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Tokyo Blues por ritsuka10

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Titulo:  Tormento

Pareja: BangLo

cancicón: tomento Mon Leferte

 

Las gotas de lluvia golpeaban el césped verde brotado en el piso, un hombre de cabellos negros sostenía fuertemente el mango de una sombrilla, la cual lo cubría de la tormenta desatada aunque pasaban de las 2 de la tarde, el Sol no había alcanzado a escapar de las grises nubes, el humo del cigarro sostenido por la mano libre se perdía, el objeto fue llevado nuevamente a esos labios rosas, la garganta absorbió el veneno vuelto humo hasta corroer sus pulmones, la respiración del caballero de mediana edad se volvió errática, su pecho subía y bajaba en total descompás, su elegante traje negro hecho a la medida se comenzó a mojar, la ventisca se levantaba en remolinos a su alrededor, apretó los párpados como si con eso alcanzara a evocar imágenes del pasado, diez  años atrás al instante  donde tomó la decisión más importante de su vida, el segundo donde todo cambio. Una hermosa pelirroja se acercó al sujeto y posó sus dedos sobre el dorso de su mano, lo acarició de manera íntima.

—Voy a volver al auto quizá Sofi se haya despertado por la lluvia.—Deposito un beso en aquellas tensas y mejillas color nieve.—Te quiero y tómate el tiempo que necesites.—La mujer emprendió el camino de vuelta a la camioneta estacionada a unos cuantos metros cuando levanto la mirada se encontró con un desconocido personaje, este la ignoro para continuar su andar.

—Has llegado 10 años tarde.—El caballero de cabellos rubios expresó dejando un ramo de flores sobre la tumba, la lluvia las empapo en cuestión de segundos.—Él ha dejado de llamarte.

El extraño bajo la sombrilla roja apretó fuertemente el mango, sus nudillos se volvieron blancos.



Flashback

La música llegaba a cada rincón de ese anticuado cuarto sobre el techo de una vieja, y desgastada vecindad, una tormenta se libraba a las afueras golpeando los muros, gotas rebeldes alcanzaban a traspasar el delgado techo por lo tanto tenían caídas libres sobre trastes colocados estratégicamente en el piso. Un cuerpo ingresó por la puerta, cubría completamente su rostro con el gorro de su gruesa chaqueta, la desabotono para al final dejarla caer en el piso, al fondo de la habitación un hombre estaba sentado sobre un viejo futon, su mirada se encontraba fija en las gotas golpeando en los cristales rotos de un ventanal se giró para enfrentar al visitante.

JunHong llevaba el cabello rubio, sus dedos recorrieron las hebras doradas sacudiendo rastros de lluvia, un suspiro escapó de sus labios al percatarse de algunas botellas de vino regadas en la vivienda.

 

—¿Para que me quieres? —Le cuestionó con voz dura.—Pensé que la última vez que nos vimos en el metro expresamos todo lo que sentíamos. —El pelinegro evocó una mediana sonrisa para extender la botella, Jun tomó una copa dejada sobre la mesa.—Esta noche será nuestra despedida, no cambiaré de opinión aun cuando me susurres miles de argumentos.

 

Sus dedos se aferraron a la botella para vaciar algo de líquido carmín en el interior de la copa de cristal,  la llevó a sus labios ingiriendo el jugo de uva fermentado, desde que inició una relación con ese sujeto se había acostumbrado a ese sabor, tenía solo 16 años cuando el alcohol ingresó a sus sistema por primera vez, una año más tarde conoció los efectos negativos de ingerir en exceso, su primera borrachera también fue a su lado, como su primer beso, caricia y relación sexual, no solo fue su profesor de piano sino también su maestro en las artes del amor, se obsesionó por el sabor de sus labios, por el aroma desprendido de su varonil cuerpo.

Jun caminó en dirección al hombre para sentarse sobre su regazo, Bang estiró el brazo para colocar sus dedos en esas blancas mejillas que alcanzaban un tono rojo por el contacto.

 

—Luces tan hermoso.—Beso la barbilla.—Continuo bajo el embrujo de tu voz.—Acercó la nariz a su pecho para embriagarse con el olor proveniente de su cuerpo.—¿Como se puede sentir tantas cosas en tan poco tiempo?

 

Ambas bocas se encontraron hambrientamente por degustar el sabor del contrario, la camisa del mayor fue desabotonada para dejar ver un tatuaje cruzando por el pecho, delgados dedos acariciaron los trazos, la falta de aire los obligó a separarse, su miradas se fusionaron en una sola, el mayor sacó la playera por la cabeza de cabellos rubios, quedó hipnotizado por esa blanca piel, como los mismos copos de nieve, poco a poco entraba en calor deshaciéndose a su tacto.

 

YongGuk clavó los dientes en las clavículas dejando marca de los mismos deslizó la lengua hasta los botones rosas, se enrollo en ellos como una serpiente devorando su presa, los chupo como un niño pegado a su biberon.

Jun echó la cabeza hacia atrás y con los labios repitió las letras de la canción entonada en el viejo reproductor de vinilo que él mismo le regalo al mayor en el primer cumpleaños que compartieron, los gemidos intervinieron, sus caderas se pegaron a la entrepierna del mayor aún sobre la ropa las excitaciones se acariciaban, crecían al son de sus ansiosos movimientos.

Jun de un rápido movimiento se coloco de pie, la pelvis estaba a la altura del pelinegro quien observó fijamente como los pantalones de mezclilla se deslizaban por aquellas largas, suaves, efímeras piernas, sus ojos se abrieron al descubrir  trazos negros dibujados, dos personas sostenidas por el cabello, levantó los ojos para admirar dos orbes de color café ¿Estaba a punto de llorar?  ¿Por qué ese tatuaje era dibujado el día de su despedida?

 

imagen tatuaje  

 

YongGuk elevó sus dedos a esa zona bajo el ombligo, delicadamente los acaricio como si se trataran de pétalos formados por frágiles copos caídos en la primera nevada, llevo los labios para besar el dibujo, sacó la lengua para lamer el contorno, humedece aquella piel que se contrae por la atención.

Jun miró el viejo techo, mordió su labio inferior, el calor se acumula en su entrepierna, sus dedos se filtraron por las suaves hebras color petróleo, eran tan suaves, gemidos volvieron a huir entre sus dientes apretados, la boca de su amante había decidido atacar su erguido miembro, enrollaba la lengua en la longitud mientras dedos acariciaban las dos bolsas debajo de su excitación después se dirigieron a sus glúteos para apretarlos, comenzó a mover la cadera hacia adelante para embestir esa boca que lo llevaba al mismo cielo, esa longitud era chupada como si fuera un helado de vainilla derritiéndose una tarde de verano, el movimiento se volvió más agresivo, el placer lo sumergía en las aguas de la locura y terminó llamando al causante de tanta excitación.

 

—Mi vida es un tormento.—YongGuk articuló limpiando sus labios, degustaba embrujado aquel líquido el cual bajaba por su grueso cuello.—Mi vida es un lamento.—Jalo hacia abajo la mano del rubio para obligarlo a caer de espalda sobre la colcha al tenerlo acostado lo giro con un brusco movimiento, Jun estaba boca abajo.—Nadie te puede aguantar como yo, como yo.

Salto encima suyo restregando su erección, aun escondida bajo la ropa, sobre aquellas dos montañas blancas, un nuevo gemido escapó de los labios de Jun, quien ahora mordía el dorso de su mano.

 

—Te gusta, lo sé así que deja de fingir, deja de engañarte.—Beso la nuca, la punta de la lengua vago hasta llegar al hombro, presionó  los dientes para marcarlo como la primera vez.—Cuéntame la verdad, y dime ¿Porqué? ¿Cómo fue que me dejaste de amar?

 

El rubio volvió apretar los dientes, esa noche no diría palabras baratas que vienen en tarjetas de felicitación regaladas un 14 de Febrero, YongGuk fue regando besos por la espalda, estiró la mano para tomar la botella de vino, vacío un poco del líquido en ese arroyo creado por la columna vertebral,  fue absorbiendo cada gota hasta llegar al trasero donde vertió unos cuantos mililitros. Jun se arqueo al percibir la fría sensación, se aferró a las colchas, una lengua ingresaba por su entrada mientras dos manos le abrían  paso, sus muslos también fueron bañados por el vino.

 

Desde la primera vez compartieron aquel lazo una extraña energía los mantenía atraídos, como dos imanes, Jun a sus escasos 16 años descubrió las delicias del sexo salvaje, Bang podría lucir por fuera una angelical sonrisa, palabras sabias, una auténtica aura de un sabio pero dentro de esas cuatros paredes, su instinto, la bestia lujuriosa se desataba perdido el número de veces que le hizo el amor en tan rústica morada, las posiciones del kamasutra no fueron suficientes para satisfacer su primitiva lujuria.

 

—Deja de jugar.—Balbuceo entre gemidos, un hilo de saliva corría entre sus labios abiertos.—Por favor, por favor libéralo de su prisión.—Bang llevó dedos a su pantalón para desabrocharlo, sacó un goteante miembro, lo froto en esa entrada sin introducirlo, lo torturó con la sensación, lo restregó hasta volverlo loco.

 

—Ruega, quiero verte suplicar regalame ese último placer.—Le susurro malévolamente al oído mientras continuaba rozando la entrada con sensuales movimientos, Jun levantaba la cadera ansioso por más contacto. —Pequeño niño caprichoso quiero verte perder la dignidad.—Mordió su hombro desnudo mientras va sacándole los pantalones para dejarlo desnudo.

 

Se volvió sobre el futon para recargar la espalda en la pared, sacó una cajetilla de cigarros de sus pantalones lanzados anteriormente, tomó el tubo de cáncer para colocarlo en sus labios, Jun de reojo miraba la escena aún en cuatro desnudo frente al hombre que estaba en similares circunstancias.

 

— ¿Lo quieres?.—Con la mano libre masturbaba su hombría que se levantaba orgullosa.—Anda ven y súplica por él, será la última vez que lo tengas dentro de ti.—Chasqueo la lengua molesto.—Dices que es la última pero yo presiento que volverás.

 

Jun se giró para gatear hasta poner sus sus manos encima de ese moreno pecho que bajaba y subía frenéticamente, acercó sus labios mordiendo la barbilla donde una línea de barba daba inicio, el hombre también usaba un singular bigote nacido en las orillas encima de los labios, la juguetona lengua los lamió.

Bang tenía el cigarro en la mano derecha dejó caer un poco de ceniza en el sucio suelo para volver a llevar el objeto a su boca, absorbió el humo hasta que llegara a sus pulmones donde lo contuvo hasta dejarlo escapar sobre el rostro blanco de su ex-alumno de piano, su ex compañero de juegos, su ex amigo, su ahora ex amante-

YongGuk Bang era un bohemio nacido para vagar por el mundo tocando instrumentos en algunas estaciones de metros, probando en trabajos temporales para tener un poco de dinero y pagar la renta, los fines de semana los pasaba con amigos hablando de arte, música, teatro, excentricidades que solo un artista aspira tener.

 

—Por favor hyung.—Le dijo en falsa tono de súplica, simulando un absurdo puchero.—Lo necesitas más tú que yo.—Tomo el miembro para dirigirlo a su entrada donde lo fue introduciendo despacio, cuando alcanzó acomodarse posó las manos sobre el abdomen del mayor y dio inicio movimientos verticales, subía y bajaba por esa longitud.— Hyung tu ”pene” me está frotando, roza mi interior ¡Ah! ¡Ah! ¡Hyung tu miembro crece tanto que acaricia mis entrañas!—Acercó su rostro para absorber el humo una vez más escapando de esa boca.—La punta llega hasta mi vientre ¿Quieres llenarme con tu leche? —Le cuestiono sensualmente lamiendo su barbilla.—¿Quieres correrte dentro de mi? ¿Quieres que pase días enteros con tu semilla en mis entrañas? —Las facciones del menor se contrajeron.— ¿Quieres que te de un hijo? —Una de sus manos fue a esa boca para apretarla.—¿Deseas que sea tu esposa? —JunHong se auto penetraba con aquella erección creciendo por las embestidas.

 

La ira se apoderó en el cuerpo del hombre seis años mayor quien lanzó el cigarrillo a una esquina, tomó el blanco cuerpo para colocarlo en cuatro, lo sujetó por la cadera, lo embistió con fuerza, JunHong rasgó las sábanas con sus uñas, siempre le gustó de esa manera, agresivo, eróticamente violento, Bang despertaba oscuros deseos en su alma, lo volvía otra persona, en un asqueroso adicto al sexo, aumentó el volumen de sus gemidos que ahora eran acompañados por una gruesa voz.

El personaje de morena piel penetraba con fuerza la figura blanca que sufría de distintos espasmos colapsado su espalda, sus rodillas parecían ser doblegadas por la potencia puesta, el frenético viven lo supero por lo tanto cayó de estómago sobre la colcha cuando que ese miembro salió de cuerpo se giró, ahora se miraban de frente, Bang tomó una de las piernas para colocarlas sobre su hombro y volvió a penetrarlo, Jun elevo los brazos como si deseara tocar el techo donde una gota cayó golpeando su mejilla.

Si ese hombre introduciendose en su cuerpo no existiera su vida sería más sencilla, no era homosexual, simplemente sentía una terrible atracción por ser devorado por ese personaje, que ahora destrozaba sus labios, se mordieron con desesperación, clavo las uñas en esa espalda hasta causar una herida sobre el tatuaje en el omoplato del pelinegro.

 

—Aún te amo, mas que ayer, ven y cuéntame  la verdad, ten un poco de piedad y dime porque, ¿Como fue que me dejaste de amar? —Le cuestiono lamiendo la comisura de sus labios contrariado por los sentimientos saliendo a flote, se introducía en el interior hasta el fondo para tocar ese punto que volvía loco al menor.—¿Como fue que me dejaste de amar? yo aún podía soportar tu falta de querer.

 

Dos figuras se entregaron al vaivén de sus cuerpos complementando perfectamente, sus lenguas se fusionaron, se volvieron a entregar a la pasión, absorbieron la esencia del contrario en un beso el cual deseaban durará toda la eternidad, contuviera todos los minutos del reloj, sus mentes drogadas por el placer olvidaron la lista de perjuicios postrados a sus pies.

Un niño rico acostumbrado a los lujos, un hombre enamorado de la vida sin un peso en el bolsillo, 6 años de diferencia en un momento importante, el mayor con experiencia en las espaldas mientras el menor con deseos por cumplir con la inocencia dibujada en sus ojos, Bang lo abrazo por la cadera, Jun rodea con las piernas su cintura, llegaron al orgasmo aferrándose como un náufrago al último salvavidas, bañados de sudor, sus miradas se encontraron, se fusionaron en un lazo invisible y eterno, los muslos de ambos mojados por un líquido blanco.

Bang se dejó caer de espaldas con el chico rubio en sus brazos, continuaba en su interior sin deseos de salirse, lo apretó fuertemente como si esa figura se fuera a desvanecer como la espuma del mar.

 

—Mi amor fue, es sincero, te quise de verdad a pesar de tu silencio.—Habló en tono nostálgico acomodando uno de los cabellos rebeldes color trigo detrás de la oreja.— Nadie más te amará como yo te pude amar.

 

Nuevamente JunHong apretó los labios si las palabras escapaban de su boca el sujeto descubriría la verdad, aquella que desde el día donde descubrió el significado de esa mágica palabra se juró no decirla en voz alta, lo volvió a besar para nuevamente invitarlo hacerle el amor, la pareja se entregó al calor de placer hasta la madrugada.

La tormenta continuaba fuera de esa vieja habitación, de ese antiguo sitio llamado hogar. El cansancio los invito a caer en los brazos de Morfeo pero JunHong despertó jalando su ropa, se la puso en silencio, con la luz apagada debido al corto causado por la lluvia, se sentó en el borde de ese viejo futon volvió su mirada al hombre dormido, estiro su brazo para acariciar los labios, sus dedos se vieron apresados por una mano, el rubio se puso de pie amenazando con irse, entonces el bohemio se incorporó para sujetarlo por la cintura.

 

—Nadie más te amará como yo te pude amar.—Le gritó escondiendo el rostro en su abdomen donde el lujoso tatuaje sobresalía.—Nadie más te puede aguantar como yo, como yo.

 

—No me grites por favor hueles a licor.—El rubio contesto apretando las manos formadas en un puño.— De mi cuerpo yo quisiera borrar tus besos, fue todo un error, lo nuestro fue un romance sin dinero.—Llevó los ojos nuevamente al cielo, unos labios besaban ese tatuaje.— Tu sexo es tan poético como tus celos pero no pienso quedarme.— Su rostro se contrajo, su mirada se volvió vidriosa.— No quiero perder a mi Familia, mi estatus, no puedo dejarlo todo por ti, no soy como tu, no soy gay.— Apretó los párpados para imposibilitar el escape de ¿Lágrimas? —No te amo.

 

YongGuk se aferró a esa cintura, a esas marcas negras, mentía, en lo más profundo sabía la verdad, se complementaban, sus almas estaban afinadas porque los astros así lo predestinaron, ese tatuaje fue la máxima representación de su amor, uno enfermo, tambaleante pero verdadero, puro y sincero, el mayor comprendía el miedo habitando en el cuerpo del rubio cuando sus padres descubrieron el romance lo amenazaron con quitarle todo, dejarlo en la calle, sin Familia, sin apellido y sin amigos, si ambos se mantenían unidos lograrían salir adelante, él se partiría el lomo para darle todo los lujos a los que estaba acostumbrados, sería su esclavo, un perro siendo fiel a su amo, solo debía quedarse a su lado.

 

JunHong reunió todas las fuerzas en su cuerpo para alejarse de ese hombre quien lo dejó libre segundos después, corrió hacia la puerta sin mirar hacia atrás porque si lo hacía nunca podría escapar de esa enferma cárcel, él era un niño normal si se encontraba lejos del hechizo de ese brujo, corrió por las calles lluviosas felicitándose por su valentía, su vida era más sencilla sin ese lastre a sus pies.

 

Fin flashback

 

—Minutos después que lo dejaste tomó las llaves de la motocicleta, apretó el acelerador al fondo para alcanzarte.—El sujeto de cabellos rubios explicaba tranquilamente cubriéndose de la lluvia bajo una sombrilla verde.—Creía que si llegaba al aeropuerto tú desistirías de la idea, sería como el final de una novela rosa y por fin aceptarías que lo amabas.—Se detuvo para limpiar las lágrimas derramadas por su rostro.—La calles estaban mojadas por lo cual derrapó en una curva, su cuerpo salió volando y giro sobre el pavimento.—HimChan miró hacia arriba para que el llanto desapareciera.— Agonizo por tres largos días en un pobre Hospital, en sus momentos de lucidez te llamaba por sus labios escapaba solo tu nombre, rogaba porque volvieras hasta que entendió que nunca regresarías por él y murió.—Se dio media vuelta para volver por el camino no quería ms cruzar palabras con ese chico.

 

La sombrilla roja cayó al piso mientras el hombre de piel blanca miraba hacia al cielo como hace diez años trataba de camuflar las lágrimas con las gotas de lluvia golpeando sus mejillas.

 

Se dice que si repites mil veces una mentira se convierte en verdad por ello JunHong todas las mañanas se repetía sobre el espejo la misma mantra “No lo quiero, no lo extraño, no fue un error dejarlo.” ahora todo ese discurso se simplificó en una sola frase formada por cuatro palabras “No duele su muerte.” pero como a los niños pequeños la mente de Jun no reconocía la primera palabra, su significado perdió el valor con el paso del tiempo,  se dejó caer de rodillas para comenzar a gritar todo la agonía acumulada por diez largos años.

 

“Mi vida es un tormento, mi vida es un lamento.Nadie más te amará como te pude amar, nadie más te puede aguantar como yo, como yo. ”

  

 

 

Notas finales:

espero les guste este pequeño regalo, espero lo disfruten


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