Dormir, despertar, comer, despedirse y salir a trabajar. Dormir, despertar, comer, despedirse y salir a trabajar una rutina que se repite, sabía que estaba cansado, pero aun así para él su trabajo era más importante que descansar, al igual que su pareja, Luffy era más importante que cualquier cosa.
Recordaba sus primeros años con Luffy, los momentos en los que estaban juntos todo el tiempo parecían haber quedado muy lejos. “Solo un año más” se repetía cada vez que sus raros momentos junto a Luffy se veían interrumpidos, el trabajo era duro, como interno las horas de trabajo eran agobiantes, mas algunas horas extra que debía cumplir a veces.
Esperaba ansioso el día en que se graduaría como anestesiólogo, sería el segundo día más feliz de su vida. El primero había sido cuando se casó con Luffy. Tenía planes para después de graduarse, conseguiría un cargo en el que deba trabajar menos horas y así pasar más tiempo en casa, junto a Luffy. Amaba su trabajo, no podía negarlo, pero el quitarle tiempo con la persona que amaba era algo que no podía ignorar, quería estar junto a Luffy.
Había días que no podía volver a casa, debía quedarse en un apartamento cercano que la familia de Luffy rento para él, les debía mucho, siempre habían sido tan amables, comprensivos, e incluso le habían dado ocasionalmente uno que otro consejo para que mejorase su relación con Luffy. Debía admitir que había sido difícil ganar la confianza de Ace el hermano mayor de Luffy, recordaba como con ayuda de Sabo, el otro hermano de Luffy, solía despistarlo para que él pudiera verse con Luffy.
En ese momento le pareció extraño, porque cuando los hermanos de Luffy regresaron del extranjero él y Luffy estaban comprometidos. Poco después escucho las historias de los tres hermanos, siempre protegiéndose uno al otro, siempre ayudándose, siempre juntos. Entendió el porque Ace era tan sobre protector, pero nunca escucho la parte de Luffy, él no quería contar esa historia.
Ganarse al resto de la familia fue más sencillo, el padre de Luffy solo le pido (amenazo) que después de casados Luffy no cambiaría su apellido, además de que los hijos que podrían llegar a tener tendrían que tener el apellido Monkey D., Zoro no podía negarse (se podía llamar secuestro a la forma como Dragon invito a Zoro a hablar). El abuelo de Luffy fue la primera persona que apoyo la relación, recordaba cómo después de la boda lo reto a una competencia de ¿Quién puede beber más?, termino en empate, ya que se habían acabado todas las bebidas.
La única persona con la que podía hablar normalmente, sin que le insultaran (Ace), lo secuestraran (Dragon) o lo llevaran al hospital por exceso de bebidas alcohólicas (Garp), era Sabo. La segunda persona que acepto su relación, quien le mostro apoyo durante los meses de preparación de la boda, fue un gran apoyo, no solo con Ace, le habia ayudado a escapar de las charlas (torturas) de Dragon, las competiciones (que se realizaban en cualquier momento o lugar) de Garp, le había ayudado a comprender la razón de muchas otras cosas con respecto a Luffy. Cosas que prefería olvidar.
Viernes por la noche, momento de salir a divertirse con los amigos o pareja, pero para él significaba un turno hasta las 01:00am y luego 4 horas de sueño para luego regresar al trabajo. El que el día siguiente fuera sábado no le agradaba para nada, debía trabajar hasta cerca de medio día, para luego pasar un par de horas más para la actividad académica, llegando a casa cansado.
Lo único que lo reconfortaba era el pensar en volver a ver a Luffy, su único punto de apoyo, verlo era lo que le daba energías para seguir, para levantarse cada mañana y seguir trabajando. Para él Luffy es su razón para vivir.
Una noche larga, pocas horas de sueño, y una mañana que parecía ser eterna, pero que termino. Se sentía agotado solo quería ir a casa a descansar, pero aun debía quedarse para las actividades académicas. El tiempo pasó rápido. En cuanto recupero conciencia de sus actos se encontraba en su automóvil, se encontraba perdido en las calles de la enorme ciudad en donde vivía, empezó a irritarse, sabía muy bien que eso no ayudaba en nada, pero no podía evitarlo. El cansancio físico y la falta de sueño, podía hacer que cualquier persona se enojara.
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La mañana había pasado rápidamente para Luffy, que después de saludar a Ussop lo ayudo en el jardín. Debía admitir que el jardín se veía mucho mejor en los pocos días que Ussop llevaba trabajando, además que era divertido pasar tiempo con alguien, aunque la mayoría de veces causara accidentes.
A Ussop le gustaba su trabajo, no pensó que su primer trabajo sería tan divertido, entendió casi de inmediato el porque antes el jardín solo era arbustos (sin podar), arboles (era imposible saber cómo sobrevivieron) y pasto (parcialmente cortado y seco) Luffy era increíblemente malo con la jardinería. No importaba que clase de trabajo le diera, era indudable que acabaría en un accidente.
Ese día le había pedido que podase uno de los arbustos, y que le diera una forma cuadrada, aunque Luffy lo intento termino cortando más de lo necesario. El arbusto quedo con unas cuantas ramas aun en pie, no se lo podría llamar más arbusto. Por otro lado, no podía quejarse de la comida, era deliciosa. Además de que el lugar era tranquilo, talvez muy tranquilo, parecía un vecindario abandonado. Empezaba a preguntarse porque.
Luego de terminar su trabajo se marchó, debía admitir que el horario de trabajo le resultaba bueno, después de todo terminaba a las 15:00pm.
Usualmente Zoro llegaba cerca de las 17:00pm, durante esas dos horas Luffy no sabía exactamente que se sentía peor, la soledad o la culpa. Pero ese día no pasaron más de unos minutos desde que Ussop se marchara hasta que tocaran la puerta. Pensando que talvez Ussop había vuelto corrió a la puerta, en cuanto la abrió quedo sorprendido pero feliz, abrazo a la persona de negros cabellos y piel morena, le hacía muy feliz el volver a verla.
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Más de una hora perdido por las calles, podría enojar a cualquiera, en especial cuando te sucede siempre, en cuanto llegaba a casa lo único que quería era abrazar a Luffy, pero cuando entro se llevó una sorpresa. Podía escuchar dos voces, una era de Luffy y la otra… trataba de recordar de quien podría ser esa voz. En cuanto se asomó a la sala, donde se encontraban Luffy y la otra persona, lo primero que sintió fue sorpresa, no esperaba ver a esa persona ahí.
- ¡Zoro!- Luffy se encontraba feliz, su marido había llegado justo a tiempo, aunque se había preocupado hasta hace poco- que bueno que llegaste- con una sonrisa miro a quien lo acompañaba- acaba de llegar hoy ¿no es fantástico?
- Si lo es, hace mucho que no te veíamos- extendió su mano para saludar a la persona, se encontraba feliz y tranquilo, ahora Luffy tendría alguien con quien hablar- nos alegra que volvieras Robin.
- A mí también me alegra volver, Zoro- correspondiendo al saludo de Zoro sonrió, lo que hiso que Luffy se levantara animado.
- Ahora que Zoro está en casa, y para festejar que Robin regreso tendremos un banquete- extremadamente feliz se dirigió a la cocina, estaba decidido, prepararía el banquete más grande y delicioso que jamás se haya visto.
- Parece que Luffy no cambio- mirando como Luffy se dirigía a la cocina realmente energético sonrió- sigue tan energético como antes.
- Es cierto, Luffy continúa siendo Luffy- tomando asiento en uno de los sillones contiguos continuo hablando con Robin.
Robín era su vecina de enfrente, mayormente se encontraba viajando a otras ciudades o países, por lo que no solía quedarse mucho tiempo. Pero al ser su vecina Luffy intento hablar más con ella, en los días que ella llegaba era invitada a cenar junto con Luffy y Zoro, durante estas cenas se conocieron mucho mejor los tres. Zoro confiaba en Luffy, por lo que no le causaba celos ni desconfianza el que Robin este cerca, confiaba en que nunca lo engañaría.
La comida se encontró lista en muy poco tiempo, como Luffy dijo preparo un banquete, lleno la mesa con diferentes tipos de comida, cada platillo delicioso y bien preparado. Los tres se sentaron en la mesa para comer, mayormente Luffy solía pedirle a Robin que contara sobre sus viajes, a lo cual Robin no se negaba, Zoro solía contar algunas ocurrencias que había tenido en su trabajo.
Antes Luffy solía escuchar atentamente lo que ellos decían y solía reír junto a ellos, pero ahora también tenía algo que contar, las situaciones que vivía cada mañana junto a Ussop. Tenían charlas fluidas que eran amenas y largas, pero en esta ocasión resulto ser aún mejor que las anteriores.
- Robin suele irse después de pocos días, eso no es justo, quisiera que los tres podamos pasar más tiempo juntos- la sinceridad con la que Luffy solía hablar era algo que le alegraba a Robin.
- A mí me gustaría quedarme más tiempo, pero el Sr. Crocodile no podría manejar toda la empresa él solo- con una sonrisa amable en su rostro miro a Luffy- lo lamento.
- No tienes por qué disculparte, lo entendemos- Zoro que siempre escuchaba esa conversación había intentado siempre que Luffy entendiera la razón por la que Robin no podía quedarse- estas muy ocupada con el trabajo, el que te encuentres aquí y ahora con nosotros es más que suficiente.
- ¡Es cierto! Zoro tiene razón, que Robin se encuentre con nosotros nos hace muy felices, perdón por ponerte en una situación incómoda- un poco avergonzado por su queja de antes se disculpó.
- “El estar con ustedes me hace muy feliz”- enserio quería decir eso pero no podía, sabía que no podía, así que solo guardo silencio.
- Eso me recuerda, no te pregunte ¿hasta cuándo te quedaras en la ciudad?- Luffy recordándolo volvió a sonreír, tenía esperanzas con que Robin se haya tomado unas largas vacaciones.
- Hasta el Lunes, mi vuelo sale en la tarde- recuperando una sonrisa amable en su rostro, miro como Luffy se decepcionaba, no era la primera vez, pero no se podía evitar, no podía tomarse unas vacaciones largas a mitad de año.
- ¿Solo hasta el lunes? Entonces contando hoy, solo te quedaras unos tres días- Zoro estaba sorprendido, mayormente cuando Robin llegaba solía quedarse por lo menos una semana, pero ahora era muy poco tiempo.
- Si, en realidad vine por cuestiones de trabajo- miro a Luffy, sabía que el más afectado por la noticia seria él.
- Pero eso significa que Robin pasara todo el día de mañana en el trabajo- sus ojos reflejaban como se sentía, triste.
- Lamentablemente, si- a ella tampoco le gustaba la idea de no pasar tiempo con ellos, pero era correcto- pero espero que mañana volvamos a reunirnos para cenar- esas palabras alegraron de inmediato a Luffy, después de todo desde año nuevo no habían vuelto a ver a Robin, le alegraba pasar tiempo con alguien.
- Por supuesto, mañana preparare la comida más deliciosa para cenar con Robin- con una sonrisa Luffy se levantó decidido, a Zoro le gustaba ver el rostro feliz de Luffy, pero lamentaba que no podría estar mañana en la noche, el trabajo no se lo permitía.
Después de terminar con la cena, Robin se retiró quedando solo Zoro y Luffy, ambos lavaron los platos, aunque Luffy termino lavándolos solo, ya que Zoro se encontraba tan cansado que comenzaba a quedarse dormido mientras secaba los platos limpios. Por lo que Luffy lo mando a dormir. Parecía realmente cansado.
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Ese dia Zoro no se sentía en plena forma, su estómago le dolía, tal vez comió algo en mal estado, pero no podía recordar que, aunque no se sentía bien debía ir al trabajo, no dejaría que eso le afectara, después tomaría algo para el dolor.
Nada mejoro en el trabajo, se sentía peor conforme pasaban las horas, sus visitas al baño habían aumentado, comenzaba a tener vómitos, tomo un par de tabletas para aliviarlo, parecía que habían funcionado, solo por unos minutos, luego volvieron. Después de ver por un par de horas como Zoro sufría con esos dolores, Nami se acercó para hablarle.
- Zoro, no pareces estar bien- estaba preocupada, usualmente Zoro no solía enfermarse- deberías tomar un descanso.
- No puedo- Zoro se sentía cansado, además de deshidratado- agua…-sentándose en una silla cercana susurro demasiado bajo como para que Nami lo escuchara- necesito agua…- aún demasiado bajo, Nami no escuchaba lo que decía, entonces de repente Zoro se levantó- ¡Quiero agua!
Pasaron unos minutos de silencio, Nami se encontraba asombrada, normalmente durante sus peleas ella era la primera en gritar, nunca Zoro fue el primero en gritar. A Zoro le dolía la cabeza, se sentía mareado, sentía un sabor amargo en la boca y comenzaba a tener visión borrosa, no estaba atento a lo que sucedía a su alrededor o lo que decía, el volumen de su voz era lo que menos le importaba, el dolor, las náuseas, la sed, se sentían horribles.
Nami entendió casi de inmediato que Zoro en verdad estaba sufriendo, debía calmarlo, sabía que aunque le dijera que debía tomarse el día libre eso no serviría de nada, Zoro era terco, sin importar que tan mal se sintiera no dejaría el trabajo, era admirable pero a la vez preocupante. Debía intentar hacer algo, sabía que Zoro no le diría sus síntomas así no podía saber que medicamentos darle, quien pensaría que un doctor (que quería ser anestesiólogo) que estaba enfermo no quisiera consultar con un doctor.
De un momento a otro Nami fue empujada a un lado por Zoro, quien se marchó corriendo. Zoro necesitaba dirigirse a algún baño, los mareos aumentaban junto a las ganas de vomitar.
En cuanto salió pudo reconocer que si no bebía algo llegaría a sufrir de deshidratación, con mucho esfuerzo llego a una maquina dispensadora de bebidas, que se encontraba cerca de la sala de espera, mientras tomaba asiento pudo escuchar como un par de enfermeras hablaban.
- ¿Sabías que ayer fue la primera operación del nuevo doctor?
- Si, parece que duro unas ocho horas, dicen que no hubo complicaciones.
- Por esa razón lo llaman genio- suspirando la enfermera continuo- alto, guapo e inteligente, como me gustaría salir con él.
- Sé cómo te sientes, que malo que sea tan frio, nunca se detiene a conversar con ninguna enfermera.
- Es cierto, me pregunto qué clase de chica le gustara al doctor Trafalgar.
Una conversación sin mucho sentido para Zoro, mientras las enfermeras continuaban hablando Zoro se levantó y se fue. Debía regresar al trabajo.
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Un dia completo, fue el tiempo que perdió, debía completar todo sobre su plan de inmediato, desperdiciar un día era lo peor que podría pasarle a Law en ese momento. Todo el día de ayer tuvo que mantenerse en el hospital, operando por ocho horas y luego ocupándose de la supervisión del paciente, no lo tenía planeado, claro que nadie podía planear que ocurriera una emergencia.
Era domingo por lo que planeaba que la persona que trabajaba en la casa de Luffy (Ussop) no se encontrara, sabía que Luffy mantenía la puerta principal abierta, aunque quería verlo en esta ocasión no podía. Debía ser discreto, completar lo que debía hacer lo más rápido y eficiente que pudiera.
Como lo pensó fue fácil entrar a la casa, reconociendo que el lugar que buscaba dentro de la casa era cerca de la cocina debía dirigirse silenciosamente ahí, con la preocupación de encontrar a Luffy dentro de la cocina entro cauteloso, pero no encontró a nadie. La única puerta que encontró ahí era blanca, entro estando seguro que encontraría lo que buscaba dentro.
Solo tardo un par de horas en preparar todo, se encontraba listo, no tenía mucho conocimiento sobre esto, pero estaba seguro que funcionaria, después de todo había investigado durante toda la noche anterior. Salió por la única puerta que se dirigía al exterior, que antes se encontraba cerrada por dentro, pero facilitando su entrada para una próxima vez la abrió. En cuanto salió y cerró la puerta tras de sí escucho una voz detrás de él, en cuanto la escucho volteo, conocía esa voz.
- Esta mañana fui a tu trabajo, me dijeron que no trabajas los sábados y domingos, por lo que me dirigí a la dirección donde actualmente vives, tampoco te encontrabas ahí, pero cuando me estaba por dar por vencida te encontré aquí ¿no te parece curioso que pasara?- con una sonrisa divertida lo miro directamente a los ojos, se encontraban a un par de metro de distancia uno del otro.
- ¿Por qué me buscas?- con el rostro serio miro como la persona frente a él continuaba- Robin.
- Él me envió, te manda saludos, y también pregunta “¿Cómo estas Law?”- aun conservando una sonrisa Robin intentaba encontrar algo sospechoso en Law.
- Dile que estoy bien- comenzó a caminar, acercándose a Robin, su caminar mostraba confianza, parecía como si
- ¿Esa pregunta es de…- con una sonrisa divertida en el rostro- Doflamingo o tuya?- ahora era él quien buscaba una respuesta.