Mi Secreto
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DENUEVO EN EL INFIERNO
Deseaba que el tiempo se detuviera... o que fuera más lento de lo normal. No quiero llegar, no quiero volver al orfanato...
Sin darme cuenta entre el cansancio y el llanto, me había quedado profundamente dormido. Cuando volví a abrir mis ojos fue para darme cuenta de que mis peticiones habían sido en vano. Ante mí estaba el infierno en vida...
La puerta de mi lado del auto fue abierta desde el exterior. Esperando verme salir una de las personas que más odio en el mundo.
Remedio ya no hay. Es tarde para salir corriendo. Sólo salí del auto con la cara en alto. Para recibir inmediatamente una bofetada que dejó mi rostro de lado.
- ¡Kabuto-san! – ante la reacción vista Tsunade-senpai se exaltó
El subdirector Kabuto se ajustó sus lentes con un semblante furioso.
- Después de todo el tiempo que estuvo con nosotros, no esperaba que Naruto-kun olvidara la regla más importante – no me parecía sorpresa escucharle decir eso y es que aquí lo único que saben hacer es castigar para educar – Regla número uno... ¿podrías decirme cuál es, Naruto-kun?
Me irrita tanto su voz... pero no puedo hacer más que responderle...
- Siempre mirar a los superiores a los ojos... – el tono que utilicé no fue el adecuado, a lo que como respuesta hubo otra bofetada aun más fuerte
- No te escuché
- ¡Siempre mirar a los superiores a los ojos! – me siento tan... impotente
- Bien dicho – dedicó una sonrisa sínica hacia mí como pago – Y bienvenido a casa... Naruto-kun
Lo odio... lo detesto... quisiera golpearlo y decirle todo lo que se merece. Sin embargo, no puedo...
- Tu habitación está lista, puedes ir a descansar del viaje – dándome la espalda se encamina hacia el interior para que yo lo siga, cosa que hice forzosamente – Las reglas no han cambiado mucho desde que te fuiste, así que no te preocupes por nada...
Continua hablando, sobre lo que se debe y lo que no se debe hacer. Horarios de levantarse, desayuno, comida, cena, dormir... esto siempre me ha parecido más una cárcel antes que otra cosa.
Antes de llevarme a la habitación que me correspondía me llevaron con la peluquera del instituto, para dejarme con el cabello aun más corto de lo que ya lo tenía...
Después, Tsunade-senpai me dejó dentro de mi habitación... la cual puedo darme cuenta sigue siendo la misma que tenía de pequeño... como si la hubieran guardado sabiendo que algún día tenía que volver.
La senpai me vio unos segundos más antes de dejarme completamente sólo en aquel cuarto. La angustia pude verla en su mirada... ¿quizá arrepentimiento?... probablemente así sea, sin embargo, Tsunade-senpai, ya es tarde para arrepentimientos y eso debes saberlo mejor que yo...
Me dejé caer sobre la cama boca abajo. Maldiciendo mi vida... maldiciendo la vida... maldiciendo todo lo que se me venía a la mente...
Dejé de hacerlo cuando llegó la imagen de él a mi mente... nuevamente Sasuke me deja sin palabras...
Sasuke... no quiero dejar de verte... no quiero pensar que nunca más podré volver a mirar tus hermosos ojos negros...
Nuevamente mis ojos están derramando lágrimas. No puedo detener este sentimiento de dolor que vive en mi interior cada vez que pienso en él...
- No puedo creerlo...
Me exalté al escuchar una voz tan cercana, incorporándome en la cama para ver hacia la puerta pude notar rostros conocidos... y no ciertamente eso era bueno...
- ¡Ven a ver esto Dosu!... ¡es Naruto!
Zaku y Kin me miraban mofándose, mientras llegaba Dosu a acompañarlos.
- Jajaja... ¡no ha cambiado nada! – Kin como siempre engreída, señala hacia mi – ¡Tiene la misma cara de niña jajaja!
- ¡Oigan todos! – grita Zaku por el pasillo - ¡Naruto volvió!
No pasó mucho tiempo para tener en la puerta a todos mirándome como animal de feria.
¿Tendré que quedarme aquí hasta que cumpla la mayoría de edad?... si esto es una pesadilla quiero despertar ya...
- ¡Hey chicos vamonos! – llegó corriendo un chico de cabellera oscura - ¡Viene el Director hacia acá!
La noticia no fue gratificante. Todos corrieron a sus habitaciones correspondientes mientras que yo me moría del miedo. Y con justa razón, pues de este sitio no podía recordar más que torturas y malos momentos... pensé que no volvería a tener el desagrado de verle el rostro, pero ahora entiendo que lo que menos se quiere es lo que más probable llega a suceder.
- Naruto-kun
Ahora en la puerta de mi habitación se encontraba el Director del orfanato. Esa piel pálida... esa sonrisa desagradable... esa mirada escalofriante... ¿es posible poder olvidar eso?... si lo es, que alguien me diga el como...
Me coloqué de pie al momento de que se detuvo en la entrada. Supuse inmediatamente que vendría a hacerme peor el momento. Y no debía dudarlo, conociéndolo... no sólo es una suposición, sino una realidad.
- Orochimaru-sama, no sé usted, pero yo lo veo más delgado – el subdirector Kabuto tras del Director como siempre criticando todo lo que ve, ciertamente a ese tipo nunca se le da gusto
- Es verdad – acercándose lentamente hacia mí mientras le respondía – Naruto-kun... ¿es que acaso no te alimentabas correctamente? – coloca su fría mano en mi mentón sosteniéndolo para obligarme a verle fijamente a los ojos – Sabía que no te esperaba nada bueno fuera de aquí
Con su falso rostro de sufrimiento. Hablando y hablando del como nos “quiere” y nos protege del exterior, donde sólo no nos espera nada bueno. Donde nadie podrá darnos lo que necesitamos... como si él en verdad pudiera dárnoslo.
- Quiero que le consigan ropa de su talla, que vaya a ducharse y en momento estén todos en el comedor para darle una calurosa bienvenida a mi pequeño Naruto-kun
Tratándonos como suyos... ¿por qué lo hace?... ¿por qué le encanta vernos sufrir y todavía atreverse a decir que le pertenecemos?...
Al instante en que Orochimaru-sama dio ordenes Kabuto-san se movió a realizarlas. En este sitio todo da vueltas alrededor de él. Como si fuéramos peor que sus criados... o quizá sólo eso somos para él.
No pienso quedarme aquí... definitivamente no será así... pero ¿cómo salir?... ¿cómo huir sin que me sigan?...
No es algo que pudiera planear en 5 minutos. Sé que necesito tiempo para ello y no importa cuando me lleve... conseguiré salir de este maldito lugar cueste lo que me cueste...
Después de la ducha y la “bienvenida calurosa” de parte de todos mis compañeros en el comedor central... el día se había nublado, una nueva tormenta se avecinaba y nos mandaron a todos a dormir. Pero... ¿en verdad esperan que pueda dormir?... me será imposible. Cuando volví a mi habitación me detuve de golpe al cerrar la puerta e intentar encender el interruptor de la luz. Y todo esto se debió a que vi la silueta de alguien dentro.
- No enciendas la luz... y mantente en silencio – la voz se escuchaba en susurro y no podía imaginarme de quien se trataba
Caminé con temor hacia donde se encontraba la silueta para intentar descubrir de quien era el intruso.
- ¿Quién eres?...
Pude escuchar una leve risita de su parte como respuesta.
- Déjate de juegos y dime de una vez por todas quién...
Antes de terminar la frase el intruso me había jalado del brazo hacia la cama, dejándome inmóvil viéndome debajo de su cuerpo.
- ¿Acaso ya te olvidaste de mí?
Si se trataba de un juego o una broma. En verdad era muy de mal gusto.
- Ni siquiera puedo verte entre toda esta oscuridad... ¿cómo esperas que te recuerde?
Volvió a reír. No es por ser intolerante, pero me está colmando la paciencia.
- Me dejaste sólo y ahora me dices que no me recuerdas... eres demasiado cruel Naruto
Abrí mis ojos pasmado. No podía ser quien yo estaba pensando... era imposible...
- ¿Qué haces aquí?... se supone que...
Me tapó la boca sorpresivamente con una de sus manos y se quedó unos segundos en silencio.
- Alguien viene... no hagas ruido
No tenía otro remedio, pues él me tapaba la boca. Aun así no hice el mínimo ruido.
Se escucharon varios pasos fuera de la habitación. Los cuales se fueron poco a poco. Era normal, pues siempre se cuida que no haya nadie fuera de las habitaciones ya a esta hora. A menos que fuera una urgencia como el ir al baño o algo que se le parezca.
Ya visto el campo libre. El intruso destapó mi boca volviendo a reír.
- ¿Qué te causa tanta gracia? – su risita me tiene ya harto
- Es que... me da miedo Orochimaru-sama – la frase la escuché tan cerca de mi oído haciendo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo
- Está bien, pero ya aléjate de mí, me siento acosado – con mis brazos lo empuje bastante para alejarlo de mi cuerpo
Ya separado volvió a quedarse en silencio por varios minutos.
- ¿Y bien?... – rompí el hielo ya cansado de esperar - ¿Qué haces aquí... Haku?
- Jeje, sabía que no te olvidarías de mí tan fácilmente, pero mira que fuiste cruel
Haku era en el Orfanato mi único amigo. Me lleva dos años y tenemos el mismo problema físico. Pero apenas teníamos poco de habernos hecho amigos cuando lo adoptaron. Desde ese día comencé a creer lo que hasta ahora sigo pensando... el destino me odia y me quiere ver infeliz y sólo.
- Olvida eso y respóndeme – no sé si llega a notar mi intolerancia, pero me extraña demasiado verlo aquí
- Está bien... lo siento – pausó un momento al instante que dio un profundo suspiro – Sucedió un accidente y mis padres adoptivos fallecieron...
Ahora quien se había quedado sin palabras... había sido yo.
- Lo dije muy brusco ¿cierto?... jeje, lo siento, es sólo que... – volvió a hacer una corta pausa – Cuando fallecieron volvieron a traerme aquí, pero... me di cuenta de que ya no estabas
- Es que... – intenté explicarle mi caso, pero se me adelantó
- Lo sé, me dijeron que Jiraiya-san te llevó con él y que Tsunade-senpai convenció a Orochimaru-sama para que no te arrebataran de sus manos... aunque... viéndote aquí de nuevo no me gustaría creer que algo malo te sucedió a ti también...
Agaché la mirada con melancolía.
- No tiene caso que te engañe Haku... pero no es lo que piensas, Jiraiya-san está bien...
- ¿Entonces?... ¿por qué estás aquí Naruto?...
- Es una larga historia... y no me alcanzará el tiempo para contártela toda en estos momentos, además... – miré hacia la puerta del cuarto – Te meterás en líos si no te encuentran en tu habitación o si alguien da el chisme de que estás aquí
Haku soltó un leve suspiro asintiendo con la cabeza.
- Tienes razón, pero mañana a primera hora espero que me digas todo lo sucedido... – me abraza calidamente – Esta vez no te dejaré sólo...
- Gracias Haku... – correspondí a su abrazo dibujándose en mi rostro una pequeña pero sincera sonrisa
Momentos después Haku salió de mi habitación con cuidado para no ser visto por los prefectos ni tampoco por nuestros compañeros. Ya que aquí los chismes corren más rápido que un leopardo.
Quizá esto no esté tan mal. Ahora que Haku está conmigo de nuevo podré sentirme menos sólo.
Pero... aun hay algo que me inquieta... y sé que es ese algo...
¿Debería sólo preocuparme por mí?...
¿Olvidarme de lo pasado y pensar en un nuevo futuro?...
¿Dejar atrás la idea de escapar y buscar a la persona que amo?...
¿Será lo ideal?...
Y si en verdad pudiera hacerlo...
¿Podré olvidarme de él?...
Toda la noche no dejo de pensarlo. Entre sueños me llega un leve aroma a cacao... que me inquieta... me pone tenso...
Quiero verlo... deseo volver a sentir sus labios sobre los míos... sus manos sobre mi cuerpo...
Abro mis ojos agitado.
- ¿Será así todas las noches?... – entrecierro mis ojos intentando mirar el techo entre la oscuridad del cuarto
Me siento hipnotizado. Como si aquellos ojos negros me hubieran introducido un profundo deseo. No puedo dejar de pensar en él... no puedo sacarlo de mi mente... no, en realidad no es que no pueda... lo que sucede es que yo no quiero... sí... eso es... no quiero dejar de pensarlo...
No puedo dejarlo todo en un sueño... tendré que hacerlo... escaparé de aquí, no importa si tardo días... semanas... meses... o quizá años...
Saldré de aquí y volveré a tu lado... te lo prometo... Sasuke...
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CONTINUARÁ...