Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Es fácil escribir un final, lo difícil es actuarlo por Adri6

[Reviews - 14]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:



La historia se termina aquí, así que tengo que advertirles que algunas ideas no están cerradas o aclaradas porque quiero que ustedes las rellenen con sus propias deducciones. Lo otro, este fic está orientado en lo sentimental, en como una persona puede cargar y ocultar su mundo de los demás, el camino a la recuperación es largo, difícil y es un desafío que se debe hacer con la ayuda de alguien.

Espero les gusté, porque en verdad… sufrí, sufrí mucho al escribir este testamento, jajaja

Besos.

Narración de Hana.

Cuando era pequeño, tenía un cuaderno en el cual dibujaba todo lo que más deseaba tener… cuando mis padres se dieron cuenta, arrancaron hoja por hoja mientras se burlaban de que yo aspirara celebrar mis cumpleaños, tener una cama y calefacción en mi cuarto, tener amigos y una mascota… se rieron de que deseara que ellos no me golpearan y por sobre todo, que me quisieran.

La esperanza de tener una familia, se desvaneció cuando años más tarde, me echaron de casa al darse cuenta de que me gustaba algo indebido, por decirlo de algún modo. Aquel día, no me sentí feliz, libre o aliviado… más bien fue todo lo contrario, sus miradas eran de tal desprecio, que no pude ni siquiera suplicarles que me dejasen pasar la noche en casa, no, tuve que resignarme y aceptar, que unas pocas cosas que me dejaron llevar, estuviesen dentro de una maleta que estaba tirada en el jardín de la entrada, a la espera de mí. Al final, me quitaron la llave de la casa y con voz firme me dijeron que, si iba a vivir como un cualquiera, debía hacerlo lejos de aquí para no ensuciar el apellido, que por desgracia compartíamos todos.

Desde allí, tuve que buscar trabajos de medio tiempo que me permitiesen rentar algo en donde vivir, me quedaba bastante lejos de la preparatoria, pero… no podía quejarme, no cuando perfectamente podría haberme quedado en la calle. Traté de seguir siendo un chico responsable y ordenado, porque sin duda, quería que ellos nunca sintiesen vergüenza de mí.

Recuerdo que la llegada de Kaede a mi vida, fue un suceso extraño… casi como si la vida de pronto me dijera que, a partir de ahora, todo sería mejor. Estaba feliz, me sentía feliz... cada vez que me besaba, una parte de mi pasado desaparecía de mi memoria, conllevando que dejara de sentirme solo, rechazado o abandonado. La llegada de Kaede fue mi salvación… fue un regalo que trate de proteger por sobre todo, más aun cuando sus padres me miraron con el mismo desprecio del que yo estaba tan acostumbrado a recibir. Fue inevitable, en aquel segundo, preguntarme si Kaede merecía sufrir por mi culpa y rápidamente llegué a la conclusión de que no lo merecía. Entonces, con unas cuantas palabras, inventé una historia que me perjudicaba hasta donde nunca pude llegar a sospechar, a causa de eso, mi vida se transformó en un infierno cuando nuevamente… lo perdí todo.

Cuando terminé la universidad y comencé a trabajar, fue un logro que celebre, porque de esa forma podía enviarles dinero a mis padres, pero ellos devolvían todos los sobres con la única justificación de que no querían mi sucio dinero, en sencillas palabras, no querían saber de mí. En verdad no me costó mucho trabajo asimilar que era innecesario, que no tenía a nadie y que debía vivir el día a día, sin pensar en nada más. Eso estaba haciendo hasta que Akira se cruzó en mi camino.

Agache la mirada y mire el abrigo que me obsequio, es muy bonito… y de buen gusto, fue amable al estar junto a mí, al soportarme y quererme a pesar de todo. Le estoy muy agradecido, pero… debo dejarle, sinceramente no tengo más justificación que el deseo mismo de protegerle porque no debe tener ninguna relación conmigo, no cuando Kaede esta tan empeñado en hacerme daño. Total, si no puedo ejercer mi profesión, encontrare un trabajo cualquiera… con esfuerzo, podría ahorrar dinero y devolverle poco a poco lo que Akira ha gastado en mí, eso es lo correcto cuando tan solo le he causado problemas con mi actitud.

Casi al final del día, ya tenía un plan más o menos, algo pensado, la amargura que me invade me dice que es más difícil de lo pensé, quisiera que nada de esto fuera complicado. Secándome las lágrimas, sentí vergüenza de que las demás personas sigan observándome de forma curiosa o con bastante lástima, da igual. De forma resignada, me dedique a recoger el dinero Kaede para después dejarlo ordenado sobre la mesa, casi como si fuera una muy generosa propina que una persona de su status puede dejar sin más en este café.

Suspire pesadamente mientras cerré mi abrigo, mire mi reloj y después a través de la ventana, note como la cuidad estaba cubierta por una fría lluvia de invierno. Con tristeza… supuse que ya era tiempo de irme lejos de aquí.

“No te preocupes… estarás bien”  –Susurre con miedo de que me estuviera mintiendo a mí mismo. Nuevamente sequé mi rostro y me prometí no volver a llorar.

Al principio demostraba mi dolor, pero… como eso nunca conmovió a mis padres, tuve que conforme con lo que me tocó vivir. A decir verdad, fue fácil callar lo que sucedía en casa porque nadie me pregunto que eran esas marcas extrañas en mis brazos e incluso, en mi rostro. Era tan extraño ante la vista de los demás, que me aislaron aún más. Nadie me entendía, pero estaba bien, aprendí a admirar la vida de los demás como si fuese una película… aprendí a no desear nada, porque sin duda… al final, la vida me lo arrebatara.

Con los años nada ha cambiado, todo sigue igual.

Mi mala suerte hoy es realmente fatal, lo digo porque todos los recorridos del metro están suspendidos o reprogramados por el mal tiempo, frente a eso, no me quedo más remedio que sentarme a esperar a que alguno, llegase a la hora que tenga que llegar. Apoye mi espalda contra la pared como si deseara descansar de la singular tensión muscular que contrae mi cuerpo.

Mantuve mi vista fija hacia el frente y en mi parálisis, dejé que el tiempo transcurriese de la forma que desee. Me dedique a recordar cosas que prefiero olvidar, me gustaría no sentir que vivir es realmente peligroso. Suspire varias veces y continúe inmóvil mientras todos seguían un motivo para ir de allá para acá.

¿Por qué esto duele más que las otras veces?, ¿por qué no tener nada, es realmente no tener nada?, ¿por qué me preocupa que él se preocupe? Bajo la mirada, y la enfrento a mi mano, como si esta, estuviese tentada a buscar mi celular en mi bolsillo y llamarle, por último, para despedirme… para decir adiós. Trago saliva y levanto la mirada al darme cuenta, de que no lo hago porque no podre resistir escucharle decir que también me odia, prefiero pensar, en que quizás… una parte de él, me siga queriendo, aunque sea un poco.

Mis decisiones arruinan aún más mi vida, lo sé, pero siempre estoy dispuesto asumir las consecuencias de aquello. Es como dejar caer tus lágrimas al mar…

“Hola… ¿sabes?... estoy esperando a mamá”  –De la nada, una niña se posa frente a mí con tal desplante, que me quedé asombrado de su actuar. Llevaba puesto un abrigo de color rosado pálido que sin duda es bonito, pero demostraba tener bastante uso, al igual que sus botas y sus guantes.

No tengo ánimos de hablar con nadie, pero era una niña, no podía hacerle aquella grosería, por eso también la salude e intente, de seguro sin éxito, sonreírle. La seguí observando y no pude evitar pensar que era peligroso que estuviese sola, por lo que le propuse que me acompañara hasta que su madre llegara a buscarla.

Aparte mi vista de ella y la fije en la pantalla informativa que esta, creo, como a cinco metros de aquí. Me esforcé por averiguar que decía sin moverme de mi puesto, porque no tenía ganas de levantarme a no ser de que sea muy necesario.

“… ¿Te duele la cabeza?”  –Pregunto y tuve que mirarla por lo extraño de sus palabras

“No, ¿por qué dices eso?”  –Quise saber

“Porque pones esta cara”  –De pronto ella me imito, frunciendo el ceño y entrecerrando los ojos con cierta desesperación. Fue tan realista su interpretación que tuve miedo de que todo el mundo descubriera unos de mis tantos secretos. Dude en contestarle, dude que decirle, pero ella seguía mirándome con tal determinación que hasta me asusto—  “… ¿Estas pensando en decir una mentira?”  –Dejo de mover sus pies y se concentró en un cien por ciento en mí.

Sentí mis músculos faciales realmente tensos, tanto así que tuve que llevarme la mano al rostro y masajearme torpemente, para no lucir tan mal. Nuevamente suspire y lo hice pensando en que fue una mala idea de que ella estuviese junto a mí.

“… ¿Puedes leer lo que está en la pantalla?”  –Dije casi avergonzado de mí mismo

“Si”  –Respondió rápidamente–  “Es fácil de leer” –Comienza a mover sus pies de forma inquieta

“No para mi”  –Confesé

“¿Por qué?... ¿usas lentes?”  –Me mira y se inclina más cerca de mí, para mirar con más atención mi rostro

“No uso lentes… yo… perdí la visión de mi ojo izquierdo”  –Ella se asombra con mi revelación, lo sé porque no puede ocultar aquella expresión tan espontanea

“… ¿Por qué no ves con ese ojo?”  –Pregunto con su carita seria, tan seria como un niño puede estar a sus… ¿seis años?

“Por un accidente”  –Respondí, pero entonces inmediatamente recordé los golpes de mi padre y como en un ataque de rabia, había causado que perdiera la vista—  “… Cuando era niño… me caí y me golpe aquí”  –Señale el lado izquierdo de mi rostro

“¿Te dolió?”  –Algo en su voz expreso, que ella sentía lástima de mi

“… Mucho”  –Dije bajando mi mano de forma derrotada y la deje reposar sobre mi regazo como si ya no tuviera más fuerzas para mover mi cuerpo

“¿Ahora te duele?”  –Continúo prestándome toda su atención del mundo

“… No, no duele”  –Le respondí agregando una sonrisa cariñosa en agradecimiento a la empatía que me ha demostrado

“Cuando crezca seré doctora… te sanare y podrás ver de nuevo”  –Sonrió con tanta seguridad, que una parte de mi le creyó

“Que bien, entonces esperare a que seas una gran doctora”  –Acaricie su cabeza con cuidado de no desordenar su peinado

Su risa se transformó en un gesto realmente amable, solidario y muy valioso para quien, tuvo un mal día. Continúe observándola, ahora con más atención que antes y si me hubiesen preguntado, hubiera contestado que ella me recuerda a él… Akira tiene la misma sonrisa alegre, que te dice que nada en la vida, puede estar tan mal.

Aparte mi mano mientras escuchaba sus tiernas carcajadas, sin duda es muy extrovertida, alegre y segura de sí misma. Ella es lo opuesto de mí, por eso comienza a agradarme. Como era realmente necesario saber a qué hora llegara su madre, le pedí que leyera los recorridos y sus horarios.

“… Mamá llegara en quince minutos”  –Dijo alegre

Me sentí tranquilo en ese aspecto, pero por el otro lado, estaba disgustado de haber perdido un tren. Suspire y nuevamente mire de reojo a la pequeña, es muy pequeña para estar sola en un lugar como este, tanto así, que en verdad mi prioridad es que este bien.

“¿Siempre vienes aquí, a esperar a tu madre?”  –Pregunte

“No, solo cuando ella va a visitar a mi abuela”  –De pronto deja de mover sus pies y borra la sonrisa de su rostro, tal como lo haría si recordase algo muy triste

“¿Y tú padre?  –Insistí

“… El se fue y tiene otra familia”  –Bajo la mirada en un gesto realmente de impotencia por el sufrimiento que de seguro le causo aquello. Realmente no puedo creer que tengamos este tipo de confianza, ella siendo tan pequeña y yo, siendo tan reservado.

“Los padres se equivocan más seguido de lo que ellos mismos creen… si la vida es justa, algún día ellos nos pedirán perdón… en el caso de que eso no ocurra…”  –Le mire y ella me miro—  “… Debes pensar que no tienen el valor de reconocer que han actuado mal”

“… Pero… ahora es cuando mamá trabaja todo el tiempo y llora por las noches… él no se preocupa por mi…”  –Continúo mirándome con cierta preocupación

“Pequeña”  –Puse mi mano sobre su cabeza y traté de no incomodarla con lo que iba a decirle—  “… Se debe aprender a vivir en la alegría y en la tristeza, es tan natural reír como llorar… lo único que debes haces, es procurar mantenerte en pie pase lo que pase, tienes que seguir pensando en el mañana aun cuando hoy, no tengas nada…”  –La vi sonreír levemente

“Entonces me esforzare en la escuela y ayudare en casa”  –Susurro y yo, parte mi mano

“Suena bien”  –Dije y nuevamente miré hacia el frente quizás algo confundido por mi comportamiento, pero en verdad no puedo evitarlo, porque sin duda alguna, ella me recuerda mi propia desdicha a su edad.

Dejamos de hablarnos, pero ella no demostraba aburrimiento, seguía a mi lado mientras que yo, tan solo estaba pendiente de los trenes, de los escasos recorridos y del tiempo cada vez más distanciado entre uno y otro. Debería irme ahora, eso pienso racionalmente, pero sigo haciéndole compañía, porque noto la presencia de algunos hombres, que a mi juicio, me parecen sospechosos.

“… Eres extraño”  –Cerré los ojos al escuchar eso, pero los abrí para mirarla y saber porque dice lo que dice—  “Tu cabello es muy rojo… nunca había visto a una persona con el cabello rojo”

“No soy el único”  –Le dije y deduje por qué se acercó a mí

“Me gusta el color rojo”  –Dijo como si estuviera jugando cuando en realidad, manifiesta una opinión muy subjetiva

Nuevamente no pude decir más, por lo que cerré los ojos momentáneamente al sentir mi vista cansada. Lo único que necesito es dormir un poco, sentir que este día por fin término de una buena vez.

“¡Allá viene mamá!”  –Grito y la vi correr hacia una joven mujer

Los gestos no verbales dicen mucho y en este caso, dice que ella, ama a su hija. Al verlas abrazarse, la escena tierna y amorosa tomo otro tinte, más bien dramático. Era evidente la pobreza en que ambas estaban inmersas, era evidente que la Madre deja a la pequeña en la estación porque tiene dinero para pagarle el pasaje y llevarla con ella. Así de cruel es la vida, cuando no tienes nada y necesitas darle todo a quienes dependen de ti.

Cada quien sufre su propio infierno, cada quien padece el horror en carne propia. Puedo ser cobarde, puedo darme por vencido antes de empezar, puedo anteponer la felicidad de los demás antes que la mía… pero nunca he sido indiferente al dolor ajeno. Me conmueve este tipo de cosas. Me es fabuloso que existan familias que se amen a pesar de las dificultades… cuando era niño, eso era lo que siempre desee tener.

“Mamá… él es mi amigo”  –La escuche decir y me señalo con su pequeña mano

La joven me miro y en cierta forma lo hizo de forma preocupada, pero lo entendí, era natural aquel instinto maternal protector, por eso, con esfuerzo me puse de pie y caminando hacia ellas, me incline y la salude formalmente, mientras que ella le explicaba todo a su madre.

“Gracias por cuidar de mi hija”  –También se inclino

Pude notar que traía consigo algunos víveres, supongo que su madre se los dio como un modo de ayudarla un poco. También pude apreciar, como sus delicadas manos estaban maltratadas por el esfuerzo del trabajo, así como sus ojos, estaban cansados al igual que míos, casi muertos… bastantes destruidos.

“¿Sucede algo?”  –Me pregunto al notar que yo no apartaba la vista de ella

La bondad de una madre, el verdadero amor de proteger a los hijos y asumir los sacrificios por el bien de ellos, aquellos gestos no deberían ser castigados por el destino tan despiadado, alguien debería devolverles la esperanza…

“Lo siento, no quise incomodarla, yo… tiene una hija muy inteligente… tanto así, que si me lo permite, me gustaría darle un obsequio”  –Quizás soy demasiado estúpido pero que le voy hacer.

Las lleve a una librería y juntos buscamos un libro de medicina, realmente todos los ejemplares costaban mucho, pero… bien vale la pena, darle algo a quien tiene muy poco. Así fue que use mi tarjeta de crédito y eso era lo último de mi saldo a favor.

“No debió molestarse… muchas gracias”  –Se inclinó de forma repetitiva, mientras que yo, estaba tan cansado, que no pude sonreír como desee hacerlo, tan solo les entregue el libro deseando que sirva de algo.

“Si puede lograr que su hija estudie y si ella se esfuerza lo suficiente… ambas habrán ganado más de lo que perdieron”

“Gracias”  –Ella nuevamente se inclinó y la pequeña, se acercó para abrazarme. También intenté corresponderle, pero no pude, qué triste fue darme cuenta de que siempre temo encariñarme. Mis labios temblaron un poco y mis lágrimas estaban a punto de salir, pero llevándome la mano al rostro, pude detener aquel impulso tan indecoroso como solía decir mi madre.

Me sentía triste, pero cuando la pequeña se apartó de mí, dijo algo tan genial que me hizo sonreír de forma genuina—  “… Cuando te enfermes, siempre te atenderé primero y gratis”

“… Entonces dejare de preocuparme por mi vejez”  –Continúe sonriendo, quizás, este instante de alegría sea suficiente para soportar este mal día.

Cuando las vi alejarse, baje la mano con la cual me había despedido de ellas. La lluvia se había convertido en tímidos copos de nieves que comenzaban a caer y lentamente, comenzaban acumularse a mis pies. Trate de tener la misma certeza de siempre, ya que es en lo único en que soy seguro, pero es inevitable desear formar parte de algo con alguien y en un lugar. Respire y el vaho que escapo de mis labios, formo parte de la cortina de engaño a lo cual debo aferrarme.

Guardé mis manos en mis bolsillos y nuevamente pensé en lo correcto, en mis deberes, en el bien de los demás. Tengo que desaparecer y evitar que Akira tenga problemas por mi culpa, tengo que desaparecer y dejar que el tiempo pase tanto o más, y que al final… no haga olvidar todo esto, lo que fuimos y lo pudo ser.

Los primeros pasos fueron una calamidad, me sentía desorientado, miré lo que me rodeaba y por un segundo, no reconocí nada. Los siguientes pasos fueron más tranquilos al saber cómo retomar mi camino hasta la estación y finalmente, todos los demás, se ejecutaron de forma ejecutada y ordenada.

“Me siento tan cansado”  –Susurre, pero no me detuve, levante la mirada y mire al cielo. El viento arrastraba consigo la nieve, de tal forma que todo, parecía mágico hasta cierto punto, pero no lo era, no hay nada de mágico en la vida. Baje la mirada y la fije en el camino que tengo que recorrer–  “… No te preocupes, todo estará bien”  –Me digo y trato de convencerme, pero mis lágrimas distorsionan todo a su paso. Me apoyo en un árbol y trato de secarme el rostro—  “No importa… no importa…” –Aparte mis manos y nuevamente mire hacia el frente—  “Ya no importa…”

Al apartarme del árbol, al moverme hacia delante de pronto escuche unos pasos acercándose a gran velocidad y después, una fuerza se estrelló contra mí. El mundo cambio de posición en fracción de segundos, ya que me estrelle contra el suelo como un peso muerto. Antes que pudiera tan siquiera quejarme, escuche:

“… La vida es un infierno, que es, más ameno solo cuando estás conmigo… ¿lo entiendes?, confieso que te amo Hana, te amo desde que te vi, te amé aun cuando deje de verte… te amo tanto que… no me importa que nunca sientas nada por mi”

Unas extremidades reptaron por sobre mi cuerpo y me envolvieron como si desearan protegerme del frio o del desamparo mismo de la soledad. Sin duda, el golpe me había dolido, pero más dolía este tipo de escena tierna, a la cual estoy tratando de renunciar voluntariamente.

“… ¿Akira?”  –La voz me temblaba demostrando toda mi inseguridad

“Hana”  –Contesto mientras seguía sobre mi

“… ¿Cómo…”  –Continúe mirándole

Me perdí en la forma que me sostiene casi como si yo, en verdad me estuviese muriendo entre sus brazos. Continúe sorprendido del cómo fue capaz de encontrarme, de cómo sigue teniendo aquella sonrisa a pesar de su dolor… de cómo es tan incondicional hasta ser realmente tonto.

“… No somos almas gemelas, no estamos destinados y quizás, nunca sea lo que necesitas, pero eso no quiere decir que tenga que renunciar a ti… por eso te pido que no me dejes y te lleves todo lo que tengo”  –Sus lágrimas estaban en sus ojos, pero, aun así, conservaba aquella sonrisa que siempre me ha gustado de él.

Estoy tan débil, tan frágil que entrecerré mis ojos y finalmente, escondí mi rostro en su cuello como si estuviese admitiendo que siempre me equivoqué. Esta es una derrota aplastante, sin duda él me gano. Si todavía tuviera aquel cuaderno, sin duda un sueño de tantos por fin se volvió realidad… tengo a alguien… tengo a alguien solo para mí. Sus labios se posaron en mi mejilla mientras que sus brazos, definitivamente querían asfixiarme. La nieve del invierno estaba sepultándonos, enterrándonos vivos mientras que aun pensábamos en todo lo que aún podemos hacer, con el tiempo que nos queda.


Días después.

Mientras observaba mi curriculum, pensé en las pocas oportunidades que tengo y en cómo tan solo complicare la vida de Akira con mi presencia. Continúo observando mis documentos y suspiro al saber en qué quizás, tenga que tomar algunas decisiones. Mirándole, descubrí que estaba preparando chocolate caliente en la cocina mientras tararea una canción, una casa es siempre una casa… pero, sin duda hace que todo esto, sea un cálido hogar.

“Akira”  –Le llame y él volteo el rostro para enfrentarme

“Dime”  –Sonrió como siempre lo hace

“… Bueno… es sobre mi trabajo… yo…”  –No supe como iniciar la conversación

“¿Lo dices por Rukawa?”  –Hablo de forma seria y yo, no pude evitar sentirme de igual forma—  “… No debes de preocuparte por él”  –Camino hasta mí y me entrego una taza—  “… Ya solucioné aquel problema”  –Sonrió y se inclinó para alcanzar mis labios ante un fugaz beso

Le miré no entendiendo nada, pero Akira simplemente me recomendó que probara el chocolate, pero fue algo que no pude hacer porque un montón de dudas me invadían y cada una de ellas, querían respuestas. Desaprobó que estuviese inmóvil y sin beber el chocolate caliente por lo que suspiro, como queriendo decir “que mal te estas portando”

“Lo que más me importa ahora son dos cosas, que estés conmigo y es que vayamos a terapia”  –Me mira fijamente mientras espera mi reacción

“¿Terapia?”  –Fue lo único que cuestione rápidamente

“Si, lo he pensado mucho y creo que ocultas algo, no es normal que te comportes así… nos conocemos desde hace mucho y aun así, no te has atrevido a confiarme algunos secretos por lo que creo, que con la ayuda de un profesional… todo te será más fácil”  –Se arrodillo ante mí para acto seguido, chocar su taza contra la mía—  “… Estamos juntos en esto, así que no te preocupes… todo estará bien”

Que extraño es escuchar aquellas palaras en otros labios que no sean los míos, que extraño es que se tome la molestia de ayudarme, que extraño que aún no se arrepienta de estar junto a mí. Sin mucho poder para negarme, dos veces por semana, esa era la frecuencia de mis visitas con el terapeuta, el cual me molestaba y desagrada, no me gusta su actitud se esconde detrás de sus lentes, de su libreta y de la constante frase: ¿y eso como le hace sentir? Es una tortura y peor aún, Akira me acompaña en cada sesión pese a que, en la mayoría, yo no dijese absolutamente nada.

Hay estábamos los tres, en completo silencio y entre miradas esquivas por los cuarenta minutos que duraba aquel club de Toby. Siempre me entretuve moviendo nerviosamente mi pierna, jugando con mis dedos o pensando en cualquier cosa que estuviese alejada de la realidad.

“El señor Sendoh no debería estar aquí, pero lo admito en la consulta porque es evidente que a usted le cuesta trabajo entablar relaciones de confianza con los demás, luce tenso ante mi presencia y de seguro, estaría peor si él no estuviera acompañándole”  –Me mira y yo tan solo analizo sus palabras—  “Estoy rompiendo las reglas señor Sakuragi, lo hago exclusivamente por el deseo de que todo esto… sea de su entero beneficio”

“Yo no necesito esto… estoy bien”  –Conteste

“En mi experiencia, las personas que dicen que no necesitan ayuda, son las que más deben ser apoyadas… créame cuando le digo, que sé reconocer perfectamente quien debe ser mi paciente”  –Aparto la libreta de su regazo para dejarla, sobre la mesa que está al lado de él

Aparte la mirada y seguí esperando que el tiempo llegase a su fin, pero Akira, se atrevió a tomar mi mano entre la suya y estrecharla con fuerza. Le mire dispuesto a decirle que puede convencerme de todo, pero de esto no. Me niego a dejar que manoseen mi pasado, lo que he sufrido y todo lo demás, es solo mío… no lo comparto con nadie más.

“¿Puede contarnos alguna divertida anécdota familiar?... ¿cómo celebraban sus cumpleaños y navidad?... ¿de qué forma se divertía con sus amigos?... ¿le gustaba ir a la escuela?... ¿a quien admiraba y sigue admirando?... ¿cuándo fue la última vez que se sintió solo?”  –Pregunto el terapeuta y yo le mire avergonzado, de no poder contestar ninguna de sus preguntas.

Intente apartar mi mano, pero Akira intensifico aquel tacto, hasta el punto sentirme realmente atrapado. Angustiado, hice lo que siempre hago cuando me enfrento a una situación angustiante: “agachar la mirada y permanecer en silencio”

“Hana, es por tu bien”  –Susurra Akira y se acerca para acariciar mi cabello de forma lenta, casi como si no quisiera asustarme o algo por el estilo.

“… No me gusta”  –Dije con la vista fija en un florero

“¿Qué no le gusta?”  –Pregunto el terapeuta

Pensé en esa pregunta y tan solo había una respuesta: No me gusta hacer lo que mis padres me enseñaron a no hacer, es decir, hablar de lo que me hicieron. Pero tan solo segui en silencio. 

“Hana”  –Insistió Akira

Que desagradable sensación, es como si hurgaran en mi alma y arranco pedazos tras pedazos, me quedase finalmente desnudo. Temo ser víctima de aquella vulnerabilidad, le temo con todo mi corazón.

“… Si hablo... ¿esto puede ser usado en un juicio?”  –Pregunte y ellos se miraron entre sí de forma preocupada

“Señor Sakuragi, ¿de qué tipos de abuso estamos hablando?”  –De pronto me asuste de ser el peor paciente que pueda tener


Días después.

Mientras abrazo mis piernas sobre el sillón, me mantengo pensativo, si fuera por mí, seguiría guardándome aquellos secretos que forman parte de mí, de cómo crecí, de cómo comprendí como era el mundo y de cómo se convirtió en mi forma de vivir. Acaricio mis piernas en un intento por sentirme reconfortado en toda la incertidumbre que significa, desahogarme.

“Ya tengo una hora para el Oftalmólogo”  –Dice y se sienta a mi lado

Le miro y de pronto, Akira acerca sus dedos hacia mi frente, recorre mi piel hasta llegar a mi ceja y continúa bajando, por lo que me obliga a cerrar mi ojo izquierdo y es ahí en donde se detiene, hasta convencerse a sí mismo, de que es verdad.

“Debiste haberme dicho”  –Susurro con tristeza y sus dedos se apartaron con cuidado

“No es nada”  –Dije

“El terapeuta tiene razón, te cuesta crear vínculos de confianza”  –Me miro preocupado, pero tan solo suspiro y tomo una de mis manos—  “Mañana iremos al médico y después, a cenar ¿te parece?”  –Acerco su frente a la mía y yo tan solo cerré los ojos mientras asentía


Al día siguiente.

Mientras el médico hablaba, yo no le prestaba mucha atención, realmente me tiene sin cuidado si mi ojo tiene o no solución, lo que más me preocupaba era imaginar en cuanto costara de ser posible, el tratamiento. No me gusta que Akira siga gastando mucho dinero en mí y eso, hace que no comparta la emoción de un favorable diagnóstico, a opinión del profesional.

“Le daré algunas ordenes de exámenes además de agendar, el próximo control”  –El médico comenzó a escribir

“Gracias, esto significa mucho”  –Comento Akira mientras estaba pendiente de los papeles que recibiría por mi

¿Esto significa mucho?, me pregunto y los miro a los dos. Parecen comprometidos a lograr que pueda recuperar mi visión y no sé para que, si así estoy bien. Eso trato de decirles, pero Akira me tomo de mano y en un apretón, me obligó a callar.

“Hana, no vuelvas a intentar hacer eso otra vez” –Me reprende, una vez fuera de la consulta

“¿Hacer que?” –Pregunte de mala gana

“De insinuar que no mereces nada de esto”  –Me mira y siento que ya comienza a comprender que pasa por mi mente—  “… Que sea la última vez que tienes esta mala actitud”  –Dice y tan solo le veo alejarse mientras, busca donde gestionar los exámenes, la hora con el médico y todo lo demás.

No supe que hacer, menos como decirme a mí mismo que yo estaba bien y el mal.

Mientras él conduce, yo me dediqué a observar la ciudad, también fue inevitable analizar mi conducta, tal como me lo enseño el Terapeuta. Las personas son amables, cariñosas, te apoyan, te protegen, me ayudan y te hacen sentir… feliz, eso es lo que me dijo y eso es en lo que debo repetirme a diario hasta que lo crea, sin duda Akira es un modelo a seguir, entonces… si él es mi parámetro de normalidad, eso quiere decir que soy una piedra con patas.

Suspiré y apartando la mirada de la ventana, tuve que enfocarla en él y 
decir: “… Gracias”

“Así está mejor” –Por un instante me miro y guiño un ojo, mientras esbozaba su típica sonrisa de tonto.

El ambiente del restaurant era realmente romántico, porque por algún motivo… todas las mesas tenían un pequeño obsequio, el cual consistía en un pequeño chocolate en forma de corazón.

“¿Y esto?”  –Le mostré el chocolate

“Política de la empresa”  –Se encogió de hombros

“Akira, ¿tú reservaste en este restaurant porque sabías que era así?”  –Le pregunte directamente

“Para nada, ¿cómo crees?”  –Contesto seguro

“¿La pareja desea beber Champagne?”  –Pregunto el mesero mientras nos mostraba una botella entre sus manos

Levante una ceja y Akira tan solo tosió nervioso, para finalmente decir que por favor nos sirviera un poco. Cuando quedamos solos, suspire y mis dedos jugaron eternamente con aquel presente, al tiempo que mi vista se perdía de forma pensativa entre las burbujas del Champagne.

“… Quería invitarte a un lugar lindo, eso es todo”  –Dice preocupado al verme tan distante

Pero… ¿qué puede uno pensar?, cuando todos a nuestro alrededor son parejas felizmente enamoradas y que, para colmo, intercambian regalos u argollas, ¿en verdad?, ¿qué puedo pensar? Debería dejarle en claro muchas cosas, pero me rendí al ver que él, estaba ilusionado de no ser la excepción de todos aquí.

“Me encanta”  –Dije para después, comerme el chocolate y beber mi copa disfrutando su delicado sabor

Sonrió orgulloso y por fin, se atrevió a beber de la bebida como si hubiese obtenido alguna importante victoria en su vida. Hasta aquí, todo era pasable pero la atención de la casa, comenzó a ser demasiada insistente en que nosotros, nos reconciliáramos ya que, según ellos, habíamos venido aquí para eso.

“¿La pareja desea probar la especialidad de la casa?”  –Dijo nuevamente el mesero

“Prefiero que me traiga lo que le pedí”  –Dije ya con cierto enfado

“Pero… lo que le estoy recomendando son verdaderas obras de arte, en la cual el Chef usa ingredientes afrodisiacos y…”  –Entonces mire al mesero con cara de pocos amigos y Akira tuvo que respaldar mi elección culinaria por sobre, la gentil sugerencia de aquel hombre.

“Por favor, traiga lo que le pedimos”  –Imploro Akira rápidamente para evitar tensar aún más la situación

“… Está bien”  –Retito el menú y se fue, no sin antes verme como si me estuviera desafiando a no sé qué.

“Que grosero es”  –Dije al notar su impertinente mirada

“Olvídalo”  –Repuso mientras se acomodaba en su asiento y miraba a su alrededor

Lo creí que no me haría daño, tuvo su revés cuando el mismo mesero comento que nosotros éramos la pareja ganadora del premio sorpresa que cada noche se sortea. Después de la comida, podríamos ir al Sauna y permanecer ahí, hasta que el restaurant cerrara, es decir, a las 7 am. ¿Qué tipo de restaurant es este?, pensé y tuve que mirar aquel hombre

“¿Y qué se supone que vamos hacer por siete horas?”  –Pregunte de mala gana

“Si la pareja lo necesita, tenemos a su disposición el Kamasutra en versión digital...”  –Dijo como si nada

Yo me sonroje y Akira escupió todo lo que había bebido.

“…Ah… por favor… no… déjelo así, gracias”  –Rechazo mi acompañante mientras seguía golpeándose el pecho tratando de respirar normalmente


Días después.

Sin duda tuve que tocar un tema delicado, Akira realmente estaba serio al tener que hablar, del mismísimo demonio, es así como llama a Kaede. Con insistencia, logre que confesara.

“… Tengo un amigo que se dedica a investigar, es formalmente parte de la Policía así que… no ha incurrido en nada ilegal”  –Puntualiza—  “… Rastreo tu teléfono, llevando a que tu última ubicación estuviese en un café, después, identifico que usaste tu tarjeta de crédito en una librería, gracias a que me dijera aquello… tuve una idea de dónde buscar”

Estábamos sentados frente a frente, por lo que no había espacio para decir mentiras.

“Ahora bien, la otra parte de la historia es un poco más… complicada. Mi amigo solicito la cámara de vigilancia del café y fue así como vi que él te…”  –Apretó sus puños con fuerza mientras y nuevamente se dedicó hablar—  “… Ofendía… te juro que de haber estado ahí yo…”  –Trato de ocultar una mueca y continuo—  “Mi amigo investigo a Rukawa y descubrió algo, que cuando usas eso en su contra, rápidamente prometió desistir en molestarte”

“¿Te reuniste con Rukawa?”  –Pregunte desconcertado

“… Si”  –Dice y relaja sus manos—  “Ganas no me faltaron, pero no lo toque, tan solo hablamos… en resumen, conseguí que no volviera a molestarte de ninguna forma”

“¿Cómo?”  –Me impaciente

“Dejemos este tema hasta aquí, él va a procurar seguir con su vida y eso, es lo único rescatable de su miserable existencia”

“… ¿Qué sabes de él?”  –Pregunte no creyendo aquello, porque Kaede no puede tener un secreto que sirva para extorsionarlo, así como así

“No es problema nuestro, ese es un problema de su esposa”  –Confiesa y desliza su mano hasta alcanzar la mía—  “… El ya no está… ahora estoy yo en tu vida”  –Sonríe y mantiene nuestros dedos entrelazados

“Necesito que me digas que está sucediendo”  –Le mire fijamente

“No lo haré”  –Dice con voz segura

“Debo estar al tanto de cualquier cosa que tenga que ver con Kaede…”

“¿Con Kaede?... ¿le sigues llamando por su nombre?, no puedes hacer eso… no puedes seguir con eso”  –Me tomo de la muñeca y ejerce presión de la cual, no me quejo para no parecer débil—  “Soy permisivo, pero en esto no lo seré… ese bastardo te lastimo y mucho, así que no vas a tener ni una sola consideración con él, ¿entiendes?”  –Pregunta enfocado en obtener una respuesta favorable

“Suéltame”  –Murmure con rabia

“Necesito que me contestes”  –Sus ojos brillaron con fuego por primera vez desde que le conozco

“No puedes controlarme, no creas que te dejare hacer lo que quieras conmigo… suéltame”  –Hable respirando de forma rápida

“¿Consideras que te estoy molestando?, ¿yo te molesto?... claro… yo siempre soy el que te fastidia, pero cuando se trata de “Kaede”, él si puede escupirte en la cara y tú tan solo lo disfrutas porque eres un masoquista que…”  –No pudo seguir hablando porque lo abofetee con mi mano que estaba libre

“Tú eres el masoquista, ¡tú eres quien no entiende que nunca te voy a querer!”  –Me soltó inmediatamente, giro su rostro para que su vista regresara hacia mí, casi con la velocidad de la luz

“… ¿Te encanta hablar con la verdad?... si te gusta tanto, entonces tendrás que escuchar que él jamás te volverá a querer, lo perdiste y punto final”  –Se levantó del sillón y se fue a su habitación mientras que yo, continúe mordiéndome el labio producto de la rabia de lo que me dijo.

Con nuestra discusión, pensé que por fin podría ir a terapia solo, que podría salir solo pero no, Akira seguía siendo mi sombra aun cuando no me dirigía la palabra ni yo a él. Todos notaron nuestra discrepancia, incluso el terapeuta, que, con tan solo vernos llegar, supuso que estábamos mal.

“Han tenido una diferencia de opinión” – Dice como si fuese así de sencillo—  “… Considero que aquello es lo mejor que les puede pasar, porque sin duda, comienzan a hablar de los temas que les atañen a ustedes dos”

“No hay nosotros dos”  –Dije

“Eso es lo que tú crees”  –Me contradice Akira sin tan siquiera verme

“¿Cuándo he sido yo el que te besa?, ¿te he dicho que te quiero o algo por el estilo?”  –Trate de que me enfrentara, pero no fue así

“… Entonces tienes tan mala suerte, que te toco un tipo que te ama incondicionalmente y sin esperar nada, ya te lo había dicho, pero en lo único que no voy a ceder, es que sigas ilusionado con “Kaede”  –Por fin me miro y lo hizo con demasiada convicción para mi gusto.

“¿Quién es Kaede?”  –Pregunto el terapeuta mientras se cruzaba de piernas y se acariciaba el mentón con interés, de haber descubierto algo nuevo

“No es nadie”  –Conteste molesto porque le nombrara justo aquí

“Kaede Rukawa es la ex pareja de Hana, estuvieron juntos hace cinco años. Como los señores Rukawa no iban aceptar la relación y para evitarle aquel dolor a ese, Hana decidió terminar con el” –Tenía que hablar, tenía que hacerlo

“Entonces no ha superado aquella ruptura sentimental”  –Me mira el terapeuta y yo tan solo resople, no creyendo posible que, entre ambos, me amarguen el día

Un verdadero fastidio fue soportar sus ataques, porque por más que quisiera, no podía defenderme o tan solo, decir algo coherente.

“Creo que usted usa el recuerdo de las personas que fueron significativas, como un método para no sentirse solo”  –Dice el terapeuta

“Esa es su opinión”  –Repuse con ganas de irme al mismo infierno

“Señor Sakuragi, si no quiere sentirse solo, entonces debería comenzar viendo, quien está cerca de usted”  –Y en eso, Akira estuvo de acuerdo.


Una semana después.

Soy demasiado necio, tanto así que no quiero ni ir a las terapias ni habar con Akira. Estos días han sido un desastre, la verdad que he pensado en todo, incluso en lo que más trato de evitar.

Juego a encender y apagar la luz de mi lámpara, mientras estoy acurrucado en posición fetal, así es, cuando todo me supera me encierro en mi mundo y tan solo quiero, descansar. La verdad es siempre me he sentido más cómodo estando solo, aunque eso no me haga feliz.

“… ¿No vas a comer?”  –Pregunta Akira desde la puerta

“Después”  –Respondí

Se iba a ir, pero decidió caminar hasta mi cama y sentarse a la altura de mis pies, me miro en silencio hasta incomodarme, como le odio cuando me obliga a prestarle atención.

“¿Qué?” –Le mire

“Lamento haberte sostenido la muñeca de esa forma el otro día, no debí perder la paciencia… no volverá a pasar”  –Sello aquella promesa al sostener mi tobillo, para después acariciarlo

“¿Crees que te voy a dar otra oportunidad?, ¿crees que tienes derecho a demostrar tus celos?”  –Aparte mi pierna de su alcance

Akira tan solo continúo observándome, la disputa tendría que haber terminado aquí, pero mientras que yo revivía el fuego en las cenizas, él también supo cómo contra atacar.

“Si yo saliera con alguien, ¿te molestaría?”  –Pregunto, pero no espero por mi respuesta— “Estoy seguro que sí, porque de alguna forma u otra, te has acostumbrado a mí, incluso ahora tienes la confianza de discutir conmigo, cosa que antes no hacías”  –Sin previo aviso su mano busco mi tobillo y lo volvió a sujetar—  “… ¿Acaso crees que no me doy cuenta de lo que te está sucediendo?, toda esta escena de mal humor, no es más que miedo mal expresado… te aterra volverte a enamorar”


Cuatro meses después.

Akira Sendoh, tiene un extraño comportamiento, le gusta pescar y en verdad, ya comienza ser una rutina que los fines de semana estemos sentados en un bote, pero, él en verdad lo disfruta mientras yo no le encuentro gracia. Le he dicho que vaya solo, pero la verdad es que no me deja solo, porque sé, que teme que intente huir otra vez.

Frente a la tranquilidad del agua, del sonido de las aves y de la calidez del sol, le miro y como él esta tan concentrado en lo suyo, decido revisar mi celular. Algunas páginas son de interés, otras me entretienen, pero lo que sin duda siempre termina robándome el aliento, es el perfil de Kaede Rukawa entre mis contactos. “Si tanto deseas hablar con él, ¿por qué no lo haces?”

“Desde ahora seremos amigos, ¿te parece?”  –Dijo Kaede hace seis años atrás

“… ¿Amigos?”  –Dije sorprendido y desconfiado al verle con su mano extendida, esperando que acepte su proposición

“No tengas vergüenza, anda…”  –El fue quien se acercó y tomo mi mano en un gesto que nunca podré olvidar.

Tímidamente, tan solo mire como el mismo agregaba su número en mi teléfono, al igual que todos sus datos personales, casi como si esperara que yo le llamara cada vez que quisiera. También recuerdo que me puso un apodo bastante peculiar: “Do aho”, el cuál era su forma de reprenderme por actuar tan retraído y antisocial. Siempre me obligo a participar en algún club, en alguna actividad… siempre me invito a sus partidos, y lo que él nunca supo, era que yo lo grababa por algunos minutos y así, podía admirar aquel rostro serio que lentamente, comencé amar.

“Do aho”  –Me saludo apenas me senté en mi lugar

“Rukawa”  –Conteste secretamente alegre, de que siempre se dé el tiempo de pasar por mi salón y darme su particular saludo.

“¿Rukawa?” –Pregunto y sentándose en el asiento desocupado frente a mí, me miro con una ceja alzada en señal de que estaba molesto.

Siempre odie aquel gesto, porque siempre temí que me dejara. El era lo poco que tenía en esta vida, él era mi conexión con todo el mundo. Me asuste y quise pedirle perdón, ¿de qué?, no lo sabía, pero de igual forma estaba dispuesto a disculparme de cualquier cosa que le haya molestado de mí.

“¿Por qué me llamas así?”  –Hablo seriamente

“¿Eh?... pero… ese es tu apellido”  –Dije sin entender

“Exacto, ¿me puedes decir por qué mi novio me llama por mi apellido?”  –No espero ni un segundo, tan solo enfrento sus labios contra los míos en un necesitado beso, que espere desde que tengo uso de razón.

Todo fue realmente lindo hasta que puse un pie en su casa, aquel día todo termino, tan solo me quede con pocos vestigios de algunos recuerdos y de ellos, los videos siguen ahí. Presionando la pantalla de mi teléfono, puedo abrir aquella carpeta y verle jugar, verle siendo él en un tiempo en el cual, no me odiaba.

Nuevamente admiro en donde estoy ahora y si no fuera por el agua nos rodea, hubiera salido corriendo, como una forma de huir del presente y retroceder el tiempo, pero… ¿eso es lo que realmente quiero? Por otra parte, no me agrada la idea de seguir adelante sin él… fue mi primer amigo, mi primer amor… fue todo lo que necesite para soportar la vida que tenía.

Cerré los ojos y los abro para admirar el paisaje, en verdad es fantástico poder ver con ambos, aunque claro, mi ojo izquierdo no ve en HD pero no me quejo, sin duda, no puedo hacerlo. Sonrió levemente al sentir el viento cálido del verano, si, el tiempo sigue transcurriendo y lo mejor, es darle la bienvenida a las nuevas etapas que están por venir. Muevo mi dedo, con duda y temor presiono: Borrar Carpeta y Borrar contacto.

“Es el mejor regalo que me pudiste haber dado”  –Dijo Akira y su aliento rozo mi nuca

Me voltee y lo mire no creyendo que estuviese atento a todo lo que estaba haciendo, por primera vez en muchos años, me sonroje. De forma mal actuada, trate de demostrar enfado por espiarme, pero me abrazo dejando su caña de pescar a su suerte, me abrazo causando que el bote se tambaleara por la mal distribución del peso… me abrazo aun cuando, finalmente caímos al agua.

“¡Akira!”  –Grite con rabia, pero él tan solo se reía como tonto

Cuando la noche llego, estábamos acostados en la única cama de la cabaña, como siempre el me abraza y yo, poco a poco me acostumbro a esto. Es extraño, es extraño que, en vez de apartar su mano que mantiene por sobre mi abdomen, más bien la acaricie con cuidado de no despertarle. Sin duda es insólito que le deje permanecer así de cerca de mí.


“… Si caminamos toda la mañana, estoy seguro que al medio día estaremos en la cima de la colina… tienes que ver la vista Hana, es hermosa”  –Dice y mire lo que propone subir.

“Me dará un infarto a medio camino”  –Comento mientras pongo mi mano sobre mi rostro para hacerle sombra a mis ojos

“Sé primeros auxilios y además, soy capaz de llevarte entre mis brazos si te cansas”  –Me roba un beso y decide caminar con su mochila sobre su espalda

Me cruzo de brazos y no puedo creer que abandonemos el lago y la comodidad de la cabaña, para ir a la punta del cerro. Suspire y nuevamente observe la cima, me asusta que se parezca al Everest y peor aún, me asusta la pobre resistencia que tengo.

“Ah… como lo odio”  –Susurré y comencé a seguirle el paso, aunque el maldito ya estaba bastante adelantado

El camino era una línea ondeante, había que esquivar los árboles que crecen de forma desordenada, había que tener cuidado con las piedras sueltas y con los animales silvestres. Cuesta arriba, tal como lo es la vida, muchas veces Akira me ofreció su mano y así pude seguir, pero por orgullo propio no desistí, me esforcé por seguir hasta el final.

“Vamos bien”  –Dice fresco como una lechuga mientras que yo, estoy todo desparramado en el suelo

“Me alegro”  –Dije sarcásticamente, mientras trato de captar todo el oxígeno del bosque

“¿Quieres agua?”  –Y me la da cuando me ve asentir. Recupero mi compostura y me siento como debe ser.

Con grandes bocanadas, bebo de la botella mientras observo como el sol, se cuela entre las ramas de los árboles, aquel resplandor es una de las cosas que me gustaría recordar en los días de invierno. Sigo tragando y cuando ya no tengo sed, mojo mi cabello con el agua que queda y así, mi peinado se desarma, causando que algunos cabellos alcancen a cubrir mis ojos.

“… ¿Por qué no te dejas así el cabello?”  –Le miro al escucharle decir eso—  “¿No te gustaría verte distinto?”

Pienso en lo que dice y… tiene razón, todo cambia y yo debo cambiar también. Suspiré de tal forma que le dije que sí, él lo entendió y rodeo mis hombros con su brazo, para apoyarme una vez más, en una pequeña pero importante decisión. Levante la mirada y trate de descubrir que es lo que me rodea y me sorprende que los arboles sean tan altos, que son capaces de alcanzar el cielo.

“Me gustaría… venir aquí el otro año”  –Susurre mientras apoye mi cabeza sobre su hombro, para terminar, cerrando los ojos por un momento. Su brazo intensifico aquel abrazo y finalmente, dejo su cabeza junto a la mía, en un gesto de complicidad.

Creo… que la vida comienza a gustarme.

Cuando llegamos a la cima, entre la angina de pecho y la emoción de haberlo logrado, observe como todo era pequeño a la distancia. El lago, los campos, las nubes, el cielo… nunca había visto tantos colores plasmados en un lienzo que tiene vida propia, todo resplandece a su manera y sin duda, en su conjunto es hermoso.

Akira grabo el paisaje y también tomo algunas fotografías, pero esta experiencia no puede estar completa, si no nos retratamos juntos en una foto, así fue como todo termino… pero también es así, como todo empezó.



En una noche de verano, mientras las ventanas de la casa están abiertas y el viento mueve las cortinas blancas como la nieve, observo como brilla la luna y como hoy luce diferente… casi irreal. Estoy sentado mientras apoyo mi pecho y mi cabeza sobre la mesa, sin duda, me agrada sentir la brisa sobre mi rostro.

Si tengo que hacer un resumen, tengo que decir que ya ha pasado casi dos años desde que conozco al tonto de Akira, ya son cinco meses desde que voy a terapia, ya son tres meses desde que estoy trabajando y tengo un buen cargo, hace un mes, me compre mi propio vehículo y puedo comenzar ayudar con los gastos de la casa, así, finalmente todo está en orden y sigo haciendo planes…

“… ¿Qué haces?”  –Le escucho decir, pero me cuesta trabajo contestarle cuando estoy tan cómodo y flojo en mi posición—  “… De seguro estás pensando en mí, está claro que no puedes ignorar a este príncipe azul”  –Comenzó a reír

Cerré los ojos al sentirme tan familiarizado por aquella risa, después, abrí mis ojos para seguir contemplando la luna.

“Realmente eres increíble”  –Dije

“¿Por qué lo dices?”  –Dijo

“Siempre tienes confianza en ti mismo, eres optimista, persistente y demasiado sincero”  –Puntualice—  “… Me estoy esforzando por ser así, pero me cuesta mucho trabajo… a veces, no puedo evitar sentirme frustrado”

Sentí que movió una silla y sentó frente a mí, imito mi postura y su rostro quedo detrás de mí. Es casi tierno, que su rostro se esconda en mi nuca causándome cosquillas al sentirle respirar.

“La verdad es que muchas veces he perdido la fe, he estado a punto de rendirme… no es fácil ser, todo lo que has dicho que soy, pero aun así, sigo adelante porque quiero, ser una persona en la cual puedas confiar”  –La vibración de sus palabras viajan de su garganta y descansan sobre la piel de mi cuello, casi, enterrándose en mis huesos—  “… Cada vez estas mejor… lo digo porque comienzas a darte cuenta de tus defectos y te molesta tenerlos, ese gesto es la prueba de que quieres hacer algo al respecto”

Akira acaricio mi cabeza y su rostro definitivamente se escondió entre mis cabellos, sentí su respiración y supe que, en cierta parte, estaba dichoso de que usara el shampoo que me regalo, y a decir verdad, me funciona bastante bien.

“…Me gusta tu cabello… el rojo me gusta”  –Confeso y me hizo recordar aquella niña del metro, la misma que tenía una mirada tierna, una actitud empática y amable que me causo simpatía. No pude evitar cerrar los ojos al sentir aquella caricia tan cariñosa, que Akira estaba haciendo con cuidado.

“Quiero irme de aquí”  –Dije y sus dedos que sostenían mi cabello, se tensaron—  “Lo he pensado mucho… y quizás sea buena idea tener mi propia casa, ampliar mi círculo social… ser amable con mis vecinos y que alguno de ellos, cuide al perro que quiero tener, cuando me vaya de vacaciones… quiero viajar, conocer el mundo y probar la comida de otros países… quiero llenar mi álbum de fotos, traer recuerdos de aquellos viajes, conversar de lo mucho que me divertí”  –Abrí los ojos y por última vez, mire a la luna antes de mover mi cabeza hasta donde Akira estaba.

Nos observamos, nos dedicamos todo el tiempo del mundo en un silencio ya habitual entre nosotros dos.

“… ¿Sabes que más quiero hacer?”  –Cuando dijo que no en un susurro, continúe hablando de mis planes—  “… Quiero darme una oportunidad de ser feliz… por eso… ¿conoces algún príncipe azul que quiera ser mi novio?”

Abrió los ojos de par en par y después, estos se llenaron de lágrimas, sus labios temblaron ligeramente hasta que al final, esbozaron la más sincera sonrisa que nunca le he visto tener. Se acercó y sus labios se unieron a los míos, en un beso que yo también anhelaba sentir.

FIN.


Casi lo olvido, me gustaría que pensaran e imaginaran, que esa pequeña niña del metro, en un futuro logro ser una gran doctora y también cumplió su promesa, de atender primero y gratis a Hana.

Besos.

Notas finales:

Gracias por leer!!

Besos!!! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).