Capítulo 2: “El príncipe Akihiko del reino Usami”
El sol apenas salía por las montañas, era aún muy temprano, aunque la hora no era impedimento para que hubiera gente transitando por el pueblo. Y un lindo chico de cabellos castaños y ojos verdes caminaba a esas horas rumbo: una nueva vida. No es que ya no quisiera la que tenía, sino que no podía seguir dependiendo enteramente de su hermano mayor, ya no más. Y ese día precisamente había elegido para ir a visitar a su hermano al reino Usami, que era donde él trabajaba, a lo mejor y si tenía suerte, podría conseguir trabajo allí-sonrió por la idea-. Este oji-verde se llama Misaki.
-buenos días Misaki-kun- le saludaban en el pueblo, siempre con una sonrisa, el castaño se las devolvía, pero simplemente no podía darlas de corazón, no desde hace 8 años. Quizás era esa la otra razón por la que ya no quería permanecer más tiempo allí, solo. Su madre había muerto a sus 10 años, y había quedado solo y al cuidado de su hermano mayor: Takahiro, razón por la que el pelinegro buscó a toda costa un buen trabajo para poder mantenerlos a los 2, fue una verdadera lástima que lo encontrara a 3 reinos de lejanía; por esta razón el necesitaba hacerse independiente, ya había cumplido los 18 años y estaba en edad de conseguir trabajo por sí mismo. Como sea, a estas alturas Misaki estaba seguro que no habría nada ni nadie que apaciguara el dolor que lo invadía. Estaba equivocado.
Caminó por un tiempo, otro poco viajó en las carretas de algunos comerciantes y atravesó uno que otro riachuelo, y en 4 días llegó al fin al reino Usami. Entró por la calle principal disfrutando del hermoso paisaje que se ofrecía ante sus ojos, los extensos bosques que rodeaban a la próspera ciudad ,las hermosas casitas, los niños felices corriendo en las calles…todo parecía perfecto; con una sonrisa recorrió el reino y preguntó cómo podría llegar al castillo, así mismo los pueblerinos se lo indicaron. Se sorprendió de sobremanera al ver con sus propios ojos el imponente castillo y los extensos jardines que lo rodeaban, estaba tan absorto en la hermosa imagen y en sueños vagos que casi no se entera que alguien le hablaba.
-¡qué bueno que ya llegaste Misaki!-
El aludido le regresó a ver con una gran sonrisa y se abrazó de inmediato a él.
-nii-chan¡¡¡-lo saludó contento, su hermano lo miró nuevamente con dicha separándolo un poco de él para observarlo mejor, después de todo ambos estaban eufóricos, ya hacían más de 2 años que no se habían podido ver.
-Misaki que bueno es poder verte al fin, vamos…que no tengo mucho tiempo libre antes de que empiecen mis deberes, quiero que me lo cuentes todo¡ espero poder tener una oportunidad para hablar sobre ti con su majestad , la reina….ella seguro te dejare quedarte aquí, después de todo eres un buen cocinero…te recomendaré y quizá…-
Takahiro siguió hablando y hablando mientras Misaki sonreía, realmente sorprendido y encantado con la decoración del interior del castillo. Recorrieron con algo de rapidez los largos pasillos llenos de pinturas de todo tipo, observando los finos jarrones con bellas flores en ellos, todo iba tranquilo hasta que Misaki notó algo raro en las pinturas, y como era curioso…no se pudo contener.
-nii-chan… ¿me preguntó por qué no habrá fotografías de la familia real en palacio?- preguntó curioso mirando con sus ojos verdes los oscuros de su hermano, quien frunció el ceño un poco con incomodidad como pensando si decirlo o no.
-pues, Misaki, verás…seguramente has escuchado sobre la leyenda de una bruja que transformó a un príncipe en un conejo como castigo…-
-por no pagar lo acordado al salvar a la reina de la ciudad… si, lo conozco- finalizó Misaki sin entenderlo aun -…pero es…solo un cuento- dijo mirando intensamente a su hermano.
-umm- murmuró un poco Takahiro, mirando a su hermanito- no Misaki, no es ningún cuento, es muy real. El príncipe del reino Usami fue secuestrado por una bruja a los 5 años, desde entonces no lo han vuelto a ver…y desde entonces la reina Asuka ha prohibido colgar todo cuadro que le recuerde la ausencia de su hijo-susurró el azabache, Misaki había abierto mucho la boca por la impresión…todo este tiempo, el cuento que tanto disfrutó de pequeño…¿era real?...
-niii-chan…yo- Misaki fue interrumpido por una tercera voz.
-Takahiro...te necesitan en la cocina un momento… ¿podrías venir?- se asomó por una puerta un muchacho de cabellos negros y ojos azules opacos. Takahiro se disculpó con su hermano y le dijo que enseguida volvería con él. El de ojos verdes, aun consternado por lo recién contado solo asintió, y siguió caminando un poco, hasta dar con una gran sala pintado en colores crema y violeta y justo en el centro había una estatua. Misaki se acercó con curiosidad y entonces pudo verlo. Era tallada en mármol…y parecía ser un joven de algunos 21 años, su cabello cubría parte de sus ojos, que aun siendo una estatua parecían expresar mucho…en especial tristeza. Misaki acercó poco a poco su mano hacia ese atractivo rostro y lo acarició apenas con las yemas de los dedos…creyó ver un curioso brillo violeta en los tristes ojos muertos de la estatua, pero pronto lo ignoró. Sin pensárselo mucho se acercaba demasiado a la obra hasta quedar justo a centímetro del rostro. Mas alguien interrumpió al oji-verde, que al escuchar la voz se separó abruptamente de la estatua.
-es mi hijo Akihiko, el príncipe del reino Usami- exclamó la voz, Misaki no pudo evitar la vergüenza que sentía al verse curioseando frente a la reina, se sonrojó mucho al mismo tiempo que daba una pronunciada reverencia.
-lo siento…majestad…yo- el menor apenas levantó un poco el rostro para observar como la hermosa mujer que estaba frente a él le indicó con una linda sonrisa que dejara de reverenciarle, el menor obedeció, sorprendido por la piel nívea de la monarca, su sonrisa radiante, sus ojos violetas muy claros y sus cabellos grises y largos peinados de lado sobre su hombro.
-no te disculpes por favor- la mujer hizo una gran pausa ante de seguir , mientras se acercaba a la estatua de su hijo – un año después de que …lo arrebatara “ella” de mis brazos…un mago vino a vernos, y nos prometió que un día vendría alguien que se atrevería a enfrentar a la bruja…y que traería a mi bebé, conmigo…pero no ha sucedió- narró la peli-plata, acariciando el rostro de la estatua - ¿sabes?...ésta estatua es mágica, ese mismo mago me la obsequió, cada día cambia, cada día refleja…como es que crece mi Akihiko-
-yo…yo….no sé que decirle majestad- exclamó Misaki compartiendo el dolor de la reina derramando lágrimas, ella solo sonrió de una manera bellísima…presentía que ese chico era especial, por lo que lo tomó de la mano y lo invitó a seguirla, Misaki no puso resistencia y siguió a la reina en silencio. Caminaron por un largo rato hasta que llegaron a los jardines.
-…¿Cómo te llamas?- preguntó la mujer al muchacho de ojos verdes.
-Takahashi…Takahashi Misaki majestad- respondió el chiquillo.
-hermano de Takahiro-kun- susurró la monarca con una sonrisa, el menor asintió, ambos guardaron silencio por largo tiempo -…escucha Misaki – el joven le puso atención-…desde hace unos 5 años he caído en la desesperación, mi temor de no volver a ver a mi hijo me arriesgó a ofrecer una recompensa por quien lo trajera de vuelta- Misaki se sorprendió por la información, pero calló ante todo y siguió escuchando a la afligida peli-palta- si era doncel quien le trajera de vuelta le ofrecería casarse con Akihiko, y si fuese un varón, le ofrecería territorios, un lugar en la corte y mucho oro- el oji-verde abrió mucho los ojos de sorpresa.
-majestad…-solo pronunció asombrado.
-lo sé Misaki, sé lo que piensas…soy injusta por lo que he decidido, pero tienes que entender la desesperación de una madre…es insoportable vivir cada dìa de esta vida, con un trozo de corazón menos, con la tristeza y la desesperación al borde la locura, Misaki…yo quiero volver a ver a mi hijo por lo menos una sola vez en la vida; si yo hubiera sabido que esto pasaría, hubiera aceptado haber muerto mil veces de la forma más dolorosa a vivir en muerte cada segundo de mi vida- habló la reina cubriéndose los ojos, pues había empezado a llorar, Misaki bajó apenado la cabeza, mientras se limpiaba una lagrima que también de sus ojos caía.
-yo lo siento…no quise reclamar nada…de verdad lo…-
-Misaki…por favor- rogó la reina al muchacho tomando con ternura las manos del menor- por favor ¡….te daré lo que pidas…todo lo que me pidas…si traes a Akihiko , por favor Misaki¡…prométemelo- Misaki entró en pánico y en asombro a la vez sin ser capaz de soltar las manos temblorosas de la oji-violeta.
-…yo…-
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Continuará…