Mi Secreto
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DOS AÑOS SIN TI
Me veo corriendo a la velocidad máxima que me ofrecen mis piernas, en medio del bosque al lado de mi amigo Haku. Quien desde un principio me dijo que la idea no era buena. Desobedecer era ya parte del plan, ya es tarde para mirar hacia atrás. Los arrepentimientos ya no caben en nuestro camino.
- ¡¿Cuánto más tendremos que correr Naruto?!
Una pregunta bastante buena. Incluso a mí me gustaría saber la respuesta.
- No lo sé...
Las alarmas del instituto sonaban con tal magnitud que aun a tal distancia llegábamos a escucharlas. El motivo era más que obvio. Dos de los huérfanos habían escapado. Y ya podrían imaginarse de quienes estoy hablando.
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Unas horas antes...
Tsunade-senpai depositaba en mi mejilla izquierda una fuerte bofetada.
- ¡Estas loco! – su reacción no me sorprendía, pues lo que acababa de comentarle no era un chiste ni mucho menos
- Se lo estoy comentando por que necesito su apoyo senpai, no puede darme ahora la espalda, no ya que he llegado tan lejos – le miré con efusividad
- Naruto-kun...
- Yo... – bajé a cierto volumen el tono de mi voz - Quiero volver con mi padre, y sé que me entiende
Se notaba en sus ojos aquel sentimiento de culpabilidad. Tsunade-senpai no quería separarme de Jiraiya-san desde un principio. Ahora se le hacía una pesadilla viviente lo que presenciaba de mi vida dentro del orfanato. Muchas veces me pidió perdón y me insistió en que cuando la necesitara le pidiera apoyo sin dudarlo. Es hoy cuando hago caso a sus palabras.
- Te meterás en muchos líos si llegan a atraparte, lo sabes ¿cierto?
No tenía que decirlo. Es algo que tengo muy claro.
- Lo sé y pienso enfrentarme a las consecuencias en todo caso... pero, quisiera que no llegara a suceder, por eso mismo estoy aquí...
Creía que sería un poco más complicado convencerla, pero no fue así. El remordimiento que cargaba me ayudó bastante.
- Sólo... ten cuidado con lo que haces Naruto-kun
- Lo tendré... créalo que lo tendré...
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Haku y yo logramos llegar al final del arbolado. Topándonos con la carretera. Nuestra última alternativa. Esperar a tener suerte y encontrar quien nos lleve antes de que seamos atrapados.
Alcé mi brazo diestro al aire tal como había visto en varias películas. Esperando la respuesta de alguien. Mientras Haku miraba alarmado el camino que habíamos tomado, esperando no ver a nadie siguiéndonos.
- ¡Rápido Naruto! – la presión era muy grande, nos sentíamos como dos prófugos
- ¡Cálmate Haku, esto no es cuestión mía! – era difícil de creer pero cierto, no podíamos solo tirarnos sobre el primer vehículo que se nos cruzara
Pero como dicen por allí, la esperanza muere al último. Y como mandado por Dios un gran trailer se detuvo unos pasos delante de donde nos encontrábamos parados. Miramos con sorpresa y pasmados. Era como vivir una película de policías y ladrones, pero sin balas de por medio.
La puerta derecha del trailer se abrió, a lo que mi compañero y yo corrimos para subir de inmediato y sin chistar.
- ¡Gracias! – fue lo primero que pude decirle al conductor sin siquiera mirarle a la cara
En unos momentos el vehículo se hallaba en movimiento. Nuestras respiraciones calmaban cada centímetro que nos alejábamos del orfanato. Sin embargo, aun teníamos que asegurar el viaje.
- Pareciera que vienen escapando de alguien... – el silencio se interrumpió por las palabras del conductor – Subieron como locos y ni siquiera me han dicho a donde se dirigen
Haku que se hallaba pegado a la puerta mirando por la ventana el paisaje no se atrevía siquiera a mirar a nuestro “salvador”. No hubo más remedio, tuve que ser yo quien se enfrentara a la situación.
- Lo siento... es que necesitábamos alejarnos lo más pronto posible de ese lugar, y sobre a donde nos dirigimos... bueno quisiéramos ir a Tokio...
El trailero volteó a verme fijamente a los ojos sin dejar de manejar. Sorpresivamente eso me puso nervioso, pero lo supe fingir bastante bien.
- Son unos jovencitos interesantes – sonríe de lado – Y tienen suerte, ya que paso por Tokio, puedo dejarlos cerca
Haku puso atención rápidamente con gran alegría al haber escuchado las palabras del conductor.
- Pero al menos podrían decirme sus nombres
- Ah... cierto, bueno, él es Haku y yo soy... Uzumaki Naruto
- Haku y Naruto... – susurró en un instante el conductor mirando al frente del volante – Bueno, pues yo soy Tazuna, mucho gusto chiquillos – nos dedicó una pequeña sonrisa
Tazuna. Se veía ya algo anciano, pero con aun fuerza como para dedicarse a este tipo de trabajo. Un viajero sin rumbo, eso era algo interesante. Pero a mi gusto, no era algo que yo me dedicaría a hacer.
Todo el camino Haku y el anciano Tazuna se la pasaron hablando. Incluso le cambié el lugar a mi compañero para que pudieran escucharse mejor. Mientras ahora yo era quien miraba el paisaje del camino.
Al fin... después de dos años volveré a ver a mi padre y amigos...
Pero sobre todo, volveré a ver a... Sasuke...
Me sentía en un sueño realizado. Viendo el pago de todo aquello que sufrí dentro de aquel infierno. Por otro lado si me ponía a pensarlo, creo que me había servido bastante para cambiar al fin mi actitud y sobre todo para dejar de ser el trapo sucio de los demás.
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¿Por qué sigo siendo así?
Me miro detenidamente frente al espejo del baño. Ese soy yo... ese niño con cara de niña. Pero... ¿en verdad será por culpa de Dios esto?...
Entrecerré mis ojos sin dejar de mirarme. Los moretones marcados de los golpes continuos que acostumbraban a darme eran ya algo a lo que me estaba acostumbrando.
- Estoy harto de todo... – musité en voz baja mientras acariciaba mi propia mejilla izquierda
Recordé el gimnasio del orfanato. Fue difícil que me aceptaran allí, me llevé bastantes palizas al principio, pero yo ya no era el mismo de antes... ante los golpes ya no me quejaba... dejé de llorar... Parecía que a los demás eso les molestaba. Ya no me intimidaban como querían. Poco a poco fueron dejándome en paz.
Al fin en paz...
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- Naruto... tengo hambre – sujetándose del estómago mi compañero del orfanato hacía puchero ante su deseo por comida
Entre los dos miramos a Tazuna-san, quien se detuvo en la primer caseta que encontró. Bajamos dispuestos a llenar la barriga, pero fue a mi mente que llegó la cruda realidad.
No tenemos ni un centavo.
¿Cómo pagaríamos los alimentos?
No podíamos pedirle a Tazuna-san que nos pagara, sería abusar de la confianza que nos daba. Pero tampoco podíamos soportar mucho tiempo más estar sin alimentarnos.
Abrí la puerta del trailer y bajé de un brinco. Varios traileros se hallaban observándonos desde afuera y es que ya pasaba de media noche.
No pude evitar el que una sonrisa se dibujara en mis labios.
Era la primera vez que los demás me miraban indiferente o como un chico extraño... al fin habían dejado de verme como una “nena”. Por lo tanto me era difícil ocultar mi alegría.
- Naruto... – en voz baja Haku me hablaba – No tenemos dinero, ¿cómo pagaremos la comida?
Tal como lo predije. Estábamos en un dilema... un dilema muy grande...
- ¡Hey chico! – a lo lejos uno de los traileros me llamaba
Era algo atemorizante, pero pese a ello me acerqué.
- ¿Cuánto pedirías por tu chaqueta?... seguro que es la que me ha pedido mi hijo que le compre y nunca la había visto, te daré lo que pidas
Al instante quedé desconcertado. Y decir bastante era poco.
Me encontraba vestido con un pantalón de mezclilla del estilo brinca charcos y una chaqueta anaranjada con toques negros.
Nuevamente como caído del cielo. Era la oportunidad perfecta para sacar dinero y comer. No lo dudé y di una cantidad, a la cual no se negó el sujeto y me pagó por la prenda. Era cierto que ahora con sólo mi camisa negra tendría algo de frío. Pero gracias a esto tenemos dinero para alimentarnos e incluso para ofrecerle una invitación a Tazuna-san y pagarle un poco por el favor que nos hace.
Sería una larga pero reconfortante noche.
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Antes de salir de la oficina de la senpai, ella me detuvo haciéndome una última pregunta.
- Naruto-kun... ¿estás seguro de lo que haces?
Volteé a ver a la senpai con una amplia sonrisa.
- El amor puede mover montañas senpai
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Las palabras tienen un amplio significado. Y esta vez no eran erróneas. Al fin veía mi pago por todo lo que sufrí fuera y dentro de un infierno en vida.
- ¡Naruto! – sentí entre sueños como me hablaban
Restregué mis ojos despertando ante la desesperación de mi compañero de viaje.
- Chico, si que haz dormido – comentó burlonamente el anciano Tazuna
- ¿Eh?... – yo aun no despertaba por completo
- ¡Llegamos! – señala al frente el moreno haciéndome voltear
Así es. Dos años tardé para lograr escapar de mi pasado. Viendo el letrero de la carretera que anunciaba nuestra cercanía a Tokio. Estiré mi cuerpo animado y nervioso. Hace mucho tiempo que no veo a nadie de aquí... no puedo evitar sentirme ansioso ante lo que podrá suceder de ahora en adelante.
- Sasuke...
Fijé la mirada en el espejo lateral de mi lado. Tengo algo de miedo, pues ya no me veo femenino como antes... mi cabello corto y alborotado, e incluso portaba en mi frente una pequeña banda negra que me adornaba la prenda ahora incompleta que usaba.
¿Y si ya no le gusto?...
¿O si simplemente se olvidó de mí?...
Fuese lo que sea estaba a punto de enfrentarlo.
Bajé por tercera vez del trailer. La de la comida, y una anterior por cuestión urgente de no poder contener más líquidos en la vejiga.
Suspiré y miré hacia atrás esperando ver a Haku bajar. Cosa que al parecer no pasaría.
- Naruto... lo estuve pensando y... creo que me iré con Tazuna-san...
Mis ojos quedaron como dos platos.
- ¿Qué?...
- ¡Es que... esto de viajar es como un sueño, siempre había querido hacerlo, incluso no he podido dormir en todo el camino, es realmente fabuloso! – lo decía con tales ánimos que no podía creer que mentía
Volvió a salir un suspiro de mis labios.
- Entiendo... – le miré con ternura – Será un hasta pronto ¿verdad, Haku?
- No lo dudes, amigo
Nos ahorramos abrazos y eso, entre chicos y ya a nuestra edad eso se vería muy mal.
El trailer se fue. Dejándome un “suerte” y un “hasta pronto” para mi camino hacia el frente. No lo pensé más y corrí hacia la ciudad. Con el poco dinero que me quedaba de la comida de anoche pagué transporte hacia la casa de mi padre.
Para mi desgracia tuve que bajarme una calle antes. No podía creer lo que mis ojos me mostraban. Delante de la casa de mi padre estaba la limusina especial de Orochimaru-sama... lo cual daba a conocer malas noticias. Una de dos, o estaba el demonio en persona o su lambiscon con lentes.
Quería que fuera él quien me viera primero después de todo este tiempo... pero tendría que esperar a que los monstruos se fueran de allí. Sin embargo, otra parada que tenía que hacer era en el colegio Allstars...
Por la hora podía darme a la idea de que aun se encontraban en clases. Caminé por el rumbo que solía llevar de chico hacia la escuela. Viejos recuerdos vinieron a mi mente, varios buenos y varios malos. Aunque... fuera de todo lo que pienso, estaba su nombre... Sasuke... Sasuke... quiero verlo... ¡ya!...
Aceleré el paso para así poder llegar más rápido a mi destino. Las enormes rejas que daban muestra de la entrada al colegio. Miré que habían hecho algunas remodelaciones. Por primera vez tenía ganas de entrar a aquel colegio.
Di paso adelante. Mi corazón palpitaba con fuerza. Caminaba por aquellos largos pasillos. Preguntándome si les habían cambiado de salón... o si incluso seguían en esta misma escuela todos aquellos a los que conocí...
Detuve el paso de golpe antes de doblar la esquina. Mis ojos abiertos de par en par y mis labios entreabiertos daban paso a entender que no podía creer lo que mis ojos presenciaban.
Recargado en la esquina del pasillo, cruzado de brazos el moreno de ojos oscuros volteó hacia mí con indiferencia. Portando en sus labios un cigarrillo exactamente debajo del letrero que decía “Prohibido fumar”. Más alto... incluso seguía siendo más alto que yo... con el uniforme escolar y ese toque de dos botones abiertos descubriendo algo de su pecho. Esos mechones que cubrían parte de sus ojos. No había duda... era él...
- Sasuke...
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CONTINUARÁ...