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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola lindas personitas, ¿cómo están?, yo bien, algo atareada, así que vengo rapidito a dejarles una linda y esperada actu doble. Seguro que respondo mañanita sus comentarios. Muchas gracias por leer y por sus comentarios, me hacen muy feliz. Espero les gusten los caps. Si, seguimos con la pareja romántica :)....


Nos leemos...

Capítulo 32: “Magia Blanca vs Magia Oscura” Parte III


 


-perdonen mi torpeza por favor, alteza, Onodera-san, ¡ya les ayudaré!- hablaba Misaki mientras  se aventaba al suelo a liberar a los susodichos. Más Akihiko, aun en su inofensiva forma de conejo gris...no podía despegar sus ojos de los hermosos esmeraldas del tierno doncel frente a él.


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.


.


 


Con nerviosismo y sus manos temblorosas tratando de abrir primero el grillete que ataba a Akihiko, Misaki introducía el afilado puñal que le había reglado  Asuka forzando el seguro. Fruncía el ceño, mientras su cuerpo se encogía levemente cuando escuchaba los estruendos   y desmanes de la guerra. Los otro dos que  permanecían en la habitación miraban con curiosidad al muchachito, parecía que estaba bastante alejado de todo lo referido a las guerras y las armas...y eso les causaba un tipo de ternura y asombro por igual.


 


Al fin los grilletes que ataban al conejo de pelaje grisáceo cayeron al suelo, liberando al animalito. Un temblor inundó la habitación y  Misaki calló de sentón al suelo, y se volvió a hincar casi al instante concentrándose ahora en las cadenas que ataban con bastante ahínco al gato de pelaje moreno.


 


-Parece que Aikawa se enteró que podría ser un gran “problema” para ella, Onodera-san- exclamó Misaki con algo de dificultad para soltar los diversos candados mágicos que ataban a Ritsu, el ahora gato solo ladeó la cabeza. Resopló una vez más, llevaba bastante tiempo intentándolo y no cedió y entonces quiso intentarlo de otra manera.


 


-discúlpeme Onodera-san, por favor, no se mueva...ay¡ Kami, dame puntería- exclamó el castaño con congoja. Los dos animalitos presentes ladearon la cabeza  curiosos y después ansiosos al ver como Misaki levantaba la espada roja hasta dejarla atrás de si y apuntar hacia las cadenas mágicas. Los ojos de Ritsu bien pudieron interpretar un “¡espera!” pero dada su forma “no humana” no dijo nada y solo se limitó a cerrar los ojos.


 


La cadena cayó cortada a la mitad.


 


Tanto el conejo como el minino abrían dejado salir un enorme suspiro de  alivio por aquello. Y sin embargo solo se permitieron relajarse a su manera. Misaki por su parte se dejó caer aliviado hacia atrás recargándose en sus brazos, mientras agradecía todos los dioses no haberle hecho daño al minino.


 


-haa...-emitió un suspiro- yo creo que ya está...debemos salir de...- trató de seguir hablando Misaki mirando a los dos personajes frente a él sin embargo su boca se abrió totalmente en mudo y con asombro al ver como una extraña y brillante luz blanca rodeaba a sus nuevos “amigos”, para prontamente tomar una forma más...humana- aquí...-finalizó con un hilo de voz al ver la transformación de esos dos.


 


-príncipe, Onodera-san...-tartamudeaba el muchachito observando fijamente a los dos chicos frente a él. Su mirada calló primero en el chico de ojos esmeraldas...el cual era seguramente Onodera, le dedicaba una amable sonrisa y después de fijó en el poseedor de aquellos orbes hipnotizantes y amatistas, el cabello grisáceo con un estilo un tanto peculiar...era tan parecido a Asuka, pero a la vez  tan diferente. Misaki ya no sabía que decía...o que pensaba su cabeza... ¡de hecho hace un rato que se había desconectado de la razón!, pero si era tan guap...¡HEEE!... se sorprendió el mismo totalmente sonrojado...-yo...-


 


-Misaki...¿no es cierto?- empezó Onodera con algo de gracia, pues le parecía bastante divertido que los dos chicos frente a él se quedaran mirándose embobados el uno al otro. El oji-verde miró al fin a quien le hablaba y asintió levemente- déjame presentarme correctamente...mi nombre es Onodera Ritsu, es un gusto conocerte y realmente muchas gracias por rescatarnos- sonrió de manera amable.


 


-yo soy Usami Akihiko, un placer- exclamó el peliplata extendiendo una mano a Misaki quien seguía tirado en el piso aun por la impresión. Misaki con bastante nerviosismo aceptó la mano del otro, quien le ayudó  a ponerse de pie- muchas gracias por liberarnos, estaremos en deuda contigo- aseguró el oji-violeta, sin percatarse que aún no soltaba la mano del menor, hasta que este hizo un leve gesto por separarse y el mayor, a su pesar, tuvo que ceder, mirando fascinado el sonrojo del más pequeño castaño.


 


-no... No diga eso alteza, por favor, yo no busco una recompensa por esto, ah...pero que torpe- se dijo el mismo Misaki si se capaz de sostenerle la mirada a los otro dos por mucho tiempo -...esto, mi nombre es Misaki. Takahashi Misaki...encantado- bajó la cabeza n una leve reverencia .Ambos chicos se miraron sorprendidos por la impresionante humildad y ternura del chiquillo.


 


-eres increíble, mejor de lo que he escuchado de ti, Misaki- exclamaba Ritsu tomando las manos del otro doncel, quien le miró fijamente a los ojos, viviendo la sonrisa amable de mago.


 


-no me diga eso por favor, no es para tanto...- exclamaba Misaki, Ritsu sonrió.


 


-¿te parece poco haber incentivado una guerra por la paz mágica, Misaki?- exclamó el mago, el más pequeña abrió mucho los ojos, nunca lo había pensado así –realmente eres el “indicado”...pero bueno- dijo haciendo una breve pausa, tras escuchar muchos  pasos en la planta baja...-hay varios chicos que rescatar aun...y una guerra en la cual participar- dijo sonriendo de lado, apareciendo de entre sus ropas una varita mágica en color verde olivo -vamos


 


Rápidamente caminaron por el largo pasillo para liberar a los otros... Misaki hasta el frente y  un poco más atrás iban Ritsu y Akihiko.


 


-wow...- susurró el oji-violeta...sin ser capaz de separar su vista del lindo muchachito de ojos verdes inocentes. Escuchó un sonido de una risa contenida...y volteó a ver a Onodera, quien le miraba con una clara carita triunfante de “te lo dije”. Akihiko frunció el ceño disgustado por eso, pero reanudó un sonrisa de lado sin dejar de ver la cabellera castaño moverse de una lado a otro...Misaki...lindo nombre...


 


*************************************************************


 


Masamune seguía mirando con curiosidad  al muchachito de cabellos rubios frente a ellos que desde hace un momento no había tenido a nadie que le atacara, mientras Miyagi de vez en cuando peleaba con su espada. Todo aquello le resultada tan increíble, solo que el contaste peligro en el que estaba y los ataques que hacían retumbar el suelo el recordaban que era la cruda realidad... ¡estaban en una guerra entre usuarios de la magia!


 


-¡hey!...-una voz llamó la atención de los tres allí, dos de ellos le miraron con una sonrisa.  Takano miró a Hiroki, y se sorprendió un poco al sentir como este le abrazaba con extraña efusividad, sin embargo no le rechazó el abrazo...le alegraba saber que todo había salido bien con el.


 


-Hiroki, es bueno verte de nuevo, al parecer todo ha salido bien con los tritones, ¿no?- exclamó Masamune, indagando un poco. Hiroki sonrió y escondió bastante bien un sonrojo antes de responder.


 


-si, a Nowaki y a mí nos fue muy bien con las pruebas en Ayami...aunque algo fastidiosas, en especial la última- exclamó con una sonrisa un tanto cansada recordando-...hemos terminado apenas hace dos días- explicó el castaño.


 


-¿Ayami, has dicho? - preguntó Miyagi, curioso.


 


- ah, es cierto...tu no supiste de las otras  pruebas- recordó Hiroki- al parecer  a mi me tocó liberar al pueblo de Ayami de la maldición de Aikawa, mediante 3 pruebas  muy presuntuosas- exclamó con media sonrisa. Miyagi hizo un gesto de sorpresa sintiendo.


 


-así que fuiste tú quien los liberó, dicen que son algo difíciles esas pruebas- exclamó con media sonrisa, algo picara Shinobu. Hiroki levantó una ceja fijándose apenas en el chiquillo de cabellos rubios... no sabía por qué...pero algo le decía que ese chiquillo sabía lo de su...no, no podría ser.


 


-si...algo... ¿por cierto quién eres?- exclamó curioso Hiroki. Escuchó la risilla del oji-gris gracioso.


 


-te llevarás una sorpresa- exclamó Mune. Hiroki levantó una ceja.


 


-alteza, me han dicho monstruo, abominación, animal del infierno...príncipe dragón...-siguió contando el rubio mientras extendió los finos dedos de su mano izquierda...Hiroki comenzaba a indagar hacia donde iba todo aquello – pero prefiero mucho más Takatsuki Shinobu, solo Shinobu, por favor... un placer- exclamó ladeando su cabeza en un gesto de ternura.


 


-e-eres el dragón...- exclamó Hiroki con la boca abierta. Shinobu asintió-...ósea que tu...tu...eres wow- solo alcanzó a decir el oji-avellana, mirando maravillado el cambio, hasta que un click hizo en su mente- oye...oye...un momento...¡¿has dicho Takatsuki?!- el rubio volvió a asentir con una sonrisa- ...eres el hijo perdido de la reina de Takatsuki...-murmuró más bien como una afirmación que como una pregunta.


 


-así es...hui de mi hogar cuando mi padre mandó a matarme...y una vez estuve perdido, Aikawa me encontró y me hizo su esclavo durante 7 años, no había podido salir, hasta ahora- explicó Shinobu, mientras miraba discretamente con una sonrisa a Miyagi, quien se la devolvió. Hiroki no pasó el gesto desapercibido, sonrojándose un poco por su suerte, también.


 


-emm...no sé si es mi imaginación o ¿ustedes dos son...?- exclamó el castaño sin querer dar un nombre a algo que el solo suponía, los dos amantes solo se miraron y el que respondió fue Takano.


 


-pues bueno, al parecer si es lo que piensas, y extrañamente son pareja...algo que no le hace competencia al hecho de que sea el dragón- exclamó algo confuso el príncipe mayor.


 


-pues al menos para mí ha sido una salvación que Miyagi se haya quedado conmigo...de no haber sido por él probablemente seguiría atado a aquella cadena- hizo un mohín de dolor señalando su tobillo lastimado. Hiroki recordó con tristeza que “el dragón” se encontraba atado al grillete de la cadena aquella -...después de todo mi encantamiento era de “amor”- exclamó con una sonrisilla sonrojándose. Mune y Hiroki suspiraron y asintieron, al menos todo estaba resultando.


 


-sin embargo a mí me da curiosidad saber que pasó contigo Hiroki- exclamó Mune, mirando al castaño algo acusativo.


 


-¿conmigo?, ¿pues qué habría de pasar Mune?- exclamó cruzándose de brazos, aunque cierto nerviosismo recorrió su cuerpo.


 


-es verdad...a mí me parece algo realmente curioso que las hadas sirenas hayan accedido a cuidarte- exclamó Shinobu con media sonrisa, mientras señalaba a las 3 mini- haditas azuladas que volaban alrededor  de Hiroki, protegiéndolo.


 


-¿hadas sirenas?- preguntó Miyagi.


 


-si, dicen que son bastante  solitarias y que no son precisamente buenas amigas de los tritones, seguro que es por su orgullo- murmuró el rubio lo último, todos le miraron con curiosidad y Hiroki tendría que decir algo pero ya...


 


-bueno...es que...


 


-Chicos


 


Otra voz había interrumpido aquello. Hiroki había suspirado con alivio, ¡¿cómo les diría que las hadas-sirena le protegían por voluntad propia pues  se habían enterado que iría a la guerra en su “estado”...?!. La voz que les había interrumpido era nada más que Yuu Yanase, quien venía casi sin ningún rasguño.


 


-Yanase-san- exclamó Masamune, pues al parecer era le único de ellos que le conocía en persona- ¿sucede algo?-


 


-nada exactamente, Mino ha dispuesto que ustedes se  mantengan fuera de pelea, solo por  seguridad, piensa que alguien está por llegar y esto acabará pronto, por eso no se preocupen demasiado- les sonrió- igual, Kaoruko y yo estaremos cuidándole de cerca- exclamó el mago, convirtiéndose casi al instante en un hermoso gato montés.


 


-ok...-solo alcanzó a decir Mune, pero el “felino” ya se había ido. Volteó a ver como la mujer de vestidos rosados efectivamente estaba deteniendo a cuanto brujo intentara acercárseles. Suspiró. Pero enseguida regresó a ver a Hiroki, quien no había despegado su vita de él, tano Shinobu como Miyagi también lo hicieron.


 


 


-decías, Hiroki- exclamaba Mune entrecerrando los ojos. Hiroki  se sonrojó de inmediato bajando el rostro


 


-bueno...yo


 


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-¿Cómo está Keiichi?- preguntó Yura preocupado nada más al verlo caminar hacia ellos. El aludido sonrió de medio lado mientras asentía.


 


-está más calmado- respondió. Los 3 interlocutores solo asintieron  y se dedicaron a caminar para salir del palacio, habían perdido ya algunos minutos.


 


-¿está resignado?- preguntó preocupado el rey. Haruhiko negó con la cabeza, mientras sonreía.


 


-no, tiene esperanza de que regresemos...todos- miró a Yura , quien asintió- espera vernos de vuelta y reclamarnos a la cara por qué se lo ocultamos- rio un poco , mientras fijaba su mirada al frente. Las tropas de Usami estaban listas para marchar  y en cuanto Hitomi dio la orden las grandes hileras de  soldados bien vestidos y armados, con la insignia del reino Usami en el escudo, avanzaron, saliendo paso a paso de la zona habitable de Usami.


 


-...voy a regresar Keiichi, te lo prometo- susurró Haruhiko con los ojos cerrados, mientras aspiraban el último atisbo de paz, quizás por varias horas...o días. Los cascos de los caballos resonaban con fuerza en el piso, al igual que los pasos que daban las tropas a pie  con su armadura plateada.


 


..........


 


Mientras, Keiichi, detrás de la ventana veía con sus ojos cristalizados como el ejército se movía  a un paso constante y firme. Sus ojos mieles no se despegaron de la varonil figura de su amor hasta que no fue capaz de distinguirle por la lejanía...


 


-todo estará bien Keiichi, confía- escuchó como Asuka le hablaba, sabía que estaba tras él, pues los brazos de la mujer lo rodearon, y tratando de buscar apoyo y reconforte  se acurrucó en ella.


 


-sí, volverán...-susurró el doncel recargando su frente en el frío cristal de la ventana.


 


*************************************************************************


 


Tanto Misaki como Ritsu y Akihiko se veían ya bastante agitados de tanto correr, pues el castillo de Aikawa no era tan pequeño, ni los pasillos en donde encerraba a todos sus rehenes tan cercanos.


 


¡Crash!


 


El fuerte sonido que hizo la puerta en azotarse contra la pared al ser abierta, fue opacado por el ruido que ocasionaba la batalla afuera. Esa era la última puerta en donde había rehenes. Pues rápidamente se  habían encargado de liberarles, y Ritsu les había regresado a su forma original. Todos agradecían con ahínco y/o lágrimas en los ojos a Misaki y salían despavoridos hacia la salida, otros más recatados, buscaban a los suyos y esperaban a salir del lugar mejor junto a Ritsu y los demás.


 


-¡hey, chicos!- gritó Onodera  al entrar a la habitación. Y entonces les vio, sus cuatro amigos, los otros que sabían usar magia, permanecían igual que él, todos  tan aprisionados como lo estaba él, obligados  a permanecer en su forma de animal. Para ser exactos, dos  gatos, una pantera  y un ciervo. Los aludidos voltearon su mirada hacía el expresando verdadera felicidad, y cierta sorpresa al ver al otro oji- verde allí. Con un rápido hechizo Ritsu pudo liberarlos y los 4 tomaron sus formas humanas.


 


-¡oye, te habías tardado!- reclamó el primero que era un muchachito de algunos 13 años. Mientras, por instinto al ser su forma mágica un gato, acomodaba un mechón de cabellos rubio cenizo detrás de su oreja. Ritsu frunció el ceño haciendo un puchero.


 


-¡hey, Siru, no te quejes!, ¡hemos liberado ya al resto de los chicos!- exclamó Onodera defendiéndose, el joven “mínimo” solo bufó.


 


-te hubiera tomado menos tiempo si hubieras venido a sacarnos primero a nosotros- refunfuñó el otro chico de aproximadamente 20 años, que tenía su cabello negro y oscuro algo alborotado. Sus ojos eran de un verde brilloso, el cual lucía bastante espeluznante cuando tomaba su forma de pantera negra.


 


-no si están del otro lado del castillo, Kino- respondió esta vez Akihiko.


 


-hubieras tenido más personas que te ayudarán con resto , de regreso- intervino también el otro “gato”, un chico pelirrojo de ojos mieles de 18 años tal vez, que miraba inquisidor y con un puchero gracioso a Akihiko, quien bufó un poco. Misaki parecía curioso mirando a todos los chicos... ¿ellos eran los “otros” magos?...sus mirada verde se centró en el delicado cuerpo del muchacho...y al fin descubrió que “ese” pellirrojo  era también un doncel...y al fin resolvió que el “pucherito anterior” era un coqueteo al peliplata...frunció el ceño....muy pronto se vio sonrojado por haberse alterado por esas “insignificancias”


 


-Arata, haz silencio y vámonos ya- exclamó Ritsu algo acostumbrado a los pequeños reproches de sus amigos, por lo último miró a la única chica del grupo, quien sorpresivamente no se quejaba aun-y tú...Kaiya... ¿no te quejas también?- exclamó sarcástico. La chica rio un poco antes de empezar a seguir al grupo.


 


-hubiera pensado algo muy bueno para responderte Ritsu, pero no puedo dejar de admirar al chico que nos acompaña, disculpa- exclamó acercándose de lleno a al sorprendido y avergonzado Misaki- ...¿eres tu Misaki-kun?...¿el salvador de  Usami?


 


-¡oh es cierto, ¿eres tú?!- se acercaba ahora también el pelirrojo. Muy pronto Misaki tuvo alrededor a los 4 muchachos.


 


-esto...pues al parecer si- exclamó el oji-verde son saber a quién mirar exactamente.


 


-¡esto es increíble...prácticamente te debemos todo lo que ha sucedido para que pudiéramos salir de aquí, ¿no? – hablaba el más pequeño mirando al resto.


 


-¡chico!, ¡hay una guerra afuera, porque has logrado retar a Aikawa!- exclamó con una sonrisa y una ceja levantada Kino.


 


-¡déjenlo ya!- separó a sus amigos atosigadores del pobre Misaki- hay que continuar con esto, ya después podrán preguntar lo que quieran, apúrense- exclamó Onodera, jalando de una mano al oji-verde. Prontamente  apuraron el paso, hasta que corrían a  toda velocidad por los pasillos.


 


-falta  poco para salir de aquí- hizo saber Akihiko cuando divisó la salida, sin embargo algo hizo que se detuvieran de inmediato y asumieran una posición defensiva colocándose todos los magos hasta adelante, protegiendo a Akihiko, Misaki y el resto de rehenes que les seguían.


 


-jejejejeje, ¿realmente creyeron que saldrían sin ningún problema?- se escuchó una voz burlona. Ritsu miró con frustración y odio mal disimulado a los 3 sujetos frente a ellos.


 


-brujos...-murmuró con saña frunciendo el ceño.


 


-¡largo de aquí si no quieren terminar hechos polvo!- exclamó con furia el pelirrojo, apretando sus puños, mientras el fino anillo plateado brillaba con fuerza en su dedo anular izquierdo.


 


-basta Arata- tranquilizó la única chica allí al doncel, este rugió un poco sin dejar de ver mal a los tres frente a él.


 


-ooou...el gatito no tiene permitido salir a jugar- se burló uno de los brujos, que llevaba su atuendo todo en color negro, de ojos castaños igual que su cabello. Los otros dos brujos rieron por el comentario de su compañero haciendo que Arata se enojará más.


 


-¡te mataré!- gritó Arata.


 


-inténtalo niño bonito- retó entre risas burlonas el castaño brujo, tomándose escasos segundos en revelarse en su animal que era un leopardo de Persia, bastante grande para su mala suerte. El pelirrojo retrocedió un poco, pero el rugido del potente animal hizo arder su furia nuevamente y enfrentarle con la mirada.


 


-estás loco Arata, ¡no pelearás con ese leopardo!- exclamó algo atemorizado Siru, el menor.


 


-si lo haré- retó el pelirrojo. Más observó cómo su pelinegro amigo se  ponía justo frente a él- ¡Kino!, ¡¿pero qué te pasa, animal, no te metas en mis peleas?!- exclamó avergonzado y enojado, aunque por dentro estaba más que agradecido.


 


-cállate Arata, eres pésimo escogiendo a tus oponentes... ¡hey tu leopardo cobarde, métete con alguien de tu tamaño!- más que pronto, Kino había tomado su forma de pantera negra. Ritsu supo que no podía detenerlos cuando después de acecharse mutuamente ambos se lanzaron a atacarse, por lo que solo le quedó poner atención a los otros dos.


 


-bien...mocosos...que les parece probar a la suerte...estoy casi seguro que el único que podría darnos batalla eres tu – exclamó con media sonrisa uno de los brujos mirando a Ritsu- lástima que tus poderes han disminuido al intentar volver a todos los rehenes en humanos... ¿no es así?,  ¿te animas a saber si podrás o no detenernos, hee?- exclamó burlón. Los presentes rugieron, los otros magos bajaron la cabeza. Era cierto que poseían magia, pero no la sabían usar del todo bien. Ritsu fue el que aprendió a controlarla un poco y Kino peleaba casi siempre con su animal ,que más que usar magia , era controlar su fuerza...pero ellos....no tanto. Onodera, por su parte, frunció el ceño, mirando como su amigo Kino batalla con furia contra el otro sujeto. Era cierto...él no podría con los dos, quizás con uno...pero con los dos, en su estado actual, nunca.


 


-bien...- firmó sus sentencia el oji-verde, apuntando hacia enfrente su varita mágica. Los otros dos rieron burlones antes de ponerse también en posición de ataque. Misaki tragó saliva...eso no pintaba nada bien...el no podría permitir que le pasara algo malo a Ritsu...si Mune se enteraba seguro se moría y entonces algo hizo click en su mente.


 


-la flor...-murmuró captando la atención de los que lo rodeaban, y sin más la sacó de los bolsillos y miró atentamente a los otros dos magos frente a él- ... ¡alguno de ustedes podrían usarla para ayudar a Onodera-san!...-indagó el castaño, los chicos se miraron fijo y fue   Kaiya quien miró con decisión al oji-verde.


 


-yo lo haré- exclamó la mujer. Muy pronto el tatuaje violeta apareció en el dorso de la mano de la mujer...y como fiel amiga y compañera se puso al lado de Ritsu.


 


-hey...Ritsu, ¿qué dices?... ¿un juego más?- exclamó con amplia sonrisa, el oji-verde asintió observando que la chica portaba ahora el tatuaje que le hacía inmune, sonrió por eso, no arriesgaría a sus amigos.


 


La pelea dio inicio al fin y los poderes y golpes limpios por  igual no se hicieron espera. Misaki miró con dolor y cierto coraje la pela también entre los felinos...que de vez en cuando solo se dedicaban a rugirse...también estaban exhaustos. Solo que aquello no duró demasiado, pues una luz enceguecedora se hizo presente en el lugar, la mayoría llevaron sus manos o su antebrazo a la cara tapándose del esplendor tan agresivo, sin embargo una voz  se escuchó allí, una voz que hizo que los magos sonrieran complacidos.


 


-hey chicos...me preguntaba el porqué de su impuntualidad en el campo de batalla...¡ya están bastante grandecitos como para jugar con la basura!- exclamó con fingido desdén...más bien dirigido hacia los brujos allí. Ritsu le dedicó una sonrisa- vayanse...yo me haré cargo del resto, esto no quiere decir que estoy con ustedes, entérense- sonrió de lado...esa sonrisa que en ella se veía tan graciosa pero que en Aikawa les daba bastante escalofrío.


 


-Haruna...gracias- exclamó el oji-verde antes de salir corriendo de allí- ¡andando!- gritó  a todos los que  iban con él. Kino retó por última vez con la mirada a su oponente, y sin deshacer su animal siguió tras los demás. Mientras tanto la bella muchachita que acaba de aparecer en el salón... miraba con sus expresivos ojos mieles y ese cabello de color pelirrojo que erizaba la piel a cualquiera...pues le recordaba a su terrorífica madre...


 


-bien... ¿quién de ustedes será el primero?...


 


*******************************************************************


 


-bueno...lo que pasó es que...bueno...Nowaki y yo...- empezó a hablar Hiroki mientras luchaba contra su propio organismo para intentar no sonrojarse, ni mirar a Takano al mismo tiempo, quien tenía los brazos cruzados, esperando una respuesta –escucha Mune...no te alteres tanto, ¿sí?...no es algo...tan...tan...interesante...- hablaba entre nervios y espasmos Hiroki. Masamune empezaba  perder la paciencia y la integridad... ¡¿Qué rayos pasaba...ese enfrente de él era Hiroki....tartamudeando?!...algo pasaba. Shinobu miraba con una sonrisa graciosa la escena y  Miyagi no entendía absolutamente nada, pero se le hacía extraño el comportamiento del oji-avellana.


 


-Hiroki...pierdo la paciencia –advirtió Takano- ¡dime ahora mismo qué te hizo ese tal Nowaki!


 


-¡¿q-qué me hizo?! ¡Nada!... ¿cómo crees?- intentó sonreir el castaño mirando sin poder evitarlo al más alto. Mune abrió los ojos a más no poder cuando observó el rostro de Hiroki totalmente sonrojado...ok. Ya veía hacia donde iba todo aquello.


-Hiroki... ¿te acostaste con él?-preguntó demasiado directo...tanto que hasta Miyagi y Shinobu se sorprendieron abriendo muchos sus ojos...y el menor se había sonrojado hasta las orejas tapándose la boca. Mientras Hiroki había quedado con la boca abierta, a punto de perpetuar un agudo grito, sin embargo no lo hizo. Masamune supo que había hecho una estupidez enorme cuando observó los ojos avellana deshacerse en lágrimas.


 


-¡¿pero qué te pasa?!, ¿cómo te atreves a decirme eso, justo así y justo aquí...?- exclamó el castaño tapándose su cara sonrojada y dolida por el comentario. Takano quiso darse un golpe a sí mismo, mientras se maldecía su poco tacto...y entonces comprendió a comprender todo aquello.


 


-p-perdóname Hiroki...no debí decir algo así...ven acá- le consoló, mientras se acercaba hasta el apretándolo entre sus brazos, buscando “inconscientemente” la mirada del tritón. Encontrándolo peleando  a varios metros, de vez en cuando volteaba  ver a Hiroki para asegurarse que todo fuera bien. Le cuidaba demasiado. Abrió sus ojos con bastante sorpresa. Sonriendo al fin al ver como Hiroki respondía su abrazo- perdóname...-susurró con cariño...al doncel en su brazos que seguramente seguiría sonrojado. Mune había despertado un sentido bastante sobreprotector con sus “primos” y en general con cualquier chica o doncel cercanos a él...y resulta que especialmente a Hiroki le cuidaba bastante, pues lo consideraba casi como un  hermano.


 


-idiota...-murmuró Hiroki, aun contra su pecho, Mune dejó escapar una risa-...estoy embarazado... ¿es eso lo que querías saber?- exclamó con un susurro de voz. Takano abrió  muchos los ojos, pero siguió abrazando al doncel, sabía que si lo separaba ahora no diría nada más- escucha...ni  yo sé cómo pasó todo tan rápido...un día estaba peleándome con él porque me ignoraba y me dejaba hablando como estúpido y al otro día ya me estaba besando con él  detrás de las columnas del palacio...no lo sé Mune...simplemente se dio...y te advierto que si eres el  primero en restregarme en la cara lo mal hijo que soy y mi irresponsabilidad te diré que me importa un...


 


-no te diré eso, cálmate- interrumpió  Masamune con u tono más suave y separando al fin de su cuerpo al castaño, quien temblaba como hoja en el viento, observándolo con su rostro sonrojado- es cierto que tal vez el momento no sea presamente el más adecuando...pero te felicito por tu bebé...y si estás feliz con ello...está todo bien...eso si- cambió su rostro más sombrío- tendré que hablar con tu noviecito, sobre su concepto de “cuidar a la perfección” ...-sonrió burlón haciendo sonrojar a Hiroki.


 


-¡Mune!- advirtió el castaño.


 


-¿qué?, sabes que lo haría...- exclamó haciéndose el enojado Mune- Hiroki...dime algo...¿de verdad le quieres?- el oji-avellana, miró a Mune un momento, y sintió sus mejillas ardiendo de vergüenza al verle sonreír, después miró a Nowaki...y su corazón se detuvo por segundos para después volver a moverse locamente...si, eso pasaba siempre.


 


-es un estúpido...- empezó Hiroki bajando su rostro -...es un tarado, empalagoso, roba-besos, pervertido...-deletreaba con tanto “desdén” que Miyagi resentía aquél amor algo....”peligroso”.


 


-¿le quieres?..-volvió a preguntar Mune reprimiendo una risa al escuchar la descripción.


 


-mucho...- exclamó el oji-avellana bajando el rostro.


 


-me alegro por eso...- abrazó de nuevo Takano a Hiroki, quien empezó a  temblar de nuevo- ¿Qué pasa...estás llorando otra vez?- exclamó con una ceja levantada y  medianamente preocupado Mune.


 


-¡cállate, no lo puedo controlar...estúpida sensibilidad, la  odio!- exclamó con un lindo puchero el castaño haciendo que el resto riera un poco. Un estridente ruido hizo que se separaran de la abrazo una vez más. Hiroki recuperándose de a poco, preparó su arco, manteniéndolo  en descanso  hacia abajo. Mirando hacia todos lados, atento.


 


-me parece fascinante tu movilidad para la batalla  aun en tu estado, Hiroki- exclamó Shinobu este le miró casi con reproche y receloso.


 


-soy bueno  con las armas...y no es como si estuviera de varios meses- exclamó el  mayor. Mune sonrió. Hiroki se había disgustado un poco. De pronto su vista se desvió a hacia la puerta principal, donde había entrado Misaki hace ya, casi tres horas. Obviamente estaba preocupado...pero contaba con que no le dejarían solo...y quizás...estuviera junto a su amor...Ritsu


 


-¡miren allí!- hizo saber Miyagi apuntando hacia la entrada mientras algunos niños y jóvenes salían corriendo de allí, justo enfrente estaba Kaoruko, evitando que algo malo les pasara. Masamune indago que esos eran las personas que Aikawa tenía convertidos en animales. Los ojos de las cuatro personas allí, no se despegaban de la dichosa puerta, esperando el momento en que  saldrían de allí...


 


Un nuevo ataque hizo temblar el suelo sobre  el que estaba y  el castillo volvió sufrir daños, quebrando algunos ventanales, tirando algunas estatuas de las torres y quebrando pilares que hacían que pedazos de la estructura se vinieran abajo. Mune frunció el ceño, más no pudo ocultar su alegría al observar como al fin, salían las últimas personas...


 


Los primeros que salieron corriendo fueron una chica de cabellos verdes cargando a un pequeño niño, después un muchachito  de algunos 13 años de cabello rubio cenizo jalando de la mano a una niña pequeña; seguido de un chico pelirrojo, que al parecer venía discutiendo con un muchacho de cabellos negros alborotados que venía muy herido recargado en su compañero-¿doncel?- se interrumpió Masamune.  Con una sonrisa admiró también como Misaki  trataba de seguirle el ritmo a sus compañeros, mientras  venía sujeto de un chico de quizás una altura como la suya, de cabellos plateados y ojos violetas...


 


-A-Akihiko...-murmuró con una media sonrisa, como no adivinar que era él , si era idéntico a Asuka...Sin embargo la emoción de  volver a ver  a su primo perdido no le hizo  competencia a lo que sintió al ver a su hermoso castaño saliendo por ultimo del castillo, ayudando a un doncel adolescente a mantenerse en pie y seguir caminando. Su corazón palpitó con fuerza mientras las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos y sin decir más empezó a caminar hasta él hasta que terminó corriendo. Ritsu por su parte, dejo al chico en un lugar seguro  y buscó con la mirada temblorosa a su amor...¿Masamune habría venido...en serio?...sus dudas se despejaron al observar de frente  a su hermoso príncipe...y estallando en el momento en lágrimas pero con una divina sonrisa, se levantó como pudo y comenzó a correr hacia donde estaba su amor...


 


-R-Ritsu...-murmuró el mayor al sentir al fin entre sus brazos a su joven amor- perdido, aspirando el dulce olor que por las noches le atormentaba y le consolaban por igual. El más pequeño temblaba de emoción, feliz  y sintiendo de nuevo ese latido desesperado de su corazón, cada vez que se encontraba con su  dulce príncipe...


 


-Mune...


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Continuará...

Notas finales:

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