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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola, ¿cómo están bellas personitas?, yo bien disfrutando de mi fin de, hasta ahora xD. Primeramente los siempre gracias por leer mi fic y por sus comentarios,  me alegra que les vaya gustando mi fic. Bien, hoy hay capítulo doble :), espero les guste.


Este capítulo, verán que es lo que sigue con la legión de Usami, ¡alguien los persigue!...verán también un poco de lo que vivió Ritsu en la mansión de Aikawa...¿quién será realmente Mei, su madre?...


Espero disfruten los caps de hoy, les subo el siguiente en un ratito :).


Misagi * *

Capítulo 38: “¡¿La cena?!”...parte I


 


 


El agradable silencio de aquella habitación se vio interrumpido por el simpático y sonriente doncel que entró a  ésta, dando casi un pequeño saltito de alegría, mientras miraba con sus ojos traviesos y coquetos al “bello durmiente”, que ajeno al alboroto  y algarabía del menor, dormía plácidamente entre tantas sábanas. El doncel de mirada  miel cruzó hasta el otro extremo de la habitación hasta llegar a la gran ventana  que, por ser apenas de muy mañana, estaba cerrada. Muy pronto corrió las gruesas cortinas y el sol entró a la habitación con todo su esplendor.


 


-¡Buenos días Haru-chan!…ya es hora de despertar- pronunció  con voz cantarina y casi burlona, solo para escuchar el murmurado quejido que pronunció su “novio” al despertar. Keiichi desearía ver el seguro puchero que se formaba en esos momentos en el joven rostro de Haruhiko, pero se conformó solo con enfurruñarlo un poco.


 


-Keiichi no me llames así…- exclamó Haruhiko aun debajo de las sábanas. Keiichi sonrió ante aquello, aun cuando pudo escuchar el suave “sabes que no me gusta”, ho sí, claro que lo sabía… ¿si le gustara, entonces por qué lo diría?...se preguntó traviesamente, mientras se acercaba hasta al mayor , para sentarse cómodamente a un lado de donde estaba el otro y tirarse sobre él a abrazarle.


 


Haruhiko emitió un largo suspiró  y después mostró su típica sonrisa…esa que era especialmente dirigida a su bello doncel, levantó el rostro…imitando un gesto  entre acusador y disgustado achinando graciosamente sus ojos…lo que hizo mostrar una brillante y pícara sonrisa en el blanco rostro, después de una larga risa. Keiichi sabía que “Haru-chan” no se podía enojar con él. Haruhiko también; por lo que solo se limitó a mostrarle una media sonrisa. Permanecieron solo unos segundos mirándose, en un silencio bastante cómodo, hasta que Keiichi sintió un pequeño tirón por parte del mayor que lo hizo acercarse al rostro contrario, demandando, si no era mucha molestia, su primer beso del día. Los ojos del oji-miel se cerraron al sentir el suave rose de los labios de su castaño amor contra los propios, mientras disfrutaba la cálida sensación.


 


-Buenos días, mi bello príncipe- exclamó el mayor tan pronto se distanció de los labios ajenos, pudiendo observar complacido el tierno sonrojo provocado en su amado.


 


-Buenos días- murmuró el menor, más bien apretando el rostro contra el hombro del mayor, para que este no viera más su sonrojo. Cabe mencionar que estas reacciones le parecían extremadamente tiernas a Haruhiko, aun después de que ya podía llamar “casi formalmente” novio al lindo oji-miel.


 


-¿a qué viene el despertar tan temprano?- preguntó el mayor con una sonrisa.


 


-¿no lo recuerdas?...¡has prometido que me acompañarías justo hoy al bosque que hay atrás del palacio!- reclamó en un puchero gracioso, aun sin despegarse del hombro del varón. Este rio un poco ante aquello.


 


-Lo sé…no lo he olvidado. Solo quería hacerte enfadar un poco- advirtió con una sonrisa burlona. Lo que hizo marcar más su puchero avergonzado al menor.


 


-tonto- refunfuñó el de ojos miles al ver la sonrisa radiante del otro.


 


-¿te apetece desayunar algo antes de irnos…o…llevamos algo para comer allá?- preguntó con una cálida sonrisa. Haruhiko pudo notar el brillo en los ojos del menor y soltó una leve risa- ok…está decidido. Deja me cambio y salimos de inmediato- exclamó.


 


-¡Si!...-exclamó el menor dando un brinquito al pararse de la cama-nos vemos en un rato en los establos- estaba por irse, más optó por regresar a besar la mejilla de su consentidor príncipe. Haruhiko sonrió al verse solo nuevamente y sintiendo un cosquilleo agradable en su mejilla. Sí, no había más. Estaba enamorado.


 


Escenas parecidas a esta se habían llevado a cabo entre estos  nuevos enamorados desde hace unos días. Y es que desde aquél acontecimiento en el que el corazón de Keiichi había vuelto a su lugar al encontrar a su querido Haruhiko vivo después de la guerra, lo que siguió a su hermosa relación fue nada más cosas buenas y claro… re-conocerse aprovechando, claro, bastante bien, el hecho de que Haruhiko seguía herido, y como Keiichi no se quejó para nada  en atenderlo. Para Keiichi   todo aquello había sido como estar en un lecho de rosas…disfrutando su “verdadero primer amor”; mientras que para Haruhiko era un gran trago agridulce del mejor vino del mundo. Estaba más que feliz de recuperar a su amado Keiichi, pero el hecho de la pérdida de su memoria aun le desolaba bastante. Y honestamente, era terriblemente devastador comparar, claro…sin querer, a sus  “dos Keiichis”; por otra parte estaba la problemática que lo incluía a él para el bien  del reino Usami, es decir, su compromiso con Hiroki. Y es que por alguna razón, o por más que el confiara en el regreso de sus primos, no podía descartar de todo que aún quedaba como responsable…regresaran solo Hiroki y el resto o no regresaran, a él le tocaba un compromiso para sacar de problemas al reino…quizás por eso tampoco había comentado eso a su querido Keiichi. El no sabría qué hacer ni cómo decirle si se llegara a enterar. Por si fuera poco, había una tercera desventaja, y eso acarreaba básicamente a la vida de Keiichi. Si, por más berrinches que hiciera el heredero a Nakamura, Keiichi necesitaba de su familia, y ella de él. Simplemente no hay cosas que se puedan ocultar para siempre. Y por el bien de todos  y de él mismo principalmente, lo más conveniente era que el oji-miel recuperara la memoria…lástima que no todas las cosas se llevaran a cabo de la manera “conveniente”…


 


Haruhiko bajó casi corriendo las escaleras, ya bien vestido para disponerse a salir, y después de haberse convencido de mostrar una gran sonrisa a su querido castañito, pasó el gran salón principal, el corredor, la entrada principal hasta llegar al jardín Oeste, al lado del establo. Cruzó tranquilamente algunos pasos, hasta que divisó a Keiichi sentado en una banca cercana con una carta  en  las manos. La extrañeza en el rostro  de Haruhiko no se hizo esperar, más cuando observó como un mensajero se perdía en  las lejanías de la entrada al palacio, supo que  algo no andaba precisamente bien. Se acercó a e él, casi con el corazón en la garganta…


 


-¿Keiichi?- preguntó el mayor, casi  con miedo de lo que traería aquella carta. El  menor le regresó una mirada terriblemente seria, más después la transformó en una sonrisa triste... una bastanteforzada, pensó el oji-gris.


 


-ha venido un mensajero…como traía prisa ha preguntado por  ti…y me ha dejado esta carta, junto con un recado para ti – exclamó Keiichi sin despegar su mirada triste del mayor, y sin borrar tampoco su sonrisa, como esperando la “grandiosa” respuesta a su interrogante muda, Haruhiko solo lo miraba con los ojos abiertos…no decía nada, por lo que decidió seguir- …es una carta del Consejo


 


Haruhiko recuperó en tiempo record la respiración en conjunto con la habilidad de hablar, necesitaba darle una explicación, ¡algo!...pero no era tan sencillo…


 


-Keiichi…yo- las palabras no salían tan fácilmente de su boca. Keiichi hizo un gesto indescifrable para el mayor y  reanudó su sonrisa con paciencia…Haruhiko   se sorprendió ante aquello y adivinó que solo le estaba pidiendo, rogando…con la mirada…que le dijera toda la verdad…de una vez por todas…pero…


 


-Haruhiko…-el mayor posó sus orbes grises en las mieles, un silenció desesperante empezaba a intervenir en aquello…Y al escuchar la “simple” pregunta Haruhiko no supo si reír o llorar, y pensó si realmente  era  la mejor manera de comenzar todo aquello…-¿quién es Hiroki?


 


**********************************************************


 


Ya habían pasado  dos días desde que Misaki y el resto de los chicos abandonaron el extraño bosque en donde habían encontrado la solitaria mansión en la que se había festejado aquella “excepcional” fiesta. Los chicos preferían no hablar mucho de aquello, así que se dispusieron a seguir su camino.


 


Aquella situación no era diferente a la de un principio. Shinobu se encontraba bastante ocupado platicando de lo más lindo y despreocupado con su  sexy azabache y Ritsu hacía lo propio con Masamune, después de todo, tenían bastantes cosas que platicar desde que no se veían. El Onodera miraba de cuando en cuando hacia atrás intentando no colar una sonrisa traviesa al ver a la “futura-pareja” manteniendo ¡al fin! una amena plática. A Ritsu , mas bien le divertía pensar que al menos Misaki no brincaría casi 3 metros de distancia para alejarse de Akihiko por algún roce “accidental” de sus manos. Enfocó por unos segundos a los distraídos muchachos entablar una rara y poco convencional conversación:


 


-…pues verás…esta espada nos la prestó Ijuin-sama, la reencarnación del Dios Bishamon, supuestamente regresaría a él cuando no fuera necesaria- exclamó haciendo un tierno puchero Misaki, que hizo reír un poco al peliplateado.


 


-jajaja , ¿y a qué viene ese cara?, ¿no es mejor así tener un tipo de protección extra para cualquier situación?- preguntaba el mayor levantando una de sus finas cejas.


 


-sinceramente, desearía no volver a tener algún tipo de enfrentamiento- murmuró entre pucheros. Akihiko volvió a reír.


 


Ritsu rio un poco también, vaya que la visita de locos que tuvieron en el castillo había ayudado a su “relación” a esos dos, al menos el ambiente entre ellos ya era menos denso. Dejó de mirarlos al fin y volteó a ver al apuesto príncipe que iba a su lado, quien le miraba con una sonrisa curiosa…


 


-¿de qué te ríes?- preguntó contagiado de esa fresca sonrisa característica de su lindo oji-verde.


 


-jejeje, de nada especial Mune, sola cosas extrañas que pasan- exclamó aferrándose al brazo del mayor que se volteó a verlo con una sonrisa.


 


-¿empezando por la Mansión Kirishima?- preguntó reprimenda una risa, la cual no corrió la misma suerte en la boca del bajo, quien sí tuvo que reír un poco.


 


-exactamente


 


Los dos se miraron y sonrieron tranquilamente mientras iban tomados de las manos. Su relación desde el principio había sido la “correcta” solía decir la madre de Mune a menudo. Es cierto que habían pasado por varias situaciones que definitivamente no hubieran querido atravesar, y es verdad que Mune pensó lo peor muchas veces  y las esperanzas de encontrar a su “extraviado” amor cada vez disminuían, sin embargo sus sentimientos sinceros y perseverantes  habían logrado traspasar cualquier barrera que les hubiera  puesto la vida. Ritsu, por su parte, tampoco había estado exento de toda la “mala suerte” que había  tenido la familia Usami; mas su rayo de esperanza, mucho más allá del anhelo de volver a ver a Masamune, fue el descubrimiento de sus poderes. Aquél acontecimiento marcó un lapso de su vida bastante complicado para él.  En conjunto con un  secreto que  había sido  tan difícil de asimilar como la dificultad que representaba  que algún día fuera a contárselo a  Mune.


 


//Flash- Back//


 


Aquella madrugada de invierno había sido más fría  que cualquiera que hubiera experimentado en su vida. Después de la terrible decepción que acababa de sufrir al saber que había sido prácticamente regalado por su padre a una bruja, no tenía muchas cosas que pensar. Sus ojos estaban hinchados y rojos de tanto llorar, ya no sollozaba, pero podía sentir como las tibias lágrimas que no dejaban de rodar por sus mejillas se combinaban con los rastros de llanto seco. Cuando estuvo frente a aquella enorme mansión coloreada en tonos rojizos supo que  de ahora en adelante sería un prisionero más…literalmente.


 


Casi podía recordar la despreocupada actitud de Aikawa cuando le dijo que jamás saldría de allí y le lanzó una mirada indiferente y superficial  que logró erizarle los bellos de la piel. Aun recordaba  exactamente las pocas palabras que le dedicó la bruja, las cuales aun después  de todo el tiempo que ya había pasado, y sabiendo una buena “parte” de la “historia completa” no había sido capaz de descifrar del todo…


 


“-Pero mira donde fuiste a parar, mocoso…después de todo lo que sacrificó Mei por ti”


 


Y así, hincado como estaba sentado ,entre sus piernas dobladas, no fue capaz de moverse, pensando en todo lo que había pasado en tan poco tiempo…en su padre…en sus amigos…en Mune…¿Qué haría cuando lo supiera perdido?...se preguntaba angustiosamente. Las lágrimas regresaron de nuevo a sus ojos. Sin embargo algo lo hizo reaccionar ante tanta deprimente estupefacción… la curiosidad y el miedo lo invadían a niveles inimaginables, ¿acaso Aikawa había dicho…Mei? ¿Será que la bruja pelirroja le conocía?...Ritsu abrió mucho sus ojos verdes ante tal razonamiento,  ¿Por qué Aikawa sabría algo de…su madre?


 


Sin ser realmente consiente del transcurso del tiempo, pudo notar al fin, cuando desvió su mirada a la ventana, que hace mucho que ya había oscurecido…podría adivinar que sería un poco pasada la media noche…y que seguía tirado en suelo…tal  y como lo había dejado la pelirroja…¿y ahora qué?, ¿qué se suponía que haría? Sus pensamientos fatalistas fueron interrumpidos por leves sonidos y pisadas que curiosamente escuchó bajando las escaleras, sin poder evitarlo lo invadió el miedo…pero sus ojos se entornaron al ver a dos animalitos allí, eran exactamente un ciervo y un conejo gris, ¿qué hacían allí?...se preguntaba con curiosidad el oji-verde. Más nunca en su vida de imaginó que el ciervo cambiara su forma hasta lucir como una muchacha de algunos 21 años.


 


-…- Ritsu se había quedado mudo de impresión.


 


-hou…lo siento si te asustamos…supongo eres “el nuevo”, ¿no?- exclamó la muchacha tiernamente, con una sonrisa triste, y presintió que el  pequeño no hablaría tan pronto…-mi nombre es Kaiya  y este que está aquí es Akihiko-niisan…- exclamó la mujer señalando al tierno conejo que estaba a su lado, mirándolo casi de manera petulante. El oji-verde tembló un poco y miró desconcertado y dudoso todo aquello. Kaiya adivinó que el muchacho no sabía que decir al respecto de todo, por lo que decidió continuar- estás en el castillo rojo, Aikawa convierte a sus rehenes en animales…es por eso que pudiste verme así antes- explicó la muchacha  y enseguida regresó  a ver al conejo- …verás…tengo magia en mis venas, pero no puedo manipularla fácilmente- exclamó acongojada- ¡Qué más quisiera yo poder convertirnos a todos en humanos y aún más deshacer el hechizo!…pero esto es lo único que he podido hacer- exclamó ella señalándose. La mente del joven Ritsu había asimilado   esa información a máxima velocidad y su corazón latió desenfrenado. Miedo…Angustia… ¿estaba destinado a terminar así sus días?


 


A Kaiya se le había roto el corazón al ver sollozar el pequeño, hipando quedito  y tallándose sus ojos; y con la ternura de un madre lo cobijó en sus brazos, dejando que llorara y se desahogara-…tranquilo pequeño…todo estará bien. Yo cuidaré de ti


 


……..


 


Después de los 3 meses bien cumplidos en la mansión, al estadía ya no había sido un completo martirio. Claro está, que odiaba los desplantes de locura y tortura e Aikawa, pero durante su estadía en la mansión aprendió a sobrevivir y conoció muchos amigos, entre ellos Haruna, para su sorpresa, la hija de Aikawa. La forma que Aikawa había elegido para él había sid un gato…que graciosamente tenía sus misma características, le fue difícil acostumbrarse a su nuevo forma, e incluso llegó a deprimirse aún más de lo que ya estaba, pero Kaiya había sido un gran apoyo para él y también  su pilar. Poco a poco fue conociendo y tratando “en la medida de lo posible”, ya que eran animales, a todos sus “compañeros de prisión”; y extrañamente había conseguido una amistad “silenciosa” con el conejo gris que Kaiya llamaba respetuosamente Akihiko- nissan.


 


Cuando cumplió el año allí, sucedió lo que jamás se habría imaginado en la vida. Era  un día lluvioso. Aquella tarde Aikawa no se encontraba en la mansión. Ritsu había pasado husmeando, junto a Akihiko, en algunos cuartos deshabitados que, por pura travesura, Kaiya había logrado abrir. Ya que estos se encontraban cerrados con llave. Más al entrar a la habitación lo que  más había llamado su atención era un gran librero repleto de pergaminos, libros y un montón de cachivaches más…entre todo eso su curiosidad se centró en el último libro de la repisa…era color verde opaco y parecía que era el único desempolvado… ¿Qué era eso que Aikawa había estado consultando últimamente?, tanto Akihiko-usagi como Ritsu-neko, se habían volteado a ver  concordando, tal vez en lo que harían. Usando su agilidad felina Ritsu había logrado llegar hasta allí de un solo salto.


 


El libro calló al suelo, levantando un poco de polvo acumulado en éste. Ambos se encontraban ya frente al inmenso libro. Y con un movimiento lento, para ser propio de un gato, Ritsu había abierto la reliquia exactamente en donde se encontraba un grueso separador dorado. Ambos habían tomado un respiro antes de acercar sus pequeños rostros a la hoja…


 


Mas la sorpresa que expresaron sus rostro había sido comparable con absolutamente nada…


 


“He decidido finalmente a quien tendrá que sucederme cuando llegue la hora. No habré de tolerar a quien quisiere oponerse a mis órdenes. Ni dudaré en matar a quien suponga, si quiera, cuestionar mi ley. A si bien, por mi autoridad, declaro en las siguientes líneas el nombre de mi sucesor. Con la promesa de  que seguirá las leyes que rigen mi gobierno, si incumpliera a mi mandato o cometiera traición ante su líder y señor, habrá de ser removido su cargo y asumido su pertinente castigo. Siendo así…


 


Shibatsu Mei…Sucesora predilecta a líder de la magia


 


 Firma…Gin. Actual líder supremo de la magia”


 


 


Saber que probablemente tenía la capacidad de usar magia, había quedado en segundo plano…la pregunta que rodeaba su cabeza era: ¿exactamente… quién era su madre?...


 


//Fin Flash-Back//


 


Ritsu había salido de sus pensamientos, sacudiendo ligeramente la cabeza, ya hacía casi año y medo desde aquel descubrimiento y la mayoría de sus dudas seguían vigentes, la pregunta era… ¿habría alguien que pudiera contestar esa pregunta?... ¿Habría sido una estupidez no haberlo preguntado en su tiempo a Mason?...y tal vez… ¿querría saberlo realmente?...


 


-…¿P-pero que rayos es eso…?- escuchó el murmulló de Shinobu. El oji-verde al fin puso atención. Sus ojos se abrieron curiosos y temerosos ante la escena. Frente a ellos encontraron, apilados bajo la sombra de un gran árbol, una montaña considerablemente grande de huesos. Su vista fue más allá, hasta descubrir la entrada a una cueva enorme, y a lado de esta se encontraba una pila de objetos.


 


Misaki sintió sus cuerpo invadido de un escalofriante temblor , entremezclando un desagradable olor que empezaba a invadir sus fosas nasales y los pasos lentos y toscos que retumbaban en la tierra y la hacían vibrar levemente…sin embargo sus ojos no podían despegarse del montón de ropa, zapatos, armas y demás cosas amontonadas ahí…justo fuera de la cueva. Sintió una punzada en la cabeza,  seguido de unas terribles  ganas de vomitar…mala señal…muy mala señal…


 


-c-chicos…hay que irnos…-murmuró Akihiko, tomando rápidamente de un brazo a Misaki que había jurado que casi se pone verde y estaba a punto de desmayarse. Los pasos dentro  de la cueva se acercaban cada vez más. El resto de los chicos se habían quedado helados…¿acaso los huesos que habían visto eran…?


 


-¡¿Quién anda ahí?!- retumbó una voz gruesa y tosca desde dentro , que ocasionó que le eco retumbara unos segundos más. Los pasos se habían acelerados y pesados…


 


-¡Hey, ya!, ¡hay que irnos!- gritó al final el oji-plata, optando por llevar al oji-verde en sus brazos, quien estaba más inconsciente que consiente…Miyagi había reaccionado rápido jalando de la mano a su rubio para que le siguiera el paso; seguido de Ritsu, quien tiró de la mano de Masamune para seguir el paso al resto…más no hubo impedimento para que el joven príncipe alcanzara a ver boquiabierto el descomunal monstruo que emergía de esa cueva…


 


-por…Kami…-


 


…podría tratar de ignorar el obeso y corpulento cuerpo, quizás los descuidados dientes que se asomaban de esa boca chorreante de baba combinada con sangre, y difícilmente también el visiblemente peligroso mazo cubierto de clavos y picos…pero definitivamente que  el “gigante uni-ojo” estuviera persiguiéndoles con mazo en mano dispuesto a cenárselos no era absolutamente algo que pudiera ignorar…


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Continuará…

Notas finales:

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