Se dice que los dioses son seres muy poderosos, y entre ellos sólo se podían casarse la luna estaba enamorada del sol pero ella no lo podía tocar, cansada de llorar el amor del sol ella creó a un bebé y lo crió como su hijo el pequeño se convirtió en la luz de la luna, y también era un Dios, encargado de noche tras noche ver que todas las criaturas duerman y tengan dulces sueños. Pero el sol no se quedo atrás y tuvo un hijo el cual su deber era ayudar a los humanos a despertar y ser un niño que ayuda a los indefensos, y por ningún momento debían los hijos de los dioses encontrarse
– ¿Porque no mamá? – pregunto un niño a su madre.
– Yuri~ si quieres entender escucha la historia... – dijo la mujer al niño.
– perdón... – dijo bajito y agacho la mirada.
– no estés triste... Yuri, mejor ve con tus hermanos a Jugar – dijo para luego darle un beso a su madre y este salir corriendo detrás de sus hermanos mayores, una vez sola la señora sonrió y dirigió al patio donde sus tres hijos jugaban.
– es igual a usted mi señora luna... según cuentan las leyendas... solo espero que se encuentre y sea feliz... – dijo la señora dejando que su voz y mensaje se lo llevara el aire.
En alguna parte de uno de los reino dos personas charlaban
– ¡mamá, algún día encontrare a una omega tan linda como tú! – canto el niño.
– encontraras a un lindo omega que te adore eso es seguro ahora anda, Yuuri esta aquí ve a jugar con él – dijo la señora a su único hijo, y este se fue a buscar a su primo.
– Espero que sean Felices – susurro una vez sola rezando por la felicidad de su hijo y la pareja de este.
Cualquiera diría que por ser Alfa puro no tendría un destino, pero por desgracia en la piel de su hijo había un símbolo que decía lo contrarió. Los alfas identificaban a sus parejas por el olor, lastimosamente para ella su alfa era un campesino y el de su esposo era la reina alfa del reino tierra, pero como era de esperarse su esposo y ella habían llegado un acuerdo, el cual era que ambos te darían relaciones hasta concebir a un Alfa, no importando si era hombre o mujer, mas que nada para no lastimarse más, para fortuna para ambos habían tenido un Alfa Varón, su pequeña alegría y secreto de la Reina.
Años atrás...
– no te amo, y tu no me amas, pero tenemos un compromiso con el reino, así que tendremos que cumplir – dijo el rey de cabellera plateada y ojos verdes. Mientras veía a la hermosa dama de ojos Azules y cabellos negros.
– Lo se...– después de esa respuesta ambos acordaron nunca lastimarse o ser infiel, aunque su omega y Alfa estuvieran llorando por no tener a su pareja cerca.
La señora después del encuentro con su esposo, camino por los jardines de palacio, era una hermosa tarde y comenzó a llorar.
–¡Alguien, ayuda! – dijo hecha un mar de llanto.
– yo te ayudare, a cambio de una cosa. – dijo el hombre de cabellos rojos ojos azules mas oscuros que el cielo, y piel blanca.
–¿quien...quien es usted?– dijo asustada. La mujer.
– eso no importa, yo te ayudare, dejare que tu junto con tu esposo tengan la dicha de engendrar el cuerpo de la alma de tu hijo – dijo el Dios a la mujer – tu hijo, esta destinado a morir, pero si ese niño lleva el alma de mi hijo este vivirá, y ya que esperas a un alfa el podría elegir a su pareja, se que ella no dejara a su hijo en una clase inferior a la que se merece por ser lo que es.
– mi... bebe... podría... morir... – dijo impactada. – ¡has lo que tengas que hacer pero yo quiero a mi bebé viva! – dijo con decisión y él dios supo que había elegido a la progenitora correcta.
Después de aquel encuentro ella tuvo un parto algo difícil, pero su bebé estaba a salvo, y hoy corría por los pasillos del palacio, su esposo y ella dormían en la misma cama, y debes (rara vez) ambos hacían cosas de casados pero con mucho cuidado de no tener más crías.
Reino oscuro.
La reina estaba feliz de ver a sus 3 hijos vivos, ella recordaba cada parto. Ella corrió con la suerte de tener a su pareja destinada como marido, sus hijos mayores eran Otabek y Mari, Otabek era un niño de cabellos negros y ojos de color ámbar*, y Mari era castaña con puntas de color amarillo, ambos habían sido un parto y embarazó difícil al ser dos alfas y ambos querían predominar sobre el otro.
Cuando creyó que ya no sería madre, la vida le trajo a su pequeño omega, Yuri... el niño sería en un futuro el protector de su hermano Otabek, por lo que los sacerdotes lo llamaron Gama, un omega mitad Gama, pero había algo más, algo por lo que ella y su esposo no sentían al niño como si fuera de ellos, actuaba frente a su hijo y de cierto modo esperaba que fuera feliz... pero había algo en su hijo que la hacía sentir extraña y mas con aquella marca en el pecho que veía a diario y que por extraño que parezca estaba como porta de aquel libro que su hijo menor le hacía leer... un sol incrustado en su pecho aquél tatuaje que había tenido desde que nació, una marca perfecta. A demás que su hijo no era normal, sus hijos Alfas caminaron al año con ocho meses, sus primeras palabras fueron Mamá y papá, respectivamente, pero su hijo hablo a los 9 meses, y para sus cortos 3 años se le entendía a la perfección como si tuvier años, y había caminado a los 8meses. Sin duda aprendía rápido, y por si fuera poco la primera palabra de su hijo había sido Luna.
Al pasar el tiempo vio como sus hijos se interesaban por distintas cosas, Otabek se interesaba mas por la literatura y Mari por la astronomía, pero... Yuri... era mas bien por la astronomía, le gustaba ver el cielo y contemplar lo, y había veces en las que encontraba a su hijo en los jardines.
Los 6 reinos sen trataban de 6 islas flotantes y que en distintos puntos se encontraban sus palacios, pero mas aya de ellos en el centro de aquel círculo se entraba el santuario. Un lugar que estaba formado por 2 casas, un recinto del patriarca y una cámara principal donde veneraban a los 3 dioses principales, sol, luna y Atena, y pronto todos los reyes se juntarían en aquella isla para ver a sus respectivos guardianes y sobre todo para presentar a sus herederos a los demás reyes.