Oscuridad, la Aldea estaba sumida en la Oscuridad.
Papá estaba muerto, su nombre era Hiroki Uchiha, nadie sabe como desapareció.
Mamá lloraba cada noche su pérdida, hasta que un día, fue a reunirse con su amado. Yo estoy huyendo con mi hijo en brazos, Ninjas de Iwagakure. Mi esposa había sido asesinada.
El pequeño era tan chiquito, lindo, en mi Clan me despreciaba. Tal vez porque no era como ellos, yo era muy fiel a Konoha, esperaba que mi niño también.
Tenía tal vez unos 24-25 años, mi hijo era apenas un bebé. Pero había descubierto un secreto oscuro para toda mi familia. Mi abuelo era el legendario shinobi, Uchiha Madara, no me quiso decir quién era mi otro abuelo.
Llegué a Konoha, dejando a mi pequeño con los Ninjas de guardia. Ellos lo llevaban a salvo con el Clan Uchiha. Yo decidí ir a combatir con aquellos Ninjas, eran demasiados y sólo obtuve ayuda de 2 personas más.
Ese día, cerré mis ojos, mi esposa me esperaba.
(...)
Mis compañeros estábamos listos para la 3 Guerra Ninja. Tenía a cargo una división.
Un secreto oscuro de mis "padres", me había sido revelado. Yo no era su verdadero hijo, mi verdadera madre me había abandonado con ellos, no quería verme.
¿Qué había hecho yo para aquel desprecio? Lo recuerdo perfectamente cuando leí su carta, demostrando que no me odiaba, que me amaba. Pero que su condición mental era inestable para cuidarme, debido a que yo fui producto de una fuerte violación.
Mamá... yo algún día seré alguien reconocido por los Shinobis, y voy a experimentar hasta encontrar una solución a tu problema.
(...) (...)
— ¿Estoy muerto? —Se formuló en su mente mientras aparentemente despertaba de un trance o algo parecido— ¿Dónde estoy? —Abrió los ojos notando a un viejo, ya de muy avanzada edad.
— En cualquier lugar, en la mitad del camino entra la vida y la muerte —Respondió en un tono tétrico. Me veía de una forma amenazante—. Niño Uchiha —Lo veía sorprendido.
— Tus ojos... —Paró un momento—. No puede ser, ¿eres también del Clan Uchiha? —Soltó un quejido de dolor, cerrando los ojos.
— Bien, si puedes sentir dolor, significa que sigues vivo —Mantuvo ese tono tétrico, sombrío.
— Entonces, ¿me salvaste? —Preguntó el menor mientras lo veía fijamente—. Gracias —Agradeció mientras el anciano lo veía con nostalgia.
— Me puedes agradecer después —Dijo tratando de mantener su compostura—. Si ves, estoy intentando que me pagues de vuelta completamente —El chico no se inmutó mucho.
— Está bien, ¿qué necesito hacer? —Lo miró serio—. Necesito estar de regreso en la Aldea Escondida entre las hojas —Madara en su mente maldijo, el nombre que había puesto él—. Estamos en medio de la guerra, y ahora que he despertado mi Sharingan, seré mucho mejor para proteger mis compañeros.
Este chico... era puro... Le recordaba a Hashirama, con su voluntad de fuego. También a su hijo, que había heredado aquella voluntad de su padre, sin duda, tenían una conexión de alguna manera. Lo sospechaba.
Tenía un largo camino a guiarlo a la oscuridad. Su vejez no ayudaba, pero dejaría las bases para continuar su plan. Iluminar al mundo.