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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola, sip, ya lo sé es muy tarde :3, pero he estado un poco ocupada, les dejo quí el otro cap, del trato de la actu doble, espero que les guste.

Ya empiezan a formar lazos las nuevas parejitas xD...y ¡Aparece otro peronaje!, ¿quién será? :p...

Nos leemos pronto¡¡

Capítulo 14: "Encuentro con el ladrón  del bosque del Recuerdo"


 


 


Los colores anaranjados, rojos y amarillos adornaban el cielo en ese momento, dando entender que el atardecer estaba en su auge, y que pronto la oscuridad aparecería. Los pasillos del enorme palacio se escuchaban silenciosos, pues supuestamente no había mucha gente “en casa”. Para mala suerte de un monarca en banca rota, no estaba tan solo como pensaba. Dentro de su , por demás, ostentoso estudio se encontraba Sousuke acompañado de un invitado, que al parecer trataba asuntos importantes, o es eso lo que le informó una de las mucamas a Yura, que acaba de entrar al pasillo principal del segundo piso del castillo.


 


Con el ceño fruncido, el príncipe oji-gris, heredero al trono de Sumi, y con pasos largos y firmes se dirigió hacia el estudio de su “padrastro”. No, Yura no era idiota, el bien sabía que algo estaba pasando. Y hace un tiempo que  había notado a Sousuke algo más distante y preocupado… ¿tal vez nervioso?...algo estaba haciendo ese bastardo que probablemente repercutiría en toda la familia, y ¡por sus progenitores! Que mientras estuviera en sus manos el descubriría que era. El muy estúpido pensaba aprovechar la “oportunidad” que tenía , pues sabía que él (Yura) había salido a visitar a Yuki, su prometido y que también Kaede estaba fuera en un reino vecino visitando a alguna tía lejana, por lo que había llevado consigo al pequeño Kioshi. Y apurándose en su encomienda se propuso llegar más temprano a casa.


 


Yura llegó al fin a la sala y deteniéndose solo por un segundo antes de abrir la puerta, su mano paró la acción al instante al escuchar la conversación de dentro.


 


-entonces… ¿quieres que haga el presupuesto de cada propiedad por separado?- escuchó una voz gruesa que no conocía. Yura frunció el ceño tratando de escuchar más.


 


-así es, sabes que ese es mi propósito, necesito que lo hagas lo más antes posible …para ver que me invento para convencer a Kaede de que invertimos en otra cosa y cobrar el dinero a tiempo para poder irme en paz- escuchó ahora la inconfundible voz de Sousuke, ardió en ira. Estaba a punto de entrar pero se controló y siguió escuchando.


 


-Los papeles que necesitamos, están todos aquí ya. Y en poco tiempo, tendrás estas propiedades a tu nombre. ¿Dices que quieres hacer esto antes de la boda de Yura, ¿no es verdad?-


 


-por supuesto, Cuando se case Yura con el doncel millonario ¡mis planes estarán arruinados!...porque todas las propiedades pasarían a su nombre…aunque eso no me preocupa demasiado ahorita…porque seguro que el estúpido de Yura esperará para casarse hasta que su lindo hermanito keiichi regresé- dijo en tono burlón- ojalá  nunca regresé el maldito bastardo- exclamó con desdén. Yura frunció el ceño pronunciadamente, estar furioso era poco, ¡ese malnacido quería provecharse de ellos!...¡se estaba aprovechando desde el principio!, ¡quería hacer algo!, ¡¡debía!! ¡¡Pero no tenía las pruebas!!...¡DEMONIOS!


 


-oye….y ¿qué pasará con Kioshi?...él es tu hijo de sangre…¿no te importa que Sumi quede en ruinas y también se vea afectado?...podrías llevarlo contigo, después de todo…es solo un niño- hablaba el otro hombre.


 


-un estorbo, querrás decir. Nunca me importó ese crío…solo era para asegurar mi puesto aquí…no me importa en lo absoluto lo que le pueda pasar…y definitivamente no lo llevaré conmigo- exclamó Sousuke sin siquiera pensarlo. Yura furioso se mordió la lengua para no gritar un improperio y ser descubierto…más si pateó con fuerza una estatua que adornaba una esquina del pasillo; por el ruido que hizo los hombres dentro de la habitación empezaron a moverse, Yura con agilidad logró meterse a la habitación de al lado justo antes de que Sousuke saliera del estudio acompañando del otro sujeto. Los escuchó despedirse, ignorando que él los había escuchado y lleno de información y con la idea de sacar de una vez por todas al bastardo de Sousuke de su reino, empezó a  idear un plan.


 


-¿Keiichi…qué harías tú?...- se preguntó el príncipe con un gesto preocupado, mientras esperaba que se desocupara por completo el pasillo para poder salir.


 


**************************************************************


 


La luna había aparecido hace un tiempo, ya. Y ninguno de los dos se había movido de su lugar. Miyagi entró a la cueva y  se sentó, recargándose en una de las rocosas paredes, se cruzó de brazos para intentar mitigar el frío que sentía su cuerpo y fijó sus ojos en el hermoso doncel rubio, que seguía en plena noche fría sentado arriba de la gran roca fuera de la cueva. Estaba haciendo lo que el oji-gris le había dicho…darle tiempo, trataba de entender todo lo que sentía el menor…y cada vas se deprimía más su corazón… ¿Qué pecado había cometido el rubio para sufrir tanto? Desde su lugar podía ver a la perfección  al chiquillo, aunque fuera solo de espaldas…si bien, su cuerpo estaba, se podría decir, intacto…le ponía realmente mal  ver el grillete aprisionando su tobillo, reteniéndolo de tantas cosas, de ¡tantas necesidades, de tantas libertades que necesitaba un niño! Se imaginó la etapa de depresión del menor, la tristeza, el hambre y la soledad que vivió tan si quiera los primeros días de su prisión, ¿y el resto? ¡De seguro peor!, ver perder las esperanzas de lo que seguramente a sus ojos sería “la mejor vida” de echarse en cara, de culparse por todo lo que ocurría a su alrededor, la etapa del arrepentimiento, ¡¿y qué de su adolescencia?! No tuvo a nadie que respondiera a sus preguntas…que consolara sus tristezas o que compartiera sus alegrías .Toda su vida había estado solo…y por si fuera poco…convertido en un monstruo…


 


Miyagi bufó una vez más desesperado…cada empezaba a pensar más que su supuesta prueba no era “enfrentar al dragón” sino a ayudarlo. Sus ojos color carbón observaron otra vez al rubio…fijándose nuevamente en las líneas del tatuaje de su espalda…las perfectas alas de un dragón…Sonrió, era un hermoso dragón .Cerro los ojos tratando de buscar en sus sueños una solución al problema…


 


Podía sentir una pequeña brisa cálida acariciar su rostro, casi como un suspiró. Escuchó después el cantar de las avecillas y después una suave caricia en su cabello…esperen… ¡¿caricia? Miyagi abrió sus ojos rápidamente alarmado y moviéndose tan rápido que  chocó con “algo”…


 


-¡auch!...eso sí que dolió- escuchó la suave voz del doncel quejarse con un pucherito en sus labios mientras se sobaba con una mano su  frente. Hasta entonces Miyagi se dio cuenta que había chocado con la frente del rubio llevando su mano a su cabeza también se empezó a sobar con una pequeña mueca.


 


-lo siento…- se disculpó el mayor aun atontado…sin estar seguro si realmente había sido su culpa…¿Qué hacía el doncel tan cerca de él?, sonrió de medio lado al menor que se había quedado frente a él sentado entre sus piernas solo mirándole -¿ qué hacías tan cerca de mí?, eh


 


-umm…solo te observaba…- contestó con una linda sonrisa, y sus mejillas rojitas, mientras se acercaba al mayor dejando sus manos recargadas en el piso y su rostro frente al otro- ya me empezaba a preocupar…ya es más de medio día…¿no se supone que normalmente se duerme hasta que sale el sol?- preguntó inocentemente. Miyagi lo miró sin ponerle realmente mucha atención a lo que decía…se había perdido en los ojos grises que se habían acercado otra vez mucho a su cara…”¿normalmente?”... recordó las palabras…”entonces no durmió”- sacó sus conclusiones Miyagi.


 


-esto…no te preocupe estoy bien- exclamó el mayor, tomando de los hombros algo nervioso al rubio para alejarlo de él un poco, y poniéndose de pie dándole la espalda al menor- solo no he dormido bien anoche- exclamó alejándose un poco más del niño…”¡me quedé pensando en ti”…exclamó su subconsciente espantándose de si mismo.


 


-uuh…que pena- exclamaba el menor, levantándose del suelo y siguiendo la mayor, sin darse cuenta de las sensaciones que causaba al pelinegro- pues entonces sigue durmiendo…no hay problema- dijo con una gran sonrisa.


 


-aah…no, seguro que no podré hacerlo, esperaré hasta la noche- aseguró el mayor. El menor no le dio la  mayor importancia, pero después de eso ya no hablaron todo el día. Shinobu se había quedado pensando toda la noche, en que posibilidades había de que “Miyagi” fuera su salvador. YY llegó a dos conclusiones…una: que lo fuera y que de alguna manera lo “conquistara” y así terminar su bella historia de “príncipes y princesas”…o la segunda:  que todo lo que había sucedido no tenía nada que ver con él…que no molestara al mayor y que solo se ocupara de su cosas…el amor no era para el…y todo el mundo se  había encargado de decírselo de todas las maneras que pudo, no puedes obligar a “amar” a alguien. Para la mala suerte, quizás de ambos, Shinobu había decidido por la segunda…no quería rogarle amor a alguien…ni arruinar la vida de ese bello caballero. Él estaba destinado a sufrir su maldición y punto.


 


 Todo el día pasó sin la mayor novedad, la tarde al fin llegó y  con  ella la hora en que normalmente salía a sentarse sobre la gran roca, Miyagi observó al menor de nuevo tratando de acomodarse sobre la piedra, lo vio también bufar un poco y luego  bajar para su sorpresa el chiquillo se dirigió hasta donde estaba el y en un movimiento despreocupado se dejó caer frente a él, sentándose.


 


-bien, estoy listo…ahora si puedo seguir contándote- exclamó el rubio con una pequeña sonrisa. Miyagi lo miró sorprendido, asintió y se dedicó a escuchar al menor.


 


-…bueno, como ya sabes, he estado desde los 10 años aquí…ahora tengo 17-  empezó con su historia mientras se acomodaba mejor y bajaba la cabeza un poco- desde ese tiempo solo he visto  dos veces más a un humano. Una vez fue cuando un ejército intentó cruzar por este sendero, yo tenía ya 12 años…como era obvio…yo no tenía permitido dejar pasar a nadie…bueno…sabrás lo que pasó- exclamó con una triste mueca. Miyagi no dijo nada…pero si compartió la pena del menor- la otra vez, fue, bueno- Shinobu empezó a  tartamudear un poco mientras se sonrojaba, Miyagi intuyó que era algo vergonzoso  para el rubio, por lo que no pudo evitar sonreír un poco, al menos tenía esa reacción-yo ya tenía 14 años entonces,  un viajero intentaba cruzar el camino, yo no debía permitirlo, como te dije,  en mi forma de “dragón” intenté  ahuyentarlo, pero el hombre no lo hizo sino que se quedó inconsciente…ese día fue la primera vez que pude desafiar la maldición de Aikawa- exclamó el rubio.


 


-¿cómo desafiar?... ¿cuál es  exactamente la maldición?- preguntó Miyagi atraído por la historia.


 


-a eso iba- retomó la historia le rubio- supuestamente yo no “puedo” convertirme en humano- dijo con una sonrisita casi traviesa señalándose así mismo su cuerpo “perfectamente humano”- el punto fue que ese día intenté revertir con mi magia casi nula el hechizo de  Aikawa…para ayudar a ese pobre hombre… ¡pensé que lo había matado de un susto!- exclamaba  preocupado- entonces sucedió…y pude verme como humano después de 4 años siendo un monstruo…sin embargo…la cadena nunca desapareció- dijo con tristeza mirando la cadena que aun ataba su tobillo. Miyagi imitó su mueca de tristeza- bueno…ayudé al hombre como pude…pero cuando despertó…en lugar de agradecerme…¡se lanzó hacia mí!...¡¿puedes creerlo?!- exclamó sonrojado y exaltado mirando avergonzado a Miyagi…quien mentalmente respondía un rotundo ¡sí! a la pregunta retórica del menor.


 


-¿y qué pasó?- preguntó algo alarmado el pelinegro…¡¿le hizo algo!?  Se preguntó en su mente furioso. Observó al menor levantar sus  hombros.


 


-no tenía sentido…haberme convertido por nada- dijo con un puchero- no pude sostener el hechizo…y revirtió mi contra hechizo regresando a  ser un dragón…y no me mal interpretes…pero sí que fue en una situación conveniente- exclamó jugando con sus dedos. Miyagi suspiró  se relajó al escuchar la respuesta.


 


-desde luego- lo apoyó Miyagi- …¿y la maldición?...no me has dicho de que trata realmente?....¿me dirás?. Preguntó. Shinobu tembló un poco. Miyagi lo notó…esperando la respuesta del menor.


 


-te contaré una parte- consintió Shinobu. Miyagi lo miró fijamente asintiendo, pero el menor le había huido a su mirada, bajándola completamente- esa mujer está loca…y tiene un serio trauma con el amor- empezó tratando de sonar como una mala broma- ¿sabes su historia?- preguntó. Miyagi al fin pudo ver los ojos tristes del rubio, estaban llenos de lágrimas, pero la sonrisa seguía ahí.  El azabache solo negó a  la pregunta del menor, mirándolo con sorpresa- ummm…otro día te la puedo contar…por ahora solo te diré que ella mató a su  aprendiz por tratar de robarle al amor de su vida…un príncipe…al cual castigó su traición convirtiendo en dragón por el restos sus días y obligándolo a destruir su propio reino- explicó el menor. Miyagi quedó sorprendido por la historia pero siguió escuchando- bueno, Aikawa…normalmente sentencia en sus maldiciones solo con soluciones…de amor- dijo él avergonzado – pues, según ella, este sentimiento no existe…por lo que da por hecho que nunca se desharán sus embrujos…- El azabache  abrió los ojos sorprendido…amor…-…mi maldición no es tan diferente -Continuó Shinobu después de un suspiro, por fin poniéndose de pie y dándole la espalda al mayor, que se levantó rápido al darse cuenta que el menor había empezado a sollozar -…amm…pero…yo…hace tanto que no busco romper esta maldición, esto…ya no me importa- finalizó…-porque…suéltame….-pidió Shinobu al sentir como el mayor lo había abrazado por la espalda.


 


-tranquilo…- le susurró el azabache al oído. Shinobu, respiró un poco, más mientras por primera vez en su vida, sintió un calor tan embriagante recorrer su cuerpo…que sintió que todo lo que pasaba no tenía importancia y que todo estaba bien…


 


-suéltame…no tiene nada que ver contigo…yo solo te ayudaré a que te encuentres con tus amigos de Usami…- dijo con su última gota de terquedad. Miyagi ya no dijo nada, solo esperó a que el hermoso doncel en sus brazos dejara de moverse. Regresó a ver hacia un lado…la noche ya había caído, se sentó en el suelo, recargando su espalda contra uno de los muros de la cueva, y sin soltar al menor lo obligó a sentarse entre sus piernas, recostando la espalda del rubio en su pecho.


 


-¿ya estás mejor?- preguntó casi en un susurró, que Shinobu sintió como el cielo- duerme un poco, no te preocupes por nada- pidió Miyagi, mientras el pequeño seguía temblando en su brazos fuertes.


 


-no puedo-  hizo un puchero el menor- no he dormido desde que he llegado a este lugar…-declaró deprimido. El pelinegro gastó su última gota de cordura en los ojos grises llorosos, considerando que sentía todo lo que el menor dolía.


 


-entonces cierra los ojos, yo estaré aquí cuando amanezca…- dijo regalándole un beso en la cabeza rubia. Shinobu solo fue consciente de las ultimas lagrimas que recorrían sus ojos…después el recién descubierto calor recorrió su cuerpo…todo estaría bien…


 


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-nos  veremos pronto-  escuchó la voz de Masamune y observó de reojo como los 3 iban alejándose. Fijó su mirada al frente, observando como Nowaki había extendido una de sus manos hacia él. Quería que lo acompañara, seguro… Hiroki suspiró nervioso… ¿quería que entrara el agua? ¡Se ahogaría!


 


-podrás respirar en al agua…confía en mí- explicó Nowaki con una sonrisa al ver, seguramente, su  cara de confusión. Hiroki al fin emitió un gran suspiro, o más bien una bocanada de aire, tomó la mano que le ofrecía el mayor y entró al agua.


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Hiroki sintió como su cuerpo perdía peso al mismo tiempo que la tibia agua inundar todas las partes de su cuerpo, entonces abrió los ojos, encontrándose con los ojos azules de Nowaki y una sonrisa en su rostro, su cabello azabache revuelto y moviéndose en el agua. Suspiró y enseguida llevó  sus manos a su boca…


 


-hum…¿cómo?- preguntó  sorprendido…¡podía hablar en al agua, era tan irreal!, escuchó una pequeña risita proveniente del príncipe.


 


-te dije que podrías respirar aquí…todo está bien- exclamó Nowaki. Hiroki frunció un poco el ceño y destapó su boca, dándose cuenta que efectivamente podía respirar ahora bajo el agua – ven, no hay tiempo que perder,  te contaré algunas cosas mientras te muestro mi reino, ¡¿te parece Hiro-san?!- le preguntó con una sonrisa, mientras apretaba mas el agarre de su mano, Hiroki apenas se acababa de enterar que aún no lo había soltado.


 


-ok…-aceptó aun sin creerse mucho lo que pasaba


 


-pero antes…haré  un pequeño cambio en ti, así me podrás seguir el ritmo…-exclamó guiñándole un ojo, Hiroki  se sonrojó y levantó una ceja confuso…¡¿un cambio?!


 


-¿a qué te refie…?- no terminó de hablar, cuando observó cómo su cuerpo empezaba a brillar. Su mirada avellana  observó como Nowaki tenía extendida su mano hacía él…Hiroki sintió un extraño calor envolviendo su piernas…su ropa empezaba a desvanecerse y finalmente no sintió las piernas. Hiroki no se asustó ni tan poco se puso nervioso…no era de ese tipo de personas…más bien estaba curioso y ocupado en percibir todo lo que sentía, con sorpresa pudo darse cuenta el cambio que sufría, sus piernas ahora parecían estar unidas¡ Nowaki le había hecho una aleta! ¡Lo había convertido en un tritón como él! con curiosidad  intentó mover su nueva parte de su cuerpo deleitándose con los colores  dorados, amarillos y cafés que esta tenía.


 


-es tan…extraño- mencionaba el castaño con una rara mueca, sin embargo no había terminado todo, Hiroki  percibió que también su camisa se estaba desvaneciendo y con un sonrojó regresó a ver inquisidor a Nowaki , mientras intentaba cubrirse su pecho, ganándose una sonrisa de Nowaki. Muy  pronto otra prenda muy diferente a la que tenía empezó a cubrir su torso. Hiroki se permitió observar y sentir como  unas suaves telas envolvían su pecho hasta formar algo parecido a un chaleco  de colores diversos ceñido a su cuerpo,  que apenas cubrían su pecho y parte  de su estómago.


 


-te vez muy bien, ¿te gusta?- preguntó Nowaki al castaño.


 


-es... asombroso- contestó aun sorprendido admirándose, sin reparar mucho en el cumplido.


 


-me alegra que te haya gustado…ahora si… ¿continuamos?- exclamó extendiéndole un mano. Hiroki asintió y le dio la mano al menor quien tiró de allí arrastrándolo hasta lo más profundo del agua. Nadaron en silencio hacia abajo, sumergiéndose cada vez más…sintiendo extrañamente el agua más tibia en el fondo. Hiroki trataba de no perderse de nada en el “recorrido” y emocionado trataba de no parpadear demasiado…bastaron unos cuantos segundos más para  que pudieran divisar algo. Los ojos avellana se abrieron con deleite al observar como  llegaban al fondo y unos largos postes turquesas parecidos a faroles alumbraban todo el lugar, las plantas  acuáticas se movían suavemente con las ondas del agua…y los peces nadaban en cardúmenes tranquilos acariciando las algas de colores. Muy pronto se empezaron a divisar pequeñas construcciones que parecían hechos de corales y otras herramientas marinas…Hiroki se pudo dar cuenta que eran ¡casitas! Las estructuras eran diversas y muy coloridas, aunque abundaban mucho los colores celestes, plateados y transparentes…


 


Nowaki, que conocía muy bien el lugar, lo arrastró  cruzando varios camino. Hiroki seguía con la boca abierta ¡eso realmente era un ciudad! ¡Una ciudad bajo el agua! …hasta entonces les vio. El castaño observó claramente sorprendido…como “los habitantes del lugar” algo tímidos y con extrañas sonrisas se acercaban a ellos, salían de su casitas y curiosos lo escudriñaban con la mirada, algunos reverenciaban levemente…suponía a Nowaki, que era el príncipe del lugar…¡eran sirenas  y tritones!. Hiroki se permitió curiosear un poco más en ellos: las mujeres, es decir, la sirenas, tenían su típica cola o aleta…solo que era un poco más delgada que la de los tritones…y algunas estaban adornadas con conchitas o perlas, su torso estaba cubierto con cintas que cubrían sus pechos o bien todo su torso. Los tritones solo portaban su fuerte aleta y tenían su pecho totalmente descubierto. Hiroki miró con asombro también una tercera “clase” de “tritones”…estos eran “varones” en definitivo, pero con facciones más delicadas y líneas más suaves…su aleta no era tan delgada como el de las sirenas, pero tampoco tan grande ni fuerte como la de los tritones…y en vez de lucir su pecho desnudo…finas cintas formaban una especie de saquito que cubría su pecho. Hiroki se miró a sí mismo, era como el suyo. Volteó a ver a Nowaki quien contestó a su pregunta muda.


 


-son tritones donceles…- explicó con una sonrisa Nowaki. Hiroki se asombró por eso…hooo…era por eso de su vestuario- Hiro-san…bienvenido a mi reino…o lo que queda de el- dijo con una sonrisa melancólica- esto es Ayami- exclamó mirando los ojos maravillados del castaño.


 


-es hermoso…- exclamó el oji-avellano admirando la “reluciente” ciudad llena de tantas luces y colores…-”si lo contará los chicos realmente no lo creerían”- pensó el oji-verde. Nowaki sonrió entusiasmado al observar la sonrisa  y la mirada perdida y fascinada del avellana…era una linda sonrisa…


 


-me alegra que te guste…- sonrió el oji-azul- Ayami fue fundada hace algunas siglos ya- empezó Nowaki, Hiroki intuyó que la historia iba a comenzar y trató de poner atención, mientras el menor hablaba y seguían nadando algo más lento- mis padres fueron los décimos monarcas en encargarse del Ayami,  En el  séptimo año que llevaban gobernando fue cuando  Aikawa llegó  aquí y jurando que no interferiríamos en sus  “planes” nos lanzó la maldición que te conté- explicó el azabache.


 


-¿sus planes?...no entiendo con qué propósito lanzar una maldición tan grande contra ustedes…¿Qué ganaba ella?- preguntó Hiroki interesado.


 


-bueno…tú debes saber que esa mujer está loca- exclamó Nowaki con media sonrisa mientras soltaba un suspiro antes de  continuar- somos unos de los seres más poderosos usuarios de la magia blanca…la batalla entre  magia oscura y magia blanca nunca acabó pare ella, era más “sencillo” sacarnos del juego y tenernos como fieles sirvientes ,y sabiendo nuestra debilidad ser “mitad peces mitad hombres”, no le importó gastar hasta su última reserva de magia para encerrarnos bajo el agua- explicó Nowaki- y cuando lo consiguió, por si fuera poco , la consideraron , entre todo los hechiceros oscuros , la más poderosa-dijo con enojo- ella nunca escatima en magia cuando se trata de sus maldiciones, por eso tiene más magos que “trabajan para ella”, por eso que aunque estuviese a punto de morir por falta de magia basta solo con dejar de usarla por algunos meses y después sigue con la tortura ajena y sus desplantes de crueldad…los antepasados  cuentan que el mismo Mason, tuvo problemas para  hacerla acudir a los “llamados”- comentó con un deje de sorpresa.


 


-¿Mason?- preguntó extrañado Hiroki, pues a pesar de estudiar en libros mucho sobre magia, los llamados, y los grandes usuarios de la magia blanca y negra nunca había escuchado ese nombre.


 


-Mason es el actual líder de los usuarios de la magia…y es el que se encarga de “obligar” a acudir a los llamados a todos los seres mágicos que habitan en el planeta, cada cierto tiempo todos tenemos que acudir. Mi pueblo  hace algunos años que dejó de ir debido al hechizo de Aikawa, pero “todos” tienen como obligación estar allí. Los únicos que no se presentan son los que están con alguna maldición, los magos jóvenes o aprendices y hasta donde yo sé…Kyo Ijuuin…la reencarnación del dios  de la guerra, Bishamon, debido al pacto que se tuvo con el dios hace muchos siglos-explicó con una mano en su barbilla Nowaki, Hiroki asintió tratando de retener toda la información que hablaba el oji-azul.


 


-Nowaki…yo quisiera preguntarte algo-  exclamó algo dudoso por si era correcto el castaño, el  menor sonrió.


 


-hazlo- aceptó


 


-tu dices que eres el príncipe…y el encargado del lugar…¿no deberías ser el rey?...y …¿tus padres?- preguntó algo curioso. Nowaki sonrió un poco antes de responder.


 


-bueno…formalmente no puedo ser rey hasta que mis padres ya no estén en condiciones de hacerse cargo del reino al mismo tiempo en que yo me haya casado- exclamó mirando fijamente al castaño que desvió la mirada de la profunda azul- mi padre murió hace algunos años y mi madre se sigue haciendo cargo de algunas cosas, por eso yo no puedo tomar posesión de Ayami como rey…pero al ser el único “varón” en mi familia tengo la responsabilidad de tomar los cargos hasta entonces- concluyó.


 


-aaah.. Ya veo…-


 


Nadaron en silencio por algunos minutos más, hasta que el castaño pudo observar  como una gran estructura se levantaba ante sus ojos. Hiroki abrió la boca en tal asombro ¡era el castillo!, bien podría parecer hecho de no más que cristales y perlas…y brillante reluciente adornaba al parecer el centro de Ayami.


 


-vamos- habló el azabache mientras tiraba de su mano para entrar juntos al castillo. El tritón arrastró al castaño pro  varios pasillos y subía unos acristalados escalones hasta pasar por una especie de canal angosto que conducía a… una habitación en forma de cúpula. Hiroki la miró curioso y regresó a ver a Nowaki, pidiendo una respuesta.


 


-esto es todo por hoy Hiro-san, el día ha acabado…y seguramente estarás muy cansado- sonrió gentil- no quisiera que te desacostumbraras a tu forma natural…así que…mejor da un gran respiro- dejó su respuesta inconclusa para mejor actuar. Hiroki se limitó a obedecer y observar como el brillo en su cuerpo volvía a envolverlo, pero esta vez también a Nowaki quien mantenía su mano extendida hacia su cuerpos…asombrado contempló como sus piernas volvían a aparecer y con curiosidad acertó que ¡ Nowaki también se había convertido en humano!.  Con el “aire” aun en sus pulmones apreció también como el agua de la cúpula iba bajando hasta dejarlo completamente sin agua, entonces abrió la boca exhalando una gran cantidad de aire. Cayó algo laxo y sin fuerza en las piernas al piso.


 


-no te preocupes Hiro-san, es la costumbre- sonrió el nuevo Nowaki-humano y abrazándolo por la cintura y la espalda lo ayudó a ponerse de pie.


 


-g-gracias- exclamó el castaño algo sonrojado, pues el menor no lo había soltado aun. Sin soltarlo aun del todo, Nowaki tronó sus dedos de la mano e hizo “amueblar” la habitación.


 


-espero puedas descansar un poco Hiro-san…mañana nos veremos- exclamó el azabache tomando la mano del castaño. Hiroki pensó que besaría su mano, mas soltó un pequeño gemido de sorpresa cuando se vio jalado por el menor y en muy poco tiempo este le había dado un suave y rápido beso en los labios. Con asombro y  sonrojado de nuevo frunció el ceño tapándose su boca escandalizado. Mirando al sonriente azabache que reprimía una risita burlona. Lo último que vio del oji-azul fue como atravesó la pared de la habitación sin ningún esfuerzo y volvía a su forma “normal” para desparecer de ahí.


 


“¡maldito!...me robó un beso… ¡¡OTRA VEZ!!” pensaba abochornado el castaño todavía sonrojado


 


***************************************************************


 


El sol ya se había metido por las montañas, llevaban exactamente medo día caminando desde que dejaron a Hiroki  en Ayami, les costó trabajo a los mayores tratar de tranquilizar a Misaki diciéndole que Hiroki iba  estar bien, pues era fuerte e inteligente y no se dejaría “convencer” de nada ni de nadie, hasta que el pequeño había cedido. Keiichi, que ahora iba hasta adelante en el recorrido, pensaba que Misaki se había encariñado de una manera muy especial con el gruñón de Hiroki y que por eso lo veía como una especie de hermano mayor, sonrió por eso. Ahora los 3 chicos se adentraban a un bosque algo extraño, Masamune se quedó quieto por unos segundos afilando su mirada y alertando sus sentidos dándose cuenta que era demasiado silenciosos, ningún insecto se escuchaba, ningún avecilla, ningún ruido. Y ciertamente esas circunstancias en un bosque desconocido…a mitad de la noche…era algo tenebroso.


 


-Keiichi…estate alerta- recomendó en un susurró Masamune, mientras caminaba más despacio, escuchando solamente el crujir de las hojas secas bajo sus pies.


 


-si- respondió Keiichi en las mismas condiciones,  soportando firme la flecha tensada en su arco. Poco a poco la hierba  se iba haciendo más espesa, los arboles más profundos, el silencio más ensordecedor y el aire les empezó a faltar.


 


-¡¿Qué rayos…?!- iba a decir Keiichi, pero escuchó sonidos de cómo desenvainaban armas…seguidos de muchas risas. Su actuar fue definitivamente rápido, y en escasos segundos  se vieron rodeados de cerca de 30 hombres encapuchados y cubiertos hasta el rostro, todos armados.


 


-¡maldita sea!- refunfuñó Keiichi al verse atrapado por uno de esos hombres, lo tenía fuertemente sujetado con su gordo antebrazo apretándole la garganta y su espalda pegada a la barriga del hombre, mientras con la otra mano había inmovilizado las suyas. Su arco había ido a  parar muy lejos de él.


 


-¡suéltalo!- exigió Masamune mirando las condiciones de Keiichi, él había alcanzado a moverse más rápido, por lo que en ese momento tenía abrazado a su cuerpo a Misaki, protegiéndolo, mientras apuntaba al regordete hombre que sostenía a Keiichi con su espada.


 


-no creo que estés en las condiciones de exigir nada, mi estimado amigo- escucharon una voz, los 3 “de Usami” regresaron a ver al portador de esa voz. Encontrándolo parado arriba de la rama de un árbol con manos a la cintura y una sonrisa burlona mirando hacia abajo a los chicos. Misaki, con sus ojos llenos de pánico analizó al… ¿muchacho?...no parecía tan mayor a él…quizás unos 20 años, era muy alto, de chocolates mechones de cabello castaños claros…casi rubios y unos ojos miel muy expresivos. Misaki se dio cuenta de la sonrisa que lucía…natural y confiada. Vestía  muy parecido a ellos, con la diferencia de que “el sujeto” traía un capucha negra abierta muy parecida a la que traían sus amigos y una espada bellísima, que parecía ser tallada de oro puro –no veo correcto que anden vagando por estos rumbos…más si tienes a dos donceles tan hermosos contigo- hizo saber con cierta coquetería el que parecía ser el líder. Ganándose una mirada furiosa de Keiichi y Masamune y una avergonzada de Misaki.


 


-¡exijo que nos sueltes…¿Qué es lo que quieres?!, ¡¿Quién eres?!- exclamó Masamune mientras observaba y sentía como los “maleantes” empezaban a escudriñar entre sus ropas despojándoles de armas y todo lo que tenía de valor. Takano no había hecho nada, por el bien de los donceles, no quería que los lastimaran, por lo que solo se limitó a mirar furioso al jovencito -¡responde!- gritó.


 


-no me parecías tan tonto como para venir al bosque más peligroso de todo el Norte y no saberlo- exclamó con burla haciendo que Masamune frunciera le ceño muy pronunciadamente- pero en fin…no eres el único. Este bosque es la perdición para quien no sabe el camino correcto…”los termina volviendo locos”- rio de manera extraña y dijo lo último en un susurró, como si se tratara de un secreto, los 3 de Usami lo miraron como si ese ya hubiera perdido el juicio- Estás en el Bosque del Recuerdo. Estos que ves aquí, son mis muy apreciados compañeros- exclamó extendiendo sus brazos y señalando a los hombres- y yo, mi  muy estimado amigo, soy Yukina, mejor conocido como “el ladrón del Bosque del Recuerdo”- dijo con su típica sonrisa y con una pose de chulería bajó de un brinco de la rama del árbol.


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.


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Continuará…

Notas finales:

Buenas noches...días o tardes¡¡ :)

Misagi * *


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