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Conociendo a mamá por Samantha0507

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Habían pasado casi dos semanas, en las que Yuri simplemente se había quedado pensando, debatiendo, sintiéndose como el peor de los culpables

—Yura. —Otabek acarició la cabeza del rubio y agregó —Hoy vendrá el omega con el que JJ se está bien, sé que es amigo de Victor y Yuuri, me preocupa que se puedan enterar antes de que decidas.

—Victor y Yuuri…—los ojos del rubio se aguaron, mientras apretaba las sabanas entre sus puños. — Ellos eran unos niños y quisieron ser mis padres, hicieron todo lo que pudieron por mí, yo sé que realmente soy el peor ser humano que puede existir.

—Yuura…

—Quiero verlos, quiero que me lleves con ellos, quiero estar con ellos…—las feromonas del omega se desprendían de su cuerpo, llenando de una extraña tristeza el lugar, era una atmosfera triste, que hacia al alfa estremecer de angustia, odiaba ver a su pareja llorar de esa manera.

—Iremos con ellos, debo ayudar a JJ con algunos negocios y ver el tema de tus permisos, para que no tengamos problemas, prométeme que te quedaras en la casa de tus padres hasta que vaya por ti.

—No haría nada que me arriesgara Beka.

 

Yuri se vistió, aun sintiendo la angustia de la verdad, de cómo probablemente para lo único que servía era para hacer sufrir a los demás, pero a pesar de todo se armó de valor, sus padres estaban cerca, podía disculparse, podía suplicar por sus errores y quizá si eran piadosos, si Yuuri era un alfa diferente le permitiría volver a acercarse a su madre.

Otabek le había dicho que saldrían a las 3 de la tarde, que no querían llegar antes de la comida, por lo que Yuri se acomodó en la cama, en la que se había resguardado por dos largas semanas, buscando consuelo para su corazón.

Tomó el ordenador y buscó algún vídeo, con el que pudiese eliminar toda la angustia que estaba sintiendo y para de alguna forma poder disipar ese nerviosismo que lo estaba matando.

Tan concentrado en sus pensamientos que se sorprendió a si mismo viendo vídeos de Victor en el hielo, recorriendo la pista, encontrando en su camino un par donde Victor y Yuuri patinaban juntos, en trajes a juego.

Yuri sonrió y dejó escapar una lagrimita, el amor que ambos se profesaban en la pista, la angustia con la que ambos se alejaban y la felicidad cuando sus manos se volvían a tocar, cuando volvían a ser uno  en la pista, mientras sus movimientos se volvían uno.

El rubio sonrió, cerró el portátil, sabiendo que se había equivocado, pero que sus padres merecían una oportunidad y que si ellos estaban dispuestos a aceptarlo, el haría lo que fuera necesario para ser su hijo, en todo uso de la palabra.

Otabek condujo tranquilamente y aunque el rubio esperaba estar más nervioso, la verdad es que solo quería llegar a la casa de los mayores para poder arreglar las cosas lo antes posible.

Cuando ya estuvieron frente al hogar de los mayores, Yuri le dedicó una mirada a su pareja y tomando fuerzas habló. —Beka, quiero hacer esto por mi cuenta, quiero ser yo quien cargue con su odio, te pido me dejes lidiar con esto.

—Yura, eres mi omega no puedo…

—Si puedes, pero yo debo pedírtelo como tú omega, déjame hablar con mis padres, déjame crear el vínculo que tanto deseo, te lo pido Beka, seré tuyo toda la vida, pero solo tendré un pequeño tiempo para estar con ellos antes de convertirme en un adulto, tengo el tiempo contado para poder recuperar la niñez que no tuve Beka, te lo pido, dame esta oportunidad.

El moreno se quedó en silencio, asintiendo, besó la frente del rubio y antes de alejarse, agregó. — cuídate gatito, esfuérzate…

Yuri vio como el otro se alejaba, tomó una bocanada profunda de aire, y tocó la puerta.

Fueron un par de minutos, hasta que los ojos del rubio de cruzaron con los del japonés, quien rápidamente cambio su sonrisa, por un gesto de sorpresa y de preocupación.

El japonés lo hizo entrar a la sala, esperando las palabras del otro, pero el rubio se quedó en silencio, notando los juguetes que estaban por la sala y en cómo habían muchas cajas.

 

—Yuri. —el japonés quiso decir, cuando el rubio tomó un muñeco de felpa que descansaba sobre la mesa, era de un tono azul cielo, de esos que les das a los bebes cuando nacen, como bienvenida.

El pecho del rubio se contrajo, cuando la voz de Victor inundo la sala. —¿Yuuri crees que debamos quitar las fotos que están en los marcos? —Victor apareció en la sala, con una sonrisa en los labios y con uno de los marcos que el rubio había visto antes, uno donde una de sus fotos de bebé decoraba el despacho.

—Yuuri… ¿qué haces aquí? —Victor preguntó, haciendo que el cuerpo del pequeño omega temblara, llevándose el pequeño peluche al pecho y dejando correr las lágrimas por su rostro, no necesitaba ser un genio para darse cuenta que estaba pasando, sus padres esperaban un nuevo cachorro y con ello el adiós a la familia que ellos tres formaban.

El rubio dejó salir un fuerte sollozo desde lo profundo de su pecho, sabiendo que ahora un nuevo bebé tendría el amor que él no se merecía, que sus padres rearmarían su vida y que tendría que marcharse, sin saber cómo se sentiría el calor y el olor de su madre, había perdido, por su egoísmo, ya no quedaba nada para él.

 

 

 


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