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Conociendo a mamá por Samantha0507

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Yuri se apretó al calor que el cuerpo de Otabek generaba, la habitación estaba fría, después de todo el invierno estaba pegando fuerte y las nevazones, habían cortado caminos, tendido eléctrico y por lo mismo, el rubio había suspendido los entrenamientos con su padre.

 

El rubio se removió inquieto, cuando unos ruidos en la casa se hicieron lo suficientemente fuerte, para que el omega regresara del mundo de los sueños.

 

—¿Beka? —el rubio notó el cuerpo de su pareja a su lado, Otabek había llegado bastante tarde en la noche, el clima le había jugado un par de malas pasadas en su moto, por lo que demoró el triple, en su afán de no sufrir un accidente. —Debe ser mamá, iré a la cocina…— el rubio salió de entre los brazos del otro, su padre no había podido llegar esa noche, Yuuri los había llamado muy entrada la noche, ya que el clima le había jugado una mala pasada y su auto simplemente no arrancaba, por lo que se quedaría fuera de casa.

 

El rubio caminó, notando que ya no parecía estar nevando, pero al mirar por la ventana, notó que el cielo parecía estar a portas de comenzar una nueva tormenta.

 

Llegó al cuarto de Victor, el cual estaba completamente vació y sobre la cama una maleta, Yuuri y Victor le habían dicho al omega menor que debían tener todo preparado, ya que en cualquier momento podría nacer el bebé, normal cuando el omega era un macho, se internaba con casi un mes de antelación, peor Victor no había presentado ninguna dificultad, por lo cual había decidido esperar hasta que la fecha del programada para el procedimiento se acercase lo más posible, ya que además la competencia de Yurio se acercaba y le daba tiempo para poder estar presente.

 

—¿Mamá? — Yurio sabía de la maleta, pero verla sobre la cama solo hizo que una sensación incomoda se le formara en el estómago y el sueño que antes parecía no querer dejar su cuerpo, se había marchado por completo.

 

Llegó por el largo pasillo a la sala, donde el peliplata estaba de pie, junto a uno de los sofás, con el rostro sudoroso y pálido, sujetándose el vientre, la mueca de dolor en el rostro del peliplata se suavizo y sus ojos se encontraron con del omega menor.

 

—Yura…

 

—Mami…— el rubio simplemente llegó junto a su madre, acercó sus manos al embarazado, pero se contuvo de tocarlo, sintiendo que podría romperlo, que era tan delicado que podía hacerle realmente mucho daño. —Victor, ¿qué tienes?

 

—Tranquilo, solo son contracciones, al parecer tu hermano quiere llegar antes…

 

—Pero, hace cuanto estas así, vi la maleta, debemos ir al hospital, iré por Beka…— el rubio hablaba atropelladamente, se escuchaba realmente preocupado y sobre todo nervioso.

 

—Cachorro. — Victor llevó sus manos a las mejillas de su hijo, notando como el omega había crecido ya varios centímetros y que ahora la diferencia entre las alturas de sus rostros era menor. —No quise despertarte, ni a Otabek, ya que aún no es necesario, si nos vamos al hospital ahora y no he roto fuente aún, solo adelantaran el parto medicamente, sabes que con los omegas es diferente, si me medican, debe estar presente un alfa de mi familia, Yuuri no ha podido volver.

 

—Pero Otabek…

 

—Otabek puede entrar, pero es una experiencia demasiado fuerte para alguien joven y además deberá dejarte solo en un hospital, no puedes estar solo, cuando estarás rodeado de alfas que podrían atacarte, además, tú competencia es mañana, este bebé debe esperar que su hermano haga su gran acto.

 

—Victor…— Yura no sabía cómo sentirse, tenía una mezcla de angustia y alegría en su pecho, el por sobre todo deseaba conocer a su hermanito, deseaba poder cuidarlo, estar con él y sobre todo con Victor. — la competencia no importa, puedo esperar, puedo aplazarlo, debemos ir al hospital…—las palabras del rubio se cortaron, cuando Victor se dobló sobre sí mismo, apretando su abultado vientre y dejando escapar un gruñido. — ¡Otabek! — El grito del rubio se escuchó por todo el lugar, logrando que a los pocos minutos llegara el moreno, agitado.

 

—¿Yura? —fijó su vista, recién entonces Otabek pudo notar el cuerpo del peliplata doblado sobre sí mismo. — Iré por mis llaves…

 

—No…—Victor apretaba los dientes, reprimiendo el gemido que luchaba por salir. —aun no es momento, lo sé, cálmense.

 

Victor se acercó al sofá y como pudo se acomodó, acariciando su vientre y respirando de forma pesada, como si el aire estuviese teniendo una batalla contra su cuerpo y Victor estuviese perdiendo la batalla.

—Quiero ver la sorpresa y sé que tu hermanito no llegara, no aun, debes calmarte y descansar, yo haré lo mismo.

 

Las contracciones pararon poco después, pero ni Otabek, ni Yuri quisieron volver a la cama, ambos estaban nerviosos, no fue hasta que notaron como la respiración de Victor simplemente se volvía calmada, que ambos dejaron salir ese profundo suspiro que llevaban tiempo guardando.

 

—La presentación es mañana…—Yura habló quedadamente, sintiendo que el alma se le partía, a pesar de su lucha, de sus intentos de demostrarle a su madre que lo amaba y que quería que lo perdonase y simplemente, ella no podría mostrárselo, ella simplemente no podría verle. —cuando regrese papá, le diremos de esto, quiero que lo internen, quiero que esté resguardado, quiero que mi hermanito llegue bien y quiero, realmente quiero que Victor esté sano, no importa si no puede ver lo que me he estado preparando para esto.

 

—¿Estás seguro Yura? —Otabek miró al menor, con la expresión más comprensiva marcada en su rostro. —Yura, de verdad, debes ser honesto, aún faltan semanas para el nacimiento del niño, pero si se lo pides, el realmente se internará.

 

—Quiero a mi madre, para el resto de mi vida, podré demostrarle mi Agape en cualquier momento, pero si algo llega a pasarles, todo el esfuerzo que pusimos, toda la ayuda que me diste, el que consiguieras la música para mí, que papá pudiese mostrarme los movimientos que necesitaba, que encontrará la coreografía, todo eso será igual hoy, mañana o en un año.

 

—¿Cuándo te convertiste en un adulto? — Otabek tomó las mejillas del otro y sus labios se encontraron en un beso suave y perfectamente apasionado, pero por sobre todo, uno lleno de confianza para el rubio, uno lleno de esa fuerza y ese apoyo que necesitaba.

 

 


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