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La nueva vida por MizaiTan

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Un rubio caminaba por las calles para llegar a su destino, KaibaCorp. No era necesario que ningún transeúnte  le preguntara como se sentía. Pues se le notaba en su rostro.

Estaba enojado.

Y no era para menos.

Él se había tomado el trabajo de preguntarle a la doctora en su segunda cita hace dos semanas sobre su trabajo en la tienda, aunque a escondidas de su novio. Ella le dijo que por su condición no debía esforzarse de sobremanera, pero que podía seguir trabajando si no presentaba ningún problema, al menos hasta el sexto mes.

Entonces lo que Joey se preguntaba, mientras iba entrando a la compañía de su novio, era: ¿Por qué si apenas tenía 3 meses y medio de embarazo ya no tenía trabajo?

Fue sorpresa al llegar a trabajar a las cuatro de la tarde y que su jefe le dijera que ya no podía trabajar con él. No le explicó motivos.

Puede pasar que te despidan repentinamente, ya le ha pasado antes. Pero no se esperaba que al salir de la tienda una clienta regular, de unos 60 años, se acercara y le susurrara.

-Aquí estuvo alguien que habló con el tendedero. No te puedo decir mucho porque no soy de chismes – Miro a ambos lados antes de pedirle con el dedo a Joey que acercara más a su oído.- Se veía de dinero, hasta tenía guardaespaldas.

Chismosa o no, esa señora le había dado la pista de lo que había pasado.

Al entrar algunos internos se apartaban de su camino, no era normal ver a Joey en un estado que recordaba mucho al Señor Kaiba.

Sin embargo al subir en el ascensor VIP se ganó varias malas miradas de ejecutivos superiores. Ellos se notaban que no estaban de acuerdo con que ese chico de malos modales y dudosa educación fuese la pareja del poderoso Seto Kaiba, y no temían en expresarlo con la mirada.

Joey bufó y mostró una sonrisa burlesca. Por su parte podían irse al demonio.

Al llegar al piso 20 se topó con la secretaria presidencial. Su nombre es Ann. Es amable con él. Recordó que las ultimas 4 secretarias fueron despedidas por Seto por haberle faltado el respeto o denigrado. Esta última siempre tenía una sonrisa al verle y le agradaba verle

-Buenas tardes, señor Joey. ¿Qué lo trae por aquí? -

Pero hoy con ese humor de perros no le agradaba ver a nadie.

Joey suspiró.

¿Por qué demonios para tener una pelea con su novio debía pedir permiso a los funcionarios de este?

-Estoy buscando a Seto. ¿Está en alguna reunión? – Preguntó Joey

-No, en ninguna. Pero me dijo que… ¡Oiga! – Dice mientras se levanta a seguir al rubio que se dirigía a la oficina.- El señor Kaiba no quiere molestias.

Joey siguió caminando sin importarle – Pues tendrá que aceptar esta molestia, así que con su permiso.- Y abre las puertas, para encontrar al presidente de KaibaCorp sentado en su laptop. El cual detuvo su trabajo en cuanto vio a los ocupantes de la oficina.

-Señor Kaiba, discúlpeme, no pude detenerlo.- Dice Ann haciendo una reverencia.

-No importa, igual tenía que hablar con él.- Dice mientras ve a Joey entrar y sentarse en uno de los sillones en frente del escritorio. La secretaria aun de pie en la puerta.- Retírate.

-Si, señor.- Cierra ambas puertas para darles privacidad.

Se sintió un aura tensa en la oficina. Ambos mirándose por un tiempo. Pero Joey no aguantó el silencio ni mucho menos con el enojo que sentía.- Seto Kaiba, explícame que fue lo que hiciste esta tarde.

-¿A qué te refieres? – Pregunta Kaiba con el ceño fruncido.

-¿Por qué demonios no tengo trabajo? ¿Qué fue toda esa cháchara sobre que sería independiente y cualquier otra tontería? ¿Qué demonios? ¿¡No confías en mi o qué!? – Fue aumentando el volumen poco a poco hasta casi gritar lo último.

Kaiba no se perturba y solo cruza los brazos aun conservando el ceño fruncido.- ¿Confianza? Creo que olvidas el detalle de que me habías ocultado este trabajo por quien sabe cuánto tiempo.-

Joey en ese momento abre los ojos dándose cuenta apenas de eso, pero eso no opacó su enojo.- ¡Pu-Pues es precisamente por eso que no te dije nada! Sabía que querrías que renunciara.-

-Joey, no necesitas trabajar. Creo que ya te he dejado claro que si hay algo que necesites yo estaré ahí.- Dice Kaiba aun manteniendo el ceño fruncido.

El rubio se levanta molesto.- Cuando me mudé me prometiste que no sería un mantenido. ¡No trates de controlar mi vida!

Kaiba también se levanta. Ya estaba comenzando a enojarse él también.- ¡No estoy controlando nada! Se racional, ¿Cómo crees que puedo permitir que mi novio embarazado trabaje levantando cosas pesadas cuando le pidieron que tuviera cuidado? –

-Maldición, no es la primera vez que alguien embarazado trabaja.

-Por si no lo has notado, esas personas trabajan por necesidad. Si tuvieses un cargo importante o que no demostrara peligro para ti por supuesto que te apoyaría. ¿Pero uno en el que levantas cajas y tienes que ponerme excusas para llegar tarde a casa? Lo siento pero no. – Dice Kaiba volviendo a cruzar sus brazos molesto. De por si la idea de que su cachorro trabajara no le gustaba y mucho menos ahora embarazado.

-¿Y por qué se supone que debo pedirte permiso? No eres nadie para hacerlo.- Pone sus manos fuertemente en el escritorio.

En eso Joey siente que le agarran la barbilla para acercarlo a la cara del castaño.- Escúchame muy bien.- Joey siente un poco de miedo aunque no lo demuestra. Esta es la voz fría que solía usar con él; tenía casi 4 años de no oírla.- Soy tu novio y padre de ese bebé. Mi deber es protegerlos y no dejar que pasen por nada. No me importa que seas terco, no volverás a trabajar allí y punto.- Le soltó y volvió a sentarse.

Joey estuvo aturdido por un segundo cuando el enojo volvió a invadirle sus facciones.- ¿Ah sí? Pues simplemente conseguiré otro trabajo y ya.- Se voltea y comienza su regreso hacia la puerta, cuando de la nada siente un brazo que lo jala de regreso al sillón.- ¡Ey cálmate!

Kaiba apoya ambas manos en los apoyabrazos para evitar que escapara.- ¿Por qué las malditas ganas de trabajar? Ni siquiera es el trabajo de tus sueños o algo que necesites.

Joey muerde su labio inferior.- ¿Por qué no quieres entender? Quiero seguir adelante por mí mismo, agradezco que quieras ayudarme pero… pero…- Se detiene al haber perdido el enojo de repente.

Kaiba ve el cambio y se agacha para quedar a la altura del rubio.- ¿Pero qué? Confía en mí, dime la verdad.

Joey suspira.- Es solo que no quiero ser una carga. Quiero terminar la universidad y poder ser un miembro de la sociedad apto, no alguien que lo consiguió todo solo por tener un novio rico.- Al terminar de hablar baja la cabeza para mirar su regazo.

Kaiba saca una pequeña sonrisa. No sabía si eran las hormonas las que hacían que su novio pasara de un león salvaje a un tierno cachorro.- Amor, yo en ningún momento he pensado en prohibirte hacer lo que te gusta. Tú lo dijiste, yo no tengo ese derecho.- Ahueca su cabeza con sus manos para que le mire.- La idea de que estudies me encanta. Yo ya estoy trabajando y teniendo cursos universitarios virtuales, por lo que me gusta la idea que puedas experimentar la universidad.

 Joey le asiente para que continúe. Le está prestando toda su atención.

-Pero sé que la universidad es una carga, además de enfrentar un embarazo a esta edad, yo no podría dejar que pases por otra carga como lo es un trabajo pesado. No quiero que en un futuro recuerdes esta etapa como algo terrible y sin descanso. Si yo puedo hacer que la carga sea menor entonces me haría muy feliz.- Le sonríe en respuesta. Acercándose para darle un beso.

Joey se quiere apartar en un principio. Aun no responde a lo que le fue dicho, pero sentir los labios y la lengua de su novio hacen que le relaje.

Pasa sus brazos alrededor del cuello del castaño para mayor comodidad. Se besan por un largo tiempo. Kaiba aprovecha para poner sus brazos alrededor de la cintura de su novio para levantarse y cargar a su cachorro hacia el sofá de la oficina, aun besándose.

Se sienta y pone al rubio en su regazo. Ambos por fin se separan del beso. Se miran por unos segundos.

Joey se acerca y le susurra al oído.- Seto, te amo.- Se aleja de su oído.- Pero aun así no quiero ser una carga.- Le da una sonrisa.

Kaiba suspira al ver que aun su cachorro piensa así.- No lo eres y nunca lo serás, quiero que ahora te concentres en ser un estudiante y un futuro padre. Tu linda cabecita no necesita preocuparse en nada más.- Le besa en su frente.- Somos un equipo, nos apoyamos entre sí.

Joey sonríe y asiente abrazándose a su novio.- Esta bien, pero solo si me prometes que no volverás a hablarme con ese tono. Úsalo con tus empleados o con quien sea pero no conmigo.

Seto ríe y asiente.- Claro, pero si tú me prometes que será la última vez que te llamarás a ti mismo carga.

Joey vuelve a asentir, apoyando su cabeza en el hombro del castaño.

En eso la puerta se abre.- Señor Kaiba, los funcionarios del área de tecnología están…- Ann se detiene al ver la escena. No se comparaba en nada el aura tensa que había estado hace unos minutos comparada con el aura calmada y amorosa.

Notó que ambos aún estaban en su mundo, susurrando algunas cosas pero aún muy cerca entre sí. No la vieron entrar.

Con una leve sonrisa lentamente cierra la puerta para no incomodar su pequeña reunión, que suponía ella, era más importante para su jefe que la que le esperaba en el Salón 4 de conferencias.

No creía que les molestara a los funcionarios de tecnología esperar solo unos minutos más.

Notas finales:

Bueno, que tal? Para mi la relación de este par no podría ser solo color de rosa. Obvio, son nuestros querido perro y gato~

Recuerdan que al principio les decía que esta historia está inspirada en las experiencias con mi mejor amiga? Pues este capitulo es una excepción. Esta vez yo soy la inspiración, no tan literal pero si la idea. Por eso se mencionó poco del bebé, sorry!

Proximo capitulo: La noticia

Nos vemos el martes, el capitulo ahora mismo está en edición.

Bye


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