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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo...

oh...oh...¡algo pasa con Haruhiko!...

Espero les guste el capítulo :), nos leemos pronto...

Misagi * *

Capítulo 33: “Mason llega al campo de batalla”


 


Mientras batallas épicas se llevaban a cabo en  unos lugares, en otro, especialmente en las tierras de Sumi, un hombre se encontraba recargado en los gruesos y mugrientos barrotes de una celda. Era un lugar  poco higiénico, por así decirlo, lúgubre, oscuro y frío, aún más que la intemperie...en el Pinal de las montañas de Sumi; puede que tal frialdad se debiera al escaso sol que entraba al lugar, a la desagradable humedad....o simplemente un castigo para las “no-tan pobres” almas que cayeron en la tentación de obrar mal.


 


El calabozo de Sumi, ubicado en el piso subterráneo del  palacio. En este el lugar era donde se encontraba este personaje. Los ojos negros, mirando con desinterés lo poco que estaba frente a él,  y su cabello oscuro carecía de todo cuidado que disfrutaba de los bienes económicos que le brindaban sus malos tratos involucrando a Sumi. Era una terrible persona, estaba seguro de eso, mas no que le importara demasiado. De vez en cuando  solía reírse a carcajadas, soltando una que otra lágrima por el esfuerzo...extraño era que se riera de sí mismo, los guardias  solían tacharlo de loco. Le parecía la ironía perfecta que hace apenas unas semanas el daba las órdenes de encerrar a los hombres que le “estorbaban” al calabozo, él era el que decidida quien iba a la horca...por qué claro...en eso entonces...era el “justo” rey. Pero hay que ver  como la vida suele dar vueltas y ahora él se encontraba en ese lugar. Ya habiendo perdiendo  sus títulos, sus propiedades, su  tan perfecta apariencia, su dinero...¿su familia?...No, no era algo que le importara. Es más, nunca la consideró suya... supo desde el momento que leyó la palabra resignación en la cara de Kaede, que ellos no formarían una familia...solo aparentarían serla...seguido del el “sí, acepto” de la castaña, fue la perdición. La mirada gélida y furiosa de Keiichi, la de desconfianza y  desinterés de Yura. Y un año después la de total ingenuidad de Kioshi.


 


Kioshi...ese mocoso, ¿acaso el habría significado una reivindicación a todo su mal...una razón por la cual podría dejar atrás aquellas obras “poco honestas”?...tal vez si... o tal vez no. A lo mejor era algo que no dependía de esa criatura. Era natural amar a un hijo ¿no?...y entonces... ¿por qué él no podía?... ¿o por qué el amor que sentía hacia ese pequeño renacuajo no era el que “debía” ser? Recordaba aquella noche...en la cual Kaede le había despertado, ella estaba con el rostro todo colorado respirando con mucha dificultad y sudando...Sousuke había adivinado lo qué vendría con tan solo ver la blanca mano de su mujer sobre la enorme barriga. Y ahí estaba, recordando, frente a una de las escenas más extrañas de su vida, él cargando por primera vez a esa bola rosada, mirándole con la curiosidad más profunda...y sin embargo...no sucedió nada...no sintió algo nuevo...algo extraño...o cualquier cosa...ese ser recién nacido...le era completamente indiferente...“es tu hijo...Sousuke“  recordaba lo que le había dicho Kaede con una sonrisa cansada, él había mirado una vez más al infante que se movía entre sus brazos, tranquilo y no sucedió nada. Se limitó a sonreírle a su mujer. “es lindo...“es lo único que le había dicho para no hacerle sentir mal.


 


El sonido de la puerta principal del calabozo abriéndose, fue lo que le despertó de sus recuerdos...  y fijó la mirada en la persona que había entrado a su vista.


 


-Sousuke-san...se me ha encargado recoger su testimonio... ¿sabe?, acerca del asunto de su...de Kioshi-kun...las leyes dicen que debe haber la versión de ambos lados- habló corrigiéndose el bello doncel frente a él. Sosuke miró con  media sonrisa y una ceja arcada al muchachito...hace tanto tiempo que no veía a una persona...y ahora el dichoso recibe de visita a su...¿nuero?, claro rodeado de un montón de guardias... ¿Su testimonio?... ¡por favor!...si ya sabían lo que había pasado...¿para qué desperdiciar el tiempo?...


 


-...Muy buenos días Yuki, tan...decente como siempre- exclamaba Sousuke mirando al muchachito de arriba abajo, el rubio había fruncido el ceño sin bajar la mirada -...me preguntó... ¿por qué no habrá venido mi dulce Kaede a visitarme en persona para estos asuntos?- preguntaba con sorna.


 


-basta con decirle que Kaede-san no se encuentra disponible...-respondió corto el muchachito, empezando a desesperarse con pergamino en mano.


 


-¿sigue lamentándose por la muerte de su...indeseable hijo?-  preguntó con media sonrisa. Yuki le miró casi con coraje, sabía que se refería a Keiichi, al menos eso es lo que pensaba Sosusuke a cerca del castaño que había perdido la memoria.


 


-le pido que se abstenga de mencionar comentarios que no vienen al caso... ¿cooperará con la petición, o no?- preguntó tratando de serenarse. La verdad era que Yuki,  se había negado todo lo que pudo a hacer aquello...pero comprendía a Kaede, y Sousuke era la última persona que quería ver justo ahora.


 


-lo haré- respondió el preso rápidamente...- aunque ya saben la verdadera versión...y esto sea un desperdicio de tiempo – escupió con desdén- pero que tardado se ha vuelto todo esto...pensé que Yura querría matarme con sus propias manos...al parecer me tomará mi caso con todas las de la ley, ¿no?- habló entre dientes. Yuki se estremeció  y sintió sus ojos verdes temblar cuando vio el rostro furioso del mayor -¿por cierto... dónde está el?...-


 


-n-no te hace falta saberlo...-respondió el muchachito tratando de retroceder, pero no lo hizo.


 


-¿mi “caso” les ha traído tantos problemas?...¿acaso hay personas que quieren cobrarles el dinero que les robé?- exclamaba una sonrisa siniestra. Yuki había comenzado a temblar y los guardias que le acompañaban sacaron sus armas- ... ¿estás disgustado por que me he acabado el dinero que tenías pensado gastar cuando estuvieras casado con Yura, no es verdad?... ¡¿aceptaste casarte con el solo por interés, verdad?!- comenzó a gritar.


 


-p-pero...que...- murmuraba el rubio retrocediendo con sus ojos a punto de llorar -¡yo no busco su dinero!...-


 


-¡claro que lo buscas!...¡solo eres un maldito doncel con algo de fama “no garantizada”!...¡todos ustedes son unas putas!...- El rubio emitió un pequeño gritó cuando sintió como el fuerte y mugriento brazo del prisionera la había agarrado por el cuello de su traje, pegándolo a las barras de su celda... todos los soldados se habían puesto en guardia, tratando de acercarse...


 


-¡suéltame....¿pero qué te he hecho yo?!- exclamaba el rubio con terror tratando de soltarse, mientras su ojos derraban lágrimas. Uno de los guardias había golpeado a Sousuke y este al  fin le soltó aventándole lejos, muy rápido los armados ayudaron a ponerle de pie y le resguardaron tras ellos.


 


-¡lárgate... Lárgate, maldita sea!- gritaba como si estuviera realmente demente el prisionero. Ya le habían dicho que desvariaba por lapsos de tiempo....el esperaba encontrarse con “el bueno”...pero tal parece que no había sido posible. Yuki respiró hondo tratando  de calmar su llanto, mientras miraba al hombre sacudirse en las barras metálicas.


 


-de acuerdo...mi iré...


 


-¡hazlo...y asegúrate de que me maten  pronto... y que no salga de aquí!...niño bonito... ¡porque si salgo...lo mataré! ¡MATARÉ A YURA! , ¡LO MATARÉ!...¡CORTARÉ SU CABEZA, Y  TE LA OBSEQUIARÉ! Jajajajajaja- gritaba tan fuerte que el eco de los gritos del lunático ese, se escuchaban seguramente fuera del palacio. Yuki sintió temblar más que nunca, y milagrosamente no se había desmayado allí, salió corriendo del lugar tapándose el rostro. Se recargó en unos de los  muros que da al patio trasero del castillo y se echó a llorar...él  solo esperaba el regreso de su amado...no soportaría que la guerra le quitara a su querido Yura.


 


******************************************************************


 


-R-Ritsu...-murmuró el mayor al sentir al fin entre sus brazos a su joven amor- perdido, aspirando el dulce olor que por las noches le atormentaba y le consolaban por igual. El más pequeño temblaba de emoción, feliz  y sintiendo de nuevo ese latido desesperado de su corazón, cada vez que se encontraba con su  dulce príncipe...


 


-Mune...


.


.


.


 


Ritsu sintió por unos segundos como si nadie más existiera...como si solo estuvieran ellos dos... y sonrió, le había estado esperando mucho más de lo que se imaginaba...y había soñado tantas veces con aquél día que no sabía que hacer exactamente. Con sus ojos llorosos y sus manos temblando sujeto las  mejillas de su amor y juntó sus labios...no había sido suave. No.  Era un claro beso cargado de desesperación y pasiones arraigadas en sus corazones desde hace bastante tiempo...desde que aquella bruja les había separado. Onodera permanecía agarrado con fuerza del cuello del mayor, mientras este lo había levantado en sus brazos, permitiendo que el mayor hubiera enredado sus piernas en su cintura. Aquella caricia íntima...había resultado tan enérgica y vital como devastadora, se separaron con una sonrisa cómplice y un pequeño sonrojo por parte del oji-verde.


 


..........


 


 Misaki  había  soltado un gran suspiro de alivio al saberse fuera del maldito castillo de Aikawa;  pues al parecer, en algún momento, todos habían ayudado a algunas de las personas que habían resultado heridos. Y entre tantos temblores, partes del suelo se habían agrietado, haciéndole difícil su recorrido lejos del castillo;  debió haber sido en uno de esos momentos  en el que Akihiko había tomado su mano para evitar que se tropezara en la carrera. Con un sonrojo  comprobó que a pesar de que  ya habían llegado del otro lado y se encontraban respirando dificultosamente tirados en el suelo, el príncipe peliplateado no le había soltado la mano.


 


-¿a-alteza...podría soltarme, por favor?- exclamó el oji-esmeralda avergonzado, viendo sus manos unidas, para evitar la mirada violeta del mayor. Este solo observó aquello y sonrió, soltándole. Al menos no le era completamente indiferente...y eso ya era algo.


 


-oh, lo siento, discúlpame por favor, Misaki- respondió el otro, poniéndose de pie y extendiendo una mano al doncel de manera caballerosa. El castaño le había aceptado la ayuda, más no lo miró, temía hacer el ridículo y sonrojarse aún más frente al guapo heredero al trono de Usami. Si tan solo su cuerpo seguía estremeciéndose por la suavidad con la que el príncipe había pronunciado su nombre.


 


-n-no se preocupe...-contestó Misaki corto. Trató de olvidad un poco el apuesto detalle oji-violeta  a un lado suyo y con una sonrisa fijó su mirada al frente. Observó con verdadera felicidad el encuentro entre Ritsu y Masamune...estaba feliz por ellos. Sus ojos viajaron a algunos metros adelante dándose cuenta que el oji-avellana ahí parado le sonreía.


 


-¡Hiroki!- gritó con alegría, y con una sonrisa en el rostro se abrazó al otro doncel- ¡estaba preocupado por ti!... ¡por todos, de hecho!- hablaba el oji-verde mirando de reojo a Miyagi también, quien hizo un gesto de saludo con la cabeza.


 


-yo también estaba preocupado por ti, es bueno verte entero- sonrió de lado Hiroki separando levemente a Misaki de su cuerpo. El oji-verde hizo un puchero, pero después sonrió.


 


-si, supongo que fue gracias a Mune y a Yukina-san...- exclamó con una sonrisa. Hiroki había levantado una fina ceja, en un gesto de duda.


 


-¿y quién es él?


 


-oh, cierto, bueno lo encontramos en  Towika- explicaba Misaki, Hiroki abrió mucho los ojos...¡¿Towika?!...claro que conocía las leyendas sobre ese maldito bosque-...etto, supongo que hay muchas cosas que contar...- exclamó Misaki rascándose la nuca. Hiroki había asentido ante aquello, más un rostro bastante recordado por el llamó su atención.


 


-hay que ver con ustedes...supuestamente vinieron por mi, ¿y por qué soy el único ignorado?- exclamó sarcástico, haciendo un falso puchero. Hiroki negó con la cabeza, mirando hacia el oji-violeta, mientras le sonreía y se acercaba a él.


 


-Akihiko...idiota, no sabes cuantos problemas nos causaste- exclamó Hiroki entre feliz  y bromista mientras se abrazó al más alto que le regresó el abrazo, cómo había extrañado a ese revoltoso niño enfurruñado por todo, sonrió recordando vagos recuerdos de su niñez.


 


-Hiroki, tan amable como siempre...no se  insulta  a una persona después de no haberla visto en 20 años- exclamó regresándole un abrazo con fuerza.


 


-cállate- respondió Hiroki sonriendo. Dando paso al fin para que ell resto saludara a Akihiko. Miyagi se acercó  y lo saludó con un apretón de manos.


 


-Miyagi Yoo...-exclamó por si acaso. Akihiko levantó ambas cejas, como si se acabara de enterar de algo.


 


-¿tu padre era...?


 


-sí, el anterior capitán del ejército de Usami


 


-vaya que sorpresa- sonrió el peliplata - ¿y tu?- exclamó viendo al rubio a un lado de Miyagi.


 


-Shinobu Takatsuki, un placer sentirse libre ¿no crees, Akihiko-san?- preguntó el rubio con una sonrisa. Y Akihiko  había abierto mucho ambos ojos.


 


-eres el...príncipe dragón...-murmuró- en el castillo hablaban de tu  poderoso encantamiento.


 


-si, ya sabes... Aikawa y sus traumas con el amor...afortunadamente Miyagi me ha ayudado- exclamó colgándose del brazo del mayor. Akihiko y Misaki sonrieron, algo sorprendidos...pero felices al fin.


 


-por cierto- comenzó Akihiko- Ritsu había detectado 4 acompañantes  para Misaki...- volteó a verle y este bajó el rostro, quien sabe si apenado- ... ¿quién es el otro?- preguntó curioso. Todos se miraron entre ellos. Mas fue Mune quien respondió, quien junto a Ritsu se acercaban a la escena ya.


 


-Sumi Keiichi, el es el que falta aquí...-respondió serio Masamune.


 


-¿por qué?, ¿sucedió algo?- preguntó Miyagi.


 


-bueno, sucedió un percance...- exclamó Takano recordando el rostro compungido de Keiichi aquél día que enfrentaría la “furia” de Towika.


 


-¿cómo que un percance?... ¡¿está bien?!- preguntó Hiroki frunciendo el ceño, preocupado.


 


-Yanase-san nos dijo que todo estaba bien, el está a salvo- respondió.


 


-¿y cuál era su prueba?- preguntó Hiroki cruzado de brazos.


 


-Towika...- había respondido Misaki ante aquello. Hiroki frunció el ceño más pronunciadamente.


 


-¡¿y le dejaste?!...era el más susceptible a que le pasara algo allí dentro- exclamó alterado Hiroki


 


-cálmate- tranquilizó con una mirada Mune, el oji- avellana respiró hondo- sabías que le tocaba a él, las cosas así estaban desinadas...mi deber era traer a salvo a Misaki hasta acá, no te negare que nos costó trabajo dejarle allí, pero es más fuerte de lo crees...-  Hiiroki solo había lanzado un bufido.


 


-¿Por qué más susceptible?- preguntó Akihiko- yo ni siquiera le conozco... ¿por qué se unió a ustedes?- preguntó curioso. Hiroki fue quien le encaró y habló con seriedad.


 


-Akihiko...han pasado varias cosas desde que desapareciste del reino- empezó  bajando el rostro, para después mirarle de nuevo- ...buscaban a alguien que gobernará Usami, el concejo demando que dos descendiente de las líneas  próximos se casaran- dijo con frialdad. Akihiko bajó el rostro frunciendo el ceño por el enfado, sabía a donde iba a aquello- me comprometieron con Haruhiko...lo malo era que él ya estaba comprometido con alguien más. Haruhiko rompió su compromiso con Keiichi para salvar a tu reino, todos hemos tratado de hacer algo. Desde entonces Mune, Keiichi y yo nos hacemos cargo de Usami. Pues tío Hitomi había caído en una depresión extrema y tía Asuka no habría podido sola - terminó el castaño. Akihiko había bajado el rostro, todos habían estado ayudando y el se sentía tan… impotente.


 


-g-gracias- exclamó cabizbajo. Mune se había acercado a abrazarle.


 


-tranquilo, ya todo está bien...ya tendrás tiempo para arreglar las cosas


 


-si...hay que terminar las cosas aquí primero- exclamó el peliplateado observando con unas sonrisa a todos los “guerreros” que le acompañaban. Sin embargo miró un poco más curiosamente a Hiroki,  a quien no había podido observar detalladamente hace un rato, en su letargo- oye...Hiroki- llamó su atención, el oji-avellana rápidamente le miró, y el resto también- ...te vez...extraño- le dijo con una ceja levantada, curioseando la fina figura de su primo y aún más especifica el rostro. Este enfurruñado, frunció el ceño y  le miró con reproche avergonzado.


 


-deja de mirarme tan fijamente Akihiko, idiota-se quejó.


 


-sabes...te vez, no te vayas a enojar hee- advirtió con un gesto gracioso, por lo que Hiroki achinó los ojos- te ves...muy hermoso


 


Al oji-avellana se le subieron los colores a la cara, y Masamune no pudo reprimir una carcajada.


 


-porque será...-murmuró Takano mirando con una sonrisilla a Hiroki, quien seguía colorado.


 


-¡¿pero qué cosas dices, animal?!


 


-¡¿qué?!...es cierto- se defendía Akihiko con media sonrisa, y enseguida miró a Onodera quien miraba también fijamente a Hiroki ya- ...oye, Ritsu, ¿recuerdas a Tami-kun?...aquél doncel que vivía con nosotros en el castillo, que cambió tanto...durante su...-volteó a ver a Hiroki con los ojos bien abiertos-¡oye Hiroki!...¡¿tú estás...?!-


 


Todos (los que aún no lo sabían) habían contenido el aire, esperando la respuesta del castaño.


 


-...¿Hiroki-san...está embarazado?- preguntó entre dudoso y sorprendido  Onodera, haciendo más directa la pregunta del peliplata. Hiroki sonrió algo nervioso, mirando los rostros de los presentes.


 


-bueno...-hizo un silencio bastante grande antes de responder -...pues si


 


A los pocos segundos, los que no se habían desmayado, ya estaban felicitándole.


 


***********************************************************************


 


2 días


 


Ese era el tiempo que había pasado ya en Sumi. Toda la guardia de Usami había previsto aquél encuentro bastante corto, pues no era por alardear, pero  eran probablemente el  ejército más poderoso de los alrededores. Lo que les había dado una fama innegable, y sobre todo un respeto- temor, por lo que eran también una razón por la cual Usami no era atacado constantemente.  Aquél día, en el que la guerra había empezado, los enemigos estaban muy confiados, pues sabían que el fiero general de Usami no estaba, además sabían también que Hiroki y el prodigio Masamune estaban ausentes... y eso era una buena noticia para ellos; sin embargo no tuvieron el tiempo suficiente de lamentarse cuando vieron quienes venían hasta el frente del, por sí solo, magnifico ejército. Si pudieron llevarse una gran sorpresa por el ver al mismísimo rey frente a ellos, reconocieron también de inmediato a Haruhiko con el ceño fruncido, seguido de...Sumi...¿Yura?...¡¿qué rayos hacia el príncipe de Sumi allí?!...


 


Por su parte, en el castillo, Asuka no había dejado ningún minuto solo a Keiichi, quien estaba reacio a despegarse de la ventana, y derramaba lágrimas frente al frío cristal. Temblando inevitablemente  cada vez que  escuchaba el resonar de los cañones. Así la había pasado desde que Haruhiko había marchado, y aquello le había parecido demasiado doloroso a Asuka. Ver a ese lindo muchacho llorarle horrores a su sobrino le destrozaba el corazón. Al inicio del segundo día  no hubo manera de que hiciese que el oji-miel le escuchara, e incluso tuvo que tranquilizarse junto a Mananami para que no saliera corriendo de la habitación como un desquiciado. La tarde de ese mismo día no pudo seguir reteniendo a Keiichi...y ese mismo día el médico había ido a administrarle, no por voluntad del castaño, unos ligeros calmantes...hasta ese momento el acongojado oji-miel había podido dormir...


 


La tarde del tercer día al fin había llegado, junto a la noticia que esperaban ansiosos todos. Usami había ganado la guerra.


 


Sintió el cuerpo pesado. Seguramente había dormido mucho más de lo que necesitaba...pensó Keiichi. Le dolía mucho la cabeza, frunció el ceño y limpió algunas lágrimas secas en su rostro.


 


-demonios...creo que les está gustando tenerme inconsciente- exclamó con un puchero Keiichi, mientras se sentaba en la cama, dejando que las puntas de los dedos de sus pies tocaran el frío piso de su habitación.  Permaneció unos segundos así, solo mirando hacia el suelo...hasta que sintió la extrema tranquilidad en el exterior, abriendo muchos sus ojos, como si hubiera descubierto algo enorme, corrió hasta su ventana...había personas caminando por las calles, volviendo quizás a sus casas, algunas tropas marchaban de acá para allá, solo para ayudar a las personas y  recoger escombros. Su corazón latió como loco...ya había terminado la guerra...¡ya había terminado!... y sin esperar nada más salió disparado hacia su puerta para seguido abrirla y salir corriendo....solo tenía un solo nombre en su cabeza...


 


Haruhiko


 


Corrió todo lo que pudo, disculpándose de vez en cuando con la servidumbre del castillo, quienes ya no estaban tan sorprendidos de ver correr al lindo doncel de un lugar a otro. Detuvo su carrera cuando divisó a 3 personas conversando...estaba a punto de pintar una sonrisa en su bello rostro para preguntar por  su amor, pero escuchó la conversación que estos mantenían...borrando el gesto de  su rostro de inmediato...


 


-ganamos Asuka-sama- explicaba Yura, su hermano, mirando a la peliplata, quien  mantenía sus manos temblorosas. Yura estaba muy lastimado y tenía la mitad de un brazo enteramente vendado- vencimos a la mayoría...pero dejamos que se fueran tan pronto se rindieron...- explicaba. La monarca había asentido...-pero él...- el oji-gris había bajado el rostro.


 


Asuka negó con la cabeza, y una mirada triste, mientras su esposo, el rey ponía una mano sobre el hombro de su mujer.


 


-no me digas esto...Yura... ¿qué les diré a sus padres?...- se lamentaba entre lágrimas la peli-plateada. Keiichi estaba frente a ellos, escuchando todo....y sintió sus ojitos llenarse lágrimas y salió corriendo hacia la habitación de su amor...él debía estar allí, esperándole....diciéndole que era tonto  por haber llorado todo este tiempo en vano...si ...así era... él no podía creer esas palabras....él no las creía, definitivamente no eran verdad... yura mentía... ¡YURA MENTÍA!


 


-lo siento Asuka-sama...el murió...


 


****************************************************************


 


-oye, oye... ¡¿Hiroki...eso quiere decir que viniste a al guerra embarazado?!...¡eres un imprudente!- reprendió  Akihiko a su primo. Hiroki  frunció el ceño, con un pequeño sonrojo.


 


-¡¿es así Hiroki-san?!...¿no cree que es algo riesgoso para el bebé?-preguntaba esta vez  Arata, pues los amigos- magos de Ritsu ya se habían acercado hasta donde estaban todos los demás.


 


-yo no creo...que haya hecho algo así...más bien...- comentaba Misaki, más para sí que para el resto. Sin embargo todos le escucharon  y le pusieron atención. Hiiroki miró a Misaki tan sonrojado como él...casi preguntándole con la mirada. Mune miraba con bastante gracia la escena.


 


-¿acaso insinúas...Misaki-kun...que Hiroki-san se embarazó en el “camino”?- preguntó al fin Ritsu. Mune no reprimió una leve risa, ante aquello y Hiroki se avergonzó más.


 


-¿es cierto, Hiroki?- preguntó levantando ambas cejas Akihiko en forma de asombro, mientras zarandeaba por los hombros al castaño.


 


-¡cállense todos!, no tengo por qué darles detalles de mi vida privada- explotó Hiroki con su típico ceño fruncido, los brazos cruzados  y sonrojado levemente. Mientras todos se callaban y ponían atención- pero para satisfacer su  tan necesitada curiosidad les diré que no. No estaba esperando aun cuando salí de Usami, además no soy estúpido como para arriesgar a algo así a un bebé- exclamó bastante molestó por los comentarios- ...y si, es verdad...concebí al niño en “el camino”- utilizó las palabras ya utilizas por Ritsu. Todos se habían quedado calladitos y mirando con bastante asombro todo aquello- bahh- bufó el oji-avellana aun sonrojado, mirando hacia todos lados evitando mirar a los que estaban frente suyo.


 


-Hiroki, ¿de quién ese niño?- preguntó cuidadosamente Akihiko. Hiroki le volteó el rostro para después encararlo, mirándole con sus ojos entrecerrados.


 


-pues mío... ¿de quién va a ser sino?- exclamó evitándole.


 


-te sorprenderás al saber quién es su padre...- murmuró Shinobu ente risitas a Akihiko quien  levantó  una ceja curioso. Misaki quien  había estado escuchando  todo, observó a Hiroki quien hace un momento estaba mirado hacia un lado y observó con  asombro como dedicaba una pequeña sonrisa a aquél príncipe- guerrero oji-azul de Ayami.


 


-Hiroki... ¿Nowaki-san es el padre, verdad?- preguntó casi emocionado. Si había algo que Misaki había guardado en secreto a sus compañeros era lo que vio aquella vez que dejaron a Hiroki en Ayami. El resto del equipo no lo sabía. Pero Misaki SI   había visto aquél beso que  Nowaki le había robado a su amigo. Y extrañamente en ese momento reconoció que ambos haría una inda pareja... sin embargo no creyó realmente que sucedería...


 


 Ante aquella pregunta Hiroki no le quedó más que asentir lentamente, que más daba. Seguramente para cuando llegara de regreso a su casa, medio continente lo sabría ya...pensó enfurruñado.


 


-¡¿en serio?!...¡¿el papá de tu bebé es el príncipe heredero de los Magos Tritones?!- se escuchó el gritó de Arata. Hiroki frunció el ceño y estuvo a punto de pegarle un coscorrón por escandaloso...más algo interrumpió aquello.


 


Tantos magos como brujos y demás personajes se habían quedado quietos al sentir la fría ventisca dar vueltas en todo el campo de batalla. Hatori quien en ese momento peleaba con un brujo aprovechó la pequeña distracción y había vencido de un solo ataque a su oponente y poniendo atención aquello miró con bastante intriga el fenómeno.


 


-Hatori...-exclamó Kaoruko que estaba cerca de él preguntándole casi con la mirada lo que era.


 


-no soy yo...- es lo único que respondió, pues la mayoría sabía que era unos de los pocos que tenía casi el completo control climático de la zona- si no soy yo... o algún otro guardián de las zonas heladas...-analizaba Hatori- solo puede ser...-


 


Del otro lado del campo de batalla estaban Mino y Aikawa, quienes peleaban demostrando los grandes oponentes que eran; en algún descuido Aikawa había  logrado ver a todos los “acompañantes del salvador de Usami” reunidos... y sonrió casi macabramente.


 


-Mino... ¡mataré a tus queridos protegidos, una vez que te haya vencido!- gritó burlona la pelirroja. Mino había fruncido el ceño.


 


-no me vencerás Aikawa- retó


 


-ya lo veremos


 


Se reanudó la pelea muy pronto y cuanto usuario de la magia estuvo cerca se alejaba de aquél peligroso sitio .Era como ver a los dos generales combatir... y sin embargo ambos eran...esplendidos. Ambos se detuvieron separándose a una distancia considerable cuando sintieron el viento helado en sus rostros. Mino miró de re-ojo a Hatori, quien también parcia extrañado por el suceso, bien...al parecer había llegado ya. Exclamó con medía sonrisa.


 


-¿a qué se debe esa sonrisa de idiota, Mino?- exclamó Aikawa burlona.


 


-alguien está por llegar- exclamó sin más. La pelirroja frunció el ceño.


 


-¿a qué te refieres?... ¿acaso has invitado a alguien más?- preguntó sarcástica, con sonrisa prepotente. Mino se permitió reír un poco.


 


-no, además, no creo que necesite invitación...claro al menos que tengas el valor para negarle personalmente la entrada - exclamó con media sonrisa, el del rostro oculto. Aikawa iba a gritarle unas cuantas cosas ¡ho si!, sin embargo...una voz  le impidió siquiera moverse de su lugar...porque sabía bien que “él” estaba tras ella.


 


-¿y dime Aikawa, soy bienvenido a tu fiesta?...-


 


La voz tranquila y atemorizante que ella conocía le hizo pasar saliva con dificultad, y más aún cuando observó cómo los magos y brujos que estaban frente a ella abrían los ojos  y la boca con bastante sorpresa,  tirando o guardando sus armas y algunos, bajando la cabeza en signo de respeto. El campo de batalla se había vuelto silencioso. Estaba totalmente mudo... ¡con un demonio!... ¿¡QUÉ HACÍA ÉL ALLÍ?!...


 


-M-Mason...-murmuró con los ojos temblándole por el pavor.


.


.


.


 


Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer

 

Misagi * *


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