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Muriendo por ti por camilasheeran

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Notas del capitulo:

Hola!!!

 

 

Les dejo un nuevo capitulo 

Disfruten!!...

 

Espero sus comentarios!

Capítulo 9

 

-Yo....-suspiró armándose de valor- Hiro… soy gay…- Shuichi bajo la cabeza esperando el insulto de su amigo.

Una cosa era que el pelirrojo escuchara rumores, y otra muy diferente que lo comprobara con sus propios ojos

Hiro suspiro. Se llevo una mano al puente de la nariz.

-Hiro…perdóname por no decirte antes… no quiero perder tu amistad!!... pero sé lo que piensas sobre una relación entre dos hombres…

Shuichi no dejaba de hablar… no podía dejar de dar explicaciones.

-Baka!!.... ya lo sabía…- interrumpió dándole un golpecito en la frente

Shuichi enmudeció al instante.

-Pero…

-Vamos!... es obvio!... lo que me sorprende es que ahora estés con él…

Shuichi se sonrojo. No esperaba escuchar esas palabras de su amigo

-Espero que te haga feliz… o se las verá conmigo!

-Hiro!!...- Shuichi se lanzo a sus brazos.

La verdad es que le quitaba un peso de encima.

-La verdad es que esperaba que me confesaras tu amor eterno …pero qué se le puede hacer!- bromeo el pelirrojo

-Hiro!!...- grito el pelirrosa sonrojado completamente. – Gracias por ser mi amigo

-Baka… como si algo me lo impidiera!...

 

**********

-¿Estás cansado? - preguntó Yuki mientras se dirigían a casa, a lo que el menor negó.

El rubio había ganado la carrera, por supuesto y sin un rasguño a cualquier carro. Había otra hoguera después, pero Yuki ni siquiera  había considerado preguntar si quería ir.

A Shuichi no le importó, sin embargo, un hormigueo se extendía por todo su cuerpo cuando pensaba en llegar a casa a terminar lo que empezaron antes.

Una parte de él estaba asustada. Casi habían tenido relaciones sexuales antes, y si Jin no los hubiera interrumpido, probablemente las hubieran tenido.

<<¿Quiero hacerlo con Yuki?>>

 Solo tenía que pensarlo por un segundo pero sabía que la respuesta era sí.

<<¿Pero él está listo para estar conmigo? >>

No estaba tan seguro.

Todavía odiaba los recuerdos que le dio en los últimos años, no estaba seguro si lo había perdonado. ¿Sabía con seguridad que no le haría daño de nuevo?  ¿Lo merecía?

No. Todavía no. Sin dudarlo, no se había ganado su confianza todavía.

-¿Yuki?- el menor rompió el silencio- ¿A dónde vas los fines de semana?

Sus dedos apretaron el volante, y no lo miró.

-Solo voy fuera de la ciudad -murmuró.

-¿Pero a dónde? -presionó. Si se preocupaba por él entonces llegó el momento de sincerarse del todo.

Sus cejas se arrugaron molestas. 

-¿Qué importancia tiene? - Dio la vuelta en la calle y golpeó el acelerador más de lo necesario. La cabeza del menor casi golpeó el techo por la forma que pasó por encima de la pendiente que estaba en la entrada.

Sin alterarse, se agarró de la manija arriba de la venta. 

-¿Por qué puede saberlo Nami, y yo no?

-Mierda, Shu - Se quitó el cinturón de seguridad, y saltó fuera del carro - No quiero hablar de ello. - El tono de su voz era furioso y fuerte.

Shuichi salió del carro después de él. 

-No quieres hablar de nada! ¿Qué es lo que piensas que va a pasar?

Yuki se quedó de su lado del carro, tan distante, y lo miraba como si fuera el enemigo. Shuichi vio la pared ponerse detrás de sus ojos. La pared que decía que habían terminado.

-Lo que haga con mi tiempo libre es asunto mío. Confías en mí o no.

<<Ugh!>>

-¿Confianza? - le escupió.-  Perdiste la mía hace mucho tiempo. Pero intenta confiar en mí,  solo así podremos ser amigos de nuevo. - O algo más, esperaba.

Yuki lo miró con desdén. 

-Creo que nos hemos movido más allá de amigos, Shu,  pero si quieres jugar ese juego, está bien. Podemos tener una fiesta de pijamas,  pero estaremos follando juntos. - Sus palabras agrias herían al pelirrosa. Contuvo el aliento.

<<¿No era nada para él?>>

 Shuichi sintió la visión borrosa por las lágrimas acumulándose en sus ojos.

Yuki debió haber visto el dolor en su rostro, porque su expresión dura vaciló y bajó la mirada.

-Shu…- Comenzó a caminar hacia el pequeño, con voz suave, pero Shuichi sacó la foto que metió en el bolsillo, se la tiró al pecho y corrió a su alrededor hacia la casa.

Apenas entró a la casa antes de romperse. 

<<No más!>>

Se deslizó sobre la puerta después de encerrarse y lloró por la crueldad del rubio y su estupidez.

<<¿Realmente había estado dispuesto a darle mi virginidad hace un par de horas?>>

 El pelirrosa se golpeó la cabeza ligeramente una vez con la puerta, pero no sirvió para borrar el golpe a su orgullo.

Yuki no lo merecía, pero con un poco de esfuerzo, casi lo obtenía.

<<No más>>

**************************************

 

-Amo los cumpleaños. Es la única vez que me dejo comer pastel - murmuró Ayaka con la boca llena de la tarta de helado Mint Chocolate Chip que había comprado.

-No puedo vivir así. - Shuichi dejo que el tenedor excavara en la dulzura de hielo-.  Enloquecería contando calorías.

-No tienes que contar calorías, Shu. Tal vez si empezara a correr... -Se calló como si no pudiera terminar la frase. Ayaka odiaba la idea de motivarse a sí misma en su propio tiempo.

-Claro… Ayaka haciendo deporte…eso es algo digno de ver!!...- se burlo Hiro, quien conocía a la perfección a la castaña

-Lo sé!... soy tan perezosa!!!... pero no importa…seré una gordita feliz!

-Yo creo que como sea te veras linda!...- bromeo Hiro

Ayaka se sonrojo y Shuichi se mordió el labio para evitar decir un comentario. Siempre supo que ambos se gustaban, pero los dos tenían parejas que evitaban que pudieran avanzar en su relación.

<<Idiotas!... se aman pero son tan tontos para dejarlo todo y ser felices con quien deberían>>

Ayaka y Hiro habían llevado al pelirrosa a Mario’s para su cena de cumpleaños y sólo hicieron que el mesero sacara el pastel sorpresa.

Shuichi había estado al borde todo el día desde la pelea con Yuki anoche. Se había ido después de que el pelirrosa corriera a su casa y, hasta donde sabía, no había estado en casa todo el día. Era fin de semana. Supuso que estaba haciendo lo que sea que hacía.

Las ideas fueron apareciendo en la cabeza del menor todo el día.

<<¿Tal vez vendía drogas? ¿Trabajaba para una familia del crimen? ¿O tal vez se ofreció como voluntario en un hogar de ancianos?>>

Pero todo pensamiento estúpido lo volvía más loco que el anterior.

-¿Shu?- Ayaka dejó de masticar y lo miró-  ¿Vas a decirme lo de anoche?

Shuichi sintió que el golpeteo en su pecho sacudió todo su cuerpo.

<<¿Está hablando de mí irrumpiendo en su habitación? ¿El casi-sexo? Pero, ¿cómo podría saber algo de eso?>>

-¿Ayer por la noche? - Dijo intentando ocultar su nerviosismo

-La carrera. Oí que apareciste con Yuki y... lo reclamaste, por así decirlo. -Su sonrisa le hizo sonreír.

-Vamos Shu… puedes contarnos lo que sea!...- el pelirrojo lo animo

-Oh, sí - contesto, vacilante. Después de la pelea con Yuki, estaba más confundido que nunca acerca de dónde se encontraban. No podía explicárselos si no él mismo no entendía.

-¿Y bien? – Ayaka movió su dedo en un círculo para que continuara.

-No hay mucho que contar. Yuki y yo pedimos una tregua, supongo. Aparte de eso, no estoy seguro de lo que está pasando. -Metió más pastel en su boca.

-¿Te preocupas por él? ¿Como más que amigo? –Pregunto Hiro. Su tenedor se detuvo en medio del aire, y lo miró expectante.

Shuichi se preocupaba por Yuki. Mucho. Pero ¿qué hacía eso él?

-Sí -suspiró.-  Pero él no se preocupa por mí…. Déjalo en paz.

Ambos le dieron una sonrisa triste  

Después de Mario’s, lo llevaron a casa en vez de ir al cine como lo planearon. El pelirrosa estaba más interesado en ponerse al día con los episodios perdidos de su serie favorita que ver la comedia romántica que Ayaka los obligaría a ver.

-¿Qué es eso? –exclamó la castaña, mirando algo a través del parabrisas.

Shuichi siguió su mirada y contuvo el aliento al ver el patio, lleno de vecinos. Estaban observando un espectáculo sumamente brillante en su casa.

<<¿Qué?>>

El pulso del pequeño empezó a correr.

<<¿Se está quemando mi casa?>>

Rápidamente salió del auto y corrió hasta el jardín. Dio un grito ahogado por lo que encontró.

El árbol entre Yuki y su casa estaba iluminado con luces. Centenares. De. Luces.

<<Oh, Dios mío. Quién hizo esto?!>>

Shuichi no pudo controlar la sonrisa que se extendió por su cara. El árbol estaba decorado con una variedad de iluminación radiante. Luces blancas, bulbos pequeños y grandes, así como linternas de diferentes estilos y tamaños adornando el árbol. La cualidad mágica imponente del mundo dentro de las ramas era demasiado intensa para describirla con palabras. Estaba seguro de que nunca disfrutaría mirar el árbol sin luces de nuevo.

Yuki

Los labios del menor comenzaron a temblar. Mientras caminaba cerca del árbol, entendió por qué tantas personas estaban merodeando afuera. La vista era hermosa.

Había pasado mucho tiempo desde que subió ese árbol, leyendo en él, y hablando con Yuki hasta que las estrellas se desvanecían con la luz de la mañana

Lo había hecho por él. No sabía quién más podría haber sido. Ese era el lugar especial… de los dos- uno de tantos- y él lo encendió con magia y maravilla.

El temblor en su pecho se hizo más fuerte, y un par de lágrimas cayeron sobre sus mejillas mientras silenciosamente admiraba el espectáculo.

-¿Sabes de qué se trata? -preguntó Hiro a su lado.

-Tengo una idea. -dijo con la voz ronca por el nudo en su garganta.

Al darse cuenta de algo pegado al tronco del árbol, se alejó de los vecinos y arrancó la hoja de papel de la grapa.

El ayer dura para siempre.

El mañana llega nunca.

Hasta ti.

 

Sin aliento, miró a la casa del rubio, pero estaba completamente oscura.

<<¿Dónde está?>>

-¿Por qué hay luz en tu habitación? - Ayaka elevó la voz, y los ojos amatista se dispararon hacia el segundo piso de la casa en el que, de hecho, la luz estaba brillando.

Nunca dejaba ninguna luz encendida cuando salía de la casa, a excepción de la que estaba en el porche.

-Debo haber olvidado apagarla -murmuró distraídamente mientras corría a la casa. -  Los veré más tarde. Gracias por la cena - dijo, mientras corría por las escaleras.

-Uh... bien. ¡Feliz cumpleaños! - tartamudeó Ayaka antes de que cerrara la puerta. Estaba siendo definitivamente grosero, pero su cabeza estaba en otro lugar ahora.

Dejó la chaqueta en el suelo. Podía ver la luz del dormitorio brillando por la puerta abierta, y poco a poco subió las escaleras.

No estaba asustado, pero su corazón latía con fuerza, y las manos le temblaban.

Cuando entró en la habitación, Yuki estaba sentado en la barandilla de afuera de las puertas dobles. Se veía muy bien, sus pantalones colgando de sus estrechas caderas y su cabello sexy desordenado. Shuichi sentía que los brazos le dolían por sostenerlo.

Quería perdonarlo y olvidarse de todo en ese momento, pero su orgullo lo contuvo.

Por suerte, él no le dio la oportunidad de tomar una decisión.

-¿Era eso lo que estabas buscando en mi habitación anoche? -Hizo un gesto a una carpeta manila en la cama.

Shuichi sintió su cara rojo fuego en ese momento. Durante todo el día, había estado pensando acerca del comportamiento del mayor y lo que tenía tanto miedo de decirle, y había olvidado de que le hizo saber que estaba curioseando en su habitación para tomar esa fotografía del rubio la noche anterior.

-Adelante -instó suavemente-  Echa un vistazo.

Debatiendo por un momento si hablaba en serio o no, el pelirrosa se acercó a la cama y se inclinó para abrir la carpeta. Casi se ahoga con su propio aire.

Había fotos, como la que había encontrado, de un niño, no, de Yuki mallugado y ensangrentado. Viendo la pila de una treintena de fotos, el menor vio la cara de un Yuki de catorce en algunas de ellas. Otras eran de partes de su cuerpo.

Separó las fotos, explorando cuidadosamente cada una.

Las imágenes detallaban lesiones distintas de su cuerpo: piernas, brazos, pero sobre todo su torso y la espalda. En una de ellas, vio las mutilaciones frescas de las cicatrices desvanecidas que Yuki ahora tenía en la espalda.

Shuichi sostuvo su puño en la boca para ahogar un gemido de disgusto. 

-Yuki, ¿qué es esto? ¿Qué te pasó?

El rubio miró hacia abajo a sus pies, y Shuichi se dio cuenta que estaba buscando palabras.

Yuki no disfrutaba de la compasión, especialmente la suya.

Así que esperó.

-Mi padre... él me hizo eso - habló en voz baja, como si ni siquiera quisiera admitirlo a sí mismo-  Y a mi hermano.

Shuichi lo miró 

<<¿Qué! ¿Un hermano?>>

Yuki, así como él, no tenía hermanos.

Y añadió: 

-El verano antes de primer año, iba a pasar todo mi verano contigo, pero como recordaras, mi padre llamó de la nada y quiso verme. Así que fui. No lo había visto en más de diez años, y quería conocerlo.

Shuichi asintió y se sentó en la cama. Su mente daba vueltas preguntándose cómo un padre podía hacer eso a un hijo, o hijos, pero quería oírlo hablar de todo, incluso de ese hermano.

-Cuando llegué allí, me enteré de que mi padre tuvo otro hijo. Un niño de otra relación. Su nombre es Tatsuha, y es sólo un año más joven que yo.

Yuki se detuvo, pensativo. Sus ojos se habían iluminado cuando dijo el nombre de Tatsuha.

El pelirrosa no podía creer que tuviera un hermano. Lo había conocido tan bien mientras crecían, y aunque él no se enteró de ese hermano en secreto hasta que había tenido catorce años, todavía se sentía mal no haber sabido de él.

-Vamos -instó con suavidad.

-Tatsuha y yo nos llevamos muy bien. A pesar de que fue un shock descubrir que había tenido un hermano tanto tiempo sin saberlo, estaba agradecido de tener una familia. Teníamos casi la misma edad, nos gustaban los autos, y él quería estar conmigo todo el tiempo. Caray, yo quería estar cerca de él, también.

El menor se preguntó si Yuki seguía viendo a Tatsuha, pero decidió callar y preguntar después.

Y añadió: 

-La casa de mi padre era un tugurio real. Estaba sucia, y nunca había gran cantidad de comida en el lugar, pero estaba disfrutando de mi hermano. Éramos sólo nosotros tres. El primer par de semanas no fueron tan malas.

<<¿No fueron tan malas?>>

-Entonces empecé a notar que algo estaba mal. Nuestro padre bebía mucho. Se despertaba con resaca, lo que no era nada nuevo para mí por mi mamá, pero luego empecé a ver drogas, también. Eso era nuevo para mí. Sus fiestas en casa estaban llenas de estas malditas personas horribles que hablaban con nosotros como no deberías hablar con los niños. -Los ojos de Yuki comenzaron a humedecerse, y su voz era apenas un susurro. El pelirrosa empezó a tener miedo.

<<¿Qué demonios le pasó?>>

Después de unos segundos de pausa, dejó escapar un gran suspiro. 

-Como que tengo la sensación de que Tatsuha podría haber estado enredado con estas personas. Al igual que enredado con ellas más que sólo maltratado.

<<¿Enredado con ellas?>>

Shuichi contuvo el aliento mientras la comprensión se esclareció.

<<No. Por favor, eso no>>

El rubio se sentó en la cama, todavía sin hacer contacto visual. 

-Una noche, cerca de tres semanas después de mi visita, encontré a Tat llorando en su habitación. Entré, y él estaba inclinado sobre la cama sobre su estómago. Una vez que conseguí que se volviera más vi los moretones por todo su abdomen. Mi padre le había dado una patada, más de una vez, y él estaba  adolorido.

Shuichi cerró los ojos, tratando de no imaginar al niño.

Yuki continuó: 

-No sabía qué hacer. Estaba tan jodidamente asustado. Mi madre nunca me golpeaba. No tenía ni idea de que la gente hiciera estas cosas a los niños. Estaba arrepentido por haber llegado, pero también alegre, por el amor de Tat. Si mi padre le hacía esto mientras yo estaba aquí, no podía ni imaginar lo que hacía cuando no estaba. Tat insistió en que estaba bien y que no necesitaba un médico. - Los hombros de Yuki se desplomaron, y el pelirrosa pudo sentir la tensión de su cuerpo mientras hablaba despacio y en silencio.-  Mi padre dirigía a Tatsuha. Él era un hijo de puta y digno de menos respeto ante los ojos de mi padre, al parecer. No me di cuenta hasta más tarde.

-Dime. -Necesitaba saber esto. Quería saberlo todo.

-Un día, no mucho después de que me di cuenta de cómo realmente trataba a Tatsuha, mi padre nos pidió que fuéramos a una casa y fingir que estaba vendiendo algo. Quería irrumpir y robar el lugar.

-¿Qué? -Soltó repentinamente.

-De las cosas que debían decir, yo sabía que el dinero era escaso, sobre todo con sus hábitos caros. Tat me decía que era normal, que mi padre lo hacía mucho. Nunca se negó. Mi padre abusaba de él para cualquier cosa y todo: cena quemada, desordenes... Tatsuha sabía que decir no, no serviría de nada. Todavía tendríamos que hacer el trabajo, pero sólo con contusiones. Pero de todos modos me negué. Y mi papá empezó a golpearme.

Shuichi sintió náuseas quemando su estómago. Mientras estaba perdiendo el verano resentido por que el rubio no llamó o escribió, y estaba siendo herido. 

-¿Probaste a llamar a tu mamá? - se atragantó.

-Una vez. -Él asintió-  Fue antes de que mi padre comenzara a abusar de mí. Ella estaba borracha, por supuesto. Lo vio como una mala situación, por lo que no fue a buscarme. Traté de hablarle de Tat, pero no lo consideró un problema. Pensé simplemente en salir de allí corriendo. Pero Tatsuha no se iría, y no podía dejarlo.

<<Gracias a Dios que ella se ha rehabilitado, de lo contrario tendría que hacerle daño!!>>

-Así que le ayude a mi padre - admitió Yuki secamente, sus ojos esperando la reacción del menor.- Ayudaba a Tat y hacía trabajos. Entraba a casas, entregaba drogas para él. -Se giró hacia a la ventana y miró hacia fuera en el árbol-  Un día, después de semanas de infierno, me negué a escucharlo y pedí volver a casa. Y me llevaba a Tatsuha conmigo. - Sacó su camiseta sobre su cabeza y le mostró su espalda.

Shuichi pasó los dedos por sus cicatrices. Los bordes eran rígidos, pero la caída de las ronchas era suave. No eran muchas, y su piel todavía era preciosa.

-Él tomó un cinturón para mí, al final con la hebilla y después de golpearme hasta cansarse… simplemente me violo.

Shuichi ahogó un gemido de dolor… al imaginarse el suplicio por el que paso el rubio, por una de las personas que se suponía debían protegerlo del mundo.

Hizo una pausa por un momento y se giró a mirarlo, el fantasma de su dolor aún en lo profundo de sus ojos. 

-Así que, finalmente, sólo escapé. Robé cincuenta dólares y salté en un autobús a casa. Sin Tat.

Shuichi podía ver el dolor en sus ojos.

<<¿Qué le sucedió a su hermano?>>

 Yuki había creído que la vida con su madre era mala, pero con su padre resulto ser un horror. Y tenía que tomar la decisión de abandonar el barco sin su hermano.

-Fuiste a la policía? - le preguntó.

Negó. 

-No al principio. No había manera que lidiara con eso. Pero cuando mi madre vio lo que me paso, me obligo a ir. Nunca les dije lo que me paso, pero les informe lo que pasaba con mi hermano. Ella insistió en tomar fotos por si acaso, sin embargo. La policía se llevó a mi hermano lejos de mi padre y lo puso en un hogar de acogida. Lo quería conmigo, pero el alcoholismo de mi madre no inspiraba ninguna confianza al estado.

-¿Has visto a tu padre desde entonces? - Casi se atragantó al usar la palabra “padre”  para un hombre como ese.

-Lo vi hoy…. Lo veo cada fin de semana.

-¿Qué?! ¿Por qué?

<<Así que es ahí donde va, pero ¿cómo puede estar en la misma habitación que un monstruo como ese?!!>>

-Porque la vida es una perra, por eso. - le dio una amarga sonrisa y miró para otro lado. - El año pasado, después que te fuiste a Francia, me volví un poco loco. Bebí y me metí en muchas peleas. Tohma y yo anduvimos jodiendo por un tiempo. Odie que te fueras, pero también descubrí que  Tat había sido transferido a otra casa de acogida después que la última familia lo había golpeado.  Fue un mal momento.

Se levantó para ponerse junto a la ventana, y Shuichi se dio cuenta que estaba apretando los puños. No lloraba más. Estaba enojado.

-Así que le seguí la pista a su antiguo padre adoptivo y lo hice mierda. Realmente fue malo. - Sus cejas se levantaron pero no hubo arrepentimiento en su tono. - Él estuvo en el hospital por una semana. El juez decidió que mis sentimientos eran comprensibles, pero mi reacción no. Pensó que sería justicia poética el condenarme a las visitas obligadas a mi padre en la cárcel, ya que todavía está ahí por abusar de mi hermano,  así como por las drogas que la policía encontró en su casa. Parecía como que yo iba por el mismo camino, así que el juez ordeno las visitas de los fines de semana por un año.

-Así que ahí es a donde vas. A la cárcel. -No era una pregunta, solo una aclaración. Recordando los recibos en su habitación.

-Sí, todos los sábados. Sin embargo, hoy fue mi última visita.

El menor asintió agradecido. 

-¿En dónde está tu hermano?

La primera insinuación de una sonrisa se dibujó en los labios de Yuki. 

-Está en Kyoto. Sano y salvo con una buena familia. Lo visito todos los domingos. Pero mi mamá y yo estamos intentando obtener con el estado un acuerdo para que le permita vivir con nosotros. Ella ha estado sobria por un tiempo. Él tiene casi  diecisiete años, no es como que fuera un niño pequeño.

Eso era mucho para asimilar. El pelirrosa estaba entusiasmado de que finalmente había confiado en él. Había sido herido, lo que probablemente lo hizo sentirse abandonado por la gente que debió haberlo protegido. Pero todavía estaba perplejo por una cosa.

Shuichi se acercó  a él. 

-Por qué no me lo dijiste en todos estos años? Podría haber estado ahí para ti. - Se levantó de la cama, y caminó hacia él.

El rubio se pasó una mano por el cabello y se alejó de para apoyarse en la baranda. 

-Cuando finalmente volví a casa ese verano, fuiste mi primer pensamiento. Bueno, aparte de hacer todo lo que pudiera para ayudar a Tat.  Tenía que verte. Mi madre se podía ir al infierno. Todo lo que quería eras tú. Te amaba.  - Agarró la baranda a su  lado  y su cuerpo se puso rígido. -Fui a tu casa, pero tu abuela, que estaba de visita ese día, me dijo que habías salido. Trató de hacer que me quedara. Creo que se dio cuenta que estaba mal. Pero corrí a buscarte, de todos modos. Después de un rato te encontré, en el estanque de peces en el parque. -Levantó la mirada.-   Y ahí estabas… con tu papá y mi mamá, jugando a la pequeña familia.

<<¿La pequeña familia?>>

-Yuki…-comenzó.

-Shu, no hiciste nada malo. Ahora lo sé.  Solo tienes que entender mi forma de pensar. Había estado en el infierno. Estaba débil y herido por el maltrato. Tenía hambre. Había sido traicionado por la gente que tenía que apoyarme: mi mamá nunca ayudaba cuando se necesitaba, mi papá hiriéndome a mí y  a mi desvalido hermano. Y entonces te veo con nuestros padres,  luciendo como la dulce y feliz familia.  Cuando Tatsuha y yo estábamos adoloridos y luchando para salir adelante cada día en una sola pieza, tuve que ver a la madre que nunca tuve.  Tu papá te llevo de  día de campo y te compró un helado mientras el mío me azotaba. Sentí que nadie me quería y que la vida continuaba sin mí.  A nadie le importaba.

La madre de Yuki había salido un par de veces con ellos ese verano. El señor Shindou siempre trataba de ayudarla. Él amaba a Yuki y sabía que la señora Uesugi era una buena persona en el fondo. Solo trataba de sacarla de la casa y mostrarle, de una manera humilde, lo que se estaba perdiendo con su propio hijo.

-Tú te convertiste en un objetivo, Shu. Odiaba a mis padres, estaba preocupado por mi hermano, y estaba seguro que no podía confiar en nadie más que en mí mismo. Cuando te odiaba, me hacía sentir mejor. Muchísimo mejor. Incluso después de darme cuenta que nada era tu culpa, todavía no podía dejar de odiarte. Se sentía bien, porque no podía lastimar a quien quería hacerles daño.

Silenciosas lágrimas corrían por el rostro del menor, y Yuki se acercó y tomó sus mejillas en sus manos. 

-Perdóname -susurró.- Sé que no debí hacerte eso. No me odies.

El pelirrosa negó. 

-No te odio. Quiero decir estoy un poco molesto, sobre todo molesto por el tiempo perdido.

Yuki envolvió los brazos alrededor de la pequeña cintura del menor y lo atrajo.

-Dijiste que me amaste. Odio que perdiéramos  eso - dijo tristemente.

El rubio se agachó, lo agarró de la parte posterior de los muslos y lo levantó. Le cortó la respiración y se aferré al cuello del mayor.

Al sentir el cuerpo cálido del rubio solo le daban ganas de acurrucarse junto a él. Shuichi envolvió las piernas a su alrededor  mientras se dirigían a la cama.

Yuki puso una mano en su cara haciendo que sus miradas se encontraran. 

-Nunca lo perdimos. Por mucho que traté, nunca pude borrarte de mi corazón. Es por eso que era un imbécil y mantenía a los chicos lejos de ti. Siempre fuiste mío.

-Tú eres mío? -le pregunto mientras limpiaba sus lágrimas.

Yuki le besó la comisura de la boca suavemente, y Shuichi sintió el calor extenderse en el cuello. 

-Siempre lo he sido - susurró contra su boca.

Shuichi envolvió los brazos alrededor de él, y lo abrazó fuertemente mientras enterraba la cara en su cuello.  Su cuerpo se relajó contra el del rubio sabiendo sin dudarlo que por fin habían cruzado. Él no le haría daño de nuevo y sabía que lo necesitaba igual que al agua.

-¿Estás bien? -preguntó. Siendo un poco tarde para una pregunta tonta, pero deseando saber su respuesta.

-¿En serio? -respondió.

Y le encantaba eso de él. Había sido abandonado, abandonado e  indefenso para proteger a su hermano. La vergüenza en sus manos parecía poca cosa comparada con esto. Pero también sabía que su trauma no era excusa para tratarlo tan mal durante todos estos años.

-Lo estaré - le prometió. Si Yuki podía dar el paso de confiar en él con todo eso, entonces podría tratar de seguir adelante, también.

- Te amo, Shuichi.

Yuki se acostó en la cama, y el pelirrosa se quedó junto a él, agarrándolo fuertemente. Se quedaron así, abrazados, hasta que sintió el constante aumento y la caída de su pecho que le dijo que estaba dormido. 

Era más de medianoche cuando el pelirrosa despertó. Se había quedado dormido medio abrazado al pecho de Yuki. Las piernas entrelazadas con las de él, la cabeza metida en su cuello, y el brazo en su pecho.

El olor almizclado de Yuki y el viento llenaban su mundo.

Cerró los ojos mientras sus dedos se enroscaban en el rubio cabello. Los labios se deslizaron por un lado de su suave cuello, saboreando la piel salada con una incontrolable necesidad de tocarlo con algo más que las manos.

<<Mierda. Esta dormido. Y también luce tranquilo. No está preocupado o con la frente arrugada, y no tiene el rostro desfigurado por el ceño fruncido….>>

Sacudiendo la cabeza y decidiendo dejarlo solo,  salió con cuidado de la cama. Yendo a las puertas dobles para tirar de las cortinas, se dio cuenta que llovía ligeramente porque salpicaba los cristales de las ventanas.

<<Perfecto. Tengo a Yuki y una tormenta. Y no puedo dejar de sonreír….>>

Se quito los calcetines y camino de puntillas por la habitación, dejando dormir al mayor

Al salir por la puerta trasera de la cocina, llegó al porche descalzo.  Sus dedos se estremecieron y apretó los puños con renovada energía corriendo ya a través de su cuerpo. El aire olía como el otoño. Al igual que manzanas y hojas quemadas.

El toldo lo protegió de mojarse, así que bajó las escaleras hacia los ladrillos del patio.  Las gotas de agua caían sobre sus pies, derramándose entre los dedos, y el zumbido familiar de la electricidad pegado a su piel.  Cruzó los brazos sobre el pecho para mantenerse caliente, sintió una ola de escalofríos de repente sobre los brazos y piernas mientras escuchaba la tranquila caída de la lluvia salpicando los árboles y el suelo.

Inclinando la cabeza hacia atrás para que la llovizna cubriera su cara, se sintió años más joven de lo que se había sentido últimamente, el tintineo de las campanas de viento del patio trasero de  la señora Uesugi, le llevaron por una meditación tranquila.

La lluvia estaba poniéndose un poco pesada, y cerró los ojos mientras el suave viento acariciaba su cara. Los pensamientos flotaban en su mente como nubes, y nada existía, solo el estruendo distante de los truenos y el cabello rosado esparcido por el viento.

A medida que la llovizna se volvía un aguacero, Shuichi abrió los ojos y se volvió para entrar al interior de la casa. Una aparente calma había caído sobre él, pero estuvo a punto de gritar cuando vio a Yuki inclinado en la puerta de atrás de la casa.

-Yuki!!!  Me asustaste. Pensé que estabas dormido.

Shuichi sostuvo su mano en el pecho, su corazón se sentía como si estuviera tratando de salirse de su caja torácica.

Pero Yuki no decía nada, y se enderezó cuando empezó a acercarse a él. Sus ojos dorados eran alarmantemente intensos. No parecía enojado, pero parecía a punto de explotar.

<<Si tan solo pudiera moverme, entonces me encontraría con él a mitad del camino…>>

Pero se quedó ahí atrapado. Sus penetrantes ojos ardían, y  lucía… hambriento.

Cuando lo alcanzó, sus manos se posaron en las caderas del pelirrosa y lo miró a los ojos por un minuto. Normalmente, cualquier contacto visual directo por un largo tiempo se sentía incómodo, pero  Yuki lo miraba como si fuera su última comida.

Y vaya si no le encantaba.

Sus dientes se veían cuando respiraba y sus ojos cortaban a través del menor. Sabía lo que quería, y cuando se acordó de lo bien que sabía su piel cuando la había probado, no podía dejar de tocarlo.

Shuichi puso los brazos alrededor de su cuello, se puso de puntillas para alcanzar su boca. Ahí es donde terminó su control sobre la situación.

Yuki era como un animal hundiendo los dientes en una jugosa presa. Uno de sus brazos se envolvió alrededor de Shuichi, mientras que con el otro sostenía su rostro. Guió cada uno de los movimientos. Cuando empujo, Shuichi se rindió.

Su lengua hizo que le apretara el culo.  Estaba tan caliente, y cuando uso sus dientes para morder sus labios, sabía lo que quería, también.

El pulso de Shuichi estaba acelerado, y tenía un dolor desesperado entre las piernas. Lo necesitaba. Lo necesitaba dentro.

-Estás helado -dijo mientras la lluvia empapaba su ropa.

-Caliéntame - le suplicó.

Shu le había dejado un rastro de besos suaves a lo largo del cuello y mandíbula y lo escuchó contener el aliento cuando su lengua salió para saborear otra vez su piel. 

-Te amo, Yuki - le murmuró en la oreja.

El rubio tomó su cabeza en con las manos y capturó su boca en un beso profundo. Su aliento era caliente y sabía a lluvia. Como un recuerdo que buscaba guardar dentro del menor para siempre.

-Podemos esperar - sugirió, pero era más bien una pregunta.

El pelirrosa negó lentamente, el deseo se fundía en su vientre como un incendio. No perderían más el tiempo.

Shuichi levantó el dobladillo de su camisa y se la sacó por la cabeza.  Dejando que sus manos acariciaran los rincones de esa piel. Los dedos flotaban por la espalda del rubio, y él se tensó cuando deliberadamente acarició una de sus cicatrices. Lo ansiaba. Todo de él. Quería que supiera que no le tenía miedo, que amaba cada parte de él.

Sosteniéndole la mirada, el pelirrosa sacó su camiseta por encima de su cabeza. La respiración de Yuki se cortó, y gimió cuando sus dedos tocaron los lindos pezones que se erguían frente a él. Su toque envió fuego por todas las venas del menor,  sus puños se cerraron anticipando.

Yuki quitó el cabello rosado, que estaba empapado de su rostro y lo bebió con los ojos. Normalmente, el más pequeño era consciente de todo. Nunca ha caminado desnudo por el vestuario. Pero le encantaba la mirada dorada sobre él.

Yuki lo atrajo hacia él, y el pulso en el interior de Shuichi latió más fuerte cuando sintió su piel contra su pecho desnudo.  Sus labios se fundieron apurados y cuando el pelirrosa sintió  la dureza del rubio a través de sus jeans, gimió, pensando que seguramente se iba a perder.

<<Te necesito….>>

Shuichi se quito los jeans y dejo escapar un pequeño gemido cuando inesperadamente Yuki lo levantó. Sus piernas fueron alrededor de la cintura de Yuki, y lo llevó a través del patio a la tumbona que tenía dosel.

Se cernió sobre él abarcando cada centímetro de su cuerpo con esa mirada felina. Inclinó su cabeza y lo besó en el pecho sobre el corazón.

Shuichi  se sacudió cuando tomó un pezón en su boca y ahora ya no podía sentir el frío.

-Yuki…- Su pecho se estremeció con un placer abrumador.

Mientras el rubio lo succionaba, una mano rozaba su cuerpo, acariciándole la cadera y la pierna.  La presión dentro de Shuichi era agonizante, y sabía lo que necesitaba.

-Yuki,  por favor.

Yuki dejó su pecho y continuó besándolo por el estómago, su lengua hacía que se sacudiera cada vez que tocaba su piel. 

-Ten paciencia -ordenó-  Si sigues pidiéndomelo vas hacerme perder el control.

Mientras lo besaba, sacó el bóxer por sus piernas y lo dejó caer al suelo. Poniéndose de pie, sacó un condón de su billetera y se desabrochó los jeans, haciéndolo todo en un suave movimiento.

<<Oh, Mi Dios. Definidamente esta tan listo como yo…!!>>

Bajando junto al pelirrosa, se colocó entre sus muslos, su palpitante dureza frotándose contra la de Shuichi. Cerró los ojos, el temblor de ambas erecciones acariciándose enviaba olas de deseo por todo su cuerpo.

<<Esto es todo. Lo necesito dentro. Justo. Ahora!!>>.

Yuki miró cuando el menor envolvió las piernas alrededor de él, arqueando su cuerpo. Llevó dos dedos a la boca del menor, el cual entendió lo que le estaba pidiendo.

Sin perder tiempo, comenzó a lamer esos dedos para dejarlos bien lubricados.

Yuki al sentir lo ansioso que estaba el menor, llevo esos dedos a la pequeña entrada que clamaba por ser llenada.

-Ahh!!!....Yuki!!!....-duele!!...-

-Shhh….relájate… confía en mí…- dijo con voz ronca, mientras besaba los parpados del menor para limpiar las lágrimas que había dejado escapar.

Continuo dilatando la entrada, hasta encontrar un punto que hizo que el menor arqueara la espalda por el placer

-Ahhhh…..- Gimió de deseo… o tal vez de agonía, y el rubio no podía dejar de amar ese sonido. Todo era perfecto. Tenerlo. Bajo la lluvia. Y saber que lo amaba.

Yuki sacó el condón de su empaque. Deslizándose en él. Se inclinó para besarlo.

-Te amo -dijo antes de deslizarse dentro de él.

-Ahhh… -Shuichi se quedo sin aliento y su cuerpo se puso rígido e inmóvil.

Yuki se detuvo y se echó hacia atrás para mirarlo. Estaba sin aliento y sonrojado cuando lo miró preocupado y enamorado.

<<Sabía que dolería, ¡pero esto….!!>>

El pelirrosa tomó varias respiraciones profundas tratando de que su cuerpo se ajustara.

-¿Estás bien? - preguntó el rubio

Shuichi asintió, sintiendo poco a poco desvanecerse el dolor. 

-Estoy bien. No te detengas solo hazlo lentamente.

Cuando Yuki vio que se relajo, se deslizó profundamente poco a poco hasta estar totalmente dentro de Shuichi.

-Mierda - dijo con un suspiro.-  Te siento tan bien.  Eres Perfecto….

Yuki mantuvo su peso encima del menor, y levantando sus caderas

Shuichi  sentía las embestidas lentas dentro de su cuerpo. Empezó a moverse con él, sintiendo el temblor de lo que el cuerpo del mayor le hacía al suyo. En cada unión, iba con más fuerza dentro de él. No dolía más

Su cuerpo se estiraba para tomarlo, pero ahora estaba sintiendo el calor familiar en el vientre y palpitando entre sus muslos.

Shuichi con una mano comenzó a masajear su miembro, incrementando las sensaciones. Yuki coloco la mano sobre la suya, estimulando la erección del menor.

No estaban haciendo el amor despacio y con tiempo. No esa noche. Shuichi  agarro su rostro para que sus labios se encontraran. Necesitaba cada centímetro de su cuerpo sobre y dentro de él.

Susurró contra su boca:

-Te siento en todas partes.

Yuki dejó escapar un ronco gemido. 

-No digas eso, pequeño. O terminaré demasiado rápido.

Sus cuerpos se movían en sincronía, las caderas de Shuichi se levantaban para encontrar las del rubio.  Se iba a correr. Tenía los ojos vidriosos y respiraba con dificultad.

Shuichi pasó los dedos por la espalda de Yuki, que estaba húmeda por el sudor y la lluvia, sentía el poder de sus golpes dentro de él.

Sus frentes se encontraron y sus dientes se apretaron mientras miraba hacia abajo al cuerpo del pelirrosa moverse junto al suyo.

El orgasmo de Shuichi llegó rápidamente mientras las caderas de Yuki golpeaban las suyas, y gritó de placer, manchando ambos vientres, mientras Yuki seguía duro.

Después de unos segundos su cuerpo se tensó y cerró los ojos mientras se corría también.

Se quedaron ahí, inmóviles tratando de recuperar el aliento durante algunos minutos.

No había nada mejor en el mundo que lo que acababan de hacer.

Shuichi lo quería para siempre. Todavía podía sentir que estaban conectados, y no había felicidad más grande que saber que estaba sudando y temblando por él.

Yuki se inclinó y lo besó en los labios después que sus cuerpos se habían separado. 

-Realmente eras virgen. -No estaba preguntando.

-Sí -le replicó.- No he tenido muchas citas en mi vida, ¿sabes?

Yuki se alzó hasta cernirse sobre él, lo besó en la mejilla y la frente. 

-Así que realmente eres mío. -Su voz era ronca.

<<Siempre>> se dijo a sí mismo, pero optó por el sarcasmo habitual cuando le respondió 

-Solo por el tiempo que me hagas feliz.

Yuki lo sostuvo mientras le daba una sonrisa cómplice, porque ambos sabían que le hacía muy feliz.

Shuichi se quedó encima del pecho del rubio, y éste, pasó su mano por arriba y debajo de su espalda. 

-No te duermas - le ordenó.-  Puedo hacerte muy feliz de nuevo en cinco minutos. 

 

CONTINUARA…. 

Notas finales:

Gracias por dejar sus reviews!!!

 

Me motivan para continuar!!

 

 


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