La paternidad ha hecho cambiar mucho a las personas. Cualquiera puede ser testigo de eso. Es prácticamente un hecho comprobado.
Y en sólo dos meses y medio ha cambiado la vida de dos personas que no se veían en esa posición hace un año.
No es de conocimiento público lo cálido que Seto Kaiba es con su novio, claramente el mundo se ha enterado de lo protector que es tanto con él como con su hermano. Pero en un punto Mokuba dejó de ser un niño para proteger y se convirtió en un hermano en que se puede confiar todos los aspectos importantes.
Pero con Joey tenía una conexión, los más cercanos podía prácticamente palparla pero cuando están juntos y en privado Kaiba quita ese exterior frío que lo caracteriza, su mirada se suaviza cada vez que ve la sonrisa de su cachorro.
Vive por esos momentos.
Haría lo que sea para proteger esa sonrisa.
Y ahora había alguien que había llegado de sorpresa a entrar en ese territorio desconocido que es su vida privada. Algo que cualquier miembro de la prensa soñaría con presenciar.
Ese alguien simplemente irrumpió pero a ninguno de los dos les importó.
¿Cómo podría molestar a Kaiba mientras ve esa escena?
-Mírala, Kosei.- Dice Joey sosteniendo una pequeña pelota suave roja y su bebé la sigue con la vista mientras la mueve lentamente. Joey la baja y le sonríe.- Pero que buenos ojos, bebé. Mereces una recompensa.- Se baja para besar su nariz.
Y Kosei sonríe.
Y Seto lo sabe. Aún están algo grises pero sabe que su hijo heredó sus ojos.
Pero esa sonrisa…
Es una sonrisa sin dientes pero es igual que la de Joey. Y ambos se sonríen al tiempo mientras se miran acostados en la cama con el castaño pasando una mano por la espalda de Joey.
¿Cómo podría pensar que alguien así interrumpe su tiempo juntos?
Se dijo así mismo que haría lo que sea por proteger esa sonrisa, y ahora que dicha sonrisa está en dos lindos rostros se encargaría que esas dos personas siempre fueran felices.
Dos sonrisas hermosas
Y lo nota, por supuesto que nota que Joey se va transformando en otra persona.
Claramente su esencia es la misma, no sería su atolondrado Joey si no lo fuera pero sabe que se esfuerza más para ser un padre en tan poco tiempo.
Lo ve levantarse temprano sólo para comprobar que Kosei duerma bien. Medir la temperatura para que su bebé friolento no tengo frío.
Sólo come después que su bebé esté alimentado, cambiado y feliz.
Ver a Joey trabajando tan duro por Kosei sólo lo hace feliz a él.
Se acerca y pone un beso en cuelo desnudo de su novio, que lo hace voltearse con sorpresa para luego sonreírle.
-Oh~ Mira, Kosei.- Dice aún sin dejar de ver a su prometido.- Papá también enfocó muy bien la mirada. Parece que también necesita una recompensa.- Y sin más se acerca a besar sus labios.
Si, Seto Kaiba no se cambia por nadie en esos momentos. Es lo que piensa mientras se acomoda para poner una mano en el cuello de su novio para profundizar el beso y la otra para tapar ligeramente los ojos de Kosei
.
Aun besando a novio Joey sonrisa cuando nota por el rabillo del ojo a Seto tapando los ojos de Kosei.
¿Hay algo más tierno que eso?
Lo sabe, es obvio que el gran Seto Kaiba ha cambiado desde que llegaron él y Kosei a su vida.
Es un hombre imperturbable y maneja con puño de hierro el mundo de negocios, un alma inquebrantable al que pocos tienen la osadía para negar un mandato.
Pero en la privacidad de su habitación Seto simplemente es un padre más aunque lo niegue el muy terco.
Se separan y Kosei vuelve a mirarlos.
Joey se levanta de la cama.- Voy a ir por su leche, no tardo.- Dice saliendo de la habitación.
Estaba pensando lo útil que sería poner una estufa en la habitación. No sólo para evitar subir y bajar escaleras todo el tiempo para el biberón sino para aplacar sus antojos nocturnos.
Un buen tocino en la madrugada sonaba bien para él y si pudiese tenerlo sin salir de la habitación sonaba aún mejor.
Aunque tendría que convencer a su novio. Pero ese puente lo cruzaría cuando fuese el momento… Un largo puente.
Baja por las escaleras y entra en la cocina para encontrar el chef de la mansión junto a dos empleadas.
-¿Se le ofrece algo, Señor Joey? – Pregunta de inmediato el chef al verlo y el rubio sólo suspira.
-Sólo Joey está bien.- Era algo exasperante. Al principio se creía importante pero luego de la novedad perdió la gracia.- Y no, sólo vine a calentar la leche de Kosei.
Antes de avanzar una de las empleadas abre la nevera para sacar la leche especial.- No se preocupe, yo me encargo. Por favor siéntese. – Le sonríe la chica sacando uno de los biberones.
Quiere discutir que no era necesario pero a veces es una guerra perdida. Pero los empleados de la mansión parece una ley tratarlo de la gama de alguien importante.
Quizás Seto tenía algo que ver pero los empleados lo trataban con cariño y respeto, mucho más del fingido y obligado con el que lo miraban los de KaibaCorp.
Y ahora que lo pensaba, mientras está sentado en un taburete esperando, tenía un buen tiempo que no iba a la compañía, ya hasta le hacía algo de falta entrar a la oficina de Seto y lanzar su dedo medio a todo el que tratara de echarlo con la mirada.
Incluso iba a disfrutarlo aún más cuando llevara a Kosei y verlos tragarse la lengua.
-Aquí está la leche.
Levanta la vista y toma el biberón azul. Se contiene de rodar los ojos por la cantidad de cosas azules del bebé. Es un buen color y muy saludable pero va a introducirle en el mundo del rojo.
Agradece y sube las escaleras de regreso a su habitación y al abrirla simplemente se reafirma lo que dice.
Seto ha cambiado por Kosei.
Verlo acostado boca arriba con Kosei en su pecho y haciéndole muecas para divertir al bebé le hacía pensar en lo feliz que está de estar con alguien como él.
Y mucho más feliz sabiendo que ese lado sólo lo compartía con él y ahora con Kosei. Pero no le molestaba compartir, siempre y cuando pudiese disfrutar de escenas como esta.
-Aquí está la leche.- Se anuncia cerrando la puerta y dos pares de ojos my parecidos se voltean a verlo.
Rayos, eso es injusto.
Es débil a esos ojos y ahora tiene que lidiar con su corazón al ver dos pares de hermosos ojos azules que lo ven avanzar hacia ellos.
ESCENA BONUS
Colores.
Movimientos.
Sonrisas.
Todo es tan nuevo y simplemente quiere verlo todo. Le gustaría llegar a todo pero aún no sabe cómo hacerlo por sí mismo.
¿Es posible hacerlo?
Los sonidos son tan divertidos y no puedo evitar voltearse a buscar de dónde proviene, pero cuándo ve colores o algo que le gusta su atención va hacia eso.
No puede evitarlo.
Estando acostado una cara muy familiar con una gran sonrisa se acerca y no puede evitar sonreír también.
-Bueno pequeño Ko, es hora de un juego.- Dice su lindo papi. Su voz siempre le ha parecido muy dulce.
De repente su papi pone sus dedos es sus mejillas y los baja haciendo una cara extraña, ¿Cómo su cara cambió tanto? Su papi debe ser mágico porque su cara vuelve a la normalidad en segundos.
Aún mira curioso cuando su papi se acerca a besarle la nariz haciéndolo sonreír.
-Eres la cosita más hermosa que he conocido.- Le dice pasando un mano por su corto cabello.
No sabe qué es hermosa. Pero la sonrisa de su papi sabe en su pequeña mente que es hermosa.