el calor de Kiba, como este invadía su pecho y comenzaba a elevar su temperatura corporal.
-Bien Naruto, prepárate, cámbiate, saldremos a dar un paseo- El castaño deshizo el abrazo.
-Con esta frio ¿Dónde iremos?-
-Ya lo veras-
Así lo hizo se metió al baño para alistarse decidió vestir un poco más informal que Kiba, pero aun así se veía fenomenal, con su pantalón naranja, suéter blanco y abrigo negro, por su parte Kiba terminaba los últimos preparativos de lo que parcia una exquisita cena navideña.
-Estoy listo-Por fin salió el rubio, para dirigirse al moreno.
-Bien vayámonos-
Ambos chicos se dirigieron al auto de Kiba, y tomaron rumbo, las calles de la ciudad de Londres estaban bacías, muy pocas personas se podían apreciar a través de las ventanas, la nieve había reducido su intensidad, para ahora caer de forma más calmada.
Llegaron hasta una plaza de un gran parque que el rubio conocía bien, caminaron hasta el centro de aquel parque, y ahí estaba un enorme árbol navideño, al que al parecer no había encendió, justo al lado un pequeño escenario en donde de se presentaría un grupo y una pequeña cantidad de personas, principalmente parejas que se cubrían del frio con un abrazo.
-¿Qué es esto Kiba?-
-Es el encendido del árbol navideño de este parque ¿Nunca habías venido?-
-No, por lo general duermo todo el día y toda la noche en estas fechas-
-Bueno pues este año, presenciaras dicho acto- El moreno sonrió ampliamente.
Rondaba casi la media noche, pronto comenzaría el encendido, era cuestión de tiempo. Kiba y Naruto conversaban, pero el clima comenzó poco a poco a empeorar, la nieve caía más y más. Cosa que el rubio reciento, este estaba temblando por completo de frio.
-Tienes frio ¿Naruto?-
-Sí, bastante- El pequeño rubio apenas pudo asentir.
-Tengo una idea para calentarnos-
Sin más el moreno extendió sus bazos por la cintura del rubio y los junto a ambos en un cálido abrazo, coloco su barbilla sobre el hombro del rubio. El rubio no pudo ni objetar, en verdad disfrutaba del contacto con Kiba. Justo en ese momento, el anfitrión del evento anunciaba por el micrófono la cuenta regresiva para encender el árbol.
-5, 4, 3, 2, 1- Termino con su cuenta regresiva.
Un enorme árbol de navidad cobro vida, cada rama, cada rincón estaban perfectamente decorada e iluminada, aquellos adornos navideños tan lindos. Kiba se aferró más a su abrazo, justo en ese momento, el cielo se vio iluminado por el primer fuego artificial, seguido de otro y otro, que estaban sincronizados con la tierna melodía navideña que era interpretada en vivo por un grupo, y al compás de la nieve.
Naruto vea aquellos fuegos artificiales que se reflejaban en sus bellos ojos azules, escuchaba la música, veía de reojo aquel imponente árbol. Simplemente estaba maravillado, sentía como su piel se enchinaba, al sentir la presencia de Kib aquellos se volvía éxtasis puro, nunca se imaginó que aquello podía pasar, tenía al chico del que estaba enamorado, abrazándole en medio de aquel escenario. Aquello era algo nuevo para el rubio, no tenía nada conque comparar la emoción que sentía en ese momento, pero sabía no necesitaba hacerlo, simplemente se dedicó a disfrutar de aquel momento.
-Naruto Eres muy especial para mi- Kiba susurro aquello en el oído del rubio.
El mundo de Naruto se detuvo, sintió como aquella sensación que la gente llama “mariposas en el estómago” se apoderaba de él, su corazón latía abruptamente, por un momento penso que era un seño, pero no lo era.
-¿Es verdad Kiba?- Por fin pudo formular palabra.
-Es una juramento navideño, Naruto- Kiba estaba aún más nervios tenía planeado decírselo al rubio en la cena, pero no pudo resistir ni un minuto más.
El rubio deshizo el abrazo, para voltearse y mirar directamente a los ojos al castaño, y poder mirar como aquellos pequeños copos de nieve pasaban entre ellos dos.
-Kiba- No dijo mas, simplemente abrazo al castaño, y deposito su rostro en el pecho del moreno, para sentir como los brazos de Kiba lo rodeaban.
-Vamos a casa, la noche aun es joven- El moreno comenzó su andar sin desatar el abrazo, mientras los últimos fuegos artificiales iluminaban el cielo.