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La nueva vida por MizaiTan

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Notas del capitulo:

Hola! Despues de mucha espera al fin llega el nuvo cap. Debo decir que es el mas largo que he hecho hasta ahora.

Ya me dejaron trabajos en la u asi que pasé un buen rato terminandolo y saca de a momentos para ir escribiendo.

Me gustó mucho el resultado. Espero disfruten!

-Abre la boca.

Muestra un poco de renuencia, pero con la mirada fija de Mokuba suspira y termina haciendo caso.- Ahhh.-

El doctor pone una paleta en su lengua y revisa minuciosamente. A los segundos retira el instrumento con una mueca. Sin previo aviso levanta la camisa de dormir de Joey, sobresaltándolo al sentir el metal frio del estetoscopio.

Retira el instrumento y pone un termómetro en la boca de Joey. Lo retira cuando el sonido de alarma se oye y hace otra mueca al ver el resultado. Mientras toma la sabana para envolver a Joey comienza su diagnóstico.- Presenta fiebre. 38°C además de un cuadro de faringitis y problemas al respirar.-

Mokuba de inmediato muestra un rostro preocupado.- ¿Pero estará bien, doctor?

-Sí, estará bien.- Escribe en un papel para luego dárselo al pelinegro.- Aquí está la fórmula que le recetaré para tratar con este nuevo cuadro.- Mokuba asiente

-Hm.

Ambos voltean a ver al rubio levantando un poco la cabeza para verlos.- ¿Mas medicina? ¿No es suficiente con la intravenosa que tengo y las mil pastillas que tomo diario? – Se queja apuntando con su dedo la intravenosa inyectada en su brazo.

El doctor le sonríe.- Tranquilo, no será por mucho tiempo. Pero el que hayas despertado con esa fiebre es preocupante en tu estado.- Le dice comenzando a guardar todos sus implementos.

Joey vuelve a acostar la cabeza. La fiebre lo hace mareado y toda su energía fue gastada en ese simple movimiento.- Yo nunca me enfermo, ¿sabe?

El doctor ríe.- Parece ser que ahora es que te está dando todo.- Se acerca a la puerta.- Mañana veré cómo sigues. Hasta luego.- De despide cerrando la puerta tras de él.

-Hasta luego, doctor James.- Dice Mokuba para luego ver a la cama a Joey con un puchero. Le sonríe mientras se acerca al balde de agua fría que está en la mesa de noche, para empapar un paño.- Ya oíste, Joey. No durará mucho. No tienes que ponerte así.- Pone el paño en la frente de Joey mientras este suspira.- Descansa, te hará bien.

Joey le asiente aún con el ceño fruncido y el puchero.- Está bien, lo haré.- Piensa en moverse para acomodarse mejor de esa postura que ya le tenía con calambres pero decide no hacerlo. El solo ponerse de lado es un dolor horrible para sus pobres costillas.

Mokuba se acerca a la puerta.- Bueno, es hora de irme a la escuela. La enfermera llegará más tarde pero si necesitas cualquier cosa no dudes en llamar.-Le lanza una mirada que Joey de inmediato reconoce de firma Kaiba, por lo que asiente haciendo que el pequeño volviera a sonreír como si nunca hubiese dejado de hacerlo.- Perfecto. ¡Nos vemos más tarde! – Cierra la puerta.

Joey suspira.

La idea de sentirse una carga no le gusta.

Sabe que Mokuba se levanta mucho más temprano de lo que solía hacerlo solo para despertarlo para tomar sus medicamentos. Esa mañana se asustó al sentirlo con fiebre por lo que le puso paños de agua fría hasta que el doctor llegara a la hora rutinaria.

No le gusta la idea de ser peso muerto para el niño. Pero sabe que si dice eso podría hacer las cosas peor.

No le gustaba pero lo mejor era aceptarlo como parte del agradecimiento de Kaiba.

Y hablando de él.

Hace una semana llegó a la mansión de los Kaiba y fue permitido quedarse allí por su proceso de recuperación, sin embargo no lo ha visto en ese tiempo.

Le parece entendible en cierta parte. Él casi no podía levantarse, ni siquiera para usar el baño como se debería, por lo que no ha salido de la habitación de huéspedes y a menos que Kaiba lo quiera visitar no habría razón de pisar ese cuarto.

No se iba a poner infantil por ello. Incluso se siente alabado, pues su egoísta enemigo lo deja quedarse en su casa y disfrutar de servicios de salud privilegiados.

Posiblemente quiera un favor luego o algo asi, pero francamente está dispuesto a pagarlo. No lo diría en voz alta, pero ese ricachón desgraciado salvó su vida.

 

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Dos de la madrugada y apenas cierto castaño pisaba su mansión. Trabajaba en un nuevo prototipo por lo que requería de su tiempo.

Llega a la cocina para un refrigerio nocturno rápido y sencillo. Ya todos sus trabajadores fueron a dormir por lo que no es algo más glamuroso que un simple emparedado con un jugo de manzana.

Sube por las escaleras y bosteza con el solo hecho de pensar en levantarse en menos de tres horas para ir a trabajar. Llega a su habitación y come rápido para luego ponerse su pijama en el baño.

Se acuesta por un rato pero a pesar de todo el cansancio acumulado del día no logra dormir. Suspira pensando que no es tan raro. Últimamente tiene mucho en la cabeza con tantos nuevos lanzamientos, casi no tiene la paz necesaria para dormir y solo quiere tener éxito en todo.

Ni siquiera entiende cómo tiene tiempo de ir a la escuela.

Se sienta un poco pensando qué hacer para dormir. En serio debe conseguir al menos algo de sueño para ir temprano al trabajo antes de la escuela.

Una pequeña caminata no estaría mal. Por ser su mansión tan grande no tendría que salir para caminar por un buen tiempo.

Camina por poco tiempo y luego se detiene al pasar por cierto cuarto.

Pensando en cierto rubio.

No ha visto a su “invitado” desde hace una semana y hoy se enteró por su hermano que estaba enfermo. Decide ir a verlo.

Su madre estaría orgullosa de lo buen anfitrión que es.

Por la hora sabe que está dormido, por lo que abre sin ceremonias la puerta. La visión del interior hace que frunza el ceño.

Ahí está el rubio en la cama, con una intravenosa conectada mientras el medicamento está en el soporte. Las sabanas están revueltas, y puede apreciar que Joey usa una de los pijamas que le quedaban chicos. Su estado es muy parecido al que vio no hace mucho. Pero nada de eso le extraña

Sino verlo con una cara de angustia mientras comenzaba a hiperventilar y sudando a mares. Estaba dormido, posiblemente teniendo una pesadilla que se empeoraba con el dolor físico que debía estar sintiendo.

No sabe que impulso tuvo, pero cierra la puerta con cuidado y se acerca a la cama. No sabe por qué, pero se sienta en la punta de la cama y acerca su mano a su hombro para tratar de despertarlo.

-¡No! – Grita Joey de repente haciéndolo alejarse.- ¡No más! – Y se extraña al verlo derramar una lágrima. Nunca lo había visto hacerlo.

Con más resolución balancea a Joey por sus hombros para hacerlo despertar.- Wheeler.- Le susurra con cuidado.- Despierta, es una pesadilla.

Joey abre los ojos de par en par completamente asustado y mirando a todos lados de la habitación. Se sienta y de inmediato agarra su abdomen y se queja del dolor.- Demonios.- Murmura entre dientes. Siente una mano que le empuja nuevamente para acostarlo.

-Wheeler, no debes forzarte.

Joey mira extrañado al escuchar esa voz y aún más al ver de dónde proviene.- ¿Kaiba? – De inmediato pasa su antebrazo por su cara para quitar todo rastro de incomodidad. Le sonríe falsamente.- ¿A qué debo tu visita?

-No hace falta que finjas.- Dice calmadamente el castaño al verlo.- Te vi teniendo la pesadilla.

Joey quita la cara y mira a otro lado.- ¿Patético, no? – Se ríe de sí mismo.

-Para nada.- Le responde Kaiba haciendo que Joey volteara a verlo sorprendido, pensando que continuaría con el insulto.- Después de ese tipo de experiencias es normal tener pesadillas.

Joey mira a otro lado, no queriendo responder.

Ambos se quedan en un silencio incomodo por un par de minutos hasta que Joey lo rompe.- ¿Qué haces aquí, Kaiba? –

Este se alza de hombros.- No mucho.- Se levanta listo para irse cuando siente una mano en su muñeca.

-Espera un segundo.- Dice Joey aun mirando a otro lado.- Puede ser tonto, pero ¿Podrías quedarte solo un rato más?

Joey no iba a admitir que tenía miedo. En realidad no era la primera vez que tenía pesadillas en la semana pero no lo había comentado a nadie. Tampoco era la primera vez que despertaba agitado en la noche. Así que ver a Kaiba de alguna forma lo tranquilizó.

Soltó poco a poco su muñeca al ver que no respondía y pensaba que se burlaría.

Sin hacer ningún ruido Kaiba simplemente vuelve a sentarse en el borde de la cama.- Solo hago esto por Mokuba, ¿Entiendes?

Joey asiente, no importándole.

Al día siguiente ninguno de los dos comenta a ninguna persona sobre la noche.

 

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Nuevamente esa noche Joey tenía problemas para dormir. Pero esta vez por insomnio. Había dormido gran parte de la tarde por las drogas en su sistema pero ahora no tenía nada de sueño. Solo recuerdos invadiendo su mente.

En su estado no es nada bueno. Había leído en internet que las pesadillas luego de disparos eran muy comunes y también la depresión.

No.

Debía ser fuerte.

Luego de todo esto debía hacer nuevamente frente a su padre.

El solo pensamiento le daba escalofríos. Porque no sabía qué haría. ¿Denunciarlo? No, aún era menor de edad y lo pondrían a cargo del Gobierno, y eso es algo que no…

-Wheeler.-

Se sobresalta al escuchar su apellido y voltea a ver a Kaiba en el mismo lugar que la otra noche. -¿Eh? ¿Qué? – Pregunta dudoso. ¿En qué momento entró?

Kaiba suspira dejando la taza que lleva en la mesa de noche.- ¿Estabas tan metido en tus pensamientos que no te diste cuenta que entré?

No sintiéndose fuerte simplemente baja la mirada.- Supongo.

Kaiba no es tonto. Ese día preguntó a un psicólogo sobre los síntomas de Joey. Sobre que se está enfermando más, pesadillas de aparente persecución y le arrojó una posible depresión. Y ahora debía sumar a la lista que se espacia y no puede dormir a pesar de ser las 3:30 de la mañana.

Con cuidado levanta a Joey para ponerlo en una posición sentada, ignorando el gruñido que sale de él por el movimiento a sus costillas. Toma la taza con leche caliente que había traído para él y la pone en las manos de un interrogante Joey

-Bebe un poco, te ayudará a dormir.- Dice a lo que Joey mira el contenido y luego bebe.

Ambos se quedan en silencio. Es muy raro para ese par estar en una habitación solos sin tener ganas de matarse entre sí.

Joey aun no puede dormir y al parecer Kaiba no quiere irse hasta que lo haga, por muy raro que suene.

Pero Joey nota que no ha pensado más en su padre desde que él entró, porque su atención está en otra parte. Deja a un lado la ya vacía taza y mira directamente a Kaiba.- ¿Sabes? He estado algo aburrido. ¿Me contarías que ha pasado de interesante en la escuela? – Pregunta tratando de romper el hielo, ignorando que Yugi ya contó sobre cuando lo llamó en la tarde.

Kaiba está a punto de negar y decirle que si quiere chismes le preguntase a sus amiguitos, pero realmente no se siente de ánimos de ofender y quizás al hablar un rato por fin llegue el sueño para ambos.- Pues, el profesor de historia…

 

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-¡Oh! Ya estas mucho mejor por lo que veo.- Dice emocionada Tea al ir a ver a Joey junto a sus amigos. No habían podido visitarlo tanto por estar en exámenes así que luego de dos semanas era bueno verlo ya levantado. Aunque aún estaba algo débil.- No es de ti estar tanto tiempo acostado.

Joey ríe sentado en un sillón de la habitación rodeado de sus amigos.- Si, aunque debo admitir que ¡Esa es la mejor cama en la que he estado! – Dice feliz ganando la risa de todos.

Aun esta adolorido, apenas está en la mitad de la recuperación asi que no puede hacer esfuerzos, pero al menos ya puede ir al baño como un humano normal y ya puede bajar al menos una vez al dia a comer, sus otras dos comidas son traídas a la habitación.

Francamente se siente como un rey, claro que la ilusión sabe que no durará mucho pero aún no sabe qué hará después.

-Oye, Joey.- Dice Tristán después de un rato, llamando su atención.- ¿Ya le dijiste a tu padre que estás quedándote aquí? Ya sabes, han pasado dos semanas.

El rubio se paraliza ante la mención de ese hombre. Haciendo que los demás lo miraran con curiosidad.

Al notar lo obvio que era decide lanzar una sonrisa nerviosa.- P-Pues no, no le he dicho.

-¿Qué? – Pregunta Yugi mirándolo aun preocupado por su reacción anterior.- ¿Por qué no?

Rasca su cabeza nervioso.- Ya saben que anda de borracho y algo agresivo. Es mejor que vaya cuando ya esté recuperado.- Dice la primera excusa que se le ocurre, aunque sea cierta en parte.

-¿Pero y si lo llamas? Puede que esté preocupado.

Joey niega con una sonrisa.- No lo creo. Pero si me llama le contaré.- Dice pensando internamente “El muy condenado debe pensar que estoy en un barco rumbo a convertirme en esclavo sexual o algo así” aprieta la mandíbula de enojo pero lo disimula, pues aun ve la cara de no tanta confianza de sus amigos.

A Yami le parece raro, las expresiones de Joey hacen que sea obvio que algo pasa pero es decisión de Joey contarles o no. Eso no le ofende pues sabe que si no les cuenta debe haber una buena razón de peso. Ve a Tristán con el ceño fruncido a punto de hacer otro comentario asi que rápidamente interviene.- Oye Joey.- Todos lo voltean a ver.-  ¿Kaiba no te ha venido a ver?

Eso encendio un chip en el castaño que gira a ver a Joey.- ¿Ese ricachón no te ha hecho nada?

Yami se ríe al ver la expresión de sorpresa de Joey con la pregunta de Tristán. Le da gracia que últimamente de eso suele hablar su amigo. Sobre un tal abuso de poder en su pobre amigo rubio. Como si Joey no se pudiese defender si pasara algo

Sabía que con solo mencionar el tema desviaría la atención.

Joey ve los ojos expectantes de su amigo y en parte agradece a Yami por salvarle el pellejo con lo de su padre pero al mismo tiempo lo maldice en su mente por ahora tener al intenso de Tristán hablando de Kaiba.

Ya en la madrugada Joey está acomodado en su cama, recostado a la cabecera con almohadas detrás suyo, mirando impaciente la puerta.

No quería ser culpado por ello. Pero realmente está esperando que cierto castaño entre.

Desde hace una semana comenzó la costumbre no dicha que Kaiba entraría a su habitación en la madrugada.

Por alguna razón las noches eran duras para Joey, durante el dia su mente estaba entretenida en la televisión, celular, sesiones con el doctor, siestas, charlas con Mokuba y comida, poco pensaba en el incidente de la bala, el secuestro o su padre. Pero las noches eran diferentes.

Por alguna razón le daban ganas de pensar cuando había mucha paz y las pesadillas era terribles.

Por lo que no se sentía culpable de encontrar alivio de tener compañía, incluso de Kaiba, el cual no resultaba tan malo como pensaba.

Ya no solo hablaban de la escuela sino de cualquier cosa, incluso el castaño le hablaba de su día en la empresa. Pero cuando bajaba a cenar las pocas veces que Kaiba tenía tiempo no se decían ni una palabra.

Una regla no dicha de hablar de la noche.

Joey resopla encendiendo la lámpara de noche a su lado. Ni que estuviesen haciendo algo malo.

Se escuchan unos golpes y Joey de inmediato se acomoda.- Adelante.

Entra Kaiba con una bandeja y Joey de inmediato ríe.- Oh, que vista tan rara. Tú con bandeja.

-Cállate, idiota.- Dice Kaiba sin tanto enojo como lo hace usualmente al responderle y solo equilibra la bandeja para cerrar la puerta y acomodarse en el borde de la cama.- Si tanto te burlas entonces no te daré de esto.- Señala dos tazas de leches con panqueques que de inmediato hacen que Joey babee.

-No me burlo.- Dice Joey aun sin quitar su cara, y siendo feliz cuando Kaiba le acerca la bandeja para tomar su parte. Está feliz de un bocado de algo diferente

Kaiba sonríe minúsculamente al verlo comer. Le preguntó a la enfermera de antemano y dijo que podía comerlo sin problemas, claro que no en tanta cantidad.

-Entonces.- Dice Joey llenando su boca de los deliciosos panqueques que está seguro que el ricachón no preparó.- ¿Cómo te fue hoy?

Kaiba sonríe para luego fruncir el ceño.- Esos idiotas de la oficina. Siempre debo estar corrigiéndoles todo.- Dice cruzándose de brazos.

Joey traga con su vaso de leche. Para luego asentir.- Y eso que se supone que eres el jefe. Ponte más firme.

Kaiba sacude la cabeza negando.- Un poco más y salen corriendo asustados.

Joey se detiene de comer para luego reír con ganas.- Nada más me imagino a esos tipos en corbata corriendo. ¡Lo máximo! – Ríe un poco más hasta que se queja del dolor.

Kaiba vuelve a sonreír al verlo mientras toma su propio sorbo de leche

 

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- Hermano, últimamente estas durmiendo mucho en la sala de descanso.- Dice Mokuba algo feliz, esa sala la mandó a construir él para que Seto no pasara noches en vela o pudiese tomar la siesta de vez en cuando si debía estar mucho tiempo en la oficina de la empresa.- Y eso que me dijiste hace un tiempo que tenías problemas para dormir.

Kaiba detiene su tecleo para ver un momento a su hermano, alzarse de hombros y luego seguir tecleando.- En realidad esa sala es más cómoda para dormir que mi cama.

-Ah, pero eso se soluciona. Voy a llamar al arquitecto a cargo de la sala para ver si trabaja también en tu cuarto.- Dice feliz Mokuba saliendo de la oficina.

El castaño detiene el tecleo para ver por dónde salió su hermano, suspirando con burla al verlo. Ningún arquitecto podría lograr lo que su hermano tiene en mente.

A pesar de no poder dormir por las noches en ocasiones el sueño le vencía cuando estaba muy agotado en las noches, así que la famosa sala de descanso solo la usaba de vez en cuando. Pero ahora había una razón para usar la sala diariamente. Permanecía despierto toda la noche.

¿Quién podría decir que el perro fuera tan entretenido?

Por el mismo hecho de ser de noche y no querer despertar a su hermano en un principio decidió no gritarlo, luego notó que no era una obligación, pues no había necesidad.

La monotonía de su día a día, de ir a trabajar temprano, luego la escuela, luego reuniones en línea en el almuerzo, ir a la empresa después de la escuela para luego llegar a casa, dormir, despertarse y empezar lo mismo de nuevo.

Él es Seto Kaiba y claro que quiere ser exitoso aún más de lo que ya es, y sabe que para eso hay sacrificios, pero estaba agotado mentalmente. Muy pocas veces lo deseaba, pero ser un adolescente normal no parecía mala idea en ocasiones. Pero nadie debía saber que ese pensamiento pasó por su cerebro. Es un Kaiba después de todo.

Sin embargo, desde que entró a ese cuarto por curiosidad se dio cuenta que solo por unas cuantas horas en la noche podía dejar tanta hostilidad hacia todos, superficialidad y desconfianza y ser solo… Seto.

No lo malentiendan. Él está feliz de todo lo que ha conseguido con su propia mano pero unos momentos de paz no sonaban tan mal.

Así que para estar despierto en la noche, junto con un rubio que al parecer también esperaba ese momento, no se oponía a dormir periodos en el día.

Esa noche decide entrar con unas copias de unos documentos. Debe leerlo para el día siguiente para un trabajo de ciencias. Con solo una hojeada rápida estará bien pero no había encontrado momento en el día así que decide llevarlo para su reunión con Joey.

Toca la puerta pero nadie contesta.

Vuelve a tocar y obtiene el mismo resultado.

Frunce el ceño y simplemente abre la puerta, encontrando al inquilino dormido. Se desinfla un poco esperando hablar un rato hoy pero entiende que aún se recupera así que simplemente entra cerrando la puerta detrás de él.

Se sienta en el sillón a su lado. Aún debe leer ciencias y resulta que ya llegó a la habitación. Además alguien debía estar ahí si el rubio tenía pesadillas.

Una hora y un trabajo releído dos veces después, el rubio aun duerme y Kaiba ya se queda sin razones de estar en la habitación.

Suspira levantándose para irse cuando escucha un ruido proveniente de la cama. Se acerca y ve que Joey murmura.- Papá.-

Kaiba se aparta y por alguna razón se siente herido, aunque su conciencia le diga que es apenas lógico que el rubio extrañe a su padre.

Sacude la cabeza y da media vuelta para llegar a la puerta e irse. No notando que Joey frunce el ceño después y luego comience a murmurar que desea alejarse de su padre y no volverlo a ver.

Sentado en su oficina Kaiba piensa un poco sobre el asunto de la noche anterior. Aún queda semana y media para que sea el momento en que Joey se vaya, y sería muy raro proponerle que se quede sin una razón.

No es que diga que no quiere que se vaya, pues no es su asunto pero…

Suena su intercomunicador de repente.- Señor Kaiba, ya llegó el señor Thorne.- Anuncia su secretaria.

Se inclina presionando el botón.- Dígale que pase.

En segundos un hombre entra a la oficina y el castaño le indica que se siente.- Por favor, dígame en qué soy bueno, Señor Kaiba.- Dice mirándolo acomodado en la silla.

-Me gustaría que averiguara un poco sobre una persona. Su nombre es Jason Wheeler. Solo información básica está bien, para dentro de dos horas como mucho ¿Puede hacerlo?

El hombre asiente con una sonrisa para luego levantarse.- Si me disculpa.- Y se retira luego.

Kaiba se inclina en su silla. En serio ¿Qué le pasa últimamente?

Decide desviar un poco la atención y leer el periódico digital. Siempre es bueno enterarse de negocios futuros.

Oh.

Noticia interesante. Parece ser que después de casi dos semanas y media la policía al fin pudo encontrar el lugar donde estaban los imbéciles que secuestraron a su hermano. Los dejaron amarrados esperando que la policía llegara rápido pero tardó más de lo esperado.

Lentos como siempre.

Incluso transmiten la noticia como si fuera primicia.

“Balas cruzadas” “Señales de pelea” “Solo cadáveres de la banda”. Eso decían los subtítulos de la primera plana. ¿Nadie se preguntaba por qué los que estaban amarrados estaban todos amontonados en la cocina comiendo con su boca cómo podían?

La gente pensará que la policía son héroes cuando él y sus hombres hicieron todo el trabajo sucio.

Tampoco es que quisiera el crédito, pues el que su hermano y Wheeler estén a salvo ya es suficiente.

Espera. ¿Wheeler?

Decidió no pensar en eso y solo mostrar una sádica sonrisa al ver el estado en que estaban. Según lo que Wheeler le contó hace unas noches le hacían comer con las manos atadas, asi que esa pequeña venganza no estaba tan mal.

A las dos horas en punto llega el hombre nuevamente, dejando la documentación y comentando detalles de la vida del hombre.

Divorciado. Se quedó con la custodia de Joey. Es apostador… Varios datos que leía y escuchaba con cuidado.

-Me enteré que hoy buscaba a su hijo sin cansancio por el barrio donde ambos viven.- Dice el hombre y sigue comentando más cosas pero solo hasta ahí pudo oír Kaiba.

¿El padre de Wheeler lo buscaba? Además que este susurraba su nombre en su sueño.

-Es todo, señor.- Dice el hombre haciendo que Kaiba saliera de su ensoñación.

-Dile a mi secretaria que te del cheque. Buen trabajo.- El hombre se inclina en respeto para luego retirarse.

Ahora.

¿Qué hacer con esa información? O mejor dicho, ¿Para qué quería saber eso?

Miró lo documentos para luego guardarlos en una gaveta de su escritorio.

Aún faltaba una semana y media para que el trato de que Joey se fuera se cumpliera, además él mismo no ha insistido en irse. Su padre tendría que esperar y aguantarse, por lo que entendió sólo comenzó a buscar desde hoy y eso era considerable tiempo desde su desaparición.

Esperar más tiempo era un buen castigo.

Eso es, Kaiba solo lo haría para enseñarle una lección a ese hombre de no descuidar a su hijo. No tenía nada que ver sobre él.

 

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-Sí, no te preocupes. Me siento muy bien, lo peor ya pasó.- Dice Joey con paciencia al teléfono mientras se comunicaba larga distancia con su hermana.

-Eso está bien, Joey. Pero dime ¿Por qué siempre soy la última en enterarme cuando algo te pasa? – Escucha a Serenity refunfuñar del otro lado, sacándole una sonrisa.

-Ya sabes que las llamadas de larga distancia son costosas.

-Sí, lo sé. Pero con un mensaje o un e-mail hubiese estado bien. ¿Sabes? – Dice Serenity aun regañándolo.- Igual me alegra que estés mejor. ¿Desde dónde estás llamando?

-Oh, no te he hablado de eso. Me estoy quedando en la mansión Kaiba.- Dice Joey y debe alejar el teléfono para no quedar sordo al sentir un grito del otro lado.

-¡¿KAIBA?!

-Sí, Serenity. Kaiba.

-Oh, Dios mío. ¿Te amenazó o algo para que te quedaras? – Pregunta rápidamente.- Demonios. ¿Por qué rayos no estoy allá? – Murmura aparentemente para ella misma.

-Tranquila, hermana. Fui invitado. Salvé a Mokuba, te lo acabo de contar. Es agradecimiento.- Dice Joey.

-Supongo, pero es raro. Ya sabes, él te odia y eso.

Una pequeña punzada, que no sabe de dónde salió, atraviesa su pecho al oir esas palabras, pero decide ignorarla y cambiar de tema.- Te preocupas demasiado, además que solo es mientras me recupero.

-Claro, sería bueno que acompañaras a papá, debe de estar solo sin ti.- Joey muerde sus labios, queriendo tanto confiar en Serenity para contarle la verdad.

-Serenity yo…- Mira hacia la ventana, golpeándose internamente por ser tan débil ante el posible dolor que tendría su hermana con la noticia.- Yo…- Sabe que su hermana espera que diga algo asi que solo se ríe.- No puedo esperar para salir de aquí.

Escucha una risa del otro lado.- Me imagino eso por la convivencia con Kaiba.

Mientras tanto Mokuba se sentía triste, solo quería compartir una merienda con Joey y la trajo a la sala dónde estaba el teléfono. Al verlo aun hablando con su hermana no quiso interrumpir por lo que iba a irse.

No fue su intención escuchar.

Hubiese preferido nunca tener que oír: “No puedo esperar para salir de aquí”. ¿Tan mal la estaba pasando en la mansión?

-¿Estás seguro, Mokuba? ¿No abras oído mal?

-Estoy seguro, hermano.- Dice triste Mokuba sentado en la silla de la oficina.- ¿Qué haré? Se supone que Joey es mi invitado pero está incómodo. Y si le pregunto por qué sabrá que espié.

Mientras Kaiba tenía su propia guerra mental. Wheeler no gustaba de estar en su casa. Más que eso, se notaba que era por extrañar a su padre

No quería pero debía hacer lo correcto.- Mokuba.- Llama a su hermano y por fin detiene su pensamiento en voz alta para verlo.- Lo mejor es arreglar esto de una vez.- Se levanta y toma su abrigo.

Mokuba pone una cara de asustado.- ¿Q-Qué? ¿Le irás a Joey sobre esto?

Se acerca a su hermano y le revuelve el cabello.- Tranquilo, no le diré que fuiste tú.- Quita su mano para caminar a la puerta.- Vamos.

Mokuba asiente no muy convencido para seguirlo. Por alguna razón tiene mala espina.

Al llegar a casa y luego de hablar con Joey por solo unos cinco minutos ya entendía por qué le daba mala espina, arrepintiéndose tanto de contarlo a su hermano sobre la conversación.

-¿Q-Que me vaya? – Tartamudea Joey viendo a Kaiba.

Mokuba mira a ambos nervioso y enseguida se mete.- ¡N-No! Claro que no. Tú debes estar en…

-Su único deber es estar en su casa.- Interrumpe Kaiba aun sin dejar de ver al rubio.- Ya estás recuperado lo suficiente como para caminar. Puedes irte.

Joey no lo podía creer, se sentía herido por lo que oía. Kaiba lo estaba echando sin una pizca de dolor en su mirada.

Enseguida quita la mirada para levantarse lentamente de la cama. Mokuba va en su ayuda pero Joey no se deja.- Puedo solo.

Mokuba lo mira preocupado, levantarse con lentitud. Kaiba solo aprieta el puño, pero sabe que es lo mejor para él.

Cuando Joey está de pie en frente suyo vuelve a hablarle.- Podemos dejarte en tu casa.

-No, gracias. Me iré por mi cuenta.- Dice mordiendo el interior de su mejilla mientras caminaba lentamente a la puerta. Tampoco es como si llevara equipaje así que solo se lleva lo que tiene puesto.

-¡Joey! – Grita Mokuba solo para verlo caminar a la puerta para irse de la mansión. Voltea sus ojos a su hermano y Kaiba se sorprende levemente al ver el desprecio en sus ojos.- ¡¿Por qué hiciste eso?!

-Mokuba, cálmate. Se racional. Extraña a su padre, no había razón para impedirle verlo.- Ve que de inmediato Mokuba quita su cara de enojo y volta a ver a la puerta aun preocupado.- Además, es culpa suya por no aceptar el aventón.

 

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Eso le había dicho a su hermano. Entonces ¿qué demonios hacia él camino en su limosina a casa del rubio en la madrugada?

En serio, él era el irracional aquí.

Pero un vaso de leche no le hice efecto ni nada que probara. Solo con saber que ese rubio estaba bien entonces estaría feliz para dormir. Eso le gustaba pensar.

Se asoma a la ventana y nota que comienza a llover. Solo le dice a su conductor que se apresure.

Por otro lado un rubio estaba sentado en un parque cercano a su casa. Ni por un demonio volvería a su casa. Ya se enteró por sus vecinos que su padre lo buscaba apenas el día anterior, al ver los periódicos encontró la razón.

Capaz y lo buscaba para cerrarle la boca y no le daría el gusto de verlo, no ahora que aún sigue herido.

Pero no podía ir a casa de nadie. Por mucho que detestara haber sido echado de la mansión de esa forma por alguna razón la idea de odiar a Kaiba y que sus amigos lo odiaran era peor que la idea de ver a su padre.

Estúpidos sentimientos los suyos.

¿Cuándo entenderá que siempre resultará herido?

Unas gotas caen en su cabeza.

Genial.

Llueve con fuerza solo momentos después y no puede creer su suerte. Se acurruca en la banca como puede. Ya está empapado y poco puede hacer. Aun sus costillas duelen, aún más ahora que empezaba a estornudar.

Cerca de allí Kaiba se pregunta ¿Qué hacer ahora? ¿Tocar la puerta del departamento? No, imposible. Sin embargo con solo ver el exterior no era suficiente.

El largo paseo hasta esa zona de la ciudad no ayudó de nada. Parqueado fuera del condominio por unos 30 minutos decide que es suficiente y le dice al conductor que lo lleve a la mansión.

Pasa por un parque donde ve cómo el gran caudal cae por las plantas. Además de un pobre vagabundo echado en una banca. Al menos debería buscarse un techo.

Mira más de cerca para luego abrir los ojos al ver una cabellera rubia.- ¡Detenga el auto! – El conductor obedece de inmediato para mirar con asombra a su jefe saliendo de la limosina en plena lluvia hacia ese vagabundo.

Kaiba se acerca rápido y ve con horror que sus sospechas son ciertas al ver la cara pálida de Joey.- ¡Wheeler! – Lo mueve intentando despertarlo pero no lo consigue.- ¡Wheeler! ¡Joey!

Era inútil, estaba inconsciente. Como puede lo levanta para correr a la limosina y embarcarse.- ¡Al hospital!

-De inmediato, señor.

La limosina comienza a moverse y Joey era fuertemente sostenido por Kaiba. Estaba helado y pálido.

Se sentía un idiota ahora por dejarlo irse solo de esa forma.

Luego de un par de horas Joey fue dejado en observación en el hospital para que pasara la noche. Tenía una fuerte fiebre y aun no despertaba.

Eran casi las 4 de la mañana. Lo mejor sería irse para que Mokuba no viera que faltaba, eso pensaba Kaiba. Toma sus cosas húmedas en la bolsa. Afortunadamente tenía la vestimenta de trabajo en su mochila, solo que andar de traje a esa hora no era de su agrado, pero además de eso no se quejaba.

Está a punto de irse cuando se acerca a la cama y ve el rostro dormido de Joey. En realidad no quería dejarlo solo, nunca lo hacía en la noche y se había acostumbrado, pero lo mejor era irse.

Aunque eso no pensaba Joey cuando de repente abre los ojos y se lo queda viendo.

Kaiba lo mira algo sorprendido para luego sorprenderse más al verlo comenzar a derramar lágrimas.- Idiota… Idiota.- Susurra llevando su mano a la cara para limpiar las lágrimas.- Idiota.

Kaiba realmente no sabe cómo reaccionar. Su fiebre llegó a los 40 cuando llegaron asi que posiblemente eran los delirios de la fiebre los que lo hacían llorar de esa forma.

-Idiota.- Aun susurra Joey. Kaiba está a punto de decir algo para calmarlo.- ¿Por qué lo hiciste?

Contiene lo que iba a decir.- ¿Qué cosa?

-Echarme.- Contesta Joey ahora limpiándose con ambas manos su rostro.- ¿Por qué? ¿No sabes lo feliz que era ahí? – Lanza un sollozo llorando aún más.

Kaiba se extraña con lo que oye, por lo que se siente en el borde como lo hacía desde hace un tiempo.- Pensé que querías ver a tu padre, murmuraste de él antes.- Sabe que no es ético preguntarle en ese estado, pero quería respuestas.

No se espera que Joey solloce más fuerte.- Lo odio. No quiero verlo. ¿Por qué querías que fuera con él?

Y con eso Kaiba quita algunas de sus barreras para inclinarse a abrazar al rubio que aun llora. Quedarse esa noche no sonaba tan mal.

 

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-Vamos, Joey. Ven a casa con nosotros.- Dice Mokuba mirando a Joey acostado en la cama de hospital.

Ya al día siguiente le dieron de alta y solo esperaba en la habitación la orden del doctor. No recuerda exactamente cómo llegó allí, solo recuerda la banca del parque. Pero lo que sí sabe es que por mucho que Mokuba le insista no irá a la mansión. ¿Por qué? Si ya lo echó el día anterior.

Kaiba podía pararse ahí todo lo que quisiera pero no volvería.

-Mokuba.- Dice de pronto el susodicho castaño ganando su atención.- ¿Puedes salir un momento? Joey y yo debemos hablar.

“¿Joey?” – Se preguntaron internamente los otros dos. Nunca le había llamado por su nombre antes.

-Eh, claro. Pero no lo vuelvas a arruinar.- Le da una mirada de advertencia para luego marcharse por la puerta y dejarlos a ambos solos

Joey se cruza de brazos.- No me importa que digas, no pienso volver. Prefiero…

-¿Quedarte en la banca de un parque mientras llueve? – Le interrumpe Kaiba con el ceño fruncido.- Claro, esa ha sido una de tus mejores ideas.- Dije sarcásticamente.

Joey abre la boca para decir algo pero enseguida la cierra. No tiene argumentos contra eso.- Espera. ¿Cómo lo sabes?

Kaiba se sienta en la silla para visitas al lado de la cama del hospital mientras responde.- Fui yo quien te trajo aquí. Te encontré con una fiebre muy alta. En serio, ¿Qué rayos estabas pensando?

Joey frunce el ceño.- Eso no te importa. Te agradezco por ayudarme pero lo que piense o no es asunto mío. Desde que me echaste ya no debería importarte qué pase conmigo.

-Yo no te eché.- Dice exasperado de escuchar esa palabra. Mira atentamente a sus ojos.- Solo quería que volvieras con tu padre, él te anda buscando.

No puede evitar lo obvio que es notar el temblor que sacude el cuerpo de Joey con ese nombre. Lo ve mirar a otro lado.- P-Pero aun no quería volver.- Tartamudea.

Kaiba no lo desea, pero sabe que debe tocar el tema.- Si, de eso me di cuenta.- Se cruza de piernas viéndose altivo.- Mi duda es por qué.

-¡Te digo que no te importa! – Le grita Joey aun mirando a otro lado.

-Si me importa.

Joey se sorprende y voltea a verlo. Ambos quedan en un silencio donde Joey no quiere romperlo y Kaiba prefiere que lo haga el rubio.

Ambos tienen un raro revoltijo de emociones en ese momento.

-Es vergonzoso.- Murmuro Joey mirando hacia las sabanas que ahora le parecían demasiado interesantes.

-Si lo odias debe ser por una buena razón.- Ve que Joey lo vuelve a mirar con los ojos abiertos.- Ayer en tu fiebre me dijiste que lo odiabas.- Joey se muerde los labios con fuerza, nadie aun lo sabe.- Si te sirve de algo, tú ya sabes mi pasado. Lo mucho que odiaba a mi padrastro era con una razón. Así que sé que tú también debes tener una.

Joey nunca pensaría que la primera persona que sabría sería justamente Kaiba.

No sabe si fue un impulso, o simplemente su voz de niño que deseaba ser escuchada desde hace mucho tiempo.

-La verdad, él nunca ha sido ejemplo de un padre. Yo…

Demora quizás media hora hablando sin parar, fue interrumpido un par de veces por Kaiba pero él le gritaba que callara pues ya de por si era muy difícil de contar.

En ningún momento mira al castaño, siempre mirando sus manos apoyadas en la cama. No quiere ver su reacción. Por lo que no espera recibir un abrazo.

Con ese contacto las lágrimas que tenía contenidas hace mucho amenazan con salir, pero el sacude la cabeza y solo se aferra al abrazo.

Que bien se siente liberarse un poco.

-No te preocupes.- Le susurra Kaiba al oído.- Yo me encargo de todo.

 

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Joey se estira mucho mejor de lo que se ha sentido en siglos. Ya pasaron todas sus semanas de recuperación y se siente como nuevo. Al final terminó quedándose con los Kaiba.

Aun recibe las visitas nocturnas de Kaiba, el cual no le ha contado aun como se encargó de todo. Pero le advirtió que no podía desaparecerlo o mandarlo a la cárcel, porque si no él estaría a cargo del gobierno por ser menor de edad y nadie quería eso.

Ya al día siguiente se debe ir de la mansión, lo cual en realidad era lo mejor, estaba comenzando a apegarse mucho y eso no era bueno. Por lo que esa noche sería la última visita. Y eso no lo emocionaba para nada.

De repente Kaiba entra sin tocar la puerta con unos documentos en mano, y se sienta en el puesto habitual mirando a Joey para luego entregarle lo que tiene en la mano.- ¿Qué es esto?

-Es el inicio de tu independencia. Léelo.

Joey abre la carpeta y no puede creer cuando mira que son los papeles para un nuevo apartaestudio, junto con una carta. Mira con atención la carta y nota que es de su padre.

Estimados,

Debido a razones laborales debo moverme de la ciudad, aun estaré mandándole a mi hijo dinero y haciéndole llamadas diarias. Sus vecinos cuidarán de él y yo estaré al tanto de todo.

El resto del contenido de la carta está escrita con diplomacia que carece ese hombre pero nota el puño y letra de su padre, además de firmado legalmente y aparentemente con abogado presente.

Kaiba toma su mano y pone un juego de llaves en su mano.- ¿Qué? – Pregunta aun sorprendido por todo.

Con una sonrisa Kaiba le señala su mano.- Estas son las llaves de tu nuevo 1LCD. Es hora de que dejes de vivir en ese barrio. Esta.- Señala el papel que tiene en la mano.- Es la carta que obligué a tu padre a escribirla y ser autenticada por el Gobierno. Luego lo eché de la ciudad y le amenacé para que no volviera. Pensé por un segundo sobre pasar tu custodia a alguien más pero tomaría tiempo y varios se darían cuenta. No he olvidado que me hiciste jurar no decir nada.- Le termina sonriendo con burla al verlo con la boca abierto.

Joey no sabe que decir.- Ehm. Esto es mucho ¿sabes? ¿Un LCD? No sé si es correcto aceptarlo.- Trata de devolver las llaves pero no puede pues Kaiba se cruza de brazos.

-Pues ya lo compré, no puedes hacer nada.

Joey ríe un poco con su pequeño acto de inmadurez.- Entonces, dime qué puedo hacer para pagarte.

Kaiba se alza de hombros y mira a otro lado.- Con que vengas seguido me basta.

Joey le sonríe sabiendo que ese idiota no querría nada más y simplemente se acerca tomándolo por su nuca y dándole un beso.

 

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Joey ríe un poco al recordar la expresión de sus amigos cuando comentó que Seto y él comenzaron a salir. Sobre todo la de Tristán, eso valió oro.

Sentado en el banco del parque con Mokuba comiendo unos helados no puede evitar recordar todo lo que pasó en su vida para llegar a lo que es ahora después que su cuñado preguntara cómo se enamoró de su hermano, pues él nunca se dio cuenta.

-¡Vamos! ¡Te las has pasado mirando lejos desde que te pregunté! – Exclama Mokuba insistiendo en el tema.

Joey se ríe en su expresión y cierra los ojos pensando.- En realidad, todo pasaba en las noches.- Abre los ojos para continuar solo para ver que Mokuba se levantaba tapando sus orejas con sus manos.

-¡Argh! ¡Cállate! ¡No me traumes hablando de eso! – Grita corriendo hacia los juegos del parque.

Joey queda con la boca abierta para luego echarse a reír.

Mokuba tenía razón. Eso no sonaba muy bien, pero cada palabra era cierta.

Su padre aun continuó llamándole pero él trataba de no responder. Esa carta autenticada fue su boleto a todo, ya no debía preguntarle nada a su padre y tenía una “razón” para sus amigos para vivir donde lo hace actualmente y en soledad.

En cuanto a Seto…

Tal vez no lo supo entonces, pero en el momento que ese castaño atravesó la puerta en el salón de clases su vida cambió para siempre. Y nunca se arrepentiría de eso.

Notas finales:

Bueno y con eso marcamos el fin de la trilogía.

Aun queda mas fic por delante pero es el primer subproyecto de la serie que tiene final asi que me emociona mucho.

Estoy pensando que al llegar a los 130 rw podría hacer otro extra, aun no se de qué asi que estaría bien si me dan sugerencias.

Gracias por seguir el proceso de estas tres partes ademas de la paciencia que me han tenido.

Ya empecé a escribirlo asi que el proximo capitulo estará para el sabado.

Nos vemos ese dia!


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