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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola, hola...¿cómo están?, espero que muy bien :)


Acá me tienen de nuevo, vengo con otro cap, uno de mis favoritos, de hecho. Muchas gracias por leer y muchas gracias para los que me apoyan con su lindo review, de verdad que me hacen felíz :D


Bien, al capítulo, este cap trae bastantes cosas interesantes (si, de muchas maneras xD), van a ver a otra nueva parejita,¡Nowaki y Hiroki llegan a Kamijou!, ¿de quien es el "posada" a la que llegan nuestros viajeros?, ¿de qué flor hablarán?...no la pierdan de vista, es importante :D...


Espero les guste la actu.


Nos leemos pronto...


Misagi * *

Capítulo 45:”El palacio púrpura: ¡cuidado con la flor Raku!”


 


 


Caminaron cerca de una hora por el solitario camino que indicaba aquél sendero para desviarse hacia lo que sería su “posada”, con la luz lunar de la noche como única resplandor. Masamune creía que no pasaban de las nueve de la noche. Miró otra vez hacia atrás, emitió un bufido observando a Akihiko y Misaki. Hace unos minutos, que el oji-verde había comenzado a jadear de cansancio y tropezarse, el oji-violeta lo había acercado a él sin decirle absolutamente nada y le recargado su cabeza en su hombro, sin regresar a mirarlo. Misaki había atinado a nada más que agarrarse al brazo del mayor y recargar su cabeza en el hombro, totalmente avergonzado y bastante apesadumbrado…


 


Así mismo era como estaban ahora. Todos habían intercambiado miradas extrañadas, sin embargo nadie había hablado algo al respecto.


 


-¡miren allá!- anunció Shinobu. Todos observaron lo señalado despertando de sus respectivos pensamientos. Por fin habían logrado visualizar algo  entre tanto solitario camino. Aquél lugar en donde  creían podrían ser socorridos y dejarles pasar la noche…¡y vaya lugar!...si no era un casa cualquiera…¡era un palacio!


 


-¿de verdad creen que nos quieran recibir?- preguntaba un dudoso Misaki entre bostezos y jadeos de cansancio. Masamune solo miraba con curiosidad y  cierto recato la extraña estructura que era llamada “palacio”. Un tumulto de torres altísimas coronadas con cúpulas finísimas recubiertas de azulejos, portones enormes, y un lago que, más bien, parecía artificial, rodeaba el castillo por completo. Y por si  fuera poco, todo estaba en color púrpura con detalles en blanco y gris. Si, definitivamente extraño. Él solo esperaba que no vivieran otra locura como en el castillo de los Kirishima.


 


-habrá que intentarlo…-murmuró Onodera levantando un poco los hombros. Todos se dirigían hacia allá cautelosos casi arrastrando los pies del cansancio, aun seguían algo húmedos debido a la pequeña “ducha” que habían tomado contra su voluntad en el lago de las sirenas de Meire, lo único que querían en ese momento era un baño y un lugar donde dormir…


 


Shinobu sin embargo, no prestó mucha atención al extraño palacio púrpura, sino que se distrajo observando las pequeñas flores y extrañas hierbas que empezaban a crecer en torno al palacio, y cuanto más se acercaban, las flores más abundantes de volvían alrededor. Miraba algunas de colores opacos y grisáceos, otras brillantes naranjas, rojas, enormes, hierbas con olores fuertes y muchas más. El rubio entornó sus ojos con algo de sorpresa al reconocer algunas, ahora agradecía las clases de botánica que le había dado Risako, aunque admitía que había muchas que nunca había visto en su vida.


 


-son plantas medicinales…- exclamó más para sí, que para el resto. Onodera lo vio curioso.


 


-¿todas lo son?


 


-al menos la mayoría que conozco, si- murmuró


 


- esto es extraño- murmuró Miyagi siguiendo al resto, atravesaron la entrada principal sin ningún problema, algo sorprendidos de que nadie le custodiara, hasta llegar  a los jardines principales, en donde se extendía en una gran jardinera circular justo en frente de ellos un plantío de absolutamente un solo tipo florecilla color púrpura, con 5 pétalos largos que caían con gracia alrededor de la abombada corola. Los chicos identificaron que era la misma flor que se encontraba en el escudo de armas que habían visto antes en la entrada…y curiosamente parecía ser el mismo color purpúreo que compartía con la fachada del castillo. Los chicos pensaron que debería era una flor muy importante para los dueños de aquél palacio.


 


Shinobu se había acercado en demasía explorando la pequeña y abombada flor extraña, estaba a punto de tocar uno de los morados pétalos con el dedo índice, cuando escucharon una exaltada voz, que hizo que la mayoría diera un exagerado brinquito por el susto.


 


-¡no la toques!...te lo ruego, por favor


 


.


.


.


 


Casi simultáneamente, todos habían girado al cabeza para observar mejor a su interlocutor que no habían sentido llegar. Se fijaron en el pulcro y bello doncel de sonrisa enigmática y extrañamente atrayente frente a ellos. Un doncel que difícilmente pasaba la treintena, de traviesa mirada azulina oscura, jovial sonrisa y cabellos rebeldes y castaños. Iba ataviado en un precioso y elegante traje blanco con detalles púrpuras.


 


-y-yo…lo siento- había murmurado Shinobu despertando a todos de aquella ensoñación al ver al chico; abrió desmesuradamente sus ojos al reparar en la pequeña pero refinada y preciosa corona que portaba entre sus desordenados mechones, agregando…-alteza…- hizo énfasis inclinando un poco la cabeza. El resto le imitó levemente al cerciorarse del descubrimiento previo del rubio.


 


- no te preocupes, pero ¡por favor, no me hagan venias!, ¡las detesto!- exclamó con un gesto despreocupado moviendo continuamente  su mano, mientras parecía escudriñar minuciosamente a todos los muchachos allí, renovando otra sonrisa- ¡vaya!....al final si vinieron, ¡así que son ustedes!


 


Todos lo miraron extrañados y luego entre ellos.


 


-¡Me refiero a los libertadores de Usami!, ¡Aquellos humanos que han presenciado la batalla entre usuarios de la magia!- aclaró. Los chicos asintieron todavía algo dispersos.


 


-si, siento mucho las molestias…su alteza- empezaba Ritsu colocándose hasta el frente de todos- pero nosotros…


 


Pero fue interrumpido….


 


-¡por supuesto!...no se preocupen por nada. Sé por qué están aquí. Síganme- ordenó aun con su ánimo “permanente”,  los chicos no hicieron más que seguir los apresurados pasos del hermoso y extraño doncel - La última vez que Yoshino vino a visitarme me había contado tanto como pudo sobre este acontecimiento que estaba por suceder y de la ayuda que necesitarían para regresar, créanme que no hay ningún problema. Son bienvenidos a mi reino- sonrió.


 


-G-gracias…-murmuraron todos embelesados al ver el recibidor del espléndido palacio todo en combinaciones de  colores exquisitos tales como el hueso, mármol, coral y…como no…púrpura. Había incontables vasijas y jarrones de muchas formas, colore y tamaños, las cuales contenían flores de todos los tipos, tan hermosas como extrañas.


 


-es…maravilloso- expresó como pudo Misaki, separándose levemente del Usami, quien había servido de su apoyo.


 


-me alegra que les guste, cielo, siéntanse con la  confianza de considerarla su casa, por favor, la servidumbre les indicará donde estarán sus habitaciones, nos reuniremos en una hora para la cena y…¡oh que descuido!...por cierto- volteó hacía atrás, encarando levemente a los chicos, cuando les dio la espalda para empezar a subir las escaleras, y les dedicó un última sonrisa…-mi nombre es Ryuichiro… Isaka Ryuichiro, un placer recibirlos en nuestro reino, Riku


 


 ************************************************


 


El sol brillaba en todo esplendor a esas horas de la mañana en las orillas del río bajo el cual estaba cimentado Ayami. El agua estaba tan tranquila y clara como de costumbre. Los preparativos para la partida del príncipe del reino y el príncipe consorte habían comenzado desde muy temprano.


 


-¿me puedes recordar de nuevo por qué es que vamos a ir en carruaje aun cuando con tu magia podríamos llegar más rápido?- preguntó con un pucherito, entre fastidiado y ansioso un castaño de ojos avellana a un oji-noche quien le sonreía devotamente mientras terminaba de hablar con el cochero, quien a su vez hablaba con Hisa-san.


 


-precisamente por eso, Hiro-san, estás muy estresado, el viaje nos servirá para meditar un poco- exclamó Nowaki abrazando desde atrás a su enfurruñado y sonrojado amor- además queremos llegar de la forma más “normal” a tu reino, ‘no?, ¿ acaso no crees que si apareces así como así  en el patio del palacio no le causarás un buen susto a alguien?- preguntó travieso.


 


-umm- había murmurado resignado el oji-avellena  rendido, mas no por eso lo externó demasiado.


 


-calma, cariño, además debes recordar que no viajas solo Hiro-chan- habló por primera vez Hisa, quien, los acompañaba en su forma humana, cortesía de Nowaki, justo fuera del río, donde a unos escasos metros se encontraba un precioso carruaje. La dulce mujer le tomaba de las manos mientras hablaba, y Hiroki se sonrojó de vergüenza al no tomar en cuanta ese pequeño “detalle”- no querremos que por algún movimiento brusco, dígase la “transportación”, vayas a sentirte mal, es mejor todo con calma- exclamó tiernamente la peli-azul, mientras colocaba su mano suavemente sobre el vientre del castaño.


 


-si, lo siento Hisa-san- exclamó Hiroki sintiendo algo egoísta y también bastante agradecido, pues la familia de Nowaki, próximamente también suya si todo iba bien, lo trataban muy bien, y sin problemas había aprendido a quererles mucho. Sus  ojos comenzaron a humedecerse…- rayos…creo que estoy un poco nervioso - maldijo en voz baja, tratando de sonreír aun con lágrimas en los ojos que intentaba quitarse rápidamente


 


-tranquilo cariño todo saldrá bien, y nosotros estaremos esperando su regreso, ¿no es así Suki?- preguntó la monarca al pequeño niño que tonteaba de un lado a otro, pero que en el instante asintió fervientemente y se abrazó a la próximamente no tan estrecha cintura del oji-avellana.


 


-¡claro!, nosotros esperaremos cuando lleguen Hiro- niisan- exclamó. Hiroki asintió y le sonrió tiernamente acariciando los cabellos azabaches del pequeño doncel.


 


 


El tiempo había pasado volando, y rápidamente había legado ese esperado día en que partirían a Kamijou. Hiroki no lo admitiría nuca abiertamente, pero se sentía nervioso y hasta algo temeroso de las posibles consecuencias que trajeran todo aquello, sin embargo el hecho de que fuera su amado tritón el que le acompañara le tranquilizaba…y mucho.


 


Hace escasos días, y con su casi, mes y medio de embarazo, Hiroki  había experimentado otra tanda de “malestares”. La ansiedad y la sensibilidad emocional ya casi los había asimilado, al menos ya no era adicto a ponerse llorar  por los rosales del jardín de su madre a cada rato, pero sí que hacía sus berrinches al consentidor príncipe oji-azul. Los mareos y las náuseas eran escasísimos, y el estar acostumbrado a pasar del agua a tierra firme continuamente seguro tuvo algo que ver. Con lo que hizo un berrinche más grande fue con su constante apetito y antojos. Bien. Admitía que resultaba prácticamente imposible conseguir la comida a la que estaba acostumbrado a comer en su reino, mucho más si es a una hora “cuestionable”, y la cual por obvias razones no había en el reino marino; pero definitivamente no tuvo como justificar lo que sucedió hace dos días exactamente…cuando después de una grandiosa cena en la que no escatimó en probar “un poco” de TODO, y una vez en la habitación que compartían, frente al espejo de cuerpo completo el castaño frunció el ceño mirando su reflejo, mientras su manos viajaban a su apenas inflamada barriga…”¿me querrás cuando esté gordo?”… y como era natural, después de que Nowaki lo había mirado con los ojos sorprendidos y muy abiertos, tan solo se había echado a reír, cosa que le costó una reprimenda y un coscorrón, sin embargo las disculpas  y  consuelos llegaron después…”Hiro-san…no estarás gordo, estarás embarazado. Para mi eres y serás la criatura más  hermosa del mundo”…y aquél asunto quedó zanjado y concluido con un apasionado encuentro…


 


Bien… ¿no parecían hacerlo tan mal, ¿no?, como sea, Hiroki tan solo esperaba que todo saliera bien…últimamente estaba tan paranoico que su mente  automáticamente fabricaba posibles soluciones a  un sinfín de problemas que se le vinieron a le cabeza…¡ya!...Si Nowaki decía que todo estaría es porque así sería.


 


-Hiro-san… ¿nos vamos  ya?


 


Los ojos avellana  volvieron al jovial y bello príncipe que le extendía la mano para ayudarlo a subir al carruaje…sonrió y sintió tomando su mano… “¡valor Hiroki!”


 


**********************************************************


 


En ese momento todos se encontraban sentados alrededor del ridículamente enorme comedor. Hace algunas horas, tan pronto su anfitrión, que había dicho llamarse Isaka, salió del salón, algunos sirvientes habían salido de algún lugar para dirigirlos a sus correspondientes habitaciones. Como era de esperarse Shinobu no quiso quedarse en otra habitación en la que no estuviera su amado capitán y Mune y Ritsu no discutieron mucho tampoco al compartir habitación, sin embargo el silencio que se extendió entre en Misaki y Akihiko  había dejado mucho que pensar en los otros cuatro muchachos, pues esto dos habían atendido nada más que a mirarse. Misaki se quedó callado y bajó la cabeza, quien sabe si avergonzado, por lo que sutilmente Ritsu había intervenido de nuevo…”creo que sería bueno que te quedaras con él para cuidarle…” fue lo único que había murmurado  a su peli-plateado amigo, quien asintió. Misaki no dijo absolutamente nada,  y  así se había dado por terminada la problemática. Tan pronto se asearon y vistieron con ropas, extrañamente de manera previa preparada, bajaron para reunirse con los demás…


 


A la cabeza de aquel magnifico comedor se encontraba, como se había presentado ya, el rey  y señor de tan esplendoroso palacio: un hombre alto, de mirada avellana  seria pero cálida y cabellos castaños, complexión robusta y de porte elegante. A su lado derecho estaba Isaka-san y al izquierdo Masamune. A un lado de Isaka Shinobu y posteriormente Miyagi; después de Masamune estaban Ritsu, seguido de Misaki y por último Akihiko. Y así como estaban, trataban de entablar alguna extraña conversación en lo que esperaban por la servida de la cena.


 


-Cuando Yoshino nos platicó de la posibilidad de que necesitaran ayuda para regresar a su destino…debido a ciertas complicaciones- empezó una conversación Isaka-  no pensamos realmente que fueran a necesitar de nuestra ayuda, por eso nos complace bastante tenerles como invitados en nuestro palacio, ¿no es así cariño?- exclamó algo eufórico sin borrar su eterna sonrisa del rostro, Kaoru Asahina, que era el nombre del apuesto varón a su lado asintió rápidamente.


 


-así es. Es grato poder sentirse participes de esta gran misión que han emprendido- comentó el rey- por lo que sí están aquí supongo que fue por que han tenido complicaciones… ¿o me equivoco?- habló diplomático.


 


-no está del todo equivocado majestad- respondió Masamune- y muchas gracias por el recibimiento en su hogar, nuevamente, nosotros también estamos agradecidos con toda la ayuda que hemos recibido durante nuestro viaje- expresó, haciendo que sus compañeros asintieran a eso.


 


-ha sucedido que hemos enfrentado un momento un tanto complicado en Meire y nos vimos obligados a aprovecharnos de su amabilidad- expresó algo apenado Ritsu.


 


-no son para nada molestias, se lo aseguro. Hace tanto que llevamos una estrecha relación con el mundo mágico que ya nada nos parece desconocido u imposible- exclamó quitado de la pena Ryuichiro agitando su mano en signo de poca importancia.


 


Los 6 “invitados” se preguntaban seriamente a qué se refería ese sujeto, sin embargo fue Shinobu el más curioso.


 


-¿y de qué relación habla, Ryuichiro-sama?- preguntó interesado el rubio. El doncel, que más bien parecía para nada inhibido en cualquier cosa respondió sin problema alguno con una enorme sonrisa en el rostro.


 


-bueno, cómo pudiste notar, mi reino está cimentado en un valle bastante especial, en el que crecen una incontable variedad de especies de hierbas medicinales y de todo tipo, muchas de ellas endémicas, por lo que nos hemos tomado al labor de protegerlas- explicó. Los chicos asentían atentos a la explicación-Este valle, es conocido como “RIKU”, referente al nombre de la planta púrpura que vieron antes allá afuera. Dado que este es el único lugar en donde se encuentra esta especie- recordó.


 


-¿y qué clase de planta es esa?- preguntó curioso Misaki.  Isaka apenas emitió un pequeño guiño de sorpresa para evitar la respuesta algo nervioso.


 


-aah…es una planta… interesante…umm…pero nada…”peligroso”…no te preocupes- dijo muy rápido y siguió narrando, dejando algo extrañados por la burda excusa de aquella pregunta finalmente lo pasaron por alto al escuchar hablar al pulcro rey.


 


-El nombre del reino como pueden ver, fue elegido también, en honor a esta flor- hablaba Kaoru- Desde hace mucho tiempo este valle ha sido ampliamente conocido, especialmente por magos con naturaleza en la herbolaria y elfos verdes pertenecientes a los bosques del sur; siendo su especialidad la botánica medicinal no podían dejar de venir a abastecerse hasta acá, es por eso que Ryu mencionaba la estrecha relación que mantenemos que ciertos magos, hadas y elfos- explicaba el hombre.


 


-vaya…eso es asombroso- mencionaba con sinceridad Ritsu, con que se trataba de eso. Todos escuchaban atentos.


 


-si, prácticamente la economía de este pequeño reino que no pasa de cien habitantes, se mantiene con la comercialización de las plantas medicinales que crecen al rededor del reino, se podría decir que es la mayor y casi única forma de comercio aquí. Como pudieron apreciar, estamos en una zona bastante retirada del resto


 


- eso pudimos notar, pasaría totalmente desapercibido de no saber dónde ir- exclamó Misaki.


 


-de eso se trata pequeño…como pudieron comprobar, la seguridad aquí no es muy necesaria tampoco, aun cuando podría creerse que por ser una zona especial para la comunidad mágica intentarían atacar la villa, no es así, suponemos que es porque realmente temen que este lugar esté bajo su protección- exclamó con cierto retintín Isaka.


 


-¡¿y lo está?!- preguntó por primera vez Miyagi sorprendido.


 


-de cierta manera…- exclamó de forma enigmática el doncel. Todos lo vieron curiosos y después entre ellos.


 


Un pequeño silencio se extendió en la sala hasta que fue interrumpido por Asahina, al mismo tiempo que  una decena de sirvientas perfectamente uniformadas desfilaban con un sinfín de manjares de toda clase. Los pobres chicos, cansados y fastidiados de comer “cualquier cosa” que pudieran encontrar en el camino, casi babean ante tal festín.


 


-por favor, tengan la gentileza de comer todo lo que deseen- exclamó con leve ademan de su manos. Ni flojos ni perezosos todos atendieron la “orden”. A los pocos segundos una segunda tanda de mandaderas apareció con tarros y finas copas llenas de diferentes bebidas cada una…extrañamente todas y cada una de ellas desprendía un olor exquisito por lo que  no dudaron en elegir la que más le convenció  y deleitar su paladar con tal finura…


 


-¿qué te ha parecido, lindo chibi-tan?- preguntó gentilmente Isaka-san removiendo un poco el líquido en su copa, mientras miraba a Misaki beber de una copa dorada una bebida en su totalidad…púrpura.


 


-está deliciosa…-mencionó el castaño, deteniendo su rápida ingesta de alimentos para responder y seguido continuar con ello.


 


-me alegro…- sonrió traviesamente. Kaoru le sonrió de lado a su marido.


 


…………………………………………………….


 


No más de un par de horas bastaron para que todos saciaran su hambre y hasta su gula, y a regañadientes del mismo Ryuichiro-sama, subieron a sus dormitorios a descansar por fin, de tan ajetreado día. Cuatro de los muchachos habían caído dormidos, cual piedras en el río apenas al tocar la cama, sin embargo en cierta habitación aún se preparaban para dormir…


 


Akihiko se encontraba acomodando sus cosas en una esquina de la habitación y sacaba de aquél enorme armario dispuesto en su habitación algo de ropa para dormir, se disponía a entrar al cuarto de baño cuando escuchó llamándole la voz Misaki, y no pudo evitar sonreír…vaya que extrañaba sus conversaciones.


 


-Usagi-san…- fue como un murmullo, pero lo escuchó, y como tal se acercó hasta donde estaba su adorado castañito sentado a la orilla de la cama y se arrodilló ante el tembloroso muchachito de cabeza gacha.


 


-¿sucede algo?- preguntó suavemente el varón con una sonrisa  intentando ver el rostro de su ensoñación levantando su barbilla con su mano, viendo lo sonrojado de sus mejillas, contuvo apenas un suspiro de pura ternura, reprimiéndose después por tanta “cursilería”.


 


-yo….yo lo…siento-murmuró bastante cohibido.


 


Akihiko no podía negar que lo había sorprendido, y aunque  aquello le había quitado un pequeño peso del pecho, no consentía que fuera algo obligatorio u obligatorio…inconscientemente dejó escapar un pequeño suspiro de alivio.


 


-no deberías


 


-Usagi-san…-le interrumpió el menor. Akihiko volvió a callar sorprendió al notar que el castaño seguiría hablando aun con su mirada gacha y sin dejar de temblar- por favor…- la mirada curiosa del príncipe calló sobre el nervioso doncel- ¡por favor no te rindas conmigo!- Una perfecta “o” era dibujada por los labios del mayor, más cuando los ojos verdes acuosos y avergonzados se dignaron a mirarle-…solo espérame un poco más…-sintió las tibias manos del menor en su rostro, más exactamente sobre sus ojos, evitándole seguir con la tierna vista, más su sorpresa no disminuyó al sentir nuevamente los cálidos labios del menor sobre los suyos, apenas fue superado su letargo movió casi imperceptiblemente sus labios contra los otros. Lentamente tomó entre sus grandes manos las del menor para retirarlas de sus ojos y observar con detenimiento el rostro sonrojado y lloroso del menor, quien avergonzado le dirigía una profunda mirada esmeralda…se separó del menor y lo abrazó aa su pecho.


 


-no me rendiré…Misaki


 


Sintió al pequeño temblar entre sus brazos  y asentir…después relajado…podía sentir, con satisfacción, el acelerado corazón de su oji-esmeralda bombeando enloquecido contra el suyo…y no pudo evitar aflorar en su rostro una sonrisa idiota.


 


-Usagi-san, tengo sueño…- murmuró el menor contra su pecho.


 


-descansa Misaki, yo cuidaré de ti- exclamó el peli plateado y  con su ánimo renovado por, al parecer, la única persona que ahora podía hacerlo, retomó su camino al cuarto de servicio, no sin antes darle un vistazo al hermoso tumulto de cobijas reposando a un lado de la cama. Sonrió.


 


***************************************************


 


Aquél viaje no tardaría más de un día, él lo sabía…pero…¡¿Por qué demonios era ahora tan poco tiempo?¡


 


Hiroki movió nerviosamente sus manos, mientras miraba con la vista perdida a través de la ventanilla del elegante y cómodo  carruaje en el que iban. Sabía que el tiempo que tardaría en llegar a su hogar iba a hacer ridículamente mas corto que el que se tardaron en llegar aquella ocasión en la que habían empezado la misión, ¿la razón?, simple: ahora no tenía un camino específico que recorrer con muchas pruebas y demás visitas en busca de ayuda.


 


El atardecer a punto de caer por completo para dar paso a la oscura y tranquila noche le indicó, una vez más, que faltaba poco tiempo para ese gran “re-encuentro” con su familia. Le recordaba que mañana sería el día en que llegarían a Kamijuo.


 


Sintió la mano de su tritón tocar la suya y su vista se fijó prontamente en la de su pareja.


 


-no te preocupes más…todo estará bien


 


El castaño asintió. Nowaki le sonrió acomodándose frente a él tomó delicadamente su labios, situación que no pudo quedar así, pues poco se convirtió en una caricia más acalorada, hasta dejar las suaves mejillas de su amor coloradas, y a este mismo sentado sobre su regazo, totalmente avergonzada, seguramente, por dejarse llevar de nuevo…


 


Nowaki con una sonrisa pícara miró a su avergonzado amor, decidiendo que le gustaba mucho más verlo así que verlo preocupado.


 


*********************************************************


 


Era aproximadamente la una de la madrugada, cuando un apuesto príncipe abrió los ojos violetas, enrojecidos de sueño. Frunció un poco el ceño al verse despierto. Se quedó completamente quieto, al escuchar que realmente no “soñaba” con lo que escuchaba y volteó a ver a un lado suyo, donde debía reposar su Misaki, sonrió bobamente al recordar lo que había pasado hace algunas horas, más se vieron interrumpidos sus pensamientos al reparar mucho mejor en el menor…


 


-mmm…aaah…- unos leves sonidos se escuchaban provenientes del doncel, al igual que leves movimientos se percibían atreves de las pesadas cobijas. Akihiko lo miró curioso, y luego algo preocupado, cuando al levantarse para ponerse al frente del más joven, notó que estaba bastante sonrojado y agitado, además de que empezaba a transpirar…puso  el dorso de su mano contra la suave piel de la frente del otro más que rápido para comprobar sus sospechas, que como temía parecían ser ciertas…el menor estaba ardiendo en fiebre.


 


-Misaki, despierta- intentó preocupado moviéndole suavemente, debatiéndose si debía llamar a alguno de los chicos u ocuparse él. Quito dos de las gruesas sábanas tratando de descubrir un poco al menor para dejarlo respirar mejor…se sorprendió con el gemido de satisfacción que exclamó el menor inconsciente,  y como posteriormente  había tratado de quitarse a base de patadas la sábana traslucida que seguía mala acomodada sobre su cuerpo.


 


-M-Misaki…-había tratado otra vez el mayor, pero no había logrado mucho, más que otros sonidos salieran murmurados de los labios rosados del muchacho.


 


-aaah…mm…aah


 


Akihiko lo miró nuevamente…y por fin reparó en lo que pasaba,  ¡demonios!, Misaki no tenía fiebre…


 


El castaño claramente seguía dormido. Inconsciente de que emitía suaves gemidos que le ponían la piel de gallina a su ya no tan adormilado “compañero de habitación”, inconsciente de que se movía lánguidamente de un lado a otro friccionando “cierta” aparte de su cuerpo contra el mullido colchón en el que estaba, inconsciente de que el fascinado/asustado peli-plata no podía dejar de ver los redondos globos de sus caderas moverse suavemente ,aun cubiertos por la  fina sábana, como sus manos se apretaban fuertemente en las sábanas que cubrían, inconsciente de que Akihiko ya respiraba igual o más agitado que él…y que el apesadumbrado oji-violeta para evitar tocar esa perlada piel ,estaba tentado a encerrarse en el baño todo lo que quedaba de la jodida noche o aventarse por la ventana…lo que fuera más rápido…


 


Pero como no todo sería fácil para el joven príncipe, se quedó en su lugar cuando escuchó el lastimero gemido del menor llamarle. Tragó saliva.


 


-Usagi-san…


 


Akihiko había reparado en que el menor se había despertado y todo agitado, sin  más que con la “fabulosa” idea de apretujar el tumulto de sabanas, “ahí”, contra su piernas, le habló todo colorado… y él estaba a punto de imitar ese color…


 


-¿q-q-que…sucede, Misaki?- exclamó como pudo al ver al despeinado y sonrojado doncel con las piernas temblorosas hablarle. Y como autómata retrocedió un paso a la tentación.


 


-m-me siento…extraño- murmuró algo incómodo y con un puchero.


 


¡POR KAMI!... ¡el también sentía una parte de su cuerpo “extraña”!... ¡por favor que alguien le diga que tanta inocencia no existía en el jodido mundo!


 


-yo…esto…solo…tienes que…he…ya sabes…- exclamó  recalcando lo obvio, nerviosamente el mayor. Misaki le miró como si le hubiera salido una segunda cabeza y después abrió mucho los ojos sonrojándose como nunca lo había hecho en su vida, pero convencido de que decía la verdad y estaba desesperado por dejar de sentir “aquello”. Akihiko comprendió que estaba muerto…


 


-yo…yo no sé cómo…ayúdame…


 


**************************************************************


 


Había sido la hora más larga de su vida.


 


Cuando Nowaki le informó que podrían llegar aproximadamente en una hora a Kamijou su corazoncito empezó a  saltar en el pecho, y aunque se convencía que necesitaba estar bien para su bebé y Nowaki no podía dejar de sentir nervios. Al fin el precioso carruaje con cortinillas traslucidas que penas cubrían el interior, empezó a perfilarse n la entrada de aquél próspero reino.  Hiroki sentado desde su lugar se permitió observar un poco su pueblo, todos parecían concentrados en sus cosas como siempre, sin embargo cada persona que le veía no podía evitar sorprenderse al ver el precioso carruaje desfilar por esas calles y se hacían a un lado, reverenciando, suponía el castaño, el escudo de los usuarios de la magia que estaba expuesto al frente de tan elegante coche.


 


-¿estás bien?- preguntó Nowaki tomando su mano. Hiroki no pudo evitar sonreír y asintió.


 


-si…creo que mamá se desmayará…y después papá- exclamó con una risa nerviosa Hiroki. Nowaki le imitó. Muy pronto se vieron frente a los grandes portones de la entrada principal al palacio, y como era normal, sin intercambiar una sola palabra les dejaron entrar rápidamente. Hiroki pudo ver a un desesperado hombrecito, que identificó como uno de los guardias de los portones, entró como loco corriendo al interior del palacio, suponía a avisar a sus padres sobre el carruaje y la visita de un posible “mago”.


 


El carruaje se detuvo en la entrada. Se revolvió su estómago.


 


Muy pronto escuchó varias pisadas apresuradas de varias personas. Perdió la respiración al ver a sus padres más que exaltados observando fijamente hacia el carruaje.


 


-¿listo?-  escuchó vagamente que le preguntó Nowaki. El negó. El tritón le sonrió- calma, saldré yo primero- Hiroki no pudo hacer nada más que asentir. Los segundos pasaron lentos…lentísimos….hasta que vio la mano que le extendía su novio para ayudarlo a bajar…la tomó, bajó las escalerillas  más tembloroso que un nervioso conejo en invierno, con el rostro gacho, y después de un enorme suspiro levantó la mirada, para encontrarse con los rostros exageradamente sorprendidos de sus padres.


 


-¿H-Hiro- chan?- murmuró su madre. Fijó la mirada en su padre quien tenía un rostro indescifrable. Sonrió un poco…o al menos lo intentó. Apretó la mano que no lo soltaba y al fin habló…


 


-h-hola mamá…hola papá


 


.


.


.


Continuará…

Notas finales:

Que tengan un lindo día...

 

 

Misagi * *


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