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Our Legend of Love por kazen_nova17

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Notas del capitulo:

Hellou~

disculpen la demora, ando en examenes y la verdad el tiempo escasea para esta pobre alma!

Denle amor a este fic realmente tiene muchas sorpresar y muchp que dar <3

 

A la luz del sol, dos siluetas avanzaban por el engañoso valle Kaldore de camino a las Tierras Brunas.

 

El general iba  al cabeza, detrás de él, el príncipe caminaba en silencio.

 

 

No había mucho de lo que hablar, ni menos temas que pudiesen compartir.

 

 

Pararon dos veces para descansar, el general siempre atento le entregaba su cantimplora al príncipe para que bebiese primero.

 

 

Fue al caer la noche que se asentaron en un pequeño claro.

 

 

─Por favor alteza, coma─  El adanacko le entrego una de las frutas que antes había guardado. ─ Si desea algo más puedo ir a cazar por usted─

 

 

─No es necesario General, con las frutas es más que suficiente─                                           

 

 

La luna junto con las estrellas iluminaban el lugar para los dos viajeros.

 

 

El general se sentó sobre el pasto mientras sacaba su espada afilándola contra la roca. Yuri mientras comía no perdió detalle en las acciones del mayor, fue entonces cuando se percató que el número de frutas seguía exactamente igual.

 

 

Volvió su mirada al moreno.

 

 

No lo había visto comer en todo el día.

 

 

No debería importarle si el humano comía o no, pero algo en su interior se removía inquieto. Quizá solo era el atisbo de agradecimiento con este, pues lo habían herido sus súbditos.

 

 

─Hum…General, puede comer también de estas frutas─ El aludido lo miro deteniendo sus actos.

 

 

─No creo que sea lo mejor, el viaje es muy largo alteza, llegar a Adanack no tomará cerca de seis meses si es que tenemos un paso constante. Las tierras Brunas son sumamente peligrosas, debe estar en plenas condiciones si necesitamos huir─

 

 

─Creo que olvidas el hecho de que no soy una princesa y menos humana, puedo soportar muchas cosas que tu especie ve como inhumanas. Mi magia puede sostenerme─ Contestó mientras le acercaba la improvisada bolsa.

 

 

El general agradeció con un movimiento de cabeza y no queriendo discutir con el príncipe, tomo una de las frutas. El príncipe frunció el ceño.

 

 

─Puede tomar más de una─

 

 

─No es necesario, seré un humano y para su especie una criatura débil, pero tenga en cuenta que soy un guerrero, he sobrevivido con menos─ Llevo la manzana a su boca dándole un mordisco, Yuri por primera vez descubrió algo más de información de su ahora guardián.

 

 

─Me imagino que ha pasado por muchas batallas─ El general se volvió mirándolo─ Lo digo por sus cicatrices─ 

 

 

─He librado muchas batallas hasta llegar a donde estoy ahora, pero no puedo decir que me sienta orgulloso de ello─

 

 

─¿Por qué no? Su nombre es reconocido en todo Ulduar, es el general de uno de los más grandes imperios─

 

 

─No lo comprendería, el derramamiento de sangre no es algo por lo que estar orgulloso, no solo sangre enemiga sino también de mis camaradas─ La mirada del general yacía perdida en el brillo de la hoja, Yuri entonces recordó aquellos fatídicos recuerdos del asedio de Araglas. ─ La guerra solo trae destrucción y sufrimiento, ira y dolor. Las vidas que se pierden en el campo de batalla son innumerables─  El silencio se formó entre ambos. Otabek parecía estar perdido en sus pensamientos.

 

 

Yuri mordió su lengua al darse cuenta que al parecer, había tocado un tema muy sensible para el adanacko.

 

 

─General─

 

 

─Iré a revisar los alrededores, no se mueva de aquí por favor─

 

 

Yuri vio la silueta del general perderse en los escasos matorrales, libero un suspiro mientras alzaba la mirada a la luna, una la luna creciente que adornaba el cielo.

 

 

Entonces cerró los ojos y rezó a su diosa, pidiendo que en su ausencia su reino prospere.

 

 

Al igual que los elfos, las hadas aprendieron a respetar y comunicarse con lo que los rodeaba, la luna,  Selüne como los elfos la llamaban era su diosa más querida, aquella a la que cantaban y oraban con fervor, su diosa piadosa.

 

 

El sonido metálico que detectaron sus finas orejas picudas lo sacaron de trance, se levantó con rapidez buscando el origen del sonido. No paso mucho para que lo encontrara y corriera hacia ella. Oculto entre los arboles pudo ver al general empuñar su espada en lo alto.

 

 

Abrió los ojos cuando diviso al contrincante del adanacko.

 

 

─¡Alto! ─ Chillo mientras salía de su escondite, corrió hasta quedar frente a la criatura y freno la estocada con su magia.

 

 

─¡Alteza! ─ Otabek envaino su arma con rapidez acercándose al hada con preocupación. ─ Aléjese de eso─

 

 

─Humano, qué pretendías hacer atacando a un Nhi’ru─

 

 

─¿Nhi’ru? ─ Yuri se giró molesto hacia el pequeño ser de coloración blanca. Para Otabek eso no era más que una amenaza, sin embargo Yuri le hablaba con un tono amable en una lengua inentendible.

 

 

─Es un espíritu del bosque─ Contesto al ver la interrogante impreso en el rostro del mortal. ─ Un ser pacífico, guardián de este valle, ¿Es que los humanos van matando cada cosa que aparece en su camino? ─

 

 

─En Adanack no existen lo Nhi’ru, ¿Cómo iba a saber? ─

 

 

─Claro que no existen en tu imperio, ellos buscan la calma de los bosques. No ser cazados o asesinados─  Cierto atisbo de reproche se mezcló en la voz del príncipe mientras se inclinaba ante el ser frente a él.

 

 

Luego de que la criatura se alejara ambos regresaron al claro. Ahora cierta tensión se vivía en el ambiente.

 

 

Yuri se abrazó a si mismo mientras cerraba los ojos en un vago intento por descansar, a todo esto Otabek libero un cansado suspiro y sobo su frente.

 

 

Esto estaba resultando más difícil de lo que espero.

 

 

Él era un general, estaba acostumbrado a blandir la espada y clavarla en cuerpos enemigos, a crear estrategias y comandar legiones, no a lidiar con un príncipe y más aún un príncipe hada. Miro al rubio para luego mirar al horizonte, de cierta forma sentía que esta no era solo una misión para sí mismo, sino también para el hada.

 

 

Esa noche se quedó en vela hasta que los primeros rayos del sol se asomaron sobre la tierra. Se levantó para luego acercarse al príncipe y con un suave movimiento tratar de despertarlo. No paso mucho, pues con rapidez las orbes esmeraldas su cruzaron con las propias.

 

 

─Debemos continuar─ El menor asintió levantándose y limpiando un poco su gruesa capa. ─ Iremos hacia el norte, al puente Sirith, con suerte mis hombres podrían estar esperándonos─

 

 

─¿Qué tan lejos nos encontramos del puente? ─

 

 

─Aún nos falta cruzar el Valle y llegar a las tierras Brunas, tierras que demoraremos en cruzar por su accidentado terreno─ Un suspiro abandonó los labios de Yuri ─ No se preocupe alteza, le aseguro que tomaremos descansos, pero debemos llegar al puente antes que el invierno nos alcance, de lo contrario no podremos continuar─

 

 

─Puedo seguir el paso general, no debe preocuparse por mi─

 

 

Fue una semana después que Yuri a lo lejos pudo reconocer las fronteras del caído reino de Celdu, sin embargo Otabek parecía no tener la más mínima intención de siquiera acercarse, acto que lo extraño ¿No habría algunos de sus soldados en el reino?.

 

 

─General…¿no sería conveniente ir a Celdu? Podríamos hacernos con algún caballo─

 

 

─Por su bienestar, no nos acercaremos a Celdu, no es seguro con los rebeldes ahí y mis soldados ya deben haberse replegado─

 

 

─Entiendo─

 

 

**

 

 

─Alteza─ Yuri se giró al oír su nombre, su rostro se torció al ver el conejo asado que le ofrecía el general.

 

 

─Hm…General, le agradezco el gesto, pero…no como conejo─

 

 

Inmediatamente el general alejo aquel animal del príncipe.

 

 

─Iré a buscar frutas─

 

 

─No es necesario─ En un intento de detenerlo Yuri se levantó con rapidez de la roca en la que estaba sentado, su objetivo era alcanzar el brazo del general, sin embargo no advirtió la piedra que estaba delante por lo que tropezó con está cayendo al suelo y llevándose al adanacko con él.

 

 

Los rápidos reflejos del general hicieron que este pusiera las manos contra la tierra, impidiendo así caer sobre el hada.

 

 

Sin embargo ambos rostros habían quedado cerca.

 

 

Para Otabek que se permitía por primera vez admirar al príncipe de Dazhdbog, resulto fascinado por la belleza que este ostentaba.

 

 

Yuri sintió sus mejillas espolvorearse de rojo cuando se encontró así mismo admirando el rostro del general a detalle, desde la fina línea del mentón hasta lo café de sus ojos. Era la primera vez que Yuri miraba de cerca  a un humano. Toda su vida había estado rodeado de sus congéneres que, ahora podía ver lo diferentes que eran.

 

 

Muy diferentes.

 

 

Pero de cierta forma resultaban…

 

 

Interesantes.

 

 

Otabek, saliendo de aquella ensoñación  se levantó con rapidez para luego ayudar al príncipe. Al inicio ambos evitaron mirarse, aquella escena les había resultado demasiado extraña.

 

 

─¿Se encuentra bien alteza? ─

 

 

─Yuri─

 

 

─¿Eh? ─

 

 

─Llámame Yuri, estoy cansado de oír aquel título. No es necesario que lo sigas usando─

 

 

─Como desee─

 

 

─Iré contigo─ Hablo el rubio mientras se paraba al lado del general ─ Por precaución en caso de que ataques a algún ser mágico─ A Otabek le pareció oír cierto atisbo de gracias en la juvenil  voz.

 

 

─Le aseguro, que esta vez no atacaré a menos que me ataquen primero─

 

 

─General…No es eso  lo que me refería,  los Nhu’ri son criaturas pacifistas pero a diferencia de ellos existen muchos otros que por temor podrían atacar pero sin intenciones malignas de por medio, por ejemplo un fauno, si lo asusta tratara de atacarlo para luego huir─

 

 

─Me temo que mi forma de sobrellevar las cosas no debe resultarle agradable─

 

 

─Soy un ser del bosque, soy uno con la naturaleza─ Caminaban a través de los matorrales─ Hay muchas cosas que condeno de tu raza, pero no hay algo  que pueda hacer,  así son las cosas. ─

 

 

Caminaron en silencio cuando, no muy lejos una manada de ciervos se cruzó frente a ellos, Otabek lentamente fue sacando la daga que guardaba en su cinto, tenía un objetivo en la mira.

 

 

─Son ciervos manchados─ Sin embargo la sonrisa en el rostro de Yuri desapareció cuando vio las claras intenciones de Otabek, levanta lo mano sosteniendo la del kazajo en el aire, justo antes de que lanzase su ataque.

 

 

─Alteza─

 

 

─Tch, ¡No hay necesidad de matarlos!, aquí cerca vi un manzano y moras,  son suficientes para mí, el conejo puede comérselo─

 

 

Y sin esperar una respuesta Yuri comenzó a caminar refunfuñando por lo bajo lo superficial que eran los humanos.

 

 

No caminaron mucho para llegar al dicho so árbol, las rojizas manzanas se alzaban deliciosas a la vista, el adanacko se acercó dispuesto a sacar cuantas pudiese.

 

 

─¡No! ─ Freno ante la voz del menor ─ Tsk, primero debes pedirle permiso antes de tomar alguno de sus frutos─ El aludido arqueó una ceja esperando que no sea cierto lo que pedía el menor, sin embargo este pareció ofenderse por la mirada extrañada del general, frunció el ceño mientras mentalmente contaba hasta diez, era un príncipe, no podía dar rienda suelta a sus emociones.

 

 

O al menos eso le había instruido.

 

 

─Yo lo haré─ Anuncio mientras tomaba el lugar cerca al árbol, para sorpresa y rareza del adanacko, Yuri realmente le estaba hablando al árbol para luego recoger algunas manzanas rojizas y otras verdes, regreso al mismo lugar y volvió a hablarle al manzano, esta vez agradeciéndole.

 

 

Todo ese acto  a ojos del humano era completamente extraño, pero también lo encontraba muy profundo.

 

 

─Ahora las moras─ Anuncio el rubio dirigiéndose a los arbustos, repitió el mismo acto que el de hace un momento con el manzano. ─ Listo─

 

 

Otabek asintió con una imperceptible sonrisa.

 

 

Las hadas podían ser muy…interesantes.

 

 

Regresaron al resguardo de las rocas antes de que el sol se ocultara, para suerte del general, el conejo seguía intacto.

 

 

No paso mucho para que la noche llegase, esta vez Yuri se levantó y camino hacia al general.

 

 

─Descanse, esta noche y haré guardia─

 

 

─No puedo permitírselo alteza─

 

 

─Ya te lo he dicho, no soy un humano y tú necesitas descansar más que yo─ El mayor estaba por refutar─ Si no aceptas la petición entonces te lo ordeno─ Cierta incredulidad cruzo por el rostro del general al oír la autoridad en la fina voz.

 

 

─Si me lo ordena, no puedo contradecirlo alteza─ Yuri sonrió complacido mientras observaba al general apoyarse sobre la roca, no paso mucho para que este al final caiga dormido.

 

 

Fue entonces cuando Yuri pudo relajarse, miro a su entorno, el verde valle bañado por la luz de la luna, con el brillo de las estrellas alumbrando el cielo. Despojándose de las ballerinas que portaba, corrió hacia los matorrales sintiendo la tierra bajo sus pies.

 

 

Aquel sentimiento que lo embargaba era indescriptible, sin embargo solo había una cosa que le hacía falta.

 

 

Agua.

 

El rio se hallaba a kilómetros.

 

 

¡Cuánto añoraba poder sentir el agua sobre su piel!

 

 

Un vago suspiro abandono sus labios para, después de un tiempo regresar hacia las rocas. Para su suerte el general seguía dormido, por lo que calzo de nuevo sus zapatos y se envolvió en su abrigo mientras sus ojos se perdían en la luna.

Notas finales:

 

<3


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