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Our Legend of Love por kazen_nova17

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Se removió levemente, sentía un aire frio colarse bajo el abrigo causándole cierto escalofrío, pero también había cierto agradable calor contra su piel, movió su cuerpo tratando de llegar hasta esta fuente de calor desconocida.

 

Sentía su brazo derecho entumecido, pero extrañamente se negaba a moverlo, estaba tan cómodo, tan cálido que la idea de alejarse de aquel lugar no le agradaba. Aspiro aquel aire frio, un aroma dulce se coló, llegando a los pulmones del capitán.

 

Trato de girar cuando sintió una presión sobre su pecho.

 

Eso lo extraño.

 

¿Había algo sobre su pecho?

 

Y pronto el sonido de una respiración lo acompaño.

 

Fue entonces que Otabek lucho por despertar, sentía como si sus parpados se hubiesen pegado, pero eso era lo de menos ahora, necesitaba ver donde se encontraba.

 

Lo único que recordaba antes de caer dormido era estar haciendo guardia en la entrada de la cueva mientras el príncipe dormía, era de noche y la inclemente tormenta parecía no tener fin, sin embargo él no podía bajar la guardia y asegurándose del que príncipe se hallaba resguardecido del frio, cogió su espada y salió a custodiar la cueva. Sin embargo por más que lucho contra el frio término cayendo en la inconsciencia con un solo ser en mente.

 

¡El príncipe!

 

Abrió los ojos restándole importancia al dolor que se presentó en estos ante tan rudo movimiento, una tenue luz se colaba por una de las grietas de la cueva, se vio obligado a parpadear ante la penetrante luz que amenazo con cegarlo, movió el brazo sintiendo su piel chocar con una ajena, rápidamente dirigió su vista a su pecho, la mata de cabellos rubios yacía desparramada; sobre la paja y cierta cantidad sobre su pecho, siguió observando topándose con el delicado rostro del príncipe acurrucado en su pecho; que por cierto carecía de prenda alguna, fue entonces cuando se percató de que había sido despojado de su ropa, toda su ropa. Alzo ligeramente la capa que los cubría, sintió el frio recorrerle la espalda a encontrarse con tal lechosa piel, Yuri también se hallaba desnudo.

 

Tenía al príncipe desnudo sobre su cuerpo.

 

¿Cómo había dejado que pasara semejante acto?

 

Lo sintió removerse y acurrucarse en su cuello, por un momento dejo de mover su brazo, podía sentir la tibia piel del hada sobre él, casi por inercia su mano se enrolló entorno de la delgada cintura, abrazando el menudo cuerpo. Cerró los ojos por un momento, con la mente en blanco.

 

¿Qué le estaba pasando?

 

Se levantó con rapidez pero sin ser tosco con Yuri, con cuidado movió aquel cuerpo sobre la paja liberándose así del peso de este, tenía que salir de aquel lecho, buscar su ropa y aclarar las cosas con el príncipe...

 

Si el emperador llegara a enterase, no, no había ocurrido nada, el emperador no tenía que enterarse de nada.

 

─Despertó─ Volvió su vista hacia su pecho donde ahora los ojos de Yuri lo miraban de una manera que no comprendía, no era esa mirada fría que le había dedicado la primera vez que lo vio, sin embargo algo le decía que era mejor no descubrirlo ─ Sabia que los dioses oirían mis plegarias, General─

 

─Alteza...

 

No pudo continuar pues el príncipe se había abalanzado contra este en un abrazo que le fue imposible de evitar, un abrazo al que se negó a corresponder dejando los brazos al aire, lo más lejos posible del cuerpo del hada, trago pesadamente la saliva mientras en lo posible mantenía la vista en un punto invisible de la pared.

 

─Fue muy imprudente General─

 

─Alteza por favor suélteme, no debió haber hecho esto, usted es un príncipe, de sangre y linaje puro, prometido con el Emperador de Adanack, debe respetarse─ Mientras hablaba alejaba el menudo cuerpo del propio con delicadeza al mismo tiempo que lo envolvía en la capa gruesa cubriendo su desnudez, tomo la capa propia cubriéndose lo necesario mientras divisaba su vestimenta.

 

─Lo hice por ti, no podía dejar que murieras ─ Yuri frunció el ceño molesto, lo había salvado y el general lo reprendía por ello.

 

─Pero esta no es manera alteza─

 

─¡Ibas a morir congelado si no lo hacía! ─ Casi grito perdiendo los estribos, sumamente indignado por las palabras del adanacko─ No podía dejarte morir, yo...

 

─Alteza, entiendo su posición ─ Trato de hablar de manera conciliadora ─ Pero no soy más que un general bajo las ordenes de mi emperador, soy un peón reemplazable. Usted no, entienda que es un príncipe. ─ Yuri solo bufo por lo bajo, no creyendo las palabras del general─ Prométame que no volverá a hacer algo igual, por su seguridad─

 

─Lo que haga o deje de hacer es decisión mía general, no me arrepiento de lo que hice y lo volvería a hacer si fuese necesario─ Sentencio rotundamente sin apartar la mirada de los ojos del general, una competencia que se hubiese extendido toda la mañana de son ser que fue el adanacko quien decidió romper el contacto visual.

 

Otabek, conocedor de la testarudez del príncipe opto por guardar silencio mientras se alejaba con sus prendas a la entrada de la cueva, estos hechos no se lo esperaba, en todas sus misiones nunca había necesitado ser salvado ni mucho menos, la actitud del príncipe lo confundía, él al ser un guerrero había pasado la mayor parte de su vida entre espadas y lanzas, no tenía tacto para confrontar a un noble y eso restringía de cierta manera su misión. Comprendía la situación del príncipe, o trataba de hacerlo, por ello no era exigente con este y avanzaba a su paso cuidando de que no pasara por carencias, sin embargo este comportamiento repentino...

 

No sabía cómo manejarlo.

 

Yuri bufo completamente molesto por la actitud del adanacko, ¡le había salvado la vida y así le agradecía! No era como si hubiese existido dobles intenciones, por la gran Selüne por supuesto que no, él solo había actuado de acuerdo a la situación, no podía permitir que su único guía pereciera de forma tan poco gloriosa y abandonándolo en medio de tierras desconocidas.

 

O al menos eso era lo que quería creer, porque se negaba a aceptar que aquella sensación que lo embargaba cada que el general estaba cerca no significaba nada.

 

Estúpido adanacko.

 

 

**

 

 

Salieron de la cueva sin intercambiar palabras, para su suerte la tormenta había pasado y dentro de dos días llegarían al primer reino de los enanos, las minas Uth, tierra de los enanos de hierro.

 

Ni bien sintió los rayos de sol sobre su cuerpo, Yuri estiro sus delgados brazos hacia el cielo, haber dormido en una sola posición sí que era incómodo, sentía su cuerpo entumecido. Ahora sin la tormenta podía apreciar la belleza del lugar en el que se encontraban, pudo escuchar los pasos detrás de él.

 

─Es la primera vez que me siento libre─ Comenzó a hablar para sí mismo sin despegar la vista del paisaje. ─ Sin títulos ni reglas, sin presiones...

 

Una sonrisa llena de paz se asomó por sus finos labios, gesto del cual no perdió detalle Otabek, sin embargo desvió la vista en cuanto el príncipe se giró hacia él.

 

─¿Por qué bajas la cabeza? ─

 

Yuri había notado aquel comportamiento extraño en el general, siempre muy distante y respetuoso pero aquel trato estaba comenzando a molestarle, no se hallaban en su palacio, no había por qué mantener aquellas formalidades, formalidades que el general se empeñaba en mantener.

 

Una tontería a su parecer.

 

─No lo he mirado─

 

Arqueó una ceja ante la seca constatación del moreno que aún mantenía la cabeza gacha. Soltó un bufido exasperado mientras se giraba hacia este.

 

─ A mí no me importa, General ─ Contesto tratando de que sonara desinteresado, pero en ese momento pareció como si su lengua y su mente se hubiesen desconectado, creyó que lo había pensado, más cuando sus orbes se toparon con las contrarias supo que había hablado de más.

 

Me gusta que lo hagas...

 

El rostro de confusión que puso el general solo logro hacer reír aún más al joven príncipe, ignorando aquellos pensamientos de reproche para alargar un suspiro con lentitud.

 

El silencio entre ambos duró poco, Otabek rompió el momento dándole la espalda mientras comenzaba a bajar, con el invierno por terminar podía continuar con su misión, llegar al Imperio de Adanack y pasar a ser parte del harem del Emperador, dicho de esa manera sonaba demasiado mal, para su reino esto más allá de ser un tratado de paz también representaba un insulto y deshonra, los comprendía, cada dia que continuaba avanzando se preguntaba si habría tomado la decisión correcta.

 

¿Por qué la había tomado verdad?

 

Su deber como príncipe era procurar la seguridad del reino y eso estaba haciendo.

 

 

 

 

Esperaba sentado sobre una roca, metros más abajo el general recogía agua del riachuelo que corría por la planicie. Después de haber caminado casi todo el día, por fin el paisaje había cambiado dejando atrás las colinas que los rodeaban, ahora solo se podía apreciar el terreno plano y aun cubierto por la nieve en poca cantidad, se suponía que ahora el paso sería menos dificultoso, pronto llegarían a las minas y con esto a su destino.

 

Cerró los ojos de solo tocar aquel tema.

 

¿Por qué de pronto sentía aquella punzada cada que recordaba su misión?

 

Esto que hacía...

 

─Alteza, por favor beba─

 

Miro con algo de confusión al casco que le extendía el general, no lo pensó mucho cuando pudo apreciar el agua que yacía dentro de este, cogió con ambas manos aquel objeto notando lo pesado que era, pronunciados tallados recorrían el casco extendiéndose casi por completo en el.

 

─Lamento tener que ofrecerle de esta manera el agua, la cantimplora sufrió un corte volviéndola inútil─

 

─Está bien general, agradezco su esfuerzo─

 

─Es mi deber─ Realizo una venia ─ Si me permite revisare los alrededores, el sol pronto se ocultará y esta noche la luna no alumbrará, por ello descansaremos aquí esta noche─

 

─No voy a huir─

 

─No quise decir eso...

 

─No se preocupe, esperaré aquí ─

 

El general pareció querer decir algo más, lo vio abrir y cerrar la boca.

 

─Volveré enseguida─

 

Y volviendo a inclinarse levemente partió en su revisión, Yuri lo siguió con la mirada hasta que tras unos arbustos lo perdió, para sorpresa propia se halló liberando un suspiro, eso no era normal. ¿Cuándo alguna vez se había sentido de aquella manera? Cuando sus dedos se rozaron al aceptar el casco un extraño nerviosismo lo azoto violentamente, supo disimularlo muy bien pues el general pareció no notarlo.

 

Esto era tan problemático.

 

Hacía tiempo que aquel sentimiento venía haciéndose presente cada que veía al general. No sabía lo que era, pero le gustaba tenerlo, aquella no solo (y aunque le costara admitirlo) admiración que había desarrollado hacia el adanacko, también estaba esa confianza que se había ganado a pulso en moreno, cada conducta y gesto, era completamente diferente a lo que se hubiese imaginado del gran y temido General de Adanack. Con él, Otabek Altin se había mostrado cual caballero y no guerrero, aunque claro el General lo trataba así puesto que esta era su misión, pero no podía evitar pensar todo lo contrario, quería pensar que era lo contrario. Quizás haya sido que nunca antes había pasado tanto tiempo al lado de alguien que estaba experimentando tantos cambios que ni él mismo comprendía, no lo comprendía pero cada que él general se mostraba atento con él sentía a su corazón latir desbocadamente contra su pecho, tan fuerte que incluso en ocasiones temía que llegase a oídos del mortal.

 

Por más vastos conocimientos que poseyera no podía darle un nombre a esa extraña sensación, ni uno de los ancianos había hablado de ello algunas vez, ni siquiera su abuelo nombro tal sensación.

 

Volvió a liberar un suspiro con lentitud.

 

Miro al brillante sol del atardecer acariciar con sus rayos cuanto tocara, para luego cambiar su semblante.

 

Esta era una misión, su destino ya había sido marcado desde el día que su unión con el Emperador fue aceptada, al llegar a Adanack no volvería a tener libertad, lo sabía y en esa momento no había dudado al ceder por el bien de su pueblo. Pero ahora deseaba más, más de la vida sin preocupaciones, de aquella pequeña Utopía que venía viviendo al lado de Otabek y si, quería seguir compartiendo de esa ilusión con el adanacko.

 

¿Qué clase de Príncipe era?

No podía ser más egoísta al tener tales pensamientos, sin embargo era así como se sentía.

¿Estaba mal sentirse de esa manera?

No lo sabía pero por su bien tenía que acabar.

Estos sentimientos...

Sentimientos que debían morir antes de que lo consumieran.

 

─Alteza ¿Se encuentra bien? ─

 

Salió de sus pensamientos cuando la gruesa voz extranjera lo llamo. Otabek había notado aquel ensimismamiento por parte del rubio al llegar al lado de este, al inicio había optado por dejarlo pensar mientras apilaba madera para hacer una fogata y dejaba las frutas que había recolectado a un lado, pero al ver que el tiempo pasaba y el menor parecía no enterarse decidió actuar.

Yuri levanto la mirada hacia el horizonte, pronto la brisa fría de la noche llego hasta él, tan suave y calma invitándolo a danzar.

 

─Me encanta bailar ─

 

─Por favor Alteza, solo el emperador puede verlo─

 

─Este baile y esta canción son solo para ti─

 

 

   

 

 

No espero respuesta por parte del General, se movió con suma gracia, primero levantando los brazos mientras daba dos giros comenzando a cantar.

 

  Un joven muchacho caminó por el bosque
con su aljaba y arco de caza
escuchó a una joven muchacha cantando
y siguió el sonido
ahí encontró a la dama
que vive en el sauce  

 

Se detuvo, elevó un brazo al cielo y otro hacia el adanacko, junto y giro ambas manos a la altura del pecho para luego inclinarse hacia atrás en una curva perfecta y hermosa de su espalda.

 

  La llamó mientras ella escuchaba
desde un anillo de setas rojas
"ven conmigo mi dama
ven desde tu cama de sauce"
ella lo miró serenamente
y solamente meneó su cabeza.  

 

Bajo una mano atrapando el borde de su túnica y elevándola comenzó a girar, la primera capa de la túnica se elevaba incluso más alto que su propia cabeza dando un aspecto mágico.

 

  "Mírame ahora, un rayo de luz en la danza de la luna
mírame ahora, no puedo dejar este lugar
escúchame ahora, un trozo de canción en el bosque
no me pidas que siga donde tú vas"

 

Otabek no podía resistirse a ver el despliegue de gracia que se presentaba ante sus ojos, al igual que en el rio se veía incapaz de apartar la mirada, al igual que aquella noche, la naturaleza parecía danzar al lado del hada.

  Un joven muchacho caminó por el bosque
con una flor y una capa verde
su amor tenía cabello rubio como oro
sus ojos un brillo esmeralda
ella se envolvía en belleza
tan joven y tan serena  

  él se paró allí frente al sauce
y le dió la flor amarilla
"niña mi corazon has capturado
oh, yo seré tu marido"
ella dijo que nunca se casaría con él
ni dentro de poco, ni de lejos, ni pronto  

 

Al terminar de girar se inclinó para luego levantarse ahora con un brazo a medio alzar mientras el otro se deslizaba alzando un poco su manga, llegando al hombro para terminar a la altura de su cuello, acariciando su mejilla al mismo tiempo que sus orbes se conectaban con las ajenas. 

 

  "mírame ahora, un rayo de luz en la danza de la luna
mírame ahora, no puedo dejar este lugar
escúchame ahora, un trozo de canción en el bosque
no me pidas que siga donde tú vas"

 

Dio un paso hacia un lado mientras levantaba una pierna con gracia desde atrás hacia adelante, completamente rígida, cayendo de punta mientras repetía la acción pero con la pierna restante, dio media vuelta para inclinarse hacia atrás a la vez que botaba la pierna derecha también hacia atrás con suma altura.

  La dama lloró cuando lo escuchó
cuando él dijo que la liberaría
tomó su hacha y la usó
para derribar su antiguo árbol
"ahora tu sauce ha caído
ahora me perteneces"  

 

Pasos tan elegantes y delicados que terminaban hipnotizando al General otra vez.

 

  "mírame ahora, un rayo de luz en la danza de la luna
mírame ahora, no puedo dejar este lugar
escúchame ahora, un trozo de canción en el bosque
no me pidas que siga donde tú vas"

 

Despertando sentimientos desconocidos que anunciaban un cambio en aquella relación.

 

  él no pudo tomar del bosque, lo que nunca debía ir .

 

Un cambio que ninguno de los dos llego a esperar.

 

 

 

Notas finales:

Me van a querer ahorcar por demorar tanto en la actualización y encima tan corta!

No desesperéis, lo necesitaba para poder dar el inicio al siguiente capítulo.

me disculpo por esta demora, su servidora se encuentra en cursos intensivos en la u y me consumen la vida T0T  -Aparte que mi inspiración parece empeñada en darme ideas para nuevos fics que para continuar los que ya tengo. ¿Por qué soy así?


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