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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola, ¿como están?, yo un poco atareada con la uni :/. Pero aquí estoy con el capítulo de hoy. Muchas gracias por sus comentarios, los iré respondiendo, no se preocupen :)

Espero les guste el cap, nos  leemos abajo  .-.

Misagi * *

Capítulo 11: “La montaña de Bishamon”


 


 


Mañana, Tarde. Día, Noche. Todo era exactamente igual en esa mansión, por lo que dejaban de sorprenderse de cuánto tiempo llevaban ahí o qué hora era, lo único que sabían era que posiblemente nunca saldrían. Un oji-verde, como pocas veces, se encontraba sentado en unos de los escalones que daban al segundo piso. Este joven respondía al nombre de Onodera. Estaba en su forma humana, bueno casi, pues aún conservaba sus orejitas peludas y cafes de neko. Estaba pensativo y veía con una sonrisa a 3 pequeños “cachorros” jugar en frente de él. Niños, claramente. Los últimos que esa maldita bruja pelirroja había secuestrado. Onodera se enfureció enseguida…¡eran niños…quizás algunos 6, 8 años cuando mucho!, ¡no podía ser tan desalmada!...él tenía  ya 18 años cuando  fue “raptado” por Aikawa…¡pero ellos eran niños!. El admiraba mucho la capacidad de esos pequeños para olvidar…para elegir disfrutar pequeñas acciones y no hacer de los grandes problemas más tormentas. El simplemente no podía hacerlo.


 


-¡ven a jugar con nosotros Ritsu-nii!- pedía un pequeñito de unos 8 años de cabellos abundantes y azabaches, y unas orejas de inu del mismo color sobre su cabeza.


 


-jejeje, lo siento mucho Moku-chan, yo me divierto mucho viéndolos, jueguen ustedes- sonrió Onodera al pequeño. Observó a los  otros 2 haciendo pucheros. Uno era  un  niño tal vez de la misma edad que el otro de cabellos castaños y grandes ojos del mismo color con sus orejas de inu idénticas. El tercero era el más pequeñito de toda la mansión, un niño de 6 años  de piel tostadita y ojos verdes muy claros, tenía su cabello rojo y brillante un poco largo al cuello, cosa curiosa es que el tuviera dos puntiagudas  y pelirrojas orejitas al igual que una larga cola de…zorrito.


 


-¡Onodera-niisan siempre dice lo mismo!- exclamó enfurruñado el más pequeño, dirigiéndose con su voz chillona al castaño, quien solo sonreía nerviosamente.


 


-jejeje, claro que no es verdad Tami-chan, yo…solo…¡hey ¡- trataba de excusarse Ritsu pero los niños lo jalaron para que fuera a jugar con ellos. Por lo que no se pudo negar. Mientras reía y jugaba con los pequeños, soltó un suspiró y recordó lo que había pasado “aquél” día…


 


//Flash-Back//


 


-¡papá, ¿dónde dejo esto?!- preguntó un lindo oji-verde de 18 años con su linda sonrisa, mientras cargaba una caja con algunas botellas, quizás de licores muy caros. El hombre le regreso a ver con sus ojos cansados y negros como carbón, era castaño y de arrugas abundantes en su cara, tal vez de la edad, tal vez de cansancio.


 


-ponlo arriba de la mesa- respondió algo distante el hombre con media sonrisa, estaba abatido, triste y casi arrepentido, suspiró por milésima vez en el día…ese era el último día que vería  su hijo.


 


Seiji Ritsu, un hombre de 45 años, gran mercader y conocido como el más rico comerciante de todo el reino Nakamura. Su hijo: Onodera Ritsu, uno de los más hermosos donceles de todo el reino, a sus 12 años el pequeño oji-verde era el orgullo de su padre, su adoración. Gran parte de las ganancias  de su trabajo las invertía en su hermoso castañito,  quien cada día vestía trajes diferentes y muy elegantes y caros. Onodera era lo único que poseía Seiji además de su riqueza, pues su esposa Sakura había fallecido apenas cuando su hijo tenía 8 años.


 


Hace una semana hizo algo que nunca, ni en sus más macabros sueños, pensó hacer. Todo ese estúpido  problema había comenzado por su culpa: Aquél día en que una mujer muy bella y pelirroja llegó a su tienda pidiéndole que le diera lo más preciado para él, obviamente Seiji no imaginaba los problemas que tendría, ni mucho menos quien era esa “loca”, por lo que , como es costumbre en él corrió grosero a la mujer de su comercio, nunca a nadie hubiera creído que la mujer lo condenaría para siempre, y con la mano asfixiando el cuello del pobre mortal le dijera con enojo mal contenido: “si los humano fueran más inteligentes me hubieras dado cualquier cosa...¡pero como buen estúpido que eres te negaste!…ahora tendrás que lidiar con mi furia por tratarme  de esa manera. Que desdichado hombrecito aparecerse justo cuando salgo a buscar diversión-fingió la voz de pena con una sonrisa sínica- Yo sé que es lo más preciado para ti, tu precioso hijo doncel… ¡y no por favor!...no intentes negarlo- exclamó al mujer al ver al hombre intentando hablar algo-…ahora escucha mi demanda…vendré en una semana…es tu vida…o me llevaré a tu hijo”. La mujer soltó el cuello del hombre y desapareció al instante. Seiji no pensó mucho la respuesta…


 


Eran aproximadamente las ocho de la noche cuando la mujer pelirroja llegó al mismo lugar, después de la semana acordada, esta tenía su rostro adornado de una burlona sonrisa. Onodera la miró con miedo.


 


-papi… ¿Quién es ella?- preguntó el muchacho, que en ese momento vestía unos pantalones cortos en color esmeralda oscuro, una camisa blanca, unas botitas negras y un chaleco del mismo color de sus pantalones. Su padre no se molestó en mirarlo. La mujer rio con ganas…con que esa era la decisión de Seiji. ¡Cómo le divertía hacer eso!


 


-¿no le matarás, verdad?- preguntó el hombre con tono frio, agachando la mirada.


 


-no te importa- contestó altiva pasando del hombre que la miró aterrado- haz tomado tu decisión Seiji- rio la mujer. Y terminando la discusión con el hombre se acercó al muchacho quien retrocedió con premura, solo para toparse con un estante de botellas de vidrio.


 


-…¿Q-que….quieres de mí?,¡aléjate!- pidió Onodera asustado, observó como la pelirroja sonreía y sacaba de sus vestidos una ¡varita!, una varita torcida-tu…eres…-trató de hablar pero el pavor no lo dejó.


 


-una bruja…por su puesto- completó ella- y soy la peor jajajaja- alardeó de sí misma- arrodíllate ante mí, pequeño minino…soy Aikawa, la bruja roja- se presentó con premura. Onodera abrió los ojos con mucho miedo -¿sabes que pequeño?, tu padre decidió que es más importante su vida…que tú- dijo con un puchero fingido, mientras sujetaba con fuerza la barbilla del menor fijando su rostro en el hombre que lloraba con la cabeza gacha, Onodera no lo soportó y comenzó a llorar.


 


-papá…papi…¡papá…¿Qué he hecho mal?!...dime que no es cierto…- rogaba el niño- dime que no me llevará…¿verdad que no?...papá…- intentaba mostrar una sonrisa…pero se borró al observar que su padre seguía sin moverse…era verdad. Prácticamente lo había regalado - papá…-susurró por último. Aikawa rio con muchas ganas.


 


-shh, shhh….no lo hagas mi niño, no lo hagas más mi pequeño minino…-consoló falsamente la pelirroja que había abrazado por la espalda al menor, mientras con una mano apretaba la varita contra su cuello, el oji-verde seguía derramando lagrimas…aun no lo podía creer- el no cederá…es tan cobarde, que ni siquiera se tienta el corazón…para salvar a lo único que lo hizo feliz, pobre diablo, ¿lo ves?- murmuró Aikawa al oído de Onodera- No te preocupes, cuidaré bien de ti- consintió con un beso en la mejilla.  


 


-…te odio…¡maldito seas te odio!...OJALA TE HUBIERAS MUERTO TU….Y NO MAMÁ…te odio….-fueron las últimas palabras que escuchó Seiji de su hijo, eso le hizo levantar al fin la mirada, observando como su hijo, con lágrimas en los ojos, sollozando y con la cabeza gacha desparecía junto a la pelirroja.


 


-Onodera…-Seiji gimió de dolor, desde ese segundo su suplicio comenzó, mientras una risa malvada se extendía con fuerza dentro de la habitación…hasta escucharse prácticamente en todo el reino. Varios vecinos habían concurrido a la vivienda del comerciante, pero ya no había nada, solo el pobre hombre que se había quedado loco de angustia…sin poder decir palabra alguna.


 


//Fin flash-Back//


 


-hey, Onodera…-


 


Una voz sacó de su ensoñación al oji-verde, entonces se deshizo suavemente de los agarres de los más pequeños para mirar a su interlocutor.


 


-¡Akihiko nii-sama!- exclamaron los 3 pequeñitos a coro, mientras corrieron a abrazar al recién llegado. Onodera se reía en silencio mientras observaba como su amigo peliplata se quedaba muy quieto al ser abrazados con tanta euforia por los pequeños, después de que el oji-violeta les despeinara un poco sus cabellos con media sonrisa, los niños se despegaron de él. Onodera pensaba que era muy extraño el cambio que los niños ocasionaban en el príncipe, eran pocas veces en las que veía al Usami sonreír honestamente, eso lo ponía feliz.


 


-¿Qué pasa Akihiko?- preguntó Onodera al fin mirando al mayor.


 


-los chicos te están buscando…parece que encontraron “algo”- exclamó con su típico tono serio. Onodera se quedó un momento en su lugar, para después asentir y seguir al peliplata.


 


-nos vemos al rato, chicos- se despidió el castaño de los niños que tenían en su carita la duda. Onodera suspiró. Cuando Akihiko se refería a “los chicos”, realmente se trataban de los otros 4 “usuarios de la magia” que vivían en la mansión de Aikawa. Cada vez que la bruja no estaba aprovechaban para descubrir o investigar por medio de su magia lo que pasaba en el exterior, y ya que se acercaba el momento, el tema principal de ahora era saber sobre “el viaje-rescate de Akihiko”…sabían que no tenían la fuerza suficiente, ni siquiera teniendo a Haruna (hija de Aikawa) de su lado iba a ser sencillo; pero al menos algo debían intentar. Onodera era el mas fuerte de ellos, pero gastaba muchas fuerzas tratando de convertir al menos por algunas horas a todos los habitantes de la mansión, por lo que al resto le tocaba investigar.


 


-¿Qué han encontrado?- preguntó el oji-verde a sus “colegas” que se encontraban reunidos, sentados en forma de circulo, con una esfera de luz flotante.


 


-sabemos un poco mas sobre el viaje- comentó uno, concentrado.


 


-…sabemos que son 5 pruebas, 2 desviaciones para conseguir dos armas poderosas y también pudimos contactarnos con un mago- informó otro.


 


-¿Qué armas?- preguntó Akihiko curioso.


 


-desconocemos  una de las armas y el lugar en que se encuentra- explicó otro inconforme- pero, el otro es la gran espada de Bishamon- dijo con asombro, Onodera imitó su rostro sorprendido.


 


-baya- silbó por la bajo - ¿y a qué mago pudieron contactar?- preguntó.


 


-en realidad…es una maga-respondió otro, Onodera le regreso a  ver con sus ojos entrecerrados.


 


-nombre- pidió inmediato, por la cara que pusieron sus compañeros…solo podría ser.


 


-Karouko…-dijo por fin el primero. Onodera frunció el ceño. Akihiko aún más…ella era…tan… ¡Karouko! ¿Pero estaba de su lado?...¿cierto?.


 


 


**********************************************************


 


El paisaje había vuelto a cambiar. En ese preciso momento Misaki ya no sabía de donde sacar fuerzas para seguir subiendo el empinado relieve. Su nuevo destino era la montaña Bishamon. Lo que jamás esperó el oji-verde fue que el maldito tumulto rocoso fuera tan difícil de escalar¡. Y es que apenas y llevaban una hora, sus inexpertas piernas pedían descanso. Era muy complicada escalar puesto que el clima no les ayudaba mucho y la tierra suave y floja muy prontamente se convertía en lodo debido a la lluvia, pero como les había dicho Mino, no querían desperdiciar un solo día…y si ese día tenían que llegar ¡ese día llegarían!.  Hiroki  iba hasta adelante quien comprobaba que fueran en la dirección correcta y tanteaba el terreno; después iba Misaki, a su lado Keiichi quien se mantenía atento a cada resbalón que sufría el oji-verde o para ayudarle de cuando en cuando; Masamune iba hasta atrás cuidando las espaldas del resto, no quería ningún incidente.


 


La tarde llegó, y con ella el fin de la lluvia, algo que todos agradecieron mucho. Los colores naranjas al fin aparecían en el cielo, pues el negruzco característico de una tormenta comenzaba a desaparecer. Eran aproximadamente las 6 de la tarde cuando llegaron justo a la cima.


 


-tal parece que es aquí- comentó Hiroki, que al fin podía sacar con libertad el mapa que tenía celosamente guardado, pues con la lluvia había sido imposible arriesgarse a perderlo. El oji-avellana mantenía sus ojos fijos al papel, sus cabellos revueltos y estaba totalmente empapado…las botas habían quedado totalmente enlodadas. El resto de sus compañeros no venia mejor.


 


-¿crees que hayamos llegado tarde?- preguntó Keiichi, Hiroki negó.


 


-¿Qué es lo que estamos buscando exactamente Hiroki?- preguntó curioso Misaki.


 


-a Bishamon- respondió Masamune tranquilo, mientras limpiaba un poco su rostro empapado- el dios de la guerra- Misaki se había quedado espantado  y sorprendido por igual.


 


-realmente a su reencarnación muchacho…-


 


Todos regresaron a ver con rapidez hacia dónde provenía esa voz. Y Misaki casi sufre un desmayo por  la sorpresa, pudo ver al “joven” que se encontraba recargado en uno de los arboles: era alto, de cuerpo muy bien formado, delgado, piel clara…aunque no tanto, cabellos negros y ojos mieles intensos…muy hipnotizantes…pensaba Misaki.


 


-hey…pensé realmente que tardarían un poco más con la “mascota” de Aikawa-  habló el desconocido. Masamune frunció el ceño…seguro hablaba del dragón. Hiroki lo miró con seriedad…no podía descifrar…si “el” estaba de su lado…o en contra…


 


-descubrimos pronto lo que quería- respondió altivo Keiichi, el que preguntaba lo miró con una sonrisa de lado recorriéndolo rápidamente, Keiichi lo miró mal dispuesto a decir algo.¡¿cómo se atrevia a escanearlo?!.


 


-debemos suponer que tú eres Bishamon ¿no?- se adelantó Hiroki al observar la recién “manía” del extraño por observarlos “detenidamente”. Enseguida sintió los escudriñadores ojos pasearse por su cuerpo también.


 


-su reencarnación realmente, ya lo había dicho…tontito- dijo con una ladeada sonrisa mientras extendió una rápida y suave caricia a la barbilla del oji-avellana, provocando que el aludido se deshiciera prontamente del roce frunciendo el ceño. Masamune lo miraba ya nada contento. Y viendo que lo haría enojar muy pronto siguió hablando con su sonrisa- honestamente prefiero que me llamen por mi nombre. Un placer…- exclamó con coquetería y una reverencia – soy Ijuuin Kyo, reencarnación de Bishamon, el dios de la guerra, y si soy un usuario de la magia- aclaró mirando a Misaki esta vez, el oji-verde, que había observado todo con atención decidió no “despegarse” de Masamune quien miraba mal al recién presentado. No era ningún tonto…ese tal Kyo miraba con lujuria a los donceles. Sabía que el dios se caracterizaba por su fuerte temperamento y su…lujuria, pero no pensaba que fuera tan…palpable- ven acá…Misaki-  llamó el pelinegro al oji-verde quien tembló en su lugar. Muy a su pesar le hizo caso, y caminó lentamente hacia él, sintiendo como esos ojos claros lo recorrían con ahínco.


 


-Misaki…-le advirtió Hiroki en voz muy bajita, el menor solo asintió. Se detuvo justo enfrente del extraño por fin tomando valor lo miró a los ojos. Kyo le sonrió extrañamente mientras posaba una de sus manos en la pálida mejilla de Misaki.


 


-Sé para qué están aquí- comenzó Ijuuin- y no estoy en su contra- tranquilizó de inmediato al resto de los chicos que estaban expectantes a lo que haría ese “pervertido” con Misaki -…pero sabrán ustedes que soy un alma libre…ni siquiera el mismo Mason logró “convencerme” de acudir a las estúpidas reuniones- exclamó con una sonrisa. El silencio que se extendió fue grande.


 


-al punto- pidió enfadado ya Masamune. Kyo rio largamente.


 


-jajajaja…no te apures demasiado alteza- se burló el mago – mejor ocúpate de acceder a mi petición- exclamó serio-…quiero algo a cambio-


 


-¿Qué quieres?- preguntó de inmediato Masamune, los otros donceles habían optado por escuchar la discusión y observar de lejos.


 


-quiero a su libertador- exigió de inmediato mientras hacía aparecer un bello cetro en color rojo escarlata, todos se sorprendieron al observar como volteaba con rapidez a Misaki y lo sujetaba de su cintura, haciendo que el sonrojado y asustado oji-verde gimiera por la impresión.


 


-¡¿a caso eres idiota?! ¡suéltalo!- exclamó primero Keiichi…enseguida detuvo su caminata hacia al mago al verse señalado con el rojo cetro y el rostro furioso de Ijuuin.


 


-les prometo vencer yo mismo a Aikawa y así dar fin a la maldición que aqueja al príncipe de Usami- exclamó con una sonrisa mientras le daba un lengüetazo a la mejilla del menor. Hiroki frunció el ceño inconforme al igual que el resto.


 


-¡sabes que bien que no es posible!¡las maldiciones perduran aun después de muerto su inventor!- exclamó Masamune.


 


-me temo que si no es lo que pido, no les daré lo que vinieron a buscar con tanto anhelo- exclamó Ijuuin desinteresado, mientras soltaba un poco a Misaki, quien no era capaz de moverse. Masamune se enfureció ante la respuesta- juummm...que aburrido…después de todo Asuka se equivocó con todos ustedes, no estaban listos, todos son unos estúpidos que no saben protegerse ni a ustedes mismos, no se preocupen pueden irse yo le diré personalmente como fallaron de manera tan medioc…-


 


-¡cállate!-


 


Las cosas ocurrieron tan rápido, que el mismo Ijuuin se preguntaba  por lo ocurrido mientras miraba con asombro a quien estaba frente a él, mientras su mano viajó  a su propia mejilla lastimada, justo en la comisura de su labio. Observó los furiosos ojos avellana  y el cabello castaño del muchachito quizás más temperamental del grupo. Sonrió con gracia al ver que seguía aun su mano “empuñada”; pudo haber esperado de él desde un empujón hasta una bofetada…sin embargó su lengua saboreó  por su labio inferior un hilito de sangre del recién golpe. Un certero puñetazo, ¡hace tanto que no conocía a alguien que se atreviera a enfrentarlo!


 


-Hiroki…-murmuró con seriedad al que le había golpeada de tal manera. De alguna forma Hiroki se las había apañado para quitar de su lado a Misaki , que en ese instante era protegido por Keiichi.


 


-me importa una mierda lo que digas de mi…-exclamó suavecito Hiroki- …¡pero no te atrevas a cuestionar las acciones de tía Asuka!- le gritó encarándolo sin miedo. Ijuuin admiró con gran reconocimiento el valor del muchacho, aun mas cuando quiso sujetarlo del brazo y el oji-avellana se deshizo de su agarre al instante.


 


-eres valiente Hiroki…- admitió Ijuuin, Hiroki no se descompuso ante el alago, el resto de los chicos esperaban el siguiente paso del mago…un silencio muy grande se extendió- haz saldado mi petición- admitió con media sonrisa Ijuuin. Hiroki levantó una ceja en forma de duda.


 


-solo obedece a un digno portador- informó el mago mientras daba un paso atrás, Hiroki también retrocedió, pero hacia donde estaban sus amigos -con ella podrás enfrentarte a cualquier usuario de la magia, es la mejor arma y el más resistente escudo- su sonrisa se extendió – creo que sabrás utilizarla bien- pronto lanzó su cetro carmín hacía Hiroki, que asombrado lo atrapó entre sus manos- cuídala…y no te preocupes por devolverla…cuando haya acabado su trabajo, regresará a  mí-


 


-…-Hiroki permanecía aun impresionado, solo vio como el cetro emitió un gran resplandor y se convirtió en ¡una espada! una hermosa espada de mango rojo brillante-g-gracias…-alcanzó a susurrar, pero cuando quiso ver a Kyo…ya había desaparecido.


 


-suerte…-se escuchó solamente una voz que llevaba y traía el viento en la montaña. Todos ahí estaban impresionados… ¡¿qué rayos acababa de pasar?!


 


****************************************************


 


Era una enorme habitación. Digna del más rico rey que hubiera visto la humanidad. Sin embargo, esta no pertenecía a un simple humano. La habitación estaba dividida en 3 partes: la primera era la recamara principal, con la cama y los muebles más divinos y finos que pudieran imaginarse; la segunda era un enorme y provechoso baño; la tercera era la sala o el recibidor de la habitación el cual contaba con una enorme alfombra, una mesita ratona y un sinfín de almohadones y colchas de la más alta calidad, sobre este “manto aterciopelado”, se encontraba el dueño de esa recamara. Más específicamente el dueño de esa mansión. Permanecía cómodamente sentado mientras se recargaba en uno de sus brazos, con la otra mano sostenía un quisquilloso puro…por lo que la cerrada habitación estaba llena de humo ya. El “chico”, de cabellos negros en sus totalidad y largos a los hombros y especialmente el flequillo permanecía tranquilo y con los ojos cerrados, hasta que escuchó golpear el sonido de la puerta.


 


-pasa- admitió antes de dar una profunda calada al puro.


 


-Amo…disculpe las molestias, pero…ya tengo todo lo que ha solicitado-escuchó la tenue y cohibida voz, sonrió con prepotencia sin abrir los ojos. Era su…lindo…muñeco.


 


-te escucho- autorizó.


 


-la ruta fijada por Aikawa ya la tenemos, al igual que los integrantes del “equipo” salvador de Usami y también sobre los magos y demás seres mágicos participantes en la guerra-exclamó el sirviente.


 


-me alegro- exclamó sin mucho ánimo realmente. Un silencio se formó en la habitación, hasta que el amo volvió a  hablar-…y hasta ahora…¿Quién lleva la ventaja?- preguntó con media sonrisa.


 


-tanto por calidad y fuerza de magia como por cantidad, señor- comenzó el muchacho- …los magos podrían vencer con mucha facilidad a los brujos-


 


La estruendosa risa del pelinegro se escuchó por la habitación, poniendo la piel de gallina al que estaba allí, y generalmente a todos lo  que lo escucharon.


 


-era algo de esperarse, pero no olvides…Tsumori-kun , que los brujos son tramposos- rio con malicia. El muchacho de ojos mieles lo miró asustado...y solo asintió. Realmente estar frente a su “amo” le causaba un pavor incomparable, aunque no por eso era…desagradable. Solo se limitó a esperar que el chiquillo, de aparentemente 17 años le dejara ir…o…


 


-Tsumori-kun- lo llamó el líder, el aludido solo observó cómo su amo al fin abría sus “hermosos” ojos color aquamarina. Si su caprichoso, poderoso y (aunque no bueno para el) atractivo amo…era el líder de los usuarios de  la magia.


 


-Mason-sama, amo- respondió bajando la cabeza, indicando que escuchaba lo que decía el azabache.


 


-¿acaso es un nuevo uniforme el que vistes el día de hoy?- preguntó curioso, pero con su típica sonrisa ladeada, cosa que Tsumori no pasó por alto, pues sabía que Mason no preguntaba  nada sin sacarle “provecho” a la situación. 


 


-así es, amo- respondió suavecito el muchacho, y pudo escuchar el leve “ummm” del pelinegro.


 


-no me gusta- dijo fuerte y claro para que le pudiera escuchar el rubio, quien emitió un pequeño sonido que se quedó en su garganta…quizás sabiendo lo que su amo “quería”- quítatelo-


 


-…si amo- fue lo único que respondió, aun con la cabeza gacha y un fuerte sonrojo invadiendo su rostro empezó a desvestirse, empezando por el chaleco, las botas, las medias, el camisón típico de un practicante de magia, la holgada camisa, quedando solo en ropa interior. Escuchó la pequeña risa de su amo…sabía que lo estaba humillando, sabía que se burlaba de su debilidad, pero no podía odiarlo, no al menos desde la primer vez que lo hizo. Cerró sus ojos con fuerza tratando de que las lágrimas no salieran por ahí.


 


-aun no has terminado…-exclamó Mason sonriendo al muchachito, quien se tragó el orgullo y solo un poco de su vergüenza y terminó de desvestirse quedando totalmente desnudo. A total merced de su amo. Si Tsumori hubiera tenido sus ojos abiertos hubiera visto claramente como el pelinegro pasaba por su labio inferior la punta de su lengua, como saboreando algo…


 


-ven aquí…-le llamó el menor, Tsimori atendió la orden y cumpliendo solo un día más de la rutina que sabía que “adoraba” su jefe y que agradecía mucho se cumpliese al pie de la letra “cada día”, se arrodillo a la altura del amo y se sentó sobre sus piernas-…que obediente es mi… hermoso aprendiz…-escuchó el oji-miel que susurraba el pelinegro en su oído, mordiendo su sensible oreja en el proceso.


 


-mmnn- gimió casi imperceptiblemente, lo que logró sacar una sonrisa socarrona al amo. Quien inmediatamente apretó mas ese cuerpo contra el suyo, acariciando sin pudor el trasero del que era mayor para el por casi 7 años. Besó por un buen tiempo  el cuello blanco del muchacho, mordiendo y succionándolo, e incluso lastimándolo. Tsumori gimió con fuerza cuando sintió de repente un fuerte tirón de cabello hacia atrás, una lágrima escapó de sus ojos, a su acompañante no le importó demasiado. Sino que aun con los cabellos rubios entres sus dedos guió a la rosada boca de su aprendiz a su estomago, que ya había sido descubierta por el mismo.


 


-¿acaso quieres una invitación?- preguntó con un tono serio el más joven, el sirviente negó fervientemente la cabeza aun con sus ojos llorosos y  lentamente sacó su lengua de la boca y comenzó a recorrer  el estómago de su amo, chupando y dejando suave besos…hasta que chocó con el elástico de los pantalones de su amo, no fue necesario ni siquiera regresar a verlo, se deshizo del nudo con sus manos temblorosas, tomó “su premió” entre sus manos y se lo llevó de inmediato a la boca…


 


No, no era la primera vez que lo hacía…era algo que ambos disfrutaban…muy a su retorcida manera cada quien…pero lo hacían. Mason se permitió dibujar una bella expresión de placer, mordiendo suvemente sus delgados labios…Tsumori seguía  con su trabajo, subiendo y bajando…subiendo  bajando…¿algún día sería libre de su amo?...No, no creía. No, no quería.


.


.


.


Continuará…

Notas finales:

Hola otra vez.

Espero les haya gustado.Si todo va bien les subiré otro mas al ratito...

reviews?

Nos leemos pronto.

Que tengan un lindo día-tarde

Misagi * *


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