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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

hola, chicos y chicas, ¿cómo andan? :)


Acá estoy con el capítuo de hoy, la segunda parte del baile, espero les guste, nos vemos pronto.


Besitos de panditas rojos¡¡¡...


Misagi * *

 Capítulo 37: “Y ahora un baile” Parte II


 


 


El bullicio y la algarabía  típica de un gran baile inundaban ya toda la mansión. Misaki podía escuchar a la perfección la refinada melodía característica del glamuroso  baile de salón, las risas, las pisadas de los invitados que seguramente recorrían los pasillos  de la elegante mansión y extrañamente podía hasta “oler” el magnífico banquete que habían mandado a preparar los señores “Kirishima”. Pero todo aquello, más que emocionarlo o incitarlo de alguna manera, le provocaba una exaltante angustia. Y casi podía asegurar que sus “amigos” no estarían en situaciones tan diferentes.


 


-Misaki…saldré de aquí ya, sin importar qué- exclamó Akihiko quizás por tercera vez. Misaki se sonrojó de nuevo. Suponía que el príncipe estaba frustrado y exasperado de permanecer encerrado en aquél baño ya desde casi 3 horas, pero lo que pasaba es que… ¡él se moriría de vergüenza si Akhiko- san lo miraba así!  Muy a su pesar Misaki miró nuevamente su extraño atuendo. Maldijo nuevamente desde que decidió perseguir aquél extraño gato… de no haber sido tan curioso no estuvieran allí, “obligados” a asistir a una fiesta vergonzosa. Bufó nuevamente al recordar como hace un par de horas un Ritsu “envuelto” en las colchas de la cama  (suponía él, para tapar su disfraz) le había dicho que la dichosa fiesta no era normal ¡no señor!, ¡¡¡era una fiesta de disfraces!!!...¡Por Kami!...odiaba su maldito disfraz.


 


-¡Misaki!- insistió el príncipe detrás de la puerta del baño.


 


-¡Akihiko-san, por favor!- insistió también el oji-verde con las mejillas arreboladas.


 


-¡¿no creerás que estaré aquí hasta mañana, no?!- reclamó el peli-gris.


 


-p-pero…pero…el disfraz- murmuraba entre pucheros indescifrables  el castaño tomando la primera almohada a su alcance para cubrir un poco su “atrevido” atuendo, mientras sus ojos esmeralda no se despegaban de la puerta. Misaki estaba justo frente a la puerta  del baño, a lado de la gran cama matrimonial. No podía evitar sentirse nervioso y avergonzado porque aquél apuesto varón le vería en tan indecente atuendo…


 


-Da igual…Misaki, de cualquier forma, tenemos que salir de aquí en algún momento, ¿no?...mejor cálmate…- escuchó la voz gruesa del príncipe, mezclado con el rechinido  que hizo la puerta del baño al abrirse- de todos modos allá abajo te verá más…-Akihiko había salido del baño mirando más bien su propio traje que al avergonzado Misaki, pero simplemente no pudo hacer más que callarse cuando sus amatistas se posaron  en él inocente muchacho-…gente- murmuró el peli-gris, anonadado al ver el aspecto de SU dulce salvador. Misaki no se había movido de su lugar, pero debido a los nervios sus piernas le temblaban  y la almohada que había tomado hace un rato para cubrirse permanecía estrangulado entre sus brazos. Aun así, Akihiko podía ver a la perfección el “disfraz” que lucía Misaki…no le quitaba nada que el irónico “tema” luciera bellísimo en el menudo cuerpo del castaño.


 


Akihiko, convenciéndose  de que era una inspección detallada de “tipo artística” y no pervertida, recorrió con su atenta mirada la especie de traje de baño que lucía Misaki, con unos cortísimos  shorts ajustados que bien podrían pasar por pantaletas. Unos zapatitos finos de color plata, un listón rojo adornando su  cuello… ¿y cómo no?... una diadema con unas tiernas de conejo. Akihiko había quedado prendado de aquella tierna y “sexy” imagen, tanto que al parecer había quedado sin palabras…sin embargo se preguntaba seriamente con media sonrisa si una suave y esponjosa colita adornaba la parte baja de su espalda…


 


-Akihiko-san…n-no me mire con tanta atención…-suplicó el oji-verde, interrumpiendo los no tan inocentes pensamientos del príncipe, a Misaki tal escaneo  con aquellos orbes violetas le ponía aún más nervioso.


 


-d-disculpa- fue lo único coherente que alcanzó al mencionar el príncipe después de voltear el rostro hacia un lado para evitar avergonzar más al menor. Aunque muy  a su pesar se lamentó de aquella aventura tan complicada que se estaban proponiendo. Misaki por su parte desvió su temblorosa mirada hacia un lado  y después miró “de reojo” el disfraz del mayor, poniéndose más rojo de lo que ya estaba por si fuera posible. El mayor  vestía unos pantalones rojos ajustadísimos a sus fuertes piernas,  una camisa blanca casi traslucida abierta hasta la mitad del pecho, un chaleco café oscuro abierto también, unas botas negras, un bolso que cruzaba su torso y descansaba a un lado suyo, una capa que no caía sobre su espalda sino, más bien, sobre uno de su hombros y para finalizar…¿cómo no?- pensó Misaki sarcástico, pero aun con el rostro encendido-…una escopeta…¡¡¡¿Por Kami y todos los dioses existentes de todas las religiones de la galaxia?!!!...¿quién rayos había elegido sus disfraces?...se preguntó al punto de un ataque nervioso el sonrojado oji-verde…


 


…¿un cazador y un…conejo?...¡¡¡¿en serio?!!!


 


-saki… ¡Misaki!- La voz del cazador, digo… ¡el príncipe! Le había despertado de sus pensamientos.


 


-etto… ¿Qué decía…?- tartamudeó el castaño observando atentamente al varón frente a él. Tenía que admitirlo, era bastante atractivo, era tan bello en su imagen masculina como lo era Asuka-sama en femenina. Tenía unos ojos brillantes, demasiado atrayentes y despedían un exceso de confianza y coquetería…Tan…hipnotizantes…


 


-¿Misaki?...


 


El oji-verde sacudió la cabeza de nuevo…sacándose esos pensamientos tan “inapropiados”… ¡¿pero qué diantres estaba pensando?!...se reprendió sonrojado y haciendo un puchero encantador…dicho gesto no pasó desapercibido por Akihiko quien sonrió de lado ladeando su cabeza, definitivamente adorable…


 


-te decía que sería buena idea salir de aquí… ¿no lo crees?...no se…tal vez haya algo que te guste de la fiesta…además


 


-si…p-pero- había interrumpido el menor, aun cubriéndose con la  almohada a la altura del pecho…lo que le parecía terriblemente encantador el peli-plata pues no sabía si Misaki era consciente de que dejaba totalmente al descubierto esas esbeltas y largas piernas cubiertas por nada más que la fina tela de las medias. Misaki, por su parte, solo había cedido a aquella petición no por querer precisamente que medio reino y unos “tantos” más le vieran semi-desnudo en tan indecentes fachas, sino, más bien, que NECESITABA dejar de estar a solas con ese príncipe oji-violeta que le ponía en extremo nervioso.


 


-bueno…¡ya lo tengo!, podría prestarte esta capa…supongo no sirve de nada en mi- exclamó el príncipe haciendo un gesto de desaprobación ante el trozo de tela de más, Misaki había asentido y tomaba  la dicha prenda, pensaba en la situación en la que estarían sus amigos cuando unos golpes en la puerta los interrumpieron.


 


-Ya voy  yo…-murmuró Misaki dirigiéndose hacia la puerta  con relativa rapidez. Akihiko miró con curiosidad aquello. Misaki apenas había entreabierto la puerta cuando un muchacho ataviado con las ropas de un sirviente tiró de la mano del oji-verde…solo escuchó el pequeño gritillo que lanzó éste. Akihiko se había acercado a aquella escena con rapidez… ¡¿para que querrían a SU Misaki?!


 


-oye…-apenas alcanzó a  iniciar su reclamo, cuando estaba fuera de la habitación  ya junto a Misaki, quien temblaba visiblemente sonrojado en su lugar. Akihiko miró con el ceño fruncido primero la puerta de “su habitación” cerrada con cerrojo, seguido del tumulto de hombres “pervertidos” que Miraban a Misaki…-aaah…era por eso de sus temblores-… pensó el ojivioleta, después pudo ver más o menos al sirviente corriendo hacia el fondo de los pasillos.


 


-tsk…-rechinó la lengua el príncipe…era claro. Les habían tendido una “inocente” trampa para que salieran de la habitación. Bajó las escaleras y tomó la mano del nervioso Misaki, quien se estremeció irremediablemente ante el contacto…Akihiko hubiera sonreído coqueto sino hubiera estado ocupado dirigiendo a todos los varones que se habían quedado viendo a su hermoso doncel una mirada de “¡Aléjate…es mío!”


 


**********************************************


 


Algunos pasillos más adelante Ritsu  y Takano se encontraban en una situación similar. Un oji-verde había salido disparado persiguiendo al veloz sirviente que había cerrado  la puerta de su habitación. Masamune con una sonrisa  de perpleja sorpresa y diversión siguió a su joven amor. De tan mala suerte que corrieron durante algunos minutos hasta que perdieron de vista al uniformado hombrecito. Lastimosamente cuando se dieron cuanta ya se habían perdido entre tantos pasillos.


 


-idiota…¡pagará el dejarme fuera con esto!- exclamó enojado y sonrojado el oji-verde, estrujando un poco con los puños de su mano su tan pulcro disfraz. Mune por su parte, solo sonrió de lado, quizás nunca habría imaginado en estado enfurruñado a  su joven amor, pero sí que quería conocerlo en todas sus facetas, necesitaba hacerlo…de cualquier forma…tendrán bastante tiempo para eso, mientras tanto…


 


-vamos Ritsu, yo creo que te queda genial, te ves muy bello con tu disfraz -insinuó el mayor tomando la mano del menor, calmando su furia de inmediato, el oji-verde le regresó la mirada rápidamente, Mune se había  extasiado observando el bello sonrojo que AUN causaba en las trigueñas mejillas del menor…sonrió satisfecho y muy complacido.


 


-claro…como tú no estás   cubierto solamente con tela semi-transparente…-murmuró colgándose del brazo del mayor y desviando su avergonzada mirada. A Masamune le había parecido una idea bastante creativa el que les hubieran vestido precisamente como una pareja árabe, en un vestuario bastante descubierto con tonos  verde menta…un muy buen color que resaltaba los ojos de su castañito….pensó. Sin embargo, jamás se hubiera imaginado que  la corta blusa que  vestía su lindo novio le sentara tan …perfecta…adoraba ver los hombros desnudos del doncel y más cuando estos se levantaban en señal de desinterés fingido hacía él.


 


-vamos, no estamos tan diferentes…prácticamente voy desnudo de la cintura hacia arriba…- replicaba con fingido puchero el mayor, observando como el otro le regresaba a ver de reojo, percatándose que era así…pues no vestía más que unos pantalones abombados y un chaleco casi trasparente desabrochado.


 


-no es lo mismo…-farfulló el menor con su carita enfurruñada, tratando de desviar su vista del “encantador” y fortísimo pecho de su  novio.


 


-hey…¿ y por qué no?-levantó una  ceja al mayor mientras dibujaba una perfecta media sonrisa en su rostro…El oji-verde fijó su mirada hacia arriba para encarar con su ceño fruncido al mayor, pero lo único que encontró fueron los tibios labios del chico a su lado….total…desde antaño esa había sido la única forma en que el menor dejaba de hablar rápido cuando enfurruñado empezaba  a hablar y hablar sin fin…no hacía falta más que un beso arrebatador de su príncipe para callarse de una vez por todas.


 


Ya después encontrarían el camino de vuelta a la habitación, a la sala en donde estaba la fiesta…o a donde quiera que significara no estar perdidos en los extensos pasillos de la mansión…ahora mismo no era lo más importante…


 


*******************************************************


 


En una situación bastante diferente estaban Shinobu y Miyagi. Con la natural  curiosidad y entusiasmo del pequeño rubio, una ves estuvieron correctamente vestidos bajaron a la dichosa “fiesta”. Miyagi más bien se dejaba arrastrar por un ansioso Shinobu, el cual  miraba hacia un lugar a otro  esquivando a la gente que bailaba o solo platicaba allí en la pista, y el mayor estaba seguro que el rubito de no sentir suficiente pudor hubiera corrido de acá para allá…Casi reprime una risita al pensarlo, el menor le regresó a ver y le dedicó una espléndida sonrisa, que hizo a Miyagi imitarlo. El azabache estaba seguro…él era el indicado…no estaba en sus planes y tal vez no era la mejor opción para su bello niño…pero fuera como fuera sido agradecía haberse quedado a lado del tierno rubio…


 


Miyagi apenas se enteró cuando habían llegado a una gran mesa en medio de aquél adornado salón, sonrió de medio lado, claro…como no lo imaginó antes…


 


-¿Qué haces, pequeño?- preguntó curioso y sonriente la ver como el rubio tomaba como podía un bocadillo de cada charola de aquél increíble buffet.


 


-¡acaso no vez cuanta comida hay!...toma tú también un poco, ¡se ve deliciosa!- exclamaba feliz de la vida el menor con un trozo de alguna galleta en la boca haciendo casi imposible que entendiera lo que decía. Miyagi se permitió reír un poco antes de servir  dos vasos de un una vasija con ponche que había allí.


 



 


Al poco rato ambos  se encontraban sentados en los escalones que daban al segundo piso, en cualquier otra situación Miyagi estaba seguro que lo haría, pero dada la situación no le importaba nada más que estar al lado de su rubio muñequito, el cual hacia cerca de un hora que había pedido descansar un poco pues (como era obvio) había comido demasiado en el espléndido y delicioso buffet.


 


Ya era pasada de la media noche, y la luz del enorme ventanal en frente de ellos, iluminaba con esplendor el blanco rostro del menor, que al sentir la mirada intensa del mayor sobre él, le devolvió la mirada…


 


-¿sucede algo, Miyagi?- preguntó con una sonrisa curiosa el menor. El mayor se limitó a observar fijamente a su chiquillo, ataviado en un sexi y gracioso (él no sabía si era exactamente una combinación…buena) disfraz de una sirena…o más bien…un tritón…Era de color plateado y destellos azules, por lo que combinaba bastante bien con la piel blanca y  lisa del menor. Ese curioso traje simulaba una ajustada especie de corpiño con mangas que cubrían sus hombros y al finalizar una especie de pantalón con terminación suelta que hacía simular muy bien la aleta, en conjunto con la silueta natural de las bellas piernas del doncel. Frunció un poco el ceño al pensar en que el rubito no se sentía ni un poco incómodo al usar aquello aunque fuera un poco “revelador”…suponía que debía ser porque estaba acostumbrado a mostrar “bastante de su piel”.


 


-hey...Miyagi- insistió el menor, despertando de su ensoñación al mayor.


 


-hoy estás muy bello-  respondió el mayor a la altura entre su oreja y el cuello. El menor suspiró y sonrió, aunque después hizo un pequeño puchero de inconformidad a su novio.


 


-¿solo hoy?-preguntó travieso. El mayor rio.


 


-claro que no. Eres bello, con cualquier ropa, y supongo que si ninguna también- bromeó, haciendo sonrojar furiosamente a su lindo acompañante.


 


-pervertido…pirata- refunfuñó el menor todo rojo… recordando al mayor cómo es que estaba vestido. Y es que nuestro tan bien presentable capitán de la guardia de Usami iba nada más y nada menos vestido de un “pirata”, típicos pantalones marrón holgadas, unas botas altas, una camisa blanca holgada y abierta de la parte del pecho, una pañoleta roja amarrada en la cabeza, ¿ y cómo no?...uno de esos sombreros extraños que estos marinos usaban. Vio fruncir un poco el ceño al mayor al recordarle esto, pero enseguida había reanudado esa sonrisa coqueta que siempre tenía frente al menor.


 


-¿bailamos?- había pregunto al menor, a penas  al escuchar una melodía que los músicos comenzaban a tocar. Shinobu reconoció una clásica pieza de vals, que le recordaba sus días felices en las lujosas fiestas en su palacio y sin pensarlo mucho tomó la mano que el mayor le ofrecía, el cual sonrió satisfecho al conseguir su cometido, se levantaron de su lugar y se dirigieron justo al centro de la magnífica pista. Sin embargo una vez estuvieron  allí, Shinobu se encogió en su lugar, Miyagi notó lo rígido que se había puesto -¿sucede algo?- El rubio se había sonrojado, en su lugar y desvió la vista hacia el piso, exactamente  a sus pies.


 


-he…he olvidado  como hacerlo…-murmuró visiblemente avergonzado. Miyagi sonrió con ternura, adivinó que el menor se refería al hecho de “bailar”…¿¿cómo no?, si había pasado tanto tiempo desde que no había asistido a un baile. El mayor soltó una pequeña risita y afianzó el agarre de la cintura de su amor rubio y  la otra la sujetó la mano con fuerza.


 


-Habrá que recordar…-exclamo el mayor hundiendo un poco el rostro en el cuello tibio del oji-plata. El menor le regresó la sonrisa en un gesto tierno. Poco a poco se olvidaron de los superficiales pasos perfectos de un…dos…tres… de un  típico vals y se dejaron llevar por el melodioso ritmo, sus miradas enamoradas y…nada más. Ignoraron todo y a todos los que estaban a su alrededor…


 


Incluso a una pareja de un castaño y un peli-plata que  pasaron corriendo hacia la gran terraza del balcón.


 


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Al final, y por petición del oji-verde, Usami-san y Misaki habían ido a dar hasta la terraza del balcón más cercano que divisaron, dado que las miradas “curiosas pervertidas” le recorrían sin ningún tipo de pudor. Akihiko algo molesto, trataba de convencerse de que era enojo por irrespetar al tierno oji-verde y no porque estuviera celoso, claro que no.


 


Misaki se dirigió hasta el extremo del balcón donde no había nadie y difícilmente podían verles, y aun visiblemente avergonzado  trataba de bajar el pequeño short que cubrían sus piernas, claro, inútilmente. Dirigió su mirado al oji-violeta quien seguía tratando de no incomodarle con su mirada. Misaki había notado eso y agradeció en silencio aunque eso no impedía que se siguiera sintiendo incómodo y nervioso junto a ese varón…


 


-hola, precioso, ¿podría invitarte a bailar?


 


Aquella proposición  había mandado señales de alerta-terror- incredulidad y  vergüenza a Misaki, quien volteó la mirada para ver al hombre de piel morena y cabellos albinos, ataviado en un traje de príncipe quien le extendía la mano acompañando la proposición. El bello doncel se había quedado callado mirando a aquél hombre, sin ningún gesto en especial. Por su parte, Akihiko se había malhumorado, frunció el ceño dando a entender su desagrado y fulminó de inmediato con la mirada a aquél hombre que apenas sintió su mirada gélida le miró…¡¡cómo se atrevía a invitar a bailar a SU….?!....¡¡¡¿su qué?!!!....se preguntó casi desesperado, exclamó enojado ahora consigo mismo.


 


-yo…-Misaki apenas había tartamudeado nada, pero los colores le subieron más al rostro cuando observó como el “extraño” hombre  y Usami-san se fulminaban   ambos con la mirada.


 


-vete -exclamó con voz fría el peli-plata. Misaki había abierto mucho los ojos  al ver como el príncipe se había puesto frente a él, sin embargo el albino solo  puso una mirada de desinterés, ocasionando que el mayor se irritara más.


 


-oh, no sabía que traía un perro guardián- escupió con desdén y sarcasmo bastante agrio el moreno. Akihiko lo miró aun peor si fuera posible y Misaki tragó saliva en su mismo sitió, un extraño sentimiento creció en el, seguido de una ligera molestia por estar discutiendo por “él” sin siquiera tomarlo en cuenta…


 


-te pediré que te vayas por favor…-casi murmuró el menor asomando por un costado detrás de Akihiko, este sonrió casi altaneramente a su “rival”, el cual miró mal al peli-plata  y después reanudó una sonrisa “coqueta” al menor.


 


-vamos…no tienes por qué…-trató de insistir.


 


-¡te ha dicho que te largues!- gruñó Akihiko de nuevo, al ver que el otro no desistía. El albino gruñó y empujó con moderada fuerza a Akihiko quien solo se movió un traspié.


 


-¡¿Quién te crees que eres para decidir por él?!...- atacó el moreno.


 


-soy su…- El oji-violeta no había pensado que diría ante esa situación, así que no completó, sin embargo eso no impidió que siguiera “jugando” a los empujones con su “nuevo amigo”.  Misaki miró que aquello dejaría de ser una pelea que rayaba en lo decente, cuando un puño voló de un lado al otro…y no se le ocurrió decir otra cosa.


 


-¡basta ya!- gritó el oji-verde interponiéndose entre los dos, y después se colgó del brazo de Akihiko, que estaba más que complacido y sorprendido con aquella acción- no te permitiré que agredas a mi…prometido, he dicho que te marches… ¡o mandaré a llamar a los guardias para que te saquen de aquí!


 


Entre tanta palabrería, el recién llegado no había hecho nada más que aceptar aquello “de bastante mala gana”, cabe decir, pues dio un certero empujón que hizo tropezar seriamente al mayor. Akihiko había quedado ensimismado por aquella “mentirilla piadosa” que había soltado Misaki como último recurso para deshacerse de ese “indeseable” sujeto, por lo que apenas pudo apreciar el bello color  escarlata que se extendía por todo el rostro del menor quien se esmeraba en desviarle la mirada. Más aquél tropezón hizo más que tirarlos a ambos al suelo…


 


Y aquello aconteció como una divertida reacción en cadena: Aquél golpe que retumbó en el pecho de Akihiko lo hizo perder el equilibrio, tanto que ocasionó el prematura desequilibrio de Misaki  que estaba justo tras él , y este había caído de sentón en el suelo quedando semi-recostado allí sosteniéndose solo con sus antebrazos. Akihiko, por su parte casi hizo malabares en el aire para no caerle encima al pequeño


Misaki y con bastante dificultar logro voltearse y caer arriba del menor sin aplastarle…por lo que quedaron en un posición un tanto…comprometedora…


 


El rostro tan cercano de aquél ser de porcelana y ojos violetas hizo que el menor casi ahogará un grito de vergüenza…y aquello había sido todo. Si, Akihiko lo sabía, le hubiera encantado gritarle a Misaki que no se alterara…pero siendo sinceros…no funcionaría.


 


Por lo que lo siguiente que sucedió fue que el pequeño…Akihiko- Usagi-chan había caído sobre el pecho del sonrojado Misaki.


 


¡Rayos…otra vez conejo!...pensó malhumorado el príncipe al verse en su animal de la mediación. En fin, sonrió en su tierna forma, no todo era malo, después de todo….ahora tenía que viajar al menos por unos minutos en brazos de su lindo castañito…y ahora recientemente al parecer…”prometido de mentiras”


 


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Eran quizás las 7 de la mañana…o menos, cuando se escucharon claros pasos apresurados bajar por las escaleras…la mayoría con rostro malhumorados…inconformes y hasta cierto punto agotados.


 


De alguna extraña manera que preferían no saber todos habían amanecido en sus respectivos cuartos con sus respectivas “parejas”. Y no era por el “excelente servicio” ni alguna otra cosa pero ya QUERÍAN irse de allí. Ellos tenían la sospecha de que ese lugar era bastante….extraño por decirlo de alguna forma, y no les interesaba en lo absoluto saber que sucedía. Solo irse. Con eso serían felices.


 


Tan rápido como podían y con sus pocas pertenencias, todos bajaron los escalones, más cuando estaban en el umbral de la entrada principal una voz le detuvo.


 


-¿tan rápido se van?- preguntó la voz cordial del señor Kirishima. Todos regresaron a ver hacía donde se escuchó la voz y vieron junto a él a su marido, a la pequeña Hiyo y a ese gato “culpable”…el tal Sorata -¿es que acaso no les agradó el servicio de la mansión o fue… quizás la fiesta?- preguntó con una sonrisa bastante siniestra para el gusto de los chicos.


 


-N-no…todo estuvo fantástico- respondió primero Miyagi algo nervioso.


 


-la comida estuvo deliciosa…-siguió Shinobu


 


-y la fiesta…interesante- exclamó Akihiko al último.


 


-pero tenemos que darnos prisa y llegar a nuestro destino…Así que muchas gracias por todo- exclamó Ritsu lo más rápido que pudo mientras hacía una leve inclinación con la cabeza y siguió caminando.


 


-¿seguros que no quieren desayunar primero?- preguntó con media sonrisa Takafumi, los chicos entornaron los ojos mirándole.


 


-¡NO!- dijeron al mismo tiempo…lo que le había dado bastante gracia a la familia.


 


-Gracias por todo….adiós- exclamó Akihiko, quien extendió al mano a Misaki quien era el último, y este la tomaba con rapidez para salir de esa casa lo más antes posible, sin ninguna interrupción y sin mirar atrás…tendrían que recordar definitivamente en un futuro no pasar JAMÁS  por allí…


 


…..


 


Kirishima soltó una risa tranquila pero bastante larga, Hiyo sonrió mientras cargaba en sus brazos a su pequeño minino quien como siempre, parecía contarle secretos al oído…


 


-…¿has visto eso cariño?- preguntó Zen a su marido. Este le regresó la sonrisa mientras se cruzaba de brazos.


 


-Le ha dado la mano…- exclamó el doncel levantando una ceja con media sonrisa.


 


Nuestra predilecta pareja romántica no sabía que tendrían que pasar unas cuantas pruebas más  de camino a “casa”…


.


.


.


 


Continuará…

Notas finales:

Que tengan un buen día...o noche... :3

 

Nos leemos pronto...

Misagi * *


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