Caminaba despacio, como si contase sus pasos, adentrándose cada vez más en el pequeño bosquecillo, sin embargo las aves no cantaban y los arboles no bailaban, pues el hada que los atravesaba no estaba feliz.
*
Después de aquel beso la noche anterior Otabek lo había separado abruptamente para luego inclinarse pidiendo disculpas y alejarse adentrándose al bosque, lo espero cuanto pudo, pero su cuerpo le reclamaba descanso, fue a sí que acongojado ingreso en aquella cueva abrazándose a sí mismo para luego caer rendido al sueño.
Cuando despertó se dio cuenta de que se hallaba solo, con rapidez salió del tronco, Otabek no podía haberlo abandonado, miro de un lado a otro comenzando a alterarse, no lo veía en ninguna parte, el crujir de unas hojas secas lo hicieron girarse, su corazón dejo de agitarse cuando lo vio salir de entre los arboles con comida. No pudo evitar sonreírle al mayor sin embargo este lo saludo con una venia, dejo las fruta sobre una roca y se giró con toda la intención de irse.
"General" Había llamado Yuri, necesitaba hablar con el adanacko, saber que había significado ese beso, porque para él había sido más que solo un simple beso, había más en ello, ese sentimiento que empezaba a sentir cuando veía al moreno cerca era cada vez mayor y ese beso había sido entregado con pleno consentimiento.
Y no se arrepentía.
Pero parecía que el adanacko si lo hacía, pues ahora se mostraba serio, mucho más de lo normal.
"Alteza, debemos continuar con el viaje, por favor coma para poder partir"
"¿No me vas a decir nada?"
"No entiendo a lo que se refiere, anoche dio una magnifica demostración de su canto, estoy seguro de que al emperador le asombraran tanto como a mí, no tengo nada más que decirle alteza" Y eso de cierta manera lo había herido, Otabek había borrado el beso de su mente y eso molestaba al ahora confundida hada.
"Anoche, general, usted y yo nos"
"Alteza, por favor"
"Pero"
"No siga pensando en ello, por favor, así como yo, usted tiene que olvidar que algo así sucedió, yo soy un súbdito más del emperador, con las ordenes de protegerlo y cumpliré con mi deber"
*
Después de esas palabras, Otabek no le había dirigido ni una palabra y eso torturaba a Yuri.
¿Qué debería de hacer?
¿Era real aquello que comenzaba a sentir?
Tenía que descubrirlo antes de que sea demasiado tarde, Yuri no era un ser con mucha paciencia y aquella actitud por parte del general realmente estaba llegando a molestarlo, avanzo dispuesto a reclamarle cuando sintió la mano del general sobre sus labios acallándolo.
─Alteza, por favor guarde silencio─ Y con un paso sutil se ocultaron entre los matorrales.
Fue entonces cuando los escucho.
Nunca olvidaría aquellas voces roncas llenas de malicia, ni aunque lo desease podría dejarlas atrás. Sin duda eran ellos, las pútridas bestias de Gun-Bar-Rac, el reino que le arrebato los días de alegría a su reino.
Aquellos que solo traían el a donde sea que fuesen.
¿Qué estaban haciendo en las Tierras Brunas?
Sin duda estaban buscado algo, pero qué.
─Maldito Terrance─ Una rasposa voz hablo, sintió un frio recorrerlo al oír aquel nombre, no podía tratarse del mismo Terrance ¿verdad? ─ Llevamos días rodeando estas tierras, el puente esta vigilado y no hemos encontrado al principito, ¡Nos has engañad─ Aquella monstruosidad no pudo terminar su frase cuando la espada del elfo cerceno su cabeza.
─Está cerca, pude sentir su magia ¡Muévanse animales! Búsquenlo incluso bajo las piedras─
Aquella voz, cómo olvidar esa voz.
Cómo olvidar la voz del que en su tiempo fue el respetado General Terrance del reino de Araglas.
Cómo olvidar la voz de un traidor.
Y si es que no fuese por la fuerza en que Otabek lo tenía cogido, el joven príncipe habría cometido una locura cegado por el dolor.
─Alteza por favor─ Susurro el adanacko ─ Escaparemos, solo tiene que confiar en mi─
En aquellas circunstancias llegar al puente Sirith sería imposible, con los Gun-Bar-Rac cerca las opciones se les limitaban a unas pocas y Otabek no tenía tiempo para pensar. Tomo la mano del hada y comenzó a alejarse tratando en lo posible emitir ruido alguno, tenía un plan y esperaba que funcionara.
Yurio seguía los pasos del mayor y es que no era como que tuviese muchas opciones, su mano era presa del fuerte agarre contrario, sin embargo la mente del menor se hallaba lejos de aquel lugar, muy lejos, justo en aquel día.
─¡Alteza! ─ Salió de aquel trance cuando sintió las manos del general sacudirlo con cierta fuerza.
─Que...
─Saltemos─ Miro al rio para luego volver su mirada a la del general, apretando la mano de este asintió. ─ Ahora─
Sintió su mano ser tirada con fuerza, cuando salió a la superficie se encontraba entre los fuertes brazos del adanacko mientras eran arrastrados por la corriente, no le era necesario preguntar, comprendía la decisión desesperada que había sido tomada, si seguían por más tiempo en tierra serian encontrados, el puente había sido tomado por lo que no había como cruzar el Rio Grande.
Sin embargo la corriente los arrastraría hasta el mismo Rio Grande, ¿qué plan tenía en mente el general?
Pasaron horas en las que, los brazos del general por ningún momento lo soltaron y no fue hasta entrada la noche que el general comenzó a nadar hacia la orilla, Yuri trato de alejarse para poder nadar, su intento fue fallido pues aquel agarre sobre su cuerpo se negaba a dejarlo ir.
─Lamento todo esto Alteza─
─No te disculpes general, nuevamente has salvado mi vida─ Y una sonrisa se asomó por los rosados labios del príncipes. ─ Sin embargo me gustaría saber cuál es el plan ahora ─
─No podemos cruzar por el puente Sirith, sería muy arriesgado. Existe otra forma de cruzar el rio, los enanos de las minas del norte tienen lazos con Adanack, puedo hacerme con uno de sus barcos─
─Si la mejor opción, lo apoyo general─
─Sin embargo el invierno nos dará alcance cuando pasemos por las colinas de Ceniza, sugiero que nos resguardemos en las cuevas─
─El frio del invierno es muy crudo, deberíamos recolectar provisiones durante el camino─ El general realizo una venia que sorprendió al hada.
─Muchas gracias por comprender─ Yuri se acercó, su mano temblaba mientras la dirigía sobre la cabeza del adanacko, lo sintió sobresaltarse bajo su tacto.
─Soy yo el que debe agradecerte General Altin, has salvado mi vida en muchas ocasiones y─ Y has cautivado a mi corazón─
─Alteza...
─Deberíamos avanzar─
─A sus órdenes─
Tal y como acordaron, durante todo el trayecto hacia las colinas de Ceniza, tanto general como príncipe recolectaron provisiones para el invierno. Para Yuri, parecía como si las cosas hubiesen vuelto a la normalidad con el general y eso de cierta forma lo aliviaba.
Realmente lo hacía.
**
Pasaron tres semanas para que, a la luz de un invernal sol, las primeras colinas se deslumbrasen en la lejanía, para cuando llegaron el invierno ya había comenzado, las temperaturas iban e constantes descenso y la nieve comenzaba a caer, le tomo un día encontrar una cueva lo suficientemente segura; en lo alto de una colina. Otabek iba y venía con paja y madera mientras que Yuri se aseguraba de almacenar la comida y de hacer; aun con la prohibición del adanacko, la improvisada cama de paja.
Llegada la noche y lo más profundo de la cueva Otabek encendió una pequeña hoguera, se apoyó en la fría pared rechazando las invitaciones del hada para compartir el lecho.
Cuando esta despertó pudo oír rugir al viento con fuerza, afuera una feroz tormenta azotaba las colinas.
─Alteza, por favor tome─
El general, notablemente tiritando le entrego una taza de agua caliente acompañado d lagunas frutas, que también estaban calientes.
Y casi de esa manera pasaron el primer mes, pues cada que abandonaban a cueva se veían envueltos en tormentas por lo que no tenían más opción que regresar.
Las provisiones comenzaban a escasear, por lo que Yuri dormía más horas en un intento de gastar en lo mínimo energías.
Fue uno de esos días que el inclemente frio logro despertarlo, tallo sus ojos para luego mirar a su alrededor, Otabek no estaba, solo su capa rojiza se hallaba sobre la muy gruesa capa propia.
─¡General Altin! ─ Al no recibir respuesta opto por levantarse, por suerte sus ropajes eran lo suficientemente gruesos como para mantenerlo abrigado. Camino hacia la entrada viéndolo sentado ahí. ─ General, está haciendo demasiado frio, por favor entremos...
Más al tocarlo lo sintió frio, sumamente frio, el cuerpo del general se desplomo sobre el suelo y con horror Yuri se percató de su alarmante estado.
Sin pensarlo tiro del moribundo cuerpo hacia el lecho, Otabek no podía abandonarlo.
─Otabek, Otabek por favor vuelve a mi─ Soplaba las manos ya azules del frio, se giró arrancando algo de huelo de una de las paredes, se llevó aquel trozo a la boca para luego inclinarse sobre los agrietados labios contrarios y verter aquel líquido, repitió aquella acción dos veces más hasta que Otabek comenzó a toser. ─ Otabek...
Sin embargo el cuerpo del general comenzó a temblar escandalosamente logrando alterar más al joven príncipe que por más que sobaba las manos contrarias no lograba transmitirle el calor necesario.
Fue entonces que dejo aquellas tiritantes manos y llevo las propias al cinto de su túnica blanca, trago profundo repasando lo que estaba a punto de hacer.
Lo iba a hacer.
Retiro la pesada armadura del general apartándola del lecho lo más lejos que pudo, despojo las congelas investiduras del general y lo acomodo en el lecho, se colocó la gran y gruesa capa, volvió a llevar sus manos a su pecho, tiró del cinto y abrió la túnica, sintió el frio lamer su piel para luego abrazar el helado cuerpo del general, su piel desnuda chocaba con la temblorosa piel contraria, apoyo su rostro en la mejilla ajena tratando de transmitirle calor.
─Por favor Otabek, no me abandones ahora...Si me dejas no seré capaz de seguir, general por favor...
Y mientras ambos cuerpos compartían un lecho la inclemente tormenta parecía no tener fin.