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Abracadabra por MisagiRyuk

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Notas del capitulo:

Hola, hola, ¿cómo están gente bonita? :)


Ya me habia tardado un poco pero ya estoy por acá con otro de mis capítulos favoritos. Muchas gracias por leer y comentar. Pues bien, en este capítulo Ayami está en pelígro¡¡, si, la ciudad bajo el agua de Nowaki...y algunas sorpresitas más :), espero les guste el cap, nos leemos pronto..


saluditos.


Misagi * *

Capítulo 53: “Te quiero”


 


 


Si Misaki tuviera que describir con una palabra como fue su mañana, simplemente  hubiera podido decir: agobiante, seguido tal vez, de cansada, desesperante y posiblemente: vergonzosa. Esa mañana habían decido que podían pasar un poco de tiempo juntos. Después de haber tomado muy temprano el desayuno habían salido a sentarse bajo un enorme árbol de fresca sombra a comer alguna chuchería y platicar un poco sobre todo y nada.


 


Y entre charla y charla, se le había escapado ese secretillo: “Juro-san ayer me dejó ir a ver a Usagi-san”, cabe mencionar que nadie estaba preparado para escuchar  aquello y lo exteriorizaron cuando después de un aterrador y largo silencio, se lanzaron como posesos a hacer preguntas, las cuales, varias, ni siquiera entendió. Leves explicaciones, algunas preguntas incomodas, otras disculpas y unas cuantas lágrimas fue lo que aconteció después. Un “aun no despierta” regresó a todos al aparente estado de depresión el que se encontraban casi todos los días, pero como siempre Ritsu con su “todo estará bien” levantó los ánimos. Algunos minutos después y con un “ya es tarde, hay que regresar a las ocupaciones” todos se fueron yendo haya que se quedó solo… de nuevo. Algo pensativo. Sus mejillas  se colorearon de un tierno tono carmín. Ya sabía dónde podía ir.


 


Caminó lentamente, apreciando el amanecer y recordando bastantes cosas que habían sucedido durante todo el camino tanto de ida y vuelta en la “misión”, todos los  problemas que habían pasado, cómo lo habían superado, los amigos que había conocido…y de pronto nada de lo que estuviera pasando le parecía tan grave. Con  más ánimos, detuvo sus pasos cuando llegó justo enfrente de la tan conocida puerta blanca, mordiéndose los labios algo nervioso y ansioso, jugó un rato con sus  dedos hasta que una voz detrás de él le sorprendió tanto que no pudo evitar dar un pequeño grito.


 


-¿vas a entrar en algún momento, pequeño?


 


Misaki se sonrojó al ver el inútil intento de la bella elfo por disimular su risa al verlo seguramente saltar del susto.


 


-Juro-san…-murmuró avergonzado. La chica le sonrió radiantemente y abrió la puerta blanca para dejarle pasar. Misaki agradeció silenciosamente y apuró el paso. El oji-verde se preparó mentalmente para volver a ver al oji-violeta y lentamente se fue acercando a la cama donde se encontraba reposando, tal y como la última vez que le vio. Tan absortó estaba  que apenas y notó que Juro ya había cerrado la puerta y se encontraba por allí preparando algún medicamento para inyectarle al mayor. Misaki fue atraído por la inconsciente presencia de Akihiko y se limitó a sentarse a un lado de la amplia cama en una silla, mientras inconscientemente dejaba escapar un suspiro. Juro lo observaban en silencio y con una sonrisa en sus rostro…se debía de ser muy ciego para no ver que algo pasaba con esos dos…tan solo esperaba que todo siguiera el curso que debería seguir.


 


-Misaki…escucha, esta vez tengo que salir de la aldea junto con un grupo para ir a recolectar plantas medicinales, por lo que no podré estar acá, algunos elfos vendrán a ver más al rato a Akihiko para revisarle – el oji-verde le prestaba total atención- hazme el favor de avisar a alguien cuando vayas a irte…para que Akihiko no quede solo- le sonrió amigablemente. El castaño asintió como autómata, y agradeció a la bella mujer antes de que esta saliera por la puerta.


 


Entre pensamientos  y rememorando de anécdotas unas buenas y otras no tanto, las horas transcurrieron…y cuando menos se  lo imaginó se sintió cansado, aunque extrañamente relajado y con una sonrisa bastante confiada de que algo muy bueno iba a pasar. Se sentó en la orillita de la amplia cama y se dejó caer muy cerca  de la almohada en donde dormía su príncipe, lentamente fue cerrando los ojos teniendo como última campo de visión los brillantes y sedosos cabellos plateados…


 


***********************************************************


 


-¿estás lista linda?- la voz amable y algo divertida volvió a preguntar.


 


-S-si….no..¡NO, espera!- chilló nerviosa la pequeña rubia. El varón volvió a reírse.


 


-¿y ahora?- repitió.


 


-¡si!... ¡ahora sí!... ¡ESPERA!..¡Aun no!... ¡Nowaki-nii espera!


 


La carcajada del tritón se escuchó fuertemente acompañada de la del bello doncel a su lado. Mikoto había fruncido un poco el ceño haciendo un pucherito gracioso en los labios, con sus mejillas totalmente coloradas, ya que al parecer era el centro de burlas de esos dos.


 


Esa mañana los tres, a petición de la pequeña princesa de Kamijou, habían salido a pasear a las extensas praderas que hay a un lado del reino. Hiroki aún no podía sacarse de encima a su linda hermanita la cual, como él había predicho, enloqueció hace un par de días cuando le dijo que sería tía; cabe mencionar que la pequeña se había vuelto bastante sobreprotectora con “ellos”, como solía decirle ahora que sabía que estaba embarazado, tanto que apenas toleraba que el castaño anduviera solo… “solo si estás conmigo o con Nowaki-nii” solía decirle, aunque aún le causaba  mucha gracia que estuviera de acá para allá preguntándole si necesitaba algo, sus padres morían de la ternura al verla así.


 


En algún punto de su recorrido la pequeña casi había chillado de emoción al ver el cristalino lago y había rogado al tritón que le convirtiera en sirena al menos por un par de minutos, después de saber que su hermano había estado viviendo una buena temporada convertido en tritón junto a él, sentía mucha curiosidad de sentirlo también, obviamente no contaba con que estuviera tan….nerviosa.


 


Mikoto se encontraba sentada en la orilla con las piernecillas sumergidas en el agua, Nowaki estaba frente a ella, quien le daba la espalda y Hiroki, quizás augurando que la pequeña tardaría en decidirse, decidió sentarse al pie de un árbol cercano de por allí mientras reía divertido ante la escena que apreciaba.


 


-¡nii-chan no te rías!- reclamaba la pequeña con su pequeño puchero, obvio el castaño no dejó de reírse por eso. Nowaki pensó que la pequeña se parecía mucho a su hermano mayor cuando hacía pucheros…si, definitivamente adorables. De repente se le ocurrió la solución a todo aquello, y con media sonrisa  se acercó hasta donde estaba su amor, Mikoto lo siguió con la mirada.


 


-hey, Hiro-san, ¿por qué no entras con Miko-chan…quizá así no esté tan nerviosa?


 


El oji-avellana no había podido resistirse  a esos ojos azules tan brillantes y tampoco al tremendo grito de “¡¡¡SIIIIIII!!!” de su pequeña hermanita, hizo un puchero antes de aceptar la mano extendida de su guapo tritón para ayudarlo a levantarse.


 


-hay que ver…pequeña cobarde…-musitó en forma de broma a su hermanita.


 


-¡AAAH!...que no soy cobarde ¡nii-chan!, que quede claro que solo quería que me acompañaras para no estar sola- exclamaba haciéndose la ofendida la linda rubia.


 


La pequeña risa de Hiroki inundó el lugar.


 


Nowaki transformó primero a Hiroki para que la niña viera como era el proceso. La pequeña alucinó cuando vio a su “hermoso” hermano con su brillante aleta con destellos dorados, tanto ella como Nowaki estaban totalmente de acuerdo que el cabello ligeramente más largo le sentaba extraordinariamente al bello doncel, sin contar que Mikoto casi enloquece cuando pudo distinguir la pequeña curva que sobresalía del chalequito dorado que llevaba Hiroki acompañada de la hermosa estrellita azul. Entre jugueteos, charlas y muchos, pero muchos “¡un ratito más, por favor!” de la pequeña al fin salieron del agua y se prepararon para regresar a casa.


 


Llegaron justo a la hora de la merienda, y después de una brevísima reprimenda por parte de la reina y un “siéntense, ya está servido” de Neji-sama muy pronto fue olvidado el asunto y disfrutaron de la comida mientras la pequeña comentaba a su padres entusiasmada lo que habían hecho durante su paseo. Era completamente increíble lo mucho que podía cambiar una vida, Nowaki le dio un vistazo a la hermosa familia de su castaño…todos riendo y platicando felices, Neji comentándole algo sobre política a Hiroki, mientras este le hacía alguna travesura disimuladamente a su hermanita por debajo de la mesa, quien a  su vez ponía un adorable puchero ya que era regañada suavemente  por la correcta y amorosa reina.


 


-¿…no es verdad, Nowaki?


 


La voz de la mujer lo había despertado de su ensoñación, rio  de sí mismo cuando todos se echaron a reír al “atraparlo” distraído.


 


……………


 


Ya todas las luces se encontraban apagadas, pasaban de las tres de la mañana cuando Hiroki despertó, entreabrió sus ojos avellana forzándolos aun poco en la  oscura  habitación alumbrada levemente por la luz de la luna, frunció inconscientemente el ceño al no encontrar a su azabache tritón acostado a su lado, palpando las  sábanas de a lado que estaban aun medianamente tibias.


 


-¿Nowaki?...- preguntó en la oscuridad. Pareció escuchar algunos murmullos afuera y poniéndose de pie lentamente, su cuerpo se estremeció cuando sus pies tocaron el frío suelo. Se dirigió hacia a la ventana sorprendiéndose cuando  vio a  Nowaki un poco más apartado del jardín principal, forzó un poco más su adormilada vista para distinguir que frente a su novio se encontraban dos sujetos que, por su vestimenta, parecían ser de la guardia de magos tritones . Una creciente preocupación e intriga apareció en su pecho, y tal como estaba bajo rápidamente las escaleras para ir saber que sucedía… ¿Por qué guardias de Ayami había venido hasta acá?


 


Muy pronto Hiroki se vio en los jardines de su casa a escaso metros de distancia de los otros tres sujetos… ¿o cinco debería decir?, pues ahora estando más cerca pudo darse cuenta que  tres hadas sirenas acompañaban a los otros dos hombres. Sus dientes castañearon por la ventisca helada, se mordió los labios y abrazó a sí mismo, no podía creer que se le hubiera olvidado traerse algo abrigador para salir o siquiera sus zapatos, sus pies se movían nerviosos contra el húmedo pasto.


 


-¿Hiro-san?


 


Nowaki al fin le había volteado a ver, y no es que Hiroki se regocijara de conocer bien a su tritón, pero esta vez no le pudo esconder alguna palpitante preocupación…y eso le hizo fruncir el ceño, mirando al extraño séquito frente a ellos, quien al verle bajaron su cabeza en signo de respeto hacia él.


 


-Hiroki-san…- exclamaron todos casi al mismo tiempo que reverenciaban.


 


-buenas…n-noches…-murmuró casi sin saber que decir, y enseguida su vista se fijó en su tritón, quien había ido a su encuentro rápidamente quitándose algún tipo de capucha que traía encima y abrigándola con esta -…¿Qué sucede Nowaki?...- preguntó suavemente pero su tono preocupado no desaparecía. El menor le ignoró mientras lo abrazaba con fuerza, Hiroki frunció el ceño…quería una respuesta.


 


-no deberías haber salido…hace mucho frío y estás descubierto- miró hacia sus pies desnudos sobre el pasto- y descalzo…


 


-Nowaki -insistió en un tono más serio. Sus ojos se encontraron, y los ojos azules preocupados se reflejaron en los avellana.


 


-vamos, adentro de explico- le susurró. Hiroki asintió y emitió un pequeño gemido de sorpresa cuando se vio levantado en los brazos de su tritón, si hubiera estado en sus cinco sentidos seguro le hubiera reclamado al oji-azul por cargarlo y mucho más en frente de  cinco de sus subordinados, pero solo se le quedó viendo fijamente…le  hizo un leve asentimiento a los cinco sujetos allí, pronunciando un leve- enseguida estaré con ustedes


 


Mordió sus labios nervioso, ¡¿Qué pasaba?!


 


…….


 


Al fin llegaron a la habitación. Nowaki había dejado a su preciosa carga en sus brazos sentado en la cama, mientras se pasaba las manos por la cara de manera frustrada y deambulaba de acá para allá en la habitación. Hiroki lo miraba curioso y preocupado.


 


-¿Qué sucede Nowaki?


 


El oji-azul se detuvo por un momento y emitió un ligero suspiro y le sonrió levemente a su castaño hincándose enfrente de él y sujetando sus manos.


 


-Hiro-san..


 


-¿sí? -murmuró el otro sin despegar su vista de los orbes azules.


 


-primero, por favor… necesito que me prometas que no te vas a alterar demasiado, ¿sí?, sabes que les hace daño- murmuró muy suavecito acariciando con una mano el vientre donde reposaba y crecía su primogénito.


 


-me estás poniendo más nervioso así Nowaki… ¿Qué pasa?- preguntó con su puchero. Nowaki sonrió un poco, sí, eso intuía.


 


-escucha…necesito volver a Ayami


 


El tritón lo había pronunciado lentamente para darle tiempo a su castaño de que asimilara la noticia. Hiroki abría y cerraba la boca con sus ojos llorosos, quizás pensando en qué decir…la pregunta “¡¿por qué?!” se atoraba en su garganta y sin embargo solo pronunció otras palabras.


 


-faltan solo 3 días para la reunión en Usami…- murmuró. Nowaki sabía que su novio  había tenido un atisbo de nerviosismo, juntó sus labios en un rápido beso, mientras buscaba la mirada algo perdida del castaño.


 


-lo sé amor, por eso me preocupa tener que volver justo ahora…pero es necesario. Tu sabes que todo estará bien allá, ¿verdad Hiro-san?- el mayor  asintió al fin mirándole- sabes también que tu presencia es la requerida y si llegara a aparecerme por allá a tu lado no creo que algo bueno suceda


 


-si…eso intuía- murmuró- pero…


 


-lo sé…Hiro-san, sabes que no me iría de ser realmente necesario


 


-¿Qué sucede?... ¡¿pasó algo en Ayami?!- preguntó Hiroki esta vez algo conmocionado. Nowaki lo tranquilizó lentamente.


 


-calma…Hiro-san, no quiero que te estreses- exclamó haciendo un puchero y narró lentamente lo poco que sabía- hace un par de días…intentaron invadir Ayami


 


-¡¿qué?!....¡¿quiénes?!...¡¿Hisa-san está bien?!- Hiroki hizo amago ponerse pie alterado con sus ojitos húmedos de la preocupación, pero el tritón no le dejó- ¡dime!


 


-está bien, pero tranquilízate, por favor…al parecer un grupo de tritones de los pantanos del sur se enteraron de que no estoy allá, el ejército de magos tritones defendió Ayami y logró que se dispersaran justo antes de que se tomara el palacio, parece que mi madre está algo alterada y temo que tenga algún ataque de pánico…y que quieran volver a atacar


 


-por Kami…entiendo…entiendo…-Hiroki mordió sus labios fuertemente. Él no era una persona débil ; cierto era que el embarazo le estaba haciendo algo sensible, pero era perfectamente capaz de comprender el asunto, si el mismo estaba a cargo de la protección de su reino, lo más importante ahora era garantizar la seguridad de Ayami…de antemano ellos sabían que algo así pasaría constantemente dado la decisión que habían tomado, ellos dos a cargo de sus respectivos reinos, significaban un ir y venir de un lugar a otro…no tenía nada que reprocharle a su amado tritón…es más  estaba bastante angustiado con todo el asunto, después de todo se había encariñado muchísimo con su “familia política”.


 


-¿y Suki-chan?... ¿él está bien?- preguntó preocupado por el bonito doncelito que lo llamaba con cariño “Hiro-nii”. Nowaki sonrió levemente asintiendo.


 


-está bien…las hadas sirenas han estado con ellos estos últimos días todo el tiempo, dicen que se está tomando muy enserio su “trabajo” de cuidar a mamá- exclamó con gracia. Hiroki le devolvió la sonrisa y abrazó con sus mejillas sonrojadas al menor, dejando su cabeza en su pecho.


 


-no te preocupes por mi, baka…todo estará bien, ya lo has dicho, además hay mucha gente también junto a mí, vete tranquilo, y saludo a Hisa-san de mi parte – le sonrió lindamente.


 


-eso hare…te prometo que estaré tan pronto pueda junto a ti, ¿sí?...como sea, espérame en Usami, ¿bien?- Hiroki tuvo un atisbo de sorpresa y asintió levemente con sus mejillas sonrojadas.


 


-no tienes que venir tan pronto, baka- murmuró todo colorado. Nowaki rio levemente.


 


-yo creo que si - seguido el menor pegó sus labios fuertemente a los de su novio, empezando un beso apasionado y acalorado, el mayor gimió vergonzosamente contra los labios de su tritón cuando este coló sus manos por la holgada camiseta que utilizaba para dormir, se separaron después de varios segundos, totalmente agitados e insatisfechos.


 


-te amo…te veré pronto amor, cuídense, yo  también lo estaré haciendo desde lejos…recuerda- le guiño un ojo, refiriéndose al anillo azul brillante de “compromiso” que le había obsequiado a Hiroki. El castaño recordó rápidamente como había quedado prácticamente con la boca abierta cuando aquél día Hisa-san le  había explicado entre gritillos emocionados que ese anillo era bastante especial, pues solo un mago poderoso podía forjarlo, se trataba de un sortija con el poder de almacenar magia en el pequeñísimo contenedor que hacía de franja, por eso brillaba en color azul…prácticamente Nowaki podía “sentir” si se encontraba en peligro o alterado de alguna manera, era un anillo bastante práctico…casi un gemelo del propio  que utilizaba Nowaki para canalizar su poder. Y  como recurso final este podía “autodestruirse”, liberando la magia,  para defenderle.


 


-yo también…te amo…-le susurró todo sonrojado. Nowaki asintió y al fin salió de allí. Se asomó por la ventana, hasta que le vio reunirse afuera, sus ojos se encontraron con los azules. Y al fin desparecieron de allí…


 


Suspiró pesadamente jugando con los dedos de sus manos, cerró la ventana, se sentó en la cama…se le había ido el sueño…


 


Valla que tenía cosas que decirles a sus padres al amanecer.


 


Sonrió nerviosamente, mordiéndose los labios.


 


*******************************************************


 


Las lluvias de agosto al fin habían llegado. El cielo estaba oscurísimo sobre el castillo del reino Takatsuki, y aun así se podía escuchar algunas voces perdiéndose entre las sonora tormenta que azotaba las fachadas de las torres.


 


-majestad, mi señora, la tormenta ha arreciado… ¿será cancelado el día de las auditorías?- preguntó el fiel capitán de la guardia, muy cerca del oído de la rubia y joven monarca. La oji-gris hizo un leve movimiento con la mano, aun cómodamente sentada en el trono que ocupaba en esos momentos y respondió tranquilamente.


 


-avísenles a todos por favor que pueden pasar a retirarse si así lo desean, tendrán mayores preocupaciones en su hogares, seguiré escuchando sus peticiones el día de mañana y el posterior, de ser pertinente. Si es de calidad urgente…los atenderé ahora


 


El hombre había dado una profunda reverencia antes de retirarse. Risako  emitió un gran suspiro y espero algunos minutos para ver si alguno de los habitantes del reino se acercaba a ella, tal parece que todos se habían decido por venir después, se levantó levemente del ya incómodo asiento en donde estaba cuando las enormes hojas del portón frente a ella rechinaron para abrirse, rápidamente tomó asintió con la postura “perfecta de una reina”…más una tierna sonrisa se asomó en su cara al ver el conocido rostro frente a ella. A algunos metros de distancia se encontraba una madura mujer que no debería pasar los cincuenta años, los cabellos oscuros con hilos plateados de la edad peinados en una moña alta, alunas arrugas y una honesta sonrisa en sus labios.


 


-Risako-sama…-saludó respetuosamente la mujer con una sonrisa un vez que la tuvo enfrente. Risako tuvo la decencia de reírse un poco antes de responder.


 


-¡Fuyo-san, no juegue conmigo!- rio realmente contenta de verla- sabe que puede decirme solo Risako


 


-no me tientes a irrespetar a la realeza, cariño- sonrió igual de contenta la mujer. Risako emitió un gemido tierno antes de levantarse y abrazar fuertemente a la mujer, a al cual consideraba casi como segunda madre.


 


-¿ocupa algo?- preguntó preocupada la joven monarca. La mujer movió su mano en signo de restar importancia al mismo tiempo que negaba con la cabeza.


 


-para nada cielo, solo pasaba a visitarlas- exclamó sincera. Risako supo que hablaba de ella y de su madre. Sonrió.


 


Fuyo-san, era la madre de su mejor amiga de la infancia, algunos meses después de que Shinobu hubiera desaparecido la tierna mujer había venido hasta su casa a decirles con el corazón destrozado que  Aina, su pequeña hija, la mejor amiga de Risako, había muerto. Aquello había sido un duro golpe para la rubia, pues Aina había sido durante mucho tiempos su confidente y única amiga, era la única que sabía la porquería que vivía todos los días con su padre en el palacio, pues no dejaba de decir y hacer “estupideces”…ahora que más la necesitaba…había quedado sola…sin su hermano y…sin su mejor amiga. Ella sabía que Aina tenía una rara enfermedad que poco a poco la debilitaba y la hacía perder la capacidad de sostenerse en pie…por lo que los últimos días que le vio fue a visitarla ,a  platicar con ella y quizás compartir la merienda de vez en cuando.


 


Risako miró los ojos azules cansados frente a ella…tan parecido a los de su linda amiga y se permitió recordar en medio de un tumulto de sentimientos un recuerdo específico…que, en su momento, la hizo perder las esperanzas no tan solo en su padre, sino en cualquier posibilidad de querer ser “reina”…


 


//Flash-back//


 


-padre


 


La suave voz de la chica sonó con eco en la silenciosa oficina de su padre, quien a verla mostró una espléndida sonrisa y dejó los papeles en los que se encontraba ocupado. Risako mantuvo su rostro inmutable, era hasta ese momento en el que al fin se ponía a pensar en lo que le decía su hermanito entre lágrimas “¿Risako-nee, por qué papá nunca me mira con una sonrisa, como a ti?”…nunca tuvo el valor para decirle que ese hombre era un idiota que lo consideraba un monstruo.


 


-dime, hermosa princesa… ¿Qué necesitas?


 


Ese tono le enfermaba a la rubia, por lo que solo intentó no hacer notorio su ceño fruncido y lo dejó pasar, después de todo, necesitaba de ese “amor” que le profesaba su padre para permitirle hacer lo que pretendía:


 


-padre, solicito tu permiso para salir del palacio


 


-dime la razón, si no tengo inconvenientes, se hará cariño, lo sabes- le respondió, poniéndole atención. Risako pensó que era un jodido sínico…aun no podía creer que su hermano llevara casi cuatro meses desaparecido y a él eso le tenía sin cuidado. Se tragó algunas lágrimas que querían salir de sus ojos.


 


-…hoy será el funeral de Aina- exclamó bajando la cabeza.


 


-¿y?


 


Los ojos grises intensos se levantaron con un gesto incrédulo y poco a poco rebasando lo furioso.


 


-¡ERA MI MEJOR AMIGA!... ¡¿si quiera lo sabías?!


 


Kotaro hizo un gesto molesto y vio por primera vez que su hija iba con un vestido negro, al igual que una cintilla  en su cabello rubio y ondulado, bufó cruzándose  de brazos, no le gustaba reprender a su hija “perfecta”.


 


-Risako, desde un principio te dije que dejaras de perder el tiempo con esa mocosa de la clase baja…menos mal que…


 


-¿¡MENOS MAL QUE SE MURIÓ?!...¡¿eso querías decir?!- exclamó ella con los ojos surcados de lágrimas, ¿clase baja?... ¿CLASE BAJA?, desde cuando juzgaba a sus amigos dependiendo del dinero que tuvieran en el bolsillo. Su padre tenía el rostro inmutable.


 


-pues sí, menos mal que ya no estarás perdiendo el tiempo, ya te he dicho que tienes que prepararte para cuando te toque hacerte  cargo del reino. Tu abuela está esperando que yo le avise para poder entrenarte, conseguir un buen muchacho para ti y puedan casarse. Así van a ser las cosas. No podrás evitarlo. Entre más pronto comiencen, más rápido te convertirás en la reina perfecta.


 


Risako no daba crédito a lo que estaba escuchando.


 


-¡¿te estás escuchando?!...¡tengo quince años!, no pienso casarme por conveniencia NUNCA…¡¿ME HAS ESCUCHADO?!


 


Tan pronto había terminado de hablar su padre la había dado una fuerte bofetada. Sus ojos lagrimeaban, su cara estaba volteada por el gran golpe y apostaba que tenía la mejilla rojísima y que pronto tendría que batallar con alguna hinchazón, no podría creerlo…su padre la había golpeado…Ardía…dolía de muchas maneras diferentes.


 


-Es momento en que deje de consentirte Risako, debes aprender a obedecer a tu padre, incondicionalmente. De esta manera no habrá razones para que tu futuro marido tenga que reprenderte por ineficacia o simplemente por hablar cuando no se te ordena.


 


Los ojos grises estaban enormemente abiertos, Risako mantenía su  mano sobre su adolorida mejilla, sin embargo, tampoco se pudo callar esta vez…


 


-como mamá… ¿no es verdad?, cuando ella dice algo que no te gusta, o que no te conviene la “reprendes”…y la “reprendes” tan fuerte que las nanas tenían que llevarnos a Shinobu y a mí a una habitación al otro lado del castillo para que no la escucháramos llorar y gritar que intentaría ser mejor esposa, madre y reina…¿¡no es verdad?!- Los ojos grises inyectados de furia y lágrimas amargas que cubrían sus mejillas no hacían más que retar al hombre, que ya se encontraba de pie, mirando fijamente a su hija.


 


-tu madre debe aprender…


 


-¡tú debes aprender!... ¡aprender…que no puedes dar órdenes a quienes quieras!, ¡no puedes controlar a una persona!


 


-puedo y lo haré, Risako. Si es por el bien del reino, no importan los métodos- el hombre se acercaba a pasos agigantados a donde estaba ella, con alguna cinta de gomilla que tenía en el escritorio en la mano, usualmente era utilizada para “educar” a los caballos.


 


La rubia retrocedió aterrada, quería irse de allí, quería estar con Aina, quería que Shinobu estuviera aquí…


 


-¡a-léjate!...


 


¡Déjame en paz!...


 


¡no voy a casarme con nadie!...


 


¡HAYYY..!


 


¡HAYYY…¡está bien haré lo que me digas!…


 


¡BASTA!...


 


¡NO ME PEGUES!...


 


¡me duele m-mucho!


 


¡Mamá!...


 


¡no me pegues, por favor!


 


¡MAMÁAA!...-


 


//Fin flash-Back//


 


-¿Risako?, cariño, ¿estás bien?


 


La dulce voz de la mujer la sacó de sus pensamientos. Risako asintió con una gran sonrisa y se limpió algunas lágrimas que habían surcado sus ojos al recordar aquello, frunció su ceño, al mismo tiempo que acariciaba sus brazos…como si pudiera sanarlos con eso después de tanto tiempo.


 


-sólo…recordaba los métodos pocos ortodoxos de Kotaro


 


Fuyo hizo un gesto lastimero en su rostro. No sabía con exactitud en que momento Risako había empezado a llamar a su padre solo por su nombre. Suponía que en algún momento había sentido que había luchado sola contra el mundo. Era tan joven cuando se hizo cargo del reino. Estaba segura que no hubo muchos ciudadanos que lloraran la muerte de su rey cuando este fue encontrado asesinado por uno de sus socios en su despacho, ni mucho menos se negaron a que Risako llevara las riendas del reino cuando Tsume calló enferma de tristeza. Risako era una reina sabía, hermosa y justa…demostró con hechos que una mujer no debe estar sublevada a un hombre para poder hacer bien su trabajo. Nunca dejó que le dijeran que era la reina perfecta…más no demeritaba que le dijeran, más bien, entusiasta.


 


-¿he escuchado que  sigues buscando a Shinobu?- cambió de tema la mayor. Risako sonrió felizmente, enseñando casi todos los dientes. Un gesto lindo que tenía desde pequeña, pensó Fuyo.


 


-sí, no he tenido suerte…aun, pero algo me dice que lo veré muy pronto…estamos destinados a reencontrarnos y ser la familia feliz que siempre soñó mamá- exclamó la oji-gris. Fuyo sonrió.


 


-¿destino, eh?


 


-si…


 


***********************************************


 


Sintió una fría corriente de aire frío, su cuerpo se estremeció una vez más.


 


Unas terribles nauseas lo atacaron.


 


Intentaba moverse, abrir los ojos. Pero le parecía una tarea titánica. Sintió su cuerpo terriblemente agotado y pesado, como si tuviera años y años de estar dormido sin despertar. Su memoria se activó como por arte de magia… ¿dónde estaba?... ¿después de todo si había muerto?... ¿el derrumbe allá  con Taya, si había podido con el después de todo?... ¿y los chicos y Misaki…?


 


-M-Misa..Misaki…- intentó llamarlo desesperadamente. Sintió un terrible dolor en todo su cuerpo entumecido, ¿Dolor?...eso no podía sentirlo estando muerto, ¿cierto?


 


¿Entonces?


 


Sintió una repentina calidez en el pecho, junto con una  pequeña presión…para nada desagradable, pero un peso al final de cuenta.


 


-…Usagi-san


 


Escuchó su nombre en un breve murmullo… ¿MISAKI?


 


Tenía que abrir los ojos, se forzó a sí mismo a hacerlo, primero lentamente…y lo logro, pero todo era sumamente borroso, poco a poco todo se hizo más nítido…pero todo estaba oscuro…seguramente era de noche, intentó mover el cuello hacia un lado  y vio una pequeña linterna cómo única fuente de luz, había artilugios médicos, logró distinguir, bastantes muestras de plantas allí. Volteó hacia el otro lado, justo donde sentía esa pequeña presión en su pecho…y entonces lo vio…


 


 Sus adormilados ojos se abrieron  de par en par sorprendidos…


 


“Misaki”


 


Su bello doncel estaba recostado a su lado, tranquilamente dormido, su cabeza estaba recargada sobre uno de sus brazos,  y una de sus manos  reposaba en su pecho, dichoso él por despertar de lo que creía el infierno y encontrarse con su amor…junto a él.


 


Intentó mover sus brazos, sus piernas….su mano siquiera, para poder acariciar el rostro de su lindo oji-verde. No podía. Gimió de pura frustración, tan solo se quedó allí observando el impasible rostro dormido del doncel.


 


-Usagi-san…


 


Akihiko estaba sonriendo por la pura expectación, observó como el menor comenzaba estirarse y se sentaba rápidamente en la cama, cómo recordando dónde estaba y qué rayos hacía allí…y entonces sus miradas se encontraron.


 


-¿U-usagi-san?- preguntó con su voz temblorosa, como si fuera tan increíble el suceso…sus ojos estaban llenos de lágrimas. Y sin pensarlo mucho se abrazó con fuerza a él, estuvieron así por algunos minutos hasta que…


 


-Misaki, que maravilloso es despertar a tu lado…- le susurró con brutal honestidad. El menor no hizo más que sonrojarse furiosamente.


 


-¡p-pero que cosas dices, baka…!- el menor se levantó nerviosamente de la cama en donde estaba sentado y fue hacia la pequeña bandeja a un lado de la cama con un trapo, lo escurrió cuidadosamente y comprobó poniendo el dorso de su mano sobre la frente de Akihiko…tenía fiebre, Juro-san le había comentado que eran las secuelas de la infección, que no tenía que preocuparse mucho por eso.


 


Akihiko casi gimió de gusto cuando el frío paño tocó su acalorada frente.


 


-te amo…Misaki…gracias por estar a mi lado


 


El castaño juró que su cuerpo temblaba enterito, se mordió los labios para no gritar…


 


-tienes fiebre…no te muevas demasiado, aunque no lo creas estás muy herido, tardará un poco para que vuelvas a moverte con total libertad


 


-¿has estado viniendo a verme, Misaki?- preguntó Akihiko curioso y casi complacido cuando vio sonrojarse al menor.


 


-no…tanto así, Juro-san…etto…tu médico no nos dejaba entrar a verte por tu delicado estado…bueno, solo a mí me ha dejado verte…- exclamó escondiendo sus avergonzados esmeraldas del fascinado príncipe. Quién sentía la necesidad de desenmarañar al castaño por completo esa noche.


 


-¿quieres contarme por qué?


 


-yo…al principio, me sentía culpable, pensaba que el que tu sufrieras todas esas lesiones…se debía a mí- exclamó con tristeza.


 


-¡no fue tu culpa!...yo quise hacerlo


 


-lo sé…pero era simplemente lo que pensaba


 


-entonces vienes a verme por lástima…- exclamó con su rostro entristecido. Misaki entornó sus ojos muy grandes y se subió a la cama poniendo su rostro sobre el de Akihiko, ya había visto ese rostro lloroso una vez, y había sido ocasionado por su culpa, esta vez se tragaría su cobardía y hablaría lo que tenía que hablar. No lo quería seguir lastimando inconscientemente.


 


El oji-violeta se sorprendió de la mirada decidida, pero llena de lágrimas del menor.


 


-¡No!…no fue lástima… ¿Qué crees que sentí yo al verte sumamente mancillado?...o aun peor…cuando estabas a punto de caer del acantilado…- hizo un puchero en sus labios- jamás tendré las palabras correctas en mi boca para responder algo, soy bastante idiota con estas cosas Usagi-san…- Akihiko mantenía sus ojos abiertos, estaba sorprendido…-¿te acuerdas de Raku?...lo que pasó… ¿lo que te pedí aquella vez? – Akihiko hizo un leve esfuerzo y recordó “¡por favor no te rindas conmigo!...solo espérame un poco más…”, ¿podría ser?...su corazón palpitó con fuerza.


 


-ya no tienes que esperar más, Usagi-san…- exclamó sumamente tembloroso y sonrojado.


 


-Misaki…-murmuró sorprendido.


 


-tú ya lo sabías de todos modos…- Misaki se acercó al oído del mayor y le susurró con su conocida timidez…-yo no sentía lastima por ti, estaba preocupado…y egoístamente…cuando despertaras quería ser la primera persona que vieras…


 


Akihiko pensaban que seguía soñando…pero no, era la realidad, la jodida y sorprendente realidad. Misaki volvió a la postura de antes y con su cara a punto de estallar de lo sonrojada que estaba, dejó un beso cortito en los labios contrarios.


 


-Usagi-san, te quiero…


 


Maldición…la realidad si supera a la ficción. Comprobado…


 


.


.


.


 


Continuará…

Notas finales:

¡oh bien!, ¿quien piensa que Misakito ya no tiene escapatoria del hermoso conejo? xD, espero les haya gustado la conty.

Nos leemos pronto

reviews?

Que tengan un lindo día :3

 

Misagi * *


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