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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola hola, ¿cómo están?, yo bien. Aquí vengo con la actu de hoy. Sabrán un poco de todos, sip, TODOS. El siguiente cap tendrán el inicio de la guerra. Espero que les guste...


Nos vemos pronto...


Misagi * *

Capítulo 29: “Vísperas de guerra”


 


 


Era una mañana soleada, el viento fresco recorría el jardín de rosales blancos de la reina Asuka, el aroma que estas desprendían inundaban todo el recinto, se escuchaban las tiernas avecillas cantando...si, era toda una escena tranquila y perfecta...aunque no tanto para las personas que se encontraban allí...intentando tomar  el desayuno en aquella “no tan perfecta” mañana.


 


Aquella mañana  en ese lugar estaban nada más cuatro personas. Hitomi, permanecía sereno con la taza de té humeante en sus manos, sorbiendo de vez en cuando; Asuka no podía mantener la calma y nerviosa hacía que picaba un plato de frutas para comerlo; Yura permanecía con su rostro preocupado tratando de parecer más calmado y Haruhiko se había negado a sentar en la mesa, y estaba recargado en uno de los postes que sostenían la estructura del techado del jardín, él estaba devastado por dentro, sin embargo había tomado una decisión en cuanto a su amor...y eso lo mataría, puede que lentamente...pero lo haría.


 


-Haruhiko, no pierdas las esperanzas cariño, todo saldrá bien, ya lo verás...-consolaba la única mujer allí. El oji-gris le miró e intentó sonreír...pero no pudo.


 


-no debo hacerme falsas esperanzas, tía, y si  de todos modos todo regresa a ser como antes...es mejor así, si no me recuerda, será mejor para él- exclamó desviando la mirada. Asuka lo miró con tristeza. Hitomi movió al cabeza en un gesto negativo, Yura frunció el ceño...puede que Haruhiko tuviera razón...pero sabía el dolor que significaba eso para él y tarde o temprano el problema volvería a salir a luz...además, aunque no lo dijera abiertamente, le agradaba ese tipo para su hermanito, y estaba seguro que él era el correcto...solo que esta vez la vida  tenía una prueba más complicada para ellos...de tan solo recordar todo lo que había pasado y como se enteró de todo le causaba un tremendo sin fin de emociones...el solo quería ver sonreír como antes  a su adorado Keiichi.


 


//Flash-Back//


 


Era medio día cuando Yura pisó la tierra del reino Usami, sin embargo no pudo sentirse un poco extrañado pues el castillo de Usami estaba bastante callado, se dirigió casi con una mal presentimiento  hasta la habitación en donde descansaba su hermano, encontrándose con la confusa y estresante escena , en la que el medico inyectaba medicamentos en el brazo de su hermano, Asuka lagrimeaba preocupada con una mano en el pecho mientras conversaba con el galeno y Haruhiko  permanecía cual estatua pegado a la mano de su hermano, quien parecía estar dormido...


 


-¡doctor, dígame por favor, que no pasará nada malo a Keiichi!, ¡¿todo estará como antes, verdad?!- preguntaba esperanzada. El galeno guardó sus cosas, mientras negaba con la cabeza.


 


-no puedo garantizarle nada, majestad. El joven príncipe no debió haber experimentado ese nivel de exaltación, se los había advertido ya- exclamó mirando casi culpando a Haruhiko, quien ni le puso atención- será muy difícil que recuerde lo que pasó desde que despertó de su desmayo la última vez...mucho menos su memoria completa, con este suceso hemos retrocedido en su recuperación- exclamó estricto-...lo mejor sería ya no alterar su nervios cuando despierte, es posible que todo empiece de nuevo...posiblemente no recordará a nadie...- dictaminó.


 


Todos allí emitieron un gesto lastimero.


 


-esto no puede ser...- murmuró Yura que se había quedado en la puerta de la habitación escuchando todo. Los presentes le voltearon a ver.


 


-¡Yura!- exclamó Asuka corriendo a abrazarlo -¡es una desgracia!-


 


-Asuka-sama...¿por qué?...¿qué pasó?- exclamaba destrozado Yura, aventando el bolso de su equipaje por algún lado de la habitación  y corriendo a ver a su hermano...


 


-lo siento, altezas, majestad, pero ya me retiro, por favor sigan las recomendaciones, los medicamentos que le dejo son suficientes para dos semanas, si sucede algo más comuníquense conmigo por favor, con permiso- exclamó el viejo medico pasando lentamente  hacia la salida.


 


-yo lo acompaño- ofreció la reina. Los dos muchachos se habían quedado solos.


 


-Haruhiko... ¿qué pasó?...—preguntó lagrimeando Yura.


 


-lo perdí...está vez para siempre, eso pasó Yura- exclamó dolido el otro. Yura siguió sin comprender nada.


 


//Fin Flash-Back//


 


-deja tu pesimismo ya Haruhiko...seguramente volverá en si con todos sus últimos recuerdos, sabes que su estado de ánimo depende casi completamente de t ahora- exclamó con media sonrisa- por eso debes estar bien para él...-concluyó Yura cruzado de brazos, los reyes asintieron a esa idea.


 


-esa es mi opinión también, cielo- apoyó Asuka- además hay algo importante que discutir, tenemos que estar preparados para la guerra, ayer hablé con Reito, él se hará cargo de organizar las tropas...algo me dice que la guerra está por comenzar- exclamo con una cara llena de angustia- Haruhiko, cariño, roguemos porque Keiichi despierte después de todo esto...- murmuró preocupada.


 


********************************************************


 


Aquella mañana  absolutamente TODOS los habitantes-sirvientes- empleados de ese lujoso castillo habían sido excusados de hacer sus respectivos trabajos de la primera hora del día. Todos con una intriga  y algunos con miedo, se dirigieron hacia la sala común de la bella mansión. Mandados a traer “especialmente” por Tsumori, que prácticamente era el siguiente al mando después del “amo”, todos acudieron al madrugador llamado. El cual “exigía” la presencia de absolutamente todos allí, pues había cosas importantes que discutir. Todos los magos, brujos y aprendices que trabajaban al servicio del amo de la mansión entraron con premura murmurando unos con otros que es lo que sucedía...y es que ya estaban suficientemente nerviosos... ¡hoy, en tan solo unas horas empezaría la gran guerra!, y sinceramente habían pensado que Mason los querría trabajando desde muy temprano…tal parece que no era así.


 


Todos callaron de inmediato al observar como la puerta del salón se abría y pasos tranquilos resonaban en el suelo adentrándose a la habitación para ponerse justo hasta el frente. Sin embargo algunos hasta la respiración contuvieron, todos mantenían sus ojos bien abiertos sin poder despegar la vista de...su ¿amo?


 


-¿a-amo?...-se atrevió a murmurar uno sin ser capaz de despegar sus ojos del bello rostro del jovencito frente a él. El rostro era precioso y blanco, como tallado en fino mármol, los labios rosas y el fleco tupido que siempre tapaba casi todo su rostro, ahora se mantenía sujeto hacía un lado permitiendo  que la mitad de su cara se viera completamente.


 


-me alegra verlos aquí tan puntuales, tenemos bastantes cosas que discutir, pero no se preocupen demasiado, terminaremos rápido- exclamó con una pequeña sonrisa. Si bien algunos  tenían la quijada hasta el suelo otros habían perdido la capacidad hasta de moverse por la impresión....y es que... ¡¿podría alguien ser tan bello?! Una y otra vez los espectadores recorrían el rostro que dejaba ver uno brillante ojo turquesa...y el cuerpo... ¡eso era lo que los intrigaba!...eran las mismas ropas que usaba el amo, solo que el obi que traía ahora era más angosto y  apretaba más la fina cintura que parecía tener, marcando las líneas de su cuerpo bastante bien... ¡él era, él era, un...!


 


-chicos, será mejor que escuchen hasta el final para que todo esto vaya rápido, ¿sí?- pidió amablemente Tsumori, le resto de las personas apenas y se enteró de cuando había entrado el rubio por la puerta, pues estaban ensimismados con el aspecto de su “aterrador amo”.


 


-hay muchas cosas que quiero decirles sin embargo , vamos a lo primero- exclamó Mason  dando un leve suspiro para tranquilizarse un poco...Tsumori cerró los ojos con tranquilidad mientras se mantenía firme a un lado de su amor- ...tengo un pasado bastante difícil, hubo varias malas decisiones de mi parte y varias otras que tomaron otras personas y me afectaron a mí – exclamó recordando todas las personas que lo habían  maltratado  humillado en su vida- sin embargo...he decidido dejar mi pasado atrás...-mencionó, después volvió su rostro un poco serio- y esto no quiere decir que mi forma de trabajar cambie...si es que así lo prefieren


 


-¿a-a q-que se...refiere Mason-sama?-preguntó a un muchacha toda nerviosa y sorprendida por lo que decía su amo... ¿acaso les estaba dando el permiso de decidir algo?....


 


-vine así hoy...porque quería que se dieran cuenta...de uno de los secretos más grandes que he  guardado...como se habrán dado cuenta soy un doncel...-declaró sencillamente, los murmullos empezaron a escucharse. Mason estaba atento a cualquier cosa...algún comentario de disgusto, pero no, solo sorpresa. Tsumori se mantenía sereno un poco preocupado por el temor de que alguno de ellos fuera a reaccionar de manera incorrecta- supuestamente- siguió Mason, los chicos le prestaron atención- ...no debería estar aquí y sin embargo no he descuidado mi trabajo... ¿alguien sabe por qué los donceles no deben ser líderes?- preguntó al aire, un muchacho respondió cohibido.


 


-porque son...más débiles- murmuró


 


-¿te parezco débil?- preguntó él.


 


-¡claro que no!, amo


 


-las reglas impuestas en cuanto al género del líder...me parecen estúpidas- decretó con seriedad- sin embargo no soy nadie para romperlas...y si los usuarios de la magia dicen que no soy digno del puesto, me retiraré...- exclamó decidido, todos le miraba con sorpresa- ...sin embargo eso se hará bajo mis  condiciones. Antes de que pase otra cosa quisiera recordarles algo importante: estamos en vísperas de que inicie la guerra contra Aikawa- exclamó, todos escucharon atentos  y murmuraron con preocupación lo que se avecinaba– y  por mi parte… necesito ir-


 


-¿intervendrá, amo?- preguntó otra  chica sorprendida, Mason asintió.


 


-pero de manera diferente, los brujos han causado ya suficiente problemas por esta década. Y a Aikawa comienzan a pesarle sus años de maldad, además no puedo tolerar que sigan rompiendo reglas cada que tienen oportunidad, tengo que ir a hacerles una visita- exclamó con una sonrisa de lado. Los chicos se miraron entre sí.


 


-¿irá solo?, amo-preguntó un hombre mago curioso.


 


- a eso iba- exclamó Mason, emitió un suspiró más largo y comenzó a caminar por la sala, siendo mirado por todos allí, hasta que al fin se detuvo en el marco de una ventana abierta y decidió tomar asiento allí-...desde hoy todos ustedes son libres...-exclamó con media sonrisa.


 


-¿q-q-q-ue?...- exclamaban todos entre gritos, murmullos y escándalo de cualquier tipo.


 


-como lo escucharon....son libres de hacer lo que les venga en gana, váyanse lejos de aquí si lo prefieren, quédense o vayan a dar una vuelta y luego regresan...tendrán libertad de hacer lo que quieran...-continuó, todos seguían en shock.


 


-¿Por qué esa decisión tan repentina,  Mason-sama?- preguntó otro muchacho casi con lágrimas en los ojos, al fin podría ver a su familia...


 


-hay cosas que quería cambiar...y esto me hace sentir pleno- contestó con naturalidad, todos miraban el extraño brillo de felicidad -...necesitaba este cambio,  esto hará que él esté mejor...-exclamó con una sonrisa sincera...


 


-¿”él”, amo?-preguntaron a coro algunos aprendices...


 


-si, mi bebé...-exclamó con tranquilidad, dejando blancos de la sorpresa al resto.


-¡¿amo, dice que está esperando y aun así va a ir a la guerra?!- preguntó un de las muchachas alterada. Tsumori miró inquisitivamente a su pareja...él también lo había dicho.


 


-no hay de qué preocuparse, el padre del bebé ira con nosotros...- exclamó.


 


-eso es correcto, no dejaré que le toquen si quiera...-participó el rubio. Bien, las sorpresas no acababan, definitivamente eso sería fascinante...¡los dos mejores magos de la mansión, juntos!...y además en la guerra...


 


-esto...esto...-murmuraban muchos sin saber que decir exactamente.


 


-necesito escuchar que han decidido- preguntó Mason, todos sonrieron...aquello era nuevo, una sorpresa bastante grande,  y una decepción para algunos al saber que Mason era un hermosísimo doncel y estaba “ocupado”, pero Mason era grande, era un mago extraordinario, nunca les hizo daño realmente, había sabido sacar adelante toda la hechicería, y su extraordinaria habilidad para controlar tanto magia blanca como magia negra le había dado una fama y poder bastante respetables, ¡quizás y había igualado o incluso superado el poder de Akihiro!...aun siendo doncel, era maravilloso, además dudaban que hubiera un mago más fuerte que él en la actualidad...


 


-¡estamos dentro, amo!, ¡a la guerra se ha dicho! , ¡ lo apoyamos!, ¡nos quedamos!- así se escuchaban algunas de las opiniones de los usuarios de la magia. Mason suspiró, al menos en su mansión todo había salido bien.


 


-me alegro...


 


Muy pronto se tuvo el grupo que acompañaría a Mason a su “misión especial” a la guerra, faltaban un poco más de tres horas para partir.


 


-¿hay alguna duda?


 


-no, Mason-sama


 


-¿comentarios?- preguntó mirando a la multitud, una chica de cabellos castaños levantó su mano sonrojada.


 


-¿si?- preguntó, el azabache la reconoció como la chica que le servía el té.


 


-...yo- yo...¡creo que su bebé será hermoso!- exclamó con ternura y sonrojada mirando al rubio y a su amo...¡eran bellísimos ambos! . Los futuros padres la admiraron sorprendidos, los magos que la rodeaban le taparon la boca algo inseguros que  fueran a enojarse los otros dos, más se llevaron una sorpresa al escuchar  reír suavemente  oji-turquesa...


 


-jump...seguramente si- exclamó mirando con una sonrisa discreta a Tsumori...este se la regresó, los espectadores viajaban su mirada de uno a otro...apoyarían todo eso...pero sería ¡muy  difícil acostumbrarse!...pensaron con una sonrisa contenta...


 


**************************************************************


 


Esa mañana todos se habían levantado relativamente  temprano, estaban muy nerviosos por lo que podría pasar en la guerra, verían a Aikawa...la mujer que había hecho tantas injusticias. Eran aproximadamente las 8 de la mañana. Hatori se encontraba tranquilo sentado sobre una piedra grisácea que estaba afuera de su casa, mantenía su  cetro sobre sus piernas y las manos en una posición de meditar, con los ojos cerrados, Misaki agradecía ese gesto , pues sabía que el mayor estaba haciendo que dejara de nevar y la temperatura subiera un poco o al menos dejara de bajar, el oji-verde por su parte había salido a jugar con el pequeño Asaki...el bebé le perseguía de un lado a otro con pequeños gorgoritos simulado carcajadas a toda la velocidad que sus torpes piececitos podían dar sobre la nieve. Extrañamente convivir con aquél bebé le había tranquilizado mucho. Masamune por su parte se encontraba recargado en unos de los arboles cercanos, mirando con gracia como Misaki y el bebé corrían por todo el patio cubierto de nieve, pensando en todo lo que estaba a punto de pasar, sonrió con verdadera algarabía...y  contuvo algunas lágrimas que estaban  punto de surcar sus ojos, si todo salía bien...hoy vería a su querido Ritsu.


 


-ah...ah...ok, basta por ahora Asaki-chan... ¡ya me he agotado!- exclamaba Misaki dejándose caer en la suave nieve, el bebé hizo una sonrisilla extraña que Misaki juraría que decía “¡hey te gané!”, más decidió ignorar sus pensamientos, mientras sentía como el pequeño se aventaba hacia él, pidiendo que lo cargara en sus brazos- ¡hey cuidado!- exclamaba con una sonrisa Misaki abrazándolo con cuidado…


 


-pareces que te llevas bastante bien con mi bebé, Misaki-


 


El oji-verde volteó a  ver de inmediato hacia atrás, sorprendiéndose primero con la voz que le hablaba y una vez le vio de frente se puso de pie, con el niño aun en brazos.


 


-¡Yoshino-san!- gritó Misaki con una gran sonrisa. El mago se la regresó.


 


-hola Misaki, me alegra que ya estén aquí...me he tardado un poco en llegar, pero tenía que ayudar a Mino-san con los preparativos- exclamó con una sonrisa, su mirada se fijó en el pequeñín de ojos grises azulados...- hola mi amor...¿cómo ha estado mi bebé?--preguntaba con tiernos gestos, el pequeñín se movía inquieto  feliz en brazos de Misaki extendiendo sus pequeños bracitos a su “mami”. Misaki sonrió ante la escena y entregó el  bebé a Chiaki.


 


-al parecer ya lo extrañaba- exclamó Misaki con una sonrisa  la ver al bebe acurrucarse en Yoshino.


 


-jejeje, yo también los extrañaba bastante- Misaki supo que se refería también a Hatori- pero había cosas que hacer todavía- sonrió y después miró al oji-verde- pero...dime, ¿Cómo te sientes?, estás a unas horas de ir con Aikawa-


 


-estoy algo...nervioso, pero...quiero hacerlo, dependen varias personas de que todo salga bien - exclamó con una pequeña sonrisa.


 


-eso está bien- exclamó. Caminaron un poco más y Mune que había visto todo de lejos se acercó también a ellos. Los ojos azules se conectaron casi de inmediato con los grises de Hatori que se había bajado de un brinco de la gran piedra nada más sentir a su amor llegar.


 


-me alegra que ya estés aquí. Bienvenido- exclamó, abrazando a  su pecho a su doncel, quien mantenía todavía en sus brazos a Asaki.


 


-gracias. Ya tenía ganas de verles- exclamaba apretándose más al pecho del más alto.


 


Masamune y Misaki apreciaban el encuentro con una sonrisa. Más prontamente se separaron para voltear a verlos a ambos con un rostro algo más serio.


 


-chicos es hora de que hablemos sobre lo que sucederá allá- pronunció Yoshino, los dos  chicos asintieron. Muy prontamente  se encontraban en la salita, dentro de la casa, Asaki había caído dormido en hace un rato después de haber tomado su biberón.


 


-primero que nada sabrán que yo los acompañaré hasta ya- empezó Hatori- a estas horas , seguramente las afueras del castillo de Aikawa están llenas de brujos- nosotros, los magos y los guardianes, lucharemos con ellos...pero tú Misaki- miró al oji-verde quien le regresó la mirada significativamente -...tu tendrás que entrar en la primera oportunidad que tengas... Aikawa seguramente tendrá varias trabas para que no liberes a Akihiko- exclamó.


 


-hay algo importante Misaki- continuó Chiaki- solo tú podrás entrar, nadie te acompañará, por eso necesitas estar preparado...tu entrarás y liberarás al príncipe con la ayuda de la espada de Bishamon y la lili-lang que te dieron las hadas, solo tú- exclamó, Misaki asintió algo preocupado... ¡pero lo haría por Hiroki, Keiichi, Asuka...y por todos los que había hecho sufrir esa bruja!


 


-¿estás bien, Misaki?- preguntó Masamune al oji-verde, este asintió regalándole una pequeña sonrisa.


 


-bien- exclamó Hatori- si ya están listos, vámonos- ordenó. Mune regresó a  ver a Misaki, quien asintió decidido, se pusieron de pie y salieron de la casa del oji-gris ya bien vestido y con sus armas de siempre.


 


-Misaki, suerte, todo saldrá bien- expresó Yoshino, quedándose en la casa con el bebé, por ahora, Misaki asintió, y poco a poco les vio alejarse a los 3 hasta perderse entre el blanco y el verde.


 


**************************************************


 


El lindo rubio se movió un poco, buscando acomodarse mejor en la suave y firme superficie en la que se encontraba recostado. Frunció el ceño de manera graciosa al  sentir con total desagrado como los rayos del sol golpeaban fuertemente contra su rostro.


 


-estúpido sol...-murmuró de manera casi inentendible pies su cara estaba pegada al pecho de su amado pelinegro, que aun dormía bajo suyo. Sonrió con una alegría que era bastante difícil para el expresar solo con su rostro y se abrazó muy fuerte al pecho del mayor soltando una pequeña risita. Se decidió al fin por dejar de pelar con el sol y se sentó bien aún sobre el estómago del menor, que apenas sintió el movimiento del menor y siguió durmiendo- oie... ¡que sueño tan pesado tienes Miyagi nee!- exclamaba con un puchero divertido el rubito y seguido se le ocurrió hacerle una pequeña travesura a su azabache.


 


-nee...Miyagi despierta...-murmuró con voz muy suave en el oído del menor, para después bajar con pequeños besos por el cuello del mayor. Con orgullo escuchó como el mayor suspiraba murmurando un “Shmmnnbu”...el menor pensó que intentaba pronunciar su nombre. El oji-gris levantó una de sus finas cejas y sonrió traviesamente antes de hacer su “cometido” y clavó sus dientes en el cuello del mayor.


 


-¡Arg!...oye pequeño mordelón... ¡me las pagas!- se quejó entre adormilado y juguetón Miyagi, despertando de una por la travesura del muchachito, mientras el otro reía bastante divertido. El más pequeño  apenas y se enteró cuando ya estaba contra el suelo y tenía al mayor sobre el “reteniéndole” de los brazos.


 


-...- sin embargo sus ojos se abrieron a más no poder, y no fue precisamente por la anterior acción. Pues para su sorpresa ese movimiento le había resultado tan “libre”...y el sonido...el sonido de la cadena que ataba su pie... ¿dónde estaba? Miyagi, por su parte, se  encontraba algo extrañado de la seriedad del menor y sin poder evitarlo se preocupó...


 


-¿pasa algo?...- preguntó temeroso el mayor, con mayor preocupación observó cómo los ojitos grises de su amor empezaban a derramar finas lagrimas- Shinob..- el menor no lo había dejado terminar y sin esperar nada más se había abraza do a Miyagi, este confundido aún se limitó a corresponder el ansiado abrazo escuchando los sollozos del más pequeño -¿Qué  pasa pequeño?- preguntó acariciando la espalda del menor quien tembló.


 


-d-d-de verdad...de verdad me quieres- suspiró entre sollozos el menor, Miyagi lo miro sudoso y lo separó un poco de el para verlo a la cara con sus mejillas bien sonrojadas y  mojadas por llorar.


 


-claro que si Shinobu- le aclaró tomando ente sus manos las coloradas mejillas y haciendo que le mirara fijamente a los ojos- te amo...pensé que ya habíamos aclarado eso ayer, pequeño- exclamó con una linda sonrisa.


 


-¡yo también te amo Miyagi!¡te amo mucho!- exclamaba con euforia el pequeño lanzándose nuevamente  a los brazos del mayor, quien le recibió contento.


 


-te quiero Shinobu, no llores- consolaba el mayor...y hasta ese momento su mente había hecho un “click”...¡claro!¡que estúpido!, él se había enamorado del menor ese quería decir que...sus ojos rápidamente viajaron al tobillo del menor...¡LA CADENA, LA MALDITA Y ESTUPIDA CADENA!...¡ya no estaba!....y hasta entonces comprendió la euforia del menor.


 


-¡lloro de felicidad baka!... ¡te quiero!- no se cansaba de murmurar el rubito -¡gracias por liberarme de la maldición!...yo no se cómo...-


 


-¡no digas eso!... ¡no lo hice por obligación! Me enamoré por las buenas de ti...te quiero Shinobu no lo olvides...nunca- murmuró contra los labios del menor quien, negó fervientemente, mientras miraba fijamente los movimientos de su azabache, quien  atrajo rápidamente su rostro al suyo concretando un apasionado beso.


 


-Miyagi...- murmuraba el menor sonrojado pues sentía las manos del mayor calientes abrazándole fuertemente su cintura. Miyagi se separó lentamente del menor terminando aquella escena dándole un besito en la nariz, lo que hizo que el menor se pusiera aún más rojo y el azabache riera de vuelta.


 


-Shinobu, no es que me moleste estar así...pero necesitamos pararnos ya- expresó el mayor, refiriéndose a que Shinobu seguía aun sobre él. Este atinó a abrazarse al menor.


 


-no quiero irme...estoy bien así- exclamó con un puchero el menor. Miyagi rio. Después de algunos besos más y de ir a buscar algo de desayunar, pues el rubio  había recuperado toda el hambre que no había tenido en 7 años, decidieron al fin ponerse serios con el asunto de  la guerra...pues al parecer tenían ya que estar saliendo hacia el campo de batalla....ya que la guerra era hoy. Los dos se encontraban parados justo en la zona de pastizales afuera de la cueva, Shinobu miró casi con resentimiento el lugar, recordando cuanto tiempo estuvo atado allí.


 


-tranquilo, ya todo pasó- consolaba el mayor, el rubio asintió- y bien... ¿qué sucederá ahora?-


 


-pues nada diferente...ahora que he recuperado mi magia por completo podremos ir  con mi transformación de dragón, me costará volver a hacerla después, pues mi magia estará un poco débil, pero supongo que caminar nunca le ha hecho daño a alguien- sonrió el menor, Miyagi frunció el ceño, pues notó en el tiempo que Shinobu andaba de allá para acá que  cojeaba...y la fea marca del grillete en su tobillo no desaparecía...todavía estaba lastimado.


 


-sigues lastimado...no quiero que te arriesgues tanto cuando tengas que caminar- aseguró el mayor de brazo cruzados.


 


-estaré bien, baka- exclamó alagado y avergonzado por la atención el menor- pero tendré que caminar al menos que quieras cargarme todo el camino- digo sarcástico, pero el azabache no lo hizo la menor gracia.


 


-bien- respondió el oji-noche. Después de discutir un poco sobre eso el rubio no pudo hacer nada; sin embargo justo cuando el rubio estaba a  punto de  convertirse en dragón el mayor le detuvo...


 


-Shinobu...ni creas que irás así- amenazó el mayor...el menor levantó una ceja en total duda...admirándose hasta que se dio cuenta de a  lo que se refería el mayor y se sonrojó por el descuido...pues aún seguía vistiendo los pequeñísimos y casi transparente shorts y la camiseta holgada de color blanco que no ocultaba para nada sus bellas curvas. El menor hizo un hechizo sencillo para cambiar sus ropas por algo más...formal y enseguida se dirigió a su “novio”.


 


-nee Miyagi... ¿acaso te pondrías celoso si alguien más me viera así?- preguntó pícaro acercando su rostro al otro. Este frunció el ceño levemente ¡¿pero qué clase de pregunta era esa?!...¿no era obvio?...


 


-¡por supuesto que sí!, no dejaré que nadie más te toque...- exclamó muy serio, tanto que logró avergonzar al menor aún mas que había revolucionado el color rojo en su rostro- ¿nos vamos?


 


******************************************************************


 


-¡cariño cuídense mucho!, ¡Hiro-chan, cuida de mi nieto, no te arriesgues demasiado, por favor!- pedía a gritos la eufórica mujer. Nowaki le sonreía  a su madre, mientras Hiroki asentía fervientemente, mientras sonreía un poco avergonzado, pues ahora mismo,  se encontraba a un lado de Nowaki, y ambos estaban enfrente de aproximadamente 50 magos tritones pertenecientes al ejercito de Ayami, todos, incluso ellos dos, iban perfectamente armados y protegidos para lo que sería la guerra.


 


-¡iremos a la guerra, los magos tritones también estarán presentes!- proclamaba Nowaki con voz de mando y su rostro levemente serio, comandando a su reducido pero poderoso ejército, todos ellos iban ataviados con pesadas armaduras plateadas y con un pequeño tatuaje en color azul en el brazo derecho, que los reconocía como guerreros mágicos de los más poderosos y  defensores de Ayami. Armados de  armas diferentes y todos con su respectivo anillo, los enormes tritones reverenciaron a los 3 sujetos de la realeza allí. Hiroki correspondió el saludo, al igual que el oji-azul y su madre, bastante avergonzado, aun no terminaba de acostumbrarse a todas las atenciones que recibía de todos últimamente... y es que, como era de esperarse, su embarazo, pasó a ser público en muy poco tiempo...y eso tenía que ver con cierta reina peli-azul.


 


Hiroki no había podido hacer más que aceptar bastantes obsequios hermosos por parte de los habitantes el reino, agradecer y sonrojarse mucho. Aunque el asunto de la guerra no le hizo mucha gracia a Nowaki, pues no quería que le pasara nada a su “amores”, accedió a llevarlo consigo por petición del oji-avellana, pues este quería ver a sus amigos y obviamente su espíritu “guerrero” estaba intacto, además… ¡se reusaba a no participar en la guerra de la época!


 


Hiroki había quedado muy conforme y sorprendido por la estrategia simple  que utilizarían, pues la única condición era que recorrerían todo el camino bajo agua  y cuando estuvieran cerca del castillo rojo saldrían a pelear. Nowaki creía que fuera como fuera, el simple hecho que ellos estuvieran allí, sorprendería a varios y eso era algo a su favor, ya que desde siempre los brujos habían temido a los magos tritones por su extraordinaria fuerza.


 


-¡vámonos!- mandó el príncipe.  El ejército acató la orden y nadaron a un ritmo bastante sincronizado...Hiroki tomó la mano que Nowaki le ofrecía y así siguieron a la poderosa  legión frente a ellos. Hiroki sonrió de medio lado...ya quería verlos a todos, chasqueó la lengua sonrojándose de repente...haber que le diría a Mune, su querido primo sobre protector, sobre su embarazo...


 


***********************************************************


 


Mientras tanto, en el castillo rojo, mejor conocido como la tenebrosa morada de Aikawa, el ambiente estaba muy tenso, apenas el sol había salido por las montañas, los pequeños “rehenes” de la pelirroja y despiadada mujer observaron como la bruja se había  planteado en el enorme balcón frente a su castillo, con el ceño fruncido y casi roja de ira, preocupación y quien sabe que cosas más.


 


Akihiko, y en general casi todos, se habían dado cuenta como desde muy temprano, bastantes, duendes “malignos”, trolls, brujos y todo cuanto criatura malvada existiera se había aglomerado en la entrada del castillo formando una extraordinaria fortaleza. Eso significaba, que realmente temían por lo que venía...


 


Aikawa parecía más desesperada por cada minuto que pasaba, estaba que explotaría en cualquier minuto, pelearía con todas sus fuerzas y todo sus “súbditos” también lo harían... ¡no dejaría que el maldito de Mino se saliera con la suya!... ¡ella iba a ganar y eso era todo!


 


Onodera por su parte, sonreía de lado. Estaba consciente de que Aikawa había reforzado al máximo la seguridad, hechizo y trampas dentro del castillo, pero “el salvador de Usami”, no estaría solo. Miró casi con burla las temibles y pesadas cadenas hechizadas que los mantenían atados a las paredes de esas asquerosas habitaciones. Estas cosas no serían nada para  “él”...para “Misaki”...él contaba con la espada roja de Bishamon y con la protección de las hadas Lili...nada saldría mal...todos confiaban en él.


 


“Pronto estaremos todos libres, simplemente...porque “el  “es el correcto” pensó con una linda sonrisa gatuna...pues las estúpidas cadenas les obligaban a mantener su forma de “animal”, sus orejas  castañas se mantenían alerta moviéndose con algún ruido extraño.


“57”....contó con gracia, mientras movía su colita matizada, de un lado a otro, contando la quincuagésimo séptima rabieta de Aikawa...


.


.


.


Continuará...

Notas finales:

Nos leemos pronto gente bonita :3

Misagi los quiere * *


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