Yuri sintió como sus ojos se cristalizaban al notar como Victor parecía cada vez más apagado, en varios videos salía sonriendo mientras estaba en la pista o cuando lo llevaba en los brazos, pero la felicidad era rápidamente opacada por alguien que le quitaba al pequeño niño de entre los brazos.
—No he estado en brazos de Victor ni 10 minutos seguidos, nadie me deja con el, ni menos con Yuuri, que demonios les pasa.
El rubio se veía y sentía un poco molesto ante todo lo que estaba pasando, ante como su abuelo, su padre y la que él conocía como su madre, parecía desplazar a Victor y a Yuuri, quienes aun eran un par de niños.
—Ellos aún eran pequeños, pero no tenían lugar en esa casa. —Otabek apretó a Yuri contra su cuerpo, recordando a JJ y como había vivido siendo su medio hermano, como él mismo había actuado como su padre muchas veces, desplazándolo y no dándole el lugar que su hermano se merecía.
Yuri se vio a si mismo jugando por la casa, aprendiendo a caminar, tocando la nieve, nadando o incluso en el mar, pero siempre lejos de Victor, como si su relación quemara o fuese de alguna manera dañina para ambos, el primer día de jardín de niños llego, Victor estaba en la puerta con el pequeño entre los brazos, logrando que un par de imágenes aparecieran en los recuerdos del rubio.
—Cambia…
—¿Yura?
—Adelántalo, yo recuerdo que pasó, ellos molestaban a mi madre, decían cosas de que mi padre no la amaba, ya que no estaban casados, ya que yo era un bastardo.
—Yura…
—Ese recuerdo no estaba bien, yo pensé, siempre recordé esas palabras como que ellos hablaban de mi madre, pero sus burlas, todo eso iba dirigido a Victor, ahora lo entiendo, yo solo acomodé mis recuerdos a lo que siempre pensé que era mi realidad.
Otabek se quedó en silencio, encontrándose con un nuevo vídeo, el tercer cumpleaños de Yuri.
Los globos y largas mesas de bocadillos eran el panorama, mientras que un pequeño Yuri corría mientras llevaba en sus manos varios juguetes, desde balones, hasta peluches, los cuales acomodaba sobre una manta de jardín.
La voz de Nikolai se escuchaba en el fondo. —¿para que llevas tanta cosa mi pequeño?
—Pada jugad con mis amiguitos.
—Eres un niño bueno mi pequeño Yura, voy a ir adentro, no te acerques a la mesa.
La cámara quedó enfocando el interior de la casa, cuando a lo lejos, en el fondo se podía escuchar las voces de los adultos.
—Les dije que nadie vendría, debemos cambiar al niño de pre escolar, no se dan cuenta.
—Esto no tiene que ver con el lugar donde este, esto tiene que ver con nosotros, ya es bastante raro que el niño tenga dos madres, Victor es un omega, que no ha sido marcado y no está enlazado a pesar de conocer a su pareja, es por eso que nadie se acerca a mi hijo, es por culpa de este ser que todos lo tratan diferente.
—Hijo, basta…—Nikolai buscaba calmar los ánimos, mientras la silueta de los jóvenes se divisaba por medio de las cortinas.
—Te prohíbo referirte así a mi omega. —Yuuri sacaba las garras como un alfa, su cuerpo era más grande que en los primeros videos, habían pasado 3 años, en los cuales su parte alfa había tomado lugar, haciéndolo más alto e incluso más fuerte que otro alfa. —Si estamos en esta situación y Yuri existe es solo por tu incompetencia como alfa, atacaste a un joven, dañaste a un menor de edad, solo por poder controlar lo que te cuelga entre las piernas, defraudaste a tu familia y a la que sería realmente tu omega.
La pelea había tomado un tono mucho más fuerte, ambos alfas estaban a la defensiva, hasta que el llanto del niño llego desde fuera, obligándolos a salir de la casa.
—Yurio hijo. —Victor había querido tomar a su hijo, pero este simplemente había corrido a los brazos de la rubia mujer, quien lo había recibido mirando con tristeza a Victor.
—Mis amigos no vendan poque soy dado.
—No eres raro amor, Yurio, eres el niño más inteligente y bello del mundo. —Victor había levantado la mano en dirección a la mejilla de su hijo, buscando quitar esas lágrimas que marcaban su pequeño rostro, pero el menor simplemente se alejó, acurrucándose contra el pecho de la mujer.
—No mi gusta ese nombe, yo no soy Yudio. — Victor sintió que el pecho se le apretaba, su hijo lo estaba rechazando. —Me gustadia que solo Yullia fueda mi mamá, pada tened muchos amigos.
Victor se llevó las manos a la boca, a pesar de que minutos antes parecía que se armaría una pelea de aquellas, ahora todo el ambiente estaba lúgubre y lleno de tristeza.
La cámara fue levantada y la escena se pierde, cuando un profundo sollozo era escuchado en el fondo.
El video que tanto había deseado Yuri ver, estaba terminado.
El rubio se llevó las manos al pecho, mientras Otabek lo pegaba a su pecho, podía sentir como el aire simplemente se había quedado fuera de su cuerpo y como sus pulmones no recibían oxígeno, podía sentir como el latir de su corazón aumentaba poco a poco y como el nudo en su garganta se volvía un poco más grande.
—Yura, mírame…—Otabek había tomado la barbilla del rubio, obligándolo a encontrarse con su mirada. — Yura eras un niño.
—Otabek…yo lo odiaba. — las lágrimas corrían cuan caudal por las pálidas mejillas del ruso. —Lo odiaba por no amarme, lo odiaba por abandonarme, lo odiaba por no estar a mi lado como una madre debe.
—Yura…—el rubio apretó la chaqueta con sus puños, esperando sacar fuerzas para poder decir algo, para encontrar alguna razón en su interior que lo liberara de la culpa que estaba sintiendo, pero en el fondo ambos jóvenes sabían que eso no era verdad, ambos jóvenes sabían que ahora la verdad, la realidad era muy diferente.
—Victor me amaba, él solo, solo quería…
—Solo te dio lo que pediste, una vida normal, alejado de él, te dio el regalo más preciado en ese instante, una vida sin su presencia