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La nueva vida por MizaiTan

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Notas del capitulo:

Lo prometido es deuda. Aqui está por fin el pasado. Perdón el retraso pero ayer me cayó la inspiración de la nada y comencé una nueva historia de nombre "Criando cartas". Apenas la empecé y si gustan por favor echen un vistazo.

Bueno, sobre este extra, realmente me llegó saben? He conocido personas que han pasado situaciones similares y es terrible aunque a mi pobre Joey pues lo revolví todo y bueno, este es el resultado. Es la parte 1.

Disfruten.

Un niño rubio de menos de diez años veía sin expresión alguna desde la ventana de su cuarto como un camión se iba perdiendo de su vista. Él sabe que su madre iba allí llevando sus pertenencias, algunos muebles y cosas de su hermana con ella.

Ni un beso, un abrazo, una palmada, unas palabras ni siquiera un papel con su contacto. Nada dejó.

Y tampoco que le importara. No esperaba nada de ella.

Su depresión estaba en la despedida con Serenity el día anterior. La única persona que lo quería de su familia se la habían llevado y nada pudo hacer. Aunque le pegó puños al que se acercara a alejarlos su pequeño cuerpo poco pudo hacer cuando algunos vecinos lo agarraban mientras veía impotente cómo se llevaban a su hermanita.

Se quita de la ventana y se acerca a la puerta para cerrarla con llave.

Es pequeño pero no tonto, sabe que debe preservar su vida pues nadie lo defendería. Aún no sabe cómo defenderse del tipo que bebe sin parar en la planta de abajo pero se promete que aprenderá a hacerlo.

Le prometió a su hermana que se volverían a encontrar en el futuro y para eso debía vivir.

 

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Por los siguientes 3 años recibió palizas de su padre que incluso lo obligó a tomar un trabajo. Pero su situación actual estaba a otro nivel.

Escondido debajo de la cama de su hermana, intentaba callar sus respiraciones dificultadas para no ser visto. Pues tenía miedo de ser encontrado.

Su padre rondaba la casa con un bate de beisbol, en su búsqueda.

Hace solo un mes había comenzado la secundaria y se metió en problemas cuando se saltó dos periodos de clase, haciendo que llamaran a su padre. No era su culpa, dos tipos lo estaban molestando y lo encerraron en el baño.

No estaba cumpliendo su promesa de ser más fuerte. Incluso comenzaba a ser el blanco de dos tipos más alto que él. Es cierto que se molestó cuando una de sus compañeras estaba siendo molestada por ellos y corrió a golpear en la rodilla a quien lo hacía. Lamentándose cuando el blanco se volvió él.

Con eso pasó lo mismo que con su padre. No importaba a qué adulto se acercaba no le hacían caso o le daban la razón a los otros.

No podía confiar en los adultos.

Su padre estaba molesta con él por ser llamado por la escuela. Por el bate que llevaba y el golpe en su mejilla en la entrada de la casa que lo hizo a correr a esconderse, notaba que iba en serio.

Piensa un rato en cómo salir de la situación sin perder ningún miembro de su cuerpo en el proceso.

De repente se le ocurre. ¡Claro! El anuncio que vio aquel día por televisión sobre la defensa al menor.

Está seguro de haber escrito su número en alguna parte de su cuaderno, el cual estaba en su habitación. Si lo quería debía arriesgarse a correr pero además llamar en el teléfono de la sala.

No. Lo mejor sería esperar a que ese borracho se cansara de buscarlo y se fuera a beber para que cayera dormido y pueda llegar al teléfono con tranquilidad.

-¡Mocoso! – Su voz lo asusta y saca de los pensamientos al sentir lo cerca que estaba.- ¡En algún momento tendrás que salir y cuando lo hagas ya verás! – Joey tragó profundo a la amenaza, pues sabía que no era un juego.- ¡Si tienes hambre tendrás que llegar a la cocina y ahí te estaré esperando!

Ni lo sueñes, viejo idiota. Piensa Joey enfadado y asustado al mismo tiempo escuchándolo bajar las escaleras de madera.

Esto se volvió un juego de orgullo y resistencia. Solo eran las 3 de la tarde y Joey no había almorzado ni su padre había bebido. Se trataba de quien sería el primero en caer.

 

 

No sabía qué hora era. Quizás en medio de la noche pues hace mucho tiempo estaba oscuro. Su estómago dolía pero no podía dejar que la tentación de comer le ganara. Tampoco podía dormir porque la noche pasaría y en el día debían encontrarse y no sería lindo para él.

-Ese mocoso inútil.- Escucha una voz abajo y luego el ruido de un vidrio quebrándose. Ese debía ser un vaso. Su plan estaba comenzando, pues ya su padre estaba bebiendo.

 

 

Debía hacer sus deberes y el sueño estaba comenzando a poder más que él. Pero debía mantenerse firme.

Casi se sintió gritar de alegría al comenzar a escuchar ronquidos.

Sale rápido y va con cuidado a su cuarto y logra encontrar en número telefónico. Lleva consigo su libreta con todo el cuidado que puede hasta llegar al teléfono en la sala. Ve a su padre dormido en al sofá con varias botellas a su lado.

Suspira de alivio y comienza a marcar el número. Una contestadora le responde y el presiona algunos números que le fueron dichos.

Se impacienta un poco con la espera. Voltea a ver el reloj de la cocina y nota que son las 2 de la mañana. Se suponía que dentro de 4 horas debía despertar.

-¿Bueno? – Desde la otra línea.

-Hola.- Susurra bajo.- ¿Aquí defienden a los niños? – Pregunta esperanzado.

-Exactamente. ¿Cuál es el problema? – Contesta una voz amable.

-Estoy asustado de mi papá. Por favor ayúdeme.-

-Mm, ya veo. Mandaremos una supervisadora en 3 días así que no te preocupes.

Joey se asusta con esa respuesta. - No, eso no sirve.- Mira a su padre detenidamente en caso que se despierte.- Los necesito ahora, estoy en peligro.

-Han habido muchos casos de llamadas falsas. Así que necesitamos un tiempo para descartar. No te preocupes que llegará la ayuda en algún momento.- Joey muerde su labio inferior en impotencia.- Ahora, por favor dime tu dire…- Joey cuelga con rabia.

Su única esperanza se había ido.

Pero claro. ¿Por qué pensó que un adulto lo ayudaría o al menos lo entendería?

Sube para meter su uniforme y sus útiles en su maletín. No pasaría la noche en casa por miedo a quizás morir en la mañana.

Abre lentamente la puerta para salir a hacer sus deberes en la parada de buses. Tampoco es tan tonto como para dormir en ese lugar.

Al llegar y sentarse en su banca saca su libro de matemáticas en el que lágrimas comienzan a caer.

Ni siquiera tiene un amigo para poderlo llamar y quedarse en su casa esa noche.

 

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Dos semanas han pasado y está harto del bullying que le hacen. Trató de hablar con su maestra y no sirvió de nada. Pero claro, los adultos eran idiotas, por algo su cabeza no quería entenderlo pero era suficiente. De ahora en adelante él se encargaría de todos sus problemas.

Eso pensó pero estar de rivales con esos chicos era demasiado, eran más altos y más malosos. Incluso pusieron cucarachas en su casillero.

Camina por el pasillo después de acabar el receso rumbo a su salón cuando es emboscado por el par torturador. El más alto y gordo lo toma del cuello de su Gakuran y lo levanta un poco. Joey se asusta y ve a ambos lados en busca de ayuda, pero los demás estudiantes lo ignoran y le dan una mirada de lástima. Nadie quiere arriesgarse por él.

Se sujeta del brazo del sujeto para que no lo ahorque mientras con impotencia es empujado al baño. El par cierra detrás de ellos, encerrándolos. Arrojan a Joey al suelo y comienzan a golpearlo en el estómago con ira.

-¡Ya, maldición! – Grita Joey pero no le hacen caso.- ¿¡Cuál es su problema conmigo!?

Recibe un puño en su mejilla que le hace escupir sangre. Quien se lo dio se ríe.- Que un imbécil se crea el héroe siendo un renacuajo es suficiente razón.-

Solo diez minutos después y Joey estaba tirado en el suelo. Sus combatientes tenían algunos rasguños que lanzó en su defensa pero fueron inútiles. Justo cuando abren la puerta del baño para salir algo emana de Joey que lo hace levantarse y tomar una escoba que estaba recostada en la esquina del baño.

Ambos de espaldas reciben cada uno golpes de Joey con ese palo. Su adrenalina y rabia contenida hacían que no sintiera dolor.

Ya no le importó nada.

Nadie lo ayudaría así que él debía hacer algo por sí mismo.

Vuelve a escupir sangre y recuerda sus heridas. Mira hacia abajo y no siente nada de remordimiento al ver a ese par tirados inconscientes.

Simplemente deja la escoba en su sitio, se limpia un poco y sale pensando en ir a la enfermería y tomar unas vendas y desinfectarse, esperando para que la gorda enfermera siguiera en su almuerzo, aunque eso sería casi un hecho pues esa tipa era muy vaga en su valor.

Sale del baño para ser recibido por un llano aplauso.

En la dirección de este sonido observa a un chico que aplaude con una sonrisa que no expresaba alegría sino diversión por lo que al parecer vio.- Interesante. Solo pasaba por aquí y vi algo interesante.- Comenta viendo de pies a cabeza a Joey.- Mi nombre es Hirutani y tengo una propuesta para ti.

 

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Años han pasado y ya tiene 16. Está en una preparatoria diferente a la de Hirutani. El tipo es un patán pero le enseñó a defenderse y en ese aspecto está agradecido. Pero las peleas que libró contra débiles no le cayeron muy bien al estómago. Sobre todo porque él era así. Pero no tenía el valor de oponerse en ese momento.

Fue hasta que esos imbéciles amenazaron a una chica que se parecía demasiado a su hermana que su nivel de tolerancia rebosó y se largó de la banda además de inscribirse a otra preparatoria.

En ese tiempo también se encontró con alguien a quien pudo llamar amigo. Tristán. Él estaba siempre con él aunque ni siquiera era de la banda.

Pero por mucho que confiara en él no le contaba nada de su pasado ni de su padre. Eso solo le daba vergüenza.

Se acomoda en su asiento asignado por la numeración. Bosteza. Es su primer día de clases, pero ya quiere largarse. Gira su cabeza tratando de pensar en otra cosa mientras se recuesta a la pequeña mesa. Y nota algo

El asiento a su lado está vacío.

El profesor acaba de llegar así que el chico a su lado estará tarde. Se alza de hombros. Ni que le importara.

En el tercer periodo se abre la puerta de forma estrepitosa y entra una figura que hace que muchos a su alrededor se enderecen y las chicas suspiren como idiotas. Joey, que estaba recostado mira la conmoción.

Es un joven castaño. Algo le dice que lo conoce.

-¡Es Seto Kaiba!

-¿Entonces no era mentira que venía a nuestra salón? ¡Kya!

-¡Es tan apuesto en persona!

Susurran emocionadas algunas chicas detrás de él. Seto Kaiba, ¿Eh? Por eso se le hacía familiar, es el chico rico ese que aparece en las noticias en ocasiones.

-Llego tarde.- La atención de todos se dirige al castaño que habla al profesor con un tono fuerte y poderoso que se escucha en toda el aula.- Pero supongo que eso no es problema. ¿Cierto? – Lanza una mirada de advertencia al pobre maestro que solo niega.

-En absoluto. Por favor siéntese.- Señala el asiento al lado de Joey haciendo que el castaño se aproximara a dicho lugar.

Joey debe confesar que en algo las chicas están en lo cierto. El tipo no se ve nada mal…

-Aghh. ¿Quién permitió que un animal se sentara a mi lado? –

… Hasta que abrió la boca y perdió todo el encanto para Joey.

 

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Unos meses más tarde un hombre de nombre Jason Wheeler está sentado frente a una persona de apariencia peligrosa con dos guardias a su espalda.

Él lo sabía. Haber apostado tanto dinero la última vez no fue su mejor jugada pero estaba seguro que ganaría. No importaba. Solo debía pedirle un poco más y listo, ya tenía todo puesto en esa última ficha.

-Señor Rols. No se preocupe por el dinero, si me presta un poco más le devolveré en…

-¡Cállese! – Interrumpe golpeando su puño en la mesa, haciendo cumplir la orden al rubio.- ¡He escuchado demasiado de esa patética excusa por años!

-P-Pero créame. Esta vez es seguro

-No me interesa. Solo deseo mi dinero con los intereses acordados. Los cuales fueron del 40% del total.- Dice fumándose un cigarrillo, deleitándose con la cara de terror de su cliente.

-¿¡Qué!? ¡Es imposible! – Gritando, recibiendo un puñetazo de uno de los guardias al acercarse demasiado a su jefe y gritarle de esa forma. Se pone una mano en su mejilla dolorida.

-Oh no, no es nada imposible. Usted mismo lo firmó.- Despliega un papel que tenía justo en el escritorio.- Solo que no le importó leer.

El señor Wheeler toma el contrato, acordándose que ese día había tomado y estaba más que dispuesto a ganar así que la idea le parecía de lo mejor.

-Entre otras cosas.- Mira al jefe mafioso que comienza a hablar nuevamente.- Lea la cláusula 1.

Con nervioso comienza a leer en voz alta.- “…El pago de los honorarios es correspondiente a un 40% del total. Tal suma acumulada se debe pagar en un plazo de 4 años”

-Oh. ¿Y adivina qué? – Dice sonando casual levantando un calendario.- En dos meses se cumple.

-¿Q-Qué? – Se preocupa, pues la cantidad es muy elevado, y su casa ya estaba hipotecada no tenía idea de dónde conseguir el dinero.- Eso es muy poco tiempo, por favor deme algo más.

-Debería estar más bien agradecido que le estoy recordando. Usualmente no lo hago y solo llego de sorpresa- Se levanta y le señala con el dedo amenazador.- Si no quiere conocer las consecuencias de quienes no cumplen tratos conmigo.

Él asiente asustado y luego es echado de la propiedad.

Piensa un rato. ¿Qué vender? ¿O a quien pedirle dinero? Pero eso sería otra deuda y hace mucho que ya no presta en bancos por falta de pagos.

Llega a su casa y abre el refrigerador para tomar 3 botellas de cerveza y acomodarse en el sofá.

Cuando va por su segunda escucha la voz de su hijo quien al parecer había gritado. Se levanta disgustado para decirle que se callara pues sabía que ignoraría si solamente gritara desde la sala. El muy condenado ya es de su altura y pelea mucho mejor así que hace mucho que no ha podido disciplinarlo como se debe.

Se acerca pero antes de abrir la puerta escucha cierta conversación.- Yugi, en serio gracias por el dinero. Te prometo que te pagaré.-

Ese idiota. Piensa el padre. Ese mocoso al parecer también empezaba a deberle a la gente.

-No digas tonterías… Oh Yugi, no podría… Pues no… Está bien, lo aceptaré como regalo… Muchas gracias, te prometo que en un futuro te devolveré el favor con creces.-

Esas fueron palabras mágicas a oídos de Jason. ¿A su hijo le regalaban dinero? No le importaba la causa ni el tan Yugo o cómo se llamara. Su solución estaba al alcance.

 

A la mañana siguiente luego que Joey se fuera a clases, el mayor decide registrar su habitación para encontrar el dinero. Es su padre, tiene derecho de hacerlo. Además si Joey no le da el dinero pues él también se afecta.

Luego de una hora comienza a tirar todo desesperado. Nada. No encuentra nada.

Pues nada que hacer, le tocará esperar que ese bastardo llegue.

 

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-Qué bueno que se encuentra mejor señor Solomon.- Dice Tea. Estando los cuatro de visita en el hospital. Este asiente y procede a contarle una historia.

Joey escucha entretenido hasta que ve una silueta cerca de la puerta entreabierta. Pensando que es una enfermera no le presta atención.

Al pasar 5 minutos y seguía la silueta allí decidió ver qué pasaba.

Se acerca para encontrarse a Seto Kaiba hablando bajo por celular. Este lo mira y frunce el ceño, y continúa hablando ignorándolo.

Joey hace una mueca pero abre un poco más la puerta.- Si vas a visitar al señor Solomon, adelante.

Kaiba lo mira y habla al teléfono.- Te llamo luego, adiós.- Voltea a ver al rubio.- ¿Y yo para qué querría verlo?

-¿Te preocupa, no? Por eso estás aquí frente a la puerta.

Kaiba niega con su cabeza.- Para nada, estoy aquí por mi hermano que está enfermo por todo lo ocurrido y simplemente salí al pasillo para hablar por celular.

-Mm ¿Es así? ¿Puedo visitarlo? – Pregunta al conocer el estado de su nuevo pequeño amigo.

-Claro que no. No me interesa que se acerque a alguien como tu.- Dice groseramente volviendo a caminar por el pasillo.

Incluso años en el futuro cuando fueran una pareja aun Joey tiene la duda si en realidad Mokuba estaba internado o solo fue la excusa que se le ocurrió al castaño en ese momento para ver por el estado del abuelo de Yugi.

Uno de los grandes misterios.

 

Cuando llega a casa no espera para nada un golpe en su estómago que lo hace caer de rodillas. Se aprieta el lugar lastimado para ver con odio a su padre.

-¿Y eso por qué fue, estúpido padre? – Pregunta con dolor e ira a la vez.

-Necesito dinero, Joseph.- Estira su mano hacia él para recibir.

Joey mira con una ceja levantada.- Ya di lo necesario para la casa en el corte de mes.- Trata de levantarse pero es recibido por una patada que lo hace quedar acostado con dolor.- ¡Ah!

-¡No mientas! ¡Sé que tienes más dinero! – Grita iracundo apretando su pie.

-Y si así fuera ¿Qué? ¿Vas a apostar? ¡Olvídalo! – Le desafía, no quedando nada del niño temeroso del pasado que no se podía defender.

Esto lo hace enojarse.- ¡Es para pagar una deuda, mocos insolente! – Quita su pie y trata de calmarse. Así no llegaría a nada.- Necesito pagar en menos de dos meses y punto.

Joey se levanta aun adolorido.- Debe ser algo de tus estúpidas apuestas así que es tu problema, no mío.

Jason se acerca y lo agarra del cuello de su camisa.- Si tienes el dinero debes ayudarme.- Ve a Joey confundido.- Te escuché hablar de un dinero que te dieron y lo necesitamos.

Joey lo mira ofendido.- Ese no es tu asunto.

-¡Si lo es! – Lo acerca a su rostro para verlo de frente.- Escuché que es mucho.

-Pues sí, en realidad sí. Son 3 millones de dólares.- Responde Joey indiferente.

-Tre-res.- Tartamudea sorprendido pues no pensó que fuese tanto y luego se alegra soltando a Joey.- ¡La solución de mis problemas! ¡Con eso le pago el idiota de Rols y puede vivir como un rey! – Fantasea en su mente cuando es cruelmente cortado por Joey.

-No, no puedes usarlo.

Aun sin quitar su rostro de felicidad voltea a verlo.- ¿Por qué no? Soy tu padre y eso me da derecho a lo que tienes.-

Joey alza una ceja cruzándose de brazos.- Oh, ¿Así que ahora si soy tu hijo? – Ve que le ignora con lo dicho y solo suspira sabiendo que lo haría pues sabe que no le importa.- No se puede porque ya me lo gasté.-

Joey de repente siente un frío por su espalda al ver la cara de seriedad e ira de su padre.- ¿En qué?

Pero no le importa y se plantea firme.- ¡Pues en Serenity! ¿En qué si no?

-¿Serenity? ¿Y qué tiene que ver esa mocosa en esto?

-Tú no tienes remedio.- Niega Joey ya pensando inútil molestarse.- Necesitaba una cirugía ocular muy costosa así que deposité el dinero para ella.

-Tu… ¡¿Qué?! – Grita molesto lo último.- ¿No notas  que esto es más importante, mocoso? ¡Pide el rembolso!

-Cada día me decepcionas mas.- Dice Joey comenzando a caminar a su habitación ignorando las quejas de su padre. Ya no tema caminar lentamente pues sabe que puede vencerlo si se lo propone.

Cierra la puerta de su cuarto.

Entre tanto en la sala Jason quedó molesto por lo que escuchó. ¡3 Millones de dólares desperdiciados! Y además el desafío de Joey.

Pero esto no se quedaría así.

Pues se le acaba de ocurrir una forma de pagar su costosa deuda y darle una lección a ese mocoso.

 

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Llegó la tan “esperada” fecha. Al día siguiente se cumplían los dos meses y Jason estaba algo asustado mientras tomaba el teléfono, pues tenía miedo que Rols rechazara su oferta. Marca el número.

-Aquí, Rols al habla.

-Señor Rols, soy yo. Wheeler.

-Oh~ Pero que sorpresa.- Escucha una fastidiosa voz cantarina del otro lado.- Espero que esta llamada sea para confirmar su consignación.

-En realidad quiero hacerle una propuesta.- Traga pesada esperando que diga que si.- ¿Qué le parece hacerle el pago en especie?

 

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Joey camina rumbo a su casa esa noche después de ir a la tienda de juegos. Solo hace unos días había culminado Ciudad Batallas y aun tenia adrenalina corriendo por su cuerpo. Además de escuchar cuando ese ricachón dijo que lo respetaba como duelista ahora.

Estaba emocionado. Tanto que no notó la camioneta negra que venía detrás de él. Ni al hombre con un bate que se bajó y se puso detrás suyo. Ni cuando dejó de estar consciente de su alrededor.

 

Se despierta para encontrarse en la parte trasera de un vehículo en movimiento. Trata de moverse peros sus manos y pies están atados, además de estar amordazado. Llama la atención del que está a su lado.

-Oh. El bello durmiente se levantó.- Dice tocando el cabello de Joey haciendo que este se apartara con asco.- Y además tan desafiante. Me encantan cuando se ponen rudos.- Pasa una lengua encima de sus labios.

Joey se remueve del asco para salir de su agarre y le da una mirada de muerte.

-Oye, ni se te ocurra tocar la mercancía.- Dice uno de los que están delante.

¿Mercancía? Se pregunta Joey asustado. Sus ojos parecieron delatarlo porque enseguida el que estaba a su lado sonrió y pasó una lengua por su rostro. Sintió ganas de vomitar.

-¿Qué no sabías, lindo rubio? – Pregunta con una asquerosa sonrisa.- Tu querido padre te vendió al Señor Rols.- Joey abre los ojos ante lo que oía. Eso no podía ser. Su papá era una basura de persona pero esto…

-Y no te preocupes.- Habla el que estaba detrás del volante, sacándolo de sus pensamientos.- Te daremos un buen trato.

Notas finales:

Hirutani es un personaje del manga, hace mucho leí el manga de Yugioh pues me dijeron que estaba bueno y era en serio. La historia es muy interesante y pintan el proceso de Joey de ser un delincuente a como es ahora. Solo que aja ablandaron la cosa y quitaron algunas escenas en el anime.

Hirutani es un tipo que por alguna razón quiere a Joey en su banda. Es un desgraciado si me preguntas, incluso trató de ahorcar a Yugi

No me maten, y aun mas por haberlo terminado asi.

 

Cuando lleguemos a los 80 rw veremos la parte 2.

Hasta entonces disfruten los siguientes capitulos.

PD: Den un vistazo a mi nueva historia. Tendrá mucho fluff para los interesados


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