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Simpatía por el Diablo por Annika Blomkvist

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Notas del capitulo:

Hola! Qué tal? Aquí traigo otro capítulo!

Las letras en cursiva son para indicar hechos pasados. Demás aclaraciones al final del capítulo.

Capítulo II

Los extraños sucesos en el Weston College


I watched with glee
While your kings and queens
Fought for ten decades
For the gods they made

I shouted out,
Who killed the Kennedys?
When after all
It was you and me


Un par de lágrimas rodaron por su mejilla y humedecieron el pergamino. Ciel se detuvo, miró su enrojecido brazo y quedó perturbado. Las palabras que acaba de escribir en el papel estaban marcándose dolorosamente sobre su piel, iba apenas por el octavo párrafo y el brazo estaba cubierto en su totalidad por las letras de aquella canción, que se encontraban ceñidas en forma de espiral. Se preguntó si ahora empezarían a marcarse en su otro brazo por la falta de espacio.

Decidió levantarse del asiento y tomar un poco de aire. Se sentía mareado, el dolor en el brazo era lacerante y aquellas cicatrices quemaban como fuego; les echó un vistazo por segunda vez y sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo. El profesor Michaelis era un sádico que seguramente debía estar disfrutando de lo lindo al imaginarse el dolor que estaba padeciendo con ese castigo.

Ciel tenía emociones encontradas y una confusión terrible, por un lado sentía repulsión y miedo hacia Sebastián, pero por otro, no lo podía odiar del todo, sabía que había una extraña conexión con aquel ser que estaba más allá de su entendimiento; y en cierto modo, era consciente de que los sucesos del viernes pasado tenían algún significado importante más allá de las explicaciones que le había dado Sebastián ese día. Sin embargo, en su mente había una gran laguna que le impedía recordar con detalle algunas cosas de lo sucedido en aquella celebración de Halloween, tratar de rememorar le generaba dolor de cabeza y era como si su cerebro le negase acceder a esos recuerdos.

Caminó en círculos durante un buen rato, dándole vueltas al asunto, la habitación de Sebastián le parecía cada vez más claustrofóbica y un sentimiento de ahogo se apoderó de él, así que se recostó sobre la cama que había en la estancia, estaba comenzando a respirar con cierta dificultad y un sudor frío le empapaba la frente.

No podía creer que todo eso le tenía que estar pasando a él, hacía unas semanas atrás todo parecía estar tan normal, un año escolar que había iniciado con la misma monotonía de siempre, hasta que repentinamente se vio involucrado con Sebastián y todos aquellos malditos de la directiva del Weston College. ¿Pero por qué de todos los estudiantes tenía que ser precisamente él? ¿Por qué tenían que joderle la vida de esa manera? Supuso que en parte la culpa había sido suya, por meter las narices en donde no lo habían llamado, por querer dárselas de "detective" e investigar cosas que no le concernían. Ahora estaba completamente jodido.

Pero había una vocecita en su cabeza que le decía que no, que aquello no había sido casual y que todos esos extraños sucesos eran algo más grande que él. Algo que llevaban planeando desde hacía mucho tiempo.

Una ola de ira se apoderó de sí y varias lágrimas de rabia y dolor fueron rodando por su rostro. Se quedó en la cama hecho un ovillo, temblando por la impotencia de no poder hacer nada. Se permitió mostrarse vulnerable y estuvo un buen rato llorando amargamente; Sebastián iba a pagar por todo lo que le estaba haciendo, él no iba a permitir que ese maldito se divirtiera con él, ni se saliera con la suya. Terminó de colapsar y quedó sumido en la inconsciencia...


1 semana antes de Halloween

Dormitorio de Sapphire Owl

—No sé cómo es que logras convencerme para hacer estas tonterías. ¿Qué tal si nos pillan? —exclamó Alois mientras se terminaba de poner el pasamontañas sobre su rostro—. ¿En serio es necesario que nos vistamos así? ¿No estás exagerando, Ciel? Pareciera que fuéramos a protagonizar la próxima película de Misión Imposible.

—Cierra la boca, Alois. Necesitamos pasar inadvertidos y estos trajes nos ayudan a mimetizarnos con el entorno. ¿Qué? —preguntó Ciel al ver la mirada que le lanzaba el rubio.

—Nada, nada —respondió Alois con sorna.

Eran aproximadamente las 11:30 de la noche y Alois se había colado en el dormitorio de la casa azul; él y Ciel iban a cometer lo que a todas luces parecía ser una imprudencia, pero el rubio había aceptado acompañar a su amigo en esa locura y ya no había marcha atrás.

Desde hacía días en el Weston College comenzaron a surgir rumores y murmullos entre pasillos, todos los estudiantes hablaban sobre un supuesto incidente que había ocurrido el viernes pasado en La Fiesta del Té de Medianoche que organizaban los Prefectos; Alois y Ciel desconocían cuál era ese supuesto incidente, ya que ellos como los sirvientes de los Prefectos de sus respectivos dormitorios —Scarlet Fox y Sapphire Owl— habían estado en esa reunión y no había sucedido nada fuera de lo común, lo único extraño fue que ni Cheslock, ni su sirviente, asistieron. Eso llevó a que se intensificaran los rumores por la repentina desaparición de un estudiante de Violet Wolf ese mismo día, y unos testigos afirmaron que se había tratado de un ritual de magia negra, y que Cheslock, el Prefecto de ese dormitorio, era el principal involucrado. Luego de eso, comenzaron a surgir teorías conspirativas en las que decían que los otros Prefectos también estaban involucrados, no sólo en esa desaparición del estudiante de Violet Wolf, sino en las desapariciones que han habido en los últimos tres años.

El Weston College era una escuela muy antigua y prestigiosa, que a pesar de la buena reputación que gozaba, se había vuelto famosa también por sucesos misteriosos, como las desapariciones de estudiantes y la expulsión de casi todas las generaciones de Prefectos antes de culminar el año escolar.

Las desapariciones siempre ocurrían cuando se acercaba Halloween; Scotland Yard nunca había podido demostrar que alguien del Weston College pudiera estar involucrado, pero no podía ser una casualidad que todos los años ocurría lo mismo y en la misma fecha. En cuanto a los Prefectos, generalmente eran expulsados por motivos desconocidos, pero los estudiantes comentaban que ellos tenían que estar relacionados con esas desapariciones.

Cheslock, Soma Asman Kadar, Clayton y Edward Middleford eran los Prefectos actuales de los cuatro dormitorios. Sorpresivamente habían sido los que más tiempo habían durado, y llevaban tres años aproximadamente como los 4P. Aunque su buena reputación estaba comenzando a caerse.

Ciel Phantomhive era el sirviente de Clayton, le servía desde su primer año y la historia de cómo alguien tan orgulloso como Phantomhive terminó siendo sirviente era un misterio, pero algunos rumoraban que se trató de una apuesta que perdió contra Alois Trancy, quien también se convirtió en sirviente del Prefecto de Scarlet Fox. A pesar de que Ciel siempre había escuchado que los 4P estaban involucrados en cosas raras, él nunca notó que Clayton o los demás hicieran nada que pudiera calificarse como extraño o sospechoso.

Sin embargo, a pesar de que le parecían descabellados esos rumores de que los Prefectos estaban involucrados en magia negra y cosas tan absurdas, él últimamente estaba llegando a pensar de que sí había algo raro con ellos; Clayton en esa última semana se mostraba muy reservado con él, había tenido varias reuniones privadas con Cheslock, a las cuales le prohibió acompañarlo. Pero lo que terminó de convencerlo de que algo extraño tomaba lugar, fue cuando los 4P les negaron a los sirvientes asistir a la Fiesta del Té de ese viernes antes de Halloween; hecho que era extraño ya que a ellos jamás les habían vetado la entrada. Esta vez sólo podían asistir profesores, directivos, y los Prefectos, por supuesto.

Ciel después de haber estado molestando a Alois durante días, logró convencerlo para que lo acompañara a infiltrarse e investigar en la Fiesta del Té que tendría lugar ese día. Había planeado todo cuidadosamente y esperaba que no los descubrieran, sino las consecuencias podrían resultar catastróficas.

El rubio bufó por lo bajo y se miró en el espejo que estaba en la habitación de Ciel. Se veía completamente ridículo vestido de negro de pies a cabeza, y lo que hacía peor aquel atuendo era el pasamontañas que cubría su rostro. Era incomprensible la fijación que su amigo tenía con ese "caso", en primer lugar, porque él seguía convencido de que los 4P no podían estar involucrados en algo así, ellos eran bastante apegados a las normas; posiblemente la desaparición del estudiante de Violet Wolf estaba relacionada con otra cosa, pero dudaba mucho que los Prefectos estuviesen detrás de eso.

—¿Listo? —preguntó Ciel—. Los 4P ya deben estar en la fiesta, y la última ronda de vigilancia por los pasillos la hizo el profesor Michaelis hace 15 minutos. Él también ya debe estar en camino.

—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? ¿Don perfecto Phantomhive está dispuesto a romper las normas?

—Ya he roto las normas en otras ocasiones para tu información. Sólo que a diferencia de ti, sé hacerlo sin que me descubran —respondió Ciel burlón—. El plan es sencillo y si haces lo que digo, todo saldrá bien.

—Sí, sí. Ahora sólo dime que hay que hacer para terminar con esto de una vez.


A Ciel y Alois les tomó más tiempo del previsto lograr llegar hasta el lugar donde se realizaba la Fiesta de Té de Medianoche. Esa reunión se hacía en un pequeño jardín privado, el cual se tenía acceso a través del despacho del director, dicho despacho abarcaba una estructura antigua e inmensa que estaba un poco aislada del dormitorio de Sapphire Owl. Por razones obvias, Ciel y Alois no podían entrar por la entrada principal del edificio, sino que tenían que rodearlo y dirigirse hacia la parte trasera para pasar inadvertidos; el problema radicaba en que esa parte de atrás del edificio estaba bordeada por un pequeño bosquecillo lleno de matorrales y plantas de helechos que dificultaban la travesía. El recorrido les tomó más tiempo debido a esto, pero lograron dar con la pared que los separaba del jardín donde se realizaba la fiesta. A ambos les pareció escuchar un leve escándalo al otro lado del muro, ¿Era eso que escuchaban… música?

—Vaya, justamente tienen que hacer las mejores fiestas cuando no podemos entrar —dijo Alois con frustración—. Creo que jamás habían puesto música.

—Alois, concéntrate a lo que vinimos. Ahora tenemos que intentar subir el muro discretamente.

—¿Estás loco? ¿Cómo vamos a conseguir subir ese muro? ¿Viste cuántos metros tiene? Creo que ni siquiera lo lograrías subiéndote sobre mis hombros.

—Ya estamos aquí y tenemos que intentarlo. No hay marcha atrás —dijo Ciel con autoridad.

—¿Si? ¿Y cómo vas a subir? ¿Vas a sacar el arnés y las cuerditas y vas a empezar a escalar la pared?

—No, idiota. Voy a usarte a ti como apoyo para subir. ¿Ves esa enredadera que cubre el muro? Pues me servirá para agarrarme e ir escalando.

—Eres muy enano Ciel. No vas a llegar. ¿Que tal si yo tomo impulso en ese árbol y luego empiezo a escalar las enredaderas del muro? Se ve algo inestable, pero creo que puedo hacerlo. No te ofendas, pero tus habilidades físicas dejan mucho que desear, por no decir que son un asco; así que déjame esto a mí.

Phantomhive iba a refutar, pero Alois le hizo caso omiso y comenzó a subirse en un árbol de aspecto frágil que estaba cerca del muro. Logró su ascenso sin problemas y el árbol resistió su peso; el rubio escaló un poco más, las ramificaciones llegaban hasta la mitad del muro, así que de allí se aferró en las enredaderas y continuó su camino hasta llegar al borde de la barrera.

—¡No asomes toda la cabeza a través del muro! ¡Procede con discreción, idiota! —gritó Ciel desde abajo.

—Es que no logro distinguir nada por culpa de este estúpido pasamontañas que me cubre la cara. ¿De dónde lo sacaste? Los huecos de los ojos están desiguales, ¿Es que acaso lo hiciste tu mismo? —Preguntó el rubio burlón.

—¿Y qué si fue así? Deberías darme las gracias por ser el único en este "equipo" que se preocupa por hacer un camuflaje efectivo para no ser detectados —respondió Phantomhive malhumorado—. Ahora dime lo que logras distinguir desde allí.

Alois rodó los ojos e intentó asomarse un poco más para ver la fiesta que se realizaba en el jardín interior. Era una escena bastante extraña la que se presentaba ante él, sintió una punzada de nerviosismo cuando vio que había algunas personas vestidas con túnicas negras y capucha; no estaba la larga mesa donde tomaban el té con el director, sino que en su lugar había un extraño símbolo con una estrella dibujado en el piso; los 4P no estaban por ningún lado, a excepción del Prefecto de Violet Wolf que tocaba el violín en una esquina.

—Veo a un montón de gente con túnicas negras —dijo el rubio bastante tenso—. No está la mesa donde usualmente se toma el té y Cheslock está tocando el violín en una esquina, me parece que está tocando una pieza de Saint-Saës. No veo a los otros Prefectos. Y ¡Oh! ¡Espera…!

Alois se había quedado embelesado viendo algo que captó su interés al otro lado del muro. Ciel estaba impaciente y no dejaba de caminar de un lado a otro. —¿Qué viste Alois?

—Acaba de entrar el profesor Sutcliff, está vestido con una túnica escarlata de muy mal gusto —dijo el rubio con desagrado—. Está el director Spears, lleva agarrado a un estudiante. No logro distinguirlo bien, se parece al chico este Underwood de último año de Green Lion... ¡Joder! —exclamó Alois de repente.

—¿Qué sucede? ¿Qué está pasando, Alois? —Ciel no sabía por qué, pero estaba empezando a sentirse nervioso y estaba comenzando a dudar si aquello había sido una buena idea. El rubio no le respondió y siguió asomado en el muro observando con bastante interés lo que sucedía en la Fiesta del Té de Medianoche. De repente, Ciel escuchó el crujir de unas pisadas sobre el césped.

—¡Alguien se acerca, bájate de ahí idiota! —Dijo Ciel en el tono de voz más moderado que pudo.

Sin embargo, su amigo no parecía escucharlo, estaba completamente absorto. Los pasos se oían cada vez más cerca. Phantomhive, algo molesto, tomó una pequeña piedra que estaba en el suelo y la lanzó apuntando directamente a la cabeza del rubio; por primera vez en su vida, la puntería no le falló. Alois se giró molesto al sentir el golpe sobre su cabeza, pero cuando iba a reclamarle a Ciel, perdió el equilibrio y cayó del muro.

Para su buena suerte, el aterrizaje no fue tan doloroso ya que cayó encima de Phantomhive. Estaba a punto de quitarse de encima de su mejor amigo, temiendo los insultos de éste, pero para su sorpresa, Ciel le quitó el pasamontañas de su rostro con brusquedad y estampó sus labios contra los suyos. Alois se quedó perplejo e intentó resistirse, ya que si bien era cierto que él tenía fama de no rechazar a ningún hombre que se le insinuara, aquello era demasiado extraño, definitivamente algo andaba mal con Ciel. A pesar de su renuencia, Phantomhive intentó torpemente profundizar el beso; el rubio no entendía nada de lo que pasaba, pero terminó por seguirle el juego.

—Vaya, pero ¿Qué tenemos aquí? —Dijo burlón el profesor Michaelis detrás de ellos—. Si querían ponerse románticos ¿Por qué mejor no se iban para el Mirador del Cisne? Según tengo entendido es el lugar predilecto de las parejitas.

—Qué lugar más interesante han elegido ustedes para besuquearse, joven Trancy —comentó el subdirector Claude Faustus, que acompañaba a Sebastián—. Me parece un comportamiento bochornoso y completamente reprochable de dos futuros Prefectos de esta insigne escuela.

Alois se quedó paralizado y sin palabras, pero Ciel, que ya estaba preparado, no se dejó intimidar tan fácilmente.

—Y yo debo preguntar también qué hacen ustedes por aquí. No parecen estar dando ningún paseo casual, profesor. ¿O sí?

—Joven Phantomhive, le recuerdo que usted no está en posición de hablarnos de esa manera. Ahora mismo usted y el joven Trancy acaban de ganarse un castigo —contestó Sebastián amenazador—. Les recomiendo que se marchen ahora mismo si no quieren que les duplique la sanción.

Ciel parecía que iba a replicar algo más, pero Alois lo tomó por el brazo y ambos se levantaron del suelo rápidamente y caminaron lo más rápido que sus pies le permitieron. Sebastián y Claude observaron cómo los menores se perdían entre los arbustos.

—¿Crees que hayan visto algo? —preguntó Claude.

—Alois Trancy sí vio algo. Vio el principio del ritual con el chico de Green Lion, pero no creo que comprenda nada de lo que observó. Obviamente estará confundido.

—Esa confusión sólo hará que quieran seguir investigando. Phantomhive es peligroso, ¿Vas a permitir que estos dos mocosos arruinen todo lo que hemos logrado en estos años?

—Los he estado observando, Claude. No tienen ni la más remota idea de lo que sucede en verdad. El joven Phantomhive cree que se tratan de actividades extrañas en las que están involucrados los Prefectos. Estaremos bien, puedo manejarlo.

—Estás yendo demasiado lejos, Sebastián. Permitiste que el joven Trancy observara parte del ritual, vio el símbolo y a todos vestidos con las túnicas negras. Ahora van a saber que no son lo Prefectos, sino nosotros los que estamos involucrados en "actividades extrañas", los 4P hasta ahora iban a ser nuestros chivos expiatorios, pero nos acabas de delatar. Van a seguir investigando y darán con la verdad.

—No importa, que lo descubran todo —respondió Sebastián con una sonrisa maliciosa—. ¿Que tal si les colocamos los señuelos y dejamos que entren por cuenta propia a la guarida? Ellos son perfectos, podríamos utilizarlos para el ritual del viernes 31.

Claude lo miró con reprobación. —¿Te has vuelto loco? Ya tenemos a los ejemplares que necesitamos. Además, sabes perfectamente que todavía no es el momento, luego llegará la hora en que podamos utilizarlos, pero por ahora no, llamaría la atención.

—No idiota, no vamos a utilizarlos exactamente como parte del ritual principal. Sino ya sabes, para divertirnos un poco.

Faustus no dijo nada y se mostró indiferente al comentario de Michaelis. Sin embargo, Sebastián decidió molestarlo un poco más. —Vamos Claude, he visto como miras a Trancy, ¿No te gustaría por una vez romper las reglas y divertirte un poco? Esta no es una oportunidad que se presente todo el tiempo.

El subdirector pareció meditarlo por unos segundos, pero luego tendió una mano hacia Sebastián. —Si Spears se pone pesado, le digo que todo esto fue cosa tuya y que me obligaste.

—Trato hecho —convino Sebastián sonriendo maliciosamente.

 

Notas finales:

1. Las letras del principio pertenecen a Sympathy for the devil de los Rolling Stones.

Su traducción sería: Observé con regocijo mientras tus reyes y reinas / lucharon durante 10 décadas / por los dioses que ellos mismos crearon. / Grité: ¿quién mató a los Kennedy? /cuando en definitiva fuimos tú y yo.

Y  pues bien, primero que nada quiero darles las gracias a las personas que me dejaron sus comentarios. A: Alexia, Altair Lenaf, LaspiszLazuli y Anónimo. Me alegra que les haya parecido interesante esta idea loca y me lo hayan hecho saber con sus reviews, los cuales me animan a seguir escribiendo :D . Muchas gracias también a quienes se tomaron la molestia de leer el primer capítulo!

Y bueno, ahora sí, no me sigo extendiendo más! Trataré de estar actualizando todas las semanas, entre domingo o lunes! Nos estamos leyendo, les mando un abrazo muy grande!


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