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True Friends (HASHIMADA) por DarkParadiseNS

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Notas del capitulo:

El final se acerca

Por más que lo intente, no puedo perdonarte, han pasado ya 15 años desde tu partida, estamos viejos, y conseguí lo que quería.

 

Oh viejo amigo, no sabes lo que te espera. Tu amada Aldea, por la que tanto luchaste será destruida por la persona que abandonaste. Tengo a un ser estúpido, una arma letal de chakra bajo mi dominio, he esperado la oportunidad correcta para destruirte, la he esperado, con muchas ansias.

 

Me abandonaste por salvar tu amada Aldea, me prometiste amor verdadero pero recibí una traición. Eres mi más amado enemigo. Anhelo besarte, así como matarte; anhelo hacer el amor toda la noche contigo, así como torturarte todo el día; anhelo que me tengas en tus brazos, abrazando mi delgado cuerpo, brindando calor, así como traspasar mi Katana por tu pecho; anhelo que me digas que me amas, que me deseas, así como decirte que eres el enemigo que más odio y respeto.

 

Mi amor es incomprendido, nuestros padres tendrían gran vergüenza por tal calumnia, por tal aberración a la Naturaleza del hombre. Nos enseñaron a matar, a procrear hijos como unos simples animales, a tener resguardado el Clan. Nos enseñaron a ser padre fuertes, padres rígidos, padres estrictos. Nos enseñaron a despreciar a cualquier ser que atente a sus enseñanzas. En estas estúpidas guerras, perdí frente a mis ojos a toda mi familia, perdí parte de mi Clan.

 

Aquel día que te ibas a suicidar frente mío te detuve. Me sentía humillado por tu sinceridad, por tu gran corazón, por tu fuerza. No creas que no intente matarme, no tuve el valor para hacerlo, fui un cobarde. Prefería morir en tus brazos, en tus fornidos brazos. Aquellos contra los que luche, aquellos que me sostuvieron, aquellos que alguna vez agarraron mi cintura en un abrazo, en un beso. Aquellos que trataron de detenerme pero tristemente no pudieron.

 

Te envidiaba, te envidiaba por aquella sonrisa que brindadas aún en las peores situaciones, te envidiaba por tu fortaleza, te envidiaba por tu voluntad. Yo crecí con aquella envidia, alimentando cada vez más mi odio, sólo así pude igualarte. Mi odio es tan grande como tu voluntad, pronto lo verás. Tengo hasta un plan de contingencia.

 

Mi aliada principal huyó de mí, llevándose a mi hijo. Quedé solo con mi voluntad, la cual se incrustó dentro mío. Idee un plan aún más detallado para lograr la verdadera felicidad, para que este mundo cruel tenga un verdadero final feliz. El último ingrediente eres tú.

 

Perdí a mi familia, perdí a mis aliados perdí a mi hijo. No tengo nada, sólo tengo mi plan. Me tengo a mí mismo. Con eso basta y sobra.

 

No creas que no te extraño, el sólo hecho de sentir tu chakra me excita, me hace sentir adrenalina pura. Te he estado espiando, mientras tu esposa cada vez se mira más demacrada y vieja, tú no has perdido tu encanto, es como si no hubieras envejecido en todos estos años. Sigues pareciendo aquel hombre, que a mis 25 años me hizo padre. Ahora tengo 40, mis ojeras están más enmarcadas, mi cara está empezando a tener arrugas. Tú mantienes tu cara fresca y viva, la mantienes tan joven y radiante. Quiero destruir esa cara, pero a la vez la amo demasiado.

 

¿Ironía no? Destruir la cosa que más amas, torturarlo y que no quede nada de él. Ya nada es como antes, lugares desgastados, caras desgastadas. Estamos envejeciendo, mi desgaste es más notorio que el tuyo.

 

No voy a negar que me dolió ver a mi hijo partir con mi aliada, la maté. Y él despertó aquel ojo maldito, quemando parte del Bosque, le dolía. Llegó a volverse a tu bando, no sé nada de él, quisiera saber. Un muchacho de 15 años, solo por este mundo. Aunque sea muy fuerte, no puedo dejarlo solo.

 

Ese deseo de madre protectora despertó en mí, se sintió como miles de cuchillas incrustadas en mi cuerpo verlo declarar que me odiaba y que me deseaba muerto. Lo recuerdo como si hubiera sido ayer

 

~2 años atrás~

 

Nande corría apresurada por el bosque con un Hiroki de 13 años.

 

— Vamos Hiroki, tenemos que apresurarnos. Ahora que sabes la verdad de Madara-sama, él va a buscarnos para matarnos —Saltaban de árbol en árbol hasta que ella pegó un grito desgarrador.

 

— ¡Tía Nande!  —El pequeño vio como su tía era atravesada por la Katana de su padre, mientras el Mangekyou Sharingan Eterno de este giraba velozmente. Con su pie retiró el cuerpo de su antigua aliada hasta caer al suelo muerta. El azabache menor lloraba al ver a su tía con la sangre recorriendo todo su cuerpo, mientras sus ojos ardían cada vez más fuerte.

 

— Vámonos Hiroki Uchiha —Le dijo su padre en un tono autoritario, mientras saltó en frente de su hijo, que estaba de rodillas llorando. Lo toma con una mano para pararse y regresar a la guarida.

 

— ¡No iré con un monstruo como tú! —Su Sharingan de 3 aspas, se convierte en el Mangekyou Sharingan, mientras le dirige una mirada furiosa a su padre, quitando su agarre y alejándose. Madara se limita a abrir los ojos sorprendido, mientras su Dojutsu gira violentamente por la desobediencia de su hij.

 

— ¿Acaso le creerás a esa loca mujer que a tu propio padre? Me tienes decepcionado —Lo queda viendo a lo que su hijo hace unos sellos de manos y queda viendo a su padre.

 

— Es la única mujer que me ha cuidado —Con la posición del caballo pronuncia unas últimas palabras—. Elemento Fuego: Gran Aniquilación de Fuego —Su padre abre los ojos, mientras Hiroki lanza la gran llamarada que quema gran parte del Bosque, Madara se logra proteger con el Susanoo Imperfecto mientras ve todo su alrededor siendo quemado por su hijo. Este aprovecha para huir junto al cuerpo de Nande.

 

— ¿Cómo pudo hacer un jutsu de tal magnitud? —Con los ojos muy abiertos cae de rodillas, aún sorprendido por la actitud de su hijo. Suelta a llorar a ver que lo perdióPerdió a su hijo.

 

~Fin del flashback~

 

Este golpeaba la cueva duramente mientras soltaba leves lágrimas al recordar aquel suceso. Se levantó del suelo, mientras caminaba hacia la salida de la cueva. Con su armadura y armas colocadas. Tenía marcado un rumbo fijo. Konoha.

 

Salió de la cueva, saltaba de árbol en árbol rápidamente hasta llegar a la oficina del Hokage. Mató a todos los Ninjas escoltas hasta llegar cara a cara con Hashirama. Este levantó la vista sorprendido.

 

— Mañana, tú y yo en el valle donde nos conocimos. Ahí arreglaremos nuestros asuntos —El Hokage suspiró, levantándose de su silla y viendo con una mirada seria a Madara le contestó.

 

— No dejaré que destruyas la Aldea que tanto nos costó construir, sabía que este día llegaría y estoy listo mi viejo amigo. Estamos algo viejos ¿no? —El pelinegro lo quedó viendo y se río fuertemente.

 

—Eso no es excusa Hashirama, lo sabes bien, no me defraudes —Le dedicó una sonrisa antes de partir saltando por la ventana e irse rápidamente de aquella Aldea, mientras luchaba por contener sus lágrimas.

 

— No lo es Madara, lo sé —Suspiró con la mirada triste, sentándose de nuevo en su escritorio.

 

Ambos sabían que esta sería su última pelea, que uno de ellos iba a morir. Se lo esperaban desde hace tiempo. Su última batalla, ambos lloraron amargamente, porque jamás tuvieron el valor, jamás tuvieron ese valor de detener todo eso, y lloraban desde ya por la pérdida de cualquiera de sus vidas. 

 

Ya no eran aquellos niños de antes, eran hombres, que volvían a luchar. Que volvían a matarse el uno al otro.

 

El orgullo mata. Mata muy cruel

 

Él luchaba por su amada Aldea, por tener vivo lo único que tuvo junto a Madara.

 

Él luchaba por venganza, por matar todo vínculo que le quedaba. Por destruir al amor de su vida.

 

¿Quién ganará esta última batalla mortal

Notas finales:

Ay, esto me dolió


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