Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Abracadabra por MisagiRyuk

[Reviews - 147]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hey, hola, hola, ¿cómo están?, bueno hoy si vengo mas temprano a dejarles las actus de hoy :D, si actu doble hoy. De antemano muchas gracias por leer y  dejarme sus lindos comentarios. Espero que estén disfrutando estos capítulos del "regreso" de estos heroes a Usami aunado al romance de la pareja romántica xD. Espero les guste este cap, está lleno de drama, para los que disfrutan este género :)


Nos leemos en un ratito, disfruten el cap...


 


Misagi * *

Capítulo 42: “La villa de Meire”


 


 


Al día siguiente se despertaron muy temprano y continuaron con su camino, aunque esta  vez Shinobu y  Misaki se habían sumido en una extraña conversación, Ritsu caminaba junto a Akihiko y Mune con Miyagi. Muy a su pesar, Ritsu permanecía curioso y hasta cierto punto intranquilo por lo que pudiera haber acontecido entre Misaki y Akihiko la noche pasada, pues la “extensa” conversación que había mantenido con Misaki no le habían dejado muy sosegado…


                         


//Flash-Back//


 


Pasó cerca de una hora  desde que los 6 chicos se habían separado para ir a buscar lo encomendado. Los primeros en llegar al punto de reunión fueron Miyagi y Shinobu, seguido de Mune y Ritsu, esperaron algunos minutos a los otros, sin nada más interesante que hacer que prender una fogata y platicar un rato sin intentar sacar a escena el asunto de la “pareja” faltante. Aquél ambiente se tornó silencioso y nada más que las miradas llenas de palabras cruzaban de una persona a otra.


 


-¿crees que…?- el comentario que había comenzado Shinobu se quedó inconcluso cuando vieron aparecer a Misaki. Extrañado lo vieron llegar casi corriendo y con la cabeza gacha. Fue Ritsu el que se puso de pie primero.


 


-Misaki, ¿sucede algo?- preguntó cauteloso y preocupado. El aludido dio un saltito algo exaltado cuando sintió como el mago lo sujetaba levemente por la muñeca, y sin poder evitarlo levantó el rostro para mirarle. Arrepintiéndose casi enseguida. Todos los presentes habían notado con sorpresa como Misaki tenía sus ojos rojos e hinchados, muestra de que había estado llorando, ¿Por qué?...


 


-¿seguro que estás bien?- preguntó esta vez Shinobu levantando una de su finas cejas rubias. Misaki asintió casi desesperado sin ser capaz de mirar a ninguno por mucho tiempo a los ojos.


 


-¿de verdad? ¿Akihiko tiene que ver? ¡Si fue así lo reñiré!- aseguró Ritsu achinando los ojos. Misaki había sentido su rostro arder al escuchar le nombre del príncipe, más lo único que pudo hacer instantáneamente fue negar como un maniaco- ¿Quieres que hable con él? – preguntó de nuevo.


 


-¡N-NO!- gritó casi por inercia, el resto frunció el ceño extrañado- digo…no Ritsu, gracias no es necesario, Usag… ¡digo! …Akihiko-san solo…esto, yo solo iré por allí- exclamó algo apresurado, mientras dejaba la ánfora en los brazos del mago. Los chicos extrañados  solo le vieron perderse de la vista por un rato. Segundos después apareció Akihiko con el rostro levemente serio. Fijó sus ojos violetas en los 4 pares de ojos que lo miraban curiosos.


 


-¿qué?- exclamó, mientras dejaba en el suelo la leña que había recogido.


 


-cómo si no lo supieras- refutó Ritsu, el príncipe volteó los ojos sonriéndole levemente  – en fin, iré a ver que Misaki no se aleje tanto, luego hablo contigo- advirtió a su amigo  acusadoramente quien levantó las manos en  signo de derrota.


 


Como era de esperarse Misaki no dijo nada más; mucho  menos Akihiko, cuando le preguntó después. Al final cada quien fue adormir por su parte, pues tenían que preparase para la misión que venía.


 


//Fin Flash-Back//


 


Ritsu movió su cabeza de un lado a otro para dispersar esos pensamientos. Solo esperaba que Akihiko no estuviera haciendo alguna tontería con ese  niño. Fijó la vista enfrente de nuevo cuando escuchó la voz del rubio “dragón” hablarle.


 


-ya llegamos- le anunció Shinobu, el oji-verde le miró con gracia apreciando como el menor de todos fruncía el ceño sin despegar su vista  del nuevo bosque que se mostraba frente a ellos. Los arboles no eran tan altos, pero sí  bastante frondosos, había diversidad de plantas y flores de todos los colores y tamaños. A lo lejos se podían escuchar el canto  de las aves y el viento corría fresco, moviendo las pobladas copas de los árboles.


 


-se escucha demasiado tranquilo- expuso Miyagi elevando una de sus cejas. Los chicos asintieron a ese comentario.


 


-ese es el problema- expuso Shinobu, quien conscientemente se aferró al brazo de su novio. Y juntos los seis se adentraron en el bosque; sin embargo a medida que se internaban más podían escuchar voces, cantos y risas acompañados de sonidos de tambores y flautas, todo como un murmullo, pero ruido al fin,


 


-¿estarán festejando algo importante?- preguntó curioso Misaki.


 


-no exactamente- respondió Ritsu – ellos festejan todo el tiempo, es algo natural para ellos, hacen fiestas cada día y noche-


 


-¿ellos?- preguntó Akihiko curioso.


 


-sí, sátiros -respondió Shinobu. Todos fruncieron el ceño, especialmente los magos. Cautelosos, siguieron avanzando, lo mejor era dejar ese lugar lo más rápido que pudieran, tan solo tenían que cruzar el lago que atravesaba esa “detestable” villa  y podrían seguir sin problemas.


 


-…- Misaki regresó a ver hacia un lado cuando escuchó un murmullo.


 


-¿dijiste algo?- preguntó a Shinobu, el rubio le regresó una mirada confundida y levantando una ceja.


 


-no- respondió corto. Misaki frunció el ceño. Realmente había escuchado algo. Pasaron breves segundos antes de que volviera a escuchar ese murmullo extraño. Esta vez regresó a  ver con rapidez hacia atrás.


 


-¡basta!... ¿quién eres?- levantó la voz Misaki, alertando al resto también, volteando de inmediato para encarar “aquello” que al parecer hablaba al oji-verde. Con sorpresa se vieron solos en aquella escena. No había nadie – me volveré loco…- murmuró  Misaki, extrañado al ver vacío aquél  lugar y mirando hacia todos lados.


 


-mejor apuremos el paso, quiero estar lo menos posible aquí- exclamó Miyagi pretendiendo seguir con el camino, sin embargo, esta vez, todos escucharon aquella tenue y melosa voz.


 


 -¿no nos acompañas?, nee


 


Los presentes abrieron mucho los ojos por la sorpresa.  En especial Misaki, quien en su vida se imaginaba  ver a semejantes criaturas.


 


Apenas y podía distinguir la tenue silueta que formaban aquellos pequeños pétalos de florecillas rosadas. ¡Una silueta de una mujer!, que se formaba  y se deshacía juguetonamente transportándose de un lugar a otro.


 


-joven caballero, ¿no nos acompaña en esta pieza?- preguntó otra voz finita como un repique de campanilla de oro dirigiéndose hacia Miyagi. Había aparecido otra silueta, pero esta vez era una figura transparente, parecía formada de nada más que agua, por lo que al verse contra la luz del sol podía verse a través de ella.


 


-aléjate…ninfa- exclamó Shinobu frunciendo el ceño poniéndose enfrente de su azabache. Las dos “mujeres” parecieron mirarse antes de echarse a reír.


 


-ho vaya…que pena…-parecieron susurrar al unísono.


 


-¿y qué dices tú?- esta vez las dos revolotearon alrededor de Masamune, quien se pasó el dorso de la mano  por la cara limpiándose unas gotitas que habían escurrido de la silueta de agua. Esta vez fue Ritsu quien habló.


 


-no lo creo- dijo con voz seria, mirando fríamente a las siluetas, sorprendiéndose hasta el mismo, sin titubear. Las “mujeres” parecieron indignarse llevando sus manos al pecho y haciendo pucheros, pues apenas podían distinguir algún gesto en esos rostros.


 


-hou…nos hemos quedado…sin palabras- reclamó la segunda que había aparecido- esta vez no conseguiremos una pareja de baile…que tristeza…- exclamó flotando de acá para allá suavemente- …supongo tú también estarás “reservado”… ¿no?- preguntó la mujercilla echa de florecillas, dirigiéndose hacia Akihiko y lanzando después una mirada fugaz a Misaki, quien solo atinó a sonrojarse congelado sin ser capaz de negar o asentir a aquella interrogación. Los chicos solo se miraron todos nerviosos y el oji-violeta tampoco negó u aseguro nada.


 


-ummm…una verdadera lástima- gimieron las doncellas rendidas. El silencio se hizo entre todos ellos hasta que Misaki habló.


 


-¿podrían ayudarnos a cruzar el lago que pasa por Meire?- peguntó dudoso el oji-verde. Las ninfas intercambiaron miradas y parecieron exaltadas e indignadas por aquella propuesta.


 


-¿por qué lo haríamos?- exclamó molesta una


 


-¿qué nos darían a cambió?- preguntó la otra


 


-¿qué quieren?- preguntó Ritsu con gesto concienzudo. El resto de los chicos miraban aquellos curiosos, ¿Qué querrían esas mujeres para ayudarlos?, ellas sonrieron de manera siniestra.


 


-Ummm- exclamó una de las ninfas pensativa, para después reanudar una sonrisa- ¿Qué tal un besito?- exclamó coqueta, guiñándole un ojo a Miyagi, quien era al que tenía más cerca, este solo hizo un gesto de repelus, levantando una de su cejas.


 


-deja de bromear…-reclamó Ritsu frunciendo el ceño.


 


-¿Qué te hace pensar que es una broma?- exclamó con una sonrisa la otra. Las risitas de las dos ninfas, resonaban como eco de campanillas, moviéndose de un lado a otro. Los  seis chicos presentes solamente seguían con la mirada seria los irregulares movimientos, esperando lo que dirían las extrañas mujercillas.


 


-ummm… ¿acaso no hay trato?- preguntó presionando burlona la ninfa de agua.


 


-yo…creo que podría hacerlo- habló Mune aun en tono desconfiado, volteando  ver a un Ritsu no muy conforme. Shinobu sonrió travieso regresando a ver a Akihiko, quien negó lentamente, quizás adivinando lo que querría provocar en su pequeño indeciso.


 


-Yo creo que alguien más podría hacerlo- murmuró el rubio. Ritsu le miró inquisidor.


 


-¿acaso estás proponiendo a Miyagi?- preguntó burlón Ritsu. Shinobu bufó antes de responder.


 


-por supuesto que no- habló con un puchero- pero yo creo que Akihiko-san no tendrá problemas…¿o sí?- exclamó mirando a Misaki quien abrió mucho los ojos mirando sorprendido y avergonzado a Shinobu, tanto que deshizo sus brazos cruzados que había mantenido y los empuñó hacia los lados. Abrió y cerró la boca sin saber que decir  exactamente; y dándose un golpe mental al observan como todos, incluso  las ninfas, lo miraban curiosos. Desvió la mirada, avergonzado e intentando esconder su sonrojo…


 


-y-yo… ¡yo no dije nada!- tartamudeo apenas entendiblemente Misaki, pero mucho más fuerte de lo que habría querido en realidad, tanto que casi prontamente se encogió en su lugar. Muy diferente a Shinobu quien disfrutaba bastante su pequeña “travesura”, a sabiendas de que, por como lo miraba, Ritsu le daría un buen coscorrón por “entrometido”.


 


-yo no he dicho que hayas dicho algo- exclamó pícaro mordiéndose uno de sus labios, observando como el castaño hacia un puchero, aun mas avergonzado que en un principio, sin embargo le daba gracia, que también tuviera fruncido el ceño.


 


-¡deja de molestarme rubio tonto!- le recriminó, cruzándose de brazos nuevamente sin despegar de él  la mirada verde. Shinobu fingió hacer un mohín  ofendido, tocándose el pecho con la palma de su mano.


 


-que sensible…- murmuró el rubio sonriente, mientras tanto todos se habían quedado callados sin ser capaces de intervenir, todos menos Akihiko, quien no pudo contener una risita al escuchar “rubio tonto” de los temblorosos labios de su oji-verde.


 


-Shinobu…-advirtió Ritsu mirando inquisidor al susodicho, quien prefirió no mirarlo los ojos por ahora.  Todos habían mantenido el aire en sus pulmones, observando como el rubio y el oji-verde sostenían sus miradas, a excepción de  la ninfa de agua, que sonriente, reprimió una risita al sospechar lo que sucedía allí, pareció abrir  los ojos mucho al darse cuenta de algo que solo estaba en su mente y llamó la atención de su amiga codeándola.


 


-Hana...-le susurró, la ninfa de florecillas le miró y apresuradamente se acercaron al ji-verde deteniendo la “guerra de miradas” con el rubio. Ambas lo miraban fijamente, casi con curiosidad, como queriendo comprobar si realmente no se equivocaban.


 


Misaki trago saliva y retrocedió unos pasos al ver a la ninfa de agua tan cerca de él, mirándole tan insistentemente,  y se perdió, sin querer, en los ojos azules transparentes de la no- humana. Un frío intenso lo había invadido de  inmediato y su  rostro se volvió incomparablemente serio…como si esos ojos intensos estuvieran a punto de revelarle la  verdad más grande del mundo.


 


-¡¿Qué le estás haciendo?, déjalo en paz!- le exigió Akihiko al ver lo tenso que se había puesto Misaki al tener contacto visual con la mujer, pero a pesar de sus reclamaciones ninguna de las ninfas si quiera lo miró.


 


-Akihiko…-susurró Ritsu sosteniendo al peliplata que estaba a punto de ir a “socorrer” a su castaño, haciéndole un gesto de que esperara, el príncipe frunció el ceño. Todos observaron atentos a lo que sucedía frente a sus ojos.


 


-Misaki -susurró la ninfa con una gran sonrisa. Ella no podría saber su nombre. El castaño había abierto mucho los ojos sorprendido, ¿asustado?....quizás ambos. Porque esos ojos no eran normales…


 


***********************************************


 


Era una noche muy avanzada, y  la luz de la luna llena  se colaba por las traslúcidas cortinas alumbrando parcialmente aquella habitación con paredes  de color beige. En el lado derecho de la majestuosa  y mullida cama reposaba  el precioso dueño de aquella habitación, dormitando de vez en cuando, insistiendo a su amado que se dignara a acompañarle a dormir, y aunque le hacía pucheros y ojitos brillosos el susodicho no desistía de leer documentos  bajo la luz de una vela.


 


-¡vamos Haru-chan!... tienes todo el día de mañana para leer esos aburridos documentos- insistió el muchachito de brillantes ojos mieles. Haruhiko sonrió sin despegar la vista  de los papeles.


 


-duerme ya cariño, pronto iré a la cama, te lo prometo-  exclamó corto. Cosa que no le gustó al doncel, quien frunció el ceño e incorporándose se abalanzó “cariñosamente” contra su pareja, quedando recargado en la espalda del oji-gris y con su barbilla en su hombro.


 


-eso me dijiste ayer…- le habló con un tono meloso de reclamo. Haruhiko sonrió, volteó hacia donde estaba el rostro de su novio y  besó su mejilla tiernamente.


 


-Keiichi, necesito terminar esto…- murmuró mimando con los labios la pequeña nariz de su precioso doncel. Éste se atrevió un poco más y frunciendo el ceño se abrazó  a su pareja, depositándole un tierno beso en el cuello de su contrario.


 


-…y yo necesito a mi Haru-chan- susurró contra su pido. Haruhiko sonrió complacido con su pequeño y dejando por la paz dichos papeles, aventándolos en la mesa de noche, a su lado, devolvió el travieso beso de su castañito, pero esta vez en sus suaves labios, volteándose tan rápido a encararle que el tirón los hizo caer a ambos contra el colchón.


 


Haruhiko llevaba contados tres días en los que su bello doncel se había escabullido hasta su habitación por las noches, específicamente a su cama. El primer día en el que despertó con su tierno novio recostado sobre su pecho casi se cae de la cama. Keiichi había insistido en querer dormir a su lado, y Haruhiko no había tenido objeciones para él…cosa que a Yura no le agradaba demasiado, claro está. Más últimamente era Haruhiko quien acompañaba al menor en su habitación, y aunque permanecía bastante tiempo a su lado el oji-miel se quejaba de la poca “atención” que le prestaba, aunado también a la carga “administrativa” que  Haruhiko compartía con  Yura,  ya que había sido un tanto difícil sacar adelante a Sumi, con tan decaída economía que atravesaba debido a lo sucedió con Sousuke. Otro asunto, muy aparte, eran las pequeñas “discusiones” que estos dos habían tenido sobre un tema bastante…interesante…


 


-mmm…Haru- gimoteó el doncel, al sentir los traviesos labios de su novio morder tiernamente su barbilla, mientras, este, sin recargar totalmente sobre el cuerpo del menor levantaba sutilmente la playera que cubría su estómago. Cerró los ojos con fuerza, sintiendo su rostro extremadamente caliente, seguramente estaría considerablemente sonrojado. Era verdad que se sentía enormemente avergonzado, pero también cada vez que acababa en esas “situaciones” con su Haru-chan una sensación increíblemente placentera lo inundaba desde la punta del  pie hasta el último de sus cabellos.


 


Haruhiko cerró los ojos dejando que el embriagante olor que desprendía el blanco cuello de su koi lo envolviera, al mismo tiempo que sentía pura electricidad recorrer la yema de su dedos segundos después de haber acariciado con estas el plano estomago del doncel.  Percibió como el menor había separado sus piernas para enredarlas alrededor de su cintura, entonces abrió los ojos, recuperando su cordura.


 


-no…-murmuró contra los labios de su oji-miel casi lastimosamente, pegando su frente a la de su novio y desenredado una de las piernas de su niño, acariciándola suavemente en el proceso; Keiichi frunció el ceño, dibujando un puchero. Si, ese era el tema interesante…Haruhiko se había negado terminantemente a tocar de “más” a su doncel. Fuera un terrible ataque de “sobre-protección” hacia su castaño, la espera de un “buen” momento, un encuentro fuera del actual stress, o simple respeto. Haruhiko mantenía todo a la línea…y silenciosamente Keiichi lo agradecía, porque actualmente ni el mismo comprendía esa gran… ¿atracción?, que sentía por el varón…-lo siento bebé, todo a su tiempo- susurró contra el oído del doncel.


 


-lo sé…gracias, yo… ya no me entiendo- exclamó sonrojado  y con un gesto gracioso expresando su punto, Haruhiko rio un poco.


 


-descuida, vamos a dormir ya…


Unos minutos después ambos se encontraban ya sobre las cálidas cobijas de la cama, Keiichi dormitaba de lado, mientras Haruhiko, acostado justo atrás de su doncel jugaba con algunos mechones claros del muchacho. El silencio los había envuelto hace un tiempo, hasta que la tenue voz, aunque adormilada, cargada de seriedad habló…


 


-Haruhiko…


 


-¿si?


 


-¿cuánto tiempo falta para la reunión con el concejo?- Haruhiko abrió los ojos sorprendido, porque aquello también le preocupaba tanto a su joven pareja.


 


-Una semana y media


 


El silencio se prolongó largos minutos, hasta que el menor volvió a hablar.


 


-¿crees que lleguen a tiempo?


 


El varón suspiró largamente, pesando en las posibilidades y sin poder reprimir una mueca preocupada respondió la pregunta.


 


-eso espero...


 


*****************************************************


.


.


.


 


-Misaki…-susurró la ninfa con una gran sonrisa. Ella no podría saber su nombre. El castaño había abierto mucho los ojos sorprendido, ¿asustado?....quizás ambos. Porque esos ojos no eran normales…


 


El azul iris muy prontamente ya no era lo que era, y sin poder tener elección, aquella mirada tan fría lo teletransportó, pero no sabía a donde, no era precisamente algo del presente , no había señales de que fuera absolutamente su pasado…más silenciosamente, sufrió más lo que él había entendió como un “muy posible “ futuro; porque aunque uno no quiere, el cerebro es capaz de hacer cosas extraordinarias, y la capacidad de enlazar ideas y opciones en base a imagines desordenadas ha nacido innata en nosotros.


 


Ni vio ni sintió nada del exterior, de la vida normal. No vio los rostros absortos de los espectadores. No fue capaz de escuchar los llamados desesperados que  hacían sus compañeros para que les prestara atención, ni mucho menos los que le dedicaban a la transparente ninfa para que lo dejara en paz. No escuchó la  risita que emitió la otra ninfa, que al parecer, también  podía ver aquella “película”, ni mucho menos sintió las lágrimas que salían sin parar de sus ojos, no hasta que estas obstruyeron por completo su vista.


 


-¡Misaki!- escuchó hasta entonces el oji-verde. Era Akihiko.  Y con los ojos enrojecidos de tanto llanto aceptó el desesperado abrazo que le ofrecía aquél peliplateado, que “inexplicablemente” era el protagonista de aquellas visiones extrañas…lo abrazó con fuerza.


 


El resto estaba expectante a lo que harían las ninfas, quienes sonrientes solo permanecían en silencio, ¿qué es lo que le habían hecho al castaño?, Ritsu se acercó con premura a Misaki y tocó levemente su hombro.


 


-¿estás bien Misaki?


 


El menor respondió sin deshacer el abrazo con el príncipe.


 


-e-eso creo


 


El silencio inundó todo el lugar, y ansiosamente Ritsu se dio cuenta que ya habían perdió demasiado tiempo con esto. Frunció el ceño. No sabía que buscaban ellas, pero si no podían obtener su ayuda tendrían que seguir solos, de cualquier manera…


 


-estamos satisfechas. Los ayudaremos a cruzar el lago


 


Todos las miraron sorprendidos, ¿Qué es lo que las tenía satisfechas?, ¿por qué?


 


………………………


 


Algo desconfiados los chicos siguieron con rapidez a las “hadas multiformes”; después de todo no querían perderse en aquel inmenso bosque, durante el camino no discutieron sobre nada, más que sobre los sátiros, quienes hasta entonces no se había aparecido frente  ellos. Misaki se había mantenido absolutamente callado, y nadie había querido romper ese extraño trance en el que se había quedado. Miyagi observa atento todo aquél  paisaje en tan apresurado camino y tal vez, con algo de preocupación la caída del sol, que reflejaba el gran retardo que estaban sufriendo en su encomienda. Lo ideal sería que  hoy mismo cruzaran ese mencionado río, pero uno nunca sabe lo que pueda llegar a pasar.


 


-¿Por qué nos han ayudado?- cuestionó Masamune a las ninfas, sin poder aguantar un segundo más la intriga de esa decisión tan repentina. Las féminas solo le observaron poniendo un rostro serio, y casi nostálgico.


 


-es pertinente que lleguen a su lugar, lo más pronto posible-  exclamó la ninfa de florecillas, que respondía al nombre de Hana. Los chicos le miraron curiosos, ¿de que hablaba?


 


-¿qué quieres decir con eso?- preguntó de nuevo.


 


-Lo hemos podido ver a través de él- contestó la otra ninfa que respondía al nombre de Aqua, señalando a un aturdido Misaki- los hilos del destino de ustedes y de sus allegados se han unido irremediablemente con el mundo mágico…- calló por unos segundos, dejando en suspenso a los intrigados muchachos-aunque no lo crean, también anhelamos la paz para nuestro mundo


 


Aquella charla no pasó a más, y aunque hubieran insistido más, sabían que las ninfas no hablarían. Algunos minutos después, con el sol a punto de comenzar a ocultarse, llegaron al fin a las orillas del tan famoso lago. Sentían un inmenso frío,  y el viento era fuertísimo. Los seis muchachos concluyeron en calificar  el aspecto del lago: espeluznante,  y es que difícilmente se puede observar un lago de color verdoso alga de tanta anchura y cubierto todo de neblina, algunos tragaron saliva con fuerza.


 


- Hay  algo en este lago que no es normal- mencionó  Hana con tono intrigante.


 


-Un lago tan pacífico y manso, hechizado para que la corriente ahuyente a quien intente cruzarlo, las criaturas culpables de tal aspecto, viven bajo este lago- explicó Aqua. Misaki abrió los ojos bastante asustado y juró que tenía la piel de gallina.


 


-¿c-cri-criaturas?


 


-claro…será bastante peligroso, es por eso que era extraño que quisieran cruzarlo con tanta premura- indicó Hana.


 


-¿q-qué tipo de criatura?- preguntó Shinobu con el corazón en la mano, retrocediendo involuntariamente un paso.


 


-Sirenas…- respondieron al unísono ellas.


 


-¿sirenas?, ¿Como en Ayami?- preguntó Misaki a Masamune, este se encogió de hombros e inmediatamente escucharon las risas  de las ninfas.


 


-para nada, pequeño. Estas sirenas son de las profundidades de los lagos pantanosos, claramente de las criaturas más oscuras que puedas encontrar en tu vida. Una vez que pongas un pie sobre ese lago, estarás ofreciéndole tu vida en charola de plata…- exclamó Aqua.


 


-eso es…espantoso- opinó Misaki.


 


-senos sincera… ¿Qué probabilidad hay que pasemos salvos…los 6, del otro lado del lago?- preguntó Ritsu seriamente a la ninfa de agua, esta volteó a mirar a su compañera y negó la cabeza lentamente.


 


-muy pocas veces en nuestra inmortal vida hemos visto que alguien lo cruce…sin embargo, suponemos que solo es cuestión de resistir…-explicaron una tras la otra.


 


-¿resistir?... ¿qué?...- preguntó  Miayagi curioso.


 


-el canto, por supuesto


 


………………….


 


-recuerden, este es el límite de nuestro territorio, no podremos acompañarles después- advirtió Hana. Los chicos asintieron, tremendamente nerviosos, ya preparados para cruzar aquél prometido infernal lago, una especie de balsa  mediana con remos, sería su transporte para superar aquello. No sabían exactamente lo que verían…o lo que escucharían, solo tenían en su mente la historia tradicional de las “sirenas”, expertas por engatusar hombres con su bello canto parea llevarlos  a la perdición.


 


-no lo olviden, ellas no le harán daño a los donceles…- Aqua miró a los mencionados. Más los varones intentaron no mostrar un gesto preocupado.


 


“SUERTE”


 


Fue el último susurró que escucharon de aquellas vocecillas de campanillas diminutas, antes de que una corriente helada los arrastrara al agua.


 


Tal y como lo predijeron las ninfas, el agua se calmó de inmediato, y la balsa solamente permanecía estática sobre la tranquila agua. Y tanto Akihiko como Miyagi tomaron un remo, lo sumergieron en el agua y comenzaron a moverse.


 


El agua parecía pesada…y por los rostros de los varones que movía la nave, algo indicaba que “el lago” no quería dejarlos llegar a la otra orilla…


 


-R-Ritsu…-tartamudeó Misaki sujetándose al primero que tuvo al alcance, que fue Shinobu, quien también se tambaleo, debido a que justo segundos antes sintieron que “algo” había movido el bote. El castaño no respondió y  cuidadosamente echó un vistazo hacia abajo, la neblina se había dispersado un poco a su alrededor, por lo que ya podría verla verdosa agua en la que navegaban. Unos segundos más… y la desvencijada balsa se tambaleo de nuevo.


 


-calma, todo está bien- exclamó al fin, quien sabe si para tranquilizar el resto o a sí mismo. Era pertinente llegar al otro lado, como fuera, pero llegar ya…


 


-ok…hay que darnos prisa, ayudemos con esos remos- mencionó el Onodera, y por más esfuerzos que hacían parecía que el bote no se moví ni un ápice.


 


-hay…hay alguien abajo…justo ahora- mencionó Shinobu  poniéndose de pie por un momento, mas un movimiento aún más fuerte que los anteriores lo hizo regresar a su lugar.


 


El corazón de Misaki latía desbocado, arrítmico, estaba punto de estallar.


 


Todo se quedó sepulcralmente en silencio, ni sus respiraciones, ni el frío viento silbaba, era como si todos hubieran sido víctimas de la más extraña sordera…Pasaron algunos segundos… ¿o minutos?...no lo sabían…y entonces volvieron a escuchar…


 


Eran ligerísimos repiques que entre tanto silencio parecían hacer ecos por todas partes… ¿cascabeles?...


 


-¿Qué es…?- la pregunta de Shinobu quedó inconclusa, cuando Ritsu puso su dedo índice sobre sus labios, a modo de señal de silencio…el rubio solo obedeció  con un puchero, tratando de escuchar lo que quería oir el oji-verde.


 


Y entonces  aquello comenzó…


 


Misaki solo escuchaba un repique insistente y rítmico de un cascabel, y honestamente no hacía más que ponerle nervioso, sin embargo se extrañó cuando volteó a ver a los 3 varones que los acompañaban, y más específicamente al príncipe Akihiko. Que con los ojos desorbitados  se asomaba con premura por la orilla de la balsa, tratando de ver algo…Misaki temió lo peor.


 


-Usagi-san, ¿sucede algo?- preguntó curioso jalándolo del brazo hacia atrás. Akihiko pareció concentrarse mucho para ver a Misaki y este lo miró   preocupado.


 


-¿no escuchaste eso?- preguntó con énfasis. Misaki  negó repetidamente.


 


-no  escucho más que cascabeles- respondió obviando. Más Akihiko ya no le prestaba atención.


 


-¡Misaki , son las sirenas!- había gritado  agitado Ritsu. Hasta entonces Misaki se había enterado que los otros donceles estaban  en una situación similar, ¿de dónde salía esa hipnotizante necesidad de que los varones quisieran aventarse prácticamente al agua? Aterrado y desesperado tiraba hacia tras para alejar de la orilla al peliplata, pero la fuerza que poseía en comparación a la del varón era incomparable a la suya.


 


Mientras tanto lo que pasaba por las mentes de los apuestos varones era un panorama totalmente distinto…


 


Era como una sensación de desconexión con el mundo, como si lo único que existiera fuera el verdoso río increíblemente tranquilo y la hermosa y melodiosa voz, de pronto sintió su corazón latir con fuerza y desesperadamente… “no escucho más que cascabeles”…pareció oír del mundo “exterior”, pero ya no recordaba sobre qué hablaba, o quien lo decía, ¡demonios!, si ya no recordaba que hacía allí, se maginó, quizás, que lo único que tenía que hacer era encontrar la fuente de esa cautivadora voz. Tiraba con fuerza tratando de acercarse a esa delicia convertida en música, pero por una extraña razón sentía su cuerpo pesado, y por más que hacia fuerza no podía llegar  su anhelada meta… ¿qué sucedía?


 


……………….


-¡Usagi-san, detente!- gritaba desesperado y a punto de surcar lágrimas en su ojos, jalándolo con todas su fuerzas.


 


….


 


-¡Miyagi!, ¡maldita sea!- gruñía el menor, tratando por todos los medios que su novio azabache no se tirara por la borda; por lo que ahora mismo se encontraba sentado sobre el bien parecido capitán de Usami, quien como podía, boca a abajo y con la cara pegada al  suelo, se arrastraba hasta la borda con desesperación inquietante.


 


Ritsu no estaba mejor. Masamune tenía ya la mitad del cuerpo fuera de la balsa  y tocaba y “hurgaba” entre el agua para buscar algo que solo estaba en su cabeza. Ritsu lo jalaba de la camisa  y como podía hacia atrás.


 


-¡qué demonios!... ¡a este paso los arrastrarán!- gritaba desesperado el rubio- ¡¿Qué vamos a hacer?!- pujaba entre esfuerzo y esfuerzo…muy pronto no tendrían la fuerza suficiente para retenerlos…


 


-¡hay que llegar a la orilla!, es la única manera- respondió el mago oji-verde.


 


-aja… ¿y cómo propones que lo hagamos?, si los soltamos para acercarnos a los remos, se tirarán al lago- replicó señalando a los 3 varones, frunciendo el ceño molesto y preocupado a la vez.


 


Ritsu tensó la mandíbula ante esa obviedad…y por más que pensaba no encontraba la solución, con intriga escucharon como los sonidos de los cascabeles se tornaban más violentos y  desordenados; seguido de unos quejidos, que más bien se escuchaban como aullidos, quizás reclamos.


 


Los minutos pasaron silenciosos hasta que sintieron una tremenda sacudida, que los hizo caer violentamente al suelo de la balsa. Algo los había empujado. Bastante desorientados se pusieron de pie rápidamente, tratando de volver a retener a los chicos.: Ritsu había sujetado satisfactoriamente a Mune antes de que se hubiera levantado, al igual que Misaki, quien  a duras penas había impedido un clavado que el oji-violeta estaba dispuesto a hacer.


 


Sin embargo  había sido Miyagi quien no había quedado en la mejor posición, la mitad de su cuerpo había caído al agua y Shinobu solo había logrado a sujetarlo de la camisa…


 


-¡maldición!- exclamó el rubio, apenas atascando sus rodillas contra la orilla de la balsa para apoyarse...- ¡Miyagi!…- sus lágrimas mojaron sus mejillas rápidamente- maldición…no me quedan más fuerzas…


 


…..


 


Abrió sus ojos…era la imagen más hermosa que había visto en su vida… “Miyagi…Miyagi”, escuchaba que gritaban…pero él no le  prestó más atención, solo tenía ojos para las tres bellísimas criaturas que estaban frente a él… 3 bellas mujeres, dos morenas y una rubia, que en vez de piernas tenían una brillante y  colorida aleta de color coral; las doncellas le sonreían   y coquetas le hacían ademanes para que las acompañara…él encantado y desesperado buscaba seguirlas, sin embargo sentía que algo lo retenía…¿qué era?...volvió a fijar su vista en ellas quedándose impregnado de esa piel blanquecina, de sus pechos desnudos y de sus hermosos ojos azules…curioso también se fijó en el extraño listón color negro que tenían las tres sujetas en el  cuello y como prendados de estos permanecía un cascabel dorado.


 


Una de ellas al verlo curioseando el dorado adorno,  lo tocó y lo hizo resonar un par de veces con el dedo índice regalándole una sonrisa al varón. Con expectación  Miyagi sintió como crecía dentro de él una desesperación por tenerlas entre sus brazos e inconscientemente tiró para soltarse de lo que sea que lo retenía e ir a su encuentro; al enterarse que “muy” posiblemente fuera debido al cascabel , creció dentro de él un atisbo de conciencia…¿Qué rayos hacía allí?... y frunciendo el ceño  dejó de intentar alcanzarlas, las sirenas se dieron cuenta de todo eso y mirándose intrigadas entre ellas se acercaron con rapidez al hombre y con sonrisas nerviosas se acercaban a él tocándole con las manos el rostro y los brazos; entonces miró fijamente a una de las sirenas, específicamente la de cabellos dorados, que se había puesto justo frente a él, acercándole de las mejillas hacia ella para besarle, suponía Miyagi, pero las “ansias” en el varón habían desaparecido… y cuando tuvo la mujer frente a él extendió su mano hacia ella  y le arrebató la gargantilla y en el cascabel en el proceso.


 


Un agudo grito hizo que sus sentidos despertaran por completo e inconscientemente llevó sus manos a sus oídos al mismo tiempo que cerraba los ojos…Pero cuando los abrió, hubiera preferido no hacerlo…sentía asombro … y quizás sorpresa o terror…no estaba seguro…por que aquella imagen que vieron sus ojos fue espeluznante, ¡¿cómo una criatura podía ser tan repugnante?!...¡¿dónde había quedado su belleza?!... y entonces miró el cascabel en su mano…oh…con desesperación trató de volver a la superficie, pero “eso” lo había sujetado del brazo, y entre las tres tiraban de él hacia abajo, el no podía despegar la vista de criatura de aspecto grotesco y verdoso, con el cuerpo tan huesudo que el cuero parecía enfundar nada más que el esqueleto, sus ojos grandes saltones y oscuros  y cabellos y aleta grises…


 


-¡no te resistas!- había pronunciado una de ellas, con la voz tan rasposa y desagradable que o hizo fruncir el ceño, con razón no hablaban en su aspecto “bello”…pensó.


 


-devoraremos tu corazón…- exclamaba la otra.


 


Miyagi entrecerró los ojos, la cabeza le empezó a dolor, al igual que el pecho, había contenido la respiración ya por mucho tiempo, sus ojos se quedaron inmóviles en el cabello grisáceo de las sirenas… gris…gris…el concia un gris…pero uno brillante y hermoso… ¿de dónde?


 


“!Miyagi!”


 


Esa voz la conocía, levantó la vista… ¿un bote?... ¿alguien lo estaba sosteniendo?


 


-¡no te irás de aquí!- advirtió la sirena, y de un tirón calló por completo al agua el azabache, sintió su cuerpo helado, pero recordó que “alguien” aun peleaba por sacarlo del agua,  y mentalmente le agradeció, pero… ¿Quién era esa persona?


 


“¡MIYAGI!” volvió a escuchar, pero esta vez sí recordó el nombre de esa persona y abrió los ojos sorprendido y exaltado por igual. Nadó todo cuánto pudo hacia arriba, inspirado en volver a verlo.


 


“Shinobu”


 


…..


 


Mientras tanto el rubio se deshacía en lágrimas tratando de hurgar en el agua para encontrar a su amor. Misaki y Ritsu seguían en shock…¡¿Miyagi se había caído?!.


 


-Shinobu…- murmuró Ritsu sin saber que decir exactamente, solo veía al menor de todos desesperado mirando hacia el agua.


 


-no se cayó…ni se tiró…lo ha jalado- exclamó el rubio frunciendo el ceño cabreado e impotente- ¡esas malditas harpías lo han jalado!- gritaba, los oji-verde lo miraban preocupado.


 


-Shinobu…-esta vez intentó Misaki, aun haciendo fuerza para no dejar escapar al peliplateado hombre.


 


Mas antes de que el rubio intentara aventarse el agua y los otros dos muchachos intentaran detenerlo, escucharon un chapoteo intenso el agua, al igual que una bocanada desesperada por tomar aire.


 


-¡Miyagi!, ¿Qué pasó?- Sinobu había caído de rodillas en el suelo de la balsa acercándose lo más que podía a la orilla para ayudarlo a subir  y este agotado como estaba se dejó caer sobre el “cómodo” cuerpo de su  rubio amante.


 


-Shinobu…ho por Kami-sama, creía que iba morir…lo juro- exclamó con la respiración entrecortada, aun reposando sobre el cuerpo de su rubio, este le abrazaba con fuerza, intentando calmar su corazón de la asfixiante angustia - son monstruos, primero las vi hermosas…bellísimas…y después…horrendas…ellas son así normalmente, tienen un aspecto grotesco y una voz espantosa…los cascabeles, en su cuello causan los cantos…o eso creo…- finalizó levantándose al fin de su joven amante.


 


-por eso nosotros solo escuchamos cascabeles- indago Misaki


 


-¡tenemos que irnos!- gritó Ritsu rompiendo aquella atmosfera.


 


Tomando al fin sus puestos en los remos Shinobu y Miyagi  lograron mover lentamente la balsa y pronto vieron la orilla a escaso metros, más las sirenas parecían no estar dispuestas a dejar escapar su “cena”…y furiosas golpeaban contra los costados haciendo tambalear la nave de un lado a otro…entre golpe y golpe, los primeros que cayeron al agua fueron Miyagi y Shinobu, aunque por un extraña razón, fuera la perdida de interés en el azabache o simplemente que no se dieron cuenta, los dejaron escapar y estos pudieron llegar, por la corta distancia faltaba, rápidamente a la orilla, respirando salvos por completo.  Ritsu había salido tras Masamune cuando este se lanzó al agua y a costa de un gran esfuerzo, y a la ayuda de Shinobu a medio camino para arrastrar al príncipe hasta al orilla, quien había caído desmayado al instante, habían logrado salir… Más las sirenas la habían tomado con los otros dos, y cada vez que Misaki intentaba observar hacia la orilla de la balsa  una sirena, un gran movimiento lo hacía tambalearse incesantemente.


 


-Usagi-san, despierta- murmuró desesperado y con lágrimas en los ojos, sus nudillos estaban blancos por el esfuerzo de sujetar como podía al príncipe  peli-plateado…¡pero en qué cosas te metes Misaki!, se reprendía a cada rato; cada vez escuchaba  más rápido y más fuerte el sonido de los cascabeles y sinceramente ese sonido ya le  estaba hartando y mareando, también escuchaba a lo lejos los gritos de Miyagi, de Shinobu y de Rits, no podía diferenciarlos muy bien, al parecer las sirenas los estaban alejando más de las orillas. Misaki se había planteado la posibilidad de no resistir, entonces Akihiko sería “devorado” por las harpías, como había dicho Shinobu… y ese pensamiento había causado tanto pesar y tristeza en él …que se asustó…se asustó de que   algo a lo que tanto había huido tanto tiempo y tan tercamente se estuviera cumpliendo, ¡Kami!...el no podría estar…


 


-déjame darte  un beso de buenas noches, lindo príncipe- murmuró con su voz rasposa una de ellas. Misaki contuvo un pequeño grito de horror al ver el rostro asqueroso de esas sirenas oscuras y se concentró solamente en impedir que se lo llevaran.


 


-¿sabes que no podrás hacer nada, verdad?- exclamó burlona la otra, mientras agitaba juguetonamente el cascabel en su cuello. Uno, dos, tres segundos, y Akihiko estaba por lanzarse por la borda.


 


-¡de-déjalo, en…en paz!- tartamudeó, casi provocándolo la mujer lamió con su larguísima lengua púrpura la mejilla del oji-violeta y lanzó un horroroso grito combinado con un risa. Misaki frunció el ceño, ¿enojado?, ¿celoso, quizás?...


 


-ya puedes irte, nos quedaremos con esto- exclamó  la sirena ignorándole y acercando su arrugado rostro al del apuesto príncipe-conejo.


 


Misaki enrojeció de inmediato frunciendo el ceño...esa harpía lo estaba besando… ¡se había atrevido a besarlo!, ¡pero qué carajo se creía!...si él…él…Sus ojos se abrieron iracundos cuando observó, casi en cámara lenta como el azabache era sumergido hasta el fondo.


 


Tan pronto quiso reaccionar, las sacudidas y arremetidas se hicieron furiosas y sonidos similares a los latigazos empezaron a azotar contra la balsa, que como podía resistía crujiendo y quebrándose una que otra madera. Muy pronto la neblina desapareció haciendo visible el terrible “espectáculo”  a  los chicos que preocupados aguardaban en las orillas del lago.


 


-por Kami-sama…-murmuró con los ojos llorosos Ritsu dejándose caer de rodillas, bajo la luz de la luna era alumbrada la balsa   moviéndose casi imposiblemente sobre el agitada agua y Misaki tratando de mantenerse en pie, las despiadadas mujeres hibridas con una especie la látigo en mano , saltaban de un lado a otro tratando de deshacer la balsa, mas no por eso cuidaban de que alguna puntilla llegara hasta el cuerpo del agotado muchacho- …le están haciendo daño…¡las ninfas dijeron que no nos dañarían a nosotros!- exclamó furioso.


 


-¿dónde está Akihiko?- preguntó Miyagi…los chicos indagaron lo peor.


 


-maldición… ¡no se metan conmigo!- gritó Misaki; el movimiento no cesó ni un poco y en cuanto tomó un gran respiro y resignado a que en la “superficie” no iba a lograr ayudar a Akihiko, se lanzó a las profundidades del lago con los ojos cerrados… “joder…debo de estar loco”…


.


.


.


 


Continuará…

Notas finales:

------->


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).